no abras nunca esa puerta

Page 33

Quiso contestarle como debido, pero le faltó la voz. La rabia en su pecho era como el fuego de un volcán. –¡Confesá! ¿Cuántos litros te tomaste? Risas, cuchicheos. Se levantó, los ojos llameantes: –¡Ustedes...! Pero entonces le volvió el mareo. –¿Qué pasa con nosotros? –¡Salí de acá, inservible! –¡Haragán! –¡Borracho! Ciego de furia: –¡Ustedes...! –comenzó. La cabeza le daba vueltas, más y más rápido. –¡Hablá, te escuchamos! Salió del galpón casi a ciegas.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.