EL CASO LEGO: CÓMO ESCAPAR DE LA INNOVACIÓN NO RENTABLE. Érase una vez Los inicios de Lego se remontan a la época de la Gran Depresión en Dinamarca, cuando el carpintero Ole Kirk Christiansen no tenía dinero para comprar grandes volúmenes de madera y se le ocurrió empezar a fabricar juguetes con las sobras que encontraba en el taller. El esmero que ponía en los acabados cautivaron al público, y rápidamente fue creciendo en popularidad y ganancias. Bautizó su nueva empresa como “Lego”, que en danés significa “jugar bien” (leg godt). En 1947, Christiansen compró una máquina de inyección de moldes para producir bloques plásticos de construcción en masa, basados en el modelo de la firma británica Kiddicraft. Aunque esta máquina significó una inversión extraordinaria, fue la que le permitió a Lego empezar a manufacturar juguetes tanto en madera como en plástico, con más de 200 modelos a su nombre y eventualmente migrando a solo plástico. La versión moderna del bloque de construcción Lego fue patentada en 1958, el mismo año en que Ole murió. Para entonces, el control de la compañía había pasado a manos de sus hijos, y fue gracias a la visión de uno de ellos, Godtfred Kirk Christiansen, que Lego descubriría su verdadero propósito y, de paso, cambiaría para siempre el rumbo de la industria juguetera. El sistema de juego Mientras Godtfred conversaba con el dueño de una tienda de departamentos, este le comentó que no querían otro juguete; lo que necesitaban era un ‘sistema de juego’. Es decir, dejar de ofrecer juguetes sin ninguna relación entre sí, y pensar en una forma de multiplicar lo que se podía hacer con ellos a medida que el cliente adquiría más unidades. Al regresar a la fábrica, Godtfred tomó la audaz decisión estratégica de eliminar el 90% del inventario de productos, y enfocarse sólo en lo que coincidía con aquella categoría de sistema de juego: los bloques. La movida resultó un éxito rotundo y definió la hoja de ruta para el crecimiento de la compañía en las décadas siguientes. En 1978 Lego se apuntó otro gran éxito al introducir las mini-figuras. Previo a eso no había piezas de forma humana con el tamaño adecuado para interactuar con los sets de bloques, y fue clave para llevar el sistema de juego al siguiente nivel y asegurar el crecimiento de la compañía a un ritmo asombroso del 14% anual, durante 15 años (1978-1993). En este periodo Lego se expandió a Norteamérica y otras geografías, y comenzó a desarrollar sets alrededor de temas específicos, como el espacio, castillos, y piratas. Era hit after hit, y nada parecía salir mal. Tiempos de crisis Hasta que llegó el declive, y llegó en dos tandas. La primera fue de 1993 a 1998, cuando se alcanzó el fin de un curso natural de crecimiento. Para tratar de mantener el ritmo, la empresa triplicó el número de juguetes nuevos, pero como las ventas no iban a ninguna parte, los costos de operación se dispararon y por primera vez en toda su historia, Lego registró pérdidas.