Miscelánea
estancias del cortijo, llamadas gañanías, y venían cada quince días al pueblo para recoger el hato (ropa que una persona tiene para el uso preciso y ordinario).
Colonización una parcela de regadío en la finca El Álamo. Y en la misma entrada del puente, se edificó una casa donde mi padre vivió y crió a toda su familia.
Durante la construcción del puente, con esta barca de remos guiada por los barqueros, los ingenieros y técnicos inspeccionaban las obras.
Mi padre se llamaba Sebastián, conocido por Bastián; fue un hombre con una vida sencilla y a la vez muy interesante.
Tres eran los barqueros que habitualmente trabajaban: Javier Rosa, que cuando joven quiso ser torero (me contaba mi padre que llegó incluso a torear novilladas con caballos) y al que nuestra paisana Gracia Montes le cantó el pasodoble Barquerito de Lora ; Federico El Barquero y mi padre Sebastián (Bastián). Una vez construido el puente, no tenía sentido la barca, por lo que cada uno de los barqueros cogió un camino diferente. Javier se dedicó al corretaje, desgraciadamente murió en un accidente de tráfico en la carretera. A Federico le asignó el Instituto Nacional de
076 REVISTA DE FERIA DE LORA DEL RÍO, 2002
Profundo conocedor de todas las vicisitudes del río Guadalquivir, hasta tal extremo que la gente conocía el puente por el nombre de EL PUENTE DE BASTIÁN . Aún, hoy día, hay quien sigue recordándolo por ese nombre. Me gustaría que sirviera este escrito como un pequeño homenaje a esos tres barqueros, que dieron parte de sus vidas al servicio de los demás. Por eso, en nombre de todos los que hemos visto nuestras vidas vinculadas a este puente, doy las gracias a la Escuela Taller Puente de Hierro y a todos los organismos que han hecho posible esta iniciativa por la gran labor que están llevando a cabo.