Capítulo 1
No mires atrás María
Noté un líquido desconocido correr por mis manos, no me sentí con la valentía de querer descifrar qué era eso pero la curiosidad me ganó, era sangre que corría desde mis manos hasta mis codos, la gran incertidumbre era saber de donde provenía. Cabe mencionar que me encontraba en un bosque muy frío y misterioso. Por una extraña razón la sangre en mis manos no creó ningún impacto en mí, ni preocupaciones, ni miedos, se sentía casi que una sensación familiar, pero me faltarían palabras para explicar con exactitud qué estaba sintiendo.
Por obvias razones no podía quedarme parada esperando a que algo pasara o alguien me recogiera, ese fue el momento en que comencé a mirar mis alrededores. La sangre se veía fresca aunque un poco seca al final de los codos, ¿es mí sangre? ¿viene de algún animal?, tuve mucho cuidado de revisar que eso no fuera una herida mía. Afortunadamente no fue algún golpe que me hubiera dado, pero, seguía sin encontrar qué era lo que me había provocado la sangre.
A lo lejos logré apreciar un bulto entre las hojas, procedí a acercarme lentamente para poder entender el tipo de silueta. Ví que era un cuerpo humano, en ese momento mis miedos subieron, ¿será que asesinaron a una persona? Eso me daba sentido ya que pude haber intentado salvarla y por eso estoy cubierta de sangre. Nada era lo que parecía, noté una cabellera muy similar a alguien familiar, de manera que fui caminando, empecé a unir las piezas en mi cabeza. La persona que se encontraba en el suelo era … mi hija.
—¿Alexa? Mencioné intentando no perder la cabeza, pero no obtuve respuesta. Me acerqué por completo y vi su cuerpo cubierto de sangre, su cara llena de golpes y raspones, su cuello tenía moretones como si alguien la hubiera estrangulado. No podía creer lo que mis ojos estaban observando, por lo que permanecí tres largos minutos en silencio forzando a mi cerebro a intentar responder.
¿Asesiné a mi hija? No, no puede ser posible, jamás podría hacer eso ella es mi todo, es mi pequeña bebé. Sentí un dolor punzante en mi corazón, empecé a correr. La brisa fría estaba golpeando mi cara y empujando mis lágrimas, yo debía protegerla, era mi deber cuidarla. Me tropecé con algunas ramas que había por el camino, pero nada me detuvo, ni siquiera sabía la razón detrás de mis ganas de correr, fue mi primer instinto. ¿Qué sigue después?
Abrí mis ojos agitada y me encontraba en mi cuarto, me percaté que todo había sido un sueño. Me levanté rápidamente y corrí al cuarto de mi hija. Estaba durmiendo, pero el mismo rasguño y moretón que había visto en aquel sueño, estaban en su cara, no tenía idea si en verdad había sucedido algo o no.
Me dirigí a la cocina, al fin de cuentas tenía que preparar todo, soy la única persona que ve por la familia, llevo 18 años casada con Rubén. Todo cambió desde que Alexa nació hace 16 años, en 1995, él era dulce, carismático, siempre encontraba la manera de sacarme una sonrisa, era el tipo de amor que solo encuentras una vez en tu vida, hasta que se convirtió en lo opuesto, no entendía cómo podía cambiar tanto alguien en el lapso de algunos meses, yo sabía que él no estaba listo para empezar una vida de padre, pero tampoco debía rechazarnos de esa manera.
María, ¿dónde está el desayuno? dijo con un tono agresivo.
— Enseguida lo haré.
¡Lo quería ya mismo! ¡Jamás entiendes!
En ese momento se levanta y se empieza a acercar a mí, no quería que pasara de nuevo esto. Al llegar, me empuja y
mi cabeza azota contra la pared fuertemente, fue un dolor como de mil cuchillos penetrando mi piel. Pude oler el aliento a alcohol, ya sabía que con aliento o sin aliento sería la misma agresividad de siempre, pero tengo la esperanza de que un día volverá mi amado Rubén, el hombre con la sonrisa más brillante.
Honestamente en este punto, sigo sin entender por qué no escapó junto con Alexa, estamos quemándonos en un infierno, técnicamente yo soy la que la estoy torturando al seguir estando en esta casa, pero eso es una historia para el futuro.
Por fortuna, solo fue un empujón y esta vez no pasó a mayores, espero que Alexa no se haya despertado, siempre evitó que estas escenas pasen frente de mi hija, aunque ella no sale limpia la mayoría de las veces. Regresé a la cocina para continuar haciendo el desayuno. Cuando terminé, serví una cantidad rigurosa para mi pequeña bebé.
—Buenos días, Lexita.
Buenos días, mamá, ¿cuál fue el sonido que se escuchó hace unos minutos?
—No sé de lo que me hablas, ten tu desayuno, te lo hice con demasiado amor
Alexa comenzó a comérselo dejando atrás ese otro tema, me retiré para que pudiera prepararse para asistir a al bachillerato.
Capítulo 2
Amar para odiarte
Alexa
Lo mire y fue como prender fuego en mi corazón, no había luz más resplandeciente que esos ojos marrones. Toda esta gente piensa que el amor es por show, pero moriría por él en secreto. David con tan pocos meses de conocerlo, me enseñó cómo el amor no es rojo ardiente, sino dorado. Estos días he estado escribiéndole una carta, voy a confesar todo lo que siento, es un amor recíproco, yo lo sé, hace tantas cosas por mi y genuinamente se le nota alegría cada vez que me ve.
Me encontraba en mi cuarto ocupada haciendo eso, eran las 4:24 de la tarde, mi mamá estaba en el trabajo y mi papá seguramente en la sala, dormido de tanto tomar. Siempre evitó bajar después de que regreso de la escuela, quiero evitarme tener que aguantar cualquiera de sus reacciones paranoicas que pueda tener, para evitarlo me trepo por un árbol del patio y entró por mi ventana.
Pasó algo que temía que pasara, por la ventana vi como David se acercaba a mi casa, no puedo decir que me aterre porque la palabra queda corta. ¡El no puede pasar!
¿Qué haré cuando mi papá lo escuche? ¡No! Necesito evitar eso lo antes posible. Salí corriendo de mi habitación
para dirigirme a la puerta principal. Al momento de llegar, mi padre ya había abierto la puerta… estoy muerta.
¡Hola David! la verdad no creo que sea buen momento para recibirte como visita. Mencioné algo nerviosa ya que sabía lo que pasaría con mi papá.
Ja con él te revuelcas, ¿no?
—Ya papá solo es un amigo, no me digas estas cosas por favor.
Puedo volver en otro momento. Dice David con un tono angustiado.
Mi papá después de eso cerró la puerta de golpe, ya sabía que pasaría. Pedir ayuda sería tonto ya que llevo intentandolo hacer desde que llegué a esta casa pero parece no funcionar. Se empezó a acercar a mí y me jaló el pelo. Comencé a gritar y a intentar zafarme de su agarre, pero fallé en todos mis intentos. Mi papá estaba gritándome cosas todo el tiempo pero la verdad ya no quise poner atención. Como estábamos en la sala, entre tanto jaloneo vi que había algunas de sus botellas vacías de cerveza en la mesa del centro, hice todo lo posible para acercarme a esa mesa y tomar una botella, era mi única escapatoria. Cuando ya tenía esa botella de vidrio a mi poder, le di un golpe en la cabeza cerca de la frente.
El cayó pero sabía que no le había pasado nada, seguía respirando y empezó a sangrar un poco pero en unas horas ya iba a regresar a la normalidad. Él quedó inconsciente, entonces aproveche a barrer para que mi mamá no se diera cuenta de lo que pasó, lo hice muy apurada y cuando termine corrí a mi cuarto, cerré todo con llave y me agarre a llorar. De reojo pude ver que tenía algunas llamadas perdidas de David, pensé en enviarle un texto pero me sentía drenada física y mentalmente. Él debería entender que todos tenemos problemas familiares, unos más fuertes que otros, pero como quiera no debía meterse en mi vida privada. No le diré nada, mañana que vaya a clase puedo inventarme una excusa y decirle que mi papá estaba jugando o algo así. Decidí dormir un rato para librar mis pensamientos.
Me desperté unas horas más tarde, ya eran las 8:30 de la noche, mi mamá ya había llegado y vi que estaba en mi cuarto acomodando cosas. Nosotras somos muy unidas, sabe cada detalle de mi vida, hasta el crush que tengo en David. Nos vimos obligadas a tener que hacer esa conexión entre nosotras por la difícil situación que tenemos con mi papá, al igual que los problemas de dormir de mi mamá.
No hablamos mucho de la condición de mi mamá, quedó como un tema prohibido por el bien de todos, obviamente ella está tratada pero como quiera no evita que pueda llegar
a tener comportamientos raros. Al momento de que se va a dormir, yo por fuera me aseguro de poner un tipo de llave a la puerta y con llave me refiero a bajar un seguro entre la puerta y la pared que hace que no pueda salir. La puerta se abre de adentro a afuera entonces es casi imposible que pueda llegar a abrirlo, con todo esto nos evitamos que en algún futuro ocurra algo peligroso.
Mire a mi mamá fijamente. Somos tú y yo contra el mundo, no lo olvides. Tú y yo por siempre.
Para después irnos a descansar.
Capítulo 3
No hay cuerpo, no hay crimen
Anónimo - 3:24 Am
Todas las maderas siempre tienen que rechinar cuando menos lo quieres. Es la noche perfecta para oler miedo y probar sangre. Por más sádico que suene es lo único que te llena de adrenalina.
Los sentimientos no son algo que te importe, ni el cariño o amor, ni siquiera las consecuencias de lo que haces. Claramente tener que asesinar a alguien es cualquier cosa para ti.
Te encuentras caminando por un pasillo estrecho y oscuro, no existe obstáculo alguno para ti. Llegaste a la puerta, sangre subió por tus mejillas al saber que este sería tu banquete de hoy. ¿Será que deberías tocar por cortesía?
Tocaste la puerta. Ninguna respuesta.
Bueno, tú quisiste ser respetuoso, ahora te toca hacerlo por las malas, comenzaste a tirar patadas sobre la puerta, empezaste a sentir como la madera se iba hundiendo y crujiendo, al mismo tiempo que armoniosos gritos rodeaban el cuarto.
—¡Por favor no, hoy no! Yo no seguiré las reglas de nadie.
La puerta estaba completamente destruida, pequeña Lexita se veía aterrada, eso solo te generó una gran sonrisa. Te acercaste, pudiste ver como el miedo se apoderó de su mente y cuerpo. Las otras veces solo habías sentido la necesidad de lastimarla, dejar la marca de tu desprecio en todo su cuerpo.
—Hoy será rápido, no creo que te duela tanto. —Dijiste con una sonrisa maquiavélica por los planes que ya tenías en mente. Era algo muy sencillo, no querías alarmar tanto, las veces anteriores era demasiado relajo. Te acercaste de manera juguetona con un cuchillo, viste la preocupación en sus ojos ya que en las veces anteriores habían sido navajas. Acariciaste su cara con el arma, creando pequeñas cortadas en su piel, ella estaba aguantando las ganas de gritar. Ella ya sabe, eso es lo que haces habitualmente. No puedes evitar no hacerlo, es lo único que te llena.
Gritos llenan la habitación al empujar un poco más tu cuchillo y atravesar su piel. La satisfacción recorre todo tu cuerpo mientras anhelas ir un paso más extremo. Tomaste una prenda que encontraste en su cuarto, ataste sus brazos y con una playera más suave cubriste su boca. Te la llevaste desangrando hasta que saliste por el patio, si continúas
caminando puedes llegar al bosque. Claro que te dirigiste hacia allá y te adentraste a lo más profundo.
Al momento de llegar pudiste ver sus ojos hinchados, fuiste un paso más arriba de lo que usualmente haces. Comenzaste a quitar todas las ataduras que hiciste, para que ella comenzara a gritar descontroladamente, pero sin éxito porque nadie la escucharía.
Ya había sido mucho sufrir, entonces decidiste terminar con su vida de una manera lenta pero satisfactoria, cuidadosamente colocaste tus manos en su cuello en lo que ella empezaba a jadear. Al poco tiempo ella dejó de luchar, dejaste su cuerpo ahí tirado, colocaste algunas ramas por encima para intentar “esconder” el cuerpo. No te preocupaba que supieran que tú la asesinaste, pero querías mantener el misterio detrás de ese asesinato. Por fin se había terminado el juego de torturar a una persona por años.
Capítulo 4
Te deseo lo mejor <3
María
Me desperté a la misma hora que usualmente hago por las mañanas, tengo que ir a la cocina para preparar el desayuno de la familia. Comencé a hacer huevos revueltos con un poco de aguacate, Lexita disfrutaba esa combinación, seguido me pedía que lo volviera a hacer.
La estuve esperando fácil alrededor de 20 minutos, se me hizo extraño que no bajara entonces decidí ir por ella a su cuarto.
–Lexita, ¿dónde está…– No pude terminar mi oración. Alexa no estaba en su cama, ni en su baño, ni en el cuarto de invitados, por ninguna parte.
¿Qué hice? ¿Lo hice yo? ¿Dónde está? ¿Hace cuánto no está?
Espera…
¿Rubén?
Corrí direccionándome a la sala donde siempre se encontraba acostado, pero me desvié para llamar al 911.
–Me llamo María, vivo en Vista Divina 340, mi hija está desaparecida ¡Necesito que me dejen entrar, por favor!
¡Ayúdenme!
Empecé a llorar mares de lágrimas, pudo haber salido por cualquier cosa, pero a mí me preocupa demasiado, no quiero perderla como perdí al amor de mi vida. Ella sabe que no puede salir de la casa sin antes avisarme, algo podría pasarle.
Al cabo de la media hora, seguía sin tener respuesta de ella, pero por lo menos las patrullas ya habían llegado, se comenzó una investigación de su desaparición. No podía creerlo en verdad, ¿Por qué yo? ¿Por qué pasa esto?
Primero comenzó la investigación por el vecindario, con vecinos, amigos cercanos, tiendas, para saber si solo había salido. David estaba presente, pero se podía notar en su rostro el sufrimiento por el que estaba pasando, perder un primer amor. Cuando ya iba rondando por la hora y media desde que empezaron a investigar, hasta los vecinos habían entrado en preocupación por no saber dónde estaba Alexa.
Estaba desesperada, mi corazón palpitaba a mil por hora, Rubén se veía demasiado tranquilo mientras respondía las preguntas de los oficiales, mientras yo sentía que mi corazón se saldría de mi cuerpo. Pasando ya unas cuentas horas, decidieron incorporarse al bosque para ver si encontraban algo.
–No. – No, no lo es ¡No es real!
Era mi pequeña, podía reconocer ese lacio pelo en cualquier lado, la habían cubierto con una manta, pero yo sabía que ella era mi Alexa. Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué hare? ¿Qué es lo siguiente? ¿Quién le hizo esto a mi bebé? No puedo continuar sin mi razón de existir.
De inmediato para la autoridad, Rubén y yo éramos los sospechosos, no realizaron algunas preguntas y seguía viendo una cara de despreocupación por parte de Rubén. Él tiene que ver… yo lo sé.
Investigaron nuestro hogar, solo para encontrar un cuchillo con sangre seca y entre partes mojada, en un cajón sobre ropa de mi esposo. Sin ser más detallados se llevaron a la persona que creían ellos que era culpable.
No pude para de gritarle.
–¡Maldito bastardo! ¡Me arrebataste a mi hija! –-Grité con demasiada desesperación.
Mi esposo tan imbécil sabía lo que haría, solo le faltaba poder deshacerse de ella. Y lo consiguió a la perfección. Los guardias lo subieron a la patrulla por mientras en lo que encontraban pruebas más contundentes. No podría entrar a mi casa sin guardias porque todavía estaba fresco la escena del crimen. Entonces pedí que, si podían entrar conmigo, me dirigí al cuarto de Alexa y me percaté de que el piso de
madera que ella tiene en su habitación tenía un pequeño levantamiento. Los oficiales estaban afuera de la habitación entonces no podían ver nada de lo que estaba haciendo. Decidí mover ese trozo, para después encontrarme con algunas cartas. Probablemente algunas son de David y otras para su familia.
Había una carta que se veía reciente, ya que era de las primeras y la que no estaba tan arrugada. Decidí abrirlo. No sin antes escuchar la ruidosa sirena llevándose al que alguna vez fue el amor de mi vida.
–Púdrete en el infierno…
Capítulo 5
Pronto te curarás.
Hola ma
Si estas leyendo esta carta, es porque quizás los problemas aumentaron. Llevo varios años teniendo que soportar este tipo de maltrato, pero no puedo hacer que pare. Imagínate estar tantos años repitiendo la misma costumbre y de no poder ponerle un alto.
Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, sin duda no pude pedir a una mejor madre que tú. Ahora es momento de yo confesarte algo. Tú me asesinaste, tu sonambulismo llegó a otro nivel en donde cada día me ibas torturando más fuerte. Decidí callar para no traerte más problemas en tu vida, pero siempre evité que me golpearas, hasta me aseguraba de cerrar tu puerta para que no pudieras salir a hacerme este tipo de cosas. Fueron demasiados años aguantando, ahora lo que necesito que hagas es que finjas que tu jamás hiciste nada, nadie sospechará porque todos nuestros conocidos saben lo mucho que me quieres. Quema esta carta y no dejes rastro de que alguna vez estuvo en tus manos, deja de ese animal se pudra donde pertenece.
Eres libre.
Te amo, mamá
Alexa
Carta del autor:
Fue un libro en el que pude expresar de mis obras favoritas que son las de suspenso, siempre me ha parecido increíble la forma en las que unas personas son capaces de escribir historias tan sangrientas y sádicas. Tienen la capacidad de crear algo tan macabro en su mente, pero no está nada comparado con la personalidad de las personas. Durante la historia me gustó poner pistas muy obvias para que se pudiera identificar quién era el asesino. Espero que haya sido un texto de su agrado. La literatura siempre debe de tener amor y muerte. Alexa no podía quedarse sin amar a alguien.
