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Español que quería remar de Chile a Antártica atraca en Georgia del Sur

En sus más de 25 días de travesía, De la Rosa ha sufrido condiciones extremas por la dureza del Mar de Hoces, que separa el sur chileno de la Antártica, con vientos y corrientes subterráneas impredecibles que lo arrastraban en dirección contraria a su meta.

El español que se propuso remar en solitario desde el sur chileno a la Antártica, Antonio de la Rosa, finalizó su expedición este viernes al llegar a la isla Georgia del Sur, una semana después de que renunciara remar hasta el continente helado por las averías técnicas que sufría y priorizara la meta final, en latitudes más al norte. El aventurero español ha navegado casi cuatro semanas por agitadas aguas heladas para reclamar unos océanos limpios y mayor esfuerzo para luchar contra la crisis climática, una reivindicación que trasciende a su reto deportivo.

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Días de travesía marcan una difícil ruta para Antonio de la Rosa, debiendo interrumpir su recorrido.

“El desafío real era llegar a Georgia del Sur remando y navegando, que es lo que estoy haciendo”, aseguró De la Rosa horas antes de llegar a meta a través de su cuenta en Instagram, en la que informa del minuto a minuto de su expedición.

La expedición consistía en remar en solitario los 1.000 kilómetros que separan la ciudad de Puerto Williams, en el extremo sur de Chile, de la isla más septentrional de la Antártica, la isla Elefante, para después seguir otros 2.000 kilómetros a vela hasta Georgia del Sur, más al norte, y cruzar a pie esa isla hasta llegar a meta.

Sin embargo, tras 12 días de travesía, el aventurero renunció a remar hasta isla Elefante, por la dificultad que oponían vientos y corrientes marinas para seguir hacia el sur, y, 4 días más tarde, colocó la vela de su barca para dirigirse más rápidamente a la parada final.

Finalmente, este jueves, el español tuvo que cancelar también a la última etapa de su viaje, los 50 kilómetros a pie en Georgia del Sur: las autoridades argentinas le denegaron el permiso para transitar por rutas no turísticas, y la embarcación de apoyo que lo ha acompañado a avisó que no podía acercarse a la bahía donde iban a desembarcar, por la peligrosidad de la costa.

En sus más de 25 días de travesía, De la Rosa ha sufrido condiciones extremas por la dureza del Mar de Hoces, que separa el sur chileno de la Antártica, con vientos y corrientes subterráneas impredecibles que lo arrastraban en dirección contraria a su meta y sacudían su embarcación hasta dar, incluso, vueltas de campana. Esas condiciones le generaron averías técnicas en la tecnología de su barca que, con ingenio, pudo sortear para mantener el reto y seguir reclamando un océano más limpio en las aguas más australes del mundo, que, pese a la lejanía respecto a continentes habitados, no se salvan de la huella del ser humano.

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