El poder del Encuentro

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Historias que transforman

PAULA ROEPKE

LA PELADITA DE LAS PELUCAS Perdió todo el pelo a los siete años a causa de una alopecia areata generalizada. No hubo remedio ni tratamiento que no probara entonces para que le volviera a salir: pomadas, inyecciones de cortisona, apoyo de sicólogos y siquiatras.

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esde que perdió todo su pelo Paula vivió su infancia con la cabecita envuelta en gorros y pañuelos. A los 16 el pelo le volvió a salir naturalmente. “No sé por qué, pero salió, y eso me trajo otro mundo. La gente me miraba diferente, me invitaban a salir… pero unos meses después se me volvió a caer. Eso me produjo una gran rebeldía. Decidí que no quería ser nunca más pelada”. Optó entonces por usar peluca. Compró lo que había disponible en Chile en ese momento. “No

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era una maravilla, pero servía. No había mucha elección de color ni de corte, y yo no tenía mucha conciencia de lo que era una peluca. Pero me sirvieron igual”, cuenta Paula. Y así siguió por la vida, con su peluca. No le contaba a nadie que la usaba. Estudió Relaciones Públicas, viajó, trabajó. Cuando tenía 25 años, buscando en internet, empezó a encontrar más y mejores opciones de reemplazo de cabello. Se dio cuenta de que existía algo más natural, más suave y más lindo.Y co-

menzó a encargar pelucas al extranjero. Entretanto se casó, dejó de trabajar y se fue a vivir al campo.Tiempo después se separó. “Quedé en cero.Tuve que replantearme todo. No tenía pega, y no quería volver a Santiago. Me pregunté, ¿qué hago? Y me llegó la idea. Fue algo mágico, como una revelación: vende pelucas. Pero no sabía cómo empezar.Tenía tres pelucas y 600 lucas en la cuenta corriente. Nada más”, recuerda Paula. Hoy, la mayoría de las clientas de Paula son mujeres que han perdido el


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