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Miércoles 1 de junio de 2011

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HURACANES: REEDUCAR LA CONCIENCIA PREVENTIVA

Ed.

Nuestra opinión. JEAN SURIEL

l comienzo y el final de la Temporada de Huracanes para el océano Atlántico, el Golfo de México y el mar Caribe fueron instaurados por la Organización Meteorológica Mundial desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre, para identificar un período en el cual la región se ve afectada por los ciclones tropicales. La particularidad que tiene República Dominicana en cuanto al tema, es que se ubica en la misma trayectoria de los huracanes, realidad que cada año se evidencia con el acercamiento de los fenómenos atmosféricos y que, en ocasiones, conlleva a consecuencias desastrosas con el impacto de alguno de ellos. Sin embargo, pese a estar en alto riesgo a la llegada de un ciclón tropical, por más de seis meses, las familias dominicanas carecen de un plan especializado y permanente para reaccionar en el momento de presentarse una emergencia climática. Los ejemplos motivadores de años pasados, como el 1998 con el huracán Georges, el 2004 con Jeanne y el 2007 con las tormentas Noel y Olga, son olvidados con facilidad hasta el punto de tener que comenzar, año tras año, con las renovadas recomendaciones de los organismos de socorro.

E

En ese sentido, hay que enfocar un plan general hacia dos puntos clave: una reeducación de la conciencia preventiva familiar y una mayor aplicación de recursos a las instituciones que velan por la protección ciudadana. Las familias dominicanas, por lo peligroso de la ubicación de la isla en la región del Caribe, debiéramos tener un manual de prevención a la mano que durante los meses ciclónicos involucre a todos los miembros, incluyendo a los vecinos y a los familiares residentes en las proximidades. Instituir en las aulas una materia que oriente desde los más pequeños hasta los adolescentes o universitarios sobre la cruda realidad existencial que el dominicano tiene que revivir

todos los años cuando un determinado sistema tropical enfila su ruta hacia las costas criollas. Y de los recursos, ni hablar. Toda ejecución necesita de recursos, económicos y humanos, para obtener un buen resultado. Para que las instituciones de socorro hagan su labor preventiva requieren de una partida presupuestaria idónea que le permita desarrollar programas junto a la población en todos los órdenes. En este caso, para la presente y las futuras temporadas de huracanes. La amplitud de bolsillo permitiría a organismos como el Centro de Operaciones de Emergencias concentrar las energías para trabajar con estrategias puntuales que preserven vidas y bienes en las zonas vulnerables del

país, mediante un plan que involucre a todos los actores sociales y municipales. Y es sumamente necesario conceder importancia a lo que en verdad lo tiene, sin divagar por temáticas que poco vienen a aportar al momento de prevenir. Y esto compete tanto a la población como a las instituciones gubernamentales. Por ejemplo, los nombres de Arlene, Bret, Cindy, Don, Emily y Franklin, los primeros ciclones de la presente temporada, no debieran ser la principal preocupación del gobierno ni de la población. La lista que requiere estar más definida y bien registrada es la Pedro, Juana, Luis, Josefina, Ramón y Manuela, nombres de personas comunes que pertenecen a la base del país y que necesitan un plan de prevención para evitar desastres al momento de la llegada de cualquier evento natural. Tomar en cuenta las rutas a seguir al momento de una evacuación, los refugios a los que se debe acudir, a las personas que hay que escuchar, las pertenencias que hay que llevar, y un interminable etcétera que salvarán vidas en el futuro. Desde esa óptica hay que concebir la presente y las próximas temporada de huracanes: reeducar la conciencia preventiva e incrementar los presupuestos a las organizaciones de protección civil.

EL PACTO El acuerdo firmado por los presidentes de los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana, que es, al mismo tiempo, Presidente de la República, es un pacto político más que un pacto legal. Es un pacto político, porque busca resolver una situación de carácter político que frenaba la aprobación de leyes importantes e impedía la conformación de organismos fundamentales en nuestro sistema político. No es un pacto legal, aunque sus consecuencias sean legales, porque si se analiza desde el punto de vista estrictamente normativo, algunos de los acuerdos logrados no logran pasar el estrecho ta-

miz de su constitucionalidad o legalidad superior. El pacto fue una demostración de que la política debe ser de consenso, de acuerdos entre las principales fuerzas de una nación, y de que la concertación siempre es más beneficiosa que la confrontación. Confiamos en que las partes cumplirán fielmente y que el país podrá marchar hacia adelante con su nueva Constitución.

Espejo de papel

INTEGRACIÓN VERTICAL HOMERO FIGUEROA

N

inguna institución se reforma a sí misma. La Policía Nacional menos. El cambio debe llegar desde fuera. La iniciativa para conformar una Policía Técnica Judicial bajo la responsabilidad del Ministerio Público podría ser la solución para la escalada de la criminalidad. La sofisticación de la delincuencia no puede ser combatida con los viejos métodos de tirar primero y averiguar después. La evolución de los recursos humanos policiales nunca se podrá conseguir en el viejo esquema. La policía de ahora manda y no obedece. Es una isla. Eso no puede ser. La integración vertical con el Ministerio Público aumentaría su eficiencia. hfigueroa@diariolibre.com


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