“El que no tranza no avanza”: así se expresaba un niño de primaria hace
unos días. “El abogado es un charlatán, tramposo y embustero que trata de enredar a sus clientes, al juez y al adversario con un lenguaje inteligible. Así se expresan hoy en día los individuos de nuestra sociedad. “Licenciado Buitrón”. Es como lo presentan en los medios de comunicación. Esta busca plantear y trata de dar respuesta a los problemas morales a los que se puede enfrentar el abogado, y es por esa razón que tenemos la responsabilidad de educar nuestra conciencia. Puesto que esa enseñanza no es un lujo cultural, sino constituye el armazón en torno al cual esta investigación, cobra sentido en la práctica profesional del abogado. La decisión vocacional de cada ser humano es crucial en su vida similar a la elección de pareja o de estado. La elección debe ser una síntesis entre valores ideales y realidades, entre lo que uno quiere y lo que puede alcanzar, entre potencialidades e ideales vividos. “Y si soñamos, fue con realidades” Juan Cunha Muchos abrazan la abogacía por motivaciones culturales o por motivos familiares, sin embargo esta profesión no es fácil se necesita amor a la justicia, paciencia para el derecho y valores para ayudar a las demás personas, y hay quienes en verdad están destinados a realizar esta carrera por los tres elementos mencionados ya con anterioridad. El doctor Villoro aborda la crítica que se realizan a las escuelas de derecho, puesto que no preparan a los alumnos al enfrentamiento del campo laboral y pretenden crear cátedras de clínica procesal. Compara la maduración de la vocación al derecho, con la maduración al matrimonio, observando que es importante que las parejas reciban preparación para el matrimonio, pero la experiencia de vivirlo es un acontecimiento nuevo e inesperado que requiere carácter y abnegación. La maduración nunca termina. La sabiduría y la prudencia no se aprenden en los libros.
Impartición de Justicia en México desde el punto de vista deontológico y moral
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