La historia de Ian

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Había una vez un niño que se llamaba Carlos, él era de piel clara, cabello rizado y castaño, el padre de Carlos era abogado y su madre trabajaba en una empresa reconocida, los padres de los compañeros de Carlos, también eran profesionales.

Carlos tenía 4 compañeros con los que siempre estaba, ellos eran: Cesar, Alex, Adán e Israel.

Un día Carlos y sus amigos al llegar al salón de clases se dieron cuenta que había un nuevo compañero, al verlo se pudieron dar cuenta que era indígena por el color de piel, su forma de hablar y además este se veía que era de recursos bajos, su nombre era Ian.

Al ver que ya estaba todo mi grupo les presenté a Ian y les dije: Buenos días, al parecer se dieron cuenta que hay un nuevo integrante en nuestro grupo, él es Ian y será nuestro nuevo compañero, démosle la bienvenida.

Para darle la bienvenida a Ian, decidí que saliéramos al patio a jugar a la pelota para que hubiera una mejor integración, a lo largo de este juego pude notar que aislaban a Ian, por lo cual les dije que lo integraran en el juego.

Pero todos seguían jugando muy contentos gritando de felicidad.

Fui a dirección a recoger unos papeles, cuando regrese me percate que Ian se había regresado al salón, fui con él y le pregunte: ¿Qué pasa, porque te has regresado al salón?

Me dijo: Maestra es que mis compañeros no quieren jugar conmigo, he escuchado decir a uno de ellos que no se acercaran a mí, porque yo no era igual a ellos.

Regresé al patio donde mis alumnos estaban jugando, y les dije: se terminó la actividad es hora de regresar al salón.

Cuando estábamos en el salón de clases les pregunté por qué habían tenido ese comportamiento con su compañero.

Carlos me respondió: ¿Maestra Sandra como cree que nosotros podemos jugar con un niño como Ian?

Le pregunte: ¿Por qué no pueden jugar con él? ¿Qué pasa?

Alex me dijo: no ve que él es moreno, él no puede estar junto con nosotros porque no es igual.

Israel comento: además maestra Sandra el viene muy sucio, se ve que no tiene dinero para comprarse ropa mejor, la que tiene ya es muy vieja.

Al sonar el timbre de salida les dije a Cesar, Alex, Adán e Israel que me esperaran un poco ya que necesitaba hablar con ellos.

Les dije: ¿Por qué hicieron esos comentarios sobre su compañero?

Cesar: Maestra Sandra no ve que Ian no puede estar en el mismo lado que nosotros, no puede jugar con los mismos juguetes que nosotros, él es pobre y siempre viene muy sucio al salón.

Al yo notar el comportamiento y comentarios por parte de mis alumnos logre notar que no existía como tal una disposición por parte de ellos, ya que seguían con su ideal de que Ian no era igual a ellos y no lo involucrarían en sus actividades.

Al pasar una semana, convoque a los padres de familia a la junta de calificaciones como ya es costumbre, al final de la junta aproveche para hablar en especial con los padres de mis alumnos: Cesar, Alex, Adán e Israel.

Padres de familia, les agradezco este tiempo que me están brindando y sobre todo darme la oportunidad de hablar en especial con ustedes, quiero compartirles algo de lo que está pasando en el salón de clases con sus hijos, les comparto rápidamente, tenemos un compañero nuevo, su nombre es Ian y viene de un pequeño pueblo, Ian y sus padres vienen de una familia muy humilde y les comparto esto ya que sus hijos no lo han tomado así y lo discriminan por su condición social, y sobre todo por su tono de piel.

Necesito que desdé casa me apoyen hablando con sus hijos y yo aquí en el salón de clases hacer también mi parte, recuerden que la discriminación es un tema importante y sobre todo que afecta a la estabilidad emocional de quien la está recibiendo, Ian es un niño como los suyos y merece el mismo respeto que todos, pero sobre todo poder disfrutar de su etapa en la escuela como se debería.

Al yo comentar ese tema, pude notar algunos disgustos por parte de algunos padres…

Papá de Carlos: ¡Ay! Maestra, pues yo no le prometo nada, si mi hijo le dice cosas a ese tal Ian es por algo...

Mamá de Alex: pues yo tampoco le prometo nada, yo no sé cómo dejan estudiar a gente así en esta escuela, dan mala imagen.

Yo no podía creer los comentarios que estaba escuchando por parte de estos padres de familia, y sentí en ese momento una gran responsabilidad ya que, de mí, dependería esa unión grupal y sobre todo que mis alumnos aceptarán a Ian.

Pero en cambio no todo estaba perdido ya que los padres de Adán e Israel tuvieron un poco más de disposición y apoyo sobre este tema.

Papá de Adán: maestra, de verdad agradezco que se tome el tiempo de hacernos saber la situación que pasan nuestros hijos en la escuela y cuente con mi apoyo, yo me encargo de hablar con Adán y hacerle ver a mi hijo que eso que está haciendo no es correcto, y no tiene ningún derecho de hacer sentir mal a su compañero.

Mamá de Israel: también cuente conmigo maestra, no es un tema que hay que dejarlo a la desidia, es un tema delicado ya que como nos había dicho, Ian tiene ese mismo derecho de vivir su etapa como se debe, sin burlas, maltratos y esa discriminación que está llevando por parte de nuestros hijos, cuente conmigo y tenga la seguridad de que Israel va a tener que cambiar esa actitud.

Al ver que sí existió como tal una disposición por parte de los otros dos padres de familia, empecé a comenzar desde ahí.

Al día siguiente me di a la tarea de realizar mi planeación, preparé mi material didáctico y comencé mi clase como

siempre.

Comencé saludando a cada uno de mis alumnos y posteriormente explicando la actividad que haríamos el día de hoy.

La actividad consistía en realizar un círculo entre todos y realizaran un dibujo de lo que más les gustara, pero para esto compartiendo entre todos cada uno de los colores, plumones, acuarelas y otras herramientas que les había dejado en la mesa para que pudieran llevar a cabo dicha actividad.

Con esta actividad pude observar que todos agarraban las cosas, unos y otros se pedían colores, se prestaban el material, pero Ian estaba muy callado, no soltaba el único color que traía y sentía desconfianza el poder agarrar más material o bien pedirle a sus compañeros.

Adán e Israel al ver que no agarraba nada, ellos tomaron la iniciativa de prestarle más colores y preguntar que si ocupaba algo más, Ian inmediatamente tuvo una expresión facial totalmente diferente y les dio las gracias por prestarle dicho material, una vez teniendo esa interacción, fácilmente logre notar que Adán y Israel comenzaron a hacerle platica a Ian sobre que dibujo estaba realizando, y comenzaron a tener expresiones como: ¡Ay que padre te está quedando!, ¡Mira yo estoy haciendo esto!.

Con esto pude darme cuenta que Adán e Israel venían ya con una disposición totalmente diferente y que efectivamente sus padres habían hablado con ellos, y hacerles ver dicha situación.

Pero no todo estaba tan bien todavía, una vez terminada su actividad, como cada día en punto de las 10:30 am los alumnos salen a su receso y juegan pelota, esta vez logre notar que Adán y Israel invitaron a jugar a Ian, él aceptó y comenzaron a jugar, Carlos y Alex no estuvieron muy de acuerdo que Adán y Israel estuvieran jugando con Ian, comenzaron a decirles que porqué estaban jugando con el “negro” que no podían juntarse con él y si era así que ya no les hablaran a ellos.

Adán le dijo a Ian que no hiciera caso de los comentarios de sus compañeros y que no sabía lo que decían, en ese momento Adán y Israel aprovecharon para ofrecerle una disculpa a Ian y disculparse por los malos días que lo hicieran pasar y decirle todas esas cosas feas, Ian aceptó sus disculpas y continuaron jugando.

Al transcurrir los días, he logrado notar a un Ian con más confianza y seguridad, ya habla más, participa en clase, y sobre todo tiene más interacción con sus compañeros y ya no se aísla como anteriormente y sobre todo ha sabido crear una buena convivencia y amistad con Adán y Israel.

El ambiente entre todos mis alumnos era casi perfecto ya, a excepción de Carlos y Alex que todavía les costaba un poco de trabajo aceptar a su compañero.

Pero como mi obligación es tener el mejor ambiente entre todos mis alumnos dentro del aula, decidí hacer el último intento y hablé con ellos personalmente, les compartí que se dejaran de esas creencias y que se dieran cuenta que todos somos iguales sin importar condición social y sobre todo color de piel.

¿A caso no les gustaría llevarse bien con todos sus compañeros y salir a jugar al patio sin ningún problema? Al menos intenten lo, vean a sus compañeros Adán y Israel, ellos admitieron que estaban mal y le ofrecieron una disculpa a su compañero y ahora vean como conviven, ¿no les gustaría lo mismo?

Carlos respondió: la verdad sí me gustaría convivir bien entre todos maestra, y honestamente reconozco que si he estado muy equivocado y si me gustaría cambiar mi actitud y poder darme la oportunidad de conocer a mi compañero.

Al igual Alex admitió que su comportamiento nunca fue el mejor y ambos decidieron ir a ofrecerle una disculpa a su compañero Ian y poder volver a empezar de cero con él.

Aunque a Ian le costaba un poco creerles decidió confiar y les dio una oportunidad a sus compañeros y decidió aceptar sus disculpas.

Ahora yo soy una maestra muy feliz y orgullosa de mi grupo por el gran valor de cada uno de mis alumnos de saber admitir sus errores, y poder hacer algo al respecto y sobre todo verlos a diario contentos y conviviendo entre todos.

Moraleja: “La paciencia, la dedicación y la comprensión de los valores llevan al éxito.”

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