Prender el fogón es el equivalente a dar el primer paso en la pista. Es asumir que la música, la gráfica y la narración no son elementos aislados, sino partes de una gran composición. Un cartel puede tener el mismo impacto que un golpe de timbal, una historieta puede moverse al ritmo de una clave, y un diseño puede hacer bailar la mirada de quien lo observa. La clave está en encontrar el equilibrio entre lo estructurado y lo espontáneo, en saber cuándo marcar la pausa y cuándo soltar el cuerpo al ritmo del diseño.