
Portada: Antonio Martín Maqueda
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXVIII
Edición de 300 ejemplares del nº 92 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
Portada: Antonio Martín Maqueda
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXVIII
Edición de 300 ejemplares del nº 92 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
TIPO ANDALUZAS, ÚNICAS, COMO RECONOCIMIENTO AL SITIO
QUE OCUPAN EN EL BAILE REGIONAL Y EN LA MUSICA CLÁSICA.
SIRVA ESTE HOMENAJE PARA REIVINDICAR QUE VUELVAN A LAS MANOS DE LAS MUJERES ANDALUZAS, EN LAS FERIAS, ATAVIADAS CON SUS TRAJES DE GITANAS
a caja de cartón amarillo, casi oculta por el velo del sueño, inadvertida pasaba en el silencio de la vieja alacena. Entre juguetes antiguos, sombrillas de seda y cuentos perfumados, la muñeca de porcelana seguía esperando el comienzo de un vals. Pierrot miraba extasiado la luna, tan blanca como sus lágrimas. Mis manos hurgaron el interior lacónico del estuche amarillo: el tacto duro y combado del ébano sonó alegre en las mañanas de feria. Bajo el sol asfixiante de agosto, muchachas hermosas lucían volantes de fuego y fugaces faralaes en la explanada de arena. Mi madre bailaba sonriente con garbo y premura; en sus dedos los crótalos incesantes sonaban. El tiempo descendía hacia el valle del camposanto. Este era su chinero, me dije, el confín de la magia donde ella revolvía con frecuencia los viejos recuerdos. Y esos objetos queridos responden ahora al añorado fervor de su dueña. Mecidas en la densa quietud del chinero, la caja amarilla y las castañuelas de ébano guardan con lealtad la alegría de los días que se fueron y el aroma inconfundible de sus manos.
Luis Jiménez-Claveríaos repiques de campanas mandan a tiempo susurros a los golpes de los yunques de castañuelas a tiempo. Los cuerpos con recovecos van dejando en mi memoria sevillanas a lo lejos, con remilgos de mañanas en las caras de las niñas y en los ojitos desiertos. La respiración con versos. Encendido de candiles. Una balada entre besos y un”palmerío” de señales, de volantes entre golpes, atan las tardes de infierno. Los suspiros de tormenta navegan aire al viento con olor a mejorana y un gentío latiendo, “pa” que no pare la “juerga” en los roces de los cuerpos, que polvorean las coplas en las casetas abrileñas, mientras pregonan las voces ¡Barquillos a la canela, pirulines y pelotas para los niños inquietos!
Feria de Abril en Sevilla recordando otros tiempos.
Jesús Solanoiá riá pitá
riá riá pitá.
Elevan los brazos al cielo con sus alegres castañuelas, pendiente están los mozuelos del baile de las mozuelas.
Riá riá pitá
riá riá pitá. Maestro Enrique en Dueñas con tu arte las muchachas sueñan.
A la academia de Juan Morilla, cuánto le debe Sevilla.
Riá riá pitá
riá riá pitá.
Con duende y piano de Adelita, bailan alegres las mocitas. Con las clases de Realito, se pavonean los mocitos.
Riá riá pitá
riá riá pitá. Dos maderas cóncavas unidas por un cordón, hacen que los zagales se enamoren un montón.
Javier Maríantegrar el temblor del aire que se insinúa en un quejido y abrir las manos y entrelazarlas entre siluetas de madera, imágenes de redondo fruto, esferas cortadas y descaderadas de su hueso, lamento oscuro desentrañado entre esas manos, acallando en sus movimientos, tam-tam olvidado, sonidos que desgarran y conciertan. Pulsaciones que entornan los cuerpos en un espacio habitado por el ritmo de febriles contornos balbuceando esos callados gritos acogidos en el gesto, lenguaje perdido que sólo la música, desentraña en sus misterios y los abre hacia una danza renacida… en los abismos del silencio.
Joaquín Verdú de Gregorioa
l repique de palillos abre los balcones la tarde y queda en suspense la plaza. La primavera más joven nos lleva otra vez de la mano por los veladores del aire.
Carolina Abadía
…que no es isla el arte, sino continente Juan Ramón Jiménez (con ecos de Wagner)
a llama como fruto. Ascua ancestral y viva en aquellas celebrantes de Adonías que plantaban jardincillos de trigo o de hinojo y danzaban hasta el éxtasis entre himnos y toques percusivos como antes los devotos de Astarté en las rutas del metal y la mar.
Luego, en el tiempo y la escena, faunos y sátiros y bacantes la visión de criaturas recreadas, y los címbalos, los crótalos, las castañuelas… el sostén de los ritmos: Venusberg en Tannhauser.
También en sucesión, aromando el misterio de lo hondo y lo alto, una clase de luz propia de un Sur sentido o presentido; voz y pasión de la tierra en la carne y castillos de ensueño en el espíritu con el crepitar de graves y agudos pulsadas las concavidades de la madera en concha.
Vuelo sincrónico en las manos evolucionando –como aves– de lo orgánico a lo etéreo: Carmen Amaya ascendiendo por las latitudes de las venas.
Y precisa y orquestal, resonancia en estela de matices entrando en corazón: Lucero Tena.
Y siempre… la llama como fruto.
Rosario F. Cartesombra en la mano, humilde y necesaria para que ritmo y baile sean parejos, viejo instrumento, amiga originaria que acompañas los cantes más añejos de nuestra ibera tierra centenaria. Viniste de Fenicia, de tan lejos nos llegó tu repique y cantinela, vibrante musa oscura, castañuela.
Francisco Núñez RoldánDe dónde tu susurro. Jesús Solano p
alillos o Castañuelas. Piropo que el aire lleva dando golpes por la tierra, desde que el hombre es memoria y se encontró con los dioses, ¡quién sabe si en las Cavernas, descubriendo la belleza!
Pasión y aroma. Dos ecos que al mismo tiempo se enlazan por misterios de la copla, danzando de pueblo en pueblo con glorioso esparcimiento, tocando piedra con piedra y la alquimia de algún tablao flamenco.
Crepitar que se siente por las manos en creciente lucimiento emocional, y elegíacas maneras de ir nombrando la costumbre de sentir el movimiento y el sonido de un instinto maternal.
La castañuela andaluza tiene un sonido especial, el aire de nuestra tierra y un repique coloquial.
Y a compás de castañuelas se baila en Andalucía, que es donde el baile y el cante tiene mejor compañía.
uién te hizo tan bonita que en el hueco de mis manos formas cuenco de madera que arremolina mis dedos con sonido de candela?
¿Quién te cortó de la rama firme y suave de los sueños haciendo entre mis volantes piruetas de caramelo?
¿Cuándo fue tu nacimiento..?
¿A orillas de qué río la madera que te forma se templó con un cuchillo?
…Y entre sombras de la noche entre candelas y olivos muy cerca de la guitarra abrazada de mi mano por un lazo todo seda, una noche en primavera diste alegría a mi alma compañera… Castañuela. Mª del Carmen Martínez Gordillo
del suspiro en la madera, de dedos tañendo versos, gitana y arrabalera en el compás del silencio. Con la garganta en las manos y con el eco entreabierto, rasga el aire tus bordados de anacarados espejos. Yo quiero ser Celestina que al tocarte junte besos en la orilla de tu talle y en la yema de mis dedos.
Juan Manuel Vicente Garcíaomo a los pies las espuelas, a las manos suavemente: Las castañuelas. Mando de galope y trote, dedos de compás como vuelos de un capote…
Y… a torear en los ruedos y al mismo tiempo a bailar. Y como sea la manera más bien, repiquetear los sones de la madera para danzar y cantar, los leñadores en sus golpes al talar.
La castañuela tiene vida, tiene alma, tiene vigor, ritmo y compás arropando al “bailaor” con su simple “riá pitá”.
Del duro roble, de palosanto, o de nogal, sus sonidos de redobles marcan pasos en los tientos que se sienten al cantar.
Y hasta los martinetes en el yunque con el caliente metal, marcan los tiempos de antaño, hablando sin hablar: Somos las castañuelas las que marcamos la libertad en los cuerpos de las gitanas de este mundo terrenal.
Juan Calares castañuela paloma nerviosa que en el aire vuela feliz y dichosa. Al chocar tus conchas tu cuerpo es feliz, se oye el taconeo, danza el bailarín. Tu amiga guitarra siempre te acompaña, también el cajón, al ritmo de palmas.
l silencio nos abre el camino para gozar de la soledad y nos acerca a la contemplación de tantas cosas bellas que ocultan a veces los sentidos.
Tenemos el privilegio, por encima de la tierra y de cuanto le rodea, que el misterio de una juventud constante debe permanecer siempre estable entre nosotros.
Vivimos un presente de primavera que nos aleja del invierno, que honestamente debiéramos aceptar para crear nuestro propio futuro.
Aceptemos el desafío de conjugar amor, juventud y ternura y resolvamos el enigma de amar al amor con ternura en esta eterna juventud que hoy vivimos.
icen en mi pueblo que estos instrumentos de acompasada percusión uno para cada mano, con su rítmico golpeteo alegran el compás del corazón e iluminan una sonrisa en el cansado bailador.
repidante y pequeñuela como soplo de aire fresco aquí está la castañuela! Desbordante de alegría cual repique de campanas: Borra la melancolía y destierra la tristeza
¡porque es alegría sonora de los pies a la cabeza!
quizás no nos demos demasiada cuenta, pero la inmediatez nos traiciona a veces. Si las miradas esconden algún propósito, los sonidos nos ubican y nos delatan. En este juego de los sentidos hay una armonía como si de una partitura musical se tratara, pero el tiempo rítmicamente se nos escapa como la arena entre los dedos de las manos.
n nuestras manos aplaude la madera: las castañuelas.
Ritmo que asciende mientras trota la música cual tallo verde.
Cumbre del arte: repican los palillos y nace el cante.
Prende el latir y –corazón adentro–rompe un jazmín.
Vuelan los pies avenida del ama y del querer.
La fiesta trae al son de castañuelas quiebros del aire.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavalaastañuelas...
Son un son sin tiempo ni fronteras. (ya en la antigua Tebas, crótalos al aire y en las sales de Gades, fenicia y marinera)
Jácara, fandangos, chácaras isleñas por los mares; manantiales de sonido entre las manos...
manantiales.
Con carretilla del Tin cascos al paso; con carretilla del Tan, cascos trotando buscando el choque al compás del postineo.
¡Qué forma, esa manera de montar el sonido del compás alzando el vuelo!...
¡En el aire se oyen sonar castañuelas cabalgando por el cielo!
Francisco J. Fernández-Pro Fedesmauando te pedí caricias Me anudaste a tus dedos, Parpadeos de ritmos Maderas y encuentros.
En tu cintura me dormiste Y arrancaste los sentimientos. ¡Compás y compases lanzados a los cielos!
¡Quejío del pueblo, revuelo, revuelo! Despertares de los vientos, Sonoros sus pasos Racimos de dedos.
Que me lluevan tus besos En tus manos durmiendo ¡Que despierten pitá, riá pitá tus besos!
José Antonio García Jiménezla música cuando suena con su tronada percusión, son las castañuelas con su ritmo y con su son las que me llegan al alma diciéndome palabra de amor. Su repiqueteo me enamora soñando con lamentos de mujeres al braceo de su ilusión, mientras un juego de chiquillos palpita en mi corazón. Son las castañuelas las que revientan el viento entre las feria de antaño las que suelo vivir yo.
Francisco RossiRamón Ponce
¡Oh río Nilo, río dichoso, pues en ambas orillas tocaba para ti las castañuelas la hermosísima Philis!
las bacantes danzan en frenético vuelo; brazos que se agitan sobre el aire La tierra tiembla bajo los pies descalzos Vulcano emerge entre densas humaredas.
Un trance de crótalos sonoros, trasciende la fauna naturaleza, y el lascivo Pan, oculto entre ramajes da un salto y aparece, el miembro erecto, babeante su lengua rumiante.
Gime la Pitonisa, se contorsiona en baile, desmayando la blonda cabellera sobre el marmóreo talle.
Y un tañer de hueso, hecho de manos, se transforma en hueca voz donde la Diosa, tiene puesto allí su Oráculo.
Luigi Maráezuna Llena”
La piel tersa, ...suave deja libre el estar...
Su mirada, confundida en la penumbra de las velas Detiene el quehacer del instante.
Los pasos firmes de sus finos zapatos, marcan el destino de unos besos.
Ahora, a la luz de la luna llena, el juego de palabras se confunden, entre los rayos difuminados.
El vuelo efímero de ese encuentro, es testigo salvaje de las caricias Que dibujan mis pensamientos.
Pablo Naranjo C.Pourquoi les oiseaux chantent?
J. DelamainNunca tu voz fue más amable y querida. Te evoco pequeña y desnuda. Cantarina, como Diosa de Primavera, como racimo de vid fecunda, para escapar de la tristeza. Oh, blanca Isis, rima vital para besar la Tierra. Sorbo de vino prohibido en tu latir de madera. Suena tu cántico, y vuela lejos. Como un quejío que aparta del corazón las penas.
Manuel RámilaNo espero quien venga esta tarde a posar en el pentagrama de mis manos una clave de Mi o una de Tú sostenido. Sería inútil anotar una corchea donde impera el cetro del silencio; quizá la percusión ponga al viento contra las cuerdas, y yo me emborrache con un doble bemol, porque no es posible tener ritmo de vals en los ojos mientras el corazón ejecuta una marcha fúnebre sin orden ni concierto y las notas negras se disfrazan de redondas os semitonos.
Tendré que fundir mis penas de metal para hacer un trombón con pistones tiernos y poner mis lágrimas a secar en las cuerdas cansadas de un violín que sueña con tener la voz casi humana del chelo; así, mi cuerpo hará de los latidos un arpeggio y sonará el nocturno más oscuro temblando en el arco abandonado. Y porque no hay batuta capaz de dirigir la torpe orquesta de mi cuerpo, tampoco esperaré a ese señor tan elegante que impone sus criterios. No quiero creer en un crescendo que siempre decrece, por eso, como un pizzicato, escaparé entre las efes de los contrabajos ya sucumbida a la claridad del oboe d’amore.
Pilar Alcalá“Sin música la vida sería un error”
Friedrich Nietzsche
Oh, vosotras, crótalos de luz, herencia de pubillas gaditanas, traedme el ayer hecho recuerdo evocador de mi ancestral Andalucía. Elevad hacia el cielo los sabores de una tierra ansiosa de escucharos. Repicad con vuestros labios sus ansias de justicia y libertad. Acompañadme siempre, cuando la pena asome en mis sentidos.
Rafael Raya Raserol corazón en los labios cruzando un puente el aire es de madera, luna creciente.
Cascarones de tiempo sin mar bivalvo oreja sin oído, puntal sin clavo.
Lamelibranquia certeza filosofía corazón sin corteza, madre Fenicia.
Ráfaga de ambrosía fruta madura pipas de la sandía jonda ternura.
Iván Alejo Gonzálezse instante supremo, mitad don de la ebriedad, mitad epifanía, en el que ves con claridad sobre las yemas de los dedos la hondura de Miguel Ángel y la gracia aérea de Mozart, la capacidad para parar el tiempo, no en mármol ni melodía, sino en ritmo y percusión antigua y primitiva, nacida de lo hondo de la tierra.
José Mª Jurado García-PosadaEnriqueta Espejo Pérez de la Concha
n la feria de Sevilla contonea las caderas Zari, de negras pestañas, repicando castañuelas en el aire, con sus dedos de andaluza que embelesa, al son de rumba gitana, cuantos ojos la contemplan en graciosas contorsiones al ofrecer su belleza, envuelta en insinuaciones, al que tiene de pareja que, también, entre palillos, contorsiones y destrezas, a Zari, crótalo rojo, le cambia de flan a fresa.
Alejandro García AcebesA Jesús Solano que tanto me enseña y me estimula
an pasado multitud de siglos.
Alguien tomó dos piedras, una en cada mano, y las tornó en canto para que preguntaran a todo y a nada:
“¿Qué hago aquí?”. Nadie ni nada respondió. Otros muchos hicieron lo mismo y tampoco escucharon respuesta.
Cambiaron las piedras por madera, pidieron a los árboles de bosques y selvas una pizca de sus pieles y las transformaron en sonidos con los que demandaron de nuevo:
“¿Qué hacemos aquí?”. Nadie ni nada respondió.
Pasaban los siglos y aquellas tonadas sostenían una y otra vez la misma cuestión, hasta que un día, el Espíritu de la Historia les dijo:
“Estáis solos, bailad al son de vuestro ritmo para celebrarlo y olvidarlo”.
Así lo hicieron. Desde entonces, en su exilio interior, en su libertad aprehendida, nunca están solos con su soledad y se congratulan de conocerlo y le dan gracias a las dos piedras que, en un lejano instante, crearon unos acordes deseosos de intuir y comprender.
rotos los caireles del tiempo en el delirio de la noche, como un ascua lenta que se apaga en el aire trémulo y espeso y espera, como una sombra que avanza sobre el escenario desierto, lo que en ella se desborda, aplacando el aire con las manos que ondean como mariposas los lamentos cerrados, oscuros, prietos, esquivos, como la luz deshilachados. Formas inacabadas, brazos como hiedras y mantones que cubren y navegan desgajados como lluvias sin agua, por el cuerpo oculto, la piel deseada, no resuelta. Ojos hacia fuera, al corazón mismo de la tragedia, más andaluza que griega, de la belleza.
Antonio Varo Baenae las manos dos negros pájaros ascienden en vuelo hacia el abismo por el aire casi abierto el corazón si otoño en los amantes frente a frente con lluvia en los ojos o el sonido del agua en el estanque será la luz un tiempo remoto silencio atronador de inmensas soledades sombras diamantinas la nada toda y lo absoluto el alma entera gozoso redoblar de castañuelas.
José Antonio Santanotrianeros cabales, un gobernador de Sevilla los echó de sus corrales. Mas… ¡ qué maravilla, sus cantes por verdiales quedaron en sus orillas !
astañuela de mi alma, amante querida, no te escondas.
Ven a mi encuentro, a mis manos; quiero tenerte sin deshonrarte.
Tan sólo acariciarte, palparte con mis yemas, repiquetearte suavemente.
Castañuela de mi alma, amante soñada, vuelve a mí. Quiero sacarte tu melodía, escucharte embelesada.
Castañuela de mi alma, musa en la música. Con el corazón derecho me sonríes y me contagias tu dulzura y con el izquierdo me lloras entristeciéndome.
Castañuela de mi alma, mi amante querida…
Amelia Díaz Montero