Omar, ¿el zoo no quieres visitar?

Belén Gaudes y Pablo Macías Ilustraciones de Nacho de Marcos

¿el zoo no quieres visitar?

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Ande yo

¿el zoo no quieres visitar?

A todos los Omares que defienden a los animales y buscan su felicidad por encima de nuestros caprichos.

Domingo por la mañana, en plenas vacaciones.

El martes fueron al cine y ayer al Parque de Atracciones.

Hoy descansan en el sofá, viendo documentales.

Le gustan mucho a Omar, sobre todo los de animales.

–¡Tengo una gran idea!

Y no es porque lo diga yo —anuncia de pronto su padre—.

Mañana iremos al zoo.

Omar no ha pegado ojo de la purita emoción.

Está contento de poder hacer en familia esa excursión.

Nunca ha visto elefantes, ni flamencos, ni leones, ni tigres, ni orangutanes, ni delfines, ni escorpiones.

Ha leído que allí están todos y no se puede esperar.

A todos y cada uno los quiere saludar.

–¡Hola, ositos panda! ¡Hola! ¿No me veis? ¡He venido a conoceros!

Pero ¿por qué no os movéis?

–Papá, no hacen nada.

Parece que están aburridos. ¿No dicen que los panda son, del zoo, los más divertidos?

Se acerca a los elefantes con una gran decisión, pero al verlos tan parados le asalta una cuestión.

Estos elefantes, si vivían en la sabana, aquí no tienen espacio. ¿Qué harán por la mañana?

Y en invierno aquí hace frío.

Supongo que allí no. ¿Tendrán su piel preparada para vivir en este zoo?

Al ver la mirada del gorila con los ojos tan tristones, le recuerda a cómo se siente él cuando acaban las vacaciones. ¡Cuánta gente! ¡Menudo agobio! ¿Será todo el tiempo así?

Tantos mirando a uno solo que a ningún sitio puede huir. ¡Pobrecito! Me da pena… ¡Así no hay quien pueda vivir!

Y con un cristal entre medias.

No lo puedo resistir…