Boletín de Estudios Económicos. Diciembre 2020. Num. 231

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GONZALO SÁNCHEZ

con otras empresas, etc. Por otra parte, puede suponer la introducción al mercado de productos nuevos o mejorados. Esta mejora del conocimiento tácito o explícito dota a las empresas de ventajas competitivas sostenibles para hacer frente a cambios en el entorno. En nuestro país, por desgracia, nos encontramos aún lejos de los niveles de gasto en I+D+i de otros países, estando por debajo de la media europea (1,2% vs. 2,0% sobre el PIB) o de la media de los países de la OCDE (1,2% vs. 2,4% sobre el PIB), con cierto estancamiento en el nivel de inversión en los últimos años, tal y como se puede apreciar en las siguientes gráficas. Gráfico 5

%s PIB

Evolución del gasto en I+D+i en España, 1981-2018 (% sobre PIB)

2,0%

1,4%

1,5% 1,0%

1,2%

0,5% 0,0%

1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Gasto en I+D

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE).

Y el contexto actual, con la erosión de las finanzas públicas (y empresariales) por el impacto de la crisis sanitaria y económica, no ayudará. Es por tanto si cabe más prioritario ahondar en la búsqueda de una mayor eficiencia en el uso de los recursos disponibles para que la innovación se convierta en palanca de generación de modelos más resilientes. De hecho, en los países líderes, no sólo se analiza la inversión en I+D+i, que es en su mayoría privada, sino las patentes y empresas creadas con esa inversión. Gastar por gastar no tiene sentido. Pero España también aparece rezagada en esta faceta, no apareciendo en el top-20 mundial de número de solicitudes de patentes por PIB ni por número de habitantes.


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