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Más de 54 personas han sido atendidos en cámara hiperbárica de Coquimbo

Aunque la mayor parte de quienes atienden son buzos activos, la unidad poco a poco ha ampliado sus prestaciones y personal. El llamado, como siempre, es que los buzos acudan a tiempo.

En junio del año pasado una menor resultó intoxicada por monóxido de carbono en Ovalle. Desde el hospital limarino la derivaron rápidamente hasta la Unidad de Medicina Hiperbárica en el Hospital de Coquimbo. Una acción que permitió la pronta recuperación de la menor.

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Desde el 21 de septiembre de 2021, en que recibieron a su primer paciente, la Unidad ya ha atendido a 54 personas. Una cifra que superó con creces las proyecciones iniciales de atender a 20 buzos por año, como explica Pablo Aravena, medico jefe de la Unidad de Medicina Hiperbárica y, además, buzo.

“En estos casi 17 meses, teníamos presupuestado tratar 20 buzos por año, pero desde septiembre a diciembre del 2021, atendimos a 11 buzos; durante el año 2022, atendimos a 32 pacientes buzos, más dos intoxicados por monóxido de carbono; y en lo que va del año 2023, sólo en el mes de enero, recibimos a 9 buzos. Llegando a un total de 54 pacientes atendidos”, detalla el médico jefe.

Los Problemas De Trabajar Bajo El Mar

El mercado del huiro palo tiene una relación casi directa con la Unidad de Medicina Hiperbárica. Varios de los buzos atendidos en la unidad, se dedican a la extracción de esta alga que se utiliza para la elaboración de champú, cremas, jaleas, ortodoncia y cerveza. Y cuya comercialización puede resultar atractiva para los buzos. “Hemos recibido buzos que son mariscadores, y que se dedican a la extracción del huiro palo, fundamentalmente. Ocasionalmente, hemos recibido buzos comerciales”, explica Pablo Aravena.

Según indica el profesional, la mayor parte de ellos provienen de caletas de la comuna de Los Vilos y del balneario de Tongoy. Aunque de manera ocasional, han recibido también a pacientes de la Región de Atacama: de Huasco y Chañaral de Aceituno.

La mayoría lleva mucho tiempo trabajando, bordea los 40 años, ya han tenido varias enfermedades descompresivas a su haber y un grupo importante estaba en labores.

“Ellos saben que están pillados de máquina, como se dice en dialecto nacional, y consultan tardíamente porque creen que se pueden recomprimir en el agua o que se les va a pasar”, relata el médico.

¿QUÉ PASA BAJO EL AGUA?

El jefe de la Unidad Hiperbárica explica que los buzos habitualmente llegan en busca de atención porque han estado expuestos a alta presión durante bastante tiempo.

“Todos nuestros buzos estuvieron mucho tiempo bajo el agua, más de lo recomendado, y eso permite que el nitrógeno que existe en el aire, que es un 79% de lo que respiramos, al salir del agua, por el tiempo de exposición, vuelve a ser gas y a producir burbujas”, indica.

“Esas burbujas generan un amplio espectro de enfermedades, desde el dolor hasta la muerte. Produce daño neurológico, los pacientes no pueden orinar, no pueden mover las piernas, algunos pacientes no pueden respirar o el corazón se llena de aire, como uno de los buzos que atendimos. Esos pacientes deben ingresar a la cámara para disminuir todas las presiones que produce esas burbujas en el cuerpo humano y atenuar la inflamación que producen esas microburbujas, que van creciendo de tamaño según el tiempo que llevan en el agua”, agrega.

Es así como la inhalación de oxígeno a altas dosis, por períodos cortos y bajo presión, dentro de una cámara presurizada, cumple su función.

El médico aporta un dato preocupante de los pacientes que llegan a atenderse a la Unidad. “Las series internacionales hablan de un 40% de buzos con daños neurológicos. Nosotros tenemos un 90% de buzos con daños neurológicos y un diez por ciento de lo que atendimos, que hacen una forma más severa de la enfermedad, tiene riesgo de mortalidad”, dice.

El punto es que eso se sabe del 90% que consulta. De los que no consultan no se tienen datos.

“Hemos tenido bastante buena respuesta con nuestros buzos. La mayoría con daño neurológicos requieren entre cinco a diez tratamientos posteriores, que hacen de forma ambulatoria; y que se van a sus casas y siguen trabajando”, cuenta el médico.

Ampliando Las Prestaciones

Con el pasar el tiempo, la Unidad ha logrado acrecentar el equipo. En la actualidad cuenta con tres enfermeros: una enfermera jefa y dos enfermeros clínicos; dos técnicos en sumersión formados en la Escuela Naval; un operador de cámara y mantenedor de cámara. En cuanto a los médicos, en la Unidad hay dos médicos y un staff de profesionales dispuestos a colaborar en cubrir turnos para mantener a la unidad operativa 24/7.

En cuanto a las prestaciones, se atiende a urgencias de buzos intoxicados con monóxido de carbono que cumplan con ciertos criterios clínicos, como pérdida de conocimiento, molestias cardiacas o que tengan exámenes de carboxihemoglobina alterado; además de aeroembolismos gaseosos arteriales.

Pero no es lo único.

“Por motivos graves de su funcionalidad o su vida está en riesgo, hemos ingresado pacientes para oxigenoterapia, que es nuestro nuevo paso”, explica Pablo Aravena.

Mónica Manríquez, Enfermera Jefe de la Unidad de Medicina Hiperbárica del Hospital de San Pablo de Coquimbo, señala que a la fecha han atendido a cuatro pacientes con oxigenoterapia hiperbárica.

“Una paciente con una mastitis actínica, un caso único con una gran lesión por radioterapia y también dos pacientes nuestros hospitalizados con dos colgajos de piel”, cuenta la profesional.

La Enfermera Jefe indica que van a ampliar la prestaciones. Ya no sólo se atenderá urgencias si no también a pacientes con lesiones actínicas y con lesiones complejas que pueden ser tratadas mediante la oxigenación hiperbárica.

Consultar A Tiempo

El médico jefe de la Unidad, Pablo Aravena, explica que enero fue un mes complejo por la cantidad de buzos que llegaron, por lo que el llamado es a consultar precozmente, en vez de pensar que harán reconversión en el agua, como suelen creer las personas que desarrollan esta actividad.

“La Unidad está dispuesta a atender, y es mejor antes que después, o que estén en el agua con síntomas”, advierte el médico que además es buzo.

La Enfermera Jefe, Mónica Manríquez, dice que es importante que sepan que se ha atendido a población de zonas rurales.

“Decirle a la comunidad que confíen en nosotros, que consulten a tiempo, sobre todo los buzos y también los pacientes que necesiten alguna prestación. Hemos tenido pacientes rurales, tenemos un trabajo de un equipo multidisciplinario y hemos coordinado solicitudes para su alojamiento y así puedan completar su tratamiento con nosotros”, recomendó.

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