Cristtoff WOLFtown
La Hormiguita cabezona Una Hormiguita cabezona, caminaba cabizbaja y muy sola. Venía del trabajo que hoy, a pleno Sol, había resultado aun más pesado. ¡Y como no! si todas sus compañeras rieron y festinaron de ella a destajo. Realmente hay días y días..y hoy, no se debería haber levantado y mucho peor, no debiese haberse despertado. Suspirando mientras caminaba, recordaba aquella mañana en que sus ojos se abrieron tras un exquisito y dulce sueño en el que viajaba por mil y un parajes luciendo una armadura plateada, conquistando nichos y derrotando fieros Dragoneacos Osos Hormigueros. Así es. Muy temprano sonaron sus despertadores. Algo atontada y de paso asustada, se levantó para arreglarse y salir a otra larga, fatigadora pero alegre jornada. Zapatos listos, su traje negro impecable para el saludo a la Reina alada, pero una vez cerca del espejo.... ¡¡ GUAAAAAU !! ¡¡ QUÉ PASÓ AQUÍ !! .. retumbó por cada nido y en todos los departamentos del hormiguero..y aun más allá. SU CARA. No, ¡SU CABEZA! ¡Era del porte de una calabaza gigante! ¡¿Qué sucede?! Se dio vuelta asustada...tropezando con ella misma. Luego se volvió tímidamente y.. ¡Sí, ahí estaba! Una cabezota 3 veces más grande de lo que desde pequeñita acostumbraba. ¡ Nooooooooooooooooooooooo ! Pero como ha sucedido esto -se preguntaba, intentando posar su cabeza -hoy cabezota, en sus manos, manos que hoy no la resistían ni la soportaban. ¡Tan bello sueño, tan laaaarga noche de descanso para esto! -gritó y vociferó por el vecindario. Abría y cerraba su puerta, a golpes dando vueltas vociferando por sus aposentos. Y encima es hora de salir ¡y no puedo irme así! Pobre Hormiga..si hasta el espejo de ella se compadecía. Tuvo que salir, cabeza gacha y con una bufanda enrollada intentando simular que solo iba un tanto abrigada, pese al calor que desde temprano a su tierra asolaba. Era mirada en su trayecto al caminar aun atontada. No. Debo admitir que la pobre no tan solo era "mirada" en su trayecto por cada integrante de aquel gran nido, sino que se iba sintiendo "vejada". Todos quedaban espantados al verla continuar su paso como si nada. ¿Qué es eso que viene caminando, ahí? -murmuraban. Era tanto el alboroto que atrás dejaba, que la vergüenza casi la respiración le quitaba.