Manejo de órgano dentario con necrosis pulpar y ápice inmaduro... intracoronario con peróxido de hidrógeno al 35% Opalescence® Endo Ultradent. Finalmente se realizó restauración estética con resina compuesta (Figura 8). Asimismo, se observó la presencia de rarefacción radiolúcida en el ápice radicular de órgano dentario 11, el cual respondió negativamente a las pruebas de sensibilidad pulpar, por lo que se decidió efectuar el tratamiento de conductos. Se realizaron controles postoperatorios a los 10 meses (Figuras 9 y 10), donde se aprecia disminución de la lesión periapical de órgano dentario 21, aumento en el trabeculado óseo y disminución de sombra radiolúcida en órgano dentario 11. El paciente se encuentra asintomático, por lo que se continuará con el seguimiento y control del tratamiento. Figura 6.
Es importante mencionar el pronóstico reservado en este caso clínico debido a la falta de atención inmediata del accidente y a la debilidad de las paredes del conducto radicular, el cual es susceptible a presentar fractura radicular.
Figura 7.
Conclusiones La técnica empleada en ápices inmaduros asociados a un traumatismo previo, realizando una barrera apical con MTA, se considera eficaz, sencilla y rápida; el tiempo del tratamiento es menor entre citas. El seguimiento tanto clínico como radiográfico de este tipo de casos es muy importante, ya que la creación de una barrera apical con MTA no es totalmente predecible y comparte una limitación con la técnica de recambios de pasta de hidróxido de calcio al no lograr reforzar el grosor de las paredes del conducto radicular ni incrementar la longitud radicular. Es importante mencionar el pronóstico reservado en este caso clínico debido a la falta de atención inmediata después del accidente y a la debilidad de las paredes del conducto radicular, el cual es susceptible a presentar fractura radicular; por lo tanto, se requiere seguimiento clínico y radiográfico a largo plazo. Según los estudios de Friedman,⁸ se recomienda el seguimiento de toda intervención endodóntica al menos por un año; sin embargo, Ørstavik et al.⁹ mencionan que se requieren mínimo 3 años para determinar radiográficamente si una lesión periapical cicatrizó o no después del tratamiento. 95. Julio
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