Daniel Chavez - Las Canas Errantes del Monte Blanco

LAS CANAS ERRANTES DEL MONTE BLANCO Daniel Chavez

LAS CANAS ERRANTES DEL MONTE BLANCO Daniel Chavez

A DoĂąa Elbia y Don Lucio, quienes iniciaron este viaje allĂĄ lejos y hace tiempo y siguen viajando conmigo.

EXPRÉS Vicente Huidobro Una corona yo me haría De todas las ciudades recorridas Londres Roma

Madrid Nápoles

París Zurich

Silban en los llanos locomotoras cubiertas de algas AQUÍ NADIE HE ENCONTRADO De todos los ríos navegados Yo me haría un collar El Amazonas El Támesis

El Sena El Rin

Cien embarcaciones sabias Que han plegado las alas Y mi canción de marinero huérfano Diciendo adiós a las playas Aspirar el aroma del Monte Rosa Trenzar las canas errantes del Monte Blanco Y sobre el Zenit del Monte Cenis Encender en el sol muriente El último cigarro Un silbido horada el aire No es un juego de agua

ADELANTE Apeninos gibosos marchan hacia el desierto Las estrellas del oasis Nos darán miel de sus dátiles En la montaña El viento hace crujir las jarcias Y todos los montes dominados Los volcanes bien cargados Levarán el ancla ALLÁ ME ESPERARÁN

AS TA M AÑ AN

Un poco más lejos Termina la tierra

H

Buen viaje

A

Pasan los ríos bajo las barcas La vida ha de pasar

BITÁCORA DE UN VIAJE CIRCULAR ENTRE LA FOTOGRAFÍA Y LA POESÍA

E

que las palabras, al ser agrupadas y ordenadas de manera apropiada, podían ser la puerta de entrada a mundos muy diversos y plenos de emociones. Gracias a mis maestras, muchos años después aún puedo recitar de memoria versos de Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío o Walt Whitman, entre otros poetas que conocí en esa etapa de mi vida.

Pocos después, en la fase de secundaria, tuve la suerte de tener como profesora de literatura a una Maestra con mayúscula que me permitió tomar conciencia de todo el potencial de la poesía (y también de la prosa, en todas sus variantes) como trampolín para trascender la agobiante realidad del intervalo gris de autoritarismo y represión.

Los primeros enamoramientos de la adolescencia y mi iniciación en la lucha contra la dictadura en retirada me trajeron a Federico García Lorca, León Felipe, Antonio Machado, Miguel Hernández, César Vallejo, Pablo Neruda, Mario Benedetti y Roque Dalton, entre tantos otros poetas que me hicieron entender que la pasión por la

n la era digital, nuestra capacidad de concentración se reduce y nuestra percepción del mundo se altera profundamente. En la época de la comunicación mediatizada por las redes sociales, Twitter nos obliga a expresar nuestras ideas en menos de 280 caracteres, Instagram y Pinterest nos apremian a priorizar las imágenes sobre las palabras, y Facebook nos inunda de iconografía visual y textual perecedera y en gran medida intrascendente. Las urgencias de la cotidianeidad relegan la literatura de calidad a unos pocas horas o días ‘libres’ indeleblemente postergados. En tiempos de lectura limitada y superficial y en un contexto de estrés permanente e incertidumbres múltiples, la poesía ha pasado a ser una de las herramientas más subutilizadas y subestimadas de la cultura contemporánea. Afortunadamente, yo descubrí la poesía de forma temprana y he recurrido a ella como apoyo tanto en tiempos buenos como en tiempos malos.

Mi relación con la poesía comenzó en la niñez, cuando las maestras de la Escuela 11 Miguel de Cervantes Saavedra de Paysandú me revelaron 9

de mi hijo) peregriné a la casa de Wisława Szymborska.

La captura de imágenes no siempre es una acción enteramente premeditada a planificada, pero al momento de edición de una foto las referencias a los sentimientos o vivencias de otros creadores emergen y en muchos casos se tornan explícitas. Por lo menos en mi caso, al inicio, durante o al término del proceso de producción de imágenes (re)surgen otras voces, a menudo las de poetas que han dejado huellas profundas en mí.

La poesía también tiene una función terapéutica, al promover el uso de la palabra escrita para comprender y luego comunicar pensamientos y sentimientos. La poesía es, por definición, emotiva, y al producir poesía sus creadores y sus lectores se reconectan con ideas y sentimientos de los que muchas veces no eran conscientes. Otra vez, un aporte significativo de la poesía muy útil para la creación fotográfica, particularmente en mi caso personal, ya que por formación y acción profesional en el campo de las ciencias sociales debo hacer uso permanente de datos ‘objetivos’ y ‘no contaminados’ por valoraciones emotivas. La poesía, por el contrario, me permite acceder a las grietas más oscuras o más luminosas de las mentes y los corazones de otra gente, abriendo

vida y el compromiso social y político son a menudo inseparables.

Al ingresar a la universidad mis inclinaciones literarias y musicales ya se habían tornado tal vez un poco menos ecléticas y más diversas y refinadas. Por entonces descubrí que la brecha entre un buen poema y una buena canción era inexistente, al vibrar con las letras de Enrique Cadícamo, Chico Buarque, Bob Dylan, Leonard Cohen, Nick Cave, Tom Waits, Alfredo Zitarrosa, Eduardo Darnauchans y Fernando Cabrera, entre otros cantautores.

También tuve la suerte de enamorarme de mujeres poetas y que me quisieran mujeres que amaban la poesía. En Tegucigalpa, una poeta hondureña me hizo conocer a Constantino Cavafis. En un amanecer de La Haya, una argentina me presentó a Juan Gelman y a Alfonsina Storni.

En San Cristóbal de Las Casas, le leí en voz alta versos de Idea Vilariño y Sylvia Plath a una italiana. En Montevideo, una uruguaya me hizo lagrimear con William Carlos William y Carlos Drummond de Andrade. En Nueva York, me despedí de una costarricense con estrofas de José Alfredo Jiménez cantadas por Chavela Vargas como banda sonora. En Cracovia, junto a la más brillante poeta albanesa de su generación (y madre 10

vantes las pulsiones individuales que caracterizan a la especie humana.

Mi tardío (o renacido) interés por la fotografía no desplazó a la poesía. De hecho, mi primera exposición tomó como leitmotiv un pasaje de Altazor o el viaje en paracaídas, del poeta chileno Vicente Huidobro: Los cuatro puntos cardinales son tres: el Sur y el Norte.

El título y la estructura de este trabajo, una vez más, son regalos de Vicente Huidobro. La poesía es una de las ramas del arte más generosas. Se nutre del acervo poético colectivo del ayer y del presente. Muchos poetas desarrollan su obra creativa reinterpretando poemas de otros y la poesía en su conjunto, una corriente artística altamente alusiva, se basa en gran medida en la capacidad de sus cultores para citar, reconstruir y jugar con el lenguaje de sus pares. La fotografía, por el contrario, es una de las disciplinas más egoístas, en la que la búsqueda de una ‘voz’ personal y radicalmente diferente a la de otros fotógrafos llega a transformarse en una obsesión.

Este libro es una bitácora fotográfica con apoyo en la poesía. El poema de Huidobro que le estructura está concebido como una narración visual de momentos y lugares que dicen mucho de su autor. Es en esencia una viaje sin comienzo ni

puertas a sentimientos que mi trabajo cotidiano me obliga a marginar.

La poesía también ayuda a cambiar nuestra percepción del entorno. El general, los poemas se dividen en palabras y frases cortas pero precisas y ordenadas de forma estratégica. La escritura y la lectura de poesía hacen que uno comprenda el significado de cada palabra y su ubicación. A menudo, la supresión o el cambio de lugar de una sola palabra pueden modificar de manera radical el ritmo y el significado de todo un poema. La poesía nos enseña la importancia de la esencia y la ubicación de cada elemento, algo que también es vital en el campo de la fotografía, donde cada componente de una imagen o de una serie de imágenes contribuye a la producción y transmisión de sentido.

Debo agradecer a maestras y poetas no sólo por el desarrollo de destrezas verbales básicas, sino también porque gracias a la poesía aprendí el sentido del ritmo y de la armonía en el encaje de las palabras, habilidades que hoy me son muy útiles al crear fotografías. La poesía también me hizo aprehender el poder de la expresión creativa, altamente amenazada en el contexto de avances tecnológicos basados en la inteligencia artificial que tienden a convertir en obsoletas o irrele11

historia o describen un momento o un lugar, mientras que otros (entre quienes me incluyo) tenemos una conexión más fuerte con poetas que transmiten vivencias más ‘personales’ o subjetivas. No obstante, todos quienes amamos la poesía tenemos en común nuestra devoción por el lenguaje y sus posibilidades expresivas. Y más aún si el lenguaje surge de experiencias, palabras e imágenes que se retroalimentan.

En definitiva, según la muy brillante síntesis sugerida por el gran maestro Ansel Adams, la tarea del fotógrafo consiste en producir “una poesía austera y ardiente de lo real”.

final predeterminados, donde el lector puede reconocer un personaje que se desplaza por diversos espacios geográficos, históricos y subjetivos en los que yo también me reconozco. Al igual que Huidobro, yo también he tenido que viajar mucho, en sentido literal y metafórico. Emulando al poeta chileno, una corona yo me haría de todas las ciudades recorridas y de todos los ríos navegados yo me haría un collar.

Quienes fuimos atrapados por la poesía y la fotografía nos hemos acercado a estas disciplinas por razones no siempre similares o convergentes, pero no nos cuesta mucho esfuerzo entender la afinidad que existe entre ellas. Un poema puede ser apreciado por la emoción que evoca en el lector, pero lo mismo puede decirse de una fotografía. Entre quienes vibramos con la poesía, algunos preferimos a poetas narrativos, que cuentan una

Daniel Chavez Ámsterdam, julio de 2020

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AQUÍ NADIE HE ENCONTRADO

UN OCÉANO SIN ORILLAS Ibn Arabi Me maravillé en un océano sin orillas y en una orilla que no tenía un océano Y en la luz de la mañana sin oscuridad y en una noche sin amanecer.

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Amanecer con tormenta de arena en el Khawr Dubayy. Dubai, Emiratos Ă rabes Unidos

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SIN TĂ?TULO Francesca Randazzo en el recuento de adentros unas mitades avanzan otras se clavan los pechos en los muros en el despacio tĂĄcito el cielo es mitigado en la ciudad.

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El puerto de la madera (Houthavens). Ă msterdam, PaĂ­ses Bajos.

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EL MAR NO ES MÁS QUE UN POZO Idea Vilariño El mar no es más que un pozo de agua oscura, los astros sólo son barro que brilla, el amor, sueño, glándulas, locura, la noche no es azul, es amarilla.

Los astros sólo son barro que brilla, el mar no es más que un pozo de agua amarga, la noche no es azul, es amarilla, la noche no es profunda, es fría y larga.

El mar no es más que un pozo de agua amarga, a pesar de los versos de los hombres, el mar no es más que un pozo de agua oscura.

La noche no es profunda, es fría y larga; a pesar de los versos de los hombres, el amor, sueño, glándulas, locura.

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El Mar de Wadden en otoño. Isla de Texel, Países Bajos.

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VIDA Alfonsina Storni Mis nervios están locos, en las venas la sangre hierve, líquido de fuego salta de mis labios donde finge luego la alegría de todas las verbenas.

Tengo deseos de reír; las penas, que de domar a voluntad no alego, hoy conmigo no juegan y yo juego con la tristeza azul de que están llenas.

El mundo late; toda su armonía la siento tan vibrante que hago mía cuanto escancio en su trova de hechicera. ¡Es que abrí la ventana hace un momento y en las alas finísimas del viento me ha traído su sol la primavera!

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Primavera temprana en el Parque del Oeste (Westerpark) de Ă msterdam, PaĂ­ses Bajos..

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EL PUENTE Mario Benedetti Para cruzarlo o para no cruzarlo ahí está el puente en la otra orilla alguien me espera con un durazno y un país traigo conmigo ofrendas desusadas entre ellas un paraguas de ombligo de madera un libro con los pánicos en blanco y una guitarra que no sé abrazar vengo con las mejillas del insomnio los pañuelos del mar y de las paces las tímidas pancartas del dolor las liturgias del beso y de la sombra nunca he traído tantas cosas nunca he venido con tan poco ahí está el puente para cruzarlo o para no cruzarlo yo lo voy a cruzar sin prevenciones en la otra orilla alguien me espera con un durazno y un país.

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Puente sobre el río Quindío, Valle del Cocora, Parque Nacional Natural Los Nevados. Quindío, Colombia.

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HACIA UN PASEO AL SOL (PRÓLOGO) Keorapetse Kgositsile El viento está acariciando El inicio de un nuevo amanecer Un sueño: el nacimiento de La memoria

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Sendero del Parque Nacional Tsitsikamma. Cabo Oriental, Sudรกfrica..

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RUEGO Líber Falco Sola, pobre y sin descanso.

Huyendo, corriendo, y de sí misma huyendo.

Dale un árbol.

La sombra de un árbol; algo que cubra su pequeña, dura vida, sin descanso.

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OmbĂş del Cerro Arequita. Lavalleja, Uruguay

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EL AIRE HUELE A HUMO José Agustín Goytisolo ¿Qué hará con la memoria de esta noche tan clara cuando todo termine? ¿qué hacer si cae la sed sabiendo que está lejos la fuente en que bebía? ¿qué hará de este deseo de terminar mil veces por volver a encontrarle? ¿qué hacer cuando un mal aire de tristeza la envuelva igual que un maleficio? ¿qué hará bajo el otoño si el aire huele a humo y a pólvora y a besos? ¿qué hacer?¿qué hará? preguntas a un azar que ya tiene las suertes repartidas.

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OtoĂąo en el Distrito de los Picos. Inglaterra, Reino Unido.

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SIN TÍTULO Jorge Riechmann El rocío suplica a la montaña que se quite la sal de los labios: pero a ella están talándole las faldas, no tiene tiempo.

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Noche invernal de luna en los Alpes. Valle del Gastein. Austria.

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EL CÁUCASO Jorge Riechmann ¡El Cáucaso yace ante mis pies! Me erijo donde Los glaciares brillan, junto a un precipicio con nervaduras de roca.

Un águila que se ha disparado desde un acantilado lejano, ¡Sin ley, como yo!, se desplaza por el aire radiante.

Puedo ver surgir las fuentes de los arroyos, ¡Las sombrías avalanchas creciendo y rodando!

Los trenes de suaves nubes se extienden abajo, Atravesados por multitud de torrentes locos que descienden.

Más abajo, las rocas desnudas se arquean.

En lo profundo, crecen los arbustos silvestres y la escasa hierba; Pero allá, los bosques permanecen verdes en flora Y las aves trinan en un coro polifónico.

Allá, los acantilados son moradas de mortales.

Pastan las ovejas en prados florecientes Y pacen los rebaños en las sombras frías y profundas.

Rugen las aguas azules y brillantes del Aragua, Y acecha al bandido escondido en cavernas solitarias, ¡Donde Terek, el salvaje, corta el azul!

Salta y aúlla como una bestia voraz, A primera vista, se alimenta a través de la rejilla de hierro.

Ruge en la orilla con un ronroneo furioso, Y lame las piedras con más codicia.

Lucha vana, rencor y odio, ¡ay!

Está encadenado y sometido por la masa indiferente.

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Arriero del Cรกucaso frente al Monte Kazbek. Georgia.

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CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO (EXTRACTO) Haruki Murakami El amanecer en Mongolia fue algo asombroso. En un instante, el horizonte se convirtió en una tenue línea suspendida en la oscuridad, y luego la línea se extendió hacia arriba, más y más. Era como si una mano gigante dibujara desde el cielo y levantara lentamente la cortina de la noche de la faz de la tierra. Era una vista magnífica, mucho mayor en escala que cualquier cosa que yo, con mis facultades humanas limitadas, pudiera comprender por completo.

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Jinete nรณmada en la estepa fronteriza entre Mongolia y Rusia.

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BAJAS (EXTRACTO) Randall Jarrell No fue morir: todos murieron.

No fue morir: habíamos muerto antes En accidentes rutinarios y en nuestros campos.

Llamé a los periódicos, escribí a casa, a nuestra gente, Y las tasas de interés subieron, todo gracias a nosotros.

Morimos en la página equivocada del almanaque, Esparcidos en las montañas a cincuenta millas de distancia; Buceando en el pajar, peleando junto a un amigo, Hicimos que ardieran las líneas que nunca vimos.

Morimos como tías, mascotas o extranjeros.

(Cuando salimos de la secundaria nada había muerto Como para que nos diéramos cuenta de como habíamos muerto.)

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Memorial Zaizan, en honor a los soldados caĂ­dos en la II Guerra Mundial. UlĂĄn Bator, Mongolia.

ESCRITO EN UNA SERVILLETA Roque Dalton Alzo mi copa, camaradas, y ante todo pido que me perdonéis por atravesar sin permiso y sin compostura las puertas de la emoción: nuestro hermano de tan lejano país, nuestra hija de las entrañas, niña de nuestros ojos, fundan su noble casa sobre una firme piedra.

Hijos del pueblo, comunistas los dos, han escuchado la fulminante voz del corazón.

La alegría es también revolucionaria, camaradas, como el trabajo y la paz.

Boda de flores rojas, ¡hurra, por ellos! ¡Mucho amor uno al otro!

Siempre fieles y mutuamente apoyados nos darán hijos hermosos (sea esto dicho con el perdón) que lucirán muy bien los primeros de Mayo.

Y es que a partir de ahora cada uno es un camarada multiplicado por dos.

Esto es como si dijéramos el lado práctico del romance.

Comamos y bebamos, camaradas.

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Ruinas de una colonia de vacaciones para pioneros comunistas, Noyon Uul, Mongolia.

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ADELANTE

DOMINGO SOLEADO Albana Shala Ese domingo soleado pudo marcar la diferencia si no supiĂŠramos que era domingo

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Kermesse invernal. Rotterdam, PaĂ­ses Bajos,

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TODO EL MUNDO SABE (EXTRACTO) Leonard Cohen Todo el mundo sabe que los dados están cargados.

Todo el mundo los lanza cruzando los dedos.

Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado.

Todo el mundo sabe que los buenos perdieron.

Todo el mundo sabe que la lucha estaba amañada.

Los pobres siguen siendo pobres, los ricos se hacen ricos.

Así es como es.

Todo el mundo lo sabe.

Todo el mundo sabe que el bote tiene una fuga.

Todo el mundo sabe que el capitán mintió.

Todo el mundo tiene esa sensación de que falta algo, como si su padre o su perro se acabaran de morir.

Todo el mundo habla con sus bolsillos, todo el mundo quiere una caja de bombones y una rosa de tallo largo.

Todo el mundo lo sabe.

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MADRUGADA Juan Gelman Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta.

Ella respira por nosotros.

Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad.

Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza.

Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.

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Amanecer en la Plazuela Irineo Evangelista. Montevideo, Uruguay.

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NO CREO EN LA VÍA PACÍFICA Nicanor Parra no creo en la vía violenta me gustaría creer en algo - pero no creo creer es creer en Dios lo único que yo hago es encogerme de hombros perdónenme la franqueza no creo ni en la Vía Láctea

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Un sadhu (monje mendicante hindĂş) en el Fuerte Rojo. Agra, Uttar Pradesh, India.

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¿QUÉ ESTÁ CONSTRUYENDO ALLÍ?

Tom Waits ¿Qué está construyendo allí? ¿Qué demonios está construyendo allí?

Tiene suscripciones a esas revistas. Él nunca saluda cuando pasa Y está escondiendo algo del resto de nosotros. Él es todo para sí mismo, creo que sé por qué Bajó el columpio del pimentero Él no tiene hijos propios, ya ves No tiene perro, no tiene amigos.

Y su césped se está muriendo. ¿Y qué hay de esos paquetes que envía? ¿Qué está construyendo allí?

Con esa luz de gancho en las escaleras ¿Qué está construyendo allí?

Te diré una cosa, no está construyendo una casa de juegos para los niños. ¿Qué está construyendo allí? ¿Qué es ese sonido debajo de la puerta?

Está clavando clavos en un piso de madera Y juro por Dios que escuché a alguien gemir bajo Y sigo viendo el azul...

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Viviendas sociales. Den Burg, Texel, PaĂ­ses Bajos.

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NO DEBIERA SER POSIBLE Roberto Juarroz No debiera ser posible dormirse sin tener cerca una voz para poderse despertar.

No debiera ser posible dormirse sin tener cerca la propia voz para poderse despertar.

No debiera ser posible dormirse sin despertar en el momento justo en que el sueĂąo se encuentra con esos ojos abiertos que ya no necesitan dormir mĂĄs.

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Mañana de invierno, Ámsterdam, Países Bajos.

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SENDEROS Rainer Maria Rilke Entiende, me resbalaré en silencio lejos de la ruidosa multitud cuando vea las estrellas pálidas que se elevan, floreciendo sobre los robles.

Seguiré senderos solitarios a través de los prados pálidos, con este único sueño: Tu también vienes.

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DĂ­a de bodas en la antigua Catedral de Svetitsjoveli, Mtsjeta, Georgia.

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ALLÁ ME ESPERARÁN

COPLA 49 Salvador Rueda Los ramajes tiemblan, el silencio interrumpen y pasan las almas en pena.

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El Barrio, instalación de Sergey Kim en el Festival de las Luces edición 2020. Ámsterdam, Países Bajos.

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PUES EL TIEMPO NO PARA José Saramago Pues el tiempo no para, poco importa Que los días vividos nos acerquen El vaso de agua amarga colocado Donde la sed de vida se exaspera.

No contemos los días que pasaron: Fue hoy cuando nacimos. Solo ahora La vida ha comenzado, y, lejos aún, La muerte ha de cansarse en nuestra espera.

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Tarde soleada de otoĂąo, Braganza, TrĂĄs-os-Montes, Portugal.

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LA LEY DE LA GRAVEDAD Miguel de Unamuno Se van los años cada vez más breves con rosas primavera, con los trigos el verano, el otoño con los higos y el negro invierno con las blancas nieves.

Según hacia tu ocaso más te mueves más raudos van, de tu vivir testigos que te arrancan, cual fieros enemigos, al reposo. Si allá en las horas leves de mocedad marchaban en tortuga, hoy descubres la ley que nos aflige de gravedad, a tu primer arruga; más cerca de la tierra se te exige que corras más, y no queda otra fuga que ir a parar donde el destino fije.

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Tarde invernal en Pisa, Toscana, Italia.

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POÉTICA Cristina Peri Rossi Hay gente que espera que la palabra del poeta la nombre, deje constancia de su identidad.

No saben que el poeta no habla de los seres, sino de sĂ­mbolos.

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Atardecer en la cima de la montaĂąa Tamia. Lanzarote, Canarias, EspaĂąa.

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EL JUEGO EN QUE ANDAMOS Juan Gelman Si me dieran a elegir, yo elegiría esta salud de saber que estamos muy enfermos, esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría esta inocencia de no ser un inocente, esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría este amor con que odio, esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores, que me juego la muerte

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Danza de la muerte. Verges, Cataluña, España.

CAMINANTE NO HAY CAMINOS Antonio Machado Caminante, son tus huellas el camino y nada mรกs; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrรกs se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino sino estelas en la mar.

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Peregrinos al final del Camino en la Catedral de Santiago de Compostela. Galicia, EspaĂąa.

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HASTA MAÑANA

LA VÍSPERA Jorge Luis Borges Millares de partículas de arena, ríos que ignoran el reposo, nieve más delicada que una sombra, leve sombra de una hoja, la serena margen del mar, la momentánea espuma, los antiguos caminos del bisonte y de la flecha fiel, un horizonte y otro, los tabacales y la bruma, la cumbre, los tranquilos minerales, el orinoco, el intrincado juego que urden la tierra, el agua, el aire, el fuego, las leguas de sumisos animales, apartarán tu mano de la mía, pero también la noche, el alba, el día.

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MediodĂ­a de verano en Gallipoli. Puglia, Italia..

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