La Suiza de Josune Bereciartu y Rikar Otegui Presentar a Josune Bereciartu y Rikar Otegi es algo totalmente innecesario a estas alturas. Provablemente para muchos sean mas conocidos por sus actividades en el terreno de la escalada deportiva que por sus incursiones en las grandes paredes. Pero como a tantos escaladores hace unos años les entró el gusanillo de conocer el pequeño país Helvetico, sus paredes sus secretos sus grandes joyas escondidas… y esta es su experiencia. Aquella voz fuerte, implacable, autoritaria, no podía venir de otra persona. Francoise Studemann, Study, para los amigos destila fortaleza lo mires por donde lo mires. Es un arraigado y extraordinario guía de alta montaña, de los mas reputados de esta región suiza enclavada entre el Jura francés y el Valais suizo donde el Gastlosen ocupa un sitio principal. Pocos minutos atrás había encadenado en St Loup, la ya famosa Bain De Sang, y la curiosidad por mis aventuras intentando aquel 9A causaba tal revuelo entre los locales que no se podían abstener de venir a ver mis andanzas en la pared. Sus palabras desafiantes pero siempre cariñosas, de aquella tarde en el restaurante donde todos celebrábamos el éxito por mi reciente encadene retumbaron como salidas de un amplificador en un concierto de música rock: si, si, Josune, pero allá arriba, en lo alto de la región de Gruyere, en el Gastlosen, tengo una vía de 300 metros que aun nadie ha podido con ella, y no esta “minúscula chinchetilla” que acabas de encadenar aquí en St.Loup…Las risas, el magnifico ambiente y las cervezas de los casi treinta escaladores que allí estábamos camuflaron aquel comentario de Study que nadie salvo yo creo que recogió con excesivo rigor. Al próximo verano solo unos meses mas tarde me encontraba otra vez disfrutando de las escaladas suizas y los amigos que meses atrás habíamos conocido. El calor apretaba, apretaba y apretaba, tanto que hasta la famosa “canícule” vino a visitarnos aquel verano, creando algún estrago en el Eiger y Cervino. Pronto todos tuvimos que refugiarnos en las regiones mas altas si queríamos escalar lejos de las altas temperaturas. Nuestros amigos suizos, Francoise Nicole, Study, Pascalou, David o Josian entre muchos otros nos dispensaban diferentes menús degustación a elegir: probamos las gotas de agua del Rotorn, las lisas y suculentas placas de Sanege, los desplomes amargos de Rawill, y muchos otros sabores. Aun no estábamos satisfechos del todo y el ultimo apetito lo dejamos para el postre. Sobre el postre, prometieron que iba a ser de lo mejor. Debíamos dejar espacio suficiente a nuestro apetito de escalador, apetito que seria recompensado con creces si seguíamos su consejo.
El Gastlossen Aparcamos bajo un pequeño y sombrío sector de escalada deportiva. Era un sábado de finales de julio, el parking estaba abarrotado de coches. La vista tras los pinos me dejaba ver justo donde se asienta el Chalet Du Soldat. Rápidamente baje del coche de Francoise y me acerque a un lugar despejado: Pude ver aquel inaccesible y majestuoso farallón que formaba el cordal del Gastlossen. Al este el collado de Oberberg, el gran Pfad, el GrossTurn y en la base de esta pared el otrora casa militar y hoy en día excepcional refugio “Chalet Du Soldat”. Justo detrás queda la interesante y magnifica calida cara sur, no aconsejable en estos días de calor y solo disponible en épocas de mayor frescor… Me sentía acomplejada ante semejante panorámica, mi mirada cómplice entonces la dirigí hacia Study: –si Josune si, ves el Gran Pfab, en frente por todo ese frontón desplomado esta la “Yeah Man”. La abrimos Guy y yo (otro magnifico guía y hermano del fallecido y famoso alpinista “Philou” Scherrer) cuando regentamos el Chalet Du Soldat–. La pared de Lape, en comparación con lo que tenia enfrente era pequeñita, minúscula, microscópica. Caminamos unos minutos todos juntos hacia esta pequeña escuela debajo del Gastlossen admirando una y otra vez las vistas que tenia a mi izquierda. Los días sucesivos fueron cubriendo mi apetito por la escalada, escalamos al amparo del sol muchas vías, tanto de deportiva como de pared. Nos enteramos que el famoso ochomilista Ergard Loretan había crecido como escalador en esta región, habiendo dejado su huella con diferentes propuestas de envergadura. El postre que nuestros amigos suizos nos propusieron resulto ser de una calidad indiscutible Suiza”. Pero fue al próximo año cuando realmente le pusimos la “guinda” al pastel, cuando logramos liberar la famosa “Yeah Man” de Studdy y Guy. Y como dicen en francés: "que de bon". Josune Bereziartu
Josune Bereciartu en “Yeah Man”. Foto Rikar Otegui
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