De Jigu a Brevas 203/202

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Portada/Pag. 2: Chorro de El Ceño y su entorno. Pag. 7: Escenas de otros tiempos, Casares de Hurdes. Pag. 9: Volcanes que no lo son en el norte cacereño (y II) (Félix Barroso Gutiérrez). Pag. 13: Poema: Manuel Bravo. Pag. 14: Exposición de libros: Recorrido bibliográfico tematizado de la comarca de Las Hurdes. Pag. 15: La Pina (José L. Rodríguez Plasencia). Pag. 17: Revista Las Hurdes. Centro de Documentación de Las Hurdes. Pag. 18: Versiones, Sol Boe. Pag. 19: Índice General. Eventos. Contraportada: Carnaval Jurdanu.

En este artículo vamos a tratar de algunas singuralidades del río Hurdano en su tramo en torno a uno de sus afluentes: La arroyo del ceño, con ocasión de un ascenso realizado por la margen derecha del mismo para tener otras perspectivas de la atrayente cascada de agua o chorro emplazada hacia la mitad de esta cuenca (foto de arriba).

Como pueden apreciar en la portada, el nombre de la cascada puede hacer referencia a la configuración de su parte visible más baja, la cual se asemeja a un adusto rostro humano de amplia frente y sombrío ceño siendo duchado por las congeladas aguas surgidas más arriba.

El chorro está sustentado por una coqueta y exclusiva poza debaño, y remata la vista, en su parte más alta y en su margen izquierda, un poliédrico lienzo rocoso de paredes planas que el ojo humano asemeja a una singular construcción humana o casa.

La perspectiva, como veremos tiene mucha importancia en estos acantilados lugares pues, desde otros puntos de vista, se observa que la cascada del ceño es más larga de lo que se aprecia desde su base y la casa que la remata está más alejada y en realidad no es tan poliédrica como nuestro cerebro la completa; una vista desde arriba la tienen en la siguiente instantánea:

El salirse de los caminos establecidos, siempre con mucho cuidado por la propia seguridad en estos agrestes terrenos, nos llevan a encontrarnos con grandiosas y curiosas formaciones rocosas modeladas durante miles de años en la superficie. Aunque también nos fascinan aquellos paisajes pétreos creados por el ser humano lejos de las poblaciones, a lo largo de la historia, entre los increíbles meandros que forma el río Hurdano por estas cotas: bancales diminutos, enrevesadas majadas en lugares hiper inclinados, refugios ocasionales, muros que indican maestría en su construcción, etc.

Todas estas infraestructuras agrícolas y ganaderas estaban conectadas por caminos que bordeaban todo el cauce del río; muchos tramos aún son reconocibles y de admirar es la pericia de sus constructores para, por ejemplo, levantar muros de más de 3 metros de altura junto al cauce de agua para unir no muy amplias vías de paso (fotos de arriba).

Actualmente se puede hacer parte del recorrido por la pista forestal y la ruta senderista que se dirigen hacia el paraje de Majá Robledo, aunque la senda circular que se dirige hacia el chorro de El ceño pasa dos veces por el cauce del río y no existen puentes en esos puntos; eso sí, se hayan colocadas sogas atadas a árboles cercanos por si le quieres dar un impulso a tu espíritu aventurero. Espíritu que debes mantener si te adentras (subiendo y bajando) por la cuerda de la margen derecha de la arroyo del ceño (ver mapa): una sucesión de pequeñas colinas hacia La Corredera, llenas de riscos por los que resulta dificultoso transitar; aunque pueden salvarte inesperadas trochas que, por lo definidas que están, se han aprendido bien los animales de la zona, cabras montesas entre ellos.

(Primera mitad de ascenso por la cuerda de la margen derecha de la arroyo de El Ceño)

(Segunda mitad de ascenso por la cuerda de la margen derecha de la arroyo de El Ceño)

Fotos: Mitad superior de la margen izquierda de El Ceño. Señalización de ruta a El Ceño desde pista forestal. Chorreras en el valle adyacente a El Ceño que, desde la distancia, pueden confundirse con el propio chorro. Cuenca superior de la arroyo de El Ceño, con un característico acumulamiento terroso, en cuña, en su zona central.

Construcción de muros con tramos de lanchas en vertical.

Accesos a la parte baja del chorro, por ambas márgenes.

Colonia de buitres leonados.

Sin despegarnos del mismo escenario de nuestra historia de portada, nos trasladamos ahora a los años 60 del siglo pasado y contemplamos como interaccionaba la gente de estos valles en los núcleos habitados. Lo hacemos gracias a las imágenes de un video, de unos 6 minutos de duración, que se puede ver en la plataforma YouTube:

El autor de dicho vídeo es el inglés Roger Kitchen (también dispone esta persona de página de facebook con su mismo nombre). Según narra en la propia grabación, él y otros tres estudiantes se desplazaron, en 1964, desde Inglaterra hasta Casares de Hurdes para realizar un trabajo sobre geografía durante tres semanas, volviendo a esta zona de Las Hurdes en otras dos ocasiones en los veranos siguientes.

El video lo componen una serie de fotografías (más de una treintena) que reflejan de manera excelente como sería la vida en nuestros pueblos por esos años: La arquitectura de entonces (calles enrolladas, prensas de aceite, bancales, tejados de pizarra, eras de trillar, cañadas para el ganado, lavaderos, fuentes de agua, etc.), los oficios tradicionales (aparece un vecino confeccionando un cesto de mimbre que el autor reconoce conservar en su hogaringlés, 60 años después), las labores del campo y retratos de gente que rebosan humanidad y cordialidad. Como curiosidad, una instantánea también recoge el reparto, entre los vecinos, de la famosa leche en polvo americana.

Es este video, en definitiva, un documento valioso para el recuerdo de nuestro pasado, sin pizca del morbo acostumbrado de los que venían de fuera por esos años.

Félix Barroso Gutiérrez

(Este artículo fue originalmente publicado en la columna A Cuerpo Gentil del medio: PlanVe, la guía de ocio de Extremadura, el 2 de noviembre de 2021)

Senderistas ascendiento montaña arriba; abajo, la alquería o aldea de El Gasco. (Foto: Wikiloc)

Decíamos en el capítulo anterior que Romualdo Martín Santibáñez, notario que fue de la villa jurdana de El Casar de Palomero, posiblemente era el que, primeramente, habló sobre el supuesto volcán de Las Hurdes, en 1876. Sentado queda que Romualdo que el señor Martín Santibáñez no estuvo nunca en lo alto del espigón montuoso de Picu Cahtillu, donde se ubica el cráter vulcanológico, ya que hace mención a unos escoriales que se presentan cerca de La Fragosa, pues dan claros indicios de algún pequeño volcán que vomitó por algún tiempo no poca lava (…). Y lo cierto es que no es cerca de la alquería de La Fragosa donde se indica que están el volcán, sino de la de El Gasco.

Tampoco fue Romualdo el primero que habló de tal tema. En los años 70 del siglo XVIII, el castellonense Antonio Ponz Piquez, historiador ilustrado, pintor, viajero y perteneciente a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, publicó su Viaje de España o Cartas en las que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse que hay en ella En la Carta VIII, donde se describe el recorrido por la comarca de Las Hurdes, se lee: También aseguran que en las eminencias de esta sierra se ve un castillo arruinado, que, según conjeturas, sirvió para defender los Cristianos la subida de ella por el lado de Ciudad Rodrigo. Las piedras de dicho castillo son fofas y como escoria de hierro, pero tan ligeras que, la que al parecer debería ser de una libra, apenas pesa tres onzas: así es una que vi en casa del cura de Vegas de Coria. Es tradición entre los jurdanos, que

dicho castillo lo quemaron los moros con alquitrán. Acaso diferentes bocas que hay en aquellas altas cumbres, como pudieron ser minas, ó canteras, fueron volcanes en otro tiempo, de cuyas piedras esponjosas pudo fabricarse el castillo

Sabido es que Antonio Ponz no puso el pie en su vida en la comarca jurdana. La información que recibió de esta zona fue la proporcionada por Alfonso José de Roa, penitenciario (presbítero secular o regular) de la ciudad de Plasencia. Y mucho nos tememos que tampoco las pisara el placentino, que, seguramente, escribió su informe de oídas, conformándose con ver unas piedras de dicho castillo en casa del cura de Vegas de Coria En nuestros trabajos de investigación de campo, a lo largo de un montón de años, en Las Hurdes, en los que colaboraron con gran disposición y diligencia mis alumnos del Hogar-Escolar de Nuñomoral, así como numerosos vecinos de aquellos pueblos, de los que me honra su amistad, nos pateamos de manera milimetrada aquellas abruptas cordilleras y cientos de horas de conversación con los paisanos permanecen, como grabaciones fonográficas, en nuestros archivos. Ya comentamos, en la primera parte, que, circunscribiéndonos al concreto Picu Cahtillu, cuyo topónimo es sumamente significativo, no encontramos absolutamente nada que hiciera referencia a la antropización de tal sitio en pasados tiempos. Ni derrumbaderos que indicasen algún tipo de baluarte ni un diminuto fragmento de cerámica.

Nuestro buen amigo Luis Berrocal Rangel, director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), del que también comentamos sus investigaciones en la mentada zona del volcán en mayo de 2018, tampoco encontró huella alguna que pudiera justificar el topónimo. Las palabras de la Memoria Prospección arqueológica y arqueometría del yacimiento de El Volcán del Gasco, Nuñomoral, Cáceres, son bastante definitorias: Por tanto, y, en conclusión, no podemos confirmar la existencia de un yacimiento arqueológico en el Pico del Castillo o Volcán del Gasco. Pero, no obstante, advierte: De todas formas, las limitaciones del estudio que hemos realizado no descartan que, con unas prospecciones mejor financiadas o con sondeos adecuados, pueda documentarse la presencia de algún tipo de castro o fortaleza medieval que justifique su topónimo Este doctor en Prehistoria y Arqueología, reprocha, en su Memoria, a la Administración extremeña: Es muy triste recordar que este investigador, pese a su origen, nacimiento y formación extremeña, no pueda concursar a ningún tipo de subvención autonómica, como los PRI, por no pertenecer a un centro emplazado en el territorio extremeño. La respuesta a la solicitud de financiación para cuestiones más costosas y detalladas sobre yacimientos concretos por parte de los evaluadores de la ‘Agencia Estatal de Evaluación de la Calidad Investigadora (ANECA), es que tales partidas están transferidas a las comunidades autónomas. Desde estas líneas, agradezco públicamente las consideraciones hacia mi persona vertidas en dichaMemoria, donde se reconoce mi labor investigadora sobre Las Hurdes y su patrimonio.

En el aire

El tema del supuesto volcán de Picu Cahtillu (topónimo tampoco dilucidado), en las cercanías de la alquería de El Gasco, no está cerrado. Quedan demasiadas interrogantes en el aire. No será la primera vez que nos encontramos con algún que otro paraje denominado Castillo, Castillejo, Castellar, Castillero…, casi siempre en cerros muy empinados y cuyas cumbres se erizaban de afloramientos pizarrosos de dientes de perro, o se alzaban imponentes batolitos plutónicos. Desde lejos y ante el pensamiento lleno de realismos mágicos de nuestros antepasados, debieron considerar a tales espacios como encastillados y de aquí esos topónimos, porque los rastreos buscando algún fósil-director

no dieron frutos. Dentro de la misma comarca de Las Hurdes, nos encontramos también con el sitio de El Cahtillu de la Zambrana o Cembrana, dentro de otro de los fascinantes valles del territorio jurdano: el de El Ehparabán A los pies de las escabrosas y selváticas cumbres de La Zambrana, se alza la alquería o aldea de El Castillo y aquella otra de Las Erías, de enigmático nombre, pese a las elucubraciones de algunos. Aquí no se habla de volcán, pero todo un halo legendario, perdido en la noche de los tiempos, anega tan alucinantes lugares. Lo mismo ocurre en El Altu el Cahtillu, en la sierra que separa el antiguo concejo jurdano de Oveja, al que pertenecieron las aldeas de Las Corzas (hoy, despoblado); La Peja o La Peza (así aparece en los legajos antiguos), y que, con el tiempo, se transformó en el floreciente municipio de La Pesga (topónimo que responde a un cultismo propio de algún escribano no muy lejano en el tiempo); así como las Casas de Palumbaria o de la Palomera, antes de erigirse en villa y pasar a manos de las Comendadoras de Sancti-Spíritus; hoy es la villa jurdana de El Casar de Palomero. Tanto en La Zambrana como en el Altu el Cahtillu, no hemos encontrado restos de baluarte alguno, pero sí claras huellas de la Prehistoria (petroglifos y vestigios megalíticos).

Descartados los fenómenos vulcanológicos, la caída de un rayo, el impacto de un meteorito, la calcinación de supuestos baluartes de un posible castro…, surge la pregunta: ¿Cuál es el origen de esas pizarras rubefactadas y vitrificadas? Resulta curioso que varios comarcanos, que ejercieron el oficio de carboneros durante muchos años (carbón de cepa de brezo), nos contaran que, en determinados sitios, donde el suelo mostraba una capa pizarrosa especial, sobre el que se habían prendido fuego a muchas carboneras, tales pizarras quedaban quemadas y fofas. Algunas flotaban sobre el agua. Oímos a ciertos carboneros llamarlas piedras o pizarras breáh Curiosamente, la voz indoeuropea bhreu tiene el significado de hervir o quemar. Con ello no queremos afirmar que el material lítico rubefactado de la cumbre del Picu Volcán o Picu Cahtillu sea producto de los siglos y siglos de haber mantenido carboneras en tal paraje. Puede que estemos mareando la perdiz y las causas sean, llana y sencillamente, naturales. Pero para ello, como decía el buen amigo, extremeño y arqueólogo Luis Berrocal Rangel, es preciso que la Junta de Extremadura tome cartas en el asunto y se financien las prospecciones y sondeos adecuados. Y, de paso, elimine ese LIC (Lugar de Interés Científico), que figura anclado en la carretera de El Gasco, pues ya ha llovido desde que se descartó lo del impacto del meteorito.

Durante este año del 2025 la Oficina Municipal de Turismo de Caminomorisco va a organizar una exposición de libros titulada: Recorrido bibliográfico tematizado de la comarca de Las Hurdes, en la que, durante varias y consecutivas partes o entregas, se irán mostrando gran parte de la infinidad de obras escritas que ha generado nuestra comarca a lo largo de su historia.

En esta exposición se prevén ir recopilando y exhibiendo, a lo largo de los meses, todos estos libros en diversos apartados temáticos: Historia y prehistoria, literatura y relatos de viajes, biografías, costumbres y etnografía, prensa y revistas, poemas y canciones; misterios, mitos y leyendas, estudios académicos, turismo y territorio, etc.

Ya se puede visitar, en la Casa de La Cultura de Caminomorisco y en horario de la Oficina de Turismo (de miércoles a domingos, mañanas y tardes) la primera parte de la referida exposición, dedicada a obras de FICCIÓN en géneros como la novela, el cuento y el relato corto, el teatro y el cómic. Comienza la andadura en fechas tan tempranas como el siglo XVI y se llega a obras editadas en este mismo año del 2025.

Más de una treintena de obras donde los autores escogieron nuestros valles, pueblos y gentes para pergeñar tramas de lo más variadas donde los lectores encontrarán, seguramente, unas Hurdes más reconocibles que otras.

LA PINA

El presente juego se incluye entre los llamados de lanzamiento con precisión, usándose en su desarrollo un mazo o bastón invertido – cachera para los salmantinos – de entre 80 y 100 centímetros – dependiendo de los gustos y altura del jugador – y una bola o un trozo de madera del tamaño de un puño: La pina. Se practicaba desde los once años en varano o invierno, dependiendo de la zona. Y que – por cierto – en Salamanca se la conocía por los nombres de chueca, burrina, casporra, cachurra, catuna, brilla y cochineta, entre otros.

La pina. Para jugar como jugábamos. Tomás Blanco García

Para llevarlo a cabo se necesitan dos equipos de número variable de jugadores –dependiendo del espacio donde se ejecutase, que debía ser un lugar llano y a ser posible de tierra dura para que se desplazara mejor la pina –, cada uno provisto del palo o bastón que usaría para golpear la pina en un intento de que ésta sobrepasase la línea que delimitaba el campo del equipo contrario por el fondo. Y aunque había muchas variantes del juego – dependiendo del pueblo o ciudad donde se ejecutase – la más común era aquélla donde los jugadores – golpeándola con el palo – intentaban que la pina sobrepasara la raya del equipo contario superando al pino – que en la provincia de Salamanca era el jugador que defendía la raya para que no pasara la bola contraria – a la vez que procuraban que la suya sobrepasara la del otro equipo. Para ello, los jugadores se distribuían libremente por el espacio en función de las estrategias que hubieran acordado entre todos o planteado el más experto entre ellos.

El juego se iniciaba en el centro del campo o espacio a él destinado, donde dos jugadores – uno de cada equipo –se disputaban la posesión de la pina, que iría pasando de un jugador a otro del mismo equipo mientras no se la arrebatase alguno delcontrario. Y así hasta que alguno de ellos lograba superar la raya de fondo. Una vez conseguido este objetivo se reiniciaba otro juego por parte del equipo cuya raya había sido superada.

El sistema de tanteo consistía en que, cada vez que la pina superaba la línea o línea del contrario, el equipo que lo conseguía se anotaba una raya, ganando aquél que acumulaba mayor número a su favor durante el desarrollo del encuentro.

El juego terminaba cuando se alcanzaba el número de tantos previamente acordado por ambos equipos.

En algunas localidades de la comarca badajocense de Tierra de Barros en este juego de coordinación participaban solo niños – seis en concreto – con edades comprendidas entre los nueve y los once años, que – como en los lugares salmantinos – se distribuían en dos equipos situados el uno frente al otro, separados por unos veinte metros, portando cada uno su pina correspondiente, que era una piedra alargada.

El juego se iniciaba con un sorteo preestablecido – pares o nones, echar la china, las pajas… – para indicar cuál de los equipos debía comenzarlo. Entonces el otro – por su parte – colocaba sus pinas frente a ellos, que comenzaban a lanzar las suyas intentando derribárselas, acción que continuaría haciendo cada uno siempre que no le derribaran su pina

Luego, los jugadores del equipo ganador salían corriendo, perseguidos por los perdedores que – al alcanzarlos – se los subían a cuestas y los llevaban hasta donde habían dejado sus pinas.

En esta persecución primaba la astucia, pues mientras los del equipo ganador corrían todo lo más rápido que podían para que el tiempo de ir a cuestas se alargara, los perdedores hacían lo mismo para alcanzarlos y así tener que llevarlos a cuestas el tramo más corto posible.

Por su parte, Sergio Hernández de Soto – Juegos infantiles de Extremadura, año 1988 – escribe que en Villafranca de los Barros los niños señalaban un círculo con un hoyo en el centro – el mozo –. Junto al hoyo y dentro del círculo se colocaba un niño, llamado el mosero. Los demás jugadores daban una china y al último que la entregaba se le conocía como el porra que era elencargado de guardar la pina, un trozo de madera pesada o una piedra. Los demás jugadores quedaban libres, oscos. A una distancia convenida del círculo trazaban una raya recta en el suelo. Todos los niños estaban armados de varas con una porreta en la punta. El mesero cogía la pina y con su palo la despedía en dirección a la raya, desde donde el porra debía devolvérsela dándole con su porreta, acción que los demás jugadores procuraban impedírselo golpeando la pina para de nuevo volverla a la raya. En ese trayecto el porra debía andar con cuidado, porque si durante el desplazamiento éste tocaba con la punta de su vara a otro jugador éste se convertía en porra. De ahí que si uno conseguía golpear la pina se alejaba de él, pues aquél no podía perseguirlo ya que tendría que abandonar la pina. Y así hasta que conseguían hacerle pasar la raya, momento en que el porra había perdido y tenía que llevar como castigo la palera. Mas si el porra era listo y lograba hacerla entrar en el círculo dándole con la vara, le daban de nuevo su china. Y si al darle a la pina ésta pasaba del círculo, el porra tenía derecho a echarla con la mano, no sólo en el redondel, y si era posible en el moso, intento que el mosero trataba de impedir moviendo su vara en todos los sentidos y direcciones, porque si la pina entraba en el hoyo, el mosero y el porra tenían que cambiar de puesto. Y se empezaba de nuevo.

Por otra parte, para dar la palera, el que había perdido, cogía su vara y la lanzaba lo más lejos posible y mientras ésta iba por el aire, mientras no llegaba al lugar de caída, los demás jugadores permanecían quietos. Y en el momento de llegar todos arrojaban sobre él las suyas, procurando el castigado escapar de tan nefanda lluvia

De Soto concluye diciendo que en Zafra se practicaba también este juego, aunque con algunas variantes.

Según la Consejería de Educación de Canarias, también se practicaba en los ambientes rurales de las islas – sobre todo en comunidades de trabajadores del campo y pastores, tanto por adultos como por jóvenes, pero siempre por varones. Juego que pudo ser traído por los conquistadores franceses o por los posteriores colonizadores españoles y portugueses.

Si en nuestro anterior número dedicamos un reportaje a la revista escolar “El Cole” presente digitalmente en la sección ARCHIVO de la página web del Centro de Documentación de Las Hurdes, hoy volvemos a visitar este sitio para hacernos eco de la inclusión en el mismo de otra publicación señera de nuestra comarca; se trata de la revista “Las Hurdes”, editada por la asociación AS-HURDES entre los años 1999 y 2019.

Las portadas de sus 38 números tenían personalidad propia, reflejando retratos, normalmente individualizados, de gente corriente de nuestros pueblos en los más diversos quehaceres. Los artículos de su interior se caracterizaban por tratar, con amplitud, temas relevantes que tuvieran que ver con Las Hurdes: historia, patrimonio cultural, temas medioambientales, poblaciones y vecinos, etc; así como la recuperación de sobresalientes estudios más antiguos. La seriedad y dedicación de los autores que daban vida a la publicación se refleja en que muchos de sus trabajos eran tan extensos que daban lugar a una gran cantidad de entregas en sucesivos números; recordados y consultados son, por ejemplo, los artículos referidos a la prehistoria, a la toponimia hurdana, al papel de la iglesia en la comarca o hasta cual era el origen de nuestros apellidos. También nos enteramos por sus páginas de cosas curiosas, por ejemplo, de cómo los “apáticos” hurdanos bregaban, en el pasado, en terrenos anejos a la comarca; y nos sorprendíamos con algunas de las fotos que, miradas hoy en día, contienen imágenes difíciles ya de obtener.

Aunque tenemos la sensación de que el cese de su publicación truncó el desarrollo de los temas que trataba y habría dado para mucho más; ahí disponen del enlace donde se han recopilado todos sus números, para el deleite de los lectores: https://lashurdescentrodedocumentacion.eu/archivo/biblioteca/revistas.php

En nuestro número 192 de junio/julio del 2023 hicimos un artículo dedicado a las distintas versiones –muchas- que distintos músicos y aficionados han hecho de la composición “Canto de ánimas”, tan vinculada al folklore hurdano. Traemos ahora una nueva contribución en este sentido, de manos del grupo con raíces hurdanas y extremeñas: Sol Boe. La banda publicó el año pasado un mini álbum titulado Surrulalismo. En él se incluyen cuatro temas que versionan otros tantos ya casi himnos de la música popular extremeña: San Antón, El Redoble, Capitana y la referida Canción de Ánimas

El tema, revitalizado con guitarras y batería, y el toque de rock y psicodelia de la banda, conserva y acentúa la atmósfera que se crea cuando se interpreta esta misteriosa y envolvente canción tradicional. Muy buena versión, a nuestro entender. El EP Surruralismo está accesible en plataformas como Youtube.

Incluimos, a continuación, de nuevo, el enlace a un índice de temas tratados en nuestra publicación en todos sus años de existencia, por si pudiera ser útil a los interesados. Muchos de los números de De Jigu a Brevas han sido incluidos también en el espacio que la web del Centro de Interpretación de Las Hurdes dedica a revistas de nuestra comarca (véase la página 17) por lo que aprovechamos para mostrar nuestro agradecimiento. Este Índice puede ayudar a localizar temáticas de interés a los posibles lectores:

https://drive.google.com/file/d/1RBUxS5w6EqpDM6b4UATO0kTEZzJsZdeZ/view?usp=drive_lin k

Para comunicaciones con la publicación: revistadejigu@hotmail.es

Para ver números anteriores: www.turismohurdes.com

Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100003886061636

Portada/Pag. 2: Revista escolar “El Cole” (1977-1983). Pag. 6: Volcanes que no lo son, en el norte cacereño (I)(Félix Barroso Gutiérrez). Pag. 10: Arqueología: Nuevas herraduras en el valle de Cambrón. Antiguos grafitis, canchal de lah cabrah pintáh Pag. 14: La viudita del Conde Laurel (José L. Rodríguez Plasencia). Pag. 15: Estuvimos por…: Taller vivencial: JarramplasMachu Lanú (pag. 16). II Ecuentro de arquitecturas y oficios tradicionales (pag.17). X Feria Internacional de Apicultura y turismo (pag. 18). Pag. 19: Viajes cercanos: Romangordo. Contraportada: XIII Trail Cumbres Hurdanas, Caminomorisco.

Si buscáramos un antepasado directo de nuestra publicación este sería, sin el menor género de duda, el periódico escolar “El Cole”, editado en el Hogar Escolar de Nuñomoral entre finales de los años 70 y principio de los 80 del siglo pasado.

La relación no se limita solamente a nuestro quehacer revistil, sino que la cosa llega a la cuestión genética, pues no somos pocos los que tenemos ligada personalmente nuestra infancia al internado educativo donde se realizaba dicha publicación. Por tal motivo nos ha hecho especial ilusión ver en la página web del Centro de Documentación de Las Hurdes ( https://lashurdescentrodedocumentacion.eu/ ), en su sección: Archivo>Biblioteca digital>Revistas ( https://lashurdescentrodedocumentacion.eu/archivo/biblioteca/revistas.php ), un recopilatorio de los números 1 al 32 de la revista escolar “El Cole” editados entre los años 1977 y 1983; que, curiosamente, coincide con el periodo de tiempo en que uno estuvo internado en ese colegio, que conocí con dos nombres distintos: “Caudillo Franco” y “ Francisco de Orellana”.

La revista en sí también tuvo dos épocas (o tres) pues no tuvo de cabecera la denominación “El Cole” hasta su número ocho, llamándose al principio simplemente: “Hogar” u “Hogar Niños”. Decimos tres épocas porque tres años más tarde surgió la, también muy interesante, publicación “Brezo y Pizarra” en el mismo centro; números de esta última revista también se pueden consultar en la página referenciada del Centro de Documentación de Las Hurdes.

La época de “El Cole” era una época de cambios y ello se reflejaba en las páginas de este periódico escolar. Recién salidos de una dictadura los alumnos del Hogar “Caudillo Franco” convivíamos con capones, formaciones estilo militar, castigos colectivos, etc; a la vez que surgía el germen de una “ciudad educativa” democrática donde podíamos ser alcalde, concejales, jueces o jefes de día; nos regía una constitución propia y algunas decisiones se tomaban en asambleas. En el internado (más conocido como Hogar) había chavales de casi todas Las Hurdes (muy numerosos los de Caminomorisco; ver mapa de arriba) y otros venidos de puntos fuera de la comarca. El nombre de muchos de ellos (y sus motes) aparece en las páginas de “El Cole”, incluso su caligrafía, pues gran parte de los artículos aparecen escritos a mano.

La estuctura de la publicación comenzaba con la editorial (generalmente del director, Don Luis); esta era la parte más seria, donde se trataban temas educativos y de organización reglada del centro. También había un apartado de noticias (generalmente recortes de periódicos, visitas de personalidades o eventos relevantes), interesante a día de hoy para ver cuales eran las preocupaciones de entonces y como la cosa ha cambiado, o no, en nuestra comarca. Otro grupo de artículos versaba sobre el conocimiento de la tierra que habitábamos y en él puede que se originara el deseo, que aún pervive, de dar aconocer nuestra identidad jurdana: Historia de Las Hurdes, como es mi pueblo, vocabulario jurdano, usos y costumbres, etc. Se solían intercalar, en las páginas de “El Cole”, redacciones sobre el sin fin de actividades que realizábamos en el colegio de Nuñomoral: actos muy esperados como El día del padre (la familia más cercana ivan todas el mismo día, una vez al año, a visitar a sus retoños internos y se organizaba una convivencia en el patio delantero) o El día del maestro; actividades en grupo como el cuidado de los jardines conjuntados en “Legiones verdes”, competiciones deportivas (hacíamos hasta judo); concursos literarios (en “El Cole” aparecen muchas

poesías que uno hasta puede no tener conciencia de haber realizado, aunque por lo malas que son, puede que sí); teatro y actuaciones musicales, excursiones y salidas al campo; o artículos relacionados con la propia organización democrática del Hogar, de la que ya hemos hablado, de la que os ofrecemos un ejemplo en el recuadro de abajo, donde uno recuerda que a una tierna edad, a los 12, fue concejal de cultura.

Otra sección que nos enternece ver en esta recopilación de la revista “El Cole”, es la del Humor y otra denominada: “El Cole Films presenta”. Ambas tenían personalidad propia y a menudo contaban con excelentes viñetas, sobre todo la de “El Cole Films presenta” la cual, en modo de verso, presentaba las pequeñas epopeyas personales que nos sucedían en aquellos tiempos alejados de nuestras casas: la huida del centro de ciertos alumnos, el compañero que nos hacía de peluquero, las anécdotas en las competiciones deportivas, el trato que se le daba a gatos, perros, grillos y lagartos (no muy bueno, por supuesto), las escapadas a la cueva de los leones, el hurto de frutos del campo y palomas del palomar, el mal funcionamiento, a veces, de la tele en color que nos regaló el señor ministro (nos fastidiaba mucho porque la mayoría solo podíamos ver la tele en el colegio –éramos pobres entonces también- y nos perdíamos los dibujos de las tardes del sábado y del domingo), los juegos que se ponían de moda y el ingenio de algunos para sacar provecho, los que daban el cante en las actuaciones y en cualquier actividad, los que fumaban detrás del colegio y el perrazo vigilante…¡En fín! Lo que suele suceder a ciento y pico de niños juntos y sin conciencia de móviles e internet. El tono con que se contaban o se recuerdan ahora estas anécdotas lo asimilamos muchos al espíritu, por ejemplo, de la muy conocida revista “El Jueves” que también, curiosamente, inició su andadura en el año 1977; o más recientemente, con el humor, la ironía y el sarcasmo de nuestra antigua sección del “Escupitajo”. Espíritu de una época…

Más que una simple revista escolar, Para muchas personas, hojear de nuevo estas páginas de “El Cole”, les hará retrotraerse a los años de su infancia y a muchas experiencias vividas, buenas y malas, pero interesantes. Para los que no hayan tenido una relación directa con esta publicación, decirles que, escudriñando su contenido se pueden descubrir multitud de imbricaciones que van desde lo emocional a lo social, lo cultural, lo político… de unas Hurdes que, desde el pasado, se van poco a poco descubriendo.

Félix Barroso Gutiérrez

(Este artículo fue originalmente publicado en la columna A Cuerpo Gentil del medio: PlanVe, la guía de ocio de Extremadura, el 18 de octubre de 2021)

Corría el año 1876 cuando Romualdo Martín Matías (más tarde cambiaría el apellido Matías por el de Santibáñez) dio a la imprenta el trabajo Un mundo desconocido en la provincia de Extremadura: Las Hurdes. Romualdo era jurdano por sus cuatro costados y fue uno de los escasísimos hijos de la comarca que, en aquella época, tuvo acceso a cursar estudios superiores. Llegó a ser notario de la villa jurdana de El Casar de Palomero. Sus ideas eran ultraconservadoras y ultracatólicas y participó en varias campañas políticas, a fin de arrastrar el voto de sus paisanos hacia la facción conservadora, confesional y monárquica. De aquí que publicara su trabajo en una revista cuya línea editorial encajaría hoy en los postulados de la ultraderecha: La Defensa de la Sociedad. Pero lo que nos interesa reseñar es que, posiblemente, sea la primera persona que habló del supuesto volcán de la alquería jurdana de El Gasco, perteneciente al concejo de Nuñomoral. He aquí las palabras que le dedica:

También son dignos de estudio los escoriales que se presentan cerca de La Fragosa, pues dan claros indicios de algún pequeño volcán que vomitó por algún tiempo no poca lava, de que hay fragmentos en los alrededores, pero lava tan particular, que presenta de tres a cuatro aspectos distintos, por haberse mezclado con escoriales de alguna

mina. De este volcán se ve aún clara y perfecta una boca y, según lo que he observado, debió tener otras cuatro, que ya se hallan completamente obstruidas.

Actualmente, el recuerdo de este notario permanece en la Casa Rural Don Romualdo, regentada por María Jesús Lorenzo Blanco, en la villa jurdana de El Casar de Palomero.

Este volcán se halla en el esbelto, pizarroso y puntiagudo serrejón de Picu Cahtillu, topónimo que nos suscita un montón de interrogantes. Y de esta mención como volcán, saldrían relatos legendarios, tradicionalizados, que se extenderían por toda la comarca y otras zonas del contorno. El notario de El Casar de Palomero no era ningún especialista en geología, por lo que mucho nos tememos si es que de verdad visitó la cumbre del espigado sierro, que semeja una bellísima estructura cónica desde la lejanía, que interpretó a ojo de buen cubero lo que veía. Posiblemente, como en otras páginas de su trabajo, dejó que su imaginación fabulara, sin ceñirse a la rigurosidad investigadora. En 1953, nos encontramos con el primer tratado científico sobre este paraje. Viene de la mano de Luis Carlos García de Figuerola, ilustre geólogo nacido en el pueblo cacereño de San Martín de

Trevejo y al que tuve el honor de conocer cuando ya peinaba muchas canas y yo era un joven profesor que triscaba por las montañas de Las Hurdes. García de Figuerola publicó, en la revista de Estudios Geológicos, núm. 9, el trabajo Notas sobre el volcán de El Gasco, argumentando la existencia de un cono volcánico en tal montaña. Muchos años después, cuando el que suscribe habló con él, reconocía que sus argumentos estaban desfasados.

Lavado a la piedra.

No sabemos quién sería el primer jurdano al que se le ocurrió fabricar la cazoleta de una cachimba con las piedras rubefactadas, de gran parecido con las pumitas volcánicas, pero el caso es que la novedad se hizo tradición y, en muchos casos, paisanos del entorno trocaron la cazoleta de raíz de berezu canu (brezo blanco) por otra conformada con piedra del volcán. Acabaría convirtiéndose como objeto típico, para venderlo a los turistas. De hecho, los jurdanos siempre acostumbraron a fumar en cachimba el tabacu verdi que sembraban en sus huertos y que, una vez falagau (secado al sol y desmenuzado o pulverizado), lo llevaban en sus petacas de piel de cabra. Pero lo que no se imaginaban ellos es que aquellos materiales pétreos, de textura escoriácea, supondrían toda una revolución en la década de los 90 del siglo XX, cuando un fabricante de pantalones lavados a la piedra descubrió el filón de las puzolanas de El Gasco. Se llevó más de 500 furgonetas cargadas hasta los topes de esos fofos pedruscos. Pagaba el saco

a 700 pesetas de la época. El valle del río Marvillíu (Malvellido), que pasa por ser el valle más estrecho y poblado del mundo, fue todo un hervidero durante cierto tiempo. Los jurdanos nunca tuvieron conciencia de expolio. Ocurrió lo mismo que, en los años 40 del pasado siglo, cuando los campesinos extremeños extrajeron wolframio, el golfran, que decían ellos, de las vetas cuarcíticas de las zonas granitoides, auténtico oro negro, muy demandado por los nazis durante la II Guerra Mundial para su industria bélica.

Publicamos la noticia en los medios y, no tardando, contactó con nosotros Enrique Díaz Martínez, geólogo del Instituto de Astrobiología del INTA-CSIC. Hablamos con amigos de El Gasco para que le sirvieran de guía y se esmeró en investigar más a fondo el misterio del supuesto volcán. Llegó a la conclusión de que allí no había volcán alguno, sino que, en aquel punto serrano,se había producido el impacto de un meteorito. La Junta de Extremadura cogió al vuelo la noticia y, al cabo de algunas lunas, la Dirección General de Medio Ambiente, declaró toda un área de 97.000 metros cuadrados como Lugar de Interés Científico, incluido en la Red de Espacios Protegidos de Extremadura (29 de julio de 2003 (Decreto 153/2003). Curiosamente, por esas fechas, el geólogo Díaz Martínez, había abandonado ya la hipótesis del meteorito y, barajando otros datos, optó, sin análisis

arqueológico con la rigurosidad requerida, por calificar al mentado espacio como un castro, cuyos bastiones habían sido sometidos a un pavoroso incendio que produjo un proceso de calcinación-vitrificación de los mampuestos pizarrosos del baluarte. Toda una declaración de intenciones realizada a las bravas y sin soporte históricoarqueológico alguno. Por lo tanto, la declaración como Lugar de Interés Científico por parte de la Junta de Extremadura se convertía en papel mojado y fuera de lugar. No obstante, dicha institución extremeña aún sigue vendiendo la moto averiada y persiste, en la publicidad al uso, en considerar al paraje como de Interés Científico por haberse estrellado allí un meteorito.

Años arriba, años abajo, también al alborear el siglo XXI, dieron en aparecer por la alquería de El Gasco un señor con mapas y otros libros en las manos. Nuestros buenos amigos e informantes de tal pueblo nos refirieron que venían preguntando por los cáchuh de puchéruh, barréñuh y tiéhtuh que habían salido cuando el personal se entregó, de día y de noche, a sacar piédrah del volcán para llenar los sacos y vendérselos al tíu de loh pantalónih. Pero nadie supo contestarles sobre este particular. El señor forastero contrató a unos peones de El Gasco y estuvieron cavando bajo la capa de pizarras escoriáceas. Profundizaron y su mayor sorpresa fue encontrar unos estratos de excelente tierra fértil, muy apta para cualquier cultivo, que sobrepasaba los 50 centímetros Luego, ya solo estaba la marrá, como llaman los jurdanos a la tierra firme o roca madre. No salió ni un triste trozo de cerámica. Tampoco lo encontramos nosotros unos años cuando, con varios de nuestros alumnos del Hogar-Escolar de Nuñomoral, entre ellos algunos de El Gasco, emprendimos diversas giras por el Picu Cahtillu y otros parajes cercanos, milimetrando cima y laderas de este emblemático monte.

Solo unas arruinadas corraláh, levantadas con pizarras y destinadas, según nos contaron los vecinos, para almacenar las hojas de carrascas y encinas, que luego se bajaban a la aldea para que sirvieran de cama a los animales. En mayo de 2018, dentro del proyecto estatal de investigación La Arquitectura protohistórica en el Occidente de la Meseta.

Arqueotectura y Arqueometría aplicada al patrimonio construido de los castros vettones, se emprenderán unas interesantes investigaciones en el área del legendario volcán, dirigidas por el extremeño Luis Berrocal Rangel, doctor en Prehistoria y Arqueología. Desde el 2020, es director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Pero de ello ya hablaremos en el siguiente capítulo. Ahora, os dejamos con la crónica y las fotos que la ilustran, algunas de las cuales fueron sacadas por la cámara del buen amigo Genaro Gallego Piñero, dueño del complejo de apartamentos rurales Ramajal Rural, situado en la aldea de Horcajo (concejo de Lo Franqueado), en posesión del Sello de Plata, como acreditación de la calidad de los mismos.

(CONTINUARÁ en segunda parte.)

En el valle de la arroyo de Cambrón, del pueblo hacia arriba, existen varias localizaciones con presencia de grabados en forma de herradura que se suelen interpretar como provenientes de épocas prehistóricas. El más conocido se sitúa cercano a la cabecera del curso de agua, en el paraje conocido como Bohonal de la sartenija. Es el emplazamiento que más representaciones de este tipo contiene (foto de abajo, izquierda).

Menos representaciones de este tipo se encuentran en el canchal situado al lado de la Peña blanca, cercana ésta, a la pista forestal que rodea este valle por su parte baja (foto de arriba, a la derecha).

En los últimos meses se han localizado otros dos ejemplos de estas herraduras, en la parte alta de uno de los regatos (casi metidas en el cauce del agua) que nutren a la arroyo principal desde su margen derecha. Ambas están ejecutadas mediante piqueteado. También, como ocurre en los anteriores grabados, aparecen en el mismo canchal otros piqueteados e incisiones de algunas iniciales e inscripciones de grafía moderna que relacionamos con las labores de pastoreo por la zona en tiempos pasados.

La forma de herradura, parece ser, siempre ha tenido un sentido subliminal de pertenencia o suerte en muchas culturas y su inspiración no tiene que ver con el objeto en sí. Algunos creen que representa el útero materno abriendo paso a la vida (ritos de fertilidad); otros ven representaciones de viviendas, como símbolos de límites territoriales o terreno ocupado. Sea como fuere, cierto es que muy cerca de estas dos herraduras hay una antigua majada y varias casetas circulares arruinadas. Fijándose muy bien, además, se pueden descubrir, en las lanchas de la zona, otras líneas, piqueteados y cazoletas que quizás no tengan que ver con el propio desgaste de la piedra al aire libre.

En las páginas de De Jigu a Brevas somos dados a reflejar cualquier escrito (alfabético o no) que nos encontramos por los canchales. Algunos tienen una antigüedad considerable y han llegado a ser considerado arte; otros son de gente humilde que, de esta forma, pasan a ser recordados. Y después están los que destacan su título de “Don” o “Doña”, rango que viene también de antiguo para expresar que se tiene potestad sobre algo o sobre alguien. Es curioso que en nuestra comarca y aledaños actuales se pueden leer firmas e inscripciones que tienen ese “Don” o “Doña” como testigo del turismo de altura que ya tenían Las Hurdes hace muchos siglos. Hemos localizado

ejemplos de esto en las cercanías de los dos conventos que enmarcan nuestra comarca: el de Los Ángeles, en Ovejuela, y el de Las Batuecas. Por esta razón de ubicación, se puede entender que las personas aludidas estaban relacionadas de alguna forma con esas instituciones religiosas. Lo de que podrían estar “haciendo turismo” lo decimos porque estos escritos no se encuentran en los mismos recintos religiosos, sino en lugares espectaculares desde el punto de vista natural y cultural: La cueva del cardenal y el chorro de Los Ángeles en Ovejuela (artículo en nuestro número 161: https://turismohurdes.es/images/dejiguabrevas/161.pdf ) y las pinturas prehistóricas de Las Batuecas. La foto más grande de la anterior página corresponde al grafitti existente en el Canchal de las cabras pintadas (en el valle de Las Batuecas) que ya fue anotado por Antonio Ponz en su Viage de España allá por 1784, y en el cual, un tal Don Alfonso escribió -encima de cabras pintadas en rojo en épocas prehistóricas- la ya famosa sentencia de:

Quien esta tierra haya de habitar

En cabras y colmenas ha de tratar.

Otro Don Alonso aparece en la referida Cueva del Cardenal, no muy lejos del grafiti (con excelente caligrafía) de Doña Rosa Osorio de civdad Rodrigo, el cual incluye la fecha de 1684. Si estas personas visitaran la zona ahora seguro que también experimentaban cierta desazón al ver el paisaje asolado por las consecuencias del fuego de hace algo más de un año. Esas consecuencias se sienten en el propio recinto donde se hayan esos grafitis pues parte de su muro exterior se ha derrumbado debido a las escorrentías de agua que no puede parar la vegetación, inexistente o menos abundante tras el incendio. Y, aunque no tiene que ver con la arqueología, esa resistencia de las cosas y los seres a desaparecer la hemos visto en este mismo valle del río Los Ángeles en la imponente figura de un buitre negro rehaciendo su nido sobre los pinos quemados (foto abajo).

LA VIUDITA DEL CONDE LAUREL

Este juego – encuadrado entre los de corro o ronda – era ejecutado fundamentalmente por muchachas, aunque como recoge el ILCE – instituto internacional de investigación para la enseñanza, evaluación y aprendizaje de lengua y cultura en español de la Universidad de Navarra – también estaba vinculado – aunque en menor medida – a los juegos masculinos, tenidos – pues – como mixtos.

Según este Instituto los niños formaban un círculo cogidos de la mano. Una niña – que hacía de viuda – quedaba fuera de la ronda. El juego comenzaba con los niños girando mientras cantaban:

Hermosa doncella que al prado viniste a coger las rosas de mayo y abril.

Se detenían y la viudita entraba a la ronda cantando: Yo soy la viudita del conde Laurel, que quiero casarme y no sé con quién.

Los de la ronda hacía una reverencia y contestaba cantando: Pues siendo tan bella no hallaste con quién, elige a tu gusto aquí tienes cien.

La viudita recorría el círculo corriendo y se detenía delante de la que prefería como compañera y cantaba:

Elijo a esta niña por ser la más bella, la blanca azucena de todo el jardín.

Se cogían del brazo y salían mientras las demás cantaban para terminar: Y ahora que hallaste la prenda querida, feliz a su lado pasarás la vida.

En Mama Lisa’s World – El mundo de Mamá Lisa, un lugar donde aparecen canciones, rimas y tradiciones de todo el mundo – también se tenía como juego mixto,

En algunos pueblos salmantinos y extremeños las jugadoras formaban un corro, quedando dentro de la rueda una de las niñas – que hacía de viudita – desarrollándose un diálogo como el anterior, sólo que finalizaba diciendo Contigo, sí, contigo, no, contigo viudita me caso yo.

Y si al abrazarse de dos en dos quedaba una de las niñas sin pareja, ésta pasaba a ser la viudita; en caso contrario sería otra la elegida.

En otra versión el coro comenzaba diciendo que fue el quince de mayo cuando se salió al campo a coger las flores de mayo y abril.

En localidad badajocense de Zafra el juego se llamaba simplemente La viudita. Las jugadoras – en número impar – formaban el corro cogidas de la mano, quedando dentro la viudita. Comenzaba a girar la rueda, cantando todas al mismo tiempo: Soy la viudita

Durante estos meses desde nuestra última entrega hemos asistido a diversas actividades y eventos, fuera y dentro de nuestra comarca, que consideramos dignos de recordar. El primero de ellos fue organizado por la Residencia de Estudiantes de Caminomorisco y tuvo lugar el 20 de noviembre. Se trataba de un “Taller Vivencial” donde, de forma práctica, se presentaba a los alumnos de primaria, secundaria, docentes y público general asistente todo lo que se mueve dentro y alrededor de dos importantes figuras del folklore y la cultura popular de nuestra región: El Jarramplas, de Piornal y El Machu Lanú, de la comarca jurdana.

En las distintas ponencias se habló del significado de ambas figuras y los preparativos, ritos y actuaciones asociadas que llevan implícito que estas dos figuras no caigan en el olvido. En el caso del Machu Lanú, esta “vuelta a la vida” gira en torno a dos eventos principales: El Carnaval Hurdano y el evento Regilandu de Mieu en la localidad de Cambrón; aunque últimamente se le va dando más cancha, como vimos en la pasada edición del festival de las alquerías D’Alboroqui; sin olvidarnos tampoco cuando es presentado, junto a otras figuras, como representante de nuestra cultura, en festivales fuera de la comarca.

Sobre el Jarramplas pudimos profundizar un poco más en la complejidad de esta festividad, además de ser unos privilegiados y contemplar en directo el propio rito de ponerse la intrincada vestimenta del personaje que impide un fatal desenlace en el lance de la lluvia de impactos de nabos que le espera. ¡Y esta se produjo! Pues tras las bolas de papel lanzadas por los más pequeños, en Las Jurdes tuvimos una media hora de “vivencia” auténtica del Jarramplas de Piornal. Buena experiencia de exportar cultura.

El 21 de noviembre tuvo lugar, en la Hospedería Hurdes Reales de Las Mestas, el II Encuentro de Arquitectura y Oficios Tradicionales, jornada organizada por la Diputación de Cáceres en el marco del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino Sierra de Gata –Las Hurdes. El evento contó con varias ponencias donde se trataron experiencias y

actividades en torno a la conservación y utilización de la arquitectura tradicional como herramienta para “construir un paisaje” identificativo, dentro y fuera de nuestra provincia, que concuerde con las señas de identidad que configuran las sociedades rurales en las que vivimos. Para los interesados esto es todo un mundo que va desde la materia prima y su elaboración (piedra, madera, tierra, barro, cal, arena…) hasta la correcta manera de acometer todos sus elementos (tejados, muros, suelos, decoraciones, estructuras y herramientas necesarias, etc.).

Por supuesto, en el debate de cada una de las charlas, también salieron a relucir los beneficios que se obtienen al aplicar técnicas y materiales tradicionales a la hora de construir, pero también aspectos más peliagudos como si resulta más caro o más barato o si se ofrecen facilidades (parece ser que no) para adquirir tranquilamente esos materiales de toda la vida, como puede ocurrir con la pizarra hurdana. Sea como fuere, el aspecto estético y cultural de este tipo de construcción es bien patente, por lo que velar por lo que aún tenemos debiera ser más que una obligación.

El pasado mes de noviembre también estuvimos por la X Feria Internacional de Apicultura y Turismo, celebrada en Caminomorisco durante los días 8, 9 y 10 del referido mes.

Muchos fueron los actos, presentaciones y actividades llevadas a cabo durante los tres días de Feria, incluida la visita de personalidades. Nosotros haremos un escueto resumen de aquellos eventos que podrían ser destacables en la edición de este año. Por ejemplo: la mención como “Embajador de Las Hurdes” para el periodista y director provincial de Cadena Ser en Cáceres: José Luis Hernández. También se rindió un sentido homenaje a la persona de Cirilo Marcos, cuyo recorrido personal y profesional, con Las Hurdes de fondo, es de sobra conocido. En el mismo acto también se alabó la presencia de stands provenientes de la Comunidad de Valencia, a la vez que se mostró nuestra solidaridad con ellos tras las pasadas riadas.

En cuestión de amenizar la estancia por los distintos stands, destacamos las actuaciones de un amplio abanico de representantes de nuestro folklore más actual, con los grupos: Fontanika Folk, de Casar de Palomero; Traslaera, de Pinofranqueado; Escuela de Tamborileros, en Mesegal y Escuela Municipal “El Paleo”, de Caminomorisco. Tampoco faltaron los talleres realizados por los Centros de Interpretación del Agua y Medio Ambiente y de la Miel y la asistencia del público a un Planetario Hinchable donde se podían observar algunos de los misterios del universo; el responsable de este Planetario también nos hizo saber que para el año 2026, el sector turístico de nuestro país debería tener en cuenta el eclipse total de sol que tendrá a España como eje central y principal de tal evento astronómico, el cual suele concentrar a gran cantidad de visitantes venidos de muchos otros países; la fecha prevista es el 12 de agosto de ese año. Otro de los talleres que nos llamó la atención fue el dedicado a los petroglifos hurdanos, donde numeroso público infantil pudo descubrir este recurso cultural que tenemos en nuestra comarca y divertirse aprendiendo como pudieron ser realizados hace cientos y cientos (si no, miles) de años.

Muchas ganas teníamos de recuperar nuestra sección de “Viajes Cercanos” que, por unas causas u otras, la hemos ido aplazando, aunque material tenemos para rato. En esta ocasión y aprovechando un viaje de intercambio cultural entre las localidades de Cambrón y Romangordo nos acercamos hasta este pueblo de la comarca de Campo Arañuelo, famoso ya por su particular forma de dar a conocer su identidad.

Se puede resumir ese acerbo local en sus trampantojos, artísticas pinturas en diversos soportes (puertas de cochera, muros, fuentes y hasta edificios completos) que reflejan cómo era y es la vida cotidiana del pueblo, con su entorno natural (enclavado dentro de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe), sus oficios, servicios, tradiciones, valores y preocupaciones. Además de las pinturas, también se pueden encontrar frases escritas en las paredes y esculturas que realzan esas señas de identidad de la comunidad. Si se va acompañado de un guía de la zona, podrás descubrir multitud de anécdotas escondidas entre tanto despliegue gráfico-artístico.

En Romargordo también existen ejemplos notables de arquitectura religiosa y tradicional, como su iglesia de Santa Catalina, la casa del portal o el eco-museo de “La casa del tío Cáscoles”.

Además, hay Oficina de Turismo y en La Casa de los Aromas puedes, entre otras muchas cosas, elaborar tus propias cremas y jabones artesanales.

Romangordo, un viaje cercano para sorprenderte y aprender.

La carrera por montaña

incluida en el circuito de la Junta de Extremadura de carreras por montaña 2025 y en el circuito de carreras por montaña de la Federación Extremeña de Montaña y Escalada (FEXME). Tendrá lugar el 26 de enero de 2025 desde la Plaza de La Libertad de Caminomorisco (Cáceres).

Existen cinco tipos de recorridos: 32 kms, 19 kms, 5 kms, 100 m y Ruta senderista.

Las personas interesadas pueden encontrar más información en www.adiesgm.es y en www.fexme.com, y las inscripciones en www.chipserena.es hasta el 22 de enero. Para comunicaciones con la publicación: revistadejigu@hotmail.es Para ver números anteriores: www.turismohurdes.com Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100003886061636

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