Llorón de principio a fin Esta historia trata sobre un conejito muy sensible que con frecuencia estaba triste por el mal hábito de apegarse de forma poco saludable a las personas, cosas, circunstancias que le daban seguridad. Este conejito se afligía mucho por cada cambio y sufría a causa de eso. Y su sufrimiento era tan grande que los demás le juzgaban de llorón, sin poder comprender lo que el conejito sentía. El grado de dolor que alcanzó el conejito llegó a su cúspide cuando “perdió” a uno de sus amigos a causa de la mudanza de la familia del mismo. Al verlo tan desconsolado, el búho sabio del bosque, que fue el único que alcanzó a comprender por qué el conejito se sentía afligido, intervino para explicarle que todo tiene un principio y un fin, que todo lo que está vivo está sujeto a cambios y nada es permanente excepto el cambio; la vida suele cambiar las cosas y remplazarlas por otras para ayudarnos a evolucionar. La causa de la tristeza es el apego que nos genera esa sensación de pérdida cuando algo cambia. Todos tenemos esta tendencia a desear que aquello que nos gusta o nos hace sentir bien, sea eterno y no cambie. En la medida en que nos aferramos a las circunstancias, personas o cosas
experimentaremos significativa cantidad de dolor emocional cuando éstas cambian. ¿Qué es aquello que hay detrás de este apego a las cosas? Ni más ni menos que la búsqueda de seguridad y certeza. Incluso cuando se llora la pérdida o muerte física de un ser amado, hay detrás de esta tristeza una sensación confusa de desconcierto e inseguridad acerca de cuál será el propio destino. No nos preocupa necesariamente el destino del difunto, sino el nuestro que ahora pierde el confort de la seguridad que aportaba a nuestra vida esa persona y se rompen nuestras rutinas. Es importantísimo hablar con los niños sobre esta ley de la vida y alentarlos a amar mucho, pero permanecer siempre listos para soltar lo que amamos cuando la vida o nuestro bienestar así lo requieran. Es muy importante también prestar atención y buscar un correcto balance en cómo explicamos esta ley natural a los pequeños ya que sería igualmente problemático que los niños asuman, el dejar ir a los que amamos, como una idea amenazadora y los lleven a tomar distancia con otros, encontrando dificultades para intimar, creando un falso sentido de seguridad. En la medida en que los padres modelen la actitud de desapego frente al cambio, como algo normal, sin dramatizar demasiado sus pérdidas por altas que sean, el pequeño podrá construir un sentido de seguridad y la sensación de que no hay nada que temer dentro de este proceso continuo. Además de esto, es de vital importancia ayudarles a cerrar cada ciclo de cambio con agradecimiento por lo que una vez se gozó.
Guía para padres & maestros de las Historias con inteligencia emocional para vivir mejor
por Silvia Larrave
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