
2 minute read
El zigzagueante camino hasta la proclamación de la República
SANTO DOMINGO. Con Juan Pablo Duarte en el exilio, y ante la realidad de las infructuosas diligencias del patricio en conseguir apoyo en el extranjero, los trinitarios tuvieron que buscar sostén interno para lograr el objetivo de la independencia, y esto significó hacer acuerdos con grupos que, aunque con la misma meta separatista, mantenían visiones distintas a los ideales duartianos.
De este modo, semanas antes de la proclamación de la independencia dominicana en la Puerta de la Misericordia, Francisco del Rosario Sánchez, quien lideraba a los trinitarios en ausencia de Duarte, extendió lazos con los conservadores.
Advertisement
Separados, pero no solos
Tomás Bobadilla pertenecía al grupo de los afrancesados, que buscaban la separación de Haití, pero bajo el protectorado de Francia. Con este grupo también estaban Buenaventura Báez, rico hacendado de Azua; Manuel María Valverde, sacerdote; José Caminero, médico y traductor de los tribunales de la República, y el abogado y comerciante Manuel Joaquín Delmonte. Este grupo había firmado un manifiesto, el 1 de enero de 1844, anunciando sus propósitos basados en el
Plan Levasseur, rubricado en el Puerto Príncipe el 15 de diciembre de 1843, en el que aceptó los términos de un acuerdo presentado por el cónsul francés Andres Nicolas Levasseur en el que Francia suministraría protección, dinero y armamentos para la separación de Haití, a cambio de la cesión de la bahía de Samaná.
Al enterarse los trinitarios de este plan, adelantaron su proyecto, y, dos semanas después, publicaron el Manifiesto del 16 de enero, en el que dejaban clara la intención de independencia soberana.
“Los aprestos para un golpe por cuenta exclusiva de los duartistas fueron resultado, según narra José María Serra, de que, en fecha indeterminada, Manuel
María Valencia, uno de los diputados afrancesados, transmitió al banilejo José Heredia que Báez y los suyos planeaban derrocar el dominio haitiano conforme al Plan Levasseur el 25 de abril de 1844”, reseña el historiador Roberto Cassá en su libro “Antes y después del 27 de Febrero”.
En cuanto al porqué Bobadilla apoyó a Sánchez y los trinitarios, Cassá refiere que “no han quedado esclarecidas las razones que llevaron a Tomás Bobadilla, reputado abogado y colaborador del Gobierno haitiano, a «irse con los muchachos», tal como él lo anunció. Detrás de él se situaron otros contados letrados que aceptaron comprometerse con el golpe planeado por Sánchez y sus compañeros”.
Difundido el Manifiesto del 16 de enero de 1844, y ante la división de los conservadores entre afrancesados, proespañoles y quienes suscribieron su apoyo a los trinitarios, el zigzagueante camino a la independencia parecía más claro.
Los preparativos
En los primeros días de febrero, desde su escondite, Sánchez, a quien las autoridades haitianas presumían muerto, conformó un comité revolucionario que se encargó de coordinar las acciones con distintos sectores, tanto lo militar como la población civil de la ciu-
(Pasa a la página 8)