Crustanews Nº7 Verano 2015

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Otros organismos colonizan la charca, aprovechando la bonanza primaveral. Las hidras, tal vez llegadas como polizones en las patas de aves acuáticas, hacen su aparición. Los días más largos y soleados provocan una explosión de algas verdes y de colonias de dinoflagelados. El oasis de vida acuática alcanza su apogeo.

Pero el clima mediterráneo es caprichoso. Este año las lluvias cesan antes de lo normal. La hierba crece a velocidad de vértigo, aprovechando el suelo húmedo y la luz solar. Sus raíces drenan el agua de manera vertiginosa y cubren todo el valle con un manto verde. Nuestra charca mengua día a día. A principios de mayo la charca ya no existe, reconvertida en bañera de barro para jabalíes. Decenas de renacuajos agonizan al sol, aunque otros muchos han tenido tiempo de convertirse en diminutos sapillos que buscan cobijo bajo las piedras del entorno. Ni rastro de ostrácodos, copépodos o caracoles. Pero nada es lo que parece. La naturaleza es un ciclo infinito. En el mito del eterno retorno es necesario que se destruya el mundo para que vuelva a crearse otra vez. Las lluvias de principios de verano volverán a llenar la charca. Y nuestro pequeño oasis de vida acuática renacerá con todo su esplendor.

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