GAME magazine 21

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De izquierda a derecha:: Cintero-Bescós-Rabadá en el apeadero de Riglos. Foto colección Á.López.. La cordada Anglada-Guillamón al pie del Puro. Foto colección J.M.Anglada. Rabadá y Navarro al pie del Firé. Foto colección Á.López. Rabadá-Bescós-Cintero al pie del Puro. Foto colección Á.López. Cintero-Rabadá-Bescós-PanyAyats-Sala-Rosich en la iglesia de Riglos.Foto colección Á.López..

Primeras escaladas Como pasó en la mayor parte de las escuelas más emblemáticas del país, la escalada en los Mallos de Riglos fue una actividad que se practicó desde el principio de su difusión. Sus impresionantes mallos han ofrecido un espléndido escenario donde la juventud de diferentes épocas ha materializado sus ilusiones y proezas. Las primeras referencias documentadas provienen de Juli Soler i Santaló en su magnífico trabajo sobre Riglos, sus mallos y los vecinos de Agüero, publicado en un boletín del C.E.C. del 1911. En su exploración realizada en agosto de 1908, efectuó diversas ascensiones excursionistas acompañado del alcalde de Riglos por aquel entonces, Don Mariano Coronas, admirando de cerca las paredes y la esbeltez de unos monolitos del todo infranqueables para la época. En el aspecto puramente escalador, los vecinos del pueblo recuerdan la presencia de un grupo de ingleses antes de 1932, que montaron un campamento y tras buscar en vano vías de acceso se retiraron defraudados. En 1933, una cordada germana fracasa después de varios intentos, y en septiembre del mismo año se presenta la primera cordada nacional formada por el veterano montañero oscense José Oltra Mera junto con Oliván y Osma. Al no conseguir resultado alguno, vuelven al ataque al mes siguiente y logran en esta ocasión superar un centenar de metros en los paredones del Pisón, pero les cierra el paso un extraplomo que su rudimentaria técnica no puede vencer. En 1934 una nueva cordada inglesa intenta inútilmente subir al Pisón y al Firé, al igual que otra francesa sin resultados positivos. En septiembre de este año, de nuevo José Oltra acompañado de Palacios hacen infructuosos intentos al Mallo Firé. Posteriormente, en el mismo año, una nueva cordada francesa intenta la ascensión a los mallos sin conseguirlo. La formaban los miembros del C.A.F. Pierre Souriach, Christian Rachou y el

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célebre Jean Arlaud. Parece ser que en este intento llegaron al Firé hasta el pequeño collado que separa las puntas Mallafré y Montolar, pero al sufrir un incidente abandonaron el objetivo. En 1935, José Oltra junto con Osma, efectúan nuevas tentativas y logran en su afán una de las puntas inferiores del Firé. El Dr. Arlaud, no obstante, vencedor de innumerables cimas y gendarmes, consigue junto con Jean Grelier y el conocido escalador italiano Piero Ghiglione, alcanzar la punta más asequible del Firé que bautizan como Punta Buzón, depositando un libro de registro en su pequeña cima. Según otras referencias más divulgadas, a esta ascensión se le atribuye la primera escalada riglera con fecha del año 1929. Transcurren los duros años de la guerra civil y resurgen los nuevos valores montañeros que, con su audacia y superación técnica, ganan nuevos lauros en el panorama vertical. Es en este momento cuando aparece Ernest Mallafré con sus compañeros Francisco Blasi y Juan E. Bou del Centro Excursionista de Catalunya (C.E.C.), consiguiendo el 17 de agosto del 42 la punta más altiva del Firé denominada Punta de los Catalanes, que posteriormente se rebautizó como Punta Mallafré en memoria de éste, tras su trágica muerte en el 46 sepultado por un alud bajando del Monastero. Después de esta notable gesta, las cordadas mañas aceleran su entusiasmo y el 1 de junio del 45, Joaquín Mateo, Antonio Ruiz y Luis Lafuente de Zaragoza logran otra punta del Firé, la Punta Mateo. El 24 de junio del 46, Ángel Serón, Fernando Millán y R. Martí, guías montañeros del Frente de Juventudes, ascienden a la denominada punta “No importa”, y el 14 de octubre del mismo año alcanzan la Punta Montolar. Vencido el Firé por todas sus puntas, el próximo objetivo será el Pisón. Después de la victoria y de los relatos de Mallafré, los activos miembros del C.A.D.E. (C.E.C.) acrecentaron su interés por los Mallos. Un nuevo proyecto se perfila, y en verano del

MALLOS DE RIGLOS Una escuela con carácter


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