Un Forjador De La Cultura

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HR.¿Qué variedad de servicios podía prestar usted como hojalatero? David Gutiérrez.- Apenas abrí el taller en el Vado, a parte de las cantarillas, soldaba radiadores, tanques, muchas cosas. Había un compañero que era de El Valle, Víctor Quizhpe, tenía su taller en lo que ahora es la Plaza del Farol. Había las casas del otro lado. Ahí tenía su mecánica. Mucha cosas han desaparecido. Pero con la hojalatería hay un sinnúmero de cosas para hacer, de trabajos que uno va renovando. Se hacía jarritas, eran pan caliente para vender, los candiles, los petromax, faroles para brindar luz. Son cosas que van pasando. HR.¿Cuáles eran sus herramientas? ¿Cuál le gustaba más o se sentía más cómodo? David Gutiérrez.- Antes todo era manual. Cuando entre al taller, mi primer aparato de fuego fue la fragua de carbón. Después vino el soplete de gasolina. Ahora se tiene la suelda autógena. La tecnología cambió. Hoy con una soldadora autógena obtiene la temperatura capaz de fundir cualquier metal. Para soldar la primera culebra usé leña en la fragua. Mi esposa era mi oficial. Se obtuvo la braza con la que se calentaba el material y se iba chorreando. Después el carbón era más manejable. HR.¿Se sentía más cómodo con la fragua? David Gutiérrez.- Sí, porque la fragua era manejable. HR.¿Contacto más directo con el material? David Gutiérrez.- Con el material y un poquito más de técnica, porque si se descuida un poco, se fundía. Con la autógena, bueno, lo mismo, porque si se le apega un poco se hace un hueco. Hay que guardar la distancia, la temperatura. Ahora han desaparecido las fraguas. El trabajo con los alambiques no me avanzaba. Tenía en Taqui Culebra, en Chaucha, Sanahín, Pasaje, Mollepongo. HR.¿Tenía que llevar a todos esos lugares la fragua? David Gutiérrez.- Claro, llevaba la fragua. HR.¿Cuánto pesaba? David Gutiérrez.- No era muy pesada, sino incómoda. Llevaba las fundas de las herramientas a lomo de mula y la fragua iba encima, parecía cañón. HR.¿Toda una aventura? David Gutiérrez.- Toda una aventura, hacíamos tres días de camino. HR.¿Por Ejemplo, para ir a Sanahín? David Gutiérrez.- Igual, tres días. A Chaucha dos, a lomo de mula. ¡Pero que caminos! ¡Eran horribles!, pasaba lloviendo en esas cordilleras. Para bajar a Los Bancos. Ahora desapareció la montaña, está hecha una polvareda. Volví a Taqui Culebra hace algún tiempo, era muy diferente. Había un tramo que hacíamos tres horas, no podía hacerse menos en 3 kilómetros. Era un


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