DATOavisos Providencia 43 2012

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Dato avisos / entrevista eje privado, yo puedo hacer lo que quiera y en lo íntimo aún más, porque no afecta a nadie, en cambio al administrar el mundo de lo público se imponen los márgenes del respeto y eso es lo que hacemos, administrar lo público desde el respeto y la tolerancia. Quizás suene majadero pero, ¿en Providencia se cautela que exista espacio para todos? Es que cabemos todos, no hay un rincón sólo para los jóvenes por ejemplo, porque eso era discriminar, lo que pasa es que aquí hoy se habla de discriminación positiva y no existe la discriminación positiva, es como el pecado bueno. No existe la discriminación positiva porque cuando en el territorio de lo público una persona está discriminada, para daño o beneficio, alguien se hiere. Es una contraposición extraña hablar de discriminación positiva, es como un pecado bueno, no existe el pecado bueno. Pero si no hay discriminación, ¿somos todos iguales? Es que la igualdad es una abstracción, en lo concreto no somos iguales, es imposible. Pero yo no puedo discriminar en el derecho público, lo que yo tengo que garantizar es la igualdad de derechos y deberes. Ahí no puedo discriminar, es igualdad de oportunidades, el principio valórico que orienta a nuestra sociedad, igualdad de oportunidades no igualitarismo, ya que no todos somos iguales en todo, porque Dios nos hizo diferentes y es justamente la diferencia lo que queremos poner en valor cuando hablamos de inclusión y respeto. Todo derecho, sin excepción, todo derecho implica un deber, o sea todo aquel que exige un derecho tiene que comprender el deber que está involucrado en ese derecho. La sociedad es un contrato y eso no es ninguna originalidad pregunten a Rousseau (ríe). Entonces nos está invitando a una comuna… Tooooolerante, la palabra es tolerante, inclusiva, con mayúsculas -destaca- ¿por qué le digo tolerante y lo enfatizo? Porque mucha gente dice “hay que ser tolerante pero a este no lo aguanto”, (risas) o sea que no es tolerante, hay muchos que son cada día más intolerantes, y tiene que ver con lo primero que le contesté. En estos periodos la gente se pone más intolerante y lo peor es que se pone sesgada, es decir, mueve todo con una intencionalidad política. Esto es un sesgo, la gente se cie6

ga con la adscripción a un paradigma en particular, ese es un sesgo, es intolerancia. ¿Cree que su silencio ha sido una forma de la tolerancia? No, más bien una muestra de resiliencia, hoy tienes que tener el cuero duro para decirlo coloquialmente, tener el cuero duro para aguantar todas las cosas que he tenido que aguantar durante estos 20 ó 30 días de campaña. ¿Entonces se ha sentido tolerante en ese ejercicio de silencio? Más bien creo que el silencio contribuye mucho a moderar un acto electoral donde la comunidad tiene claro lo que quiere. Lo que yo no he querido es echar más parafina al fuego, porque todos pueden decir que palabras sacan palabras y lo que yo no he querido es entrar en el juego y si alguien quiere o no le gusta, ahí está. Todo el mundo me conoce y yo no voy a entrar a contestar o en una actitud contestataria que sólo favorece la odiosidad. Pero usted se ha caracterizado siempre por ser directo y responder todas las preguntas, ¿por qué ahora el silencio? No crea que ha sido fácil, lo he hecho porque está en juego una obra contundente, por eso yo le digo a la gente: “piensen en Providencia, no piensen en Labbé, piensen en Providencia, en Providencia, voten por Providencia no voten por Labbé”, lo que quiero es que no se ensucie una cosa que es tan nítida, tan limpia, por una contingencia política menor. Alcalde ¿no le dan ganas de irse a la casa, descansar y mirar desde fuera esta contienda? Mire, cuando uno ve las cosas que con su equipo puede hacer desde la municipalidad, tiene sentido el servicio público, o sea, la pregunta es ¿qué es servicio públi-

co? Eso, es servir al público, con pasión, no en un sentido administrativo, burocrático. Cuantas personas tenemos la posibilidad de servir, servir al público y en lo público es una maravilla, una bendición de Dios. Cuando uno tiene esa oportunidad la quiere plasmar en obras concretas y ahí están los premios que ha obtenido la municipalidad, el reconocimiento internacional que ha recibido la comunidad de Providencia como la mejor comuna Iberoamericana, la mejor comuna de América Latina, la comuna más innovadora, las bicicletas públicas, los cafés literarios, la piscina para los adultos mayores, cuando ve los jardines infantiles, en fin tantas cosas, entonces uno dice “tiene sentido estar en el servicio público” ese es el por qué estamos aquí. ¿Qué significa ser una comuna innovadora? Lo primero que quiero decir es que esto no es el trabajo mío, es el trabajo de un tremendo equipo, donde estamos todos, donde practicamos la inclusión, hay gente de todas las tendencias, de todos los colores políticos, de todas las condiciones sexuales. Hay un tremendo equipo, esto hay que dejarlo claro, para mí el equipo es la base y este es un equipo que ha hecho todo. Este equipo ha podido demostrar que en el sector público se puede ser tan eficiente como en el sector privado, y se pueden obtener mejores y más humanos resultados. Es muy importante y eso es lo que hemos logrado. ¿Cuál es la última línea de su obra? Calidad de vida, comuna humana, esa es mi última línea, todo tiene que estar al servicio de esto, no es que queramos que nos reconozcan mediáticamente. Lo que queremos es hacer cosas que terminen, que trasciendan en nuestra última línea, que es la calidad vida de los vecinos. Suena el teléfono una vez más y entre risas nos dice que tiene que trabajar, nos vamos con la impresión de haber rozado lo esencial.


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