Peiper Clab 6

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-No me interesa.

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Foto Diana Martinez Llaser

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clab Director Responsable: Daniel Ernesto Avinceta. Se publican 4 números en el año. Mayo, 2013. Avenida Independencia 658 (CP: 1099) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.


staff#6 Daniel Avin ceta

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Mar del Pla

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Foto Diana Martinez Llaser

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torial? 6 Edi a Vida 8 P ur Leóde a L 8 1 zuli 2 2 La ercada c a a n i lest 2 6 Pa manns h c i E s queño 4 2 Pe e igh Lin H l E 48 nstein 60 Ei he ta noc s E 0 7 rlín 72 Be es de rol o i b m 8 2 Ca anikis 84 M e prend m o c o 96 N


Foto Diana Martinez Llaser

naaadaaa... oh-oh-oh nada per-so-nalllll...


Parecía un poco cansado, sin embargo, siguió adelante con el relato: -Pegué un salto hasta el cuarto mundo. Lo liberé de la esclavitud de una raza alienígena. Salvé otros dos planetas a punto de explotar. Volví aquí de otro salto justo a tiempo para evitar que un asteroide choque con la tierra. Salvé la vida a la humanidad ocho veces esta semana. Maté seis dragones. Rescaté nueve princesas... Lo miraron con ojos admirados de admiración. Se hizo un largo silencio. Al fin, uno de los espectadores preguntó lo que querían preguntar todos: -Qué bárbaro. Impresionante. Y... ¿qué más hizo, maestro? Así somos. Queremos siempre más: aventuras, historias. Una tras otra. Entretenimiento. Cuentos. Opiniones. Ver. Escuchar. Sorprendernos. Y vuelta a empezar. Que no termine nunca. Un relato. Una foto. Una ilustración. Un pensamiento. Cuenta todo lo que cuenta. Más y más. Bienvenidos a Peiper clab 6.

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Arte Vilcat











Texto Carlos Mac Donagh & Arte



Texto Carlos Mac Donagh & Arte



Texto Carlos Mac Donagh & Arte



Texto Carlos Mac Donagh & Arte



Fotos Lina Etchesuri

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Fotos Lina Etchesuri

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Texto Federico Ricci

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Recetas para la demencia colectiva

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La BBC supo preguntarse el año pasado, ¿Que hace que personas ordinarias sean capaces de realizar actos de violencia extrema?

as dos teorías contrapuestas son por un lado que la violencia como acto es una característica intrínseca del ser humano, y que hombre sin violencia no puede ser concebido, así como es bien raro encontrarnos con leones vegetarianos. Menos mal, dice Hobbes, que ha venido al rescate un marco institucional para regular las relaciones de los hombres, porque de otra forma, caeríamos por supuesto en una suerte de anarquía en la cual los más fuertes tomarían de los más débiles. La teoría contrapuesta, cuyo porta-estandarte es Jean Jacques Rousseau, sostiene que en realidad, el hombre es inocente y bueno y que el estado, la iglesia, el consorcio del edificio y todo tipo de marco regulatorio no vienen mas que a irrumpir este estado Edenístico de solidaridad, convivencia y paellas populares que tiene dándole vueltas en la cabeza. Sin entrar demasiado en los pensamientos de estos dos muchachos quería explicar brevemente cuales eran las dos corrientes para comentarles que este articulo no va a tener que ver con ninguna de las dos puramente, sino mas bien con una desviación de ambas. Adelantémonos unos 400 años para llegar a Julio de 1961. El juicio a Adolf Eichmann por crímenes contra el pueblo judío había empezado en Jerusalén hacia no más de unos meses y estaba fresquito en la opinión popular. Mientras tanto, a nueve mil kilómetros de distancia, en Connecticut, USA, un inquieto judío de madre rumana y padre húngaro se realiza la misma pregunta que se hace la BBC 50 años después. Se dice a si mismo, Ok, digamos que Adolf Eichmann es un psicópata, lo que es una posibilidad, pero real-

mente ¿Cuántos judíos efectivamente se encargo él de matar personalmente? En otras palabras, ¿Todos los soldados de Alemania eran psicópatas? ¿Era menos asesino el que organizaba la correspondencia de los soldados desde Aschwitz que el que revisaba que el gas no se cortara durante las ejecuciones? ¿Hubieran mostrado la misma predisposición hacia la violencia si hubieran nacido, digamos, 600 años antes en la China y trabajado de alfareros? Responder “Claro que si” parecía un tanto simplista, hasta conformista, pero era en el momento la teoría predominante entre la opinión pública americana. A él, Stanley Milgram, estas respuestas no lo convencían del todo, por lo cual se decidió a crear una serie de experimentos dispuesto a echar algo de luz sobre esto. Pensó, ¿que mas alejado de una imagen de asesino psicópata y torturador que gente de acá del barrio de New Haven?, odontólogos, psicólogos, cocineros; tipos que nunca fueron soldados o dispararon un arma. Esta gente que ha vivido tanto tiempo en una sociedad que condena la violencia no deberían poder lastimar una mosca ¿no? El experimento en cuestión incluye un alumno, un profesor y un experimentador. La función de experimentador es realizada por un actor que explica a los otros dos que estarán estudiando el efecto de estímulos dolorosos en el aprendizaje como forma de castigo. Luego se realiza un “sorteo” para determinar quien será el profesor y quien el alumno. Claro que todo esto es mentira y ni se busca estudiar eso ni es aleatoria la asignación de funciones; mas bien resulta que quien será designado alumno es un actor, y el único objeto


Texto Federico Ricci

de estudio es quien recibe la función de actual profesor/inminente torturador. Tanto el experimentador como el profesor acompañan al alumno a una sala contigua donde le es adherido al brazo (del alumno) un electrodo unido a un cable por el experimentador, ante la atenta mirada del profesor. El experimentador y el profesor entonces siguen a la sala de al lado, donde el segundo se sienta. Delante suyo vera un panel de metal con una serie de interruptores numerados en forma consecutiva: 30, 45, 60… hasta el numero 450 (La cantidad de voltaje varia según los distintos ejecutores del experimento). Se le instruye que le lea una serie de palabras al alumno por un intercomunicador que el deberá aprender y repetir. El objetivo, dice el experimentador, es que el alumno aprenda todas las asociaciones leídas por el profesor pero, y acá viene lo bueno, cuando este cometa un error, el profesor deberá brindarle una hermosa descarga eléctrica bajando el interruptor que tiene adelante, empezando, claro esta, por el de menor voltaje. En caso que el alumno, porfiado como es, continúe equivocándose, se le darán descargas de voltaje creciente bajando los interruptores que lo continúan hacia la derecha al primero. En otras palabras, pifio una vez, y vienen 30 voltios, la segunda que erro, serán 45. Milgram se había tomado el trabajo de consultar uno por uno a los, en ese momento, grandes cráneos de la psicología, psiquiatría y neurología acerca de que era lo que esperarían encontrar en este experimento. Después de que lo trataron de loco calcularon que un promedio de 3,73% de los sujetos llegaría a superar una carga de 300 Voltios, que dicho sea de paso, es cuando (luego de patalear y gritar que no lo lastimen mas en los

voltajes previos) el actor/alumno deja de responder. Es que en esa cosmovisión, sugerir que el patriótico pueblo americano que acababa de liberar al mundo de la maldad nazi, tenía siquiera la mas mínima similitud a la propia quimera que a sus pies yacía, era una verdadera locura. Reza el libro “Behavioral study on obedience” publicado por Stanley Milgram en 1963: “En la primer sesión de experimentos, 65% de los participantes administraron la carga máxima de 450 voltios, aunque muchos se encontraban incomodos haciéndolo, y en algún punto, todos los participantes se detuvieron y cuestionaron el experimento (…). Durante el experimento, los sujetos mostraron varios grados de tensión y stress. Los sujetos temblaban, gemían, mordían sus labios, clavaban sus uñas en su propia piel, y tenían ataques de risa nerviosa” Su firma en el documento de ensayo clínico bajó de un hondazo el pecho de paloma de la liberadora sociedad americana. Cuando leí acerca de este experimento por primera vez me acorde inmediatamente de las palabras del Guason en la voz del inmortal (al menos espiritualmente) Heath Ledger diciendo: “You know what I´ve noticed? Everyone is ok when something goes according to plan, even if the plan is horrible” (Sabes que he notado? Todo esta bien cuando algo va acorde al plan, incluso si el plan es horrible) La pregunta planteada al principio se puede reformular más o menos así ¿Que hace que pueblos pacíficos sean capaces de realizar actos de violencia extrema? La respuesta según este muchacho de bata era simple: “obediencia a la autoridad”. Quiero que se tomen un minuto para significar el número de algunas líneas arriba. Verán, yo contiendo que hasta ese momento la maldad producto de la obediencia

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era algo tan exótico y psicopático que lo hacíamos vestirse de esqueleto y correrlo a Daniel San por el estacionamiento. Ahora viene Milgram y te dice que si jugas en cancha de 11, 6 de tus compañeros de equipo matarían un hombre si se lo ordenasen. En All Boys sería Hugo Barrientos y la línea de 4. Piensen ustedes mismos cuantos arraigados principios morales estarían dispuestos a doblar o romper bajo la indicación de una figura jerarquizada. Algunos estarán de acuerdo parcialmente, como lo estoy yo con esta respuesta y seguramente sería suficiente si los actos de lesa humanidad en la Alemania nazi hubiesen estado circunscriptos a militares, políticos y figuras pública, es decir, a aquellos que la falta de conformidad los hubiera afectados con consecuencias negativas de superiores. No explica por ejemplo, porque el panadero buchonearia que Ana Frank esta escondida en el cobertizo de esa fábrica. El caso es que esta justificación deja afuera un factor de conformidad tal vez mas profundo, el horizontal, el de tus pares. En esto estaba pensando Philip Zimbardo cuando diseño uno de los experimentos más paradigmáticos de la sociología. Zimbardo no solo conocía extensamente el trabajo de Stanley Milgram, sino que habían hecho la secundaria juntos. En 1971 tomó 24 voluntarios clínica y psicológicamente normales y les asigno aleatoriamente el título de prisionero y carcelero, ubicándolos en una replica de una prisión en el sótano de la universidad de Stanford; comenzando así el llamado Estudio de la prisión de Stanford. A pesar que el experimento suponía durar dos semanas, en solo 6 días la situación había escalado a tal nivel que Zimbardo, (por insistencia de una de sus

ayudantes y subordinadas en el experimento, que un año más tarde se convertiría en su esposa) tuvo que suspenderlo. Lo principal a recordar de este ensayo son 4 cosas: • La asignación de funciones era absolutamente aleatoria, cosa que todos sabían, pero una vez asignada, inamovible. • Los “guardias” no recibían ningún tipo de reglamentación acerca de como comportarse salvo el de “hacer todo lo necesario para mantener la prisión en orden” • Los guardias estaban vestidos en forma idéntica, usaban un silbato y una macana. • Una vez ingresados, los prisioneros dejaban de tener un nombre para pasar a identificarse con un número. Al arribar al correccional, los “prisioneros” fueron desnudados, despiojados y revisados. Cosa que debiera haberles servido de aviso para lo que estaba por venir. La primer noche, alrededor de las 2.30 AM los prisioneros fueron despertados por los guardias, lo que fue repetido en múltiples oportunidades para irlos familiarizando con quien cortaba el bacalao. Al comienzo del experimento, los prisioneros no tomaron la autoridad de los guardias seriamente, y se burlaban de ellos intentando recobrar su individualidad. Este veranito, dice Zimbardo, duraría muy poco. Los guardias ordenaban obediencia y comenzaron a usar castigos físicos y ejercicios, para establecer su autoridad. En la mañana del 2do día, una rebelión estallo en el penal. (Si, están leyendo bien, una rebelión en la cual estaban involucrados 6 presos, a menos de 48 hs de


Texto Federico Ricci

iniciado el experimento). Destruyeron sus pijamas a rayas y se encerraron en sus celdas, empujando la cama contra la puerta para evitar la entrada de los guardias. Los guardias decidieron entonces reclutar a los 3 guardias suplentes que no estaban de turno y usar extinguidores para alejar a los reclusos de las puertas. Una vez que lograron entrar, los desnudaron y destruyeron sus camas. Los prisioneros involucrados fueron aislados. Aquellos que habían inflamado su espíritu revolucionario e intentado iniciar el coup no les era permitido acostarse en sus camas, lavarse o cepillarse los dientes. Los inocentes, felizmente si. Aquellos reclusos que desde ese momento obedecían a los guardias eran tratados con deferencia. Aquellos que no eran obligados a orinar y defecar en un balde en su celda. En un tercio de los guardias se juzgo haber visto genuinas tendencias sádicas. Sin embargo, la conformidad a la hora de cumplir los protocolos fue unánime. Pero si las reglas eran impuestas por los mismos guardias que las ejercían, es decir, no había autoridad capaz de juzgar su falta. Entonces estaban libres de miramientos para hacer lo que les dictara la conciencia, y por lo tanto: ¿no deberían haber largado todo al diablo al grito de un jingle de United Colors of Bennetton tan pronto se vio que había un loquito que se lo tomaba en serio? ¿Son todos psicópatas? No, nada de eso. El hecho es que en este caso la autoridad de Milgram no puede explicar este comportamiento, pero si la conformidad. Incluso mas fuerte que el instinto de obedecer a la figura de autoridad, dice Zimbardo, incluso más básico, mas primitivo, es la tendencia a conformar con grupos. Incluso hasta llegando a ignorar profundas diferencias idiosincrá-

ticas. El ostracismo social es algo que no podemos siquiera evocar, individuos de rondas de mates, centros de jubilados, clubes de fans, Fantabaires y populares del Camilo Cichero como somos. Como dice Leonardo de Caprio en pandillas de Nueva York: It’s a funny feeling being taken under the wing of a dragon. It’s warmer than you’d think. (Es una sensasion curiosa ser llevado bajo el ala de un dragón, es más cálido de lo que esperarías) La primera visita de familiares y amigos había sido planificada para la tarde del 3er día. Sin embargo, llegaron a oídos de los guardias rumores de que durante ellas habría un intento de escape. El plan era utilizar a los amigos que visitaban a los presos para iniciar su huida. Luego que los guardias hubieran puesto un informante dentro de las filas de prisioneros, se pudo neutralizar la fuga. Aquellos que se pensaron autores intelectuales del plan fueron sumariamente condenados a ejercicios físicos y limpieza de letrinas. Si nunca escucharon a este caballero o este experimento, recomiendo ampliamente “The Lucifer Effect” donde explica más detalladamente lo que intenté resumir. “Esto de todas formas solo explicaba una de las hojas de la tijera, porque 65% es un montón, pero allá eran todos señor, o casi todos, que no es lo mismo, pero es igual, y dicho sea de paso, si son efectivamente 65%, que no creo, yo y mi familia estamos entre el 35% cristiano y democrático que resta, salud y viva Perón” Esto dirían señoras menemistas de Countries de Zona Oeste de no ser por estos otros experimentos, los del año 51: “Experimentos de conformidad de Asch” que

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vendría a ser la 3er pata del trípode, aquella que se refiere a la sociedad en su grueso. A mi entender, es este un ejemplo excepcional de como con bajos recursos y muchísima ingeniosidad se puede probar algo que decenas de años de slogans que hablan de individualidad y de la valentía de ir contra la corriente incluso a sabiendas de lo fuerte que es la corriente se desviven por desmentir. A saber: “Seremos boludos pero somos bocha”. Los experimentadores, conducidos por Solomon Asch pidieron a unos estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad. Se reunía a un grupo de 7 a 9 estudiantes en un aula y el experimentador indicaba que el experimento consistiría en comparar pares de líneas. Se les mostrarían dos tarjetas, en una aparecería una línea vertical y en la otra tres líneas verticales de distinta longitud. Los participantes deberían entonces indicar cuál de las tres líneas en la segunda tarjeta tenía la misma longitud que el estándar de la primera. Del grupo de participantes, todos excepto uno eran en realidad cómplices del investigador, siendo el restante (sujeto crítico) el foco del experimento, al cual se le colocó en la posición de tener que dar su respuesta después de haber escuchado la mayoría de

las respuestas de los demás. El experimento consistía en realizar 18 comparaciones de tarjetas teniendo los cómplices la instrucción de dar una respuesta incorrecta en 12 de ellas. En las dos primeras tanto los cómplices como el sujeto crítico respondieron de forma unánime la respuesta correcta. Sin embargo, a partir de la tercera prueba, los cómplices indican intencionalmente una respuesta incorrecta. En ésta, el sujeto da la respuesta correcta al final, mostrándose sorprendido por las respuestas previas (e incorrectas) de los cómplices. En la prueba siguiente la situación se repite: los cómplices dan de forma unánime una respuesta incorrecta y el sujeto crítico disiente dando la respuesta incorrecta pero mostrando un desconcierto mayor. Al repetirse la situación, el sujeto crítico eventualmente cede a la presión de grupo e indica también una respuesta incorrecta. Tanto va el cántaro a la fuente que el 36.8% de las veces los objetos de estudio daban respuestas incorrectas a preguntas obvias. En otras palabras, preferían estar equivocados a estar solos. Y de esta forma señores, es como la locura deja de ser personal y pasa a ser colectiva. Edmund Burke decía que la maldad prevalece cuando hombres buenos no actúan; no creo poder estar más de acuerdo. El hecho es que se requiere de grandes hombres para ir en contra de la autoridad, o tus colegas, o tus pares en pos de una idea, y de hombres excepcionales para hacerlo en contra de los 3 en conjunto. Y estos son, por definición, escasos. “Verás, la locura, es como la gravedad” dice el eterno Guason de Ledger “Todo lo que necesita es un empujoncito”.


Fotos Guillermo Monteleone photomonteleone.com

El High Line

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Arte Carlos Mac Donagh



Arte Carlos Mac Donagh



Arte Carlos Mac Donagh



Arte Carlos Mac Donagh



Texto Carlos Mac Donagh & Arte



Texto Gustavo Sassi Foto Diana Martinez Llaser

Durante la guerra, en un hotel en ruinas, mi amiga, la cantante y yo, nunca tomamos el té. Nos prometíamos las tardes y los furtivos encuentros, pero los ataques y los bombardeos colmaban nuestros planes de un fracaso más insólito que la muerte. Usted me mira con una comprensible ignorancia y ahora todo esto le parece una excusa. Sin embargo yo provocaba hasta con dolor, mi recuerdo, buscando una canción para que esa mujer cante. Tendría que haberla hallado en la infancia. A ver hábleme, diga algo…No, no recuerdo su voz, recuerdo el recuerdo de su voz y a veces al hablar me parece oírla, pero cuando hablo yo o cuando grito, jamás volví a escuchar su voz en lo que dicen otros. ¿Es una excusa? No teníamos documentos, y permanentemente teníamos que viajar. Usted debería saber que en la vida siempre estamos huyendo. Ella era mi amiga, yo no tenía una amiga. Ella era mi amiga y me decía querido.

Esta n A veces al dormir nos tapábamos con diarios viejos y al despertar buscábamos en el rubro alquiler un lugar en el que yo pudiera vivir. ¿Se ríe? Era un juego, una manera de acariciar lo imposible, nos refugiábamos en edificios abandonados, huecos demolidos que barríamos pulcramente y decorábamos con un esmero que solo intentaba alejar a la muerte. ¿Qué más quiere? Ella decía que podía mirar a su lobo a los ojos. Yo buscaba el mío que a la sazón ya estaba muerto. ¿Usted sabe que yo me peino hasta para dormir? En aquella época podíamos mirarnos despeinados, son esas cosas, a veces pasábamos días solo refugiándonos sin saber en qué lugar o circunstancias se encontraba el otro, no se hablaba con nadie, daba pena, miedo, solo se debía pronunciar lo imprescindible, usted no se imagina ¡qué tolerable es el mundo cuando alcanzan las palabras! La primera vez que pise este escenario sentí un dolor insoportable, desearía tanto que usted me comprendiera, el

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noche

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dolor era un dolor de pie, un dolor que se erguía como si mi cuerpo moribundo, así estaba y yo no lo sabía, se hubiera puesto de pie por primera vez, por primera vez después de tantos años. Había pensado tantas cosas, cuando llegara el saludo miraría las butacas, recorrería con la vista uno a uno los rostros de los espectadores buscándola a ella, a quien dedicaría la emoción de mi debut, pero usted sabe como es eso, el tiempo corre sobre zancos para los actores novatos y cuando llegó el saludo mi cabeza estaba tan lejos que apenas me recuerdo envuelto en lágrimas y rodeado de ese aplauso que no olvidaré jamás. Sé lo que piensa, que soy un hombre viejo ¿y qué? Podría decir con justicia que ha sido el teatro lo único que me esperaba. Debe saber que acá todo ha cambiado tanto, los lugares, las gentes, no me apena decirle

que a veces camino como un fantasma asombrado de que ni siquiera nadie me lleve accidentalmente por delante, no, no es triste, me gusta decir una tontería, es teatral, sí parece un juego de palabras, pero necesitará muchos años para comprenderlo. ¿Mi amiga? ¿La cantante? Ella canta en escenarios que jamás veré y sé que me recuerda. A mí me gusta imaginar sus valijas, los aplausos. Ahora nada parece tan lejos. Ella canta también esta noche y yo actúo. Así hemos hecho la vida, tal vez eso sea lo único que hubiera querido decirle esta noche. Ella canta y yo actúo. Luego nos escribimos hermosas cartas.


Fotos Tania García Olmedo Texto

ÁNGELES BAJO

BERLÍN

CIELO DE

EL

Y

MUCHO

CANALLA SUELTO

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Fotos Tania GarcĂ­a Olmedo Texto

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No es que Berlín sea una ciudad bella al estilo tradicional europeo, que acumula tesoros arquitectónicos como otros acumulamos pelusa en el ombligo y piedras en los zapatos. No. Porque este lugar fue destruído hasta sus cimientos a lo largo de sus guerras y luego, construído a toda prisa para ser habitable una vez más. Sus rasgos son ásperos, apurados, prácticos: la famosa economía de gestos se espeja en este lugar. Y es en el medio de esta aridez práctica y de líneas fluídas, donde otras cosas se revelan y se rebelan, pujan y pugnan por aparecer. Su historia, por omisión o claro señalamiento. Su gente, aguerrida y sopapeada, un poco ríspida, colorida y extraña.. Sus contrastes filosos. Y en este filo, en esta cosa salvaje que pugna por rebelarse contra el orden y la limpieza alemanas, es donde una se siente tomada por los bordes y empujada al centro de algo visceralmente hermoso. Berlín. Ah, Berlín!


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Fotos & Tania GarcĂ­a Olmedo Texto


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Fotos & Tania GarcĂ­a Olmedo Texto


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Cambio

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ROLES Allá, hace unos pocos siglos, los Incas imperaron en estas latitudes; no era hace tanto que los judíos trabajaban para los egipcios; y un rato antes, el hombre corría bastante relegado en la cadena alimenticia. Este fenómeno es propio de la lógica natural, otro capricho cósmico. Si pudiéramos imprimir la historia humana sobre un papel, nos descubriría una suerte de líneas, flechas, trayectos, que durante años, siglos, milenios, van en una dirección hasta que de pronto giran en “U”, cual conductor imprudente, generando otras muchas en sentido contrario. Los contemporáneos, luego de dos siglos de un ciclo casi inmutable, podremos testimonear sobre una nueva “U”. Otro cambio paradigmático y la chance histórica de ser protagonistas para Sudamérica y las demas naciones productoras de bienes -los trabajadores en sí-. Con esto no quiero decir que está en manos de estas naciones un futuro venturoso. De las chances nadie tiene las riendas, pero si está dado el contexto para ventajosas circunstancias. Acaso peco de optimismo (ese defecto que nos regala progreso) pero sin mucho esfuerzo casi cualquier lector podría identificar, si intentase al menos, un sector del mundo que dispone del capital, otro, que trabaja para no caerse del sistema, y por último –sin animo de ofensas- la indigencia mundial. Suena triste, y así viven los hombres de hoy, en desánimo, ricos y pobres lo mismo, sin sueños, autoaniquilándose, esperando lo irremediable. Como enfer-

ma terminal aguarda la sociedad el cambio de ciclo. Es que hoy la “U” nos descubre a las grandes naciones capitalistas dedicadas a la economía virtual, a la especulación, las finanzas, como en los 30. Cansadas de trabajar ceden esa faena a las naciones menos sensibles y mas hambrientas -China a la cabezapara retirarse en ese gran geriátrico de lujo en el que se convirtió casi toda Europa y Estados Unidos. La novedad es que no delegan el trabajo para priorizar empresas de mayor sensibilidad, para subir otro escalón en su historia; sino por desgano, como asumiendo el final. Aristocracia vana que perece. Y es donde entran en escena los trabajadores. La crisis mundial encontrará al imperio especulando y a nosotros trabajando. Y si no caemos en la inercia de los grandes que buscan extender su agonía con soberbia manipulación, si aprendemos de los viejos, si logramos cruzar el abismo cultural, podremos ser vitalidad: la sangre joven inyectada al mundo, recibiendo a cambio la emancipación, propia de las naciones mayores de edad. No puedo hablar seriamente de las acciones que deben aplicar estas naciones y sectores para tomar provecho de este contexto. Mi cabeza no da para tanto y no gusto de consumirme en política. Como espectador solamente me pregunto: ¿Podremos llenar el hueco que dejarán las otras naciones? ¿Seremos mayores de edad? ¿Asumiremos el cambio de rol? A pensar bien, porque la “U” comenzó a dibujarse y la ola ya está por debajo.

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Texto Ezequiel Martinez


Fotos Rebeca Casado

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Daniel sugiere. Fabián muestra. Danie convencimiento. Daniel insiste. Fabiá aplaudir. Fabián… sigue sin comprend niel reincide. Y ya Fabián… duda de la es que escribir en este Peiper Clab que te pinte” y para mi eso represent claro sentido de INMOLACIÓN “kam halago que me involucren en la hech artístico y estético realizado en nuest uno que ya sabe cuando alguien está tengo que decirlo: yo considero (eq notar) que no estoy a la altura. Bah. N zás… ¿TAMAÑO?. Y ya que hablamos tipografía tan pequeña en la edición on li tes. Y ya se que tengo que empezar lista mediante. ¡¡¡PERO CASI NI SE LEE LO QUE ES vergüenza invitarme a participar y no número a número me pegás un Faceb se viene el cierre”. Ergo: te cabe que del equipo). Pero, en serio, chicos: la pavadas. Ustedes las publican e ins


el asiente. Fabián realiza, sin mucho án no comprende. Daniel vuelve a der. Pero se siente halagado. Y Daa salud mental de Daniel. Lo cierto virtual es un ejemplo de: “poné lo ta o una libertad artística total o un mikaceril”. Ha sido para mi un grato hura de semejante emprendimiento tra ciudad, con jóvenes locos como á loco o se hace el loquito. Aunque, quivocadamente, según me hacen No se si “altura” es la palabra. Quis de tamaño, Daniel. ¿Por qué una ine de Peiper Clab?. Si, ok: uso lenr a ver de subir la graduación, ocuSCRIBO!!! . ¿Es porque ya te está dando o sabés como excluirme?. No creo: book-chiflido y me apurás “porque e esté. O les cabe (incluyo al resto a letra es pequeña. Lo que escribo son sisten. Y Fabián no COMPRENDE.

Texto Fabián Spampinato


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Foto Diana Martinez Llaser

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Puesta en escena:

Espacio 44 - Laboratorio Creat Tel.: 0221 155907600 - Sテ。ADOS D


NICOLÁS ROSAS

tivo - Av. 44 e/ 4 y 5 - La Plata. DE MAYO Y JUNIO DE 2013, 20 HS.



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