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ACEÑA-Ventana Cultural. Plaza Mayor, 8, 10882 Pescueza (Cáceres). Tlno y fax: 927 14 07 53. E.mail: diazmarcos@telefonica.net o administracion@pescueza.es Nº 7, agosto 2013. Precio: 1,50 €. EDICIÓN: Excmo. Ayuntamiento de Pescueza. DIRECCIÓN, MAQUETACIÓN Y DISEÑO: Cruz Díaz Marcos REVISIÓN Y CORRECCIÓN ORTOGRÁFICA: Isabel Mª Mogollón y Juan Rodríguez PORTADA: Calle Plaza Alta-1960. CONTRAPORTADA: Calle Plaza Alta-2012 COLABORADORES: J. Vicente Granado, Felipe Sánchez Barba, Alfonso Callejo, Marcelino González Martín, Ismael Carmona García, Miguel y Elisa Herrero Uceda, Lourdes Porra Valle, Justo Díaz Granado, Isidoro Martín Sánchez, Luis Mateos Ramos, Bartolomé Ramos Rodríguez, Antonio Rodríguez Rodríguez, Agustín de los Riscos Angulo, Fernando Gómez Rodríguez, Emilia Gómez, Sidonio Ramos Martín, Saturnina Granado Pérez, Matías Rodríguez Cruz, Mª Carmen Mateos, Primitivo Ramos Rodríguez, José Antonio Cruz Gómez, Julián Sánchez Llanos. FOTOGRAFÍAS DE: A. Rodríguez, J. Mª Ramos, David RS, A. Callejo, Hnos. Herrero, L. Porras, J. Díaz, E. Rosado, S. Granado, A. Rodríguez, F. Gómez, E. Gómez, S. Ramos, H. Llanos, J. Rodríguez, C. Rodríguez, C. Rodríguez, C. Martín, B. Ramos, E. Rodríguez, E. Martín, M. Rodríguez, J. A. Cruz.

SUMARIO TÍTULO ATRIL: El respeto, base de la convivencia

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PLAZA MAYOR: Espacio de opinión. La importancia de los procesos de desarrollo rural comunitario… 4 Ensayo sobre la vejez. 6 Trasplante renal. Pasado y presente. 8 El espíritu de la dehesa. 11 El nuestru palral . 13 Ruta “Aceña de tío Amancio”. 17 EN COLOR SEPIA: Álbum de recuerdos. La molienda Historia del horno tejero y mis vivencias en él Recuerdos de mi niñez en la escuela de Pescueza . Vivencias 7 En memoria de mi hermano José Mª A José Mª Rodríguez…ya en el recuerdo, desgraciadamente. LA VOZ DE LAS ASOCIACIONES Sociedad de cazadores “San Marcos” Asociación de mujeres rurales de Pescueza

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LA ENTREVISTA 1.- A Sidonio Ramos Martín, acordeonista 2.- A Saturnina Granado Pérez, hostelera

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IMÁGENES DE AYER

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RINCÓN POÉTICO

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F E S T I V A L I N2 O


Atril

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ATRIL EL RESPETO, LA BASE DE LA CONVIVENCIA Por José Vicente Granado Educador social y Alcalde de Pescueza Desde la Revista Aceña, lazo de unión de todos los pescozanos y pescozanas, quiero invitar a todos y cada uno de nosotros a reflexionar sobre la importancia del respeto a las personas y a las cosas para buscar una sana y feliz convivencia. El primer principio que una comunidad o población debe tener es el Respeto, es la premisa que debemos marcarnos todos los vecinos y vecinas que formamos parte de esa gran familia llamada Pescueza. La convivencia de un pueblo, el progreso, el buen funcionamiento de la administración, de las infraestructuras, de los recursos públicos y privados, tienen futuro y progreso, si partimos de la base del máximo respeto por las personas y sus formas de pensar o creer, por los servicios que se prestan, por los recursos de los que se disponen, por las infraestructuras que se utilizan. El mantener un pueblo limpio, una buena selección de recogida de residuos sólidos urbanos, el mantenimiento de caminos y edificios públicos…, no es una responsabilidad solo y exclusivamente de las Administraciones, es responsabilidad de toda la comunidad, siendo el principal impulsor la Administración Local. El buen hacer de cada vecino o vecina es el que hace posible mantener un pueblo limpio, conservar bien los servicios, disfrutar de todos sus recursos y sobre todo el poder mantener una convivencia sana y alegre de todos y cada uno de nosotros.

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PLAZA MAYOR: Espacio de opinión. La importancia de los procesos de desarrollo rural comunitario en el nuevo periodo financiero de apoyo de fondos europeos 2014-2020 Por Felipe Sánchez Barba

Ingeniero Técnico Agrícola. Coordinador-Gerente del Grupo de Acción Local de Las Villuercas Ibores Jara (Extremadura) Recuerdo con mucho cariño mi encuentro con la comunidad rural de Pescueza, en un día frío y lluvioso de diciembre del año 2011. Me disponía a compartir con jóvenes de la localidad, con técnicos, con personas mayores, con maestros, con empresarios y con el alcalde una jornada de reflexión sobre la necesaria tarea de implicación de la población local en el desarrollo social y económico de su localidad. Era mi intención darles a conocer algunas de las pautas que en mi vida profesional había aprendido y que me habían ayudado a emprender proyectos, y especialmente a motivar y a dinamizar a colectivos sociales de diversos ámbitos. Aquella actividad a la que denominamos “Taller de desarrollo rural comunitario” fue una experiencia inolvidable que sigue intacta y muy viva en mi memoria. Me permitió conocer a personas entrañables y únicas, Felipe Sanchez Barba de cuyos nombres no me puedo acordar en su totalidad. Sí mencionaré al maestro Venancio; a José Vicente, el alcalde; a Ángel; a Jesús y, cómo no, a Isidoro Martín. Todos ellos me enseñaron que una de las piedras angulares para el mundo rural y para el emprendimiento económico y también social son las personas comprometidas, motivadas y especialmente sensibilizadas con la comunidad a la que pertenecen. Toda esta introducción viene a colación porque quiero hablar de manera breve, pero con firmeza, de la importancia que los procesos de desarrollo comunitario -sobre los que en aquel entonces ya debatíamos con profundidad- van a tener en un futuro inmediato, siendo uno de los elementos estratégicos y novedosos a la hora de aplicar los fondos europeos que llegarán a las zonas rurales en el periodo 2014-2020, y que se engloban en el concepto denominado Desarrollo Local Participativo, “Community-Led Local Development (CLLD) y que no es sino una metodología o una herramienta para involucrar a los ciudadanos en el ámbito local y en las respuestas de desarrollo a los desafíos sociales, ambientales y económicos a los que nos enfrentamos hoy en día. Desde el año 1991 y hasta la actualidad, la herramienta o método conocido como LEADER (inspirado en el enfoque ascendente, de abajo hacia arriba) ha venido implementándose en el apoyo al desarrollo rural a través de varios tipos de fondos, que han supuesto una movilización de más de tres mil millones de euros en fondos públicos nacionales que se han complementado con fondos privados, generándose un enorme volumen de empleo. En el nuevo periodo de apoyo financiero que en estos momentos se negocia (2014-2020) se pretende ampliar este enfoque, bajo la denominación de CLLD, a todos los fondos estructurales, es decir, además de FEADER, al FEMP, FEDER y FSE, lo que nos indica en buena medida la importancia que adoptarán este tipo de enfoques en la política europea, todo ello en aras de mejorar la implicación y participación ciudadana, y con ella la gestión, eficacia y eficiencia de los fondos. Algunas de las ventajas que este tipo de estrategias de participación suponen son las siguientes: Los actores locales tienen un mejor conocimiento de los problemas locales que deben ser abordados, así como de los recursos y oportunidades disponibles. Eso supone que serán capaces de movilizar los recursos locales (humanos, materiales…) para el proceso de desarrollo de una manera más integradora e incluso más democrática. Eso redunda en un mayor sentido de pertenencia y compromiso con los proyectos, lo que se traduce en el mayor beneficio colectivo para la comunidad. Resulta ser por tanto una potente herramienta al servicio de la población local que tiene la posibilidad real de implicarse en el proceso de transformación de su entorno, implicándose de manera

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activa y con el concurso de sus conciudadanos, las autoridades políticas y con el apoyo técnico necesario para coordinar y dirigir los procesos, al menos en sus primeros estadios. Nadie mejor que las personas que viven en un determinado espacio conocen su realidad, sus necesidades, sus recursos…Eso supone una enorme fuente de información que, bien orientada y con la aplicación de un proceso de participación social y de dinamización comunitaria, puede derivar en proyectos concretos compartidos que serán mucho más sostenibles en el tiempo y cuyos cimientos serán difícilmente demolidos.

Asistentes al Taller de desarrollo rural comunitario en Pescueza Aunque en buena medida toda esta metodología tiene su aplicación, pensando en lo que se denominan Grupos de Acción Local, y en determinados territorios (comarcas, regiones, países…) no cabe duda que en determinados contextos, y especialmente en épocas de crisis y de escasez de recursos económicos, puede suponer una alternativa viable y necesaria para sostener las poblaciones y mantener los servicios necesarios que fijan a la población local. Parece lógico pensar que en Pescueza, donde me consta se realiza de manera habitual este tipo de procedimientos, este enfoque le otorga un enorme valor añadido. Especialmente porque, debido a su pequeño tamaño, es fácil de aplicar y especialmente porque desde mi punto de vista es un método aconsejable e incluso crucial en estos momentos de falta de recursos públicos. Me consta que en Pescueza se realiza desarrollo rural comunitario y que esto permite mantener intactos algunos elementos culturales, sociales y económicos. No hay nada más loable y comprometido que implicarse en el proceso de transformación de tu comunidad. La participación, la solidaridad, la cooperación y el compromiso firme de este pueblo con su identidad y con su autenticidad es un ejemplo vivo de CLLD, dignas de admirar y de extrapolar, especialmente en estos momentos en los que Europa quiere impulsar con firmeza este tipo de procesos entre los ciudadanos y ciudadanas de su territorio.

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ENSAYO SOBRE LA VEJEZ Por Alfonso Callejo No voy a emular aquí la magistral obra de José Saramago “Ensayo sobre la ceguera”, en la que un extraño contagio iba dejando ciegos a todos los habitantes de una ciudad, primero, y la humanidad entera después. Sencillamente porque, si bien es poco probable que tal epidemia se dé realmente, en el caso de la vejez es algo que sí nos sucederá a todos (y si no llegamos a ello, mal asunto). Aunque no de forma simultánea, algún día todos compartiremos las zozobras propias de la edad avanzada, las limitaciones físicas e intelectuales que los años arrumban a la senectud y los sentimientos ocultos, pero latentes, que deja entrever la mirada ausente –solo en apariencia- de un miembro de la tercera edad. Nótese que me he referido a esta edad intencionadamente con circunloquios para no citar la palabra “viejo”, como suele hacer todo el mundo, pues quiero abordar en primer lugar el asunto lingüístico que rodea a la vejez. Debo confesarles que para mí pocas palabras son tan bellas y encierran un contenido semántico tan rico como el vocablo viejo. Pero existe una tendencia social un tanto cretina que trata de eliminar su uso para imponer eufemismos bastante pedestres, aduciendo no sé qué connotaciones peyorativas que conviene evitar. Es como llamar a una persona “de color” para no mencionar negro. Creo que el respeto por los Derechos Humanos se lleva en ocasiones a extremos un tanto estúpidos, como ocurre con el llamado lenguaje no sexista, y así tenemos los famosos discursos políticos donde el “compañeros y compañeras”, “trabajadores y trabajadoras” empalagan al oyente, por no citar el ya emblemático “miembros y miembras” de cierta ministra. Las asociaciones de padres de alumnos han tenido que cambiar ridículamente su nombre a “padres y madres” para ser políticamente correctas, por lo visto cuando alguien se refiere a sus padres deja fuera a la madre. En fin, en el caso que nos ocupa es curioso cómo podemos decir con toda libertad: “he visitado el casco viejo de tal ciudad”, “tengo una casa vieja”, “ese roble es muy viejo”, pero después hablamos con un extraño pudor de residencias “para las personas de la tercera edad” o cursos para los “mayores”. Me rebelo ante esta estúpida tendencia a considerar tabú el empleo de los términos más definitorios para referirnos a una etapa de la vida donde, es cierto, aparecen signos de decrepitud, pero tan respetables y tan naturales en la existencia humana como los ímpetus juveniles. Llamar a lo evidente por su nombre está lejos de ser un insulto, lo viejo no tiene por qué ser desechable. Por tanto, sepan ustedes que me encanta ver a los viejos tomar el sol y mi respeto hacia ellos no disminuye un ápice por el hecho de no usar otros términos que solo tratan de esconder la verdadera y evidente esencia de la vejez. Bien, más cosas sobre los viejos. La sociedad actual, presta a encasillar todo lo imaginable, también determina a partir de qué instante exacto ingresamos en la ancianidad. Recuerdo que en el ejército todos los años salía una orden por la cual a partir del 1 de octubre era obligatorio el uso del “tres cuartos”, y había que ponérselo aunque estuviéramos a 30 grados. Por idéntica y estrafalaria razón, a los 65 años se nos considera ya “miembros de la tercera edad” y generamos automáticamente derecho a descuentos en el autobús y en las agencias de viajes. Olvidamos que la vejez no solamente viene dada por la fecha de nacimiento impresa en el DNI: todos conocemos a personas de edad avanzadísima con una envidiable visión del mundo, esos que llamamos eternamente jóvenes, mientras otros ya actúan como viejos con cincuenta años. Miremos el ejemplo de José Luis Sampedro, recientemente fallecido, que a sus 96 años seguía siendo innovador, jovial y revolucionario, tres atributos que se identifican con la edad juvenil. Sampedro era un indignado más, y su perfil hizo bueno el pensamiento de André Gide: “Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez”. La suya no comenzó nunca. La atención hacia la vejez es antigua y han existido distintas visiones de la misma. Ya Platón imprime una visión intimista de la vejez dando importancia a la forma en que habría que prepararse para esta etapa en la juventud; en este sentido Platón es un antecedente de la

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concepción positiva de la ancianidad donde tendrían cabida aspectos relacionados con la prevención. Por el contrario Aristóteles considera la vejez aquella etapa caracterizada por el deterioro y la ruina, una especie de enfermedad natural sin cura. Entre estas dos concepciones ha girado el interés por los viejos en los distintos momentos de la Historia. En la antigua Roma se ponderaba la experiencia y la sabiduría propias de la vejez y sus integrantes gozaban de poder decisorio en el Senado, y otro tanto ocurre en las culturas orientales. En nuestro mundo de hoy no se mira ni la ciencia ni la experiencia: solo se mira la cuenta de resultados de las empresas, y si para los beneficios es bueno retirar de la circulación no ya a viejos, sino a personas con 55 años, pues fuera: estaríamos muy próximos a la visión aristotélica de la inutilidad de la vejez. Afortunadamente hubo pensadores centrados en la vertiente platónica del asunto, como Francis Bacon en el siglo XVII, que fue uno de los precursores de la ciencia que hoy llamamos gerontología. El peso que ha adquirido en el último siglo la atención prestada a la población anciana tiene una innegable vertiente estadística: la esperanza de vida ha aumentado espectacularmente por los avances de la medicina, la alimentación y la higiene. Unido a esto, el desplome de las tasas de natalidad en el mundo occidental y desarrollado ha hecho que los viejos hayan dado la vuelta a las pirámides de población, siendo el estrato que más crece en todas las sociedades. Y un buen ejemplo de esto lo tenemos en el ámbito rural y en nuestros pueblos. Este fenómeno ha hecho que en las políticas sociales y en los presupuestos económicos tengan un peso específico importante las dotaciones para la vejez. Residencias, atención sanitaria, pensiones, diseño de ocio, ayudas domiciliarias y a la dependencia, centros de día, pisos tutelados y un largo etcétera configuran una importante obligación política que no siempre es sensible a los problemas de la vejez, sobre todo cuando, como sucede en el momento actual, estas necesidades entran en confrontación directa con la cortedad de los recursos económicos disponibles. Ya hemos empezado a ver cómo las pensiones están menguando virtualmente (lo harán más en el futuro) y la Ley de Dependencia ha quedado en una intención irrealizable; y si se mantienen los viajes del IMSERSO es por no mandar al paro al personal de los hoteles de la costa. Muchos viejos, lejos de disfrutar de un descanso ganado en toda una vida, deben ahora hacer malabarismos para evitar ser desahuciados o mantener a sus hijos sin trabajo ni prestación, volviendo a la olla común que creíamos erradicada. Quienes todavía no somos –o no nos consideramos- viejos, tenemos que pensar que aquello que consigamos hacer hoy por esta etapa de la vida a la que irremisiblemente tendemos no solo beneficiará a los viejos actuales, sino que también es lo que “heredaremos” cuando llegue el momento, que está más próximo de lo que pensamos. Pero con los recortes sanitarios, los copagos farmacéuticos y la disminución de las prestaciones, en paralelo al aumento de los precios, por no hablar del desempleo galopante, lo que estamos gestando realmente es una vejez mucho más austera para nosotros mismos que la que siempre imaginamos. Así las cosas, para la vejez no solo cuenta ya el aspecto puramente cuantitativo de añadir más años a la vida. Ahora y más que nunca debe prevalecer el aspecto cualitativo de dar más vida a los años. Y para esta calidad de vida deseada, con los factores económicos adversos que por desgracia se atisban en el horizonte, a mí me parece que el apoyo de la familia adquiere una relevancia especial que se estaba perdiendo. Volvamos a la piña familiar, podemos encontrar en los abuelos la sabiduría, la mesura y la prudencia de quien ha vivido más tiempo y ha pasado por peores crisis. No dejemos a los viejos solos. La compañía y el apoyo que ellos encuentren también son una verdadera siembra afectiva que nosotros cosecharemos algún día. Ahora bien, esto no quiere decir que abdiquemos de nuestra lucha por un futuro mejor. Mientras llega nuestra vejez es bueno recordar que, como José Luis Sampedro, indignados seremos más tiempo jóvenes.

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En este mes de junio he celebrado las bodas de oro de mi promoción, como médico urólogo. Gran parte de estos 50 años los he dedicado al trasplante renal. Me pide Cruz Díaz Marcos, nuestro amigo y Director de la Revista ACEÑA, un artículo. Lo hago encantado, por ser la Revista de mi pueblo y escribir sobre el tema que tanto me ha ilusionado durante mi vida profesional.

TRASPLANTE RENAL. PASADO Y PRESENTE Por Marcelino González Martín, eminente médico urólogo, natural de Pescueza. La sustitución de un órgano destruido por otro, para garantizar la vida, el trasplante, “representa la epopeya más apasionante de la ciencia médica”, en opinión de R. Küss (eminente cirujano francés). Esta aventura científica ha supuesto la ilusión de muchos médicos, cirujanos, fisiólogos y biólogos, con varios Premios Nobel, a lo largo del siglo XX y del presente. También ha sido necesario ingente trabajo y muchos sacrificios. Ha sido una larga travesía, con enfrentamientos por defender distintos puntos de vista científicos, éticos e incluso económicos. T. Starzl, cirujano americano impulsor del trasplante hepático, en la portada de su autobiografía (El Hombre Puzzle), reproduce un cuadro de Goya, ”Duelo a Garrotazos”, queriendo significar la lucha que mantuvo para llevar a cabo el trasplante de hígado. J.M. Gil-Vernet, pionero e impulsor del trasplante renal en España, también denunciaba los problemas que tuvo en sus comienzos: “uno de los obstáculos con que nos enfrentamos, en el amanecer de los trasplantes, es la crítica despiadada de un sector médico, para quienes los trasplantes eran un acto de soberbia que iba contra la naturaleza del hombre, contra la esencia misma del ser humano…”. El resultado del trasplante, hombres trasformados, quimeras, existieron como creación del espíritu o como representaciones simbólicas de religiones o antiguas civilizaciones. En la primera década del siglo XX, varios cirujanos franceses, alemanes y austriacos, inician la práctica de trasplantes en animales de experimentación, sobre todo en perros, seleccionando de forma preferente el riñón por sus características anatómicas. Alexis Carrel, cirujano francés, tiene el mérito de ser el que ideó y desarrolló la técnica del trasplante renal. Escribía al respecto: “he comenzado las investigaciones sobre la técnica operatoria de las anastomosis vasculares con el objetivo de realizar el trasplante de diversos órganos. Simple curiosidad operatoria actualmente, el trasplante de un órgano podrá quizás un día tener cierto interés práctico”. En 1910 había logrado perfeccionar la técnica quirúrgica, no solo para trasplantar riñones, también patas en perros. Se convirtió en un personaje muy popular, en un mago de la cirugía; admirado por muchos, odiado por otros, que le consideraban un monstruo que debía ser enviado a la silla eléctrica. Finalmente sus aportaciones científicas son reconocidas y en 1912 le fue concedido el Premio Nobel. En los años posteriores se investiga sobre el fenómeno que conduce al fracaso del trasplante: el rechazo, que aparece para eliminar al tejido extraño. Se producen avances en su conocimiento, pero no en su prevención; por lo cual, aunque se realizan los primeros trasplantes de riñón en humanos en la década de los 30, los resultados son muy malos. En los mejores casos el riñón funciona, escasamente, algún día. La aventura de los trasplantes se paraliza unos años por la II Guerra Mundial y, aunque se reinicia en 1945, es en la década de los 50 cuando se producen avances de interés. Los estudios inmunológicos han progresado en el conocimiento del rechazo. A mayor identidad, comprobada en diversos estudios entre familiares, menor posibilidad de rechazo.

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En París, Navidad 1952, un joven, a consecuencia de una caída, sufre una grave rotura renal con importante hemorragia que precisa extraerle el riñón para salvarle la vida momentáneamente. Se comprueba que era el único riñón que tenía, por ausencia congénita del otro. La madre, a sabiendas de la grave situación y de las pocas posibilidades de éxito, insiste en la decisión de donarle uno de sus riñones. Los cirujanos Vaysse y Oeconomos acceden y realizan el primer trasplante de donante vivo de la historia. El paciente se recupera y el riñón funciona perfectamente durante los días siguientes. Bruscamente, a los 21 días deja de funcionar y el paciente fallece días después. Este éxito inicial convence a los equipos de trasplante de que la posibilidad de evitar el rechazo habría que buscarla entre gemelos idénticos. En 1954 por fin un éxito total, en Boston (EE UU). En el Hospital Brigham, el equipo de Joseph Murray y Jonh Merril trasplantan el riñón entre dos hermanos gemelos idénticos. La evolución posterior es totalmente satisfactoria, funcionando el riñón perfectamente, sin producirse ningún tipo de rechazo. Hacen una vida normal durante muchos años. Ambos doctores recibirían el Premio Nobel en 1991. Este primer caso de éxito entre gemelos confirmaba totalmente la indispensable identidad genética para lograr el éxito, e irá seguido de diversos trasplantes, realizados en las mismas condiciones, tanto en EE UU como en Europa. A la vez, distintos equipos de investigadores profundizan en el estudio del rechazo, el problema inmunológico, recibiendo por sus hallazgos el Premio Nobel: Peter Medawar, de Inglaterra; Jean Dausset, de Francia; George D. Snell, de EE UU, y B. Benacerraf, de Venezuela. En la década de los 60, dos hechos muy importantes van a impulsar los trasplantes. Por una parte el invento del riñón artificial, por W. Kolff (científico alemán emigrado a EE UU), permitiendo la supervivencia de los pacientes con insuficiencia renal y con ello aumentando los pacientes trasplantables; y por otro, el reconocimiento científico y establecimiento legal del coma irreversible y muerte cerebral, por neurofisiólogos, que permite la extracción de órganos del cadáver con latido cardiaco, lo cual aumenta los posibles donantes. Los tratamientos antirrechazo, cada vez más eficaces, especialmente con Corticoides y Ciclosporina, y los estudios de conservación del riñón mediante la perfusión de distintos líquidos a baja temperatura, permiten mejorar extraordinariamente la supervivencia de los riñones de cadáver. En la década de los 70, la supervivencia del trasplante renal, o sea, riñón funcionante, es del 65% al primer año y en la década de los 80, del 80%. En España empiezan a realizarse trasplantes renales en 1960, pero la evolución los primeros años es muy lenta, de tal forma que en 1975 solamente se realizan 39, aumentando significativamente en los años siguientes, llegando a 1000 en 1988, a 2000 en 1998 y 2550 en el 2012. En 1995 se crea en España la ONT (Organización Nacional de Trasplantes) que, además de la labor de Coordinar, realiza la importante labor de Informar y Difundir, promoviendo la Solidaridad, concienciando a la población sobre la conveniencia

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de la Donación de Órganos del familiar fallecido. Los avances de la Medicina pueden hacer realidad el trasplante, beneficiándose especialmente el receptor, mejorando su salud, su calidad y cantidad de vida. Los órganos del fallecido no se convertirán en ceniza. Seguirán viviendo en otro cuerpo al que darán vida. Actualmente es España el país número 1, con mayor número de trasplantes renales de cadáver por población, en base a esa Solidaridad; pero aún puede mejorar disminuyendo las negativas a la donación, que ha sido del 15 % en 2012. En nuestro país, hace unos años, las necesidades de trasplante renal se cubrían con los órganos de cadáver, muy específicamente a consecuencia de accidentes de tráfico. Actualmente, en base a nuevas normas, vehículos más seguros, etc. este número ha disminuido. Por otra parte, el número de receptores ha aumentado, al aceptarse para trasplante pacientes antes excluidos por la edad (más de 60 y menos de 5), por tener otras enfermedades graves (de corazón, hígado, diabéticos, etc). Estos pacientes actualmente son aceptados, y no solo se les trasplanta el riñón, a la vez se les trasplantan los otros órganos: corazón, hígado, páncreas, etc. Además, los pacientes pueden al cabo de unos años precisar de otro trasplante, por fracaso del anterior. Estos pacientes ingresan de nuevo en lista de espera y vuelven a ser trasplantados. Actualmente hay en todos los programas de trasplante con larga experiencia, pacientes con 3, 4 e incluso 5 trasplantes de riñón. Por lo anteriormente expuesto, las necesidades, el número de pacientes con insuficiencia renal que precisan un trasplante, superan las posibilidades. Para cubrir estas, en los últimos 10 años se ha impulsado la donación de vivo y actualmente este tipo de trasplantes representa sobre el 15 % del total. El donante suele ser pariente próximo: padres, hermanos, pareja, aunque no es imprescindible. El donante, llamado “buen samaritano”, hace donación de uno de sus riñones a la ONT y desde esta se envía, para su implantación, al mejor receptor. Los donantes vivos deben hacer declaración ante el Juez, declarando que se someten libremente a la intervención de donación de un riñón, sin ningún tipo de coartación, previo completo estudio, para excluir algún tipo de padecimiento que desaconseje la intervención. Habitualmente la extracción del riñón se realiza mediante cirugía laparoscópica, que acorta el tiempo de recuperación y disminuye las posibles complicaciones o efectos secundarios de la cirugía convencional abierta. Este tipo de trasplante tiene algunas ventajas sobre el de donante cadáver. El paciente no precisa entrar en programa de diálisis, ni en lista de espera. La recuperación del receptor es más rápida en base al inmediato funcionamiento del riñón trasplantado. Por último, estos riñones tienen una supervivencia mejor que los riñones de cadáver. Estos últimos tienen una supervivencia, a los 5 años, del 63%; mientras que los de vivo es del 75 al 85 %, a los 5 años, dependiendo del grado de identidad. Finalmente quiero aclarar que la experiencia, en las estadísticas a nivel mundial, es que el donante vivo de riñón podrá seguir haciendo una vida totalmente normal, siendo la supervivencia igual a la población sana con dos riñones. Las relaciones de amor, cariño o amistad entre donante y receptor, antes lógicamente buenas, tienden a mejorar y ser excelentes. No podía ser de otra forma.

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E L ESPÍRITU DE LA DEHESA Por Ismael Carmona García F il ól og o, pro fe s or de l a tí n y grieg o e investi ga d or y def en s or d el Estremeñu: e l hab la p op ul a r y tradicional de Extremadura.

Muchas vezis no arreparamus enas cosas más cercanas, tolo contrariu, por causa delo que llaman globalización conocemus enantis lo dahuera que lo dadrentu. No se puei aguantal que dein larga a una coltura que se destiendi por mé delas herramientas delas que ella mesma despón, entri que s’ahuegan otras muchas que no son escapás de espresal-si. Quandu salimus al campu i vemus cómu enverneci ena primavera la nuestra dehesa conas froris brancas i amarillas de escobas, xaras i retamas, lilas de cantuesus i lirius, de mapolas colorás, se entremescran enas narizis los goloris del romeru, del tomillu, dela presta o la magarça i polos lombus se retuercin las enzinas hiziendu figuras de sombra i airi enos nuestrus ojus, mos sobrecogemus pola variedá. Si aballamus pa otru país, mos gozamus conos saboris de pratus que no conociámus, mos retratamus delantri de casas, puentis i palacius que paquí no son vistus i dimus comu taramas locas entre canchus o estautas que paquí no ain. Mos susprendemus delas costumbris que los tiempus án díu tallandu ena genti i, cona golienda de conocé-las, mos çamargullimus i mos imponemus en ellas, enque sea por oras o días, precurandu adatal-mus. Essi caraiti social dela genti mos permiti compartil las esperencias dela vida i enllenalmus de tó i de tós, reparandumus en que nel hondón encontramus los parecíus. Peru quandu essus parecíus dexan de susprendel-mus porque la coltura pierdi el sentíu de vía de comunicación i passa a entendel-si comu barrera de comunicación, mos pensamus que la igualdá es tiral del raseru paque las quartillas dela coltura pesin toas lo mesmu. Aquí en Estremaúra, comu en otras muchas tierras del mundu, la coltura delos puebrus siempri luzeó entre la fatiga delos sus pobraoris. Son razinas de sol que divan destraçandu el caraiti delos estremeñus que, dendi los que medían el tiempu aburacandu pieras ata los que s’assentavan en castrus en cima de cotorrus o los que se divan con el su ganau cañá alantri buscandu pastus mejoris, asseñalarun el su comportamientu. Eran bravíus los antiguus, libris ena naturaleza de enzinas i canchus, conociendu enos sus trebajus los maniantalis i riveras, saliendu de cabresteu a abrigual la calol del sol. Muchas colturas passarun por aquí a queal-mus la su huélliga: celtas, romanus, germanus, morus, judíus i cristianus. Ca qual cona su lengua, los sus diosis, la su coltura. Huerun gustosus d’estas tierras los puebrus más bravíus i los más aventajaus i sin dil-si del tó, siguin a vivil entre nusotrus. Antigüíssimas ténicas de piera seca, erencia de vetonis i lusitanus, acovijarun la vida de pastoris i guardas del campu por sigrus; calçás que destraçarun con pacencia los romanus i que otrus suarun hendiendu el suelu mos truxun pas i guerra. Norias, canalis, molinus salpican las vegas, ________________________________________________________________ 11 Pescueza, agosto 2013 - Página 11


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inginiería dun puebru que conocía el coraçón del’agua porque ena su tierra los desiertus acistavan la vida. Ai unus sigrus vinun del norti cavallerus cristianus a hazel-si cona ferti Estremaúra, muandu el quartu crecienti pola crus i a governal destensas fincas i puebrus. En baxu de tós estus sinus, adagius i canogías, los estremeñus mos criamus aprendiendu de toa essa genti cona horma dela dehesa, las montañas i los sagraus Guadiana i Taju. Aprendimus a palral lenguas polías, rezias i libris, a hazel casas que de largu no se destacan del entornu, a entendel la diniá del guarrapu, a hazel achiperris de corcha, a vivil lo mesmu en una barrera de piçarra que renti alas corrientis bravías de Guadiana, a confial entre nusotrus i nusotrus queandu la puerta delas casas abiertas pa quien lo precisara. Con tó i con essu son osaus de llamal-mus puebru incultu i inoranti. Tanta á síu la machaquina dendi estus tiempus atrás que desconfiandu-mus de nusotrus propius amus teníu a bien i precisu hondeal con toa essa coltura encarcujá i enhastiosa i abraçal sin reparus la que pola educación i los canalis de comunicación actualis entró. Assina los zagalis hazin escorroçus i s’escupulizan quandu oyin mental ná dela su tierra, estuviendu inorantis delo que más cerca tienin, porque, impuestus enas colturas i lenguas folasteras, vivin enas farullas del enganchi tenológicu, desenganchaus dela ralidá. Los estremeñus estamus perdiendu el espíritu dela dehesa, respirandu del airi descoloríu dela globalización andi ya no semus frutu dela estoria, del ambienti, dela naturaleza daquí, si no hilinus grisis duna redi tecía mu largu. Assinque no entendemus ni los canchus aburacaus, ni las calçás, ni los molinus, ni las casas de piera, ni la lengua delos nuestrus avuelus porque los queamus aburríus. Las çarças devoran las palabras conas que llamamus las toças, las ombreras, las taramas, las bogallas, los picapecis, las pegas, los honchis i los cascabullus. No conocemus el amigu quandu lo llamamus amigu ni la calleja quandu la llamamus calleja, porque namás quea que la conseña dela piera en que l’amistá i la calleja se sostriban. El estremeñu se deslei, s’insuelvi, i la moorra dela puelmi gris vai emboeciendu i agalvanandu el caraiti, sin pensal, a pocu a pocu, ata desparecel-si. Muchus puebrus del mundu están abaxandu-si, amenuyendu las deferencias, alixandu la coltura que dexa de sel charramandusca pa sel prana. Ya el carné de identidá no son las nuestras palabras ni las nuestras acionis porque milenta de pessonas hazin lo que nusotrus i sin embargu no dexamus de sentil endrentu que estamus desacolocaus. Namás rezetamus una cosa: volvel a escuchal el ritmu dela dehesa i sentil delos nuestrus avuelus las palabras conas que mientan la ralidá, por si poemus encontral otra ves el nuestru sitiu. Trugillu, a 16 de mayu de 2013 ________________________________________________________________ Página 12 - Pescueza, agosto 2013

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El nuestru palral Texto extraído de “Mi Extremadura” de Miguel y Elisa Herrero Uceda, Elam Editores Con las palabras construimos todo el paisaje humano y expresamos nuestros sentimientos, y por mucho que hayan querido hacer que lo olvidáramos, la Cultura Rural ha sido la gran forjadora del lenguaje. Quiero fer una prosa en román paladino en el qual suele el pueblo fablar a su vecino (Gonzalo de Berceo). El lenguaje hablado en Extremadura, el castúo, según el término acuñado por el poeta de Guareña, Luis Chamizo, o el estremeñu como prefieren denominarlo otros lingüistas, es una lengua de la familia del asturleonés, diferenciada en el altoextremeño, más arcaizante, y el bajoextremeño, con más influencia meridional. Dentro del lenguaje común cada localidad presenta sus peculiaridades en el habla. Los extremeños están empezando a darse cuenta de la riqueza de su lenguaje y como afirma el profesor Manuel Ariza, ya no está penalizado, como antes, hablar el extremeño, ni en los medios de comunicación ni en las escuelas, porque no creo que a ningún maestro se le ocurra corregir a un alumno por su uso, a lo que añade, hay que intentar convencer de que los extremeños no hablan un mal castellano, sino un buen extremeño. Paeci mentira que angunus jechin por tierra lo nuestru, estu que mienta la genti que es patrimoñu estremeñu. Drentu d’aquellas raizis que mos hizierun un puebru, deviamus de defendel el abla de aquellus tiempus que mos truxerun del norti los pastoris i cabrerus asturianus i leonesis, que jecharun a esti suelu la hondura i la simienti d’esti puebru duru i reziu. (Cruz Díaz Marcos, Palrandu de reziu en estremeñu) Todo esto, sin desdeñar el castellano o español, que es también nuestra lengua propia y la cultura que nos une a todos los pueblos hispanohablantes. Desde las obras de José María Gabriel y Galán y Luis Chamizo, el castúo hablado tradicionalmente se ha plasmado en textos escritos, configurando una literatura vernácula; donde cada vez son más los nuevos poetas y escritores que utilizan esta lengua como vehículo de cultura. –¡Jombri Quicu! ¿Óndi vienis tan tardi? –Den ca Calru, pos sa queau sin bocha. –¡No igas trolas que soy el arcardi, y debu sabel porqué se trasnocha! –No mientu, cascó porque estaba pocha. –¿Y pol dal la cabezá vienis que ardi, y en vez de vereas, escogis la trocha? –Es pol la mujé que enfermó esta tardi. –¿Y estandu duenti, temis a Bartola? –Comu ca quisqui; comu tú, a Jeroma. –No caigu del ñíu, no pasa la bola, tú eris rijiosu, merecis maroma. (Antonio Herrero Alvarado, Amanecer)

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José María Alcón Olivera nos cuenta en Requilorio, la primera novela escrita enteramente en extremeño, los recuerdos de un anciano, el tío Alejo, mientras espera a sus compañeros de tertulia. La genti por antoncis se casaba con las sayonas, los pañuelus de mil coloris, y toas esas cosas en ellas y ellus los trajis d’antis tamién, esus qu’ara lo llaman típicus, iban tos asina vestíus, amus, los que tuvieran. Investigadores, como el filólogo Ismael Carmona García, están sentando las bases de su ortografía y su gramática, estudiando todos los sonidos, como aparece metafóricamente en su cuento El entallavientus. Polo que siempri ei oyíu que era mu ardilosu, de mó y manera que siempri estava tenteandu á cómu atravesaba esta oja o ándi entaponava el güecu aquel pa hazel palabras polías que la genti las conociera. Enos días que más espirau estava hazia palabras comu ambelga, alardina o chafardu que aprendía alos pastoris, alos artolanus, alos çachaoris o alos havaleru, comu andu velequí yo agora. Los rasgos más característicos de este habla son, en primer lugar su gran expresividad, que junto a la profusión del uso del diminutivo acabado en ino o inino, eran chiquirrininus dambus hermanus, y su peculiar entonación, dan al lenguaje un acento dulce y musical de gran colorido. No son solo importantes los vocablos, sino la forma de construir y pronunciar las frases, su entonación, su sonido, su deje, su gracejo. Se podría decir que más que hablar cantan. Esto se puede notar oyendo expresarse a las personas mayores que son las que conservan más puro el lenguaje. – ¿Pos cómu es que no anda p’aquí Utaquinu? – ¿Aquí? ¡Ahg! – ¿Pos óndi está? – ¡Andá! ¿Po óndi quieris que esté? Paí, enreandu, ¡conchu!, ¿qué te paeci? La expresividad se concreta con la utilización de innumerables interjecciones: ¡andá!, con un significado de sorpresa, pero cuando se pronuncia largo y caído; ¡aaaaandá!, se le añade cierta resignación. Ahora, si cambiamos su sílaba tónica ¡anda! es una llamada de atención, cuando nos parece mentira lo ocurrido: ¡Anda María!, María la de Santana, que no has teníu dos ralis pa pagal la borrasca. El ¡ahg! gutural surge cuando no se está de acuerdo con lo dicho, mientras se inclina algo la cabeza: ¿Qué ici que va a labralu él solu?, ¡ahg! El ¡andanda!, si la afirmación del interlocutor sale fuera de nuestra lógica, ¡andanda!, ¿pos no sabis que e de baldi? Otras interjecciones denotan nuestra determinación a pesar de los acontecimientos ¿qué no me quieri?, ¡po allá vea!, o nuestra ignorancia en algo que no tenemos porqué saberlo ¡qué sabemus acá!, el ¡ira, ira! o ¡vira, vira! para llamar la atención. La familia de los demostrativos velahí, velehí, velaquí, velallí... señalan algo, a veces con resignación o indiferencia, sin querer dar explicación: ¿Y pos cómu te fuisti tan prontinu? -¡Po velahí! El sonido de un chasquido rápido con la lengua cuando las cosas están como debe ser, se queó tan ricamenti, ¡chap!, y muchas otras exclamaciones que se utilizan profusamente. Debemos vivir inmersos en este mundo para darnos cuenta de todos los matices de un lenguaje tan expresivo. El pueblo manifiesta en sus dialectos (obra artística suya) todo su carácter e individualidad: por eso le vemos preferir unos sonidos a otros, unas articulaciones a otras y crearlas propias y en armonía con su esencia llegando a veces a aplicarlas con fin estético. (Antonio Machado y Álvarez, Demófilo) Podemos resumir otras propiedades de nuestro léxico, como son: El cierre de las vocales terminales e y o transformándolas en i y u: leche lechi, vaso vasu; la pronunciación aspirada de la j:

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Badajó, así como la aspiración de la f en muchas palabras que en castellano evolucionaron a h muda, a la que le damos un sonido de casi j: jaba, jatu, jocino... incluso en palabras que en castellano siguen con la f como juerza. Y sus dirá tamién como palramos los hijos d´estas tierras, porqu´icimos asina: jierro, jumo y la jacha y el jigo y la jiguera. (Luis Chamizo) La aspiración sorda y sistemática de la s final de las sílabas. Algunos autores que escriben en castúo lo indican representándolo con h estamos ehtamuh. En algunos casos se omite la s cuando manifiestamente no se pronuncia pasando a alargarse la vocal final, ¡amu quita paí! Cambio del sonido final de sílaba, r en l, en muchas palabras roel, apañal, aunque a veces se da el fenómeno contrario sordau, ombrigu, arcaldi. El uso de la palabra tío, tía con el nombre de las personas, normalmente mayores, el tío Nicetu, la tía Inacia, era una forma habitual para nombrarlas y dirigirse a ellas. Está totalmente generalizado el artículo con el nombre de la mujer, ¡andá, la Antonia!, y también aunque menos con el de hombre, el Pacu que no mos lo quieri arrendá. Es muy frecuente oír el artículo más el posesivo, la mi burrina. Existen diferencias en muchas conjugaciones verbales: viniun por vinieron, hiciun por hicieron, tuviun por tuvieron, truji por traje, truju por trajo, trajun por trajeron, iendu por yendo. Vemos que se emplea la forma verbal gerundio pasado formada a partir del pretérito: Jiciendu, pusiendu, dijiendu... Antié pasé toa la tardi pusiendu pieras en el muru pa cerral el portillu. Empleo de la preposición en delante de gerundio para darle un matiz del momento de realizarse, por ejemplo: pasandu la cancela verás el tinau, peru en pasandu ten cudiau con el bujeru. Se utiliza también para dar un significado de inmediatez, en comiendu salimus, con el significado de nada más acabar de comer. El uso de los apodos o motes estaba muy extendido, hasta el punto de que muchas personas eran más identificables por el apodo que por su apellido. Los motes se transmiten de padres a hijos con mucha frecuencia. Hay quien no le gusta su apodo y solo se les nombra así por detrás, pero otros lo llevan con orgullo, ya que lo toman como su nombre familiar: ¡Anda! La potrina del Cañafla e bien guapa. A propósito del uso de apodos, recuerdo el chasco que le ocurrió a un muchacho, todo empezó cuando su madre le mandó hacer un recado: – Juaninu, dati una carrendilla a la botica y traemi media libra d’unguentu, peru al boticariu no le llamis Mochuelu, que es el moti. Dili don Severu, oyis bien, don Severu. El muchacho fue todo el camino repitiendo –Don Severu, don Severu, y na de Mochuelu, no se me olvía. Al entrar en la botica, dijo en voz alta, muy ufano –¡Güenus días, don Severu!, (no vei, no se me olvió)– y agregó, ya más relajado –pongami usté media libra de Mochuelu. No perder el habla y la entonación, sentir satisfacción y orgullo de ello, conocer y usar las palabras es mantener vivo este lenguaje rico que conocían y utilizaban cotidianamente nuestros padres y nuestros abuelos. Sácame la cuenta del aceiti que hogaño mos toca del lagal po la parti que es nuestra. Se maquilan sesenta cuartillos p’acá parti entera, y nosotros tenemos, ya sabis, una media tercia que tu madre heredó de una quinta que tenía tu agüela Teresa. (José María Gabriel y Galán, Varón)

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Ahora, a nosotros nos toca recoger el testigo y evitar que pueda caer en el olvido. No perder el habla y la entonación, sentir satisfacción y orgullo de ello, conocer y usar las palabras es mantener vivo un lenguaje. ¡Extremadura! No rejuyas de la vos de tus ancestros, porque d’ella nus sentimos mu ergullosos los que palramos asina, porque semos extremeños. (Javier Feijoo, Porque semos extremeños)

Escritores extremeños en defensa de nuestra habla. Festivalino de Pescueza. Taller de habla extremeña, abril 2012. De izquierda a derecha: Cruz Díaz Marcos (poeta), Fran Herrero Uceda (folclorista), José María Alcón Olivera (novelista), Miguel Herrero Uceda (escritor), Javier Feijoo (poeta), Ismael Carmona (filólogo), Mª Ángeles (esposa de J. Feijoo), Elisa Herrero Uceda (escritora) y Antonio José Herrero (pintor e ilustrador).

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RUTA ACEÑA DEL TÍO AMANCIO Por Lourdes Porras Valle LOCALIZACIÓN: Pescueza, Cáceres. La ruta trascurre por el antiguo camino que comunicaba la localidad de Pescueza y Casillas de Coria. DIFICULTAD: Baja. DURACIÓN Y DISTANCIA: La ruta tiene una duración aproximada de 2 horas y una distancia de 5,8 kilómetros (ida y vuelta). INICIO Y FIN DE LA RUTA: El inicio de la ruta se encuentra en la Plaza del Álamo de Pescueza y el fin está en la Aceña del Tío Amancio, a orillas del Río Alagón. TIPO DE SENDERO LOCAL: Lineal (ida y vuelta). REALIZACIÓN DE LA RUTA: Se podría realizar la ruta a pie, en bicicleta o a caballo. ALTURA MÁXIMA Y MÍNIMA: Entre 355-207 metros sobre el nivel del mar. PUNTOS DE INTERÉS: Aceña del Tío Amancio a la llegada y Aceña de Morales al otro lado del Río Alagón. En la localidad de Pescueza se puede ver la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, la Ermita de San Antón y la Ermita del Cristo. FECHAS IDÓNEAS (mes): E F M A MJ J ASO N D DESTINATARIOS: Ruta apta para cualquier persona que disfrute de la naturaleza y quiera apreciar una gran diversidad de flora y aves. El camino es bastante fácil para senderistas menos expertos. MAPA: Mapa ruta Aceña del Tío Amancio - Pescueza

PERFIL: Perfil ida

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WAYPOINTS O PUNTOS DE INTERÉS: NOMBRE

COORDENADAS

ALTURA(m)

Inicio

29S x=701343 y=4421601 336

Arroyo el Canchalón

29S x=702142 y=4423493 268

Aceña del Tío Amancio

29S x=702231 y=4424090 224

DESCRIPCIÓN: La ruta parte desde la Plaza del Álamo de Pescueza y trascurre en dirección al camino de Casillas de Coria (utilizado antiguamente por los “pescozanos” para ir hasta la mencionada localidad). Durante este trayecto se divisan cocheras y huertas vecinales hasta encontrarnos con el primer cruce de caminos, en el que tenemos que continuar de frente por una calleja de paredes de pizarra y amplios huertos con encinas, olivos, retamas y numerosa vegetación herbácea anual donde podemos destacar el género Diplotaxis.

Cochera y huertas de los vecinos de Pescueza Cuando llevamos caminados exactamente unos 300 m, nos encontramos con otro cruce de caminos, en el cual debemos seguir por el hito que aparece en la imagen, entre las paredes de pizarra. Al poco de pasar este cruce observaremos un gran olivar a la derecha.

Cruce de caminos en las proximidades del municipio

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A esta altura observamos casualmente 2 cigüeñas y una garcilla bueyera. A la izquierda vemos un pantano del que antiguamente se abastecía el pueblo de Pescueza y que actualmente se dedica a coto deportivo de pesca.

Cigüeña blanca y garcilla bueyera en vuelo Empezamos a observar en el recorrido especies de flora como el majuelo (Crataegus monogyna) y atravesamos un arroyo que surtía al pantano antes mencionado. El camino ahora transcurre por parcelas alambradas y llegamos a otro cruce, en el que tendremos que seguir en línea recta y el cual nada más pasar, a nuestra izquierda, vemos un cebadero de ganado porcino dedicado a la crianza de cerdos. A partir de este punto empezamos a divisar a ambos lados numerosas jaras y algunas retamas.

Camino a seguir, al fondo cebadero de cochinos Cuando llegamos al km. 1,2 aproximadamente, nos encontramos con un nuevo cruce de caminos en el que tampoco debemos desviarnos. A partir de aquí empieza a ser más espeso el bosque de vegetación mediterránea, principalmente observaremos encinas y jaras. También divisaremos bonitas vistas de la Sierra de Gata, Gredos y la Jañona, junto con el pico de Jálama (el más alto de la sierra de Gata).

Jara pringosas (Cistus ladanifer) a ambos lados del camino, al fondo la Sierra de Gata

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En el último tramo de la ruta podemos ver el Arroyo Canchalón, donde observaremos gran cantidad de pizarras y vegetación típica de rivera como, sauces, tamujas, fresnos y algunas encinas cubiertas de líquenes (simbiosis entre algas y hongos y su presencia demuestra la poca contaminación del lugar).

Arroyo Canchalón Este arroyo nos llevará hasta la Aceña del Tío Amancio en la orilla del Río Alagón.

Arroyo Canchalón

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Desembocadura del Arroyo Canchalón al Río Alagón Unas vistas sorprendentes, las cuales no espera el caminante, aparecen de repente. La Aceña principal tiene una piedra para moler colocada justo a la entrada, colocada en el suelo. Tiene 3 alturas, escaleras de arco y 3 ventanas en la parte posterior.

Río Alagón, Aceña del Tío Amancio, Aceña de Morales, Casa del Molinero y Bujío

Río Alagón, Aceña del Tío Amancio y Aceña de Morales

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También podemos ver la Casa del Molinero y un “bujío” en muy buen estado.

Bujío Desde esta aceña se cruzaba antiguamente para llegar a Casillas de Coria, de ahí el nombre del sendero que hemos seguido. FAUNA: En las proximidades del municipio podemos ver fauna doméstica como caballos, vacas, perros, gatos, gallinas y cerdos. Además podemos observar llamativas aves como el buitre leonado, alimoche, milano negro, milano real, zorzales, cogujadas, cigüeñas, garzas y numerosos paseriformes como el colirrojo tizón, petirrojo, curruca o herrerillo

Colirrojo Tizón y Petirrojo VEGETACIÓN: La ruta resume la riqueza y diversidad de vegetación de la comarca representado por especies como la encina, sauce, olivo, peral silvestre, higuera, majuelo, torvisco, retama, escoba, tamuja, cantueso, pan y quesillo, ombligo de venus, candil, acedera…entre otros.

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GEOLOGÍA: Durante la ruta podemos observar numerosas pizarras que componen las paredes de las huertas vecinales y a medida que nos adentramos en el camino, en los arroyos del Canchalón y el Río Alagón, aparecen rocas del mismo material metamórfico, así como rocas sueltas susceptibles de ser transportadas por el curso fluvial como son los cantos rodados. La aceña y la piedra que servía para moler son de granito (roca ígnea plutónica formada por cuarzo, feldespato y mica).

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EN COLOR SEPIA.- Álbum de recuerdos LA MOLIENDA Por JUSTO DÍAZ GRANADO Este artículo es uno de los que más me gusta ofrecerles, primero porque en el molino fue donde trabajó mi familia y yo mismo, y segundo porque en él se refleja perfectamente la mecánica, la física, la fuerza, etc. que son mis pasiones; también considero al molino muy importante ya que transformaba el producto, que con tanto trabajo hemos sacado de la tierra, el grano, en otro producto, la harina, para hacer el pan, base de nuestra alimentación. (Sirva este artículo para complementar el que ya editaron en el nº2 de su revista Aceña). Voy a describir uno de los procesos de transformación más importante, que es convertir el trigo en harina. La molienda antiguamente se efectuaba: primero con dos piedras de granito (como un mortero); segundo, entre dos piedras se echaba el grano con las manos y se le daba vueltas, como una especie de molinillo de café, el grano quedaba estrujado entre una piedra y otra y se producía la harina; esta operación era muy costosa y de mucho esfuerzo. Como la fuerza del hombre no era suficiente se recurrió a la fuerza animal; el sistema era parecido a la noria de sacar agua, una bestia tiraba de un palo haciendo dar vueltas a una piedra de granito llamada volandera sobre otra llamada solera; pero aún era insuficiente, necesitábamos más potencia y se pensó aprovechar las corrientes de los arroyos, gargantas y ríos (es el caso de su Aceña: aceña de tío Amancio o Morales). ¿Qué energía a era la que hacía funcionar nuestra Aceña? Se construía una pesquera o azud en el centro del río para hacer subir el nivel del agua, de esta manera había una diferencia de nivel y con ello una caída que era la que produciría más fuerza; dicho azud o pesquera se construía con piedras grandes y entrelazadas unas con otras y en seco, para hacerlas más resistentes a las corrientes del agua; esta se hacía pasar por un canal que a la entrada disponía de una compuerta de madera la cual se abría y se cerraba con una palanca; el agua iba por su peso. En dicho canal iba montada la rueda con paletas, llamada vitruviana; la presión del Piedra de molino recién agua era la fuerza motriz de la picada aceña, por medio de una transmisión (árbol) levaba el movimiento a una rueda dentada, llamada antrueja, esta llevaba unos dientes de madera llamados pinazos que enganchaban a otra llamada farolillo que aumentaba las revoluciones y al mismo tiempo sacaba en posición vertical el eje del giro, ya que en dicho eje iba montada la piedra volandera que dando vueltas sobre la solera molían el grano. El peso de estas era de unas 50 arrobas; la piedra tiene un orificio en el centro que era por donde caía el grano procedente de una torva, en dicha torva había una madera que se movía, esta se llamaba torvilla o canaleja. A las piedras de moler le vamos a dedicar un poco de atención, pues se lo merecen, ya que son el corazón del molino. Como hemos dicho, se llaman volandera y solera.

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Estas piedras o muelas, que así se llamaban, eran de granito, material muy duro, ya que interesaba que no se desgranaran para que no fuese a la harina, pues luego se masticaría la arena al comer el pan. Las primeras fueron de granito y más tarde de pedernal. Hablemos un poco de la técnica de la muela: La muela era una mole redonda de 1,40 m de diámetro y 40 cm de altura; su peso, 150 arrobas; alcanzaba 150 vueltas de revoluciones por minuto o menos, porque si la llevaban a más revoluciones la harina se calentaba y esta podía arder y no saldría bien. La muela era labrada a base de piquetas de acero muy duro; ya en nuestra época las muelas venían de Francia, llamadas de Lamerte, y eran de pedernal. Las muelas aguantaban 100 fanegas de pica a pica. ¿Qué es la pica? Era una piqueta de acero que ponía a la muela áspera pues con el rozamiento del grano se ponían lisas y ya no podían moler. Cuando esto ocurría se levantaban por medio de una grúa previamente allí instalada, solo para este menester, y se le daba la vuelta y quedaba con la cara de arriba hacia abajo, se picaba y se volvía a colocar en su posición original. Todo el conjunto del molino se encontraba en un lugar denominado ACEÑA, esta solía estar frente a los pueblos en el punto más cercano a los ríos. El molinero era el responsable de estos menesteres; este oficio estaba muy bien considerado. Vivía en la aceña, en una casa que estaba montada unos metros más arriba para evitar que cuando venían las riadas le inundara la casa, no ocurriendo así con la aceña, que se inundaba todos los años; cuando esto ocurría había que sacar todo el fango, secar las piedras y los ejes. El proceso de transformación del grano ya viene de antes de Jesucristo, y los molinos han seguido una evolución a lo largo del tiempo. En el edificio existían también tres máquinas muy importantes: la limpia, deschinadora y cedazos. La limpia era la máquina que se encargaba de sacarle al trigo los terrones, las puntas al grano y todas las cosas que llevaba, como bellotas, clavos, etc. e incluso “las cagás” de los gatos, ya que el trigo se guardaba en las trojes; resumiendo, todo lo que fuera más grueso que el trigo. Esta máquina era un cilindro de chapa perforada que en su interior tenía unas aspas que se movían a gran velocidad y con ello se rompían los terrones y a la vez se despuntaba el grano de trigo, pues esta punta era perjudicial para la harina; el producto que salía de la limpia se llamaba polvillo y era utilizado para la comida de los cochinos, y el resto quedaba separado. Como se trillaba en el suelo, el grano llevaba chinas que eran del mismo calibre que éste ¿Cómo se podía limpiar? De esto se encargaba la otra máquina: la deschinadora, que era la encargada de separar las chinas, pues si estas llegaban a la piedra le daría un sabor malo al pan y también le podía hacer mucho daño a la piedra de moler; esta funcionaba con un movimiento de vaivén, con un cigüeñal transformaba el movimiento rotativo en alternativo y separaba las chinas por peso. Ya está el grano (trigo) listo para molerse y pasa a la piedra de moler; en este momento se produce la harina y el salvado, los cuales se tenían que separar (en aquellos tiempos no se quería el pan integral: harina y salvado juntos), por ello tenía que pasar a otra máquina la harina, que es transportada por un elevador hacia el cedazo. ¿Qué es el cedazo? Es una máquina que va forrada de una tela muy fina y deja pasar, de lo que molió la piedra, la harina, y deja encima el salvado, que es la cáscara del trigo. Hay también una tela un poco más abierta que dejaba pasar el rollón, es un elemento del trigo que está entre el grano y el salvado. Lo que cernía el cedazo, que era ya la harina limpia, pasaba por un tubo a los costales, que era el sistema de almacenamiento, para su posterior transporte. Ya está la harina limpia para otra transformación, que es pasar de harina a pan. Aprovecho este artículo para saludar cariñosamente a todo el pueblo de Pescueza.

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HISTORIA DEL HORNO TEJERO Y MIS VIVENCIAS EN ÉL. POR ISIDORO MARTÍN SÁNCHEZ Esta experiencia la tuve a través de mi familia paterna, ya que mis familiares por la rama materna eran ganaderos y vivían en el campo. Por los años 35-36 ocurre una fatal desgracia, fallece mi madre tras una larga y penosa enfermedad, yo solo contaba dos años; mis abuelos maternos eran Dionisio Sánchez, falleció antes de nacer yo, y María Belén Sánchez, que falleció cuando yo tenía tres años. El 18 de julio de 1936 estalla la terrible guerra civil española, que duraría tres años. A unos cuatrocientos metros del pueblo de Pescueza, en la parte izquierda de la carretera que conduce a Portaje y a la derecha de la charca municipal, se hallaba la finca donde estaba instalado el Horno Tejero de Pescueza. Los mayores protagonistas del Horno eran mi abuelo Francisco y mi padre Demetrio, ambos eran profesionales; mi padre se especializó mucho en el oficio, toda vez que iba a Coria varias temporadas a tejares más importantes donde había muy buenos maestros tejeros. Por aquellos años en Extremadura existían muchos tejares, una industria totalmente artesana, hasta que llegó la técnica mecánica de la cerámica y los pequeños hornos tejeros se extinguieron. En el horno tejero trabajaba todo el que podía; como todo era artesanía pura, conllevaba mucha mano de obra. Generalmente mis tíos Ángel y Francisco traían jaras para el fuego de la cocción, las transportaban a lomos de caballerías (borricos); mi abuelo cavaba la tierra y la grea, que era una tierra especial más fuerte; el transportista era mi hermano Ángel (Angelete) que contaba sólo trece años y lo hacía a lomo de caballerías aparejadas, en un serón. Se depositaba en una pila a especie de charco, allí se mezclaba tierra y grea; esto corría a cargo de mi tío Alejandro, que era el barrero. Comenzaba la faena trayendo agua con dos cubos de la charca municipal, situada a unos 30 metros de nuestro taller de fabricación; una vez amollecida la tierra, el barrero se descalzaba, subiéndose el pantalón a la altura de la rodilla, y con el revés del azadón amasaba el barro; hecha esta operación, se colocaba un mandil y haciendo grandes bolas de barro las transportaba a tres metros de distancia, al tejarón, donde se encontraba una especie de mostrador pequeño llamado "banco"; al lado se hacía un enorme montón de barro de un metro de altura por medio metro de grueso. Allí, ya con el material, empezaba la fabricación de las tejas a cargo de mi padre Demetrio y mis tías Eugenia y Clementina, que eran las tendedoras; el tendido se hacía sobre la era, para esto tenían unos moldes llamados "greillas", y otros llamados "galápago" y "rasero". Tenían una lancha de pizarra fina y al lado unos ojales conteniendo polvo de tierra y arena cernida, este producto se echaba en la lancha y en la greílla con el fin de que las tejas salieran de los moldes sin pegarse, en la greilla se depositaba el barro aproximado a la capacidad del molde y con la mano quitaban el barro sobrante; por último pasaban el rasero que era una tabla lisa de medio metro de longitud. Seguidamente actuaban las tendedoras poniendo el molde galápago al lado de la lancha de fabricación; trabajando en cadena, las tendían en la era, que era una zona de terreno llano, para que las tejas y ladrillos no se desfiguraran. También tenían un cubo o caldero con agua para mojarlas y darle brillo. Todas estas operaciones tenían que hacerse lo más rápido posible, ya que al tratarse de masa al temple, esta se podía pasar. Este arte requería mucha figura, lo mismo el maestro fabricante que el tendedor o tendedora. También se hacían ladrillos, siendo

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más fácil su fabricación; tenían unos moldes de tabla cuadrada y en el centro una traviesa para que con el mismo trabajo salieran dos a la vez; los había más finos y más gruesos, según el molde; los finos se llamaban tarines. También se hacían adobes, pero estos no requerían mucha especialidad; del cieno de la charca, con un molde más grande, le echaban paja molida para que el barro-cieno uniese más, estos no se cocían. Al terminar la fabricación con el material suficiente para la capacidad del horno, y una vez bien secos todos los materiales, se procedía al enhorne. Se colocaba en primer lugar, y junto a los arcos, el material más grueso para el golpeo del fuego; se colocaban en filas que se llamaban "dagas", dejando unos huecos para la penetración del fuego, llenando como la mitad del horno. Luego, como material más sensible, se colocaban las tejas y en último lugar el trabajo de los niños, que hacían borregos, toros, caballos, bolindres, etc. También los mayores hacían tapaderas de barro para los pucheros; su fabricación era una teja metida en el molde greilla, una horquilla de jara que le servía de compás cortada con la navaja por la raya, con su correspondiente asa para el agarradero. También hacían como una especie de media luna para sostén con el fin de ponerlos de calzo y así evitar el derribo del puchero, esto se llamaba gato. La construcción del horno consistía en una especie de pozo tapado de tierra por todos lados para evitar la fuga de fuego, esto se llamaba terraplén; tenía una puerta para facilitar el enhorne, que durante la cocción se tapaba con barro. Pegado a la hornilla de los arcos había una especie de barranco que se llamaba "caldeo", donde se arrojaban los haces de monte, y con un horcón de hierro se introducían, por la hornilla, al fuego; esta operación era muy penosa, duraba 24 horas, día y noche, en pleno verano; el fuego tenía que ser simultáneo, por lo que se relevaban a menudo; el abuelo Francisco traía una botella de vino para hacer más llevadero aquel duro trabajo. Una vez cocido todo el material y frío el horno, se procedía al desenhorne, que era sacar el material hecho; aquello, para nosotros los niños, era un acontecimiento; allí salían las figuritas cocidas que habíamos hecho de barro (toros, ovejas, caballos, bolindres, etc.), algunos salían mutilados por la presión del fuego. A pesar de la dura tarea, estas pequeñas cosas eran satisfacciones para nosotros, y el juego no estaba reñido con la supervivencia. Parte económica: Los materiales se vendían bastante bien, venían con carros y caballerías de los pueblos colindantes: Portaje, Cachorrilla, y en la localidad, por lo que se sacaba algún dinero para comer.

Lugar donde estuvo ubicado el horno tejero Convivíamos con mi familia citada, mis hermanos y primos, nos juntábamos seis o siete de los mayores pues también los había más pequeños. Esta guardería de los pequeños estaba a cargo de mi abuelo Francisco. En la citada finca, a continuación del Horno Tejero, separado por una pared de piedra, se hallaba el Huertino, una pequeña porción de tierra que formaba parte de la finca, allí trillábamos la cosecha de cereales, se sembraban patatas, garbanzos, cebollas, ajos, tomates, etc.; igualmente teníamos

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higueras con higos negros y verdes y un abundante y hermoso chumbal que formaba parte de este paisaje. Los higos chumbos desempeñaron un buen papel, a pesar de su difícil manejo, por los pinchos, servían de desayuno muchas mañanas. La abuela Trinidad, esposa de mi abuelo Francisco, corría a cargo de la alimentación, hacía para todos una entomatá con huevos y patatas pequeñas cocidas en una enorme perola de barro bien llena, pues éramos muchos comensales; los pequeños mojábamos el poco pan que había en el tomate para saciar el abundante apetito. Estoy hablando de unos años difíciles; terminada la guerra, por los años 1940-41, miles de personas murieron de hambruna, todo estaba fiscalizado y no había forma de comprar comestibles. También recuerdo que varias noches pernoctábamos al raso, en la paja de los cereales. En alguna ocasión se producían tormentas, entonces los mayores se levantaban a recoger las tejas tendidas en la era para evitar que se mojaran y las colocaban bajo techo en los tejarones. Nosotros, los pequeños, con tres, cuatro, seis o siete años también nos refugiábamos bajo techo en el pajar situado en la misma finca, en compañía del abuelo, cuando arreciaba la tormenta y tronaba fuerte, como críos que éramos, soltábamos la risa; entonces el abuelo nos reñía, y como buen filósofo nos decía: “¿No comprendéis que una tormenta no puede traer cosa buena, y sí mala, como un rayo, inundaciones, derrumbe de alguna casa u otra calamidad?”. También recuerdo que a mi abuelo le gustaba mucho enseñar a sus nietos; en aquellos tiempos era un hombre algo capacitado, por lo que me hacía las siguientes preguntas: P:¿De dónde eres ? R (con mi lengua de trapo propia de un niño de 3-4 años le decía): De Pesquesa. P: ¿De qué provincia?. R: De Cáseres. P: ¿De qué región? R: Extremaduga. P: ¿De qué parte del mundo? R: De Gopa, hombre. Por los años 1943-44 falleció la abuela Trinidad y entonces… ¡Qué orgullo de familia unida como una piña ante las desgracias y tanta miseria! Todas las personas mayores relacionadas en este escrito -con excepción de mi hermano Angelete que, con 87 años, conserva una salud estupenda- yacen en sus respectivos sepulcros. Hace dos años falleció en Barcelona mi primo y amigo, Paco González Martín; un año después fallece, también en Barcelona, Gabriel Rodríguez Ramos, un amigo de la infancia; igualmente, Anselmo Melchor Rodríguez, un amigo, fallece en Madrid hace tres meses. Todos estos trabajadores eran hijos de nuestro querido Pescueza, pueblo que los vio nacer y crecer, y que, por los años sesenta, se marcharon a estas capitales a trabajar en busca de un ambiente más favorable económicamente para ellos. A su familia, a todos los mentados en estas líneas brindo mi emocionado homenaje, que en paz descansen.

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RECUERDOS DE MI NIÑEZ EN LA ESCUELA DE PESCUEZA Por Luis Mateos Ramos Desde el año 1941, famoso año del hambre por los estragos de la guerra civil española, empecé a ir a la escuela, al cumplir los seis años de edad. Antes de esa edad no se podía ir, ni había escuela de párvulos ni de infantiles; así que había que esperar hasta cumplir los seis años. La Escuela era pobre y miserable: una pequeña aula, sin luz, ni agua corriente, ni calefacción de clase alguna, excepto el maestro, que usaba en su mesa un brasero de picón. En esta pequeña aula teníamos el siguiente material escolar: cinco mapas de las cinco partes del mundo, un mapa de España, dos encerados para escribir con tiza, seis bancos para los mayores, dos banquetas para los más pequeños, una pequeña estantería para los pocos libros que había, un pequeño armario para siete u ocho pizarras y trozos de las que se habían roto (en estos trozos escribían las letras los más pequeños), dos estuches para plumas y pizarrines, que eras de malísima calidad, y una mesa y silla para el maestro.

Asistíamos a la escuela unos veinticinco o treinta niños entre seis y doce años. Las niñas tenían un aula colindante, pero nunca nos comunicábamos con ellas, ni en la clase, ni en los juegos durante el recreo. Los pocos libros que había eran insignificantes y de malísima calidad. Estos eran los libros que teníamos: seis enciclopedias para los mayores, cuatro manuscritos, cuatro o cinco libros de cuentos y fábulas, tales como “Lecturas de oro”, “Marujita”… y algún pequeño libro de botánica, física, química, etc. Una cartilla para los más pequeños, donde aprendían las letras y un Catón para los que ya iban enlazando las sílabas y las palabras. Estos libros y demás material eran propiedad de la escuela y no se podía llevar nada a casa. Los mayores teníamos un cuaderno de nuestra propiedad para escribir al dictado y otros textos que nos leía el maestro, pero tampoco se podían llevar a casa, siempre había que dejarlos en la escuela; solo en alguna ocasión, previa petición de permiso al maestro, nos los llevábamos para que lo vieran nuestros padres. ________________________________________________________________

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Era tanta la escasez de material y tan precarias las economías familiares que, a veces, los padres no podían comprarle un cuaderno a su hijo. Recuerdo que una vez mi madre me hizo un pequeño cuaderno, cosido a hilo, de un pliego de papel de barba que compró en el estanco y que tenía siete u ocho hojas.

El horario escolar era el siguiente: Entrada a las diez de la mañana y salida a las dos de la tarde con media hora de recreo. Por la tarde, de cuatro a seis, excepto los jueves por la tarde que “no había escuela” como solíamos decir. El horario de mañana se desarrollaba de la siguiente forma: Escritura al dictado que el maestro nos leía y que nosotros desarrollábamos con nuestra capacidad, tales como cuentos, fábulas, textos históricos, etc. Seguidamente había que estudiar la lección que el maestro preguntaría después: los lunes, Gramática, artículos y verbos. Martes, Geografía, todo lo relacionado con el sistema planetario, ríos, cordilleras, capitales de provincia, naciones, volcanes, terremotos, islas, archipiélagos, etc. Miércoles, Aritmética, ángulos, triángulos, circunferencias, líneas, etc. Jueves, Catecismo, mandamientos, sacramentos y todo lo relacionados con la religión y doctrina católica. Viernes, Historia de España, los reyes godos y visigodos, iberos, celtas, suevos, vándalos , alanos, romanos, árabes, etc. Sábado, Historia Sagrada, Adán y Eva, el diluvio universal, Abrahán y Moisés, Isaac, Esaú, Jacob, los israelitas, Palestina, etc. También leíamos, uno por uno, algunos textos, según en la etapa en que estuviéramos. Todos los días, los mayores nos turnábamos para darles la lección a los más pequeños, que escribían sobre muestra e iban conociendo las letras en la cartilla; después pasaban al Catón, que ya iban enlazando con las sílabas y las palabras. Al mayor que le tocara darles clase a los pequeños estaba exento de la lección aquel día. Por las tarde, de cuatro a seis, se estudiaba Aritmética, los mayores en el desarrollo y solución de problemas y los más pequeños haciendo los números para ir aprendiendo a sumar y restar. Los que iban más adelantados estudiaban la tabla de multiplicar y dividir, y si sabían ya multiplicar y dividir, hacían cuentas, para después sacarle la prueba; si no salía bien, había que darle otro repaso o dos, hasta que saliera la famosa PRUEBA DEL NUEVE, que la mayoría de los maestros de hoy no la saben y que me perdonen la frase. ________________________________________________________________ Página 30 - Pescueza, agosto 2013

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Los sábados por la tarde tocaba dibujo, cada cual dibujaba en su cuaderno lo que él quería, con muestra o sin ella; lo hacíamos con lápiz y teníamos un trozo de goma de alpargata para borrar la raya o línea que no saliese bien. También, esa tarde, le dábamos de colores a los dibujos que habíamos hecho durante la semana sobre los textos que habíamos escrito, lo hacíamos con unos pequeños colores que tenía el maestro en unos estuches de lata. Algunas tardes se daba una pequeña lección de botánica, física o química, sistema métrico decimal, etc. Las cuentas y problemas los escribíamos en la pizarra, para poder borrar los números cuando había un error, los borrábamos con saliva y la manga del jersey. En el cuaderno escribíamos con tinta de unos tinteros que teníamos en los bancos, que eran de plomo; en el tintero se mojaba la pluma de chapa que, por cierto, la mitad de ellas no escribían o escribían muy mal. Cuántas veces, al entrar por las mañanas, al empezar a escribir, le decíamos al maestro: “Señor maestro, aquí no hay tinta”; entonces el maestro venía con la botella y echaba una poquita. Había que tener mucho cuidado porque se podía manchar el banco o el cuaderno según mojaras la pluma, y eso tenía un castigo. También había castigos por no saber la lección, no sacar bien la cuenta, venir tarde, etc. Los castigos, normalmente, eran: ponerte de rodillas, quedarte sin recreo y algún cachete o torniscón en la cabeza, y, además, algún “vardascazo” en la mano con una pequeña vara de olivo que el maestro usaba para tal fin.

En el invierno, todas la mañanas, íbamos dos chavales de los mayores al Ayuntamiento a echarle un brasero de picón para el maestro, después nos acercábamos al horno de tía Lina o de tía Florencia a que nos echaran una poquita de lumbre en el brasero para llevarlo después a la escuela. Cuando se llegaba tarde a clase o se había pedido permiso para ir a orinar, al volver había que decir desde la puerta: “Ave María Purísima, ¿se puede pasar?”; el maestro te decía: “Adelante”; entonces entrabas y te colocabas en tu sitio. También se pasaba lista, aunque ________________________________________________________________

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no todos los días; al salir por la tarde el maestro decía en voz alta: “Fulano de tal” y tú contestabas “Servidor de usted”, cogías la boina que gastábamos y te marchabas, porque en la clase había que estar descubierto. Los sábados por la tarde había que llevar las uñas de las manos bien cortadas, porque el maestro nos las miraba. El sábado, antes de salir, se rezaba una oración y después, todos en fila dentro de la clase, con el brazo derecho en alto y la mano extendida, cantábamos el Himno Nacional y el Cara al Sol, porque así lo mandaban las leyes de la Dictadura. Todos los domingos había que ir a misa, y nos sentábamos en unos pequeños bancos que había en la Iglesia reservados para los niños y niñas de la escuela con sus maestros. Nuestro maestro era cazador y, muchas veces, estando jugando en la plaza, pasaba él con dos liebres colgadas de la cintura; al cruzarnos con él teníamos que acercarnos, cruzar los brazos, quitarnos la boina y darle las buenas tardes. Como puede verse, había mucha disciplina. La media hora del recreo se pasaba en la inmediaciones de la escuela jugando a los bolindres, a los cartones de las cajas de cerillas, tirando la peona en la lancha del Rincón de Tía Tomasa y viendo herrar los burros y caballos a tío Jesús o viéndolo trabajar en la fragua. Pasada la media hora, el maestro hacía sonar una pequeña esquila que tenía y que se oía en toda la calle, entonces todos gritábamos: “arriba, arriba”, entrábamos en la clase y nos colocábamos cada cual en su sitio. En los domingo y festivos, después de misa, salíamos a poner el cepo en la calleja del Porquero, en algún corral, esterquera y debajo de algún olivo. Con el cepo capturábamos gorriones, cogutas, chachapines, escardenchas y otros pájaros que abundaban por la zona. Se le ponía al cepo, como cebo, un grano de cebada tierna, que buscábamos en los excrementos de las cabras, cerdos o vacas. También, alguna tarde, casi siempre en primavera, el maestro nos llevaba de paseo al campo, a las afueras de los huertos. Allí nos entreteníamos en hacer chozos, puentes, carboneras; todo en miniatura. Otros imitaban el labrar la tierra con un gancho de jara que hacía de arado romano. Algunas veces el maestro nos mandaba a buscar una flor y traérsela, para explicarle cada una de las partes de que se componía dicha flor: cáliz, corola, estambres y pistilos. Otras veces mandaba dibujar el mapa de España en el camino, trazándolo con un palo, en la posición de los puntos cardinales, con sus principales ríos, etc. También solíamos hacer pizarrines de piedra, raspándolas y redondeándolas, para luego escribir con ellos en la escuela. Y en estos y otros menesteres solíamos pasar las tardes de paseos. Muchas veces me sorprende todo lo que conseguíamos aprender con los Luis Mateos, niño. pocos libros, lápices y demás material, todo precario y de muy mala calidad. Y estos son los recuerdos que tengo de mi niñez durante los seis años que estuve en escuela. Gracias a nuestro maestro, D. Emilio García Mateos; era natural de Casas de Don Gómez. Fue un maestro extraordinario, que supo educar, enseñar y guiar a sus alumnos durante los veinticinco años que ejerció su profesión en Pescueza. Se marchó a su pueblo natal en el año 1946, donde siguió ejerciendo su profesión hasta su jubilación y donde falleció. ________________________________________________________________ Página 32 - Pescueza, agosto 2013

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V I V E N C I A S 7 Por Bartolomé Ramos Rodríguez Por los adelantos que hoy disponemos estamos informados “ipso facto” de todo lo que acontece en puntos lejanos. Conocemos la fuerza de los tornados (reciente Oklahoma) y el gran poder destructivo que almacenan, con esa fuerza centrífuga inmensa por la velocidad interna de giro que adquiere, capaz de absorber y levantar en ese vacío interior un árbol, secar una charca o levantar un edificio. En la zona de la Fresnedosa se ha formado alguno y ha pasado por Holguera. Aquí ya van destruidos siete u ocho secaderos de tabaco en cuatro o cinco ocasiones. Recuerdo el primero (aproximadamente hace 30 años), lo vi formarse en el antiguo basurero, actual ermita de San Isidro. Me llamó la atención su ruido, distante unos 600 m, la negrura de sus nubes con penachos que a veces descolgaban para absorberlas con rapidez y cómo en aquellos 10 – 15 minutos iba aumentando el tamaño con esa forma espiral, como vemos en las fotos de las borrascas. Para mí fue emocionante aquel espectáculo natural y, por si acaso, estaba al lado del coche, pero sin pensar que a mi regreso a casa vería con rabia un secadero convertido en un montón de ladrillos, y así comprendí la fuerza que pueden desarrollar. Voy a reducir tamaño y comentar los remolinos (pequeñísimos tornados) que en nuestra infancia, y especialmente en el verano, más de un sombrero de paja sin barbizcachi se llevaron lejos. Aquellos remolinos de aire caliente los considerábamos como un juguete y levantaban polvo, pajas, vencejos y como mucho algún sombrajo. También se les llamaba “bruja” y quizás por ello nos decían que haciendo una cruz se iban para otro lado, pero con el tiempo íbamos comprobando que no era efectivo. Solían ser inoportunos, en especial alrededor de las 7 de la tarde, que era la hora de dejar un ratino la yunta parada en la parva para comer la ensalada que con frecuencia nos la llenaban de polvo, pajas y alguna hormiga que otra. La ensalada la comíamos. No había frigoríficos, pero apetecía por el frescor del barril (poroso) incrustado en la jacina. Llenarlo era una demostración de equilibrio o pulso. Los de mi zona, El Cristo, íbamos en cuadrilla a un pozo (entonces de tía Valeriana) en la zona del Valleltoro. Teníamos la práctica de no verter apenas cuatro gotas pues en nuestro chip estaba la orden de no malgastarla, por ser escasa en aquellos meses. Llenar los cántaros, y tanto fueron a la fuente que dejaron su huella en los poyos de granito hoy visible, era tarea femenina y tenían que madrugar. Todo un arte traerlo lleno sobre la cabeza apoyado en la rodilla (utensilio para que no “royera), equilibrio y belleza . ¡Qué distinto a hoy, los litros que se nos van al alcantarillado!. Termino recordando los caminos y callejas polvorientos por el tránsito de personas y animales. Verdaderas pinturas hechas con las huellas de los pies, patas de équidos, bóvidos, ovinos, perros, hormigueros etc. Nos llamaban la atención las de los lagartos que eran más planas que las de las culebras, que eran más serpenteantes . Todo ello lo observábamos con detenimiento y sacábamos nuestras conclusiones de dirección, tamaño… La naturaleza era nuestro mejor libro abierto, ¡No lo estropeemos¡.-

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EN MEMORIA DE MI HERMANO JOSÉ MARÍA: Por Antonio Rodríguez Rodríguez Mi padre, tío Matías, en sus Recuerdos de una vida escribió: “El día 28 de mayo de 1951 tuvimos nuestro primer hijo, José María Rodríguez Rodríguez; por cierto, a la hora que nació, sobre las cuatro de la tarde, yo estaba esquilando ovejas cuando me avisaron que tenía un niño; yo me fui corriendo a casa a verlo, así es que dejé la oveja que estaba esquilando, que era malísima, era de tío Saturnino Clemente; no sé quien terminó de pelarla…” así relata mi padre la manera en que se enteró del nacimiento de José María. El 22 de febrero de 2013, a través de una llamada telefónica, le llegó la noticia de su muerte. Entre ambas fechas, toda una vida. Era mi hermano José María una buena persona, un hombre bueno, una de esas personas que hacen mejores a aquellos que están a su alrededor; y somos muchos los que recordamos alguna palabra, algún hecho, algún ejemplo suyo con los que aprendimos a ser mejores. Pero las buenas personas se hacen, se construyen, con la ayuda de otras buenas personas que fueron sus modelos a seguir, sus guías, sus apoyos… Por eso quiero recordar aquí a mis padres, a Matías y Carmen, las primeras personas que con su sabiduría, su ejemplo y su sacrificio ayudaron a mi hermano a ser como era. Nada hay más duro para unos padres que perder a un hijo, no hay dolor más intenso y desgarrador, ni llanto más amargo y triste que el que han vivido, ni mayor rabia y desesperación. Así los he visto… apenados, pero enteros, con la entereza de ánimo del que se ha acostumbrado a las penas… y a salir de ellas… y seguir viviendo. Sé que mi hermano, esté donde esté, se siente orgulloso de ellos, y les dice, con amor de hijo, ¡gracias por todo…! José María nació en Pescueza y siempre llevó Pescueza muy dentro, sus orígenes, sus primeros años, sus recuerdos, sus gentes…, por eso parte de sus cenizas descansan para siempre cerca de la Rivera, camino de El Arenal. En su recuerdo, escribí este breve poema: In memoriam En Málaga, a 22 de febrero del año 2013, cerca de la medianoche… …la luna iluminó su última sonrisa y un suave aliento fue su despedida, la espiral de su tiempo giró sobre sí misma y se hizo eterna… naciste a la memoria, y vives en el corazón de aquellos que sonríen cuando te recuerdan.

José María, en la Romería de San Marcos de 2010.

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A JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ...YA EN EL RECUERDO, DESGRACIADAMENTE Por Agustín de los Riscos Angulo A todos los que le queríamos y le admirábamos, se nos ha ido para siempre (al menos desde la perspectiva terrenal), hace tan sólo unos días, el inefable José María Rodríguez...Ya no está entre nosotros una persona tan buena, tan requetebuena, tan inmensamente buena, como fue (¡cuánto dolor y trabajo me cuesta escribir de él en tiempo verbal de pasado!) José María. Por aquello de que la frecuencia y universalidad de la muerte propician infinidad de obituarios y semblanzas postmortem de tantas y tantas personas y en tantos y tantos medios de comunicación, no me cabe la menor duda de que en este tema "está todo dicho" y requetedicho, con más o menos realidad, justicia y, en definitiva, verdad... Por eso, soy muy consciente de que es lo más probable que algunas de las cosas que voy a decir de José María a continuación ya estén "oídas", como aplicadas, más o menos frecuentemente, a otras personas de variada extracción y mérito, y "en boca" de deudos, familiares o amigos con tanta o más legitimidad que yo... La diferencia entre esos otros casos y el mío es que yo no quiero, bajo ningún pretexto, perder de vista y faltar al respeto y a la lealtad que le debo a José María, haciendo algo grandilocuente y/o vacuo que no responda, perfecta e inequívocamente, a la "VERDAD" (¡sí, con mayúsculas!) de José María. Y antes de seguir con esta semblanza de nuestro querido y admirado José María, he de advertir a quien lea estas líneas (surgidas con una cierta premura y transidas de pena y cariño) que empleo el epíteto de "HOMBRE BUENO" en el sentido y la caracterización "machadiana" del término, que me es tan conocida y querida (tuve la inmensa e inmerecida suerte de que mi padre fue otro de los hombres, de los pocos hombres -me duele decirlo-, que he conocido en mi ya larga vida a quienes se les puede aplicar, perfecta y justamente, esa cualificación vital y humana, sin que "rechine" lo más mínimo). O sea, José María era un hombre bueno, esencial y antológicamente bueno. Dicho así, sin más alharacas, parece que decir "hombre bueno" es decir muy poco o enmascarar con un eufemismo la posible falta de "sustancia" subyacente... ¡¡Nada de eso!! Ese concepto "machadiano" del término está "trufado" de virtudes humanas muy poco frecuentes en general y, en particular, en estos tiempos tan deshumanizados e insolidarios en que nos ha tocado vivir ¡Aunque muchos sólo hagan o se conformen con "vegetar" en él! Lo primero y fundamental de esa "bonhomía" que yo atribuyo a José María es que tenía un "CORAZÓN DE ORO" (¡anímico e inmaterial!... el corporal o material le ha hecho padecer mucho y es quien, finalmente, se lo ha llevado de este mundo) y todas las virtudes que, a continuación, le atribuyo no son más que una consecuencia y/o compendio de ese "corazón".

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Era José María una persona bien pensante; incapaz de un juicio a la ligera y/o frívolo de alguien, y le costaba una enormidad aceptar una conceptuación negativa (suya o ajena) del prójimo, por evidente o "palpable" que fuera esa conceptuación. Y, quizás también por ser bien pensado, era sumamente respetuoso y atento con los demás; por ello, era imposible oír o ver en él un exabrupto, ni siquiera un mal gesto o una mala contestación "incontrolada" y/o excepcional. Era la amabilidad y la afabilidad "hechas criatura humana"... Siempre, absolutamente siempre, con una sonrisa en los labios... ¡Todo un ejemplo, para quien lo sepa y quiera aprovechar! Es muy difícil (por no decir impensable) encontrar a una persona que se haya quejado menos de sus dolencias, sufrimientos y otras circunstancias de su vida Siempre, invariablemente, te contestaba que "bien" (o respuesta positiva parecida) cuando se le preguntaba cómo iba su salud o "sus cosas". Por ser la muerte tan consustancial con la persona humana, el hombre (como especie intelectual y superior) ya se ha acostumbrado y conformado, tras miles y miles de años "conviviendo" con ella, a aceptarla (salvo algunas excepciones) como algo ineludible. Pero esos mismos miles y miles de años de "convivencia" no han hecho desaparecer (también salvo las excepciones que confirman la regla) el deseo y la voluntad de conservar y alargar la vida... En esa línea, José María era tan inteligente que supo compatibilizar, con toda dignidad y entereza, esa certidumbre intelectual de la inevitabilidad de la muerte, de su propia muerte, con un enorme deseo y una férrea voluntad por conservar su vida. En eso (obviamente, en otras muchas cosas también) nos ha dado a todos un ejemplo excepcional y callado, aunque claramente perceptible para todos nosotros. Era servicial, atento y solidario (¡ay la solidaridad en estos tiempos que hoy vivimos!) con los demás hasta extremos inimaginables por alguien que se limite "a ir por la vida", sin más. Habría que repasar minuciosa y exhaustivamente su pasado para encontrar en él un "no" en algo medianamente sustancial o importante para los demás... ¡No sabía decir "NO"! Y que quede claro que saber decir no puede ser tanto una virtud como un defecto (todo depende de en quien resida esa condición) ¡En José María era una virtud, indudablemente! Podría seguir un buen tramo enumerando y ejemplificando virtudes de José María, pero, entonces, esta semblanza se haría interminable y, quizás, "insufrible" para algunos. ¿Defectos?... Supongo (¡y recalco e insisto en lo de "supongo"!) que algunos tendría, ¡"nadie es perfecto, salvo nuestro Padre Celestial, que está en los cielos" (frase con la que Jesucristo consolaba y animaba a sus fieles y discípulos); pero todos los que conocíamos y tratábamos a José María sabíamos de sobra que sus defectos pesaban infinitamente menos que sus virtudes. Por ello, se le podía aplicar, perfecta y justamente también, la máxima del Maestro: "por sus obras los conoceréis".

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Por ir concluyendo, quiero decir que a mí (quizás por aquello de que no soy creyente y, por tanto, no dispongo del arma de la fe cristiana y no tengo ni el consuelo ni la conformidad que ella proporciona) me cuesta un trabajo ímprobo aceptar, sin más, la muerte tan gratuita, incomprensible (al menos para mí) y prematura (¡sesenta y poquísimos años, "repletos" de ganas de vivir!) de alguien tan bueno y tan excepcional como José María, es más, me parece un "lujo" por parte de la naturaleza y/o de quien corresponda (lo digo con el máximo respeto y con la mayor voluntad de no herir la susceptibilidad de alguien... pero es lo que, honradamente, pienso). Por esa condición mía de descreído y ajeno y desconocedor de los designios superiores, no se me va de la cabeza el dicho de un buen amigo mío (cuyo nombre no viene a cuento ahora, pero hombre profundamente práctico pero no por ello menos sabio) que, ante casos tan "sangrantes" como el de José María, se lamenta así: "con la de canallas que hay sueltos por esos mundos de Dios... ¡y ni se resfrían siquiera!”. Pues, eso.

Y ya para terminar y aunque me había hecho el firme propósito al comenzar estas líneas de no recurrir demasiado a tópicos, "lugares comunes", cosas muy sabidas o frases hechas, no me resisto a traer a colación el maravilloso y esperanzador colofón de la "Elegía a Ramón Sijé" del tan humano y telúrico Miguel Hernández: “A las aladas almas de las rosas, del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero”.

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LA VOZ DE LAS ASOCIACIONES SOCIEDAD DE CAZADORES SAN ANTÓN Por Fernando Gómez Rodríguez El día 26 de mayo del pasado año, la Sociedad de Cazadores celebraba elecciones de renovación de su Junta Directiva y resultaban elegidas las siguientes personas: Presidente: Fernando Gómez Rodríguez. Secretario: José Antonio Cruz Sobrado. Tesorero: Juan Eloy Rodríguez Ucedo. Vocales: David Rodríguez Sánchez, Narciso Pérez Llanos y Julián Sobrado Martín. Como objetivos más destacados, la nueva Junta Directiva se ha propuesto: fomentar la práctica deportiva, organizar actividades cinegéticas, elaborar un nuevo Plan Técnico de Caza y realizar un riguroso control de la gestión económica.

Resultado de la suelta de perdices el 22 de diciembre 2012. Según algunas revistas especializadas en el tema de la caza, numerosas asociaciones de cazadores han desaparecido a causa de la crisis económica. Aunque la de Pescueza no corre ese riesgo, porque se asienta sobre bases sólidas, en las que de alguna manera participa todo el pueblo, hemos considerado oportuno introducir algunos cambios en el aspecto económico. Para que no resulte excesivamente costosa la cuota a los numerosos cazadores que apenas cazan, así como para facilitar el acceso a futuros aficionados, hemos bajado la cuota de temporada un 11 %. Otra medida de tipo económico adoptada está relacionada con la Federación Extremeña de Caza. Considerando que nuestra presencia en la misma era puramente testimonial y que las contraprestaciones que se recibían eran casi inexistentes, hemos decidido darnos de baja en dicha Federación. Desvincularnos de la misma va a suponer un ahorro para la Sociedad de Cazadores de 6oo euros por temporada.

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En otro ámbito de actuaciones, destacar que hemos solicitado a la Agencia de Medio Ambiente, la aprobación de la actualización y modificación parcial del Plan Técnico de Caza, introduciendo la posibilidad de abatir un determinado porcentaje de ciervas. No obstante, nuestro objetivo es más ambicioso. Trabajamos en la elaboración de un nuevo y completo Plan Técnico que se adapte a la actual situación de la caza en Pescueza. Contempla numerosas y posibles modalidades de la práctica cinegética, y permite el abatimiento legal de piezas de caza mayor en expansión, así como de otras Recuento de perdices. potencialmente presentes como el gamo. Un Plan Técnico exhaustivo, riguroso y con perspectivas de futuro. Dará cobertura legal a cuantas actividades cinegéticas se organicen y facilitará la tramitación administrativa de las mismas. Asimismo, se ha solicitado al Ayuntamiento la cesión de las “Masas Comunes” resultantes de la reciente concentración parcelaria efectuada en Pescueza. La petición ha tenido buena acogida en la Corporación Municipal, y le damos las gracias por ello. La cobertura vegetal de las mismas, y si se estima oportuno, la creación de refugios artificiales como majanos, acumulación de leña, etc., sin duda beneficiará a las especies de caza. Se introducirán mejoras en el calendario de caza que favorezcan la práctica deportiva y potencien las expectativas de los cazadores: • Para disminuir la presión sobre la liebre, se realizarán sueltas de perdices sin abatimiento inmediato, para que puedan ser cazadas durante la temporada. • Se adelantará unos días la tradicional suelta de perdices hacia una línea de escopetas, para que las no abatidas puedan ser igualmente cazadas durante la temporada. • Asimismo se procederá con la suelta de codornices, buscando una climatología menos adversa para la especie, y mediará un tiempo prudencial hasta el El 22-12-2012 Día de la Patirroja, la Soc. de momento de ir a cazarlas. Cazadores invitó al pueblo a comer un cocido. Con el objetivo de tener informados a los socios, hemos creado una página en internet. Aunque pretendemos que sea eminentemente informativa, puntualmente incluiremos algunas imágenes de las actividades que se organicen. Si algún lector está interesado en consultarla, la dirección es la siguiente: http://cazadorespescueza.blogspot.co m Conscientes del protagonismo del pueblo en la Sociedad de Cazadores, reconocemos públicamente su apoyo y le animamos a que nos acompañe en alguno de los eventos que organizamos. Nada nos produciría más satisfacción que poder comprobar que la Sociedad de Cazadores San Antón es una referencia de aprobación y de unión para todos los pescozanos.

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La Voz de las Asociaciones

.ASOCIACIÓN DE MUJERES RURALES DE PESCUEZA Por Emilia Gómez Agradezco a la revista Aceña la oportunidad que brinda a todas las personas que lo desean de poder participar en ella. Siempre ha sido acogida favorablemente entre todos sus lectores; unos por curiosidad, otros por vivir emociones en cada una de sus líneas, donde te llenas de nostalgia al recordar los tiempos pasados, y a la vez conocer algo que desconoces y deseas saber del pueblo y del entorno; sus fotografías son recuerdos entrañables que te llenan de emoción. Una vez más quiero hacer llegar la voz de la Asociación de Mujeres de Pescueza, a la cual pertenezco. No siempre en la vida te brindan una segunda oportunidad, por eso hay que aprovecharla. Quiero luchar por ella, pero no siempre encuentras lo que deseas; no es fácil saber complacer, a veces te desanimas por algo que deseas y no puedes conseguirlo; intento poner todo mi empeño y hacer todo lo que en mis manos esté, pues así lo deseo y lo siento; lucharé por la asociación, merece la pena hacerlo por la amistad de este grupo de mujeres de este pueblo pescozano, disfrutando de estar juntas reuniéndonos en algunas ocasiones, pues yo me siento muy contenta y satisfecha de que así sea, siendo una experiencia inolvidable de la cual guardo muy buenos recuerdos y una satisfacción enorme de poder trabajar por la asociación. No pido nada a cambio, me complace saber que esos momentos vividos y trabajados son especiales para mí y en mi vida siempre estará el recuerdo de mi paso por la directiva, con mi experiencia y dedicación a ella. Mi deseo es que la Asociación de mujeres siga adelante y pasemos buenos momentos en compañía todas juntas, luchemos por ella como hasta ahora hemos hecho. Gracias a las que la hicieron posible y a las que tuvieron la idea de formarla; a las socias que por motivos de trabajo u otras circunstancias se encuentran fuera del pueblo, acompañándonos siempre que pueden, y nos dan su apoyo, y a todas las que estamos ahí luchando por ella. Ánimo y adelante.

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La Entrevista

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LA ENTREVISTA-1 A SIDONIO RAMOS MARTÍN, ACORDEONISTA. No había baile, fiesta de quintos, boda, etc. en los pueblos de nuestra zona que, durante las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo XX, no amenizaran las alegres notas del acordeón de Sidonio Ramos, un pescozano singular, conocido en toda la comarca como destacado intérprete de este bello instrumento musical. Hoy, amablemente, a través de las páginas de Aceña y respondiendo a nuestras preguntas, se brinda a contarnos su historia y sus recuerdos como acordeonista. ¿Con qué edad empezaste a aprender a tocar el acordeón? Con 12 años. ¿Quién te enseñó a tocar? Un gran maestro e intérprete del acordeón que fue Antonio Montero (q e p d), natural de Cachorrilla.

Sidonio niño

Tu padre, Alfonso Ramos, también tocaba el acordeón y tenía un baile en el pueblo. ¿Fue este el motivo que te llevó a aprender a tocar el acordeón o tenías también interés y afición por él? Mi padre tocaba el acordeón, pero no tenía baile en aquella época; el baile lo puso después, cuando yo empecé a tocar el acordeón y mi hermana el “bombo” o batería. A mí me gustaba mucho el acordeón, y mi padre, al ver mi afición, me compró primero una pequeña y después, con el tiempo, otra ya más grande.

¿Cuánto tiempo necesitaste para aprender a tocar bien? Pues estuve yendo a Cachorrilla a aprender a tocar con mi amigo Antonio, que fue mi maestro y del que te hablé antes, alrededor de unos seis meses aproximadamente. ¿Con qué edad empezaste a tocar en el baile y actos públicos? Pues empecé con trece años; más o menos al año de iniciarme en el aprendizaje del acordeón. ¿Qué importancia tenía el instrumento del acordeón en nuestros pueblos durante los años 60 y 70 del pasado siglo? En aquellos años el acordeón tenía mucha importancia, ya que en todos los pueblos los bailes se hacían siempre con el acordeón y el “bombo” o batería. También en otros actos y acontecimientos populares, como las bodas y los quintos. En esa época, ¿eras muy solicitado para tocar en Pescueza y otros pueblos? ¿En qué pueblos y en qué actos solías tocar? En el baile de Acehúche Pues sí, en esos años era muy frecuente que me llamasen para tocar en los bailes de los domingos o en bodas y en las fiestas de los quintos; sobre todo en Casillas de Coria, donde estuve yendo muchos años. Fui en muchas ocasiones a Ceclavín, durante el verano, en el mes de agosto, que había muchas bodas. También he ido muchas veces a Acehúche y a Casas de Don Gómez. En fin, puedo decir que en aquella época llevé la música de mi acordeón, prácticamente, por todos los pueblos de la comarca.

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La Entrevista

¿Crees que el instrumento del acordeón ha perdido la importancia que tuvo en esa época? Pues sí, creo que el acordeón ha perdido mucha importancia con respecto a aquella época. Las fiestas y la forma de divertirse de la juventud son totalmente distintas. Ahora, con las orquestas en las verbenas o las discotecas, charangas, etc. el instrumento del acordeón ha pasado a un segundo plano. ¿Puedes decirnos la importancia en ganancias o en porcentaje de Con los quintos de Casillas de Coria ayuda económica que aportaba a la familia tu trabajo con el acordeón? Era mucha la importancia, en cuanto a ingresos económicos, que me aportaban mis actuaciones con el acordeón en aquellos años. Puedo decirte que solía ganar más que en el trabajo del campo, y esto se notaba bastante en la economía familiar. ¿Puedes contarnos alguna anécdota relacionada con tu actividad como acordeonista? Pues recuerdo que mi primera actuación con el acordeón fue en 1955, como te dije, a los trece años, en Torrejoncillo, que se empeñaron que fuese para la fiesta de los quintos. Allí estuve tres días tocando; el tercer día recuerdo que me montaron en una burra y encima del animal fui tocando el acordeón por todas las calles y bares del pueblo. ¿Te hubiese gustado que alguno de tus hijos hubiese seguido la tradición familiar aprendiendo a tocar el acordeón? Bueno, pues sí, a mí personalmente me hubiese gustado, pero ellos se decidieron por los estudios, y gracias a ello han conseguido tener un buen futuro, sólido y seguro. Tengo que confesar que me siento muy orgulloso de mis hijos. ¿Recuerda el primer dinero que ganaste con el acordeón? Pues sí, lo recuerdo perfectamente. Fue en mi primera salida, en el año 1955, con trece años, en los quintos de Torrejoncillo, como te he mencionado en la anécdota anterior. Fui ganando, en aquella ocasión, dieciséis duros al día, y resulta que, al final, me pagaron veinte duros diarios, por lo que al ser tres días los que estuve tocando, gané, en aquella mi primera salida, sesenta duros.

Sidonio con su actual acordeón, un regalo de sus hijos.

¿Te gustaría añadir alguna cosa más? Pue sí, mira, ahora recuerdo que mi abuelo Maximino, que era el enterrador del pueblo, cuando se enteró de que yo ganaba con el acordeón mil pesetas al día, me dijo que yo ganaba en un día como acordeonista lo que él ganaba en un año como enterrador; ya que mil pesetas era el salario anual que le pagaba a él el Ayuntamiento por su trabajo como enterrador en el cementerio municipal.

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La Entrevista

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LA ENTREVISTA-2 A SATURNINA GRANADO PÉREZ, HOSTELERA. Saturnina Granado, la Satu, como la llaman todos en el pueblo y en la comarca, es conocida en los municipios de la zona por su actividad hostelera en Pescueza. Su demostrada amabilidad y simpatía con los clientes le ha dado una atractiva y conocida singularidad a esta pescozana que, junto a Juan José, su marido, apostaron por su pueblo y en él decidieron implantar sus proyectos y actividades. El pasado 17 de septiembre de 2012, se cumplieron 40 años de la apertura del Bar Satu. Hoy, amablemente, se acerca a las páginas de Aceña para contarnos un poco de su pasado y de su presente. ¿Qué recuerdos tienes de tu niñez y juventud? Cuéntanos algo de tu vida en esos años. Recuerdo mi niñez muy feliz, con mucho juego, y recuerdo entonces a Pescueza con muchos niños por el pueblo y en la escuela. ¿Cómo fueron tus primeros años de matrimonio? ¿Qué actividades y trabajos realizabais como medio de vida en la familia? Muy felices y con mucha ilusión. De joven trabajé en el campo cuidando ganado con mis padres. El primer trabajo de casada fue quemando unas carboneras y después el bar. ¿Cómo surgió la idea de adquirir el bar? Preparando los dulces de nuestra boda, Ángel Martín (Angelete) nos ofreció el bar, nos dijo que lo dejaba; nosotros le contestamos que nos quedábamos con él y después de quemar las carboneras de ese verano lo cogimos. ¿En qué fecha empezó vuestra actividad en el bar? Al mes de estar casados, el 17 de septiembre de 1972. ¿Cómo fueron esos primeros años en el bar? Fueron bien, el pueblo tenía mucha gente y se venía más al bar a tomar las onces, a jugar la partida… Por aquel entonces no se tenía agua corriente y se lavaban los vasos a mano, también se tenían muchos guisados y comidas en los bares (en los quintos, verano…). ¿Cuántos bares había entonces en el pueblo? Entonces cuatro, pero llegamos a estar siete bares en los años siguientes. Pasados los años, decidisteis abrir en el pueblo otra actividad hostelera, el Merendero Anabel. ¿Cómo surgió la idea de abrir esta nueva actividad? Pensando en que Pescueza no tenía nada para el verano, decidimos hacer un bar con una piscina; fue una aventura, sin saber cómo funcionaría. La idea era ofrecer este servicio al pueblo. ¿Qué ventajas e inconvenientes encontrasteis, sobre todo en los primeros años, en el Merendero Anabel? La ventaja era que la gente tenía un sitio donde poder ir en verano, y para le economía familiar era un trabajo más. Los inconvenientes eran muchos: el no saber cómo funcionaría, la distancia del pueblo…

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La Entrevista

Recientemente habéis abierto también en el pueblo las Casas Rurales PAVIA ¿Qué posibilidades le ves a esta nueva actividad turístico-hotelera en Pescueza? Es otro servicio más que se puede prestar al pueblo. Pescueza no cuenta con ningún sitio donde alojarse (estos dos últimos años ya tenemos el albergue), pero no un sitio más pequeño y con otras prestaciones. La idea de este negocio es dar también a conocer Pescueza; gente de otros lugares que quieren venir a una Casa Rural pueden conocer nuestro pueblo, su entorno... Es evidente que tanto tú como Juan José, tu marido, y luego toda la familia, habéis tenido siempre una actitud luchadora y emprendedora dentro de un pueblo pequeño como Pescueza. ¿Nunca pensasteis en la posibilidad de emigrar para buscar otro medio de vida fuera del pueblo? ¿Qué os movió a permanecer siempre en vuestro pueblo? No, nunca nos planteamos seriamente irnos del pueblo. Mi marido vivió una experiencia en Madrid, pero no le gustó, y luchamos por montar nuestra vida en Pescueza y por montar nuestros negocios en Pescueza, con el fin también de que se puedan hacer cosas en el pueblo.

Satu, en la actualidad, tras la barra del Bar Satu, ya sabes que en este tipo de actividades, como la vuestra, siempre surgen críticas negativas. ¿Cómo encajas estas críticas? ¿Qué explicación les darías a esas personas que hacen este tipo de críticas? Sinceramente alguna puede doler, pero pienso que son pequeñeces del ser humano y tiendo a que me den igual. Nosotros lo que tenemos que hacer es seguir adelante, con el sudor de nuestra frente, con lucha, esfuerzo y mucho trabajo. A nosotros nadie nos regaló nada, todo fue con trabajo y esfuerzo. A las críticas negativas no le diría nada, cada cual es libre de opinar lo que quiera. José Vicente, uno de tus hijos, fue sacerdote y en la actualidad es el Alcalde del pueblo. Explícanos, por favor, cómo has visto tú, como madre, toda la evolución de tu hijo hasta ahora. Respeto todas sus decisiones y siempre le apoyo en todo. ¿Quieres añadir alguna cosa más? Sí, dar las gracias al pueblo y todos los clientes, porque es cierto que sin ellos nuestros negocios no funcionarían. Nosotros trabajamos mucho, pero dependemos de los clientes que vienen al bar; por tanto, gracias a todos ellos. Y por último, gracias a la Revista Aceña por este espacio.

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IMÁGENES DE AYER

Jacinto Rodríguez Abuelo de Claudia, María, María Josefa, Luisa (Tatarabuelo de Teodoro y Paula).

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Baldomera R, María Josefa, Venancio González

Manuela (mujer de Félix), Heliodoro Llanos, Mª Josefa Llanos (hermana de Heliodoro)

Narciso González, Mª ________________________________________________________________ Josefa, Juliana Lope, Juana, Epifanía y Pedro

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Andrés , Fernando, Juan José, Cándido, Genaro, Juan Pío, Miguel Gómez… En la Calle Fuente, a la derecha de la foto la “Casa Curato”.

Cándido, Lucio, Jenaro, Dimas, Fernando, Juan José y Sema. El Boquerón, La Entresierra (Las Cortes), término de Ceclavin. ________________________________________________________________

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Vemos en la foto a Severo Durán, Marceliana Llanos, Ulpiano Cruz, Camilo Rodríguez, José María Rodríguez, Matías Rodríguez, Francisco Clemente "El Chispa", Juan Rodríguez, Dionisio Clemente, Félix Martín, Marceliano Rodríguez. Dimas Rosado, Miguel Gómez, Daniela Gómez y Sofia Martín (en brazos), Jesús Cruz (el herrero), Telesforo Gómez, Antonio Gómez, Pedro Sánchez (hermano de Valerio), Teresa de Félix, Bartolomé Rodríguez y Benigno Clemente. San Marcos 1952

Juan R., Lorenzo R., Venancio González, Simona Clemente, María (en brazos), Jacinto Rodríguez, Baldomera Rodríguez, Luisa, Claudia y María Josefa (madre de Teodoro) ________________________________________________________________ 48


Conce y Celestino

Román y Juan José Pedro Pozas y Juan Rodríguez

Comunión Alicia. En la puerta de la casa de Tío Fernando, Plaza Mayor n 2 (en la puerta se ve el buzón de Correos) es la casa de Marceliano. Y los personajes, de izq a der, una niña a la q se le ve un brazo puede ser Ana Mari de tíaGenaro, Ana, Pepa, tío Aurelio, detrás están María JosefaSebastiana, y Genaro, sus hijas Constantina, Matilde, Alicia, Constantina y Míguela,, tío Florencio, José Luis y de brazos cruzados y Paco Portaje) Angelita Andrés. Delante, Alicia (Alguacil y Juan, mirandode al fotógrafo.

Pedro Pozas y Juan Rodríguez

Alrededor de1953.Procesión de San Marcos. Al fondo aparece el pendón. El santo viene por la Plazuela del¨Álamo .En primera línea la cabeza de Lópe y detrás Fausto.Con el cigarro, Severo, y a su izq.Mateo Ram. con el sombrero, detrás de Bartolomé Ram. Delante Félix y Vicente. que ya está en 1ª fila. A su derecha Saturnino Dur.y Florencio Gra. Al fondo a la izq.,pared, corbata Amado Mart..A su izq Simón Mart.detrás de Benito Dur. Muy próxi., en el centro, Glicerio.

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Juana, Mari, Pili, Enriqueta, Jeroma y Benedicta. Olegaria, Felipe, Enriqueta y Olegario.

Santiago Olivenza, Matías, Cándido, Jenaro, Sema (acostado), Cándido, Román, Fidel, Fernando, Fernando de tía Paca y Juan José.

Chari, Maruja, Eduardo y Dora

En Portaje. de pie: dos mujeres de Portaje, Juan, Consola, María Mariana de Portaje. Sentados: Antonio (acordeonista de Cachorrilla) y Teodoro

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Rincón Poético

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RINCÓN POÉTICO A LA JUVENTUD DE HOY Por Matías Sebastián Rodríguez Cruz. A la juventud de hoy yo les pido de verdad que nos miren de otra forma cuando nos vean pasar. Hoy, en todas las familias, yo no lo digo con guasa, a todas horas del día sobran los viejos en casa. No debería ser así pues estáis equivocados, estáis comiendo la torta que a base de sacrificios los mayores os han dado. Lo digo de corazón, trabajamos noche y día sin nada de compasión. A lo mejor os reís y creéis que todo es mentira, muchos días para cenar solo había un cacho de pan arrimao a una sardina. No éramos torpes por gusto fue lo que nos enseñaron y también reconocemos que fuimos buenos esclavos. Deberíais reconocer

que no era de nuestro agrado, teníamos que trabajar para, a vosotros, criaros. Es muy bueno creer la historia de nuestros antepasados para que al contar la nuestra podamos ser escuchados. Aunque no sabemos nada y nos llaméis atrasados creo que debéis escuchar alguno de los consejos que los mayores os damos. La experiencia de la vida un poco nos ha enseñado. No os dejéis engañar con recuerdos del pasado y seguid siempre adelante con paso firme y despacio, que muchas veces las prisas hacen volver al pasado. A cambio pedimos poco por lo que os hemos dado, solo un poco de cariño, con eso nos conformamos.

RECUERDOS DE MI PUEBLO Por Mª Carmen Mateos. Yo nací en el seno de un tierra dura, de conquistadores, en mi Extremadura.

Recuerdo sus calles, recuerdo sus campos y su vieja iglesia con su campanario.

Al paso del tiempo no la he olvidado, llevo en el recuerdo sus campos sembrados.

Recuerdo los días fresquitos de mayo, cuando en las mañanas cogíamos el cántaro para traer el agua de un pozo cercano.

Y en medio de cerros, de encinas y cuestas, allí está mi pueblo de nombre Pescueza. Cosas de la vida, tuve que dejarlo, mas yo lo recuerdo, no lo he olvidado.

Y aquellos pastores cuidando el rebaño que siempre decían: “qué días tan largos”; y junto a una encina, silbando y cantando,

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Rincón Poético

aquel campo santo donde quedó alguien que yo quise tanto.

con una navaja y un trozo de palo hacían los pastores flautas y cayados, y de esta manera pasaban el rato. También yo recuerdo sus campos labrados, y aquel labrador detrás del arado. Recuerdo muy triste

Por eso a mi pueblo lo llevo grabado, y aunque estoy muy lejos de mi pueblo amado y nunca estos años yo lo he visitado, lo sigo queriendo y no lo he olvidado.

EXTREMADURA Versos escritos por los años sesenta aproximadamente Por PRIMITIVO RAMOS RODRÍGUEZ Extremadura bendita, tierra de conquistadores, tierra de grandes poetas y de grandes escritores. Extremadura bendita, esa Extremadura inmensa con esas grandes llanuras, con esas fértiles tierras. Extremadura bendita con solera de la tierra, con esos montes bravíos en las grandes cordilleras. Extremadura bendita con sus montes y sus sierras, con esas grandes colinas y esas bonitas laderas. Extremadura bendita, Extremadura tan bella, que tiene grandes ermitas en los picos de las sierras. Extremadura bendita, esa tierra sin igual, la Virgen de Guadalupe monumento nacional. Extremadura bendita bañada por esas aguas, bañada por grandes ríos como el Tajo y el Guadiana. Extremadura bendita con pobrezas y riquezas, con grandes ganaderías las que pastan en sus tierras. Extremadura bendita con interminables vegas y con sus grandes pantanos para regar esas tierras. Extremadura bendita que siempre has sido marginada, cosa que no has merecido,

que lo reconozca ESPAÑA. Conozca vd. Extremadura con grandes descubridores con gente sencilla y noble y también trabajadores. Conozca vd. Extremadura una región sin igual con sus bailes regionales y también monumental. Visite vd. Extremadura que será bien recibido y quedará muy contento buenos recuerdos y amigos. Seguro que volverá tan pronto como vd. pueda e invitará a sus amigos con deseo y con franqueza. La gente es muy sencilla, amena y acogedora, te tratan con gran cariño con ternura bondadosa. La comida es muy sabrosa, la fruta mejor que buena, los vinos insuperables, ¿y el cocido a la extremeña?. No olvidemos los jamones típicos de la tierra, ni esos cabritos tan buenos que se crían por las sierras. Esos quesos estupendos, los de cabra y de oveja, esos quesos tan sabrosos que todo el mundo quisiera. Esas truchas que se crían en las gargantas de sierra, en esas aguas cristalinas entre rocas y malezas. Esas carnes de cordero, esas carnes de ternera,

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Rincón Poético

esas carnes de los cerdos, qué sabrosas y qué buenas. El día que vd. las coma sabrá lo que es cosa buena y nunca lo olvidará por mucha edad que vd. tenga. Cuando vaya a Extremadura visite toda La Vera, también los Picos de Gredos y toda la cordillera. Qué paisaje encontrará en esas divinas sierras, que hasta las cabras bravías verá pasearse por ellas. Qué laderas tan bonitas, qué laderas tan inmensas, con esas grandes cascadas naturales de la tierra. Qué laderas tan preciosas de la gran naturaleza, con grandes manantiales y con hermosas praderas. La subida es muy penosa pero merece la pena, descanse vd. algún rato para reponer las fuerzas. Decídase y lo consiga sacando fuerzas de flaqueza y aunque fuese de rodillas trate de subir a ella. Vea vd. ese paraíso que jamás soñarse pueda; y lo cuento con orgullo, con valor y con nobleza. Qué pena de aquellas aguas tan cristalinas y buenas que mucha de ella se pierde entre rocas y malezas. Qué riqueza con las aguas por la zona de la Vera, qué frutas más exquisitas sobre todo las cerezas. No olvidemos las demás

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porque todas son muy buenas y algunas de ellas se crían entre rocas de la sierra. Qué frutas más variadas se crían en esas tierras, creo que son las mejores que cruzan nuestras fronteras. Si viajas por el mundo y de postre te dan cerezas sin lugar a dudas son de la parte de la Vera. El pimentón el mejor, pero a escala universal, conocido en todo el mundo tal vez más que nacional. Lo exportan a todas partes con garantía total, lo pagan a bajo precio yo no sé por qué será. Tabaco también se cría en bastante cantidad, sobre el cuarenta por ciento del producto nacional. También hay mucha hortaliza sembrada por esas vegas con pesos inigualables en esas fértiles tierras. Existen muchos regadíos por esas inmensas vegas con productos variados que dan sus buenas cosechas. Cosechas en cantidades que no se tienen en cuenta por no saber apreciar el trabajo de las tierras. No olvidemos el tomate y con tantas vitaminas, tomates que como esos en toda España se crían. Algunos se crían por Lérida, parecidos en Norte América, pero ninguno será como los de estas tierras.

SAN MARCOS Por Emilia Gómez (fue leída el día 20 de abril del 2013 en la romería en honor a San Marcos) Amanece un nuevo día con su bello resplandor; es 25 de abril, el día que se celebra la fiesta de San Marcos en el pueblo de Pescueza. Las campanas de la torre todas están repicando porque va a salir San Marcos

con todos los pescozanos. Sale tu imagen bendita por las calles y las plazas, y entre flores y cantares te damos las alabanzas y los vivas que te echan cuando tú por ellas pasas. Hoy aquí, en tu romería, en esta hermosa mañana,

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Heliodora Gómez en su juventud; madre de Emilia y Rosa y Julia. en estos campos de flores, entre encinas y retamas. La Rivera Fresnedosa que en estos campos se halla, de ella yo tengo recuerdos y también tengo nostalgias de aquellos tiempos lejanos cuando por aquí pasaba. Los caminos y senderos que llegan a esta explanada, donde está la marquesina y en ella tu imagen santa. Ir y venir de tu gente, de esta gente pescozana que vienen en armonía y con devoción te alaban, el fervor de todo un pueblo y mis humildes palabras. Son tantos los pescozanos que siempre te damos gracias, los presentes, los ausentes y los que un día se marcharan muy lejos de nuestro lado, dejándonos entre lágrimas, en su día te veneraron y en tu fiesta siempre estaban, porque dejaban el campo donde ellos trabajaban,

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regocijando este día de fiesta que no olvidaban, que San Marcos es San Marcos, y antes que todo tú estabas; y con fe y con devoción de tu fiesta disfrutaban. Hoy por eso, en este día yo los quiero recordar, que el recuerdo que dejaron nunca se podrá olvidar. Tú eres, San Marcos, patrón de mi pueblo pescozano y en el corazón te llevo. Desde niña me enseñaron a tenerte fe y rezarte y acudir a tus novenas, a venerarte y a cantarte cantares que piden agua para que alegren los campos, cuando con fe te los cantan. San Marcos, cuántos momentos a lo largo de la vida se ha pronunciado tu nombre y venerado tu imagen, una mirada hacia ti o rezando una oración, unas para darte gracias y otras para suplicarte que nos ayudes a todos, en los momentos difíciles de angustia y de soledad, cuando buscamos salidas sin poderlas encontrar, cuando nos sentimos tristes, en los momentos amargos, cuando la salud decae y sin poder remediarlo. A ti San Marcos venimos para que nos des consuelo y esperar que nos ayudes, dándonos remedios buenos; y tú que estás escuchando cuando a ti te suplicamos, encontramos el alivio cuando nos tiendes tus manos, dándonos salud y fuerza y poder seguir luchando. Ante tu imagen hoy vengo San Marcos a darte gracias, por escuchar de mis labios mis suplicantes plegarias. Agradecida y contenta, estoy delante de ti para expresar lo que siento y podértelo decir.

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Gracias San Marcos bendito con cariño y humildad, cuando supliqué a tu imagen, tú me supiste escuchar. Y hoy feliz y emocionada, con mis humildes palabras que de mi corazón salen y brotan de mi garganta, es el sentir de una madre que quiere darte las gracias por haberme dado fuerzas cuando a tu imagen miraba y encontrar en ti aquel ánimo

que tanto necesitaba. Gracias hoy por permitirme dedicarte estas palabras, siempre las he deseado sin atreverme a contarlas. Protégeme a mi familia, a los enfermos y ancianos, y dales siempre consuelo a todos los pescozanos, a los presentes y ausentes y a todos los que por siempre al corazón te llevamos. VIVA SAN MARCOS.

En memoria de Julián Sánchez Por José Antonio Cruz Gómez Hijo de tía Modesta, hermano de Rosa, Marceliano, Segismundo y Emilio y padre de María. Vivió gran parte de su vida en Cáceres hasta su muerte en septiembre de 1975. Antes de 1969 recopiló notas que tenía en hojas sueltas y las recogió en un tomo para que no se perdieran. No tienen más valor, según cuenta, que ser cosas íntimas del discurrir de su azarosa vida. No tienen gran valor literario, pero sí haberlas escrito con sencillez y emoción. De la primera parte Cosas de mi pueblo, escrito en verso, he recogido el romance La gira. Porque aunque no se consideraba poeta, no por falta de afición, sino por carecer de inspiración, talento y cultura, lo hacía por seguir la tradición del pueblo donde siempre hubo copleros y romanceros. Así, recuerda a tía Miguela, con su Don Como, a tío Narciso, cuando se le perdieron dos bestias: Lobos que andáis por el monte Y a tía Baltasara, cuando se rompió un pie: Con ese jopo tendido, La carga ya estaba hecha, registrar bien los jarales la ambición nunca se acaba, dos bestias se me han perdido. pa arrancar otro raigón el cabancho atrás dejaba

En San Marcos de 1943 ________________________________________________________________

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Rincón Poético

Romance. LA GIRA Que nadie se espante, etc. Todos de rancio abolengo, enraizados en prosapias de hazañas inenarrables, (de pesca fluvial y caza) Mandados por el gran Paco y Baltasar en vanguardia Que nadie se espante, etc. Antes que el alba de plata asome al balcón de oriente, los héroes de la jornada están ya, todos presentes. Que nadie se espante, etc.

En otro San Marcos con la ¡Que nadie se espante el ver el gentío, que marcha delante Félix el Roío. Suenen gaitas y tambores y todos los instrumentos que puedan hacer sonido, para lanzar a los vientos, el caso más asombroso, el más célebre suceso, que vieron todos los siglos pasados y venideros Un enorme disparate (de disparar) "sucedido no muy lejos del pueblo donde ha nacido aquel que escribe estos versos" Del orbe que se conoce allí, está la flor y nata, ¡blasón de la cinegética! ¡pasmo de la especie humana! Citemos, por referencia de los cronistas de antaño: Clementes, Gómez, Mateos, Rodríguez , Pérez y Ramos, y tres tríos de : Duranes , Cruz Gómez y Sánchez Llanos. Si alguno omitió el cronista, yo, aquí, me lavo las manos. Sé que adalides brillantes sobran por aquellos pagos, que, en orden a sus hazañas, imposible enumerarlos.

Si variopinta es la tropa, por su atuendo y armadura, familia por su distinto linaje, más lo es la cabalgadura. Desde la cansada jaca, y el noble caballo inquieto, a la mula resabiada y el filósofo jumento. Que nadie se espante, etc. Tienen fiesta y alegría los grillos en la pradera, y en los palcos de la charca las ranas los vitorean. Hay un alto en el camino al llegar a las crucitas, para recontar las fuerzas y repartir las consignas. Se esconde un hombre, asustado, allá en la huerta perdía; nos saluda, al conocernos, es Julián el de la Lina. En pasando la rivera se adelanta Baltasar, está esperando Simona impaciente en el portal. Llega el grueso de la fuerza; los saludos oportunos. ¡Muchachos, antes que nada a tomar el desayuno! Que nadie se espante, etc.

Formación en la explanada. Instrucciones de los mandos. ¡ Señores, está infectada la sierra de Mari-Santos! ________________________________________________________________

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Rincón Poético

Una invasión de alimañas ronda los alrededores. ¡Limpiemos de la montaña carnívoros y roedores! De toda la creación estamos los más expertos. No hay cuadrúpeda jauría, pero hay bípedos sabuesos. Que nadie se espante, etc. Son las nueve y en tres horas tenemos que estar de vuelta.

Para las piezas cobradas nos llevaremos tres bestias. Que nadie se espante, etc. Además, no preocuparse, si no hay liebres habrá pavos, hoy por anfitrión tenemos al tercero de los Magos, Que nadie se espante, etc. Con entusiasmo y sin orden, rauda, la tropa se lanza, para conquistar la sierra y terminar con la caza. Jenaro, Luis y Julián se sientan en el camino; Ésto no va con nosotros, vámonos para el cortijo. Que nadie se espante, etc. Estruendoso tiroteo; histórica montería; se espantaban los mochuelos, los aguiluchos huían. ¡Temblaba, de miedo, el suelo! ¡El cielo se estremecía! De las perseguidas piezas no sabemos que sería. Que nadie se espante, etc.

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Que nadie se espante, etc. Todos cuentan y no acaban, las muchas piezas heridas, por carecer de los perros entre la broza perdidas. Rabos de lobo y raposas, pelos de liebre y conejos, orejas de jabalí, trozos de cuerno de ciervo. Horrible carnicería; de la sangre los regueros dicen que a morir huían en otra sierra más lejos. Entre las quince escopetas, calculando, así, por cima, son ciento cincuenta piezas moribundas y perdidas. Que nadie se espante, etc.

La casa manda un aroma sustancioso y especiero; el guiso de la patrona tiene sabores camperos. Veinticinco comensales voraces, el hambre sacian, entre continuos raudales del nieto, audaz, de la parra. Los brindis calan muy hondo, en rudo lenguaje llano, los inspira el sentimiento y el afecto de paisano. Va dando vueltas la jarra en desbordante alegría, y va grabando, en las almas el recuerdo de este día. Que nadie se espante, etc. Canta uno por soleares, ahogando su voz el coro, con las canciones locales, gratos recuerdos sonoros. Vibra el verdeguea y grana encendiendo el entusiasmo;

A la una de la tarde las vísperas de la boda, se presenta la cuadrilla, el don Como y el Garvasio. como ejército en derrota, De San Marcos el recuerdo pero con cara optimista. no puede quedar ausente ________________________________________________________________

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Aceña - Ventana Cultural entre los hijos del pueblo, todos devotos fervientes.

Rincón Poético dice: ¡Ésto se acabó! hay más de una legua al pueblo y se está poniendo el sol.

Que nadie se espante, etc. Entre vítores y salvas, sube Constante al retablo, luciendo su negra barba es la imagen de San Marcos. Ante un silencio imponente recita la loa Mariano, con trémolos de plegaria, con acento emocionado, Copiosas salvas de aire, atronadores aplausos. Bajan al suelo a Constante que ya se estaba cansando. Ha llegado al paroxismo la contagiosa alegría, la tercera damajuana ya va de capa caía Alguno se pone triste; coge Anselmo una vacía y dice que va a Acehúche y que volverá enseguía. Pero la gente de peso

Cada uno como puede se acomoda en su montura, y sale la caravana con su media calentura. Jolgorio por el camino, nadie se pone de acuerdo; aquello es un remolino de cantares y de cuentos. Fausto chapurrea flamenco cantando acciones guerreras, con el hijo de la uva va tropezando su lengua. Y entre el hipo pintoresco y un cabeceo especial, tiene un arranque chulesco que aplaude el Chispa a rabiar. Y ya el cronista no sigue porque le abruma la bruma, con la noche y los vapores los contornos se le esfuman. Julián Sanchez Llanos

San Marcos, 1968

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FESTIVALINO 2013

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