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2 Informe

Personaje

Los escombros del paro

“No todos los economistas son neoliberales”

Diálogo con el Rector

En medio de decretos, paros, movilizaciones y muy poco diálogo han sucedido los últimos meses en la Universidad de Antioquia. Ahora, con la derogatoria del Acuerdo Académico 480, surgen varias preguntas sobre la situación de la alma máter luego del paro de estudiantes y sobre lo que sigue en el objetivo de construir una nueva política de admisión.

Fotografía: Enmanuel Rendón Osorio

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ace aproximadamente siete meses comenzó lo que para la Universidad de Antioquia se ha constituido en una serie de enfrentamientos y discusiones entre el Comité Rectoral, el Consejo Académico y el resto de los estamentos universitarios. El detonante de esta atmósfera de malestar ocurrió el 21 de agosto de 2015: la aprobación del Acuerdo Académico 480, que reglamentaba la aplicación de tres pruebas en el examen de admisión: una de razonamiento lógico, otra de competencia lectora y una prueba específica seleccionada para cada programa académico, entre las siguientes opciones: biología, matemáticas y humanidades. Como reacción a la vigencia del Acuerdo 480, el 8 de octubre la asamblea general de estudiantes decretó el inicio de un paro indefinido en el que incluía, además de la derogación del 480, un pliego de peticiones con asuntos como la continuidad del bachillerato nocturno y que se tuviera en cuenta a los estudiantes ante eventuales reformas del reglamento que los rige. Como mecanismo de presión, desde la asamblea de estudiantes se impulsó la recolección de firmas para buscar la revocatoria del rector Mauricio Alviar. A la exigencia de los estudiantes de derogar el 480 se sumó el estamento profesoral, que a esta petición añadió reivindicaciones como el pago de incapacidades médicas después del tercer día y el reconocimiento de la compensación salarial (bonificación). El 2016, pues, se inició en medio de este panorama y con una serie de asuntos pendientes. El 10 de febrero, durante la asamblea general de estudiantes, se expuso un primer informe sobre el debate suscitado por el cambio del examen de admisión. Así, luego de casi cuatro meses de paro, los estudiantes mantuvieron la posición de volver al modelo de admisión anterior. Similar fue el caso en la asamblea general de profesores, que, el jueves 18 de febrero, decidió mantenerse en la exigencia al Consejo Académico de derogar el Acuerdo 480 y anunció que el estamento profesoral no acompañaría el próximo examen de admisión si este se hacía bajo los parámetros del nuevo modelo. Jorge Mahecha Gómez, profesor del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, señala: “Se quiso hacer una reforma porque se detectaron, supuestamente, una serie de problemas como la falta de vocación de muchos de los estudiantes matriculados en la Universidad y también la baja calidad de los admitidos, evidenciado en una gran deserción. Varias personas analizamos los resultados, entre ellos una comisión de tres profesores nombrados por el Consejo Académico, y hemos encontrado que, respecto a la vocacionalidad, hubo una gran cantidad de aspirantes que querían estudiar una carrera, pero que fueron admitidos para estudiar otra que no era la que ellos querían. Eso se tradujo en deserción precoz, o sea que muchas personas fueron admitidas, pero finalmente no se matricularon”. Entre tanto, en reunión extraordinaria el 3 de marzo de este año el Consejo Académico decidió en segundo debate derogar el Acuerdo Académico 480. De este modo, la Universidad se prepara para hacer el balance de lo que queda luego de casi cinco meses de paro estudiantil y en medio de otras problemáticas, como la crisis de la IPS Universitaria y el rumor de cierre de algunas sedes regionales. Para Juan Pablo Posada, estudiante del Instituto de Filosofía, el paro constituyó una herramienta de presión y una apuesta política. “Los estudiantes ganamos con el argumento académico, se dieron golpes de opinión, movilizaciones, nos hicimos escuchar. Sin embargo, el paro resulta perjudicial en la medida en que se dio cancelación de cursos, se suspendieron las clases y se pierde presupuesto. Pero todo ello se da a raíz del 480”, sostiene. Y es que este cese de actividades académicas dejó a la Universidad en situación de vulnerabilidad. Bajo la Resolución Académica 2973 del 25 de noviembre de 2015, el Consejo Académico autorizó la cancelación de semestres o cursos

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cuya terminación no fuera posible dentro del calendario académico de cada facultad, escuela o instituto. Dicha autorización resultó perjudicial en algunas unidades académicas más que en otras. Así, en la Facultad de Educación fue necesario cancelar los cursos teóricos de ese semestre, mientras que en otras como Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias no fue posible ofertar y realizar el semestre 2015-2. Gabriel Agudelo, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y miembro de la comisión de estudio de la Asociación de Profesores (Asoprudea), sostiene que este paro no dejó ganancia alguna, debido a la insistente decisión del Rector de mantener vigente el Acuerdo 480: “Fue una catástrofe, incluso en lo que tiene que ver con la democracia universitaria, que se acabó de deteriorar”. Una situación más crítica se vivió en la Facultad de Ingeniería, donde, ante la resolución emitida por el Consejo Académico, se generó un comunicado mediante el cual se pedía a los docentes informar sobre el estado de sus cursos, con el fin de verificar cuáles podían terminar dentro de la programación del calendario académico. En segunda instancia, se consultó a los estudiantes sobre la posibilidad de continuar o no en los cursos matriculados. Esta situación derivó en que algunos estudiantes tuvieran que cancelar todos sus cursos o presentaran inconvenientes con la matrícula para el 2016-1. “En Ingeniería, el Consejo de Facultad ha actuado irresponsablemente; nunca sacó una resolución, sino que simplemente se cobijó sobre lo que había sacado el Consejo Académico para cancelar y no hizo la difusión necesaria”, señala Luis Felipe González, egresado y miembro de la Red de estudiantes de Ingeniería. Prosigue: “La cancelación se hizo en diciembre y hoy tenemos estudiantes expulsados por una materia que no cancelaron a tiempo. Hay un silencio administrativo. Sí hemos encontrado casos que se han venido solucionando desde el Comité de Asuntos Estudiantiles, pero aún hay un flujo importante de estudiantes que siguen teniendo problemas de matrícula”.

En la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, en cambio, se mantuvo una postura reacia a la cancelación de semestre, considerándola como una medida sancionatoria que deteriora, entre otras cosas, la calidad de la educación. Por tanto, el Consejo de Facultad decidió declarar los cursos incompletos. Alexánder Rúa, estudiante de Ciencia Política, asegura que la cancelación en otras facultades representó un acto ilegal en contra de la manifestación de los estudiantes: “Hay sentencias de la Corte Constitucional que han fallado en contra de universidades por haber hecho lo que hizo la Universidad, cuya intencionalidad era reprimir a los estudiantes en una manifestación legítima, buscando incluso la participación directa en las decisiones que afectan a todos los estamentos”. Pese a lo anterior, algunas unidades académicas se mantuvieron al margen y lograron culminar con éxito el calendario académico sin someterse a una excesiva cancelación de cursos o del semestre. Este fue el caso de facultades como Artes y Comunicaciones. Francisco Londoño, decano de la Facultad de Artes, explica que aunque esta unidad se atrasó, pudo terminar el semestre satisfactoriamente: “No hubo cancelación de cursos, tal vez solo una o dos cancelaciones, pero logramos terminar”. A pesar de todo, la Universidad se empeña en continuar con las actividades académicas en medio de las contrariedades. Surgen entonces preguntas sobre la manera en que se abordará la construcción de una nueva política de admisión para los aspirantes. El profesor Remberto Rhenals, de la Facultad de Ciencias Económicas, considera que una nueva política de admisión debe avanzar en cuatro pasos. Explica: “El primero: mejorar la calidad de la prueba de razonamiento lógico y la de competencia lectora, porque estas dos pruebas son transversales a todo programa. Lo segundo, mejorar la calidad de las preguntas y de los distractores. Tercero, no incentivar a los estudiantes a que elijan opciones al azar durante la prueba. Cuarto, dejar de publicar resultados estandarizados. Que se publiquen los resultados brutos, que el aspirante sepa cómo le fue en el examen, porque el estandarizado lo que hace es ocultar la realidad”. Por su parte, Luz Estella Isaza Mesa, vicerrectora de Docencia, comenta que una nueva política de admisión no se puede pensar solo en un examen, sino en un sistema que integre “cómo traemos, valoramos y garantizamos que los estudiantes permanezcan en la Universidad y, además, que terminen con éxito sus estudios. Esa es la apuesta”. Finalmente, esta construcción de una nueva política de admisión constituye un reto, sobre todo en la vinculación de los diferentes estamentos. El objetivo, entonces, es que se privilegie el diálogo, un elemento que al parecer estuvo ausente en la elaboración y posterior implementación del Acuerdo 480 y que derivó en dolores de cabeza para la administración y en numerosas pérdidas para la comunidad universitaria.

César Alzate Vargas Profesor de Periodismo y Literatura delau.prensa@gmail.com Colaboración: Luis Carlos Hincapié y Daniela Jiménez González

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Alviar, la comunidad universitaria lo denomina así desde su posesión el 6 de abril de 2015. En los seis fonemas de su primer apellido se condensan los encontrados sentimientos en que se traduce su gestión y cada quien los pronunciará según la percepción que del personaje tenga. Es un hombre sereno, de palabra lenta e ideas meditadas, y aunque de él se dice que en raras ocasiones se explaya en respuestas largas, el sábado de nuestro encuentro parece bastante dispuesto a decir todo lo que sus interlocutores deben oír. Esto hace difícil editar el diálogo: su discurso es generoso en matices, amplio, para nada elusivo. Sobre el aspecto más complicado de su gestión, el famoso Acuerdo 480 y la modalidad de examen de admisión a que este dio lugar y que se aplicó por única vez en noviembre, se recomienda la lectura del artículo “Los escombros del paro”, escrito en esta misma edición por la estudiante de Periodismo Daniela Jiménez González, quien además está hoy con nosotros y ya en abril del año pasado había entrevistado a Alviar para este periódico. ¿Qué ha ocurrido entre las expectativas de la posesión y el hecho concreto de haber pasado un año en la rectoría?

Fotografía: Karen Parrado

Por su parte, Julio César Saldarriaga, vicedecano de la Facultad de Ingeniería, indica que fue posible salvar cerca del 75 por ciento de los cursos profesionalizantes. No sucedió lo mismo con los cursos de formación en ciencia básica, pues un gran porcentaje de estas asignaturas fueron canceladas. “A muchos estudiantes de primer semestre se les cancelaron todos sus cursos y por eso abogamos para que estos estudiantes no quedaran sin cupo en la Universidad”, añade Saldarriaga. En cuanto a los estudiantes que no pudieron matricularse, Saldarriaga explica que cerca de 324 quedaron en insuficiencia académica, de los cuales 120 hacen parte de los programas presenciales y el resto, de programas virtuales y regionalizados. “De Ingeniería hemos logrado resolver insuficiencia de al menos 34 estudiantes de los programas presenciales. Seguimos recibiendo solicitudes”, concluye.

A punto de ajustar un año en el cargo más importante de la Universidad, Mauricio Alviar Ramírez aceptó la invitación de De la Urbe a poner en práctica uno de los ejercicios centrales de su propuesta de gestión: dialogar. No puso cortapisa alguna y respondió con amplitud cada pregunta formulada.

—Pero, Rector —interviene Luis Carlos Hinen carne propia la experiencia de un cambio bien intencionado capié, profesor de Radio y coordipensando en los jóvenes […] Me preocupan los que se van, los nador del Sistema Informativo De que no logran terminar sus programas. ¿Por qué se van? Miren la Urbe—, ¿cuáles son las cifras, los la cifra que les voy a dar: entre el 2005 y el 2015, se fueron veinte resultados, de la prueba que se aplicó mil jóvenes de la Universidad de Antioquia por bajo rendimienen busca de solucionar aquella que to académico. ¿Cómo nos vamos a quedar cruzados de brazos “Me preocupan los que se van, los que no logran no servía? frente a esa realidad? Cuando un muchacho decide retirarse, —A mi modo de ver —reses lamentable. Hay jóvenes que son muy buenos estudiantes y ponde Alviar—, lo que ocurrió en que si tuvieran la oportunidad de cambiar de programa de una terminar sus programas. ¿Por qué se van? Miren la cifra noviembre fue exitoso. Uno de los manera mucho más expedita, podrían permanecer en la Uniargumentos de los grupos de estuversidad. que les voy a dar: entre el 2005 y el 2015, se fueron diantes de la Asamblea era que la —Y la Universidad quisiera retenerlos. Universidad se iba a elitizar y a pri—Y la sociedad. No podemos seguir permitiendo veinte mil jóvenes de la Universidad de Antioquia por vatizar, y lo que vimos fue que el 90 que de cien jóvenes que admitimos, nos vayan quedando por ciento de los admitidos siguen 48 sillas vacías a lo largo de una cohorte. Eso no puede bajo rendimiento académico. ¿Cómo nos vamos a siendo de estratos uno, dos y tres. ser. Es un costo social altísimo. Por otro lado, el tipo de colegio de quedar cruzados de brazos frente a esa realidad?”. procedencia de los estudiantes: el 70 El 480 y las vocaciones por ciento siguen proviniendo de co—Llevando tanto tiempo en la Universidad, conolegios públicos. ciéndola tan bien, ¿no le parece que le faltó diálogo con —Según usted mismo dice —intodos los estamentos? quiero—, ¿no es que en la aplicación del nuevo examen de —Faltó más pedagogía, eso yo lo reconozco, pero no Cuarenta y ocho sillas vacías admisión haya habido apresuramiento o improvisación, sino quiere decir que no haya habido diálogo. Desde cuando lle—Me siento muy satisfecho, contento, con lo que hemos que usted venía con una propuesta ya bastante madura y su gué a la Rectoría, y durante la campaña, ese era mi tema. empezado a desarrollar del Plan de Acción —declara—. Ha intención era que un cambio, en el que creía, se hiciera pronto? El hilo conductor es la calidad, y esto empieza por mejorar habido un acercamiento de mucha parte de la comunidad aca—Ese es el punto esencial: a mí me designaron Rector nuestro sistema de admisión. Cuando fui a todas las faculdémica internacional: de Europa, de los Estados Unidos, de para hacer los cambios que propuse en la campaña y que tades, ya en calidad de Rector, lo expuse siempre. Cité a Suramérica, inclusive de Asia a través de la embajada de China. convencieron al Consejo Superior. Yo —¿Está incólume el prestigio de la Universidad? decía: si dejamos la cosa técnica no —le pregunto. para noviembre del 2015, sino para —Sí. Y está afuera. A mí lo que a veces me inquieta noviembre del 2016, los resultados los es por qué adentro tenemos dificultades que nos llevaron, estaríamos mirando en diciembre de inclusive, a un paro, declarado por los estudiantes, de apro2017, ¡y se acabó la rectoría! ximadamente dos meses y medio. —La primera de ellas. Sobre la duración del paro hay diferentes interpretaTodos nos reímos. ciones, si se tiene en cuenta que no todos los estudiantes se —La primera y la última —dice acogieron a él y quienes lo hicieron no coincidieron en las él, y sigue riendo. fechas. ¿Qué piensa el Rector al respecto? —¿Cree que va a ser la última? —El paro fue absolutamente innecesario. —Yo estoy trabajando por mi plan —¿Qué faltó para que se evitara? de acción de tres años —contesta. Reto—Un lenguaje común. Terminaron, los estudiantes de ma la idea que venía exponiendo—. Es la asamblea y los profesores opuestos a los cambios, reconoque en la Universidad todo se nos demociendo que el examen de admisión no sirve. Al final reconora años geológicos. Para cambiar un plan cieron que definitivamente ni el examen que teníamos ni el de estudios, nos demoramos diez años que se hizo en noviembre resuelven los problemas que tiene discutiendo un currículo. ¡Por Dios! […] la Universidad en el asunto de la admisión, y que hay que La Universidad se ha quedado un poco, empezar a construir un proceso de selección, que es lo que o muy —no poco—, muy obsoleta en su yo vengo diciendo hace diez años. normativa, frente a la realidad. Ya viví El 28 de octubre de 2015, un grupo de estudiantes marchó por el centro de Medellín para Fotografía: Enmanuel Rendón Osorio

Daniela Jiménez González Estudiante de Periodismo danielajimenezg09@gmail.com / @AgathaCartaRoja

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protestar por el cierre del claustro universitario.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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“¿Tener mejores puntajes, que de muchas maneras nos podrían dar indicadores de mejor probabilidad de éxito académico, o tener puntajes más bajos, con un alto riesgo de deserción por el tema de la calidad? Personalmente, pienso que en este momento coyuntural de la educación en Colombia, es mejor lograr mejores puntajes”.

En vez de admisión, selección Continúa Luis Carlos: —¿Cómo pedir calidad, si desde la formación primara y secundaria no la hay, y cómo restringir el acceso de los estudiantes que tienen menores posibilidades educativas, que estudian en el sistema público? Alviar: —Tenemos que apoyar a la educación precedente mejorando la calidad. ¿Cómo? Ofreciendo cursos universitarios a los jóvenes de grados diez y once. Que el examen de admisión se remplace por esos cursos, que no son preuniversitarios; son universitarios: matemáticas básicas, español, y ojalá biología, química, física, humanidades. Fíjense en la gran ventaja que eso tiene: ayuda a los jóvenes a perfilar su vocación. La Universidad va a apoyar la educación precedente, por lo menos en los grados diez y once. No podemos ir más lejos porque no tenemos los recursos, pero es dar una señal. […] En este momento, alrededor de 16.000

jóvenes de más de 240 instituciones de educación secundaria están tomando estos cursos en todo el departamento. —Llegamos a una especie de punto muerto en la discusión sobre el examen de admisión —digo—. ¿En qué estamos? —Para la admisión de mayo, volvemos al examen anterior que se presentó hace un año. Pero ahí viene lo más importante y esperanzador, y es que las discusiones de los expertos que la Universidad contrató para evaluar los resultados del examen, los profesores que se opusieron al nuevo examen y que también presentaron estudios, y los estudiantes que fueron al Consejo Académico a presentar sus opiniones, coincidimos en que definitivamente hay que empezar ya el cambio del examen de admisión al proceso de selección. El acuerdo que deroga el 480 lo dice claramente: la Vicerrectoría de Docencia tiene que preparar un cronograma para emprender el proceso de selección. Y, obviamente, va a ser un proceso participativo. Se le va a presentar la propuesta al Consejo Académico y se va a discutir con los estamentos. Pero sobre el entendido de que es el Consejo Académico el que toma la decisión. Todos los estamentos van a tener la oportunidad de aportar, opinar sobre ese proceso de selección, que parte de un principio de acuerdo: el examen de admisión actual no sirve y hay que pensar en una forma distinta de admisión, mejorando las probabilidades de los estudiantes de pasar a la Universidad y permanecer en ella. —¿Se va a tomar el tiempo necesario ese diálogo? —Sí. Yo quisiera (no sé si es que mi naturaleza es acelerada) ver si lo logramos para noviembre de este año. Pero no es fácil. Un equipo que rota —Llega a la Vicerrectoría General el exdecano de Comunicaciones Édison Neira, y también cambian los responsables de Regionalización y Secretaría General. ¿A qué se deben los ajustes en su equipo de trabajo? —Una cualidad muy grande de este equipo de trabajo es que tiene la capacidad de autocrítica y de mirarse frente a los retos de la Universidad, y entonces, solo por esa razón, el vicerrector general Carlos Vásquez, a quien yo admiro, me ha dicho que siente que no tiene las condiciones para seguir al frente de la Vicerrectoría. Le pedí que siguiera siendo mi asesor espiritual, por su formación de filósofo. También tuve oportunidad de hablar mucho rato con el secretario general [Roberth Augusto Uribe Álvarez], en un proyecto muy importante, el de la Mesa Universitaria por la Paz. Le he pedido que me acompañe en ese proyecto. A la Secretaría General viene la abogada María Isabel Lopera. Y en Regionalización, encontré una persona que va a aportar muchísimo: el doctor Luis Alfonso Escobar, biólogo, egresado de la Universidad, quien fue director de Corantioquia en dos periodos y estuvo en el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, conoce los 125 municipios de este departamento, tiene una visión estratégica sobre educación y desarrollo territorial. —Hay algo de recelo por el hecho de que el nuevo Director venga de hacer un tránsito político por otras entidades. La pregunta es: ¿se está politizando de alguna manera la Universidad? —No se podría relacionar el nombramiento del biólogo Luis Alfonso con la politización de la Universidad. Lo conozco hace mucho rato y he visto en él un hombre con un perfil mucho más técnico que político. —¿Está teniendo total libertad para escoger a su equipo? —Absoluta. Una de las cosas que me ha tenido más satisfecho en este año es que el equipo rectoral lo he nombrado con absoluta independencia y libertad. No he recibido una sola llamada de nadie a decirme ‘ponga esta persona ahí’. Eso sería nefasto. Todos los nombramientos que he hecho han sido a conciencia, pensando en la Universidad y en las calidades de las personas. Descentralizar —Al principio, se dijo que usted tenía la intención de transformar el esquema de regionalización; para algunos eso significaba cerrar sedes, hacer el tránsito hacia una mayor presencia virtual que física en las regiones… ¿Cuál es la realidad? —Lo que ha ocurrido en estos veinte años de regionalización sistemática (programas regionalizados había desde hace cuarenta años), es que se llevan programas de Medellín a las regiones. Nosotros consideramos que las regiones han logrado unos niveles de desarrollo social, económico, cultural y educativo, que nos llevan a pensar que ya hay algunas con unos grados de madurez que permitirían dar un paso adelante en un esquema de descentralización. Yo siempre he puesto el símil con la Nacional: así como esta tiene su sede Medellín, sede Manizales, sede Palmira, la de Antioquia debe ir en una trayectoria parecida. Ya no tiene mucho sentido que en una seccional como Urabá, Bajo Cauca, Oriente, todos los procesos administrativos tengan que pasar por Medellín. Eso genera demoras, ineficiencias, problemas. […] El esquema nuevo de Regionalización, de ir logrando mayor descentralización, requiere en primer lugar tener comunidad académica en las regiones. —Quería preguntarle específicamente por la sede Jesús Mora de Turbo. Todos recordamos esa protesta de los estudiantes cantando el himno de la Universidad en medio

de una inundación. Año y medio después, no se les ha dilo sabían, la IPS Universitaria es una corporación privada. cho con claridad qué va a ocurrir. Se rige por el derecho privado. Lo segundo: “Un fortín del —Cuando fui allí por primera vez en calidad de RecGobernador”. Yo, la verdad, no lo veo así. El Gobernador tor, pensé: esto definitivamente no puede ser, porque al sí está preocupado por la IPS, como estamos todos. La IPS año se interrumpen actividades académicas por el equivaUniversitaria está inmersa en nuestro sistema de salud, que lente a dos meses. En la época de lluvia no se puede dictar está en una crisis profunda. Estamos padeciendo un proclase allá. Hay que buscar alternativas. Yo pensé en algo blema de cartera severo y eso le preocupa al Gobernador, como esto: el Politécnico Jaime Isaza Cadavid tiene unas y le tiene que preocupar. ¿Qué tal que no? El Gobernador instalaciones buenísimas en Apartadó, con capacidad para preside el Consejo Superior y este tiene dos representantes 1.200 estudiantes y en este momento hay seiscientos. La en la junta directiva de la IPS; él está en todo el deber de mitad la podría aprovechar la Universidad en un convetener informes de la IPS y estar preocupado por la situanio. Pero es en Apartadó. Los registros calificados de Turción. Pero de ahí a decir que es un fortín político, yo, la bo no funcionan en Apartadó, siendo el mismo programa. verdad, no lo veo. La Universidad es socia de la IPS, con Le he planteado ese asunto al Ministerio de Educación la Fundación de la Universidad: no veo ningún peligro de y la tendencia es a que nos los den por las regiones. En que el Gobernador o la clase política se vaya a tomar la IPS. ese asunto estamos trabaEso no tiene presenjando, para mirar qué potación. sibilidades hay de hacer —¿Si la IPS se una redistribución de los hunde financieratres campus que tenemos “Atenderemos los requerimientos, si es del mente hunde tamen la región y salir de Jesús bién a la Universicaso, de la Contraloría. Pero si por detrimento Mora. […] También hay dad? —pregunta que recordar que nos falta Luis Carlos. nos van a juzgar a raíz de los paros, la terminar la tercera etapa —No. Esa es de Ciencias del Mar y la seuna de las ventajas de Universidad no existiría y todos los rectores y gunda de Apartadó. ser una corporación —¿Hay recursos para privada, que tiene decanos estaríamos en la cárcel”. eso? su NIT aparte de la —No, pero los vamos Universidad, y solaa conseguir. mente hay dos asun—¿Y el gobierno detos en los que la Ley partamental de Luis Pérez establece claramente Gutiérrez es afín a ese proyecto? que habría una corresponsabilidad de los socios: en materia —Sí. Yo he encontrado en el señor Gobernador y en el de impuestos y laboral, siempre y cuando la liquidación no Secretario de Educación [Néstor David Restrepo Bonett] lograra llenar los recursos para ese efecto. una gran disposición. La Universidad no tiene recursos —A pesar de ser una entidad privada en los términos para construir más sedes físicas en los municipios por fuera en que usted acaba de señalar, la IPS forma parte del alma de Medellín. Hay que fortalecer lo que tenemos, y si aparede la Universidad —comento. cen infraestructuras en comodato o en donación, y con el —Claro. Yo destino, creo, más de la tercera parte de compromiso de los alcaldes para hacer el mantenimiento, mi tiempo a ese frente. El Rector de la Universidad de Anla Universidad puede seguir avanzando en esa dirección. tioquia preside la junta directiva de la IPS. A mí ese tema Pero sería irresponsable decir que vamos a construir sedes me trasnocha, me desvela; mientras sea Rector y presidente en todos los municipios. de la junta no voy a permitir que la IPS sucumba. Es una —Pero tampoco va a cerrar ninguna de las que están joya de la Universidad. abiertas. —No. Esa nunca fue mi intención. Pienso que se debe hacer un uso más racional de las sedes, pero eso no quiere decir cerrarlas. El tema de los programas virtuales fue, lo que dije en algún momento, un alto en el camino, que también se malinterpretó como un cierre, cuando lo que estábamos haciendo era evaluar los programas que se estaban llevando a estas sedes. Bachilleres de la noche —A propósito de cierres rumorados: el bachillerato nocturno. ¿Cuál es su política oficial al respecto? —La política oficial mía es la política del Consejo Superior. La decisión no es del Rector. El Consejo Superior tiene que tomar la decisión de dejar o cerrar el colegio. Este tiene muchos problemas de calidad. Hay un informe de la Secretaría de Educación que señala la cantidad de problemas que tiene el colegio, y estamos prácticamente conminados a su cierre. —¿Pero cómo se admite, señor Rector, que un colegio que lleva el nombre de la Universidad tenga problemas de calidad? —pregunta Luis Carlos—. Al colegio se le fue restringiendo, primero, la planta docente; segundo, la planta física, que pasó a una especie de destierro en el sector de Balboa con Ayacucho; y lo inaudito es escuchar que el colegio nocturno funciona como una rueda suelta, que la Universidad no está haciendo una custodia sobre la calidad, sobre el personal, sobre las instalaciones. —Esa es una situación que nosotros, digámoslo así, heredamos. Cuando llegamos a la Rectoría había una situación francamente irreversible en términos de calidad y de estudiantes matriculados. El año pasado tuvimos diecisiete estudiantes; para este año ya no hay estudiantes. […] Además hay una norma que dice que las universidades públicas no podemos destinar recursos para la educación precedente… Se va a escuchar a los estudiantes y a los egresados, para ver si de aquí a junio o julio el Consejo Superior reúne los elementos para tomar una decisión. “No voy a permitir que la IPS sucumba” Retomo la conversación: —La revista Semana publicó el 17 de marzo, en su edición digital, una columna del periodista Juan Diego Restrepo en la que se hacen unos señalamientos bastante duros sobre la situación de la IPS Universitaria. Cito: “La IPS Universitaria se convirtió en un fortín del Gobernador de Antioquia y muchos temen que ante la crisis financiera que padece, se privatice dejando atrás varios años de esfuerzos académicos, científicos y sociales. Al parecer, las piezas del ajedrez están organizadas para que ello ocurra”. ¿Qué responde usted a esto? —Eso es totalmente falso. Esa columna está llena de imprecisiones malintencionadas. Lo primero, el periodista tiene total desconocimiento de la IPS y del Programa de Salud. Cuando dice ‘privatizar’, es absurdo. Por si ustedes no

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aportado muchos recursos a lo largo de estos veinte años, pero para proyectos puntuales. Daniela: —Tras el reciente paro, ¿en qué situación quedó la Universidad? ¿Hubo detrimento patrimonial? —Es lo que ha argumentado la veeduría —puntualiza Luis Carlos. —Yo también he escuchado lo del detrimento patrimonial: que por el examen de admisión. Lo que se tuvo que hacer, con la repetición de algunas pruebas a raíz del error que se cometió el año pasado, creo que no llegó a dos millones de pesos. Atenderemos los requerimientos, si es del caso, de la Contraloría. Pero si por detrimento nos van a juzgar a raíz de los paros, la Universidad no existiría y todos los rectores y decanos estaríamos en la cárcel. —¿Y malos manejos? —pregunta Luis Carlos. —Malos manejos, no. Lo que sí hay es muchas ineficiencias en la Universidad. Y eso es parte de la responsabilidad de la administración: empezar a corregir esas ineficiencias, porque nosotros también tenemos que responder por los recursos del Estado. Gobernabilidad y democracia Sigue Luis Carlos: —¿Qué les responde a quienes están colocando carteles que dicen “ganamos y lo derrotamos con el 480”? —La Universidad tiene que construir un concepto de democracia universitaria. No puede ser el concepto de democracia de la sociedad transpuesto en la Universidad. Hay que hablar de participación, claro. Yo mismo propuse, y ojalá lo logre, el tema del Rector: un solo periodo de reelección, o un solo periodo de cinco años sin reelección. A lo que invito, entonces, es a que nos sentemos a construir un concepto de democracia universitaria de participación. Les he dicho a los estudiantes: vengan al Consejo Académico, no uno como está en las normas, sino tres, uno por área; opinen, los necesitamos aquí, lo mismo en el Consejo Superior. No quisieron. Dicen que ellos no son voceros de la asamblea, que eso lo tienen que decidir en asamblea. …Y ya para irnos Se nos acaban el espacio y el tiempo. Propongo: —Volvamos a su primer año. Situaciones difíciles aparte, ¿está contento?

Fotografía: Daniela Jiménez González

ne una cosa más avanzada, en el sentido de que permite por lo menos darles a los chicos una oportunidad o dos —ojalá fueran tres y cuatro— de escoger programas de acuerdo a sus preferencias, así sean inciertas. Yo acepto que lo de la doble opción todavía no funciona, entonces volvamos al esquema anterior. Y así se planteó en el primer debate: que cada facultad, escuela o instituto diga si se va con la doble opción o vuelve a la anterior. Eso se habría podido hacer perfectamente para la admisión de mayo, pero ganó la propuesta de derogatoria, con el significado político que también tiene esa decisión. —¿Que es cuál? —A los ojos de muchas personas, entregar la Universidad a las decisiones de un grupo de estudiantes de la asamblea, que eso era lo que pedían. —Pero los profesores también pedían la derogatoria —recuerda Luis Carlos. —Ah, sí, y los profesores de la asamblea. Exactamente.

Fotografía: Karen Parrado

reuniones de estudiantes en el teatro universitario, después asistí a las asambleas, pero ahí empezó el tema de los dos idiomas: cuando yo iba a presentar mis cifras, la respuesta y los insultos que obtenía del auditorio eran “el neoliberal”. Por el solo hecho de haber estudiado Economía, tengo el estigma de ser neoliberal. —No todos los economistas lo son. —No todos lo son. Recuerdo una de las asambleas, que traté de hacer pedagogía sobre el neoliberalismo: “¿Qué entienden por eso?”. —Y apareció como una pregunta soberbia —anota Luis Carlos. —Hubo momentos muy positivos también, en que se abrían posibilidades de hablar académicamente. Pero es muy difícil. Si vamos a hablar de neoliberalismo o de socialismo, ¡pues hablemos!, hagamos un debate sobre esos temas. —Grosso modo —leo ahora en un mensaje que me envía una amiga—, el neoliberalismo es un programa de reformas políticas y, sobre todo, económicas, que propone reducir la intervención del Estado en los asuntos económicos de un país, trasladar costos a los ciudadanos y favorecer lo más que se pueda la participación de la empresa privada. Retomo la charla con el Rector: —El primer idioma común es el respeto. —El respeto —apoya—, y ponernos de acuerdo. Pero cuando sale el otro a hablar de neoliberalismo, de que le vamos a vender la Universidad al mercado, el imperialismo yanqui… Hasta ahí llegamos. —¿Siente a los que así se manifiestan un poquito quedados? —Sí, sí, mucho. Muchísimo. Este mundo cambia a una velocidad y yo siento sectores del estudiantado y del profesorado todavía embarcados en unas discusiones que a mi modo de ver se superaron hace mucho rato. —Uno de los temas que se abordaban en ciertos sectores del estudiantado y el profesorado era el de la vocación —acota Daniela—. En Biología, por ejemplo, se pasó de un punto de corte de 50 a 70, pero muchos estudiantes se presentaron a Medicina y pasaron a Biología. Dice la crítica que el programa de Biología se llenó de médicos frustrados, de químicos farmacéuticos que no pasaron a Química Farmacéutica… ¿No cree usted que el tema de la doble opción se puede interpretar como un detrimento al tema vocacional? —Ese es uno de los puntos clave —admite Alviar—, que nos llevó al cambio de la doble opción. Primero partimos del supuesto de que muchos jóvenes no tienen total claridad de la carrera profesional que quieren estudiar. Hicimos este análisis: ¿qué es mejor para lograr mayor permanencia de los jóvenes en la Universidad? ¿Tener mejores puntajes, que de muchas maneras nos podrían dar indicadores de mejor probabilidad de éxito académico, o tener puntajes más bajos, con un alto riesgo de deserción por el tema de la calidad? Personalmente, pienso que en este momento coyuntural de la educación en Colombia, es mejor lograr mejores puntajes. Porque también hay un asunto de inequidad, fíjense ustedes. Un muchacho que saca un puntaje muy alto, digamos en Ingeniería Civil, pero no logró cupo, y quisiera estudiar Ingeniería de Materiales (si lo puso como doble opción), no puede entrar porque en Ingeniería de Materiales entraron antes que él otros con menor puntaje. ¿Eso no es inequitativo? ¿No tenemos que premiar, de cierta manera, los mejores muchachos sobre los de puntaje más bajo? Ese fue el cambio: la segunda opción se empieza a llenar con los que aquí no lograron cupo pero tienen puntajes más altos. El examen, en eso, cumplió el objetivo. El caso de la Salud es absolutamente atípico. Claro, es que son nueve mil aspirantes a Medicina. Con este sistema, los mejores puntajes de Medicina, que son muchos, porque de nueve mil recibimos solamente 130, empezaron a llenar Instrumentación Quirúrgica. Claro, los que habían puesto esta carrera como primera opción, se quedaron por fuera. Solo uno entró… Eso es cierto, y yo dije, bueno, este es un asunto que tenemos que discutir, y acepto que cambiemos eso. —Ahí entra en juego lo de la deserción —colijo. —Mire cómo se interpretó la cosa: se dijo que el Rector había logrado que se aumentara la deserción precoz. ¡Ojo con eso! Yo nunca hablé de la deserción precoz. Para mí la preocupación es la temprana. Y decían: es que en Instrumentación Quirúrgica, de los que pasaron solamente se matriculó el 40 por ciento. Claro que sí. Pero me voy al pasado y tenemos la misma deserción precoz antes del examen. Salen a decir: la deserción aumentó. ¡Por Dios! Eso no lo podemos decir hasta dentro de un año. La deserción precoz no se la podemos atribuir al examen, porque si uno mira los exámenes anteriores, también es altísima en casi todos los programas. —¿Qué hacer, pues, con el asunto vocacional? —¿Qué hace la Universidad Nacional hoy por hoy? Allí la gente no se presenta a ningún programa: se presenta a la Universidad, y los mejores puntajes eligen el programa, una vez admitidos. El rector [Ignacio] Mantilla y el equipo rectoral de la Nacional me decían: “Es que para nosotros lo de la vocación es absolutamente secundario […] Nos interesa tener los mejores puntajes y que quienes los obtengan tengan la oportunidad de decidir, y así se van llenando los cupos”. A mí me parece eso exagerado. La de Antioquia tie-

Personaje

Tras la derogatoria del Acuerdo 480, el 3 de marzo, algunos sectores celebraron la decisión del Consejo Académico mediante la pega de afiches en diversas sedes de la Universidad.

El déficit y el detrimento Vuelve Luis Carlos: —Se cierne sobre la comunidad la incertidumbre de si la Universidad está desfinanciada, si hay presupuesto para este año, si hay forma de invertir y no acudir tanto a la autofinanciación. —Ese es un problema estructural de las universidades públicas. Los ingresos que recibe la Universidad por parte del Estado, que provienen de la Ley 30, son insuficientes, porque crecen a una tasa menor que la que crecen los gastos. Y esos gastos, los de la plata que nos da el Estado, son fundamentalmente para financiar la nómina; es decir, profesores y empleados. El déficit, para este año, es aproximadamente de 38 mil millones de pesos. Estamos haciendo gestiones para tratar de reducirlo. La Ley 30 obligaba a los entes territoriales a aportarles a las universidades lo que hubieran aportado en el año 93 y empezar a crecer con el IPC [Índice de Precios al Consumidor], pero resulta que el municipio de Medellín en el 93 no le había aportado un peso a la Universidad, así que se “escapó” de dar recursos de base presupuestal. El Municipio sí nos ha

—Yo estoy muy contento. Soy un enamorado de la educación superior, enamorado de esta Universidad. —¿Y están contentos con usted? —pregunta Luis Carlos. —Yo siento que hay muchas voces a favor, diría que mayoritarias. —¿Camina tranquilamente por el campus? —pregunto yo. —Sí. Y me gustaría hacerlo con mayor frecuencia, pero la agenda y las reuniones por fuera no lo permiten. A donde me invitan voy, y por mi propia iniciativa también voy. Desde la Facultad de Artes, a unos cien pasos de la Rectoría cruzando la plazoleta central, el aire nos trae hace rato las notas de un contrabajo tocado con inexperiencia y ganas de aprender. Esto me hace recordar que al Rector le gusta la música. —¿Cuándo fue la última vez que tocó guitarra? —Hace quince días, en mi casa. —¿Aquí lo ha hecho alguna vez? —Aquí en la Universidad no he tocado guitarra, pero sí he cantado.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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Opinión

Opinión Editorial

Comité editorial: Patricia Nieto Nieto, Raúl Osorio Vargas, Jaime Andrés Peralta Agudelo, Heiner Castañeda Bustamante, Jorge Alonso Sierra, Luis Carlos Hincapié. Dirección: César Alzate Vargas Asistencia editorial: Eliana Castro Gaviria Coordinación editorial: Daniela Jiménez González Equipo de redacción: Juan Diego Posada Posada, Mariana White Londoño, Juan Manuel Flórez Arias, Karen Parrado, Yeison García. Corrección de estilo: Alba Rocío Rojas Diseño gráfico: Sara Ortega Ramírez Ilustración: Ricardo Cortázar, Daniela Jiménez González Caricatura: Moly Impresión: La Patria, Manizales Circulación: 10.000 ejemplares Sistema Informativo De la Urbe Coordinación Radio: Luis Carlos Hincapié Coordinación Televisión: Jorge Alonso Sierra Coordinación Digital: Walter Arias Coordinación Especiales: David Santos Gómez Coordinación en regiones: Juan David Ortíz Coordinación Semillero de Periodismo Investigativo: Pedro Nel Valencia Calle 67 N° 53-108, Ciudad Universitaria, of. 12-122 Tel: (57-4) 219 5912 delaurbe.udea.edu.co delau.prensa@gmail.com facebook.com/sistemadelaurbe twitter.com/delaurbe Medellín, Colombia Acorde a los postulados sobre derecho a la información y libertad de expresión consagrados en la Constitución Política y las leyes de Colombia, las opiniones expresadas por los autores no comprometen a la Universidad de Antioquia ni al Sistema Informativo De la Urbe. Universidad de Antioquia Mauricio Alviar Ramírez, Rector David Hernández García, Decano Facultad de Comunicaciones Deisy García Franco, Jefa Departamento de Comunicación Social

Las historias y los nombres L

os días son veloces. El presidente de Estados Unidos asiste con el de Cuba a un juego de béisbol en La Habana. Miles de periodistas los siguen. También en La Habana, se vencen los plazos para la firma de la paz; aún no se fija uno nuevo. Miles de periodistas están atentos. Entre tanto, más cerca, en varios lugares de Colombia vuelven a matar líderes de izquierda (decir “vuelven” delata algo de ingenuidad, pues es como decir que durante un tiempo habían dejado de asesinarlos, lo que por desgracia no es cierto). Matan, también, líderes sindicales. Los periodistas siguen atentos. Matan también a los periodistas. La Constitución y la tradición reciente de Colombia hablan de derechos fundamentales. De estos, los que más interesan para el caso se hallan condensados en el artículo 20 de la Carta Política: libertad de expresión y difusión de pensamiento y opiniones, informar y recibir información veraz e imparcial y garantía de no censura. Como si lo anterior fuera poco, el mismo artículo proclama la libertad y la responsabilidad social de los medios, garantiza el derecho de rectificación “en condiciones de equidad” y concede a cualquier persona la libertad de fundar medios masivos de comunicación. Semanas atrás, meses atrás, una eternidad atrás, una periodista publicaba en las redes sociales de su emisora el video de dos hombres adultos enredados en un escarceo sexual: cayó uno, el de más alto cargo (para la fecha de grabación del video, senador; para la de la publicación, viceministro del Interior). Cayó el jefe máximo de la institución a la que pertenece el que grabó y entregó el video a los periodistas: el mismísimo director de la Policía Nacional se vio por fin obligado a presentar su renuncia, tras meses de un escándalo del que no se daba por notificado a pesar de estar en el centro del mismo. Cayó la propia periodista, víctima en primer término de la cólera de un país que le reclamaba respeto a la intimidad, víctima en segundo término de maquinaciones de las que no alcanzamos a tener noticia clara: se dice, y él lo niega, que el propio Presidente de la República —que otrora fungió también de periodista, y no nos atrevemos a juzgar sus cualidades como tal— movió influencias para que los dueños de la cadena radial impusieran la renuncia. Y días antes de esto, otro escándalo en medios había provocado otra caída estruendosa: la del Defensor del Pueblo, que al parecer —nunca se tiene certeza— andaba menos ocupado cumpliendo su fundamental misión que “enamorándose”; esto es, para efectos del escándalo, acosando

Presas

Fotografía de portada: Carolina Londoño Mosquera

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sucesos que marcan la leve pero tumultuosa Historia de la humanidad actual, los medios olvidan con frecuencia que las historias tienen nombres y los nombres, a su vez, tienen historias, y que a los ciudadanos los convoca la necesidad y les asiste el derecho de enterarse bien de lo que sucede. a su secretaria privada. Y, entre tanto, un escándalo en el ámbito local: la editora de la sección internacional del diario más importante de la región fue descubierta por una lectora, no por sus jefes, en la nada inocente ni excusable práctica de tomar y publicar con su nombre textos suscritos en inglés por periodistas que sí habían cubierto las historias. En contextos distantes y en tiempos recientes, digamos nada menos que en el New York Times (caso Jayson Blair, 2003), acciones similares acarrearon como consecuencia la inmediata defenestración del periodista… y de los editores que no se tomaron el trabajo de estar atentos a lo que publicaban sus periodistas. Aquí se le pidió elegantemente la renuncia a la señalada y, que se sepa, el acto de contrición del diario no fue más allá de ofrecer disculpas en un editorial. ¿A qué va todo esto? A que en la avalancha de sucesos que marcan la leve pero tumultuosa Historia de la humanidad actual, los medios olvidan con frecuencia que las historias tienen nombres y los nombres, a su vez, tienen historias, y que a los ciudadanos los convoca la necesidad y les asiste el derecho de enterarse bien de lo que sucede. A que detrás del video hay una red de prostitución en la Policía, detrás del funcionario acosador un pueblo que urge ser defendido, detrás del plagio descubierto unos lectores que merecen ser bien informados. A que, de paso, el acto de informar requiere unas condiciones éticas y académicas a la altura de la verdadera misión que en últimas asiste a los periodistas: ayudar a los pueblos a urdir la delicadísima filigrana de la Historia. Los días son veloces y se llevan la memoria. Recordemos, al menos, los nombres: la primera periodista renunciada se llamaba Vicky Dávila; el autor del video se llamaba Ányelo Palacios y en el momento del escándalo ostentaba el grado de capitán; el antiguo senador y para el momento viceministro se llamaba Carlos Ferro; el director renunciado de la Policía, Rodolfo Palomino; el ya ex Defensor, Jorge Armando Otálora; la secretaria acosada, Astrid Helena Cristancho; la segunda periodista renunciada se llamaba Diana Carolina Jiménez… Nombres. Nombres que a veces nos llegan con sus rostros y sus voces, pero raramente con sus historias. El país se llamaba Colombia.

A pesar de las leyes, de las campañas, de que somos la generación que más información tiene en sus manos y la misma que creció entre discusiones sobre igualdad y respeto por la vida, a las mujeres las siguen matando por su mera condición. Las estadísticas colombianas son miedosas: de acuerdo con Eliana Castro Gaviria Medicina Legal, en el país cuatro mujeres, la mayoría entre los 20 y 34 años, son asesinadas en un día. Estamos hablanPeriodista do de feminicidios, de asesinatos de mujeres como resultado ecastrograviria@yahoo.es / @fermina_dz de la violencia de género y que suceden tanto privada como públicamente; estamos hablando de algo sistemático. Según las mujeres las siguen matando por ser mujeres, y datos del Instituto Universitario de Altos Estudios Internano hay solo un asesino: las matan la ignorancia, la cionales y del Desarrollo en Ginebra (Suiza), Colombia es displicencia y el silencio de nuestra cultura, los bauno de los diez países del mundo con más crímenes de muches de la justicia en temas de violencia de género, la ligereza jeres, superado tan solo por México en Centro y Suramérica. de los medios de comunicación —basta recordar las fotograAlgo nos está gritando a la cara que nos seguimos equifías que empezaron a rodar, en los medios de comunicación, vocando, todos. A las mujeres las siguen matando como si del entonces Defensor del Pueblo Jorge Armando Otálora y fueran animales de caza. Detengámonos en el mero hecho Astrid Helena Cristancho, exsecretaria privada: él muy elede que hay lugares a los que una mujer no debe ir por el gante, de traje, serio, y ella, exreina, seductora—. Y no solo miedo a una violación. O en las diferencias, muchas veces las matan: las insultan, las humillan, las acosan, las violan, las abismales, de los salarios entre hombres y mujeres. El mundo desaparecen por ser mujeres. se nos está llenando de lugares vetados, de tipos y tipas preEn estos últimos meses nos hemos enterado del hoguntándose por qué fue a esa casa, por qué caminó por esa micidio de dos jóvenes argentinas en Montañita, Ecuacalle o cómo iba vestida, de víctimas que son juzgadas como dor —dos mujeres que, a pesar de viajar juntas, “viajaban culpables, y de campañas que nos recuerdan que hay que ressolas”—; del caso de Yuliana Aguirre, la colombiana de petar a una mujer porque es una madre, una hija, una amiga, veintiún años descuartizada por su pareja en Chile; del como si el respeto, en este caso, necesitara de la indulgencia. testimonio de Yamile Arango sobre las amenazas y golpiNadie debería sentir miedo y mucho menos miedo por zas de su expareja, un militar que a raíz de estas denuncias nacer mujer. Hay un monstruo interno que no hemos sabido solo estuvo 36 horas en la cárcel. A finales de 2015, ya combatir y al que las leyes, necesarias pero no suficientes, habíamos conocido la identidad de El Monstruo de Montampoco pueden detener. Un monstruo histórico y oculto serrate, un hombre que violaba y mataba a mujeres de la en todos, uno que desprecia lo diferente. En un mundo así, calle desde 2010. No son casos aislados, y su brutalidad cada vez más distante en sus márgenes, quizás una historia —la de los más sonados— ha llevado a cientos de mujebien contada, alejada de los prejuicios y de los lugares comures a relatar sus historias en las redes sociales: el día que nes, con voces de las víctimas, le provoque algún puñetazo tuvieron que saltar de un taxi para evitar una violación, la al monstruo. Algo sutil, pero profundo. mañana en que, siendo niñas, ya un hombre las perseguía Hay que protestar y repudiar todos los asesinatos, sí; por callejones oscuros o la noche en que improvisaron un diariamente se matan más hombres en el mundo, a lo mejor; anillo de compromiso para no sentir miedo. pero esto no es una competencia: a las mujeres las siguen matando por ser mujeres. Eso es asqueroso.

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¿A qué va todo esto? A que en la avalancha de

No hay diálogo en la Universidad

Combustiones espontáneas

Sabíamos que era bajista y que tenía una banda —Áluna—, con la que se convertía en rockstar durante las noches de bares y toques en Abejorral, en Medellín o donde sea que la música lo llevara. Jhorman Jiménez Conocimos sus abrazos fuertes, sus consejos para la soledad, el amor o el desamor. Nos entrometimos Estudiante de Licenciatura en Ciencias Sociales en las anécdotas de un periodista que encontró jim.sociales@gmail.com en las palabras, escritas y conversadas, una mejor manera de sentir y habitar los días. Pero también conocimos al lector apasionado de los buenos liue en 2016 se normalicen las clases y se regularice bros y películas, al escritor que siempre nos dio el calendario académico no es solo un deseo del consejos para desentrañar el poder que resguardarector Mauricio Alviar. Me atrevería a decir que ba cualquier historia. Compartimos los trasnochos gran parte de la comunidad universitaria desea lo mismo, del cierre y vimos de cerca al editor riguroso que aunque esto solo se dará si el Rector entra en, como él misperseguía la limpieza de los textos sin importar mo lo manifiesta en el Plan de Acción, un verdadero “diáloel tiempo que le tomara. A Juan Camilo Jaramillo, go constante y abierto con la comunidad universitaria”. quien fue el director del periódico durante diez Desde que era candidato a la rectoría, el economista Mauediciones, le agradecemos por el camino comparricio Alviar se comprometió a dialogar con los distintos estido. Y que sigan la música, la espontaneidad y, por tamentos de la Universidad para, supuestamente, construir supuesto, la pasión por escribir y enseñar a otros. los cambios que se necesitan en la institución. En los primeros días de su mandato, inició el “diálogo” con estudiantes, La alma profesores, trabajadores y egresados. Los llamados “diáloHay a quienes les suena feo la llamativa expregos” no eran más que un eufemismo para Alviar dar a cosión “la alma máter” (en redonda —esto es, letra nocer los cambios que iba a imponer; un claro ejemplo es el normal— y tildada) y no faltan quienes se han batiapresurado cambio en el examen de admisión. do en feroz duelo de carácter gramatical contra los El prolongado paro; las protestas de los estudiantes; el medios de comunicación de la alma máter de Aninconformismo de los profesores; los constantes disturbios; el tioquia por el uso extendido de la expresión latina cierre y blindaje día y noche de la Ciudad Universitaria duranantecedida del artículo femenino. Piensan estos que te una semana, desde el 28 de octubre hasta el 5 de noviembre, la Ortografía les confiere la razón, pues la norma escon personal de la fuerza pública, previo a la realización de las pecífica dice que: cuando un sustantivo de género pruebas de admisión del mes de noviembre, en las que, adefemenino comienza con a tónica, por eufonía, el armás, se presentó un error en el examen de 300 estudiantes que tículo que lo anuncia debe ser el masculino. Así: el requirió una nueva realización de la polémica tercera prueba, agua, el alma… La clave del asunto estriba en que la la específica, diez días después de realizados los exámenes, el norma se refiere, precisamente, a los sustantivos, en 14 de noviembre; incluso, la reciente derogación del Acuertanto la expresión latina alma, que en muchos casos do 480 por parte del Consejo Académico de la Alma Máter, se usa como sustantivo, para el que nos ocupa es un acuerdo por medio del cual Alviar intentó, de manera arbitraadjetivo. Significa, entre otras cosas, nutricia. Máter, ria, modificar el examen de admisión, son prueba fehaciente por su parte y entre otras cosas, significa madre. de que no hay diálogos, de que las decisiones que se toman en Siendo así, aunque no suene tan bien, diremos la Universidad son unilaterales y que, al igual que en nuestro y escribiremos la alma máter. Explica el Diccionario país, en la Universidad de Antioquia reina la seudodemocracia Panhispánico de Dudas, además, que debe escribira la que se refería el ya fallecido profesor Carlos Gaviria Díaz. se en redonda y con tilde en la a de máter. Así pues: Y no es que hagan falta propuestas por parte de los disla alma máter de Antioquia. tintos estamentos a los que Alviar ha invitado a dialogar —o a los que ha invitado a que lo escuchen—. Más bien es porque, Álbaro —con b— Valencia en los diálogos, el Señor Rector no ha reconocido a los estuPeriodista en todo el sentido de la palabra, se diantes, profesores y empleados como interlocutores capaces formó en la U. de A. hasta que tuvo que suspender de hacer propuestas que vayan en beneficio de la Universidad. sus estudios. Luego se fue a vivir a Cartagena, donde el solo carné de estudiante —contaba entre risas— Por ser pública, se debe excluir de la Universidad todo acto le abrió puertas como La Voz de las Estrellas y Todeque atente contra lo público. Lo público, desde la perspectiva lar. Así, empírico, fue haciendo periodismo y cuando de la filósofa alemana Hannah Arendt, comprende aquellos asya había regresado a su tierra fundó los periódicos El pectos sobre lo que les es común a todos, donde la participación Amagaseño en 2004 y El Suroeste en 2008, hizo parte por medio de palabras, de argumentos, de discurso, es el camide la junta directiva de la Red de Medios del Suroesno para llegar a consensos sobre el bien común. En este sentite de Antioquia, lideró varios colectivos juveniles de do, todo acto de violencia, desoír al otro, la imposición unilaperiodismo, colaboró en la createral y el negar la libertad de ideas van en contra de lo público. ción de la Corporación ComuPor esta razón, una universidad pública sin violencia, más nicadores Comunitarios del Suque un evento como el organizado por la rectoría de la nuestra roeste, dirigió Amagá TV, en fin. el 18 de junio de 2015 en la portería de la calle Barranquilla, Vivificó un periodismo regional donde se escribieron mensajes en un telón blanco y se asistió cobertor de vacíos que a veces con camisetas del mismo color, “UdeA, te quiero sin violencia”, no llenan los grandes medios y se requieren prácticas y escenarios para una verdadera demoque aporta a la comunidad… cracia universitaria que vincule a todos los estamentos en diáY en este mediometraje (pues logos pluralistas, en donde las discrepancias, la argumentación, murió a sus 50 años el pasado los acuerdos y desacuerdos sean el camino para llegar a consen3 de febrero), que desearíamos sos sobre los distintos problemas de la Universidad. Como lo hubiera sido una película más expresa el profesor del Instituto de Filosofía Carlos Restrepo, larga, hubo final feliz: después en su columna de opinión publicada en U. de A. Noticias (3 nov. de seis intentos de terminar la 2015): “Hay que invocar prácticas y escenarios de una verdadecarrera en diferentes universidara democracia universitaria, que reconozca a los universitarios des, Álbaro Valencia Cano logró en su potencia constituyente, congregándolos en formas asamgraduarse el 18 de diciembre de blearias y espacios deliberativos disensuales, que garanticen que 2015 como Comunicador Social la actualización normativa de las constituciones de la institude la UNAD (Universidad Nacioción sea la expresión de una visión pluralista y el resultado de nal Abierta y a Distancia) y en su una auténtica participación de los estamentos”. diploma consta la b que tanto lo De esta manera, se invoca una universidad pública, doncaracterizó y, enmarcado, el lede no tenga lugar la confrontación armada y donde no haya gado que nos dejó. espacio para la violencia. Una universidad donde se le cierre la puerta al estallido de las “papas bomba” y a las llamaradas de las bombas molotov, pues solo representan el silencio de las ¿Quién los mata? palabras y la ausencia de ideas renovadas en los universitarios. En el último mes, 32 líderes De igual manera, una universidad que rechace rotundamente sociales (de izquierda, indígela agresiva intervención que hace el Esmad con sus asfixiantes nas, campesinos y reclamantes y enceguecedores gases lacrimógenos. de tierras) fueron asesinados en En definitiva, de lo que se trata es de construir los espacios el país. Pero no solo es eso: sey las condiciones para que sea la Universidad el lugar en donde, gún la ONU, 63 defensores de como lo expresó Carlos Gaviria y de acuerdo con el momento derechos humanos perdieron la que atraviesa Colombia, las partes confrontadas pasen, a través vida en 2015, siendo la cifra más del verdadero diálogo, de ser enemigos a adversarios políticos. alta de los últimos veinte años.

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Aunque la noticia está ahí, a la vista de todos, para conocer el rostro de muchas de estas víctimas —digamos de William Castillo, miembro de la Marcha Patriótica, o de Alexánder Oime, gobernador de un resguardo indígena en el Cauca— hemos tenido que navegar hasta los medios internacionales. A excepción de La Silla Vacía, Noticias Uno, Las 2 Orillas y algunos medios locales, la gran prensa colombiana se ha limitado a replicar el “estamos investigando” de las autoridades oficiales. Sin nombres, sin familias; datos —escasos y sueltos— sin vida. Mientras tanto, Aída Avella, sobreviviente y líder de la Unión Patriótica, dice con tristeza: “Los crímenes pueden quedar impunes aquí, pero en el exterior y en los tribunales internacionales no”.

¿Apóstol Santiago?

Como dice la Biblia, doce son los apóstoles que acompañaron a Jesús en el camino. En la versión criolla, doce son los apóstoles que conformaron el grupo paramilitar a principios de los años noventa. Aunque los discípulos de Jesús siempre fueron identificables, los de la Patria apenas escriben su evangelio. De entre los muertos resucitó nuestro señor y de las cenizas resurgió el proceso por paramilitarismo contra Santiago Uribe, que, bajo el benigno testimonio del mayor retirado Juan Carlos Meneses, hoy tiene al hermano del expresidente entre el cielo y el infierno. Esperamos que la justicia “divina” colombiana haga lo propio, se escriba otro evangelio y el próximo testamento nos diga si Santiago hizo de Judas o hizo de Pedro. Cabe preguntarse: si estos son los apóstoles, ¿quién será su mesías?

Que sigan los triunfos

Estamos orgullosos de los estudiantes Maria del Mar Giraldo Rendón, Laura Alcaraz Jiménez y Jaime Andrés Flórez, quienes recientemente fueron nominados al III Premio Nacional de Periodismo Escrito Universitario Orlando Sierra Hernández de la Universidad de Manizales y el diario La Patria en la categoría de Periodismo Narrativo. “Caminos de impunidad” fue la crónica con la que María del Mar y Laura recibieron esta nominación, un trabajo publicado en la edición 69 de De la Urbe como parte de un dossier de temas relacionados con memoria histórica. Jaime, por su parte, fue nominado con “El poeta y la flaca”, un perfil del poeta colombiano José Manuel Arango, publicado en la edición 73 del periódico. También estuvo nominado al premio del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), en la categoría prensa, por el trabajo “Tumaco olvidado, desesperado y sediento”, que se publicó en agosto de 2015 en El Espectador. Esperamos que el periodismo les siga dando reconocimientos a los tres y que sean muchos más los motivos para celebrar.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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Fotografía: Alejandro Buriticá Alzate

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Fotografías: Diego Zambrano Benavides

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Juan Diego Posada y Juan Manuel Flórez Estudiantes de Periodismo jdposadap@hotmail.com / @jdposadap9 juanmanuel.rock@gmail.com

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l centro de Medellín es una masa de mil formas y colores por la que transitan cerca de un millón y medio de personas cada día. Es un corazón de capital que por momentos se muestra agotado para luego resurgir, vibrante, un espacio que es al mismo tiempo lugar y sensación. Lo agobian las amenazas y lo ilusionan las promesas. Es una mezcolanza que define a la ciudad misma porque, aunque tenga linderos, el centro no es uno solo. El centro de Medellín es multiplicidad de centros. Aunque se pueda definir geográficamente y sea posible señalar sus esquinas limítrofes en un mapa, entenderlo como un sector único resultaría erróneo. Uno es el centro de la Plaza de Botero, bullicioso y turístico, y otro muy distinto el de la calle de Juanambú con sus azares y miradas oblicuas. Otro es el que se agita caluroso por la avenida Oriental y uno más poético y teatral el que culmina la avenida La Playa. A pesar de su realidad heterogénea, resulta inevitable decir que en los últimos años el centro de la capital paisa vive un deterioro paulatino y silencioso. La inseguridad y el microtráfico o la enorme dificultad para afrontar humanamente la indigencia, resultan apenas puntadas del sentimiento colectivo respecto a nuestro corazón urbano. Pero no todo es negro y hay esperanza. A las denuncias de incomodidad también les responden los planes de aquellos que, pese a las adversidades, le apuestan a que el corazón siga latiendo. Un palpitar histórico Comprender la situación actual del centro y sus divisiones exige remitirse a sus antecedentes. En este sentido, Sergio Restrepo, director del Teatro Pablo Tobón Uribe, institución cultural con presencia en la zona desde 1967, señala algunas ‘fronteras’ urbanísticas que lo han sectorizado. Entre ellas destaca la avenida Oriental, construida en 1973, y el viaducto del metro, cuya construcción se inició en 1989. Estas obras influyeron en la situación actual del centro, según Restrepo: de la Oriental hacia el oriente con perspectivas culturales y conciencia habitacional, y de la Oriental hacia el occidente con una fuerte presencia comercial.

Con la llegada del tren urbano, dice Restrepo, el Parque Berrío se convirtió “en una plazoleta” más y se desestructuraron las relaciones anteriores que existían entre los pobladores y los espacios. El nuevo habitante trajo beneficios y perjuicios. En eso coincide el escritor Pablo Montoya, que en su texto “Oasis San Ignacio”, publicado en El libro de los parques (Universo Centro y Alcaldía de Medellín, 2015), se refiere a la avenida Oriental como una ‘herida’ que sacrificó, entre otras zonas, al barrio Estación Villa. La Oriental y el Parque San Antonio son hoy unas de las zonas de mayor concentración de hurtos y homicidios de la ciudad. La reconfiguración del centro que se consolidó a finales del siglo XX pasó a ser la cara característica de lo que va del XXI y, aunque al cierre de la década pasada se lograron avances notorios en la apropiación del espacio por parte de las administraciones y de la misma ciudadanía, hoy el sentimiento de inseguridad ha crecido y las cifras corroboran un detrimento de la zona. Según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC), hasta julio de 2015 la comuna 10 (La Candelaria-centro) era la más afligida de la ciudad por robo de automotores y hurtos en establecimiento públicos. En un periodo de seis meses (enero—julio), 483 motos y 75 carros fueron hurtados y se presentaron 279 robos a locales comerciales. Crisis repetidas Juan Bernardo Gálvez, quien ejerció como gerente del centro de Medellín entre 2005 y 2008, indica que en esta zona “cualquier espacio que se deje, cultural o administrativo, será llenado por otra cosa. Nuestro gran pecado es que hemos dejado muchos espacios abiertos y estos se han llenado con cosas que no queremos”. Para Gálvez, cuando la Alcaldía pasó al sector de La Alpujarra se generó un vacío de autoridad que fue llenado por la ilegalidad. A partir de ese punto, a juicio de Gálvez, las crisis del centro se han vuelto repetitivas y las soluciones de las sucesivas administraciones son cosméticas: “Los alcaldes anuncian: ‘voy a recuperar el centro en 15 días’, mandan a la Policía, salen en el titular de prensa y lo que hacen es desplazar los problemas y a las personas”. Casos como el desalojo en 2002 de habitantes de calle de ‘Las Cuevas’, dos edificios en el sector de Barrio Triste, o lo ocurrido en 2014 con la orden del presidente Juan Manuel Santos de acabar con las plazas de vicio, son para Gálvez medidas que se han limitado a desplazar las pro-

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blemáticas asumiéndolas desde una perspectiva estética y no social. El problema pasa por la generación de capital social. “Pero cuando uno está al interior del poder, es muy molesto tener gente empoderada de sus espacios”, afirma. Pascual Gaviria, editor del periódico Universo Centro, coincide con Gálvez en cuanto a la intervención reciente en el Parque Berrío: “Me pareció un acto muy policial. Sacaron a la gente de ahí y llevaron juegos inflables para los niños. ¿Cuáles niños en el Parque Berrío? Creo que hay que hacer este tipo de intervenciones con perspectiva y conocimiento del lugar”. Espacios que dan aire Sobre la carrera Bolívar, a media cuadra de la estación San Antonio del metro, el Salón Málaga, con más de cincuenta años de historia, ha sido uno de esos testigos vivos de la mutación del centro. Entre tangos y boleros, César Arteaga, hijo del dueño y administrador, señala que “los bajos del metro son macabros” para su negocio y agrega que a ellos mismos les ha “tocado poner reflectores afuera, para la percepción de seguridad”. No solo es la inseguridad. Son otros factores como olores, drogas o descuido de infraestructura, los que han alejado a la gente de la propuesta cultural. En otro lugar de la comuna 10, en la esquina de la calle 51 o La Playa con la carrera 42, el bar-taberna Diógenes simboliza con sus treinta años de existencia la presencia de la música en una de las calles principales del centro. Juliana Rivera, uno de los cuatro socios del bar, señala que la zona es tranquila pero el problema está en sus alrededores, donde sí se ven otros flagelos. “El centro se ve inseguro”, dice Juliana, quien asegura que a una cuadra abajo del bar, cerca al Parque del Periodista, es donde se ve el mayor consumo de drogas. Para Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), se habla continuamente de un mundo ‘subterráneo’ del centro y poder entenderlo y asimilarlo realmente requiere desmitificar varias palabras y hechos que están presentes en los temas de seguridad en Medellín. El investigador asegura, por ejemplo, que la palabra “microtráfico” no es la adecuada para hablar sobre el tráfico de drogas, que es en realidad lo que describe el movimiento de estupefacientes en la comuna 10. Quijano insiste en el hecho de que es “imposible” contabilizar los lugares de consumo y las ollas de vicio en el centro; sin embargo, aclara que identificar a los jefes y sus estructuras resulta más sencillo y más efectivo.

El centro de Medellín pasa por un momento complejo. Críticas y reproches son la manera que la comunidad tiene para referirse a este espacio, aunque también hay quienes claman en el sentido de que es fascinante y propicia, como antaño, el encuentro de la ciudad con sus múltiples formas de ser. En la zona han aumentado la sensación de inseguridad y el deterioro. La administración actual, en cabeza del alcalde Federico Gutiérrez, promete ponerles freno a los días sombríos con policía y vigilancia, mientras los protagonistas culturales insisten en que trabajan día y noche por mantenerlo vivo. De la Urbe hace una radiografía minuciosa de nuestro corazón urbano, que no es más que un espejo de todos los matices que conforman a Medellín. Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


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Los retos para la cultura Cuando en octubre de 2012 Juan Hincapié abrió su librería y solo encontró las pastas de al menos 300 libros, entre ellos volúmenes publicados en Colombia entre 1910 y 1920, lo acometió la rabia porque supo que se los habían robado para reciclarlos. Su librería, Los Libros de Juan, estuvo en el centro de Medellín, entre Perú y Girardot, por unos cuatro años hasta que en 2014 decidió irse, abrumado por los constantes robos. “Los ladrones se dan cuenta de

que una librería es inofensiva y lo aprovechan”, comenta Hincapié desde la nueva ubicación en el barrio La Castellana. “Uno sentía a los clientes tensos por tener que caminar por el centro para llegar. La librería era un oasis, pero a los veinte minutos debían volver a esa angustia”, agrega. Su amigo Luis Arango es dueño de otra librería de libros leídos que se fue del centro: Palinuro, fundada en el sector de Perú con Córdoba hace trece años. “El cierre de una librería le hace más daño a la ciudad que a los dueños”, comenta Arango, quien trasladó sus libros al sector Estadio. Desde allí comenta que sus clientes han seguido a la librería hasta su nueva ubicación: “Uno conserva la esperanza de quedarse donde ha estado tanto tiempo, pero era morir en el centro o buscar otra alternativa”. Pascual Gaviria, editor de Universo Centro, periódico surgido en el Parque del Periodista y que se caracteriza por narrar el centro desde adentro, asegura que “el hecho de que dos librerías no funcionen no quiere decir que las cosas estén empeorando en un lugar. Y menos en Colombia, donde se lee poco”. Universo Centro ha publicado 73 números. En su portada de febrero pasado se observan algunos de los jugue-

tes que se venden por 500 pesos en los bajos del viaducto del metro, donde se han ubicado comerciantes desplazados por la demolición del Bazar de los Puentes en la avenida Oriental, hace año y medio. Gaviria cree que “las historias, lugares y personajes, cierta cotidianidad cultural ha sido olvidada por la ciudad. Se ha vuelto un asunto de expertos, de profesores universitarios. Nosotros tratamos de rescatar eso para todos los públicos”. Planes para una nueva recuperación En cuanto a la recuperación del centro y como parte de una estrategia integral de todas las entidades que trabajan en ello, la Gerencia del Centro juega un papel vital en los planes de acción y los proyectos que vienen en los siguientes cuatro años de Administración. Pilar Velilla, gerente del centro, tiene como objetivo principal trabajar en el territorio desde la interinstitucionalidad, con la mayoría de secretarías y el Tránsito, pues considera que son fundamentales “los trabajos de pedagogía y aplicación de la norma”. Entre sus planes, de ser aceptados por el Alcalde, se encuentran la reactivación de algunos planes que se han trabajado desde la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) y que fueron formulados en otras administraciones. “No es inteligente llegar a decir que todo lo que se hizo en el pasado está mal hecho”, explica Velilla. Entre doce y catorce proyectos serían elegidos con énfasis en economía, comercio, cultura, seguridad, orden y movilidad. Estos, junto a los elaborados por su equipo de trabajo, serían la ruta inicial para el centro de la ciudad. La recuperación, más allá de lo estético y de la infraestructura, también se logra desde la ocupación cultural. Espacios como el Centro Colombo Americano, las numerosas corporaciones teatrales —entre ellas, Matacandelas y el Pequeño Teatro—, la librería El Acontista, la Biblioteca Pública EPM, entre otros, hacen parte importante del esfuerzo cotidiano para darle aire a la comuna 10. Un caso destacable es el Teatro Pablo Tobón Uribe. Sergio Restrepo llegó como director en 2012 y desde entonces las rejas del teatro permanecen abiertas. Durante estos años se han realizado eventos para que las personas habiten el centro de la ciudad. ‘Días de Playa’ fue una iniciativa que, a través de actividades lúdicas, peatonalizó la vvv La Playa durante treinta días. La esencia: un plan piloto para recuperar a mediano plazo una zona icónica de la ciudad, la quebrada Santa Elena, que fue cubierta por cemento desde la primera mitad del siglo XX. El proyecto fue exitoso, pero las propuestas del Teatro y de las personas que participaron aún no se han llevado a cabo por la administración municipal. ‘Lunes de Ciudad’ es un espacio semanal de discusión pública sobre diversos temas. Se suele realizar en la glorieta frente al Teatro, con las mesas al aire libre. “Hay vecinos furiosos con nosotros por hacer eventos que llaman a ‘hippies piojosos’. Incluso hay quienes nos han criticado por ‘Días de Playa’, porque llenar de arena la calle e invitar a las familias puede convertir al centro en algo tan ‘desagradable’ como un Comfama. Ojalá el centro fuera un Comfama”, agrega Restrepo. Según un informe de Casa de las Estrategias, el público del Teatro es principalmente adulto y aumenta considerablemente los días en que hay evento. Que la gente habite el centro y no solo lo transite es una obsesión de Sergio Restrepo: “Hemos logrado conquistar una pequeña masa crítica formada, pero acá también vienen estudiantes del sector, hemos tenido habitantes de calle en las catas de café, escuchando orquestas y conciertos de piano. Resistimos tratando de formar públicos, de atraerlos al centro en horarios diferentes. Pero somos el margen, el bordito de la hoja”. Es la propuesta de construcción imaginada del corazón de la ciudad. Un lugar que vibra al ritmo de los triunfos y enfermedades de Medellín. Un lugar que es radiografía y diagnóstico de la actualidad de la capital antioqueña que, como espejo certero de la actualidad, debe ser tratado con respeto y entusiasmo. Las ciudades son sus centros, con sus triunfos y sus desgracias, y el nuestro, aplaudido por su vivacidad de otras épocas, no puede dejar de latir.

Foco de atención Ramón Pineda Profesor de Periodismo elsofadehomero@gmail.com Fotografía: Diego Zambrano Benavides

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n El Palo con El Huevo hay polvo, hay ruido, hay mugre. Ese edificio de cuatro pisos, ovalado, que le da el nombre al sector, no lo han lavado en décadas. Parece abandonado, pero no. Su primer piso lo ocupan montones de litografías, los de arriba son residenciales. Ahí vive quien trabaja para pagar arriendos que no bajan de 300 mil pesos, que conviven con el constante transitar de buses y habitantes de la calle, que consideran ese su hogar a pesar del estigma que les pesa: el de vivir en los extramuros del Centro. De apariencia deprimida, este sector —a una cuadra de Niquitao, al borde de San Juan, a cien metros de La Oriental— está lleno de diversidad. Tiene una enorme bodega que cinco días a la semana reúne a miles de fieles al Señor y sus alabanzas; tiene una gallera agitada hasta la madrugada con las apuestas de los campesinos de ciudad que se apasionan y se emborrachan con los duelos a espuela: tiene restaurantes y peluquerías para negros, los mismos que en las noches ocupan los malecones del parque San Antonio; y tiene, entre otros comercios, tres o cuatro moteles que se suman a los treinta y piquito que hay a lo largo de El Palo. Cuatro cuadras hacia el norte, siguiendo la carrera, se llega a La Playa, tan limpia, tan amplia, tan tranquila. En ella resalta la oferta de teatro, de lectura, de gastronomía, de buena música para conversar, de institutos educativos, de servicios de salud y odontológicos, de altos edificios residenciales con apartamentos amplios, luminosos, que si no son propios se arriendan a millón como mínimo. Y bajando hacia el occidente, cruzando la Oriental están los rutilantes casinos, las boutiques de tribus urbanas, las vitrinas de ropa de marca, los salones de té tradicionales, los bancos, las ópticas y toda una oferta comercial que brinda Junín con su entramado de calles con nombres de batallas y ciudades bolivarianas. Más abajo, hacia Carabobo y hacia el norte, bajo esa especie de mole cancerígena que es el viaducto del metro, el ambiente se atiborra, se torna denso, las aceras son bazares campesinos; los segundos y terceros pisos, inquilinatos y moteles con pulgas; los primeros, casinos de tragamonedas, cantinas, comederos, yerbaterías, prostíbulos, prenderías, expendios de lo que sea…

alto, crecer, escalar, estar arriba. Lo vertical hacia abajo son los vicios, los instintos, lo genital, la materia, la tierra, los demonios, las bajas pasiones, las ratas, lo que cae, el infierno, lo oculto, lo femenino, la luna, el pasado, lo oscuro. Por eso se cae en desgracia, se cae en la tentación, hay gente que es rastrera y de bajos instintos. El lado derecho es lo diestro, la verdad, lo directo, lo fuerte, lo recto, lo correcto, lo racional, lo hábil, lo que guía. Por eso, uno debe sentarse a la derecha del padre. Entre la línea hacia arriba y la línea hacia la derecha está lo de adelante, lo que avanza, lo que lidera. Se suele aconsejar que uno debe caminar siempre hacia adelante, los papás dicen de los hijos que los enorgullecen, que son hechos y derechos. La izquierda,

Eso que llaman el Centro de Medellín muta a cada paso. Se hace rápido o se hace lento, se llena de presencias o de ausencias, se estrecha o se amplía, deja respirar o agobia, te abraza o te golpea, te hace sentir seguro o vulnerable, no se deja uniformar porque no es unidad, es ante todo diversidad. Un dato que cita sin doliente un editorial de El Colombiano, afirma que por la comuna 10 circulan diariamente un millón trescientas mil personas. Eso es un poco más que el total de habitantes de la cuarta ciudad más poblada de Colombia, Barranquilla. El mexicano Pablo Fernández Christlieb, posdoctorado en sicología, expone que los lugares tienen cualidades morales y orientaciones éticas. En su libro La sociedad mental dice que si dibujamos el eje cartesiano con sus dos líneas —una vertical y otra horizontal—, estamos construyendo un mapa de obviedades en el que se forman cuatro sectores: los de derecha y la izquierda, los de arriba y los de abajo, y un centro, un punto en la mitad en el que todos convergen. Lo vertical hacia arriba es lo alto, lo bueno, lo razonable, las virtudes, los pájaros, los ángeles, lo masculino, el cielo, la cabeza, el espíritu, lo limpio, lo claro, el sol, la luz. Por eso se dice que se debe llevar la frente en

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En una ciudad tan amiga de la asepsia -se dice a sí misma “la tacita de plata”, le restriega a Bogotá lo sucia que es, se enorgullece de tener un metro impecable, esconde a los habitantes de la calle cuando hay eventos internacionales-; que ha convertido en virtud el “empuje”, el progresar, el innovar a costa de lo que sea -quemar, tumbar, desplazar-, que le encanta votar por la derecha, y que mira hacia el cielo para pedirle a Dios y a la madre de su hijo que la ilumine y le ayude en el trabajo -no importa cuál sea- es apenas lógico que ese centro de convergencia, ese en el que se transita a diario por la parte inferior del eje cartesiano, se convierta en el coco, en el problema, en “la prioridad” del alcalde de turno.

Abandono y expulsión

Eso que llaman el Centro de Medellín muta a cada paso. Se hace rápido o se hace lento, se llena de presencias o de ausencias, se estrecha o se amplía, deja respirar o agobia, te abraza o te golpea, te hace sentir seguro o vulnerable, no se deja uniformar porque no es unidad, es ante todo diversidad.

Los lugares morales

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Entre otros, habla el Alcalde Recientemente, el alcalde Federico Gutiérrez intervino junto con la Policía y algunas secretarías del municipio el Parque Berrío, lugar emblemático del centro y uno de los parques con mayor influencia de drogas y ocupación del espacio público. La recuperación, que duró treinta días, tuvo como resultado la incautación de trece kilos de droga, la captura de 162 personas vinculadas a estructuras criminales y la intervención por parte del Gaula contra dos estructuras puntuales del centro, según el comandante de la Policía del Valle de Aburrá, José Acevedo. El coronel Acevedo también resalta la importancia de continuar con los planes de seguimiento, pues “hay una persistencia por parte de ellos [delincuentes] por controlar” la zona. “No solo es el trabajo institucional, en este caso de la Policía Nacional, sino un trabajo de atención social por los problemas que se presentan aquí y que necesitan la ayuda del Estado”, concluye. En diálogo con De la Urbe, el alcalde Federico Gutiérrez aseguró que tiene clara la importancia de la recuperación del centro y su valor para toda la ciudad, por lo que inició planes de intervención en ciertos sectores y pretende expandirlos. “No tiene sentido un centro deteriorado y donde predomina la criminalidad. Tenemos que retomar el control con una estrategia integral, tiene que haber seguridad, pero al mismo tiempo tiene que haber recuperación del espacio público, un buen sistema de movilidad, arte y cultura. Recuperar Parque Berrío hace parte de esa estrategia”, explicó Gutiérrez. Aunque el objetivo general de la administración está en combatir las estructuras criminales y la droga, el Alcalde no desconoce el tema de los habitantes de calle, que es una de las quejas recurrentes de transeúntes y propietarios comerciales de la ciudad. De acuerdo con Gutiérrez, los habitantes de calle son “un tema real de ciudad que no debe ocultarse” y debe tratarse entendiendo que son personas y vidas las que están en juego y que necesitan tratamientos médicos. “A esto hay que trabajarle todos los aspectos”, concluye. Aunque tanto Gutiérrez como los dueños de locales y la Policía concuerdan en que el tratamiento debe ser integral y por partes, Fernando Quijano asegura que la situación con la gente que vive en la calle puede ser un poco más compleja. Para Quijano, alias “Don Omar”, uno de los jefes del tráfico de droga del lugar, manda en un grupo de los habitantes de calle. “Él los golpea, los maltrata o los protege. Terminan por ser consumidores y trabajadores”. En medio de ese torbellino de problemáticas, hay analistas y trabajadores de la zona que coinciden en afirmar que hay gente interesada en destruir el centro para abaratar la propiedad raíz y luego comprar barato. En el artículo “Comprar el centro”, publicado en El Espectador el 12 de julio de 2014, el escritor Héctor Abad Faciolince señala el alto valor del centro y la existencia de “una mafia dispuesta a todo para comprarlo barato. Y hay una manera muy buena de abaratar el centro: volviéndolo mierda. Esto es lo que está consiguiendo un grupo mafioso de Medellín que cobra vacunas, maneja la delincuencia y compra R O T D EN propiedades”. La idea del corazón de la ciudad como un territorio de disputas por la propiedad la comparten Juan BernarIS C O R DI

do Gálvez y Sergio Restrepo. Este último se pregunta: “¿Quién es el dueño de los casinos, de las universidades, de los burdeles, de los locales en el centro?”. Al respecto, Juan Bernardo Gálvez opina que las ventajas del centro de la ciudad en cuanto a servicios públicos, vías, infraestructura, transporte público, lo hacen atractivo para los intereses inmobiliarios: legales e ilegales.

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Según el director de Corpades, “todo el crimen organizado tiene protección oficial”, lo cual representa un reto para la administración actual. “Hay que hacer una depuración de las instituciones. Hay una parte que está infiltrada, pero no en su totalidad; por eso, ellos saben lo que el Alcalde va a hacer”, afirma Quijano y aclara que no se refiere a la alcaldía de Federico Gutiérrez, pues “es un poder que está en todo ese engranaje tan grande que es la municipalidad”.

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la siniestra, es lo equivocado, lo torcido, la naturaleza, lo emocional, lo subversivo. Entre la línea hacia abajo y hacía la izquierda está el atrás, y ya sabemos que en el patio trasero se guarda todo lo que se quiere esconder, que hacia atrás, ni para coger impulso. Por último está el punto central, en el que todo converge, el que condensa y comprende todos los lugares, como un embudo, el centro de todas las cosas.

En 1972 surge en Medellín el primer centro comercial de Colombia. San Diego inaugura en el país una nueva forma de espacialidad: la de lugares con una gran oferta comercial, de consumo, sin gérmenes, corteses, decentes, vigilados, sin penumbras, cerrados, aislados del “mundanal ruido”. Están pensados para que nada malo pase allí, por eso es noticia cualquier robo, accidente, bomba y otras rarezas que ocurren al interior de esas murallas. Con esta construcción y el crecimiento de El Poblado -y antes con el de barrio Laureles-, con el trazado de la Avenida Oriental, del Hotel Intercontinental -en 1970-, con la destrucción del teatro Junín y el Hotel Europa; con el traslado de la gobernación, la alcaldía y la justicia hacia La Alpujarra; con la lenta desaparición de las salas de cine y la aparición de los multiplex; con la huida de las sedes bancarias hacia la Milla de Oro, con la llegada a las laderas de Medellín de nuevos habitantes campesinos, sin recursos, maltratados por las violencias; las élites con sus apellidos y sus “buenos modales” abandonaron lentamente el Centro. Con el abandono nació el estigma, el de un centro inseguro, peligroso, infernal —y el infierno está abajo en las coordenadas cartesianas—. Y así se van cumpliendo los pasos de la gentrificación, ese proceso en el que los sectores urbanos centrales que han sufrido desinversión y declive se “recuperan” para reinvertir en ellos, obtener más ganancias y ser, en últimas, de nuevo habitables por las clases medias altas. Pero para llegar hasta allí, primero hay que expulsar, sacar el cáncer así sea con quimioterapia, tal como está sucediendo en los últimos años con sectores como Niquitao y la Barbacoas.

Entre la anomia y el anonimato

“Recuperar” es el verbo mágico que cada cuatro años se pone de moda desde la administración municipal cuando del Centro de Medellín se habla. Recuperarlo, intervenirlo, es como decir enderezarlo, limpiarlo, que se porte bien, que sea buen hijo, que no nos haga quedar mal. Pero los centros de las ciudades no tienen paredes, no tienen puertas, están abierto las veinticuatro horas. Y si confiamos en el dato que dice que por el de Medellín transita a diario la mitad de la población de la ciudad, es inevitable que sea el lugar excelso de la anomía y el anonimato. La anomia es ese término que utilizan los sociólogos para hablar de “los desviados”, de los transgresores, de los grupos sociales en caos que escapan al control social y hasta al control moral. Pero el Centro no se deja enderezar, controlar, por lo menos no de la manera en que se suele hacer —con más fuerza policial, con más cámaras—. Y no solo no se deja porque los ejércitos al “margen de la ley” que allí roban, vacunan, expenden drogas, son muy poderosos —y si matan o capturan a sus soldados, siempre habrá muchos más dispuestos a hacer el trabajo sucio—; sino porque las ventas ambulantes no son un capricho sino una consecuencia del desempleo, de las inequidades sociales; porque hay miles sin techo que no quieren o ya no pueden volver a casa, a la “normalidad”; y entre otras cosas, porque siempre existirán quienes no son capaces de encorsetar su libido y necesitan sexo fugaz -sin compromiso, así sea pagando- emborracharse, drogarse -o jugar-, placeres improductivos que, como dice Michel Mafessoli, son esenciales en esa “lógica pasional, subterránea, orgiástica, que anima el cuerpo social”.

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Perfil

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Ilustración: Ricardo Cortázar

Con los ojos fijos en el celular, la señora se sienta sin ningún tropiezo en una de las bancas del parque. Por ratos levanta la mirada y voltea a cada lado con la frente arrugada, como quien espera a alguien que se demora. Se le acerca un hombre de un metro setenta, aproximadamente, y ropa deportiva. Ella no se levanta, demás que no es quien espera pero tampoco le molesta su presencia. Parece que conversan y a ella hasta le salen sonrisitas. Él se ubica ahora justo en frente de ella, de manera que su figura me tapa la vista. Decido mirar a otro lado, a la estatua de Bolívar, al Lido, la Catedral, a la nada. Alguien grita. Es ella, ya se levantó de la silla y camina mirando hacia atrás mientras va quejándose: “Comé puta mierda, home. ¡Ja, qué tal este hijueputa, dizque mostrándome el chimbo!”. Laura Miranda Torres, estudiante de Periodismo

Al ritmo que les toquen

Cada sábado se dan cita para bailar en el club Comfenalco en La Playa. Al ritmo de cumbia, pasillos y merengue. Quince personas bailan al compás de la música que suene, en medio de intercambios de pareja y de movimientos muy sensuales. Todos están acoplados, se deslizan por el salón con gran facilidad. Los movimientos son impecables. Y logran robarse la mirada de quienes pasan por aquel salón. Mery Ávila Montiel, estudiante de Periodismo

La transacción

Metropolitan guide

Un grupo de personas, que aunque quisieran no podrían disimular su condición de turistas −no falta la chancla, la pantaloneta, la playera ni la cámara−, sigue a un hombre de jeans y camiseta roja llamativa, un poco agitado, que se dirige a la Catedral Metropolitana. Los peregrinos comienzan a alzar sus miradas como en una radiografía, de abajo hacia arriba, observando los aproximadamente millón doscientos mil ladrillos de la despampanante iglesia. Se detienen frente a la fachada, al lado de la fuente redonda que tira chorros a su centro, en pleno Parque Bolívar. Estos chorros también se detienen. A lo lejos se escucha el himno nacional. —El bien germina ya... El bien germina ya —canta el guía por el micrófono de diadema y espera unos segundos señalando su oído. Les explica a sus seguidores, en inglés claro está, que todos los días, a las seis de la mañana y a la seis de la tarde, la “paisa people” escucha el himno de su tierra. Así que el grupo sigue su camino y la fuente revive. Mariana White Londoño, estudiante de Periodismo

Un mercado persa se agolpa en el estrecho pasaje Boyacá, al lado de la Basílica de La Candelaria. Suenan varias canciones al tiempo en los puestos de música y videos piratas que se venden a un lado del templo. Las portadas de mujeres culonas, de vaginas, penes, sexo duro, son la primera fila en estos puestos que se cubren de la leve llovizna con sombrillas. La gente pasa entre empujones por el centro, y son pocos los que se detienen a comprar. Hay de todo: zapatos, comida, jugos, música, pornografía, almanaques Bristol, cordones, camisetas, libros. Los sonidos van in crescendo: desde los susurros de los confesionarios, los cantos dentro la iglesia, y una vez sales de ella, los vendedores, los cuchillos cortando frutas, la larga marcha de los peatones. Quedan atrás las redenciones, las culpas y los sermones de los curas, para ofrecerle a la gente miles de razones para volver a pecar. R O T D EN Diego Zambrano Benavides, estudiante de Periodismo

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El bazar del pecado

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Probablemente el muchacho no llegue a los veinte años. Lleva gorra roja, camisa de basquetbolista roja y tenis rojos. Lo único de otro color es el pantalón, un jean ancho y desteñido. Está recostado a la baranda que baja por las escaleras de la estación Parque Berrío del metro. Un señor quincuagenario se recuesta también a la baranda. Sube las escaleras mirando hacia el parque y se detiene unos cuatro escalones más arriba, más cerca del muchacho. Este voltea a la derecha y devuelve la cabeza con tranquilidad. El mayor empieza a hablar con la cara hacia el parque. ¿Hablará solo? No, el muchacho hace lo mismo. Ríen. Uno voltea hacia el otro y el otro voltea hacia el uno, nunca en simultáneo, nunca haciendo contacto visual. Entonces el mayor palmea con su mano arrugada el hombro liso, nuevo, del chico, que vuelve a recostarse a la baranda apoyándose con la mano derecha. El señor hace lo mismo con la izquierda. Se tocan. No les asalta el reflejo usual y mojigato de regresar la mano cuando se toca la piel de otra persona sin querer. Esperan. Bajan las escaleras. Se van juntos a terminar la transacción. Laura Miranda Torres, estudiante de Periodismo

Embellecedor de calzado

A un costado del Parque Bolívar se encuentra Francisco, quien lleva 57 años trabajando como embellecedor de calzado. “Reinita, en este trabajito le llega a uno todo tipo de zapatos, unos muy puercos. Pero yo le aplico mi profesionalismo que tarda entre quince y veinte minutos y los dejo como nuevos. Por eso yo soy un embellecedor del calzado”. La tarifa es de dos mil pesos. Pero varía de acuerdo al calzado. Si es un zapato blanco lleva más ingredientes y aumenta el precio de 3.500 a 4.000 pesos. Francisco llega desde las 6 a.m. y se va a las 6 p.m. Como todo trabajo, tiene sus días buenos, regulares y malos. En ocasiones se va del parque con dos emboladas. Lucy Fernández Mestizo, estudiante de Periodismo

Viejas y gastadas

Son viejas y se mueven con dificultad. ¡Ha de ser el peso del cuerpo que llevan! ¡Ha de ser esa señora gruesa, con pelo enredado y canoso, adornado por una corona de plástico, la que las obliga a continuar así! Las delicadas

sandalias pasan su día al servicio de una mujer que ofrece confites en el Centro con su cesto en la mano, una que mendiga más que vende y que ahora las usa para que el que compre confites observe su feúra, y ellas, que abren la boca para protestar, dejando la suela en tierra y el zapato al aire, se ven agredidas cuando la dueña las mira y le dice al comprador: “Es que están sonriendo”. Laura Cardona, estudiante de Periodismo

Reciclador

Al viejo que sostiene dos costales en una mano y una caja en la otra no le interesa en absoluto la cumbia eléctrica que un par de jóvenes interpreta en el pasaje Junín. Huraño, se abre paso entre la gente y se le escucha renegar en murmullos. Interrumpe la cumbia arrojando uno de los costales lleno de botellas vacías que producen un golpe seco al caer al piso, y empieza a husmear entre las bolsas de basura que se amontonan al frente de los músicos. Suenan las bolsas sin llevarle el ritmo a la cumbia. Los que embelesados escuchan ni se mosquean con el fuerte olor que se desprende por cada bolsa de basura que abre el viejo. En un bote se encuentra los restos de un McFlurry y sonríe. Se olvida de su basura y empieza a raspar el icopor para saborear los restos del helado. Encuentra también un cigarrillo apagado por la mitad y lo guarda en uno de los bolsillos de la chaqueta, levanta sus costales, su caja, y se marcha llevando su propio ritmo cuando las botellas golpean unas contra otras. Diego Zambrano Benavides, estudiante de Periodismo

Zapatitos rosados

Los zapatitos están sucios. Todo está sucio. En los bajos del metro de Medellín, entre las estaciones Parque Berrío y Prado, en la franja de acera que sigue el viaducto del tren elevado, se venden cosas usadas: zapatos, muñecas desnudas y sin pelo, celulares, abrigos de cuero, líneas de teléfono, teléfonos. Todo a ras de piso, sobre unos puestos improvisados con telas. “Yo tengo ganas de comprarme esos zapatos, pero me da miedo que sean de un muerto”, me dijeron una vez. Al ver los zapatitos, rosados, con un dibujo de la Barbie en el empeine, decido no preguntar al vendedor por qué están sucios. Juan Manuel Flórez Arias, estudiante de Periodismo

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El errabundo

“El periodismo me sacó a la calle, me conectó con un montón de historias que estaban palpitando y que he podido posteriormente remozar en mis novelas”.

Óscar Iván Montoya cía para cualquier viaje y así conocí muchos lugares de Periodista Colombia. El periodismo me sacó a la calle, me conectó esfinge76@gmail.com/ @ozdelafuente Fotografía: Archivo personal de Andrés Felipe Solano

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algunos escritores como León Tolstoi les bastó describir su aldea para ser universales, otros como Riszard Kapuscinski recorrieron hasta el último confín del planeta para satisfacer su curiosidad y, de paso, plasmar en sus escritos sus viajes y peripecias. A esta segunda estirpe pertenece Andrés Felipe Solano, el cronista y novelista colombiano que a lo largo de su vida ha asumido los roles más heterogéneos. Solano trabajó como mesero en Nueva Jersey, fue locutor en Seúl, se desempeñó como bodeguero en una fábrica de confecciones en Medellín, acompañó en una gira al cantante Galy Galiano, encarnó a un violador en una película, estuvo colado en un cumpleaños de Regina 11, fue corresponsal de la Vuelta a Colombia, azotó baldosa en Brisas de Costa Rica, se casó dos veces con la misma mujer. Además ha sido soldado, traductor y bajista de una banda apócrifa. Aunque generacionalmente se le podría emparentar con otros escritores colombianos, pues nació en Bogotá en 1977, Solano siempre ha sido un cusumbo solo que se mantuvo alejado de los cenáculos literarios, y que confiesa que le aburre bastante el trato personal con los escritores. Su obra se compone de tres trabajos de ficción, Sálvame, Joe Louis (2007), Los hermanos Cuervo (2012), y Corea: apuntes desde la cuerda floja (2015), y algunas de las mejores crónicas que se publicaron en los últimos quince años en revistas locales e internacionales. El placer del viajero Al igual que los escritores norteamericanos que tanto admira, Raymond Carver, Jack Kerouac, Charles Bukowski, Solano siempre está de paso, para él no hay mejor manera de experimentar el cambio o la permanencia que a través de los viajes. Sus crónicas y novelas son un viaje en el tiempo, en el espacio, al interior de los personajes, inmersos en una perpetua road movie. Su inicio en el periodismo coincidió con su deseo de abandonar el encierro de la universidad, y así fue como se enganchó en la redacción de la revista Cromos sin todavía terminar su carrera: “Ahí duré como cuatro años, viajando mucho porque era uno de los solteros de la redacción, entonces siempre me ofre-

con un montón de historias que estaban palpitando y que he podido posteriormente remozar en mis novelas”. Después de Cromos vinieron colaboraciones para Arcadia, Gatopardo, Credencial, Rolling Stone y Soho. En la última publicación escribió su trabajo periodístico más conocido, “Seis meses con el salario mínimo”, la crónica del medio año que pasó en Medellín trabajando en una fábrica de confecciones en el barrio Guayabal, viviendo en una ciudad extraña, ahorrando cada centavo, soportando jefes mandones, coexistiendo con la incertidumbre, como asegura en algún pasaje: “No tener dinero es como andar por la calle desnudo o haber perdido a la madre en la infancia”. Después de este duro trance, la vida de Solano cogió otros rumbos, porque después de su paso por Medellín entendió que el dinero nunca más sería su prioridad. La costumbre de vivir como un asceta también lo llevó a reconciliarse con una parte de él que estaba a punto de sucumbir a uno de los defectos más evidentes de la sociedad colombiana: el arribismo, el deseo de aparentar lo que no se es: “Lo de ‘Seis meses con el salario mínimo’ partió mi vida en dos. Cuando regresé a Bogotá tuve la oportunidad de engancharme de nuevo en una redacción periodística, de hecho me pagaban muy bien, era el mejor sueldo que me habían ofrecido en mi vida, pero me sentía muy miserable, como con algo atragantado. Cuando estaba en medio de ese conflicto, la suerte jugó a mi favor, pues llegó la invitación de Corea y mi vida tomó otro rumbo”. Seis meses con el salario mínimo fue publicado en forma de libro por la editorial Tusquets en 2015. Borrachos, perdedores y vagabundos Desde antes de partir a Corea, robándole tiempo al descanso y a sus pocas relaciones sociales, Solano estuvo trabajando en su primera novela, Sálvame, Joe Louis, que recoge muchas de sus peripecias como cronista y, también, parte de su sensibilidad y sus influencias literarias. Boris Manrique, su protagonista, es un dipsómano y un perdedor intoxicado de novelas, películas y canciones, que labora como fotógrafo en una revista de farándula, y que alterna sus funciones atendiendo el consultorio sentimental de la publicación. Solano recuerda esta novela con cariño e ironía: “A mí me sorprende cómo pude escribir tantas idioteces juntas, todavía me asombra. Yo creo que venía de la lectura de muchos escritores norteamericanos como Saul

Bellow, Raymond Carver y John Kennedy Toole, en especial La conjura de los necios; el humor de ese tipo es increíble”. Su segundo trabajo de ficción, Los hermanos Cuervo, es un poco más experimental, con una estructura fragmentada en la que conviven el relato de iniciación, la crónica ficticia, la novela de carretera. La primera historia se desarrolla en una casona en la Bogotá de los años noventa, cuando las bombas del terrorismo convirtieron el encierro no en una alternativa sino en la única posibilidad de sobrevivir, y la tercera finaliza en el desierto de La Guajira, en plena road movie: “Me sigue gustando mucho, creo que logré hilar bien sus tres partes, hay unos ruidos subterráneos que conectan muy bien. La estructura de esta novela surgió de mi vida de viajero, en los años en que la escribí me estuve moviendo mucho entre Colombia, Corea y España, y no me sentía capaz de escribir una sola historia grande, sólida y fluida”. Nuestro hombre en Seúl Solano llegó a Corea como beneficiario de una beca, y en el último mes de su estadía conoció a Cecilia, una bella chica coreana, y lo que él pensaba que sería un romance de verano se convirtió en una relación estable y apasionada. Entre Corea y Colombia existe una lejana relación que se fraguó desde los años cincuenta, cuando un contingente de colombianos estuvo peleando en el país asiático. Todavía susbsisten recuerdos del paso de cientos de soldados que entregaron su juventud en una guerra ajena. También quedan algunas memorables crónicas de Solano como “Danilo Ortiz, prisionero en Corea”, o “Entre dos Coreas”. Su libro Corea: apuntes en la cuerda floja recoge su paso por el país en el que lleva varios años, y del que lo seducen su cultura, el temperamento de sus habitantes, su gastronomía, las funciones de cine de tres de la mañana, y la incesante actividad de una capital que nunca duerme. Con este trabajo Solano obtuvo el II Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana de la Universidad Eafit, en 2016. La vida de Solano cambió a partir de su matrimonio, pero Cecilia también es de espíritu nómada, por lo que no tiene ningún problema en acompañarlo en sus interminables correrías; sin embargo, él siempre lleva a Colombia, no solo en su corazón, sino algo más importante, en su obra: “Colombia siempre está en mi cabeza y en mis libros. Mi mundo literario está en mi país. La nueva novela que estoy escribiendo sucede en Corea, pero el setenta por ciento de los personajes son colombianos. Es mi país y está muy vivo en mi interior, sobre todo en mi escritura”.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


16 Trabajo de grado

Obras

Primer día

en el pabellón de los extraditables

Se sentaron en la sala de la casa a llenar los papeles protocolarios mientras la policía hacía una minuciosa revisión de cada rincón de la casa. A pesar de las circunstancias, fueron todos muy amables. “¿Dónde están los escoltas? ¿Dónde están los demás?”. Pero ni escoltas ni hombres armados ni una horda de delincuentes del hampa encontró la Policía en la casa. Solo al Lince, a Sandra y a su única hija, todos en pijama.

Estefanía Carvajal Periodista lacocinadeolivia@gmail.com / @cocinadeolivia Fotografía: Cortesía El Tiempo

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a Picota, Bogotá. 2012. Sus ojos son como los de un persa; un gato persa. Azul cielo, mono, zarco, gato, lince. Blanco, blanquísimo. No muy alto, pero sí más alto que bajo. Unos 45 años. Cabeza pelada, barba de cuatro días. ¿Gringo? ¿Alemán? No; colombiano. Se le nota el chicharrón en los kilos que tiene de más. El chicharrón, los fríjoles y el guaro. Guaro guarísimo guaro. Tapa azul, o sea sin azúcar, porque es diabético y la borrachera podría terminar en un coma. Los ojos del Lince —como lo llamaremos hasta el final de este relato— siguen sus pasos, no se atreve a levantar la mirada. El piso es gris, como las paredes y los barrotes de las celdas. Todo a su alrededor es gris: parece una cinta a blanco y negro. Trata de mantener sus manos quietas para que el metal de las esposas no lastime sus muñecas. Lo escoltan dos guardias: uno a su derecha y otro a su izquierda. Ninguno modula ni una palabra. En cambio los presos, que a las once de la noche ya están encerrados pero que se han despertado con la llegada de los nuevos reclusos, emprenden una algarabía digna de una escena de Hollywood, capaz de asustar hasta al más voraz asesino. Los reos, como animales hambrientos, abuchean, gritan, amenazan e incluso piropean desde sus celdas a los recién llegados, ocho en total. Quizás este sea el momento más humillante en la vida de un criminal. “¡Ese es mío, ese es pa’ mí, esa es la mujer mía, a ese me lo como ahora!”, y las manos se asoman por entre los barrotes como en las películas de muertos vivientes. El manjar son ocho cerebros lúcidos que aún recuerdan a qué sabe la libertad. Sobre todo el del Lince, que por primera vez pisa una cárcel, es un plato exquisito: una presa fácil. Pero bien sea por los padrenuestros que no paró de rezar desde que la DEA lo capturó ocho días atrás en la mismísima puerta de su casa, o por pura suerte de principiante, las primeras palabras que escucha el Lince cuando el guardián del Inpec asegura la celda son “Bienvenido, el Señor está con usted”. El hombre que está en la celda se llama Ricardo. Richi, Ricardo. Richi es caleño, evangélico, bien parecido, un tipo andado, recorrido en el mundo del hampa. Se le nota que fue como todos los evangélicos, que son locos toda la vida y después como que se arrepienten y buscan refugio en la Biblia y en los diezmos que si se descuidan les sacan un ojo de la cara. Las luces están apagadas y las paredes en obra negra le hacen eco hasta a los susurros. Las dos cobijas que le dio el Inpec no son suficientes para el Lince. El frío le congela los huesos. Richi, Ricardo, le regala una chaqueta y otra cobija. El caleño tiene cobijas de más porque los presos de los otros pabellones de La Picota les venden las suyas a los extraditables. Las sábanas valen 10 mil pesos y las cobijas 15 mil; pero el precio, claro, depende del marrano. Es decir, del cliente. Richi es un marrano gordo, un man platudo, mafioso, traqueto, como casi todos en el Establecimiento Reclusorio de Orden Nacional e Internacional (ERON). En el noveno piso de la cárcel La Picota, un centro penitenciario localizado en el suroriente de Bogotá, no están encerrados ladronzuelos comunes y corrientes, asesinos de un solo homicidio, jíbaros de unos pocos gramos, pobres diablos de niñez triste que tuvieron que delinquir para comer. No señor. Narcotraficantes, lavadores de dinero y asesinos a sueldo; los duros, los durísimos, los jefes; pero también los mensajeros, las mulas, el último peldaño de la escala. Total: en el ERON viven las ligas mayores de la delincuencia colombiana. Esa noche, junto con el Lince, entraron el Gorgojo y el Zarco, cómplices los tres, según la DEA, de haber enviado poco más de dos mil kilos de cocaína con destino a los Estados Unidos. La policía antinarcóticos norteamericana interceptó una lancha rápida con el susodicho cargamento en la isla de San Andrés, y tras una investigación que se extendió por más de tres años a cargo del agente de la DEA Terry Watson —asesinado en Bogotá el 21 de junio de 2013, supuestamente víctima de un paseo millonario— fueron capturados además del Lince, el Gor-

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gojo y el Zarco, otros cinco implicados. Apenas entrando el Gorgojo le ofreció a un guardián del Inpec diez millones de pesos para que lo acomodaran en la misma celda del Zarco, a quien ya conocía de antes. El primero paisa y el segundo cartagenero, durmieron en efecto en la misma celda en su primera noche de cana. Tremenda pérdida de dinero. En el ERON cada recluso tiene su litera y hasta sobran. A los pocos días el Lince, el Gorgojo y el Zarco se acomodaron en la celda número 14, cerca de los televisores y cerca de las duchas: perfecta para no hacer tanta fila en los baños durante las primeras horas de los días de visita, pero no tan cerca como para escuchar el ruido del agua helada corriendo por las tuberías nuevas. Escoger la celda en el ERON, increíblemente, es un servicio gratuito, a diferencia de los otros pabellones de La Picota en los que el arriendo de una celda medio decente no baja del millón de pesos mensual. Aun así el Gorgojo, por bocón y presumido, tuvo que darle los diez palos que le había prometido al guardián, aupado en su ignorancia de primíparo. Richi y el Lince hablaron casi toda esa primera noche, largo y tendido. El Lince le contó que había sido capturado el 12 de mayo del 2011 por agentes de la DEA y de la Sijín en la propia puerta de su casa a las cuatro y media de la mañana. Estaba dormido junto a Sandra, su esposa, cuando sintió que tocaron la puerta. Se alarmaron porque ni Simón ni Nacho, los labradores color chocolate que custodiaban la propiedad, habían advertido con su ladrido la presencia de los visitantes, que se identificaron como miembros de la Policía Nacional. Lo primero que se les vino a la mente fue que estaban robando en la casa de los vecinos. Pero cuando Sandra se asomó por la ventana se sorprendió no solo con que Simón y Nacho estuvieran jugando con los recién llegados, sino porque en el convoy había más de cuarenta hombres uniformados. Ambos se levantaron y fueron a recibirlos. “Buenos días”, saludaron los dos policías que estaban tras el rellano de la puerta, acompañados por un agente de la DEA, un fiscal, un juez bogotano y un camarógrafo, e inmediatamente procedieron a explicarles que estaban buscando al Lince porque Estados Unidos había solicitado su extradición. Se sentaron en la sala de la casa a llenar los papeles protocolarios

mientras la policía hacía una minuciosa revisión de cada rincón de la casa. A pesar de las circunstancias, fueron todos muy amables. “¿Dónde están los escoltas? ¿Dónde están los demás?”. Pero ni escoltas ni hombres armados ni una horda de delincuentes del hampa encontró la Policía en la casa. Solo al Lince, a Sandra y a su única hija, todos en pijama. Una vez hubo salido el sol, a eso de las seis de la mañana, y después de haber firmado los papeles correspondientes, los hombres se alistaron para partir. “Lleve un abrigo grueso que va para tierra fría”, le advirtieron. El Lince le pidió a un oficial que lo dejara salir de la casa sin esposas. Le espantaba la idea de que su esposa y su hija lo vieran amarrado como al peor delincuente. Sin embargo, los protocolos son más poderosos que el honor, y mucho más si se trata del honor de un hombre que acaba de ser detenido por la justicia norteamericana. Honor y dignidad son palabras que en adelante sonarán tan etéreas como paz y justicia.

Los diarios de Svetlana

Margarita Isaza Velásquez Periodista margaisaza@gmail.com / @margaisaza Fotografía: Agencia Reuters, tomada de The Daily Star

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a guerra no tiene rostro de mujer contiene las vidas deshechas de las mujeres soviéticas que fueron a la guerra y regresaron para contarlo, y contiene también las reflexiones, los pensamientos, de una periodista extraordinaria que supo detenerse a escuchar esas voces silenciadas, nunca antes desveladas con tanta claridad, y así escribir y comprender. Para explicar ese “fueron a la guerra”, y sobre todo el sujeto colectivo de la frase, se necesitaron 365 páginas de la edición en español y una reportería que atraviesa al menos tres décadas. Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura del 2015, escribe en este libro sobre el ser humano — verdad innegable en los autores eternos—; sobre ellas que fundan la vida, cuidan de otros soldados, buscan la belleza en la nieve pantanosa, no caben en el uniforme, se ofrecen para ir al frente, se enlistan en organizaciones clandestinas, maduran o envejecen en un día de odio y aprenden a matar, como si se tratara de solo ver morir. Ella, la periodista, se crio en una aldea de Bielorrusia llena de mujeres. Las historias que oía siempre fueron de la guerra, porque, dice, vivían para ella, se preparaban para la que seguía cuando aún no habían vuelto de otra. “La guerra la relatan las mujeres. Lloran. Su canto es como el llanto”. Y la guerra en la mente de quien no la ha conocido es dual, tiene vencedores y derrotados, orgullosos y débiles; hombres que escriben sobre hombres. “Las mujeres mientras tanto guardan silencio […]. Y si de pronto se ponen a re-

cordar, no relatan la guerra ‘femenina’, sino la ‘masculina’”. Esas son dos guerras diferentes. A Svetlana le hablaron de la Victoria del Ejército Rojo sobre las tropas de Hitler, de lo que ellos llaman la Gran Guerra Patria, y la hicieron sentir orgullo de pertenecer a una nación, ya inconmensurable, henchida por la guerra. Le contaron en voz baja del valor de los partisanos, como su abuela, y le señalaron con el índice a los hombres mutilados que alguna vez vistieron de casaca. Pero las preguntas que tiene están incubadas en su corazón de periodista y quiere responderlas, no con imaginación sino con realidad, con aquello que las mujeres de la guerra le pueden contar. Ellas, más allá de la Victoria y de la muerte, le dejan ver la forma más acabada del alma humana. Entonces hay epifanía: “Las voces… Decenas de voces… Se abalanzaron sobre mí desvelando una verdad insólita, y esa verdad ya no cabía en aquella fórmula simple y bien conocida desde la infancia: hemos ganado la guerra. […] La retórica quedó diluida en la materia viva de los destinos humanos. […] El destino es cuando detrás de las palabras sigue habiendo una voz real”. Imagino a Svetlana detrás de sus palabras tomadas al azar. Telefonea a sus fuentes y les propone encuentros que acaso darán frutos: la alejarán en breve o terminarán contándole la razón de sus existencias, el leitmotiv que les ocu-

Habitación, de Lenny Abrahamson

Habitar el mundo Gloria Isabel Gómez Estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedia Miembro de Cineísmo: Semillero de Investigación Audiovisual isabeldandi@hotmail.com

Esta periodista n sido los de Estefanía. Los últimos meses ha sional en la Escuela de Hizo la práctica profe ia de El Tiempo, donde Periodismo Multimedy ahora está a punto de luego la contrataron, no. Por si fuera poco, su ingresar a El Colombia los primeros premios trabajo de grado le dio B a Mejor Tesis de Grade su car rera: el del CPrero, y la Mención de do del país, el 9 de febia de grados de la FaculHonor en la ceremones el 8 de marzo. tad de Comunicacion no hay que esforzarse Con estas credenciales, es el futuro de esta ál cu mucho para suponer (y en la literatura, en mujer en el periodismouna mención). Por eso, que ya ha obtenido algón 76 de De la Urbe ya aun cuando en la edici primer avance, con el habíamos publicado uny a modo de homenaje, permiso de Estefanía,o capítulo. Pronto lo verepublicamos ahora otr e mejor le va, el de libro. mos en el for mato qu as rejas extranjeras Título del trabajo: Tr Vargas Asesor: César Alzate

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Fotografía: Elevation Pictures, tomada de Vancitybuzz

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l cine existe como espejo de la sociedad y esto significa que de la humanidad siempre podremos encontrar historias que ahonden en lo más puro y bondadoso, pero también en lo más oscuro e inmoral. Jack tiene cinco años y ha sido marginado desde que nació en un espacio que da título a esta película. A través del personaje, la narración pone en evidencia el papel que tiene la cultura en la vida de las personas: los procesos cotidianos de socialización, el reconocimiento de símbolos, el contacto con la naturaleza. El niño se enfrenta al conocimiento del mundo exterior a través de experiencias nuevas, y en este proceso de adaptación tardío, la película cuestiona el papel de los medios de comunicación en episodios escandalosos para la opinión pública pero que por ser traumáticos ya son serios y muy privados. La madre no encuentra tranquilidad al salir de la habitación, y es asediada por la prensa que presiona para dar a las audiencias una historia que todavía no ha sanado para ella y su familia. Habitación se diferencia de muchas películas porque narra un episodio sórdido y va más allá, mostrando lo que sucede a sus protagonistas y a las personas alrededor cuando un escenario cambia. Más allá de ser un retrato esperanzador sobre una familia, es una visión realista de lo que sucede frente a la obtención y la supresión de la libertad, aprovechando una situación extrema que les ocurre a Jack y a su madre.

Las reflexiones del niño sobre la realidad, pensamientos que comparte con el espectador, recuerdan inevitablemente a Hushpuppy, protagonista infantil de Bestias del sur salvaje (Benh Zeitlin, 2012), quien también atraviesa un proceso de cambio, porque el lugar donde vive y todo lo que ha conocido, está a punto de desaparecer. Este acompañamiento del espectador con el niño permite que las situaciones que producen tristeza y angustia en la primera parte de la película, sean reemplazadas por dulzura y empatía hacia Jack. Habitación también ofrece miradas nuevas sobre la maternidad y la crianza en condiciones adversas de supervivencia, en tensión con el entorno pero utilizando el amor y la protección como punto de contraste y motor de acción. La complejidad de la madre es trágica comparada con la de su hijo, por haber podido conocer referentes del mundo

rrió al dejar atrás la niñez. Viaja en tren y al mirar por los campos paladea las historias, vuelve a sentir el frío, escarba a los muertos, venda un rostro, descifra la vergüenza del sexo, dispara un arma cuyo peso no soporta. En casa guarda celosamente grabaciones y libretas y las relee diecisiete años después para poder entenderlas. 1978-2004, se lee casi como epitafio en la página final. ¡Pero quién puede olvidarse de palabras así! ¡Quién puede dejarlas de lado! Sospecho que a Svetlana la acompañaron cada mañana (¿se puede dejar de ser periodista al menos durante el café?), y de ahí es que podemos conocer sus diarios de campo, el que tiene anotados los datos precisos, las cifras que las fuentes le confiaron con algún tipo de esperanza, y el que explica los motivos propios, los desenredos mentales de encontrar respuestas a preguntas exactas, la razón de ser como periodista y testigo de la otra Historia, lo que significan la política y las ideologías cuando están escritas en la sangre, todo aquello que solo se entiende cuando se vuelve insoportable. Los diarios de Svetlana Alexiévich en La guerra no tiene rostro de mujer (Debate, 2015) interpelan el alma, se levantan de las cenizas de la guerra, dicen todo lo decible sobre la existencia y consuelan en la lectura de lo que tiene capacidad de convertirse en una terrible marca de humanidad.

exterior, pero estar imposibilitada de ofrecerlos a Jack durante sus primeros años de vida. El guion lo escribió Emma Donoghue, quien es autora del libro en el que está basada la película, lo cual podría explicar por qué es una gran adaptación, que sabe enfrentar los distintos cambios psicológicos de los personajes. El aporte y la interpretación que hacen los departamentos de sonido, fotografía y dirección de arte son modestos y medidos, precisos en sus elecciones, sin efectismos ni exageraciones. El resultado es una narración dramática en la cual es posible conmoverse de extremos positivos a negativos, reiterando así que la naturaleza humana es imprevisible, y que el tiempo puede transformar los sentimientos. Adicionalmente, la película se fortalece por la calidad de las interpretaciones y la dirección de actores en los que se destaca Lenny Abrahamson, quien en Frank (2014) ya había demostrado destreza en el manejo de reconocidos actores, utilizando un código de humor negro que en Habitación es reemplazado por un drama libre de empalago y melodrama que produce hondas emociones en el espectador. Esta película fue ganadora del premio del público del Festival Internacional de Cine de Toronto y Brie Larson ha recibido más de doce premios como actriz principal (incluyendo el Globo de Oro, el Bafta y el Óscar). En pocas palabras, quien desee ver una película para reflexionar en torno a la condición humana en situaciones adversas podrá encontrar en Habitación un relato que permite sentir dolor, claustrofobia y miedo; pero también ternura, complicidad y esperanza. Habitación (Room). Dir: Lenny Abrahamson. Canadá/ Irlanda, 2015. 118 min. Drama. Reparto: Brie Larson, Jacob Tremblay, Joan Allen, William H. Macy.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia


18 Análisis

Análisis

Otras experiencias

de paz

En los años noventa se suscribieron tres procesos de paz que nos sirven de ejemplo: uno en Guatemala, otro en El Salvador y uno más en Irlanda del Norte. Hoy, cuando el acuerdo final entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc sigue sin concretarse, vale la pena repasar las condiciones históricas en las que se dieron esos procesos y los retos que le esperan a nuestro país.

Carlos Andrés Hernández Duque Estudiante de Periodismo carlos.hernandezd@udea.edu.co Reportería: Mariana White Londoño Ilustración: Daniela Jiménez González

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ucha agua ha corrido en el río del tiempo desde cuando el general Gustavo Rojas Pinilla amnistió a las guerrillas liberales de mediados del siglo XX. Desde entonces, se han implementado en Colombia varios procesos de negociación cuyo desenlace ha oscilado entre el éxito moderado y el fracaso absoluto por motivos, en ocasiones, ajenos a la coyuntura nacional. ¿Qué ha cambiado desde aquella amnistía a los guerrilleros liberales que, una vez desmovilizados, fueron violentamente perseguidos y empujados (muchos de ellos) nuevamente a la lucha armada? Y, más importante aun, ¿qué ha pasado en el mundo desde entonces para que hablemos de las particularidades del actual proceso entre el Gobierno colombiano y las Farc en términos distintos? Durante la década de los noventa, la comunidad internacional comenzó a incidir con gran fuerza en los conflictos de carácter nacional, creando instancias tales como el Tribunal Especial para Yugoslavia

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y Ruanda o la Corte Penal Internacional, a través de los cuales logró la potestad de involucrarse en todo intento de solución negociada para mantener lo pactado dentro de los márgenes admitidos por el Derecho Internacional Humanitario. En nuestro país, las consecuencias de dicho cambio se hicieron notar. Según Jorge Giraldo Ramírez, investigador social y filósofo, “las negociaciones llevadas a cabo en Colombia entre 1989 y 1994 estaban enmarcadas dentro de

Así pues, la negociación con las Farc debería (y lo ha hecho, sin duda) mirar experiencias similares (nunca iguales, hay que entender) para aprender, sobre todo, de los errores cometidos.

lo que podemos llamar el paradigma de las negociaciones en el siglo XX: negociaciones entre estados o entre estados y organizaciones irregulares que de alguna manera se inspiraban en la tríada de amnistía, indulto y reconciliación”.

Esta etapa postrera del paradigma del siglo XX coincidió no solo con las negociaciones entre el Gobierno, el M19 y el EPL (ambos exitosos), sino también con los procesos de negociación en Guatemala y El Salvador. En Guatemala, el proceso concluyó en 1996 con el pacto de incorporar a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) a la vida política legal (para lo cual se planeaba amnistiar a la mayoría de sus miembros). Dicho pacto fue interpretado por múltiples organizaciones de derechos humanos como un intercambio de impunidades, y acabó fracasando en su refrendación popular en 1999. En El Salvador la negociación terminó en 1992, incorporando a la democracia al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) e implementando la política de sancionar a los máximos responsables. En estos dos países, a pesar de la participación de Naciones Unidas, pueden hallarse las consecuencias más palpables del cambio de paradigma del que habla Giraldo. Ahora bien, transcurridos algunos años desde la firma de los acuerdos, la ya mencionada comunidad internacional, impulsada por organizaciones de derechos humanos locales o regionales, comenzó a interferir (o al menos a intentarlo) en lo pactado. Hace poco un grupo de militares involucrados en el sonado caso del asesinato de algunos sacerdotes jesuitas en El Salvador −ocurrido el 16 de noviembre de 1989−, fue pedido en extradición por un tribunal español, emitiéndose en contra de los implicados circular roja de Interpol. Este y otros casos similares reanudaron la discusión sobre los acuerdos pactados hace más de dos décadas, puestos ahora en tela de juicio por el nuevo paradigma del que habla Giraldo: uno que alteró los elementos de la anterior

Tres acuerdos en la mira País: El Salvador Partes negociadoras: Gobierno — Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) Acuerdo de paz: 16 de enero de 1992 en Chapultepec, México

País: Irlanda del Norte Partes negociadoras: Gobierno británico - Gobierno irlandés - Partidos políticos norirlandeses Acuerdo de paz: 10 de abril de 1998 en Belfast, Irlanda del Norte

Contexto: Los acuerdos terminaron una guerra civil de doce años que provocó 75 mil muertos, entre 1980 —cuando se enfrentó la guerrilla del FMLN al gobierno militarista de la época— y 1992, cuando se proclamó el pacto. A partir de ahí, se modificaron las Fuerzas Armadas y se creó la Policía Nacional Civil. Además, el FMLN se convirtió en partido político y ha tenido un respaldo ciudadano creciente. Actualmente es el partido oficialista, luego de haber accedido al Poder Ejecutivo con el expresidente Mauricio Funes en las elecciones de 2009 y, de nuevo, tras resultar electo Salvador Sánchez Cerén en las presidenciales de 2014.

Contexto: A finales del siglo XVII, Inglaterra logró colonizar gran parte de Irlanda hasta hacerla parte del Reino Unido. Los nativos irlandeses hicieron resistencia durante siglos y a principios del XX exigieron su independencia. Fue así como los conflictos internos en la isla, sobre las demandas para un gobierno autónomo, condujeron a su partición en 1921. Pero el problema no acabó ahí, pues Irlanda del Norte siguió en disputa: por un lado, los unionistas —de religión protestante, mayoritaria en la región—, partidarios de preservar los lazos con el Reino Unido; y, por otro, los republicanos irlandeses, generalmente de religión católica y demográficamente minoritarios, partidarios de la independencia o de la integración a la República de Irlanda. Ambos bandos recurrieron a las armas, dando paso al Conflicto de Irlanda del Norte, también conocido como The Troubles, desde octubre de 1968 hasta la firma del Acuerdo de Viernes Santo, el 10 de abril de 1998. En 2007 se estrenó un gobierno compartido entre católicos y protestantes, y en 2008 se produjo el desmantelamiento definitivo del Ejército Republicano Irlandés (IRA), organización paramilitar. Lo cierto es que la reconciliación total tardará muchos años, pero el acuerdo de paz, considerado como relativamente exitoso, contribuyó a la estabilidad de la región.

País: Guatemala Partes negociadoras: Gobierno — Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala (URNG) Acuerdo de paz: 29 de diciembre de 1996 en Ciudad de Guatemala Contexto: Caracterizada por sus gobiernos dictatoriales, Guatemala solo se acercó a la paz hasta 1985 con la llegada al poder de Vinicio Cerezo y el comienzo de una era democrática. Cerezo propició los primeros acercamientos con la URGN, organización creada en 1982 con la coalición de los cuatro grupos guerrilleros más importantes del país: el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). En aquel entonces no se logró la paz. Sin embargo, ese fue el inicio de una serie de intentos hasta que, finalmente, en 1996, en el gobierno de Álvaro Arzú, se firmó el acuerdo que acabó con 36 años de conflicto armado. Este ha sido un proceso criticado por sus excesivas aspiraciones —trece acuerdos y 300 compromisos que no llegaron a cumplirse totalmente—, pero puso fin a un largo periodo de violencia y permitió la creación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en 2007.

Bibliografía: Fisas, V. (2015). Anuario de procesos de paz. Icaria Editorial: Barcelona. Ugarriza, J.E., Sequera, N., Cotrina, N.A. & Méndez, A. (2012). Agendas de negociación en procesos de paz: elementos técnicos y políticos 1989-2012. Instituto de Estudios Geoestratégicos y Asuntos Políticos - UMNG: Bogotá. Matul, D. & Ramírez, A. (2009). El Proceso de Paz en Centroamérica. Agendas pendientes y nuevos focos de conflictividad: Los casos de Guatemala y Nicaragua. Revista Gloobalhoy, 21. Recuperado de: http://www. gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad= Textos&id=9581&opcion=descripcion#ficha_gloobal.

Fotografía: AFP, tomado de Kien y Ke

No hubo firma el 23 de marzo

tríada, cambiándolos por verdad, justicia y reparación, satanizando la amnistía y asociando su implementación con la (hoy difícil de defender) impunidad. Ambos procesos sientan un precedente por lo menos preocupante para la implementación de los acuerdos entre el Gobierno colombiano y las Farc, que probablemente llegarán a la firma de un pacto final durante este 2016. Si el Tribunal Especial para la Paz concede amnistías a guerrilleros o soldados cuya conducta, a juicio de la comunidad internacional y sus múltiples organismos punitivos (Corte Penal Internacional, Corte Interamericana de Derechos Humanos, etc.), no sea objeto de amnistía, ¿qué ocurrirá? Los precedentes latinoamericanos, como se ha dicho, no dan un panorama optimista. Chile y Argentina quizá puedan desestimarse por tratarse de países que padecieron un caso de victimización vertical (donde un bando, para este caso los gobiernos militares, ejerce la fuerza sobre un gran porcentaje de la población civil). Pero El Salvador y Guatemala representan casos de victimización horizontal (es decir, victimización múltiple, con varios actores protagonizándola), en los que lo pactado ha debido enfrentarse a múltiples escollos con la implementación del nuevo paradigma de negociación que establece de forma tajante lo que es perdonable y lo que no. Y hay asuntos incluso más preocupantes. ¿Cómo llevar a cabo, por ejemplo, la serie de medidas que usualmente se encierran en el denominado “posconflicto”, y que son, en últimas, la parte más importante de cualquier negociación? El Salvador es un caso alarmante de perpetuación de la violencia, aunque pueda argumentarse que las maras (actuales protagonistas del fenómeno, más o menos equivalentes a los “combos” o pandillas colombianos) son radicalmente distintas del FMLN. En Colombia hay antecedentes respecto a procesos de desmovilización y reintegración, siendo el más grande de ellos el de la Ley de Justicia y Paz (o Ley 975 de 2005), proceso por lo demás polémico y ambicioso, por cuanto abarcó a por lo menos 40 mil desmovilizados cuya idoneidad y permanencia en la legalidad se ha puesto en duda en no pocas ocasiones. Otro proceso de paz que es interesante analizar es el de Irlanda del Norte. Aunque allí el conflicto era de carácter político-religioso, también nos ilustra al respecto: las dos principales facciones, los unionistas del Partido Democrático Unionista (DUP), partidarios de la integración con el Reino Unido, y el Sinn Fein (brazo político del Ejército Republicano Irlandés, IRA), partidario de la independencia, formaron un gobierno en coalición una vez firmados los acuerdos de 1998, eliminando después, y paulatinamente, escollos tales como las armas del IRA o la desmantelación del cuerpo policial pro-Reino Unido que combatió al primero con estrategias paramilitares (RUC). Todo esto con un relativo éxito en cuanto a la intervención de la comunidad internacional (aun cuando, ya para entonces, comenzaba a imponerse el nuevo paradigma de negociación). Así pues, la negociación con las Farc debería (y lo ha hecho, sin duda) mirar experiencias similares (nunca iguales, hay que entender) para aprender, sobre todo, de los errores cometidos. Bajo el nuevo paradigma de negociación, algunos de los precedentes nacionales e internacionales se tornan anacrónicos, pues hoy más que nunca el sistema transnacional de los Derechos Humanos pone su ojo avizor en cada proceso de negociación, pero la delgada línea de la que habla Vincenc Fisas en su Manual de procesos de paz para referirse a todo aquello que viene después de firmar lo pactado obliga a los negociadores de La Habana a estudiar detenidamente lo ocurrido en otros países (incluso en materia de refrendación). Una vez se llegue a un acuerdo, habrá que enfrentarse no solo a la comunidad internacional, sino también a organizaciones de derechos humanos, agrupaciones políticas, disidencias armadas y, en resumen, a un país polarizado, cuya opinión pública tiende a alinearse con los grandilocuentes principios del nuevo paradigma humanitario.

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Álvaro Arzú, presidente de Guatemala en 1996, y Rolando Morán, comandante guerrillero de la URGN, encendieron juntos una llama, símbolo de paz, el 29 de diciembre de 1996.

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20 Oficios

Trabajo de grado

Jorge Barraza, periodista argentino

“Es lindo sentir que el fútbol nos alegra la vida” Henry Amariles Mejía Periodista henryamariles@gmail.com Fotografía: Archivo personal Jorge Barraza

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ara el periodista argentino Jorge Barraza, el tema del fútbol es ineludible. Por algo es considerado uno de los mejores cronistas de este deporte en América Latina. Un somero recuento dice que es autor de las historias de la Copa América (1916-2011), de la Copa Libertadores, de la Conmebol. Ha sido redactor de la revista El Gráfico, instructor Fifa en el área de comunicaciones, ha cubierto ocho mundiales, trece copas América y veintisiete Libertadores. Es columnista de los periódicos El Universo, de Guayaquil; El Tiempo, de Bogotá; El Comercio, de Lima; La Nación, de Costa Rica; Líder, de Caracas, entre otros. Fue director de la revista de la Conmebol. Barraza estuvo en agosto de 2015 en Medellín, a propósito de la estrategia ‘Adopta un autor’ de la Fiesta del Libro y la Cultura, gracias a lo cual dictó una charla en el Parque Biblioteca de San Javier y atendió las preguntas de estudiantes de dos colegios públicos de la zona. Al terminar el conversatorio accedió a seguir hablando de fútbol, que es como su oxígeno. Es lo que simplemente le alegra la vida. ¿Por qué en Argentina se publica tanto sobre fútbol? Todo nace de la pasión. El fútbol es una pasión increíble en Argentina. La gente vive, come, sueña fútbol… Eso hace que haya periodismo de fútbol. Y escritores: Eduardo Sacheri, autor de la novela La pregunta de sus ojos [llevada al cine

Hoy los deportistas son más referentes que los propios políticos. Y se les pide más. En el caso colombiano: James, Falcao, Ospina. Hablo de los que a mí me gustan. La gente no les admite fallo, porque quiere que eleven a Colombia a la máxima consideración. Son unos sujetos que están por encima del Presidente de la República. No hay ninguna duda… La gente quiere mucho más a James o a Falcao que al Presidente de la República. Son personajes públicos, que representan al ciudadano. El Presidente… No sé si representa a los ciudadanos. Hay personas, de esas que están siete días a la semana pendientes del partido del domingo, que sueñan con lo que quisieran ser, a partir de un jugador de fútbol. Seguro. Yo digo que el fútbol te ayuda a vivir mejor… Desde el lugar donde vos estés. No necesariamente tenés que jugar en primera división, ganar diez millones de dólares al año, para que te ayude a vivir mejor. No. El fútbol te ayuda a vivir de muchas maneras. Llevo mucho en esto del fútbol. Sin embargo, viví un partido Independiente-Racing con mucha expectativa. No podíamos perder otro partido… Y, sobre todo, ¡jugó bien! Eso me colma. Estuve muy contento. El partido se jugó un sábado. Mi domingo fue muy bueno. Y no fue un gobierno, a través de un Presidente de la República, a darme una pastillita para adormecerme. No. A mí me hizo feliz el fútbol en sí. La literatura dijo que el fútbol era el opio de los pueblos, una herramienta de los gobiernos para mantenerlos adormecidos. No. De ninguna manera. El fútbol es una

por Juan José Campanella en 2009 y por Billy Ray en 2015], Fontanarrosa, Valdano. El mismo Menotti y otras personas...

alegría genuina. Una emoción pura y natural que inocula a la gente y la hace vivir en ese estado de exaltación.

¿La existencia de todos estos escritores hace que se mire el fútbol de otra manera? Claro. Yo creo que la literatura le dio la espalda al fútbol durante un siglo, equivocadamente, porque el fútbol es un manantial de historias humanas, de aventuras, de sucesos épicos, justos e injustos; valores maravillosos, para escribir. Julio Varela, fue un futbolista. Un número cinco. Fue el fue eje del Maracanazo. Es una figura legendaria en Uruguay. Está al lado de José Gervasio Artigas, el prócer de la nación. Varela es una figura que encarna la uruguayidad. Todos los valores que la gente quiere que tenga Uruguay. Los directivos de su selección le dijeron al equipo: “Con perder por poco ya estamos cumplidos”. Y cuando los jugadores estaban solos, en la boca del túnel, Varela les dijo a sus compañeros: “Un momento: cumplidos, solo si somos campeones. ¡A ganar!”. Y ganaron. Ni el mundo se va a olvidar de esa gesta, de unos pocos que le ganaron a tantos que supuestamente eran tan superiores.

Y tiene esa magia de que a pesar de que son once los que juegan el partido, el equipo gana y uno dice: Ganamos. ¡Sí, ganamos, yo me siento parte! Como te digo… estoy muy consustanciado con mi club. Me siento parte. Una de las cosas en las que más me vi reflejado, fue cuando salió aquel video del Tano Pasman, el hincha de River, cuando su equipo descendió a la B. El tipo está en la casa, mirando el partido por la tv. Él es una visión desgarradora pero a la vez maravillosa de cómo sufre un hincha, de cómo hay tanto amor por un equipo: putea al árbitro, al relator, al televisor… Eso se viralizó de una manera que más de diez millones de personas lo vieron. ¿Sabe por qué? Porque se vieron reflejados. A mí me pasa. A veces me siento el Tano Pasman de Independiente. Después, cuando termina el partido yo me olvido por completo. ¡Ya pasó, qué vamos a hacer! Perdimos, mala suerte. Ya fue. Además, porque el fútbol está hecho de eso: de la alegría y de la amargura de la derrota. No se puede ganar siempre. Justamente ese contra-

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“La literatura dijo que el fútbol era el opio de los pueblos, una herramienta de los gobiernos para mantenerlos adormecidos. No. De ninguna manera. El fútbol es una alegría genuina. Una emoción pura y natural que inocula a la gente y la hace vivir en ese estado de exaltación”. peso que hacen la alegría y la tristeza es lo que le da la épica cuando viene el triunfo. Es lo que lo reviste de esa cosa tan extraordinaria que nos hace vivir tan lindo. En Argentina es muy visible el hecho de que los periodistas digan abiertamente que son hinchas de tal equipo. Acá en Colombia son hinchas vergonzantes. No lo puedes decir tan abiertamente, porque la gente no lo toma a bien. La gente no tiene, en ese sentido, la tolerancia debida. La gente no puede ir a la cancha o ver el partido por tv con el preconcepto de que fulano es de River, mengano es de Boca, porque le quita valor a su comentario. Y, además, porque lo mira con animosidad. La gente no está preparada para eso. No sabe que vos, pese a todo, podés ser ecuánime. Celebrar de manera contenida... Privadamente, porque no te vas a poner a gritar un gol porque puede ser una cosa perjudicial. Aparte de que no es bueno, no le hace bien a la ecuanimidad y a la imparcialidad. Ahora, si Colombia juega la final del mundo contra Rusia, en el 2018, y mete un gol, yo te disculpo totalmente. En ese caso, sos un ciudadano que está acompañando desde un puesto a tu selección. Por eso, cuando me preguntan cómo hay que abordar el cubrimiento de la selección de tu país, yo digo que tiene que ser un apoyo crítico… ¿Qué es un apoyo crítico? Apoyar con el positivismo que tiene que tener el deseo de que lleguemos lejos. Porque si la selección anda bien anda bien el país, nuestro fútbol, nuestros clubes... Pero tienes que ser lo suficientemente crítico como para poder puntualizar los aspectos negativos que hubiere. Y uno tiene que ser lo suficientemente libre como para poder criticar. Hace unos años, en Ecuador, estaba Luis Fernando Suárez como el técnico de la selección. Me dijo: “Señor Barraza, qué gusto. Leo todas sus columnas, soy un admirador suyo”. Bueno, todo bárbaro. Pero le dije: “Te agradezco, pero permitime que te pueda criticar. Me alegra que vos seas un hincha mío, pero aun así yo quiero poder criticarte. El día que llegue la hora de la crítica, tener esa libertad para hacerlo”. El periodista debe tener una altura como para comprender que detrás del futbolista, del entrenador, del personaje público, hay una persona a la que se debe respetar. Pero ellos también deben entender que detrás de una buena relación, de una amistad, tiene que haber las manos libres del periodista para poder criticarlo. Estoy bárbaro con Pékerman y el día que yo le haga una crítica sobre Colombia el tipo no me atiende más, me da vuelta la cara… tiene que respetar mi espacio, que es el de poder criticar a la selección. Yo tengo una admiración hacia Pékerman, pero eso tiene sus límites. Creo que él tiene que buscar cosas nuevas en esta selección, porque la que jugó en la Copa América ha tenido fallas. Y tiene que mejorar de cara a la eliminatoria. Y yo lo digo. Y si a él no le gusta, ¡ah, señor, báñese con agua fría! Lo tengo que decir. La tarea del periodismo es hacer crítica. Y desligarse de los juicios apasionados. Claro, eso es propio del fanatismo. Ya la palabra fanatismo te dice que no es adecuada. Cuando se llega a límites de fanatismo las cosas se degradan, se descomponen y empiezan a funcionar mal. Cuando Argentina perdió 5-0 tuvimos que sopesar la situación para escribir una columna lo suficientemente grave como para reflejar el 5-0, pero también lo suficientemente mesurada como para no atacar a las personas. En esos momentos hay que tener los pies sobre la tierra y hacer una crónica severa, pero justa. Si vos lográs ser justo en tus apreciaciones, eso te lleva a moderarte. Automáticamente.

Bibliotecas anfibias Bibliotecas anfibias en Antioquia es un reportaje escrito sobre tres pequeñas bibliotecas del departamento. Cada una de ellas, necesaria y compleja a su manera, recibe el nombre de anfibia porque ha sabido —a pesar de los conflictos inherentes a su labor— adaptarse, desplazarse y sobrevivir a entornos y condiciones agrestes que pudieron minar su voluntad de servicio, bajar sus banderas. Este extracto es un diálogo a tres voces sobre la Biblioteca Comunitaria Santander de tres mujeres claves en su historia y sostenimiento. Pero podría ser, también, el diálogo que simbolice el espíritu de las otras anfibias, porque entre ellas, como un anhelo común, se estrecha un vínculo: el ánimo de seguir siendo. Jaime Zapata Periodista jaimezapata92@gmail.com Fotografía: Juan Carlos Sánchez, BPP

*** l apartamento está ubicado en un edificio al occidente de Medellín. En su interior, en una esquina, varias cajas apiladas, tal vez veinte o más: libros, revistas, objetos. Robusta, de rulos alzados color nieve y mirada gentil y cálida, Amparo Gouzy Faciolince habla. —Hay más cajas por allá. Son donaciones para la biblioteca. Pero ni espacio ni estantes tenemos para acomodarlos —dice, señalando las cosas. Amparo es egresada de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia. Cuando trabajaba en la Contraloría General de Medellín, le llegó la propuesta de Socorro Cuestas —monja española asentada en el barrio Santander— de adherirse y colaborar en la tarea de hacer posible una biblioteca comunitaria para este barrio. —Creo que nunca antes había ido al barrio Santander. En esa época era muy difícil subir. Había mucha violencia. Pero yo creía en la posibilidad de cambiar eso.

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—Yo nací en San Vicente de Antioquia en 1936, quedé huérfana, me llevaron a un orfanato y allí pasé mi infancia hasta que crecí, y ya joven me pude independizar y trabajar. —¿Y qué más pasó en ese tiempo? —Nada extraordinario. Usted pensó que conmigo iba a encontrar un manantial de cosas. No, la vida mía es muy sencilla. El pelo, negrísimo, abriga pocas canas: tibias, como hilos de leche. Ojos: rasgados, azules, algo dicen. Su lucidez parece crecer con los años, sembrar certezas. —¿De verdad que no pasó nada más? —Nada extraordinario. Emilia Murillo Agudelo tiene nueve hijos, veinte nietos, una casa y una determinación férrea por hacer bien las cosas, por la disciplina como bandera de vida. —Es que si usted no hace las cosas bien, ¿qué puede esperar? Yo puedo decir orgullosa que casi todos mis hijos son profesionales y tienen familia. Sus hijos crecieron en el barrio Santander en una época violenta, convulsa. —¿Cómo llegó a la Biblioteca Santander? —Yo llegué a la biblioteca por mis hijos. Alejandra estudiaba en la Zoraida Trujillo y le gustaba mucho ir. También a mi hijo Juan, él fue presidente en una época y yo lo ayudaba con lo que podía. Emilia, desde hace años, funge como presidenta honoraria de la Biblioteca Comunitaria Santander. Además de manejar los escasos recursos que ingresan a la biblioteca para sostenerse (proyectos, bazares, bingos, almuerzos), ella, por su cuenta, ayuda vendiendo empanadas y haciendo reciclaje. —¿Usted sabe lo que es sacar nueve hijos adelante, sola, vendiendo empanadas, haciendo reciclaje, cosiendo casi las veinticuatro horas del día, y después de todo eso, mantener una biblioteca? A veces no me explico cómo lo hizo. Eso dice Alejandra Toro Murillo —1978, ojos grandes, mirada grácil; cabello, negro, a la altura de los hombros— desde su oficina en la Universidad EAFIT, donde es profe-

sora. Desde allí, sopesando el pasado, recuerda su infancia en el barrio Santander: agreste, limitada. —Desde pequeña fui curiosa —dice, mientras salpica el escritorio con unas gotas de agua, las palpa con los dedos, en círculos, y las funde sobre la superficie—. Por eso estaba en todas las actividades del colegio: en el periódico, en la biblioteca. Y como era la mejor estudiante, siempre lo representaba eventos por fuera. Eso me dio la posibilidad de salir del barrio, de conocer otras realidades. —A veces quisiera un barrio distinto —asegura Amparo, entre risas, pero algo en ese chiste se apaga con resignación—. Podríamos haber hecho un poquito más, pero tampoco puedo ser tan extremista. Creo que con lo poco que hemos tenido hemos hecho mucho. Sostener una biblioteca veinticinco años sin apoyo fijo, con el trabajo de unos pocos, es una tarea titánica. Tal vez cuando se dieron algunas clases de guitarra y teatro alguien quedó marcado, imposible que no. Quiero creer que es así. Esto puede ser un arma de cambio. —¿El cambio? No es mucho. Trabajar con la comunidad no es fácil. Es muy duro. Y Santander no es un barrio donde haya afición por la lectura —dice Emilia, tranquila, con aplomo en la mirada—. Ahí está doña Amparo con un taller viendo a ver cómo se van arrimando a la lectura. Con internet han dejado de ir los niños. Ya hacen las tareas por ahí. La casa de Emilia es un segundo piso pequeño, con lo necesario: una sala, unas pocas habitaciones, un balcón preciso para que se cuele el viento marcial, como henchido. —Me gustaría que se hiciera el segundo piso en la biblioteca para que quedara el primero en alquiler y sacar plata de ahí, sostenernos con algo fijo... —calla unos segundos para luego enfatizar—: porque no te voy a negar: eso de estar viendo cada mes qué se hace, quién le regala a uno algo para pagar servicios y no cerrar, cansa, es muy difícil.

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—A veces mi mamá es la que ha sostenido solo con empanadas el funcionamiento de la biblioteca. De mi familia todos le llevamos reciclaje. Es un trabajo muy duro porque yo dejé de ser presidenta cuando estaba adelantando la maestría y ya no me quedaba tiempo de nada. Alejandra fue presidenta durante varios años de la Biblioteca Santander. Ella, ahora desde la lejanía, asegura que sigue involucrada en la tarea de sostener el lugar con lo que pueda.

—Yo lo calificaría como falta de trabajo de nosotros. Ahora, claro, no echo culpas. Apenas hace un tiempo me jubilé y he podido dedicarle tiempo completo a la biblioteca. Amparo sonríe después de cada respuesta. —Te confieso algo: a veces pienso, ¿sí valdrá la pena seguir? ¿Será que cerramos esto? Hemos tenido dos o tres oportunidades de cerrarla, de acabar con ella. Pero Doña Emilia ha sido la que no ha dejado. Doña Emilia ha sido la guerrera. Ella no quiere. Yo ya he propuesto dos veces que la cerremos, pero ellas, en especial Doña Emilia, no han dejado. Porque yo digo: bueno, nos estamos matando pero esto no está dando resultados. En estos días yo le dije a una amiga: pero es que esta biblioteca no ha transformado la comunidad del todo. Y te lo digo con mucho dolor, de verdad. Alejandra se pone en pie, ordena la silla, piensa en voz alta: —Lo que necesita la biblioteca urgente es un relevo generacional. Pero es posible que algunas de ellas puedan ser muy desconfiadas. Amparito es muy recelosa de que ingrese nueva gente a la biblioteca. Claro, uno puede entenderlo, pero eso ha afectado que no haya gente nueva. Alejandra busca algo en la oficina, con insistencia. Sigue hablando: —También, y lo sé perfectamente, es muy complicado hacer una labor de esas porque a uno no le pagan por eso: se tiene que sacar tiempo, energía, dinero. Todo lo que hay allí ya es muy grande de por sí porque son cosas que se han hecho solo con buena voluntad. Si uno dice que gran parte de esto se ha hecho solo con empanadas, ¿cuántas empanadas se necesitaron vender para que eso pasara? Muchas. O cuántas horas Amparito escribiendo tal cosa, y así… ah, ya las encontré —dice con alivio, mientras muestra las llaves—. Yo creo que ya me tengo que ir. —Ha habido políticos que han intentado apropiarse de la biblioteca para asuntos personales. Utilizarla como imagen. Y yo he dicho que no. Y me han dicho que soy medio cerrada, y lo soy —afirma Amparo, tajante—. Claro que quiero que entre gente nueva a la biblioteca. A veces tenemos reuniones con personas que nos quieren ayudar; vienen, dicen que están contentos con el lugar, pero no vuelven. Tocan el timbre: Amparo se para, abre la puerta: llegan invitados. —No sé. De verdad no sé qué pasa que las personas no vuelven. Asesoró: Pablo Montoya Campuzano.

De izquierda a derecha: Amparo G. Faciolince, directora de la Corporación Sembrando Futuro (de la que hace parte la Biblioteca Santander); Emilia Murillo Agudelo, presidenta de la biblioteca; a la derecha, Consuelo Henao, miembro activo de la corporación desde sus orígenes.

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El Valle de la Muerte

Juan David Alzate Profesor de Periodismo Juand.alzate@udea.edu.co / @jalzateradio Fotografías: Carolina Londoño Comunicadora Social — Periodista @diacarolon

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Estas son algunas impresiones que dejaron nuestro paso por el Valle de la Muerte en Estados Unidos. Un collage de diferentes paisajes y colores entre los estados de Nevada y California.

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l silencio era ensordecedor y es por eso que los pasos que dábamos entre las pequeñas rocas del suelo se sentían como un fastidioso ruido brillante. El Valle de la Muerte es así: un silencioso y solitario parque natural de los Estados Unidos que tiene una dimensión de más de 13 mil kilómetros cuadrados de superficie, unas diez veces el Valle del Aburrá. Los caminos que conectan sus grandes zonas: Mesquite Flat Sand Dunes, Panamint Springs, Badwater Bassin, Furnace Creek, Scotty’s Castle, entre otras, son vías impecables que cortan el paisaje. A lo lejos, unos cuantos coches. Esperábamos encontrarnos con algunos personajes al mejor estilo de Peter Fonda, de Easy Rider, o algún músico experimentando sonidos en el desierto como Josh Homme, de Kyuss; pero no fue así. Sin embargo, la banda sonora de este viaje al Valle de la Muerte fue maravillosa: vientos, ecos de pasos y unos cuantos sonidos de los motores de los pocos carros que pasaban lejos de los senderos para caminar. “¿How is the line?”, nos preguntaba un joven que se aventuraba por uno de los tantos caminos que ofrece el Parque: “Perfecto”. ¿Qué más podíamos responder? Varias poblaciones se encuentran en medio de los caminos del Valle de la Muerte: Beatty, Furnace Creek, Stovepipe Wells, todas estas con algún restaurante típico “dinner” que ofrece lo mismo: pizza, hamburguesa, cervezas y sodas. Y en muy pocas partes, una pequeña pero muy útil gasolinera. De otro lado, y de manera bastante particular, se encuentran algunos pueblos fantasmas como Rhyolite y Leadfield, que son el recuerdo de una época en que la explotación del bórax era la mayor riqueza. Pensábamos que en algún momento estas tierras no eran solitarias ni silenciosas y que seguramente, como en un western, los sonidos eran de caballos y de unas cuantas balas de rifle controlando la labor de la explotación; o peor, asesinando a los amerindios que seguramente no llamaban Muerte a este valle lleno de hermosa naturaleza. El Valle de la Muerte es un vasto terreno que refleja una historia fuerte de los Estados Unidos con la minería. Aun así, y a pesar de los grandes rasgos de la explotación, no nos dejaba de asombrar la magnitud de su paisaje y la posibilidad de disfrutar tranquilos en la soledad y el silencio.

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Los Nadie,

un viaje por los sueños de juventud

Malabares en semáforos, grafitear, marihuana, conciertos, policía, Medellín, lágrimas, punk, disparos, conflicto, tatuajes, cigarrillos, poemas, confusión y cinco “demenciales chicos acelerados”, como reza Eskorbuto, el hito del punk español. He aquí los primeros beats de una producción que pocos han visto y muchos esperan. Hasta ahora. para mejorarlo y sus compañeros de equipo prepararon luCuando fueron seleccionados para abrir el FICCI, un ces, cámaras y, claro, acción; había que rodarlo. “¡Qué chimba!” generalizado se pudo escuchar en el círSi bien la idea de largometraje la concibió Sebastián, culo de Monociclo; inmediatamente después fue un “¿Por fue Monociclo Audiovisual el que en teoría le dio vida. qué nosotros?”. El que mascullaron confundidos. Lo cierAlrededor de 1’300.000 personas diario hablan en la Comuna 10 de Juntos desde el 2009, pero oficialmente constituidos en se to mueven es que losahechos por sí solos, y elMedellín, llamado a Fotografías: Monociclo Cine 2011, los integrantes de esteconocida colectivo de estudiantes, ahora Según abrirJorge el Festival es un reconocimiento honra. de más como el Centro. Mario Puerta, director que ejecutivo egresados, de Comunicación Audiovisual, han puede llevado asubir la a 1’600.000 Los aplausos en Cartagena no se hicieron esperar. Ely Corpocentro, la cifra en fechas especiales como navidad, realidad varios de sus sueños. El cortometraje Kalashnikov, mismo Presidente del República, Juan Manuel Santos, pasó no es paraahora menos, teniendo en cuenta que esfila el alugar donde tipo ientras hacía las veces de parrillero de uno de en 2012, dio los primeros pasos; Los Nadie se adentra por primera saludar. Entreconvergen tanto, Mesa todo y compañía, y personas. Ricos, pobres, media, queramos llamarnos, sus amigos, transitando la ciudad, a Juan Secon fuerza en la sendade delespacios cine nacional. ajenosde a laclase situación, ni secomo percataron de darle la mano. Aun bastián Mesa se le ocurrió irse de viaje, por allá Con José Duqueay todos Alexánder comoirproducasí, busca el Presidente el largometraje y los muchachos, nosArbeláez ha tocado al Centro en de unaplaudió producto específico porque solo en el 2010. Era una Medellín caótica, en la que todavía se tores, Cristian Ávila allá como demuestra campo, Tatiana todavía ajenos a la atención, se fueronalguna de fiestadiligencia hasta el siseproductor consigue, de su gran oferta comercial, o a realizar extraditaban capos a los Estados Unidos y que se ponía Montes y Julián Gálvez como asistentes de producción, día. La resaca, ni se diga. nada más y nada menos la guiente Comuna posee el centro administrativo tensa por el conflicto político del momento. Fue entonces Mary Luz Cardona porque como directora de arte, Alejandra Camilo,10que en realidad es Diego, aún no puedemás desimportante la ciudad, La que Alpujarra. Otros, a recrearse cuando la idea de Los Nadie nació. Montes como maquillista y otrasde treinta personas ligarse de suen rol,cambio, “pues noasisten soy actor”, asegura, y −solos todo lo Investigación: Mariana White Londoño Cuatro años después, el mismo Sebastián, encerrado componen Monociclo y el equipo de Los Nadie, el viaje, queohizo sobre su personaje parte de su vida cotidiana. en familia−, otros a es empaparse de cultura y en el ático-pieza del último pisoCamilo de su casa en el barrio La el sueño, la película se hizo realidad. “Hasta losaregaños de la cucha”, narra entre risas. Sigue Colaboración: Yeison García otros estudiar. Floresta, Diseño: se rompía losOrtega sesos frente a su computador con Sus primeras exploraciones se fraguaron en los bajos del sorprendido por el aforo del Centro de Convenciones de Sara Ramírez un puñado de apuntes la mesa. Notas sueltas, ideas bloque 12 o Facultad de Comunicaciones de la Universidad Cartagena: “Marica, estaba full”, dice mientras levanta la Mapa original:sobre Corpocentro simples. Una sola meta: escribir un guión. de Antioquia, donde tomaron la decisión del cine por bandevoz, sin percatarse de que allí caben más de 1.500 personas. Fuentes: Metro de y Secretaría de Movilidad Para recoger algunas ideas, Mesa se sentó un día a “tora. La aparición intermitente del monociclo deMedellín Mechas en va¿Quiénes son Los Nadie? ¿Los que están en pantalla marse una pola” con Diego Pérez, malabarista y circense, rias escenas de la cinta puede entenderse como un homenaje o los que hicieron la película? Lo cierto es que esta ya se punk y viejo amigo de calle, con el que muchas veces comal trabajo que este colectivo realizó con Los Nadie. enfrentó a su primer público. En 84 minutos de proyección partió gusto por la fotografía. Interesado por el estilo de Desde el 2007 Sebastián, José y Álex han trabajado junquedaron plasmados los diez largos días de rodaje y casi Sistemacomo de Información para laa Seguridad y la Convivencia vidaFuente: del “Bufón”, suelen llamar Diego, Sebastián, tos(SISC) cultivando su proceso de formación; son ellos mismos ocho meses de producción sobre la vida de Camilo y sus además de una historia, tenía un personaje. Y un actor. quienes se encargan de reconocer que han “identificado cuatro acompañantes de viaje. pico en horas pico La película narra la vida de Camilo, un malabarista, sus fortalezas y dificultades”. Álexeny horas José —productores— Una película que será ícono de las nuevas juventudes, un que junto con un amigo y tres conocidos más buscan cumconcuerdan en que coproducir su primer largometraje no homenaje a la decepción y la alegría de los jóvenes 1 juvenil, Niquía (Bello) comparando dos primeros plir sus sueños, conocer otras latitudes, brincarse lalosrutina resultó accidentado, de hecho fue “complementario”: más punks que hoy recorren la ciudad, camuflados en malabaris2 Parque (Centro) y vivir su vida haciendo malabares. Viajando. tas, artistas, soñadores y viajantes que sufren, Berrío aman, sienten meses de 2015 y de 2016. que compañeros de trabajo, son amigos. Lo de dirigir, preEs un retrato de generaciones perdidas, que desde fieren dejárselo a Sebastián por ahora. y quieren ser sentidos. Los Nadie son la nueva generación. el primer plano rompe el silencio con el hardcore La película es una oda a la libertad juvenil. Álex asePara fortuna, y con mucho talento, esta vez Monociclo y Enero 1ro - febrero 28 punk libertario de la banda bellanita Renkore. Ya la secuencia gura que son ellos los vehículos idóneos para realizar una su “parche” noAprox. fueron espectadores como en años anteriores acopios rutas inicial nos muestra a2015: Camilo 6 discutiendo lados,Berrío mirándose a casos con su madre, historia como esta, que necesitaba ser contada. Cada plano en el FICCI; ahora estuvieron en los dos Parque inconforme con su núcleo familiar. es una visión distinta de vida. Es una “revolución mental”, sí mismos y mirando desde la pantalla, mostrándole al mun4 en Villa Nueva (44 mil usuarios) Otro año más tarde, Camilo, Mona, Mechas, Pipa y justo como Pipa lo escribe con uno de sus aerosoles en aldo que, en el cine, los sueños y los viajes son posibles. 2016: 15Lacasos 4 en La Candelaria San Antonio (25 mil) Manu cobraban vida en la piel de Diego, Angélica, Mario, gún bajo de las líneas del metro de Medellín. La Glorieta de La Minorista Felipe y Camila, cinco actores naturales, de esos de quienes Además, la historia Prado (12 mil) Av. Ferrocarril por Estación Cisneros se dice que son “difíciles de manejar”, y que por su naturase carga emocionalmenAlpujarra (10 mil) Bomboná (por ejecución de obras de Tranvía y Centro Parrilla) lidad no podían ser otros. Por ser artistas, por ser circenses, te con cada trasfondo de ellos estaban destinados a ser Los Nadie, y su película, a sus personajes. Camilo comparando dos primeros abrir este año el Festival Internacional de Cine delos Cartatiene que lidiar con la meses de 2015Latina. y de 2016. ausencia en su hogar, gena de Indias (FICCI), el más antiguo de América De vuelta al 2010, las ganas de mandar “todo a la mierPipa y La Mona experiAl barrio Prado se le asignó 1ro de- febrero 27 por mentan el amor, Mechas tratamiento de “conservación da” llevaron a Mesa y Enero a José —uno los productores— un viaje de cuatro meses entre Colombia, Ecuador, Perú, se deja llevar por la vida urbanística y arquitectónica” 2015: Bolivia, Chile y Argentina. Allí,797 tal vezcasos sin saberlo, vivían de y Manu no logra soporpor el Concejo de Medellín a poco la película de la que hoy tanto se habla y que aún no tar a su familia. H o s 142 en La Candelaria A pesar de los pre-pital (Acuerdo 23 de 2009). tiene programación en2016: las salas 451 de cinecasos nacionales. Cuatro años después, con un montón de ideas, Sebasmios que habían ganado Motocicletas Bienes hurtados: 1personajes, tián volvía sobremás sus experiencias, aprendiza-2 Celulares para financiarse, la pejes y anécdotas del viaje, además de sus años de juventud lícula se hizo pasando en Estados Unidos, donde creció su gusto por el punk el alambrado, con púas y experimentó la realidad de ser uncomparando Nadie. Todolos ellodos se primeros y dejando carne de por Pra do mezcló dando como resultado, en una “sola meses desentada”, 2015 y deel2016.medio. Desde invitar a primer guion de su ópera prima. todos sus amigos para Al año siguiente, la luz que su proyecto le daba era hacer de extras en el enviarlo a las convocatorias Fondo de 27 Desarrollo concierto, hasta utilizar Enero para 1ro el- febrero Cinematográfico. Aunque el guion estaba crudo, resultó gala policía para hacer toParqu Berrío e Ruta Nnador y fue entonces2015: cuando Los Nadie terminó de madumas sin que la oficiali11 casos Universidad rarse en todos sus aspectos. Sebastián volvió sobre el guion dad lo notara.

Un centro M

muy VIVO

Seguridad

Movilidad Movilización diaria

35 mil

Homicidios

150%

290 mil

10

Estaciones del Metro más movidas

Medios de transporte

164

63

4 kms.

Afluencia diaria

Sectores más complejos

Hurtos

43%

Extorsiones

82%

2016: 2 casos

Delitos sexuales No. 77 Abril de 2016 2014: 109 casos

Capturas

833

Cha gua lo

Tran San

San A


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