Revista delatripa no 3

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El Santo, otra vez Silvia Cristina Leirana Alcocer

L

os nueve cuentos que componen este libro recrean la niñez, la adolescencia y la juventud

de diferentes personajes masculinos. Relatados en primera persona, cada cuento es un universo diferente, aunque hay relaciones intertextuales entre "María de los Ángeles" y "Sólo son sones". Contrasta el epígrafe ("la memoria es atributo de los tontos", Chateaubriand) con la nostalgia por un paisaje que se ha perdido a causa de la explotación petrolera ("Sólo son sones"), por las diversiones que se acabaron con la ley que clausuraba los burdeles de la zona de Santa Engracia ("María de los Ángeles"), por el tiempo que libre que no se tiene más y por la juventud perdida. A continuación me permito comentar cada uno de los cuentos. En "J. Dillinger", como el bandido estadounidense, el Coyotote planea un asalto para no aburrirse. Y aunque los amigos trazaron juntos el plan para realizar el atraco, ninguno supo como les fue a los otros con la justicia; a pesar de lo bien que le fue al protagonista, él hubiera preferido celebrar con Margarita en la oscuridad de un calabozo. "Te acordás hermano" Relata la intriga que pretende alterar, por diversión, la vida de un conocido, y que se le revierte al narrador personaje, por la habilidad del que debiera ser la víctima; perdió la lucha contra el tedio: "...sé que los paseos por las canchas de básquet, la aburrición y la diarrea, van a estar conmigo por mucho tiempo a partir de la luna de miel que hilo a hilo empieza a tejerse" (Pág. 58).

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delatripa: narrativa y algo más

"Novena entrada" es el cuento con mayor tensión en el libro; "la novena entrada es la pieza de la vida; pone a cada quien en su sitio" explica el padre del protagonista (Pág. 61); certera metáfora para expresar la vida. Se recrea la visión de un niño pequeño, que intuye los problemas entre sus papás, pero no quiere hacerlos explícitos; así como su temor a perder el cariño del padre: "Pero esa no era la razón de mi angustia, era otro el móvil, que mi padre estuviera lejos, no de mi persona, sino de algo que yo en ese momento pensé como ajeno a mi cariño. Veía a mi viejo distante, como si su entorno de vida hubiera quedado atrás y él fuera otra persona; inclusive me eran desconocidos sus movimientos, la forma de limpiarse el rostro, de qué manera tan eléctrica manejó las manos." (Pág.63). Sin embargo, no por ello se ausenta la alegría, propia de los juegos de esa etapa de la vida "... la figura de la mujer del auto azul se está deshaciendo entre las delgadas llantas de la bici, de aquel regalo de mi abuelo,..." (Pág.68). El conflicto se resuelve cuando el papá afirma "Ya terminó la novena entrada, hijo, hay que festejar la victoria" (Pág.72). "Otra vez el Santo" se trata de un cuento fantástico que recrea la estructura de las películas del famoso luchador mexicano, cuando la realidad es trastocada para que se reanude la eterna lucha entre el bien y el mal. El Santo rescata al protagonista, con absoluta discreción: nadie se percató del gusano que intentó atacarlo en la laguna, tampoco de que el enmascarado de plata interpuso su cuerpo entre el muchacho y el animal. La tarde transcurría tranquila para los demás,


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