Boletín de Estudios Económicos. Diciembre 2020. Num. 231

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MARTA ÁLVAREZ ALDAY, MACARENA CUENCA AMIGO Y HENAR ALCALDE HERAS

este modelo, la jerarquía tradicional se centraría en los cambios incrementales, orientados a mejorar la eficiencia, mientras que la red estaría orientada al trabajo que demande innovación, agilidad y cambios difíciles. No se trata de una fuerza de tarea que reporta a un determinado nivel de la jerarquía, sino de una red, interconectada con la jerarquía y apoyada por la alta dirección. La firma de consultoría McKinsey también defiende que es posible alcanzar al mismo tiempo estabilidad y agilidad y afirma que las organizaciones verdaderamente ágiles son aquellas que consiguen, precisamente, compaginar ambas dimensiones (Aghina et al., 2015). Utilizan un símil muy visual y sencillo: los teléfonos inteligentes, que cuentan con un sistema operativo robusto y estable (la jerarquía) y a la vez ofrecen la capacidad dinámica de instalar o desinstalar las aplicaciones que en cada momento nos resulten de utilidad y cubran nuestras necesidades (los elementos orgánicos). Sin embargo, lograr el equilibrio nunca resulta una tarea fácil y, en este caso, no es extraño que la balanza se incline hacia la parte mecánica de la organización, que suele ser más pesada que los elementos orgánicos añadidos. Tal y como observan Morieux y Tollman (2014), de Boston Consulting Group, las organizaciones, para enfrentarse a entornos complejos, se acaban volviendo complicadas y pierden entre un 40% y un 80% del tiempo en actividades que no generan valor. Por ello, estos autores proponen aligerar la burocracia de las organizaciones basándose en dos pilares: el fomento de la autonomía de los individuos, que potencia la flexibilidad y la agilidad, y el fomento de la cooperación entre individuos, que favorece la generación de sinergias. A partir de este trabajo, Boston Consulting Group ha ideado una metodología para ayudar a las organizaciones a alcanzar una simplicidad inteligente en sus estructuras (Messenböck et al., 2018) que redunde en la creación de entornos de trabajo en los cuales los empleados puedan trabajar de forma colaborativa para desarrollar soluciones creativas que den respuesta a retos complejos. Pero, si hablamos de agilidad no podemos dejar de mencionar el movimiento Agile, tan en auge en los últimos tiempos.

El movimiento Agile

Agile es un conjunto de métodos y prácticas que surgieron inicialmente vinculadas al desarrollo de software y que, posteriormente, se han ido extendiendo a otras industrias. Sus orígenes se remontan a 2001,


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