Revista de Psicología Médica

Page 57

Segunda actividad humanitaria: Visita al Asilo de Ancianos El día de hoy, 13 de septiembre, mis compañeros y yo fuimos a visitar a los abuelitos del asilo de Zacatecas. Quedamos de vernos en la plaza Bicentenario a las 2pm, pues además de querer llegar todos juntos, muchos no sabíamos donde era. Después de esperar a uno que otro impuntual del grupo (jajaja) nos repartimos con diferentes compañeros que traían carro, y hasta eso, llegamos muy puntualitos a las 3pm. Cuando llegamos, nos recibió muy amable la encargada y ahí en la entrada estaba una señora que tenía Síndrome de Down, la cual nos saludó a todos muy contenta, lo único malo es que tenía la maña de esculcar, se me hizo muy bonita que se puso con nosotros al momento de que la encargada nos tomó la foto grupal. Al entrar, había varios viejitos en el pasillo y a todos les saludé, pero me quedé platicando con doña Carina Carrillo que lo primero que me dijo fue que le diera un cigarrito jajaja ya un poco grande y no puede vivir sin el vicio, pero le dije que no fumara porque le hacía daño y me dijo que no, que no le hacía daño que por favor le diera un cigarrito y ya pues solo le dije, que ahorita se lo traía. Entramos todos a la sala, en donde había una mesa en el centro y ahí colocamos todo lo que traíamos: agua de Jamaica, pastel, gelatina y bolos, todos los abuelitos estaban sentados alrededor. Todos estábamos muy activos, cada quién haciendo cosas diferentes, Selene y yo servimos el agua para repartirla. Mis compañeros Itezel, Rafa y Pablo cantaron unas bonitas canciones y todos los abuelitos estaban muy contentos comiéndose lo que les dimos, después de un rato comenzó el bailongo y varios de mis compañeros bailaron con ellos, yo también quise hacerlo pero el señor con el que yo estaba platicando, Donaciano Benítez Santillán no quiso bailar, pero no quiso por un gran motivo, un juramento que hizo, y me platicó que lo hizo porque fue a un baile cuando tenía 15 años de edad y sus papás lo habían dejado a las 11 y el llegó al día siguiente hasta las 7 de la mañana y sus papás de castigo lo mandaron a cuidar a sus chivas; tenía que llevarlas a comer a la orilla de la carretera pero el muchacho se quedó dormido y perdió sus chivas desde las 12 del día hasta las 5 y media de la tarde, me confesó que había llorado porque no sabía como le iba a decir a sus papás que las había perdido, pero gracias a Dios si las encontró y desde ahí juró que no volvería a bailar, ¡claro! También me dijo que porque después la gente se burlaría de él, que por eso mejor prefiere 57


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.