

GALERA

GALERA

SEVILLA ~ MMXXIV
Portada: Dama de Galera (siglo VII a.C.)
Maquetación: Paco Díaz Cebador
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L. Andalucía. España. MMXXIV
Edición de 350 ejemplares del n.º 109 de CUADERNOS DE ROLDÁN
Depósito legal: SE-2.363-2024
www.cuadernosderoldan.com
EJEMPLAR N.º
Para Ofelia
—Believe me, love, it was the nightingale.
—It was the lark, the herald of the morn: No nightingale.
William Shakespeare
—Créeme, amor mío, era el ruiseñor.
—Era la alondra, anunciando la mañana. No el ruiseñor.

Daniel Bilbao
Estaba aún el cielo oscuro cuando llegaron a Venta Micena. En todo el camino, casi treinta leguas, no encontraron un alma viva. Y Orce, adormecido, era un fantasma, las casas como paredes de laberinto, ventanas y puertas cerradas, el castillo de las Siete Torres, encima de los tejados, parecía una aparición sin consistencia. (…)
No lo vamos a enterrar aquí. Señaló las colinas blancas, hacia el lado de la Cueva de los Rosales, donde se encontró al cráneo europeo más antiguo, aquel que vivió hace más de un millón de años, y dijo, se quedará allí, es el lugar que él habría elegido. Llevaron la galera hasta donde les fue posible, los caballos apenas podían andar ya, arrastraban las patas en el polvo. En Venta Micena no vive nadie que pueda asistir al funeral, todas las casas fueron abandonadas, casi todas están en ruinas. En el horizonte apenas se distingue la silueta de las serranías, aquellas que el hombre de Orce vio al morir, ahora es de noche, Pedro Orce está muerto, dentro de sus ojos quedó sólo una nube oscura, nada más.
José Saramago
La balsa de piedra, 1986

Paco Cosano
POETA
Descubrí la palabra por mi madre: poeta.
El desastre era cierto:
Me cercarían curiosos decenas de contables, miraría a las muchachas levitando en la sombra, los amigos dirían: no es el tiempo propicio, ni mis gentes más íntimas entenderían mi idioma. Cuando un dolor sentía era el parto de un verso.
Nunca tuve amoríos con la luna y la rosa aunque en los plenilunios de ciertas primaveras deseché aquella idea de creer un espejismo tan solo la belleza.
¿Dónde, cuándo, por qué, para qué…?
Imposible contestar las preguntas.
Era un ciego cantando a la puerta de un templo. Mi bandera era solo la camisa sudada del vecino de enfrente.
Pero de pronto un día llega un ser que ha ejercido la humildad y ha tomado para sí mi palabra y respira a mi lado y brinda con mi aliento y deslía versos míos para hacerse un vendaje, ganándome el paraíso del verso compartido.
Julio Alfredo Egea


José Moreno
EL ÁRBOL DE LA VIDA
El árbol de la vida en su infinitud de tuberías abre sus ramas multiplicándose no en panes no en peces sino en mil pezones o muñones o boquitas rojas de pvc manantiales de agua mineral para las coliflores hambrientas de abono complejo tipo 15-15-15 tronco hueco nunca habitado por insectos yace sobre la tierra amamantando a sus lechones verdes la fronda de espejismo se extiende sobre el polvo derrumbada por una luz que me interpela en qué unidad se mide el impulso de las patitas de un pájaro o cuánto pesa un nido si notaré en mi cuaderno la gracia de esa rama verdecida si será verde. Nieves Chillón
Galera es cielo, tierra, viento… Mar escondido, sepulcro del movimiento, vidas de piedra, testigos de otros mundos.
Como un barco navegas a través del tiempo. En tu casco llevas las cicatrices, la sangre de tus hijos: cristianos, moros, romanos, [ibéricos…
Como un barco navegas esperando el viento que te lleve a otros puertos.
Como un barco navegas con un futuro incierto pero con las velas blancas de la PAZ y la esperanza…
Galera es y será siempre ETERNA.
María Oliva Rodríguez Ariza

Belén Franco
OFERTORIO
(Lenguajes del Altiplano)
Para Antonio Molina Flores, galerino del mundo.
Como el contemplador de Friedrich alzado sobre un risco, yo misma ante esta piel lítica y tenaz, quebrada y dicha en mil lenguajes; suma los desvelamientos de una cinética desbordada, dibujada en soledad y tiempo.
Qué asombro, qué conmoción la vastedad, aridez sobre aridez la insistencia del esparto, malabarismo en el sinfín de los reflejos: ofertorio de contrastes la verticalidad, los caprichos sinuosos de las sismitas, los estratos lineales… y así, la franja entre dos ríos –sueño de paraíso originario– y el paisaje horadado donde duermen los huesos que antaño fueran el sostén de la luz en la carne, la sucesión de una esperanza cobijada en los manaderos alabastrinos de una diosa.
Solo tengo ojos para estos horizontes de furias geológicas (aunque las hubo también de inquisidores y seres oprimidos). Me basta el solo barrunto de este aliento discursivo en el tiempo mayor del universo.
Rosario F. Cartes

Reme Domingo / Me envolverán las sombras

María Jesús Casermeiro Castro
A quí en el altiplano
el viento apenas tiene a qué oponerse: a veces a la rota lasca de la piedra abatida, a veces a la rama del almendro. El plomo del silencio con su peso de cielo o el sonido del aire entre estas briznas no es aquí el alegre brillo de los álamos lamidos ni el cascabel del agua del arroyo con su alegre consuelo de bancal, sino es un silbo oscuro que serpea por la hierba raquítica que comerá el cordero, o un beso clandestino a la espinosa brizna que esconde la punzada del insecto o vela los concéntricos vuelos de la rapaz. A esta piel de metal del altiplano el sol la seca y la reseca el diente feroz de la nevada. Y un aire de remotas lejanías la acaricia con labios de fino terciopelo.
Manuel García
RESPUESTA
Arriba, los cerros amarillos del esparto secos tan hijos del Agua como los álamos del río en lo hondo de la Hoya. Y por los siglos dormida la alta Dama en lo profundo.
Ahora ya tengo la certeza de que pueden amarse el halcón y la hormiga. Ana Llorca

Cristina Pérez de Villar / Beso
TAMBORET D’ESTIU
El paisatge, persones que són dintre, la fusta on seuen els meus sota el porxo. Tots els nius d’orenetes xiulen cartes on les paraules són records de roses. Mamare cus al tamboret del vespre mentre el gat salta des de la finestra.
L’àvia em dóna el sopar a la finestra de la cuina, quan sento el timbre dintre. Llavors, a quatre grapes, busco el vespre, quan mamare m’atrapa sota el porxo Mentrestant, l’àvia fa un prec de roses tot just la filla és lluny de les cartes.
Nit d’hivern, fotos, programes i cartes, l’àvia em duu cap a una altra finestra. Som al seu quarto, l’enyor de les roses, aquella intimitat que queda dintre. Mirem la tele lluny del fred del porxo tot just els lliris somien al vespre.
Fa temps, l’infant que sóc vigila el vespre, buscant la mare, remenant les cartes.
Ja no les tinc, només clarors de porxo, potser rialles, la nostra finestra.
Tasto uns altres pastissos, sento dintre el safareig, la figuera, les roses.
Guaito la iaia com talla les roses, un diumenge a la tarda, abans del vespre.
Vora el roser, els somriures són dintre, bo i enyorant totes les vostres cartes.
Quan toco la guitarra, la finestra
Vetlla les vostres converses de porxo.
Quina sort, la memòria del porxo com fa singlot amb cireres i roses.
De sobte, el pit escampa la finestra dels somnis, paro el carretó del vespre.
No m’hi veia quan van perdre’s les cartes, tant se val, juntes m’espigoleu dintre.
La vida, ara, és un vespre a la finestra, bo i Esperant cartes rera les roses i veure com esclata el porxo dintre. Agustí Vilar
LENGUARAZ
Meexpulsaron del grupo literario porque quise que en silencio se honorara al signo, y parece que falté mucho al respeto a las ristras de palabras que enhebramos los poetas y a las ristras de palabros que atesoran los semióticos. por haberle dicho «fu» a talleres de poética en que hacían la autopsia de Mercurio y sajaban la entraña de Afrodita.
Por decir que algunos versos me salvaron de la muerte. Rosana de Aza
CUANDO ES DE NOCHE
Cuando es de noche y uno ha dejado de leer y se prepara para dormir tranquilamente en el interior de una cueva de Galera, encalaíca y sólida, íntima como estuche de madera –labrado por carpintero antiguo de los que ya no hay–, quien sabe si para contener, o no, espejo reluciente y música de baile para muñeca ensimismada; la suprema oscuridad negra del lugar, apenas turbada por el último rescoldo de la candela que en la tarde dio calor y vida: es, en verdad, la mar de plácida y reconforta así fuese ungüento de serenidad y de paz multiplicadas por el silencio que se oye extraordinario en toda su dimensión armónica y sencilla, natural como las palabras hondas y las palabras bellas que, a esas horas, sin necesidad de pronunciarse, de sentirse solo; salen a pasearse ellas.
José Luis Ortiz Nuevo
ALTIPLANO DE GRANADA
En un lánguido día de septiembre va cayendo la tarde sigilosa.
Maizales y rastrojos colorean un horizonte ceniciento y gris de matojos en cerros desecados con ruda piel leprosa.
Algún almendro mustio está filtrando los rayos mortecinos del huidizo sol, tras la breve bruma del ocaso teñida de amarillo y franjas rojas.
Caminos polvorientos atraviesan estos campos de acerbos desengaños de humildes campesinos con afanes imposibles, y vanos.
Entre secos tomillos de rústicos aromas, yacen mezcladas gotas de sudor con lágrimas de fe y desesperanza, —las fértiles semillas de estos campos
de fruto cierto en surcos de labranza—.
Germinará su fruto: ¡miseria y tribulanza! Alargadas y oscuras, va cayendo la tarde con sus sombras. Solos un grillo y yo, sobre la tierra tosca, cantamos con los ayes y el quejido al compás de la tierra pobre de Andalucía.
La llaman Altiplano de Granada. ¡Mísera, pero hermosa tierra mía! Luis de la Rosa
SEDIMENTO
DEL HOMBRE DE ORCE
Esa herida en tu mano de matar y cortar con el sílex desprendido de la tierra, haciéndote humano.
Los animales fantásticos ya no beben contigo en la orilla, al atardecer.
El gran lago y el mar –y también las estrellas–han cambiado de sitio.
Huesos y huellas dejamos, erosionados. Un millón de años no son nada into the Badlands. Alberto Arricruz

Horacio Hermoso
ORACIÓN (Al Cristo de Galera)
¡Oh fuente de bondad siempre surtiendo para colmar mi sed de eternidades! Permíteme beber sin desaliento y empaparme, Jesús, de tus verdades.
¡Oh herida del costado siempre abierta! manando dulce miel en soledades, endulza mis tristezas y perdona mis momentos de olvidos desleales.
¡Oh llagas de tus manos luminosas! que me recuerdan que ya entonces me querías, ilumina de amor las ansias mías y que tú seas, Señor, todas mis cosas.
¡Oh pies heridos, entreabiertas las llagas! recordándome siempre que por mí los clavaron, haced que los míos, aún estando cansados, anden con premura tus caminos, tus prados.
¡Oh silencio profundo de mi Jesús callado! Hazme fuerte cual árbol que cría en la estepa, para aguantar los vientos de esta vida y que sepa sonreír en silencio cuando llegue el olvido.
Joaquina López
CONSAGRACIÓN
Me consagro cada mañana al Absoluto.
Al Paraíso que Dante ofrece a su Amada
A la Oración de un Dios propio
A la Divinidad de la Rosa Enamorada
Al Círculo y Plenitud del Sueño Despierto
A las Flores en Armonía
Al Amor perfecto en su Búsqueda
Amor destinado a la Eternidad
Amor más allá de la Vida, más allá de la Muerte Única Idea del Amor
Amar con Vocación y Fervor
A este Amor
Consagro cada día
Belleza de Amor que abre el pecho y lo expande
En aflicción humilde te guardo en mis anhelos
No te oculto, Tesoro mío, mis desvelos,
Mis débiles Frutos y frustrados desapegos
A la identificación Divina me consagro.
A la herida abierta por llagas de desconsuelo
A la Cruz que me salva y sacrifica
La misma que me ilumina en esta hora
de Vibrante Luz que ciega.
Mercedes Camacho López
DE LA REBELIÓN DEL AMOR Y LA MUERTE
Sueño la alocada mar de tijeras cortantes, de vaivenes movidos de viento, sueño el color verde de tu cuerpo entre sonatas de caracola muerta.
Desde un mundo seco que no siente profundidad, ahogo, desaliento.
Que me muero mar que me muero de recuerdos ausencia y sentimiento.
Mas no lloran mi llanto estas piedras de piel reseca y lagartija, yo quiero branquias, algas, saliva de lengua, humedad que me inunde penetrante.
Oh mar, oh sueño, no respiro tu perfume amargo ni siento tu clamor de viento, la sangre se me está secando entre latidos de sueño. Fermín Salcedo Cardeiro
He visto hoy un frailecico con su cordón y su rosario que fue a recibir muy bonico a Jesús en el sagrario.
Jesús le dijo: ¿Me quieres? Antonio respondió: Sí. Pues mira bien si prefieres todo lo del mundo o a mí.
El mundo gusta, Señor, pero pienso que es cobarde quien deje por una tarde una eternidad de amor.
Carmen Cardeiro Pardo
8 de junio, 1966
RIEGO NUEVO
Los llamábamos tesoros. Había que recoger flores del campo junto a los caminos, en las veredas, en las riberas de las acequias. Después elegir el lugar, generalmente escondido. Se hacía un pequeño hoyo y se disponían las flores formando un conjunto en el que se dispersaban los distintos colores. A continuación poníamos un cristal, buscando que fuese redondo o alargado. Al presionar sobre las flores el tesoro quedaba hecho. Solo había que definir la forma final con arena fina o tierra. El tesoro duraba varios días, hasta que las flores se secaban o una improbable lluvia lo anegaba. A veces el juego consistía en hacer tesoros en lugares secretos y había que descubrir los de otros niños y niñas.
Hoy parece que el tesoro son esos días azules y transparentes que nos aguardan en un tiempo sin espacio junto a las flores del mes de mayo.
Antonio Molina Flores

Jacinto Gutiérrez / Acequias
PAISAJE
Dicen que el paisaje de California se parece mucho a mi paisaje. Sé que el mío late constantemente en la pupila de mi corazón. En mi paisaje hay nombres, mis nombres, y la fragancia a tomillo de los cerros, la luz reverberando sobre la retina de la cal, el vaho húmedo del río que lo atraviesa y un sabor de almendras y garbanzos tiernos. Mi paisaje se parece, pero no es el de California. Mi paisaje, aunque muy antiguo, tiene mis años y el sabor de mis ojos, y estuvo sembrado de cáñamo y remolacha, girasoles, trigo y cebada, manzanos, ciruelos y membrilleros, me tendió la alfombra de los huertos en la boca y me puso nombre, y la alegría de las horas felices o el puño del dolor ahogado en la garganta. Mi paisaje dicen que es como el de California, no lo sé porque nunca he ido a California, pero estoy seguro de que no es el mismo porque nunca lo he habitado y allí no estuvieron mis nombres, mis afectos buenos, ni mis inviernos o mis veranos estuvieron allí, ni mis gorriones fueron de allí, ni el trabajo agrícola de los burros que cada día salían y entraban por mi calle. No, aunque lo parezca, no es el mismo paisaje.
Gerardo Venteo

EL ROSTRO DEL PAISAJE
(Obra en progreso) a AMF
1
Hubo un tiempo en que aquí los aparejos de los barcos que hendían medio mundo se labraban y queda en la tensión del aire aquel chasquido del esparto. Una palabra y ya.
Así es la yesca.
2
Deja la escorrentía florescencias en los surcos profundos y el sol busca los ojos que persiguen a la liebre. El cielo raso reina tras la lluvia y el viento se imagina cantar solo. El verderón que oculta el matorral se alza en el aire. Entonces
el pensamiento salta hasta las manos –el mar resuena aún en esas manos–y barrancos y cerros, cuevas, dioses, son –eran, ya lo ves– caligrafía. 3
Durante mucho tiempo he visto el antiplano de margas horadadas que habitaban –¿dónde está Polifemo, dónde Nadie?–la fuerza y la alegría y donde siempre brillaba allí una luz que era futuro.
El paisaje que miras es un rostro. Antonio Cano
DAMA DE GALERA
Humildemente vestida, sentada en un escabel, vaciada en el interior, recipiente de liturgia donde se vertía el elixir, que brotando de tus pechos recogías en un cuenco para hacer la libación.
¿Eres Anat. Diosa de fertilidad flanqueada por esfinges protegiéndote del mal?
¿Cómo llegaste a Tútugi?
¿Quién te poseía en su ajuar y te llevó hasta la tumba donde poderte encontrar?
Cuantos misterios escondes bella Dama de Galera sin poderlos descifrar. Paco Vita

Serafín Madrigal / Dama de Galera
Soñé que te conocí hace un millón de años, o algo más quizá, cuando transitábamos por este mundo en carne viva, lleno de espíritus primigenios y aún no rendido, deshecho en inacabable valle de lágrimas.
Sin nombres lógicos ni estirpes culpables, la libertad nos mordía mientras volábamos, entrelazados, hacia la bóveda de un lúcido cielo azul sin ángeles caídos.
Tomás Sánchez Rubio
PAISAJE
Encontré mi hogar en las entrañas de la tierra donde mis ancestros han protegido las suyas del paso inclemente de las estaciones, de las fieras que habitan la espesura.
Aquí el sol no me nubla, no me deslumbra el fuego nocturno, ni el frío me roe el corazón del tuétano. Oculta de las miradas, calenté mi amor y viví las penas propias de los seres del altiplano. Cuando muera, no derraméis tierra sobre mi cuerpo; yaceré en mi hogar excavado entre las cárcavas.
Sara Madrigal Castro
¿E n dónde nace el río?
¿Aquí, junto al cartel que dice: Nacimiento?
¿Aquí junto a una virgen que tallaron en piedra?
¿O nace roca adentro silencioso?
¿O nace en la blancura de la nieve?
¿O nace allá en la nubes ligerísimas?
¿O nace con el agua evaporada que asciende imperceptible desde el mar?
¿O nace en ese mar a donde luego irá el río a morir?
¿En dónde nace el río?
¿En dónde este poema?
Nadie puede saberlo.
Es todo una corriente que fluye sin descanso, sin fin y sin principio.
Escucho su rumor.
Mi voz no es solo mía, pues nada de la nada es posible crear.
Marcos Díez
EL HILO DE LOS TIEMPOS
Se detenía el tiempo en ti, Galera, cuando hilaba a su pulso tu gusano el hilo de los siglos que la mano convertía en primor de la sedera.
Todo a su ser llegaba sin carrera, desde el agua y la luz al artesano, a la prenda, a la piel, a lo liviano, que brota de la savia y la morera.
Ayer, Galera hermosa, tu finura, tu caricia de seda se rifaban los hombres encumbrados por el oro, hoy quiero recordar que esa lisura nacía de las manos que labraban el hilo de los tiempos con decoro.
Juan Manuel González

Carmen Palop
ASTARTÉ
De paso por el árido altiplano, recordé a la dama sedente, de litúrgico alabastro arcano, diosa con la mirada ausente.
Juan Masero Flores
UNA NUEVA ASTARTÉ
Porque el presente es una piedra, una piedra que duele, que quema, que nos manda a otra parte Ángeles Mora
Pequeña y frágil niña que con tus manos brindas un abrazo infinito: tus senos juveniles son manantial y jazmín.
Astarté, hermosa diosa alabastrina que hoy lloras el incendio de todas las guerras, y a duras penas consigues apagarlo con tus lágrimas…
El dolor, como lava, rezuma por la ardiente herida de tu sangre.
Bastó una sola espina para dinamitar tu corazón.
Hoy eres cometa de luz que eclipsa todas las estrellas.
Ana Recio Mir
CAMINO AL GLACIS
Camino vital que me elevas al glacis, enhiesto y escarpado caracoleas las piedras danzando a diestro y siniestro a mi paso ágil. Tierra que siempre está, generosa y sufrida esperas la respiración agotada de quien te quiere ver, del lucero sediento que se enamora con tu medida.
Cardos borriqueros velando el polvo del camino, zarandeados por el viento se desparraman en el llano como guardianes del paso del tiempo y del espacio.
En la tez lisa del glacis revolotean los mancaperros mientras las aguas escarban margas y yesos lucientes para delirar hacia poniente en desconocidos trayectos.
A fuego lento se arruga el glacis como mi rostro, desembocando en un paisaje secreto de badlands, testigo de luces y sombras en la savia de mi arroyo.
Teresa Ortega-Egea

José Manuel Guillén / La Sagra
Sex(t)o sentido
Me entrego a la sintaxis de los cuerpos uniendo letras, enlazando labios, para escribir, fundiendo en un infierno, la carne con la carne las prosodias del tormento y el éxtasis la fonética al son de las miradas y la semántica de tus espasmos.
Sarmiento
Ramón

Ana Sedeño
Pensar el mundo en palabras para sentirnos dentro y escribir en los libros que más nos gustaban las fechas de un espacio común donde encontrarnos era lo más importante.
Pero para estar a la altura de nuestras palabras sin apropiarnos del mundo teníamos que sentirlo muy dentro. Carolina Abadía

Carmen Mogollo
EL HOMBRE DE ORCE
Camino al alba por Venta Micena.
La corta muestra en su veta lacustre el resto fósil de un antepasado.
Talla su hacha de sílex, compartiendo su pequeño universo con grandes fieras.
Aún no sabe qué es la Luna, pero cada noche la mira en paz.
Aún no siente las zozobras de la autoconciencia.
Alrededor de un fuego apenas descubierto, balbucea y sonríe con mirada límpida.
Que la Tierra cante con sones de piedra, que los huesos enseñen, que el homínido hable.
Que el sol sobre el monte cuente historias de miles de años.
Que el espíritu del bosque fósil de aguas hundidas, nos muestre su canto.
M.ª del Carmen Martínez Gordillo

Marian Pantoja
Si las piedras hablaran renacerían en sus orígenes, desde esas aguas amanecidas en los aires y adormecidas en astrales formas a imagen de un universo caído y sediento sobre los arcanos desiertos…
Y la planta besaría sus huecos, y ya más tarde alguien errante sería huésped de sus oscuridades… junto y frente al animal y grabaría en ellas extraños jeroglíficos, huellas de un sueño entrañado en esos contornos anunciantes del Arte… Tiempo de tiempos: en móviles perfiles de la eternidad.
Joaquín Verdú de Gregorio

Ignacio Rejano / Espinos
Elhalcón peregrino, sutil revoleteando bajo el prisma solar, como una estrella en escena. Así es es él, capaz, veloz, acordonando su espacio en Casas-cueva. Avispado, celoso de su presa, sobrevuela los pozos artesianos, de una Galera, en fiesta. Pablo Naranjo Camero
CALLE GALERA
En casa Nicolás, la leche fresca del día.
Evaristo a sus chacinas. Sus chacinas a la viena.
La viena ya es bocadillo y el bocadillo, merienda.
Las tapas y medias suelas son el asunto de Emilio, larguirucho y encorvado. Bético y falangista.
La camiseta de Pepe el frutero, acrecienta sus excesos.
En San Buenaventura carga y por la calle nos vende: vienas, bollos, barras y repápalos. En Navidad, medias noches.
Cada semana, Dolores, de Castilleja trae tortas.
Los huevos son de Fernando, del Viso a nuestra calle.
«Mantillo pa las macetas» vocea gente humilde.
Si es sábado hay organillo, que una pareja tocaba, tocar, tocar… no es tanto, a la manivela daban.
Ya tiene que ser muy bueno, y diestro con las costuras, no hay taxi en la ciudad que no sea tapizado por Juan Manuel el tapicero.
Herramientas y tornillos, en la tornillería de Julio.
Autos Míguez, coches caros, con conductor por supuesto. Mercado de Entradores. Cuadrillas de la Maestranza, Miércoles Santo, Baratillo. Boquerones, botellines, bocadillos, prostitutas.
José Lebrato
PRISIÓN SIN BARROTES
Prisión sin barrotes, silenciosa como el desierto fría y dura para los que están dentro.
De largos pasillos silenciosos y vigilados por miles de ojos, deseosos de ser liberados.
Miguel Casanova Martínez

Verónica Hernández
GAZA: GÉNESIS DESTROZADA
Dejan las ruinas de este mundo mortal una estela (humo-gas) de desolación, deshacimiento, [des-creación.
Un tanque detenido en la carne de un niño;
El gemido de una madre en los escombros; El alma (¡ay!), un eco de viento.
Espíritu disgregado que flota sobre polvorientas [tinieblas sin agua.
¿De qué oscuro señor son los pasos al atardecer?
¿De quién la voz?, ¿de quién los nombres de animales [y cosas?
¿Bajo qué ley divina-humana?
¿Qué amor?: ¿de quién a quién? Ramón Rodríguez Aguilera

José Carlos Roldán
PROSAS DE ROLDÁN
GALERA, GALERÍN, GALERADAS
La palabra Galera tiene para mí unas connotaciones mágicas, de viaje a un extraño lugar, porque cuando quedamos en mudarnos a un piso de la calle Galera de Sevilla yo no tenía ni idea de por dónde caía. Cerca de Almansa, me dijo alguien. La calle, claro, no el municipio de Albacete donde nació Santiago Bernabeu y cuyo castillo fue escenario de la batalla que describe el banco de Albacete de la plaza de España. Tres Pacos vivíamos en dos pensiones, Paco Rosell y yo en la pensión Iris, de la señora Inés, en la calle Alonso el Sabio, antes Burro, perpendicular a Puente y Pellón; Paco Murillo, en una pensión de la calle Gravina. Planeamos independizarnos. El 28-F (de 1980) estábamos todavía en nuestras pensiones. El 23-F (de 1981) ya nos cogió en Galera y por poco manda a medio país a galeras. En realidad, el año del 23-F fue el de nuestro particular 28-F, porque optamos por el autogobierno sin pregunta del referéndum: ya nadie nos haría el desayuno, el almuerzo y la cena, nos daría cobijo, cama y mantel. Paco Rosell al final se rajó. Los otros dos Pacos optamos por el artículo 151 y nos fuimos a Galera. Yo cambiaba de rey: de Alonso el Sabio pasaba a Alfonso, el rey de los Caracoles. Nos hicimos vecinos de Pepita y su numerosa prole.
Los primeros ochenta. Tiempos bohemios de comidas a deshora en Los Tres Reyes, un bar que estaba en la calle Reyes Católicos con el simpar Márquez, camarero sin igual. Galera es palabra familia de Galerada, que remite a los tiempos de la rotativa y los periódicos de papel; y a Galerín, un periodista antediluviano al que mi futuro suegro, Eulogio, el de Casa Eulogio, en sus tiempos de bisoño camarero en Casa Gonzalo le sirvió el último café.
Hay otra Galera granadina. Yo anduve cerca con Atín Aya cuando buscamos los resquicios del Homínido de Orce en Venta Micena. Los viajes con Atín. Nos hicimos amigos cuando yo vivía con Paco Murillo en la calle Galera. Con Atín hice algunos viajes. Al aeropuerto de san Pablo a esperar a Borges; o a Córdoba, viaje a ninguna parte porque acababan de certificar la muerte de Paquirri por la cornada de Avispado. De esos dos viajes ha hecho esta semana cuarenta años. Tiempos de Galera y las galeradas. En 1982 cambié de periódico ( El Correo por Diario 16 ), pero seguí viviendo en Galera. Llegó el Mundial de Naranjito y un huésped norteamericano pelirrojo nos estropeó el televisor. Por eso empatamos con Honduras.
Francisco Correal
Se la conoce incorrectamente, y por contagio, como «Dama de Galera». En realidad es una representación de Astarté –¡una vez más!– olvidada durante 2.500 años en la necrópolis ibérica de Tútugi, localizada en 1916 al lado del pequeño pueblo de Galera en el norte de la provincia de Granada.
(…)
La diosa es de alabastro –de un alabastro muy fino y brillante– y ocupa un trono flanqueado por dos esfinges vigilantes.
(…)
Encima de las rodillas lleva un gran cuenco redondo. Lo aprieta con las manos contra su cuerpo, justo debajo de los senos desnudos, facilitando así que sus pezones, que han sido perforados –la escultura es hueca–, puedan verter en el receptáculo un líquido introducido por el agujero abierto de su cabeza. Sobre la composición del líquido discrepan los especialistas, quienes postulando leche, quienes una mezcla de leche y miel, quienes un perfume espeso y oloroso, de carácter sacro, y otros hasta un componente alucinógeno, apto para ritos y ceremonias relacionadas con el más allá.
(…)
La cámara funeraria que presidía la Astarté de Galera tenía una orientación matemática calculada con precisión. Permitía dos veces al año que el sol penetrara en el recinto por el corredor y bañara con sus rayos la pequeña figurilla de la diosa. Durante el resto del año la cámara se mantenía en la más absoluta oscuridad.
Ian Gibson Aventuras
ibéricas


José Munera
El saco de Galera (…)
Galera, que es esta villa que estás mirando primera, cuyas murallas y fosos labró la naturaleza, tan singularmente docta, que no es posible que pueda ganarse sin mucha sangre (…) y puesto que Galera, a quien no en balde dieron ese nombre, ya zozobrando sobre mares de púrpura que la anegan, de llamas que la combaten, se va a pique despeñada desde esta cumbre a ese valle; ¿Tanto tesoro escondido dentro de Galera había?
Pedro Calderón de la Barca
Amar después de la muerte, 1633
POEMAS
José Saramago 7
Julio Alfredo Egea 9-10
Nieves Chillón .............................................................. 10-11
María Oliva Rodríguez Ariza 14
Rosario F. Cartes 16
Manuel García .............................................................. 19
Ana Llorca 20
Agustí Vilar ................................................................... 22-23
Rosana de Aza .............................................................. 24
José Luis Ortiz Nuevo 25
Luis
José
PROSAS DE ROLDÁN
Francisco Correal 69-70
Ian Gibson 71-72
EPÍLOGO
Reme
Cristina
ILUSTRACIONES
Serafín Madrigal
Ignacio Rejano
Verónica
José


que tantos viajes ha hecho en los últimos treinta y seis años, nunca había ido tan lejos en el tiempo como en este viaje al Altiplano.
Coordinaron Antonio Molina Flores y Ana Llorca, con la ayuda de Paula Garvín y la maquetación de Paco Díaz Cebador.
