Sanctasanctórum

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f Esta edición circula bajo la égida señalada por el Gobernador Fausto Vallejo Figueroa:

MICHOACÁN ES TERRITORIO DE ARTE Y CULTURA.


CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Rafael Tovar y de Teresa Presidente Saúl Juárez Vega Secretario Cultural y Artístico Francisco Cornejo Rodríguez Secretario Ejecutivo Ricardo Cayuela Gally Director General de Publicaciones GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO Fausto Vallejo Figueroa Gobernador Constitucional Marco Antonio Aguilar Cortés Secretario de Cultura Paula Cristina Silva Torres Secretario Técnico María Catalina Patricia Díaz Vega Delegado Administrativo Raúl Olmos Torres Director de Promoción y Fomento Cultural Argelia Martínez Gutiérrez Director de Vinculación e Integración Cultural Fernando López Alanís Director de Formación y Educación Jaime Bravo Déctor Director de Producción Artística y Desarrollo Cultural Héctor García Moreno Director de Patrimonio, Protección y Conservación de Monumentos y Sitios Históricos Bismarck Izquierdo Rodríguez Secretario Particular Héctor Borges Palacios Jefe del Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura


Sanctasanctórum Abdías Martínez Hernández

Gobierno del Estado de Michoacán Secretaría de Cultura Consejo Nacional Para La Cultura y Las Artes


Sanctasanctórum Primera edición, 2013 dr dr

© Abdías Martínez Hernández © Secretaría de Cultura de Michoacán

Colección Premios Michoacán de Literatura 2013 Categoría Ópera Prima Poesía Jurado Margarita Vázquez Díaz Irma Linares Alvarado Francisco Javier Larios Coordinación editorial: Héctor Borges Palacios Mara Rahab Bautista López Imagen de portada dr © Juan Manuel Urueta Calderón SANCTASANCTÓRUM, ilustración digital. Diseño de Colección y Formación Jorge Arriola Padilla Revisión de textos Ramón Lara Gómez Secretaría de Cultura de Michoacán Isidro Huarte 545, Col. Cuauhtémoc, C.P. 58020, Morelia, Michoacán Tels. (443) 322-89-00, 322-89-03, 322-89-42 www.cultura.michoacan.gob.mx ISBN Volumen: 978-607-8201-62-4 ISBN Colección: 978-607-8201-51-8 El contenido, la presentación y disposición en conjunto y de cada página de esta obra son propiedad del editor. Queda prohibida su reproducción parcial o total por cualquier sistema mecánico, electrónico u otro, sin autorización escrita. Impreso y hecho en México


Índice Acto primero

F¡era infanc!a

11 13

SUEÑO PRIMERO

17

ALGUIEN QUE YO CONOCÍA

18

SOBRE LA ARENA

20

CUANDO SE OBSTRUYEN

LAS VÍAS AÉREAS

22

MELANCOLÍA

25

DISTOPÍA

26

28

LOS PECES

GÉNESIS

30

NIDO

31

33

MAREA PROFUNDA

ABISAL

35

Acto segundo

37

TERRITORIOS

39

BAJO LAS SOMBRAS

43

AL ENCUENTRO

45

FANTASMAS

46

AGUA

48

EL MAR DESDE TUS OJOS

49

EN LO PROFUNDO

51

PROMESA ROTA

53


BOCA

54

DESIERTO SIN TIEMPO

55

LA GEOGRAFÍA DE TU NOMBRE

56

SAUCE

59

CIPRÉS

60

¿Y QUÉ ES ANGUSTÍA?

61

MÉXICO ACENTUADO EN LA “O”

63

ESPERANZA

64

ÁRBOL EQUILÁTERO

65

CASA

66

ENCINA

68

Acto tercero 69 LA MUERTE

71

COMO AMANTE

71

DEBES, SE AIRE

75

ESCUCHA

77

ADICCIÓN

79

SICOMORO

80

OASIS

81

DESIERTO

82

EL SABOR DE LAS AGUAS

85

MOZALBETE

86

HARAKIRI

87

DUALIDAD

88

90

EN LO PROFUNDO II

CAUTIVO

92


COUGAR

93

UN ATAQUE DE EPILEPSIA

COMPARTIDO

94

95

DESPUÉS DE TI

CIELO

IV TIEMPOS A MI AMANTE DETRÁS DEL TELÓN

98 100 105

HÉROE

109

ÁRBOL

112

YOYMIOTROYO

117

SANCTASANCTÓRUM

121

ÁRBOL II

123



Acto primero



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F ERA INFANC A



Nadando entre la selva de su mente yace un niĂąo transformado en tigre, cauteloso a la evocaciĂłn de sus sueĂąos se encuentra asechando tus ojos tras el ruido incesante de la abrumadora cigarra, para dormir tranquilo en la timidez del espejo de agua, asoma la lengua para escupir arena. Gil Cuadra Arroyo



SUEÑO PRIMERO (Luz púrpura cenital.)

Cierro los ojos: la noche reorganiza el miedo, mi conciencia, veo cómo se apodera de mi cama; despacito y sin hacer ruido llevo la sábana –aunque calor haga– sobre mi cuerpo desnudo, ha cruzado la puerta. Frente al marespejo de sal, estoy dormido. Cierro los ojos: se nos viene el miedo en tardes grises de lluvia ligera; mi cuerpo deslenguado se tragó mis miedos y a veces entre pausas [Ii Ii Ii Iiiii Iiii] sobre el suelo, la cama o donde caigan mis resonantes carcajadas – o ronquidos–, me han despertado de nuevo. 17


ALGUIEN QUE YO CONOCÍA El desierto me ha devuelto mis sueños evaporados; evaporados se me escapan de los ojos y veo los tuyos: me miras con las caricias que solía negar mi madre; el invierno vuelve a cantarle a mis penas. No me voy, más tarde regresaría a mi casa paterna. Melancólicos sueños de infancia, si la vida está consignada para llegar a la muerte abrácenme entonces, obstruyan mis ojos, zúrzanlos al tiempo, viajemos en él como mi oído lo quiere, (Entran las calles, juegos, arroyo, el columpio bajo la ceiba, un cuerpo descalzo y otros.) sin tiempo, sin prisas… Volvamos a mi infancia: 18


IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI IiiiiiiI ¡Soñemos!

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SOBRE LA ARENA Aquí en la superficie se me acumula arena entre los ojos, se me cristaliza la sal sobre la boca, se me revientan olas en los brazos. Aquí en la superficie enmudece la vista, se atraganta con saliva; me tiembla el cuerpo, se me nubla la boca de legañas, me rehúye el nombre. Frente al mar parado sobre la roca del tiempo vomito al mundo: Indigerible palabra de sal. Aquí sobre la arena, se escriben castillos de viento donde se esconde la luna para atraer la marea. Allá sobre el mar [en el fondo] el último rayo de luz levanta castillos de polvo y papel mojado, 20


cimienta míticos corales de palabra húmeda. Se me acumula el mar aquí en el pecho, el tiempo desmerece estos salados sueños. Me sube el mar por la garganta [presiona lento]. Aquí sobre la arena, llega el mar hasta la boca, témpanos helados se me estampan en los párpados. Se me acumula el mar acá en los ojos.

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CUANDO SE OBSTRUYEN LAS VÍAS AÉREAS (Entran al escenario –Cama– los recuerdos, una lengua púrpura, ojos carmesí, sábanas, huesos flacos, el fuego, la noche, el olvido y mucha agua; se reúnen en el centro “una selva oscura”. Los ojos hablan.) Quien reposa en esta cama es mi cuerpo inerte, de los sueños prisionero, ahogado en un lúgubre mutismo. Un flaco y distraído cuerpo reposa en el olvido de sus muertos que robaron el último verso de sus ojos. ¡Escarnecidos están mis huesos! En esta cama se apoya un cuerpo cuyos litorales se encuentran sostenidos por agujas. ¡Escarnecidos están mis huesos! 22


Mientras vierten los delirios de este cuerpo vaporosas sonrisas a los viejos. Aspiro el tiempo que transita rápido allá en las calles, bebo el jarabe rancio de las risas que hoy se fueron, respiro fatigoso los sueños desanudados de mis pies. (A corta distancia habita el silencio.) Desde mi ventana, percibo el olor de los radiantes ojos, tropiezan; el correr de las evocaciones. Palabras sueltas y sueños descalzos circulan libres por el frío suelo. Aquí, habita mi yerma mirada anidada al olvido. Mis pulmones bostezan el cansancio de mi silueta encorvada, ¡escarnecidos están mis huesos! 23


la cama rumia despacio mi soledad abrumada. AquĂ­ no habita la esperanza; sobre el burĂł yacen listos para ser inhalados el tiempo y los recuerdos, el silencio y los secretos, las nubes impregnadas del nĂŠctar destilado para limpiar el viento y agujas mil para besar mi cuerpo.

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MELANCOLÍA

de tu nombre frío polvo el viento exhala

Mi boca quedó atrás.

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DISTOPÍA Aquel niño en la profundidad de un abismo interior, hibernando en sus sábanas configuró su universo para devorar sus pies de un sólo bocado; ávido digirió la ausencia —Distopía vertiginosa —, infructuosa sal de los cuatro vientos que le fue suministrada. Llenó de piedras su boca, se desdibujaron sus ojos, se deshizo la luz, se agrietaron sus labios. Jamás podré negar que estuviste conmigo una tarde de febrero en 1989, cuando exhausto por el llanto me abrazaste. Abrí mis ojos para descalzar las horas, cuarenta días y cuarenta noches sanaron mi cuerpo 26


de tu desértica mirada. Hoy mi piel absorbe la música del viento: desnudo resurge mi cuerpo del silencio, me aparto de las sombrías montañas donde solo se escucha el aletear de los cuervos; bañado de sol matinal, ardiente y animoso también me alejo de la cueva. Ya no estaré aquí, al terminar de leer este poema.

27


28

¡Plop! El agua nos divierte, la brisa de este ocaso en la playa, la vida que comienza con el aletear de la noche, la vida que avanza con la húmeda voz que nos levanta el rostro, con las nubes atadas al cielo y con el agua que es igual a la de otros tiempos. Tomamos el camino del mar, una vez que emergimos de la boca del pez viejo y desde entonces, el destino, las corrientes cálidas o frías, los golpes de las olas, la bajamar, la voz ronca, los resecos ojos de agua salada, las cristalizadas branquias, el cuerpo fusiforme alado o con escamas y los dilatados opérculos en lo espeso del agua nos harán el camino. Con el frío del mar, es normal que los peces nos cansemos de reír, que descendamos

LOS PECES


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al abismo evadiendo el broncear del sol, pero otras tantas preferimos palpar la superficie, porque allá en el fondo es imposible respirar. Más tarde aprendemos a nadar en grupo, a dejar la pigmentación de la verdepubertad, a mimetizarnos con el medio, a reír junto a las olas y llorar con el pleamar, pero otras tantas a temerle a la oscuridad, a nadar a prisa contra el pesado silencio o en diáfano círculo, a ser devorado o devorar, a contemplar la entrada a la luna, a inclinar la cabeza o levantarla, quedar varados con la niebla que llega hasta la arena, desmerecer la luz, escuchar cómo cae la lluvia sobre el mar o soñar dormidos, ¿los peces duermen? En el mar puede ocurrir cualquier cosa, ¿Vale la pena nadar a contracorriente?


GÉNESIS Murió en tus labios un mirlo de sal; dulce ingenuidad trasmutada en bestia. Se estampó tu lengua al suelo. Cristalizadas plumas penden de tu boca, sigues jugando a estar viva; vomitando tu lengua, has aprendido que si hay palabras punzocortantes, el silencio quema. ¡Escupe tu nombre! Tus palabras en mi ser se convierten en fantasma. Eructa mi cuerpo, mis ojos, mi cama, hasta que de tu vientre, palabra-torpe vuelo, un nuevo hombre nazca.

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NIDO Cae la noche nuevamente, no ha parado de llover en días. El viento se ha trasmutado en vendaval, la lluvia martillea esta Casa, la humedad cala hasta la médula, las gotas gritan su nombre hasta quedar afónicas. De día tejo bolsos para contener mis lágrimas, de noche retumban en perpetuo eco al ser liberadas; olas inmensas golpean las hebras de mi Nido. La niebla ronronea al vaivén de mis sollozos, intenta abstraerme del duelo. Hubo un crujido interno que me lanzó a la tierra –desnudo–, sin sus alas, sin el néctar que vertía en mis venas; un vacío enorme 31


me mantiene la pupila fija, la boca seca. Yermo bajo la corriente que cubre mi rostro, poco a poco mi cuerpo de sal se transforma en arena, en mi verbo muere la esencia del sentir; aferrado al Nido, lloran mis labios porque se han marchado los de ella.

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MAREA PROFUNDA Las caracolas no pudieron permanecer despiertas ni una hora, me aleja el balanceo del mar, me abandona; me abandona la sonoridad fonoevocadora de la brisa, el susurro local motivado por la efervescencia del agua marina. La marea densa circunda en el fondo, se agita el mar, enmudece el tiempo cuando traga rocas azules. Marea esta marea, y la hago mĂ­a, escucho crecer las rocas, rezar la arena, retorcer los huesos en espiral. Ni la purificada sal con la que suelo baĂąarme, ni el iracundo silencio 33


de mi voz cansada, ni los cristalizados años de la aurora, ni el diacrónico arder del agua dormida en el horizonte, ni el océano que llena la boca, nada, nada es más salado que la renuente y profunda marea que habita dentro, que golpea con su espuma, que agrieta el pecho con la sal, que arrastra los sueños hasta hundirse.

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ABISAL Nocturno pleamar: arrastra mis tristeza entre tus olas, lleva mi rostro hasta la arena o estámpalo entre las rocas. Has emerger de lo profundo la desnudez de mi sombra, curte mi verdepiel con la inmortalidad del agua salada, aparta mi sombra de lo oscuro, arrástrame a la arena.

Algún día todos llegan hasta acá. Hazme ascender sobre la espuma, una estrellamar, la cresta de una ola para llegar a lo alto y tragar arena: un grano, dos o seis, o un puño, o dos o seis, 35


para construirme soles, castillos, islas, tiempos, universos, DistopĂ­as aquĂ­ adentro [en lo profundo]. DĂŠjame ir, que me levante el agua.

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Acto segundo



TERRITORIOS



Casa de estrellas, ĂŠbano irrompible aprisiona fantasmas en cuatro caminos; tres son uno y el agua corre con sonido de mar, despierta territorios con sombras mojadas de fresca esperanza. Laila Pita



BAJO LAS SOMBRAS Bajo las sombras mojadas, las caricias y susurros de los buenos aires que ahuyentarán tus silencios pro lon ga dos. Bajo el tiempo que abrasa las hojas petrificadas de la tierra de fuego, entre las órbitas de tu cuerpo cordillera caminaré en tus aguas y aspiraré la plata. Bajo la mar chiquita te haré cosquillas, el sudor templado recorrerá tus labios, cuentos Borgianos nos harán la cama, la luna mate desnudará tu cuerpo, ombú ardiente abrazará tus gritos, anudaré tus ecos, navegaré en tu carne, tocaré el cielo, me morderá Iguazú, bailaré un Gardel; 43


escalaré tu espalda y besaré tus montes, me aferraré a tus faldas, saborearé tu cuerpo y moriré esta noche dentro de ti: ¡Argentina!

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AL ENCUENTRO de la luna

el lado o

c

o ult

con su lengua ac

ia aric

muerd e

con sus ojos al trueno

de Lino

La Serpiente Emplumada

ien de

por los montes

asc

45


FANTASMAS Nada te persigue; los espectros que hoy rechazas son nuestras palabras muertas, que emanaron de mis fauces mientras me hallaba hundido en aquel estado irreversible en el que te encuentras cuando tu piel se eriza y te atormenta lo que padeces. Sin novedad: somas deslenguados te llevan a la cama, babean tan sonrientes los tejidos de tu almohada –algún día mi cabeza– hasta merecer la mañana, las palabras elevarán tu cuerpo [rara avis in terris] sobre mí, quedándose allí, fijo como tus ojos que me han visto sangrar tu sangre. 46


La expiraci贸n de mis sonidos a tus brazos no ha llegado, renovaremos mis fantasmas enmohecidos porque no puedes desprenderte de ellos, porque no puedes renunciar a m铆. [O tempora! o mores!].

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AGUA Eres fluido que la deshidrataci贸n de tu piel no entiende, que rompe en mi boca [roca de sal] enmudeciendo mis ojos a la desnudez de tu cuerpo; y heme aqu铆: ahogado en tu retina, bebiendo tus palabras porque eres agua viva, porque eres mi camino, mi verdad, mi vida.

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EL MAR DESDE TUS OJOS Esa tarde nos atrapó el mar. El oleaje envolvió nuestros cuerpos, temblamos; como el viento colgaron desnudos nuestros cuerpos de los ojos, no pudo ser más triste el vaivén de la marea. Comienzo a olvidar el calor de las estrellas, me acostumbré a descifrar sus encantos abrazado al litoral de tu cuerpo. Comienzo a olvidar a dónde lleva la corriente. Desde mis ojos comienzo a escuchar tu voz bajo las piedras, el mar enmudece para encontrarte, se anuda en mi garganta, lucho contra él todas las noches; te busco en los senderos sobre la superficie marina, en las noches de verano, en el punto más oscuro donde brillan las noctilucas 49


al marcar el avance de las olas que comulgan con la arena; sentado en el fondo comienzo a extraĂąar tu mirada. Debajo de las aguas aunque la luz se rasga, aunque el mar se abra para dar paso a la niebla: te llevo en mis pupilas, en el mar que de mis labios escapa. No quiero olvidar cĂłmo es el mar desde tus ojos. No me sueltes

50

me da frĂ­o.


EN LO PROFUNDO Río de piedras, diciembre 2008, tarde era. Opaco nadaba frágil en el hidrolato abisal de la palabra. Más allá del plenilunio llegaba la noche, el dócil éter de los vientos. Más allá de la noche llegó la silenciosa luz nocturna de tus ojos, tu boca lunisolar que aguzó mi cuerpo para anclar en él palabras desnudas, corrientes cálidas, licor marino. Más allá del silencio te acercó la marea, un oleaje célico naufragaría tu cuerpo sobre el mío. Emergieron nuestros ojos tras la espalda de la luna, 51


porque la noche es mar de un sue帽o tibio. De nuestros brazos comenz贸 a brotar un universo detallado para dos. Porque llegada la noche y desde entonces por encima de las nubes, los mares los cielos encallaron mis labios en los tuyos.

52


PROMESA ROTA Después de ésta noche de fraternas copas: llego a casa, al ordenador me dirijo, presuroso debo observar tu estado de Facebook, pues es preciso saber si ésta noche duermo en cama o me debo quedar en la sala.

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BOCA Unidos por la boca o el ombligo quizá, transitamos otras vidas. Amén de tu aliento vital hoy recorro el caracol que conforman tus labios, ábrelos modestamente y deja que tus cálidos hálitos suavicen mi oído. De tu apacible boca no volarán espadas, no seré jamás juzgado; la saliva tibia se fundirá en mi cuerpo, recordaré promesas de tu lengua al universo. Fuego, verbo, vida, seducción, alimento y pecado fusionados allí: en un lugar de tu cuerpo, de cuyo nombre hoy quise acordarme. 54


DESIERTO SIN TIEMPO Se encuentra despierto, leyendo las olas que llevan consigo salvajes verbos. Busca en sus oĂ­dos el lenguaje de las rocas para perderse en la palabra desierto sin tiempo. Valiente, evapora tormentas con la espalda, el viento. Espera paciente el cantar de las piedras, el germinar de la semilla; la luz del mundo, el agua viva. Se hospeda en sus sueĂąos, florece en su boca un ave de fuego, habita en su lengua un cielo a destiempo.

55


LA GEOGRAFÍA DE TU NOMBRE Cuando la neblina de febrero rondó como león rugiente, tus pasos aurora de luz dejaron escapar de tus dedos los primeros acordes para poseer la tierra. En el recuerdo de tus ojos se levanta una casa de palabras despiertas. Sobre tu espalda

yace la mirada del hijo prodigo: devora tu lengua néctar célico, fruto de las entrañas. Atados se encuentran tus huesos a ésta almohada. Vives en la cima del reflejo sombra de tu hermano — ángel de medianoche —, que se ha pretendido proyectar sobre tu espejocielo sin tiempo, 56


te atacó desde joven y nunca ha logrado vencerte. Vives sobre la mesa donde tragamos el viento desatados del alma, donde tu cuerpo reposa para mirar palabras nunca pendidas de tu boca. Vives en el calor de las nubes estratocúmulos

de recuerdos, los árboles que la tarde desprenden de las hojas, la inocencia de la lengua vuelo nocturno que confundió tu cuerpo de dragón blanco con el frágil cuerpo de un niño. Este verano se nos salva del recuerdo en mensaje de texto nunca enviado, nocturno café llovizna de las casas, ronronear de los pasos, abrazo ceñido al asfalto.

57


Vives en la geografía de tu nombre lágrimas de sueño blanco, palabra de madrugada, que en deslices del tiempo cae al río para ser rescatada, vives en reloj callado y en los nostálgicos labios del antojadizo beso jamás otorgado.

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SAUCE Miras con tristeza la caricia carmesí que te sirve el cielo; tus brazos esconden en afligida savia un murmullo lejano, tus brazos se mueven para mostrarse como son, para caer de lo alto y perder el cielo, para caer de lo alto y mojar el suelo. Más tarde desaparece en el soplo el secreto íntimo de una sonrisa decadente. Llegada la noche, silenciosos, oprimiendo el corazón lloraremos juntos.

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CIPRÉS Ya da el sol en los ojos del ciprés, aunque los estróbilos emigran en solitaria barcaza para adornar el suelo, las hojas se hallan perennes. Allá arriba en la longeva cima, acaricia el viento la persistencia de la vida. Allá arriba, donde da el sol, los ojos del ciprés contemplan calmos íntimos horizontes. Ya da el sol Piramidal.

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¿Y QUÉ ES ANGUSTÍA? Circundando entre crudas rocas la humedad de las raíces busca una salida del tacto geotermal. ¡Crecer!

¿Cómo?

¡Echar raíces! ¿Cuándo? ¡Vestirse de verde!

¡Dar fruto!

¿Por qué?

¡Vivir la impredecible e inoportuna mudanza de hojas! Perder las hojas… Vivir la temible opresión de ver llegar el invierno, mis pies cubrirse de hojas; llenar la boca de crisálidas secas, saladas.

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Vivir la desesperanza de perder las

h

o

j

a s y otras tantas, las raĂ­ces.

62


MÉXICO ACENTUADO EN LA “O”

presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión presión

63


ESPERANZA

Hoy

cerraré mis ojos y voy a mirarte, no dejaré de ver tus ojos aunque la tarde esté nublada.

64


ÁRBOL EQUILÁTERO La posición del árbol se encorva o levanta con la mirada del cielo, triángulo estrellado en universo, con la palabra absorbida desde las raíces, lento recorrer interno. Este árbol desprende cada otoño versos mutilados de razón. Poesía pretensiosa y viene con el crujir de las ramas, la sombra Valium de las hojas, fruto piramidal, púrpura, alimentado de luna; gravedad interrumpida por Eva.

que va

La posición del árbol lamerá en cada estrella el cauce desbordado de mis sueños.

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CASA

(Gélida música de fondo) El olor a tierra mojada me hace recordarte inmutable. Tus piernas azules y ojos de estrella confortaban mi estancia. Te pienso en las tardes serenas, en el silbar de los juegos frente a la casa de mi abuela cuando corría descalzo. Te evoco en el cantar del arroyo cuando éste crecía, cuando el tiempo no importaba, cuando el chirriar de las horas se escurría de mis recostados ojos sobre la hamaca mientras veía pasar la gente. 66


Te pienso en aquellos vecinos, en aquellos amigos entrañables; te pienso en aquel símil de familia cuando cuatro eran multitud. Hoy no me miran tus piernas ni me abrazan tus ojos, mi abuela ha muerto, el arroyo se ha secado, ya no veo pasar la gente, me he unido a su transitar; los amigos dejaron de serlo, se ha fragmentado la familia ¡somos uno! Suspiro al calor de ti morada, al soñarte gris, fría, seca, deshabitada.

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ENCINA En el centro de la casa, donde pegaba la sombra, donde tantas veces encontré abrigo, donde emergía dulce el canto de las aves, respirar de las ramas, musitar de las hojas. Donde pegaba la sombra, justo en el centro, yace la encina rota. Un espacio hueco habita ahora, no volverán las aves en primavera, no germinarán los nidos. Un puñado de hojas me guían a sus pies, yace ahora la encina rota y no estarán sus brazos al amanecer.

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Acto tercero



LA MUERTE COMO AMANTE



Muertes hay muchas pero ésta es la mía la flaquita… a la que entro cuando estoy temblando porque de ella soy… José Agustín Aguilar Solórzano



DEBES, SE AIRE Aéreo silencio esconde en mis párpados lo que mis labios no pueden decir, no se animan… Agitación recurrente [aprisiona sentidos], envuelve, aglutina fijas miradas; prolongados murmullos, filtradas caricias vienen se desplazan, y vienen como el viento que golpea tus caderas cuando bailas. Tu vocación es ser aire, debes ser aire y viajar y volar flotar soñar, e ir y venir como las nubes, como las alas, la sombra, el mundo al revés, tu ombligo

y van, van

75


y el delicado erotismo en tus ojos cargados de cielo. Brotarán los soles por encima de tu cuerpo para recostarme ayer en la calma de tus manos, recorrer hoy la sensualidad de tu cuello, soñar mañana con el inquietante sabor de tus labios. Mientras llega célico viento que remplace tu nombre por cuerpo aquí en mi boca, despertarán los montes como un grito breve, pausado para ceñir tu blusa. Ya se escuchan… Seré paciente.

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ESCUCHA ¿Escuchas el mar? Eternamente nos persigue. Todo se va consumando: la palabra, nuestros huesos, el fuego, nuestras vidas, pero el mar sigue aquí, recorriendo nuestros cuerpos como el agua, tiempo. ¿Escuchas el mar? Al igual que nuestros sueños él sigue existiendo; contemplo tus besos en las rocas, breves pies de tu templo. ¿Escuchas el silencio? (Entra, camina atravesando nuestra cama y sale.) Es aquel diciembre nuestro cuando se unieron nuestros cuerpos, que desnudos de arena 77


al vaivén de las olas, se mantuvieron inhiestos. Es aquel diciembre nuestro cuando te descubrí en el mar como en inmenso sueño, cuando enfurecí celoso contra el viento porque esa noche rozó tu cuerpo.

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ADICCIÓN Mi cuerpo de fútil tabaco busca renunciar a ésta ciudad de humo; mientras tanto, mis caricias irrisorias agonizarán quedamente sobre mi boca azul y mi soledad será acompañada por tu ausencia.

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SICOMORO Guardará bajo sus brazos un espacio breve y cálido mientras cae la lluvia. Mientras cae la lluvia, diluirá inquietantes penas bajo el alma. Mira fluir la lluvia

entre sus ramas, en el desprender del follaje, hojas de pecíolo acompasado, taciturna palidez anticipada. teñido de agua, de dulce miel,

Temblará el fruto

que desprenderá el viento y dormirá a sus pies, mientras cae la lluvia.

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OASIS En este calor incesante mientras realizo mi éxodo por tu desértico cuerpo: he venido a refrescarme con el néctar saciante que emerge del oasis de tu entrepierna. En este calor incesante he venido a quemarme con el sabor de tu cuerpo e impaciente espero recibas afable mi explosiva muerte en tu boca.

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DESIERTO Las tolvaneras anuncian un cambio en el clima, en el color de la piel. Arena. Nuestros cuerpos expelen arena, se cristaliza el sudor en nuestras manos, se cristaliza, agrieta en tus labios la insaciable mirada nocturna. [Aún es de día] Nuestros pies se difuminan en la arena, sobre la espalda de la brisa se desvisten nuestros besos. Se el suave musitar que ilumine el yermo vendaval que habita dentro. Heme aquí, [Aún es de día] apaga la sed que despierta de mi páramo aliento; 82


condensaré de tu lengua el desnudo calor de tu saliva llegada la noche; llegada la noche vendrá el frío, [Heme aquí] ¡Tengo frío! [Heme aquí]. Quedaremos suspendidos bajo la geografía de la noche hasta que llegue la lluvia; caminará mi cuerpo sobre la aurora, despertarán las dunas; destilaré caricias en la arena. Llenaré de lunas mi boca; desliza suavemente tus labios sobre el cuarto menguante, muerde incandescente la luna llena, acariciemos pausadamente el cuarto creciente en nuestros labios. ¿Borrará tus pasos de la arena, alguna vez el tiempo? Borrará mis pasos, tu caricia se quedará aquí, anclada a mi cuerpo, 83


rotarán los árboles con la raíz al viento. Saciaré tu sed con el oasis de mi piel.

Tengo sed.

Silencio… Pereceremos a mitad de la noche, [¡Ya es de noche!] no hay frío; sólo sed. Bebe mis noches, bebe mi cuerpo, ven… Ven, pierde tu cuerpo aquí, en la arena.

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EL SABOR DE LAS AGUAS Analizo tu cuerpo para catar su significado, descifrar el misterio relente que sus muslos liberan. Analizo tu dermis perdiéndome en la humedad que sus poros segregan. Atado a tu cintura, en la timidez de tu piel, mi lengua navega. Analizo el rocío de tu cuerpo: las nubes son tus piernas que paladeo metódicamente para después, beber impetuoso exquisito manantial de agua fresca. Que las aguas que están debajo de los cielos se reúnan en mi boca.

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MOZALBETE En tu espalda cae la lluvia al vaivén de tu cuerpo, erizados tus senos desgajan dulces suspiros, germinan en mi oído; eyaculando estrellas, pacíficos mis ojos, temblando sobre tu cama: ¡Te das cuenta que me he ido!

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HARAKIRI Recostado sobre tu cuerpo almohad贸n de recuerdos, con mano firme estrangul茅 tu ausencia; de vez en cuando es reconfortante morir en manos propias.

87


DUALIDAD Beso tus senos,

el día y la noche, (se levantan entusiasmados) gritan mis ojos mientras acopias tu muerte. De día me pierdo al revertir la mirada; acaricio el aroma de tan punzante mañana. Knock,

knock…

De noche mi lengua se duerme en el pacífico néctar de la luna encantada. Knock,

knock…

Escucho a la muerte, llama a tu puerta. Sigo besando al día, lamiendo la noche, 88


invocando al día, Knock,

knock…

sigue llamando la muerte, sigo palpando la noche. No hay silencio, despiertan tus senos el día y la noche, escucho a la muerte, llama a tu puerta y pronto, respondes.

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EN LO PROFUNDO II De noche cuando el agua se extiende por tu sediento cuerpo, la luna es la presencia de una caricia tibia, el agua no es más que el reflejo de nuestros cuerpos, porque es muy clara, blanquea las estrellas. Ante el rumor del mar llegan a mis labios novilunio beso de sal, desojadas olas para prolongar el sueño y deshelar los párpados. Ante el mar llega el rumor de tus labios, nocturna marea en el beso que me tiendes. Más allá de tus besos

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está el mar.


Más allá de la luna se extiende la noche. Más allá de mi piel se elevan mis sueños con los ojos mojados.

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CAUTIVO En el an谩lisis de tu cuerpo-texto: descubriendo el juego, venero experimentar con la naturaleza del poder, estrategia fluida, inversi贸n de los roles. Mutilando nuestros 贸rganos te hago comer las pupilas; la cavidad de tu ombligo me mira sin temor. En la interpretaci贸n de tu texto-cuerpo: con el ardiente sudor de la noche, altero el papel del amo, tu cuerpo espera impaciente el exquisito sabor de convertirme en tu esclavo.

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COUGAR Busco en la mirada de tus senos la caricia materna, en el calor de tu cuerpo libertad y experiencia; en el sabor de tus manos espaciadas caricias de perpetua paciencia. Pretendo encontrar en tu felina silueta cuarenta respuestas a veinte preguntas de mi cuerpo inexperto. Te busco impaciente en el sabor de los aĂąos, en mis besos desnudos que esperan tus labios. Mientras te busco y te encuentro he impreso un clasificado, ÂĄSe busca Yocasta, para Edipo desesperado!

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UN ATAQUE DE EPILEPSIA COMPARTIDO En el principio fueron los cielos y la tierra, m谩s tarde tus manos, piel, labios y la humedad de tu espalda lo que enmudeci贸 apasionadamente mis ojos. Entrelazadas luna y noche, se sonrojaron las estrellas, ocultaron sus sentidos; se descosieron las retinas, las prendas, nos ahogamos redimidos y compartimos juntos, este ataque de epilepsia.

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DESPUÉS DE TI I En lluvia me convertí esa mañana. Se desintegró el alma, . evaporó tu beso, . diluyó una Casa. Se me inundó la fuerza, ahogó el espíritu, asfixió tu nombre.

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II De mí partió la lluvia, a rras trán

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do

me…


III

Desde este Nido distingo el vaivĂŠn de las hojas del resto de los ĂĄrboles. AquĂ­ no llega el sol, se agrietan las fibras, no se entrelazan. No llega el sol, abunda el agua.

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CIELO Tus ojos respaldo de este azul, soporte del rojo, de mi mismo; vació marino, naturalmente casi púrpura, tinta vital, iluminación, tatuaje adormecido de la noche. ¿Existe forma alguna de alcanzarte? ¿Las ramas, hojas, la copa? ¿Saltar del fruto quizá? ¿Espero la hora del viento, caricia otoñal tan bien soplada en tu espalda, para atraparte ahora? Y, ¿si aprendo el lenguaje de las nubes?

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Me derramo en una bocanada de ti, me derramo en una bocanada de cielo.

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IV TIEMPOS A MI AMANTE I Abriste tus puertas amada, mientras he cerrado las mías para llegar a tu vientre. La luz entró a tu habitación y se ocultó bajo tus sábanas. ¡Que la luz arrope nuestros cuerpos! Seamos tres en uno, dejemos que su lengua ardiente nos recorra cada vertebra. Mantengamos viva esta llama, que el fuego ilumine nuestros cuerpos, vayamos cantando… ¡Grita, grita fuerte! ¿Deseas fuego? Nómbrame tan fuerte y produzcamos sismos. ¡Grita, grita fuerte! 100


Que el fuego nos desolle. Vayamos junto a él, en el infierno sigue habiendo espacio para dos. Sin prisa… ¡Grita tan fuerte! (Así…) para que cuando parta lleve conmigo las isotopías de tus orgasmos.

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II Cuando apagues la luz… No olvides ahuyentarme también. (Oscuro)

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III Cuando se evaporen en mí ser tus etílicos orgasmos: cerraré mis ojos, me acordaré de ti y lloraré.

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IV Una vez que mi lengua, huesos y alma abandonen tu cama; una vez que mi cuerpo eyector de palabras abandone tu cuerpo: te ahogará el silencio que secará tu plasma, seguirás viviendo en las papilas de mis ojos, o muriendo en éstos y otros brazos como te plazca.

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DETRÁS DEL TELÓN



Recuerda que yo existo, porque existe este libro, que puedo suicidarnos con romper una pĂĄgina. Luis GarcĂ­a Montero



HÉROE Sé que no puedes volver la mirada cuando se inicia el viaje a tierras inexploradas. Sé que no puedes mostrarte indeciso para saltar la ventana, para toparte con una pantera, un león, un lobo, una sirena o para llegar al andén 9 y ¾ al cruzar un umbral desconocido. También sé que a veces despiertas renuente al llamado para dudar de los ecos que circundan tu cabeza. Sé que es difícil creer en los héroes, aún así, has venido a salvarme. Paladeaste las hieles de la profundidad de la tierra, cuando el olor a miedo miró a tu madre cruzar la puerta. 109


Sé que has caminado dispuesto sin una figura sabia y protectora que te brindara confianza. Has venido a salvarnos. Tus labios cansados destierran el oscuro polvo, nombres del pasado; intuyes los susurros de la encorvada noche; frente a ti, un niño se pierde en el flujo creciente de sus sueños, impulsado para elevar sus pies sobre la Cama. Ahora tus ojos me abrazan torpemente, frágiles humedecen mi cuerpo; tiemblan mis manos igual que antes y abrazo tus ojos, ábrelos para que sientas cómo se me disipa el miedo, cómo te amo, para que me busques completamente antes de cerrarlos. 110


Sé que no has venido del Olimpo, que no resucitarás al tercer día y que no puedes volar; que has colmado de besos mi arrebatada existencia, llenas mi oído de inspiración y que estarán tus brazos dulce aliento, para reconciliar mi cuerpo. Sé que es difícil creer en los héroes, pero en ésta apoteosis canto de mis huesos te he convertido en mi Héroe, porque pertenezco a ti y porque me has dado una Casa para que emerjan mis sueños.

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ÁRBOL Éste, el principio de mí se encuentra recostado. Por la ventana

círculo de sábanas veo cómo la tierra se abre para absorber la semilla, tragar mi palabra, atraer el fuego, los mares, el viento, silencios, mis pasos y abrasar tus ojos a mi Cama. Desde aquí, se oyen pasar los ecos, la risa, el llanto, la noche

mirada fría

que cruza la calle para lamer del asfalto todas aquellas bienaventuranzas convertidas en polvo, 112


aferradas al calzado de vagabundas lenguas que no encontraron refugio para reposar sus sueños. Circunda el destiempo

criminal sombra de los que se llamaron amigos. Desde aquí musito taciturno; desciendo por el camino de una somnolienta Distopía, cruzo el puente de almohadones. Desde mi círculo de sábanas veo deambular mis sueños, huelo y escucho entrelazadas a la madrugada más de 111 pesadillas, algodón de arena para atraer las aguas que comerán tus párpados. Cuando escucho el pasado: Siento rozar mis huesos, arañar la médula, 113


escupir la sombra de mi fiera infancia. Los ojos pasan inalterables como el viento al vaivén de las plumas, tormenta que desconocen la cartografía de mis dedos. Los ojos pasan. Desdibujo la sonrisa de los viandantes de media noche, gélida niebla que avanza como miseria, memorias de los cuerpos, manos que construyeron castillos de azúcar en lo que a veces toco, no puedo alcanzar. De este lado: bajo el buró se esconde la luz, palabras huecas. Tras el telón

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se bajan las máscaras,


me muestro inmutable, develo mi esencia: Heme aquĂ­: rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible rrompible 115


renovando mis enmohecidas fuerzas para seguir mirando afuera, buscar espacio en mi cansado cuerpo y acumularme el mundo aquí en la almohada, para abrazarlo un tiempo y después vomitarlo, para dejarlo libre, atado, que viaje lejos sin escuchar el tiempo desde mi Cama, para morder las vertebras que configuran tu espalda. Desde aquí puedo ver los árboles secos, ¿has notado cuán hermoso es un árbol que no tiene hojas? Es como verlo por dentro, como ver su raíz, como darle la vuelta. Yo despierto.

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YOYMIOTROYO Sí, existes porque existe la noche desde tus ojos, mis sueños y su humedad; porque he aprendido a nadar en Dextrometorfano, y paladear Hidrocortisona pacientemente sobre tu cuerpo que ahora es mío. Caminamos juntos sobre fango y sin mancharnos, porque existe el verde y el morado, porque podemos pintar una estrella de verde y morado, porque ambos colores lucen juntos; existes porque puedo verme en tu piel, brazo, lengua, en tu sexo devorando a mi sexo, en mi pene dentado que muerde tu sexo hasta extraer el néctar de la luna mandarina, zumo de las estrellas pintadas de arándano. 117


Existe el invierno y tus alas que me apartan del frío, el otoño y la lluvia, el diecinueve de marzo, el 87 y el 89, la música y las piedras, los poetas y la tinta; el sol expectorante, los catorces de cada mes, piel hirsuta, medio tiempo, el silencio y los calmantes; porque puedes pintar literatura con alas y zapatos rojos. Hoy se disipa el celaje del ayer para despertar el mañana a través del espejo; existe mi mano, mis uñas y mis dientes; una extensión densa del bosque con cuatro cielos levanta un árbol, habitan los gatos en los ojos de las horas, llegan a mis labios sesenta y nueve besos que brotan de tu costado emanando Flouxetina y vino tinto. 118


Por eso me quedo contigo, porque existes, porque existe el miedo y la palabra, el vaivĂŠn del silencio, el profundo musitar de Casa nueva y un Nido. Me quedo contigo, porque tu pie derecho no pisa lo que ha ensuciado al izquierdo, porque te has convertido en el hĂŠroe de estos versos a todos soles; la noche posmoderna ya no basta, ahora hay que ser hipersensibles, hiperpoetas. Me quedo contigo, me gusta tu saliva que transforma al mundo en pĂĄramo sediento de palabra. Me quedo a tu lado porque existes, porque apartas del camino larvas, bestialidades insospechadas, 119


que por debajo y encina de sus pieles vestidas de arcoíris buscan tenderte la mano, asecharte al hipnotismo viaje superfluo producto de la seducción que envuelve con lengua constrictora hasta asfixiar; pero yo sigo aquí desde la ventana de tus ojos, porque existes, existo, mañana, hoy y ayer dejaremos que los hombres ladren, porque a fin de cuentas dios ya les dio lengua. No perderemos el sueño.

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SANCTASANCTÓRUM De ésta, mi canción de los sueños, se desprende nuestro nombre, piel y carne, para quedar en esqueleto forma natural de polvo, para volver al suelo. En ésta, mi danza de los sueños, bailan tambores y clarines al chasquido de los huesos, ¡somos uno! Quedaron atrás colores, límites, credos, razas, monedas, tiempos, lenguas. ¡Danzamos juntos! ¡Cantamos juntos! Entrelazando nuestros huesos. 121


Porque al final somos lo mismo, todo es igual. Somos huesos, polvo, sue単os, huesos de polvo y polvo de sue単os que se han desprendido de ojos, de lengua, de Casa y han viajado esta noche, de mi Cama al universo.

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ÁRBOL II No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. Pablo Neruda

Habrá días en los que el sol no acariciará éstos pies, ni arrullará la cima. Llegará el día en que se diluya el verde para vestirme de gris, en que las cautivas hojas busquen esclarecer sus sueños en la primera, cuarta o décima noche de invierno. Dejará de aletear el agua en mis entrañas y secará la médula. Podré sentirme muerto, pero éste y todos los inviernos seguiré de pie. 123



Sanctasanctórum de Abdías Martínez Hernández

se terminó de imprimir en noviembre de 2013 en los talleres de Gráficos Moreno ubicado en Vicente Santa María #749 colonia Ventura Puente, C.P. 58020 Morelia, Michoacán

La edición consta de 1,000 ejemplares y estuvo al cuidado del autor y el Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura.



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