El murguista muerto

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El murguista muerto

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Miraba por la separación del telón. Las enormes cortinas moradas eran un muro frágil y traidor. Atrás mío, el caos. Utileros, escenógrafos, técnicos. Algún familiar, algún hincha. El Araña. Integrantes nerviosos buscando dónde pararse. De la Cruz dando las últimas directivas. En un costado nuestra pequeña orquesta, un The police con toques de merengue. Todo en penumbras porque la luz estaba en la platea. Miraba por el telón y veía al público por primera vez. Absolutamente lleno de gente. Miles de personas, hasta las canteras, hasta donde daba el Teatro de Verano del Parque Rodó. Así era la noche del concurso. Al borde del escenario unas mesas con lámparas, algunos papeles que iban y venían y un grupo de personas que debatía y miraba de reojo al mar de gente que aprovechaba el corte para ir al baño o a comprar una bebida y un "choripán". Era el jurado, los que pondrían puntos a nuestro espectáculo. -¿Te puedo hacer una nota? -dijo alguien a mis espaldas, mostrando un gran micrófono. Por mi cara podría haber pensado que nunca había visto a un periodista radial en mi vida. Me preguntó mi nombre y comenzó a hablar. No podía imaginarme que al otro día algún vecino me diría te escuché por la radio. -Estamos con Eugenio Martínez, en la noche de su debut, ¿verdad? ¿Cómo estás viviendo este momento? -Bien. -Me imagino los nervios, la adrenalina, todo mezclado para disfrutar y hacernos disfrutar de esta fiesta de Momo, y nada menos que en este gran conjunto de parodistas... -Sí, la verdad que sí. -Bueno, si querés saludar a alguien, aquí están los micrófonos de la radio del carnaval... -Bueno, un saludo para todos los que me conocen. Terminé de hablar y salí disparado al baño. Me miré al espejo, esa tarde nos habían maquillado de verdad. Dos profesionales dibujaron una pequeña obra de arte en nuestra cara, con apliques de espejos y colores en degradé. Había llegado a un lugar que no sabía cómo encajar. No entendía mi función y no lograba sentirme contento. Aspiré mi angustia y el polvo blanco la tapó por un par de horas.


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