Detras de la pantalla

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comencé una relación de noviazgo con Pascual. Un día me llaman del jardín para que fuera a retirar a mi hijo porque aparentemente tenía varicela. Le comenté eso a Pascual, contándole que tenía que llevarlo al médico y además estar con el pequeño que tenía fiebre. Amorosamente se ofreció a venir a hacerme compañía. Pero yo había empezado a darme cuenta que Pascual era muy absorbente y que lejos de brindarme ayuda yo iba a tener que estar prestándole atención a mi hijo -lógicamente- y a un niño “grande” y entonces le pedí que no viniera. Terminé de confirmar mi percepción, cuando luego advertí su enojo y como consecuencia de ello, había invitado a unas amigas a cenar a su casa" (Paola, 32 años). Por supuesto que jamás reconocerán que son absorbentes, por el contrario, culparán a la víctima (recordemos la proyección). Quizás las actitudes del perverso hasta sean amorosas, pero siempre están originadas en su propio egoísmo ya que verdaderamente carecen de empatía. Cuando no logran su suministro, castigan o se evaden. "Luego de varios meses de pedirle a Pedro que pintara unas paredes de la casa, y que el no lo hiciera (mientras se dedicaba a prometer que el siguiente fin de semana lo haría), propuse hacer eso por mi misma. Era habitual que Pedro se la pasara jugando con su Xbox. El iba a viajar por trabajo en unos días, y me dijo que no pintara para poder pasar tiempo juntos, conversar, disfrutar y que cuando el volvía podíamos pintar juntos. Cuando regresó de su trabajo, el primer día decidí no pintar –y Pedro siguió con su Xbox-. Entendí que no le interesaba ni siquiera tener mi compañía porque cuando se la daba me castigaba ignorándome. Aún así jamás salió de su boca la posibilidad de pintar (como si nunca hubiera hablado del tema). Lo hice por mi cuenta, mientras que

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