
Autores: Lupita Humildad y Javier Hernández
Este libro es un valioso apoyo por parte del H. Ayuntamiento de Cajeme, a Cultura Municipal de Cajeme. a cargo de la Mtra. María Cristina Pérez Valenzuela aquién se le agradece su entusiasmo para la publicación y difusión de dicha obra literaria.
Ilustración: Javier Hernández
Fotografía: Alejandro Orozco
Diseño de portada, contenidos y edición ilustrativa: Lic. Salvador A. Escalante Navarro.
Westpress imprenta: impresión del libro.
Primera edición 2022
© Febrero 2022, Cultura Municipal Cajeme Prolongación Guerrero, Col Morelos. Interior deportivo Náiri 2000 C.P. 85110 - 4141760
Ciudad Obregón, Sonora.
Este libro es una historia viva, está escrito y dedicado con amor para todas las personas que viven y conviven con la discapacidad.
En especial a niños y niñas que enfrentan las limitantes de “no ser igual” a los demás y sobre todo a los hermanos(as) que se ven crecer diferente a los demás sin pensar ni importar las circunstancias dan amor y reemplazan una condición de discapacidad por un nuevo lenguaje de amor e inclusión.
Este libro pretende hablarle a ti mamá - papá que hoy descubres un nuevo estilo de vida con días buenos y otros no tanto; a tí que te descubres reinventando cada normalidad y adaptándola a la medida de tu necesidad para lograr una fotografía, una carcajada, un recuerdo, un día a la vez.
Gracias Ian por ser el niño especial que vive en esa casa y enseñar a los humanos a percibir las diferencias entre los demás, pero sobre todo en enseñarles la fuerza y la sensibilidad para entender las necesidades y ser felices con las limitantes haciendo en la tierra lo que les toca.
Gracias Alan por ser como Ojo en esta historia, siendo libre, compasivo y honrar la vida agradecido de mantener tus colores y tus alas libres para volar llenando a tu hermano de vida a través de vivir la tuya en plenitud. Gracias Alex por ser esas manos que dieron tibieza a Piquín durante toda su vida y levantaron a Ojo con paciencia y amor hasta que estuvo listo.
Tu que lees este libro ¿Conoces a alguien como ellos? …déjales saber lo grandes que son.
Con Cariño, Lupita Humildad Moreno
Este es el comienzo de una bonita historia sobre dos aves hermosas que lograron llevar un mensaje de valentía y coraje, se llaman
Ojo y Piquín.
Josefina una colibrí muy hermosa con sus colores verde tornasol y destellos en gris plateado, construyó un hermoso nido en forma de copa con ramitas y cuanta cosa encontraba a su vuelo que recolectaba.
Fue en ese nido donde puso dos huevitos, los cuales cuido con mucho amor, el nido que construyó. Josefina se encontraba en el patio que divide la casa de las personas en un centro de terapias y atención para niños con alguna discapacidad, justo en el corredor, en las ramas de un mango un poco viejo pero aún resiste, Josefina escogió ese lugar para construir su nido.
Josefina una colibrí muy hermosa con sus colores verde tornasol y destellos en gris plateado, construyó un hermoso nido

Las personas entran a esta historia para ayudar a la familia de colibrinos y aportar lo que podían para que Piquín se sintiese como un colibrí común.

Llegado el momento después de la incubación, se empezó a quebrar el cascarón de estos huevitos y asomaron sus piquitos Ojo y Piquín. Josefina ayudó a quitar los restos del cascarón para que sus polluelos pudieran estar más cómodos.
Desde ese momento Josefina se dió cuenta que uno de sus polluelos no sería igual a los demás; Ojo era muy fuerte mientras su hermano Piquín lucía un tanto débil. Con el paso de los días Piquín no podía comer de manera normal, incluso era muy difícil que saliera del fondo del nido, como lo hacía su hermano; sólo asomaba su pico y de ahí surge su nombre.
Josefina se ausentaba mucho tiempo del nido porque tenía que volar muy lejos durante el verano de Ciudad Obregón para conseguir el néctar Natural-Orgánico
y así poder alimentar a sus polluelos. Un poco antes de esta parte de la historia aparecen las personas y ayudan a Josefina.
Por alguna causa desconocida la rama con el nido del árbol se quebró y alguno de los humanos que trabajaban en ese lugar, la sujetaron con plástico casi en el mismo lugar para que Josefina no extrañara su nido y pudiera dar calor a sus huevitos. Más adelante las personas aparecen de nuevo en esta historia y apoyan a Josefina. Se dan cuenta que ambos polluelos pillaban mucho de hambre, pues Josefina se ausentaba mucho al volar lejos en busca del néctar.
Las personas que ahí viven se vieron conmovidas al observar a aquellos dos polluelos; de inmediato se dieron cuenta que Piquín contaba con un tipo de discapacidad, y se le empezó a tratar de acuerdo a sus
Por alguna causa desconocida la rama del árbol que sostenía al nido se quebró y alguno de los humanos que trabajaban en ese lugar, la su jetaron con plástico

Gray una perrita rescatada de la calle por esa familia de humanos que ahí vivía, lo olfateó y lo empezó a lamer cariñosamente. Los humanos le llaman “chupoterapia”, Piquín lejos de sentir temor se sintió muy bien

necesidades, las personas entran a esta historia para ayudar a la familia de colibrinos y aportar lo que podían para que Piquín se sintiese como un colibrí común. Fue muy confortante para Piquín saberse querido por una especie diferente que le dio su apoyo y cariño; era una manera de ayudarlo y ayudar a Josefina y a sus dos polluelos.
Las personas hicieron cambios alrededor del nido de Piquín, porque era un bebe muy travieso. Un día intentando volar se cayó del nido y fue encontrado por Gray, una perrita rescatada de la calle por esa familia de humanos que ahí vivía, lo olfateo y lo empezó a lamer cariñosamente. Los humanos le llaman “chupoterapia”, Piquín lejos de sentir temor, se sintió muy bien; las personas se asustaron mucho al pensar que Gray le haría algún daño pero fue todo lo contrario, fue una manera de confortarlo.
Las personas le adaptaron un bebedero, le pusieron una canasta de paja bajo el nido para que en caso de caerse de nuevo no lo hiciera hasta el piso y así no correr el riesgo de que alguna persona lo pisara o algún gato lo atacara, le hacían flores rojas de vasos desechables, lo sacaban a darle tiempo de vuelo para que pudiera ejercitar sus alas, lo alimentaban cada hora y media, era muy glotón, lo sacaban de paseo a “doña buga”, ésta es una bugambilia muy boscosa de color rosa que está en el patio frontal de la casa de los humanos y Piquín le encantaba ese tiempo de paseo.
El muy travieso y comelón, con su cabecita y cuello indicaba qué flor quería, e intentaba comer, si las personas no entendían su dirección, de inmediato Piquín rezongaba e indicaba con más fuerza en su cuello y cabeza a dónde quería llegar.
Las personas le adaptaron un bebedero, le pusieron una canasta de paja bajo el nido para que en caso de caerse de nuevo, no lo hiciera hasta el piso

Las personas le compraron unas flores muy bonitas llamadas “teresitas”, las cuales pusieron cerca de su nido para ahí practicar con Piquín

Josefina seguía volando lejos en busca de néctar y las personas le compraron unas flores muy bonitas llamadas “teresitas”, las cuales pusieron cerca de su nido para ahí practicar con Piquín lo de la comida y que así Josefina ya no tuviera que volar tan lejos.
Piquín trataba de volar pero no podía, se apoyaba en sus patitas pero el plumaje no había llenado sus alitas, todo lo contrario de su hermano Ojo al cual se delinearon perfecto sus colores, sus ojos, muy grandes y alertas, por eso su nombre. También desarrollo sus alas y comía con normalidad.
Cuando su hermano Ojo pudo volar, regresó esa misma tarde, pero quizás por la falta de práctica chocó accidentalmente en la ventana del cuarto de Ian, quien es una niño muy especial que ahí vive.
El papá de Ian, una de las personas que mas apoyó a Piquín y a su familia, al darse cuenta del accidente, corrió velozmente a la parte de afuera del cuarto para auxiliar a Ojo. Lo revisó y se dio cuenta que estaba bien, lo tomó y lo puso en el nido junto a Piquín, al verse ambos empezaron a juguetear. Se notaba que se extrañaban y se querían mucho.
Con los días Piquín fue perdiendo su hermoso color y su plumaje se empezó a poner obscuro, su aspecto irremediablemente se deterioraba más las ganas de vivir nunca las abandonó y a pesar de que vivió poco tiempo, él fue mimado, cuidado y muy amado no sólo por su mamá Josefina y su hermano Ojo, las personas de esa casa y sus mascotas Gray la perrita que lo confortó en su caída y Budder un shitzu que se encargaba de ladrarle a los gatos que se querían acercar al nido de Piquín.
Aún se ve en ocasiones muy especiales, a su hermano Ojo y a su mamá Josefina volando en aquél mango

El día que Piquín aprendió a comer sólo, casi con dos meses de nacido, ese día murió. Su ausencia se llenó con una gran lección, pues él nunca dejo de ser ese bebé que deseaba ser amado, aceptado, que le tratasen como él lo necesitaba. Piquín siempre quiso ser parte de algo y de algunos y que al mismo tiempo quería vivir y aprender a ser independiente, volar, como es su naturaleza, y lo hizo porque logró superar su discapacidad por un momento, en un instante. Al aprender a comer solo por primera vez demostró que no hay discapacidad limitante cuando se encuentra rodeado de los seres indicados brindando su apoyo su paciencia y cariño, y que con ganas y esfuerzo pudo lograr sentirse independiente por un instante, fue su momento ese pequeño tiempo donde no dependió de nadie y donde él pudo sentirse por primera vez completo, común, “normal”.
Aun se ve en ocasiones muy especiales a su hermano Ojo y a su mamá Josefina volando en aquél mango, de seguro extrañan a Piquín, pero se sienten felices porque saben se fue muy contento; las personas de esa casa aún mantienen las adaptaciones que realizaron al bebedero para que Piquín practicase su alimentación, en ese recuerdo encuentran consuelo a la ausencia de Piquín.











Hermoso mensaje nos deja Piquín, él bebe colibrí que a pesar de su paso fugaz se ganó el cariño de todos dejando una gran lección, y enseñándonos que no debemos ser ajenos a los problemas de los demás, y que siempre hay que dar la mano y apoyo a tantos y tantos seres vivos que necesitan de nosotros.

El cuento de Ojo y Piquin, es más que una narrativa de un par de meses vividos en algún patio de alguna casa del Callejón República de Haití; aquí te cuento un poco de la amplia historia viva. Fue el verano del 2018 cuando Josefina llega al patio de una vieja casa de ese callejón. Al mismo tiempo surgía entre las personas que ahí viven el PROYECTO DE RESCATE DE CALLEJONES EN CIUDAD OBREGÓN.


Cuando el proyecto se concretó con el fin de embellecer esos espacios públicos para quienes por allí viven o transitan, estaba decidido que éste primer callejón se dedicaría a las personas que lidian la discapacidad en alguno de sus seres amados, teniendo en cuenta que debemos cuidarles, pues si ellos se cansan o se lastiman, no habrá quien apoye a la persona con discapacidad.
Cuando se conforma el equipo de artistas que donaron su talento para convertir en una galería ese callejón, se les entrega el borrador de esta historia y cada uno de ellos interpreta la discapacidad basándose en la historia de Ojo y Piquín.

El mural más grande de ese callejón con más de 300 M2, es el cuento completo de Ojo y Piquín. En las paredes del Callejón de la Inclusión (Callejón Republica de Haití) encontrarás los dibujos de éste cuento que corresponden a una serie de fotografías que existen. Identificarás a un Piquín sobreviviente de alas abiertas y agradecido con la vida, de seguro identificarás el mural que corresponde. Algunos artistas interpretaron la discapacidad como sueños de papel, a los que les das la forma que tú desees, otros representaron las alas en la tierra, recordando que TODOS podemos ser ángeles para otros. Una vez que leas este libro, te recomiendo recorrer éste callejón y de seguro vivirás la historia de una manera diferente, pero igualmente satisfactoria.
