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Jorge Begliardo / Dibujo

Una vida acompañada por el lápiz y el papel

JORGE BEGLIARDO, UN DIBUJANTE AFICIONADO, NOS RELATA SU PASIÓN POR EL DIBUJO QUE MANTIENE DESDE NIÑO Y QUE DESDE HACE UNOS AÑOS DECIDIÓ HACER PARTE DE SU RUTINA DIARIA

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Uno de los principales entretenimientos que encuentran las personas cuando son niños es dibujar, ya sea con lápices, fibras, crayones o témperas; y, a medida que van creciendo, a ese hábito lo van perdiendo. Sin embargo, este no fue el caso de Jorge Begliardo, quien pese a dedicarse al comercio durante mucho tiempo, nunca abandonó su pasión por el lápiz y el papel. “A mí el dibujo siempre me fascinó, desde chiquito. Sentarme a dibujar era uno de mis entretenimientos. Pasaba horas dibujando, inventando historietas, copiando dibujos de la Revista Billiken o Patoruzú, y me encantaba”, recuerda Jorge, quien cada día dedica gran parte de su tarde a dibujar. “A veces estoy inspirado, pero cuando no se me ocurre nada, igualmente intento hacer líneas, garabatos o investigo sobre dibujantes, sobre sus obras, tratando de extraer lo mejor de ellos, para que me sirvan de enseñanza”, relata el dibujante. En ese momento, Jorge hizo una pausa para rememorar una anécdota: “Cuando era chico, en la contratapa de algunas revistas salía la propaganda de escuelas que enseñaban dibujo por correspondencia y tenía un cupón para que vos rellenes con todos tus datos y lo envíes. A vuelta de correo recibías una folletería muy linda explicando en qué consistía el curso”. No obstante, se lamenta: “Eso tenía un costo que no era muy económico y lamentablemente no estaba al alcance de mi padre poder pagarlo, así que siempre me quedé con las ganas de estudiar ahí. Quizá si yo hubiera tenido la posibilidad cuando niño, hoy probablemente sería un dibujante profesional”. A su vez, Jorge nos cuenta que en su adolescencia estudió pintura durante dos años con Ernesto Fertonani, un gran artista santafesino que venía a Rafaela todos los sábados a enseñar.

Sin dudas, el dibujo fue un arte que siempre estuvo en su familia. Su padre tenía facilidad para dibujar, “pienso que lo heredé de él”, señala Jorge. Luego, él se lo transmitió a su hijo Horacio, quien tomó clases en la academia de Martín Molinaro, donde creó el recordado personaje “PurOjo” para un suplemento estudiantil que publicaba el Diario La Opinión. Con respecto a ello, Jorge detalla que “era una caricatura sobre un observador de la vida”. Tiempo después, cuando Horacio fallece en el año 2001 en un accidente de tránsito, a los 14 años, el suplemento deja de publicarse. “A mí eso me marcó y me propuse en algún momento continuar con su obra”, manifiesta. En este punto es importante mencionar que cuando Jorge se dispuso a formar una familia junto a su esposa Raquel, con quien tuvo cinco hijos y actualmente ocho nietos, su pasión por el dibujo pasó a un segundo plano. Es por esta razón que al jubilarse decidió retomar y comenzó “nuevamente a intentar dibujar”, afirma. “Ya jubilado fui a una academia de dibujo para perfeccionarme. Se llamaba ‘La Carreta’, conducida por Pablo Petinatti, un excelente dibujante que estudió en Buenos Aires con Carlos Garaycochea. Fueron dos años que me sirvieron mucho para reforzar mis conocimientos, porque lo mío era algo intuitivo, sin base técnica. Luego hice un curso por internet con el caricaturista Luis Ordoñez, que es un gran referente para mí”, añade Jorge a su relato. Pese a ello, el dibujante insiste en que no tiene una técnica definida, sino que, por el contrario, “voy dibujando a medida que me surgen ideas y también tomo títulos de libros o frases célebres, les busco la parte humorística y lo plasmo en un dibujo”, sostiene. En tal sentido, el artista agrega “Soy de leer artículos que me interesan, recortarlos y guardarlos para el día de mañana observarlos y hacer algún dibujo inspirándome en ellos”. “Generalmente, mis dibujos son en blanco y negro, aunque también tengo a color, pero no es lo que más me atrae”, remarca. “Hoy en día estoy intentando aprender caricatura cubista, una técnica muy difícil de lograr, pero con tiempo y paciencia algún día creo que lo voy a conseguir”, reflexiona el dibujante. -¿Por qué continuás eligiendo dibujar? J.B.: Porque para mí es una pasión, un pasatiempo, me ayuda en mi vida libre, es una terapia y algún día me gustaría mostrar mis dibujos.

Asimismo, el rafaelino asegura: “Vivo pensando constantemente en el dibujo, lo hago en forma inconsciente”. “Me gustaría realmente poder dibujar en forma profesional, más que nada para darme un gusto personal a esta altura de mi vida, como para llenar mi pequeño ego”, concluye Jorge entre risas.