CLIENTELISMO

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Estudios en función de la sociedad moderna que se afincaba. Teniendo en cuenta que el objetivo de este ensayo es analizar el sistema político reorganizado a partir del Frente Nacional, se debe comenzar con la descripción de las características más destacadas que definían al bipartidismo hasta el advenimiento del nuevo régimen. Sobre esta base, se podrán señalar los efectos que el Frente Nacional produjo sobre el contexto político, particularmente en lo que respecta al funcionamiento del sistema regulado por el Estado. Las guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX sirvieron para consolidar y desarrollar el bipartidismo que se incubó a mediados del siglo. Igualmente, gestaron el sectarismo que fue un activador de la dinámica partidista hasta el Frente Nacional16 . La consolidación de los partidos, aunada al movimiento regresivo de la Regeneración cuyo punto nodal fue la Constitución de 1886, permitieron que se estableciera, por primera vez, un régimen político con carac terísticas definidas, la mayoría de las cuales permanecen hasta hoy. El bipartidismo y, en buena medida, la Iglesia asumieron el papel estatal de integración política. Fueron el sustituto de un Estado prácticamente inexistente y, como tal, la base estructural de implementación de la nueva Constitución a través del primer régimen político que adquiría estabilidad. El régimen político estaba encabezado por un sistema de gobierno presidencial y centralista que dependía en su eficacia de la fortaleza de los partidos políticos. 16

Estas ideas se presentan en el Capítulo III de mi libro Estado y política en Colombia, Bogotá, Siglo XXI, segunda edición, 1989.

El sistema político del clientelismo Ambos partidos eran sectarios y cada uno excluía a su contrario. Se plasmaban en subculturas políticas que sostenían el sistema de dominación, sobre la base de señalar la división partidista como la única importante en la sociedad. La tendencia a las coaliciones bipartidistas constituía un efectivo mecanismo amortiguador de los conflictos provocados por el faccionalismo surgido de la fragmentación regional y por los desbordes del sectarismo político. Las decis iones tomadas en la cúpula de los partidos, cuyos miembros ejercían su autoridad en forma fundamentalista, se legitimaban por medio de un fuerte sistema electoral que constituía parte substancial del acendrado formalismo jurídico proveniente del siglo XIX. Finalmente, el régimen político exigía un manejo oligárquico de la política, con mecanismos que desarrollaron grupos de políticos profesionales erigidos como representantes de las minorías privilegiadas de una organización social latifundista enfrentada a una vas ta economía campesina. Indudablemente el siglo XX trajo para Colombia una gran estabilidad en la formación de las estructuras políticas. Sin guerras ni ejercicio militar como manera de hacer política, la configuración de un régimen exigía también estabilidad en la organización partidista. Esto es particularmente cierto si se tiene en cuenta que la fuerza de la ideología adscriptiva o de pertenencia al liberalismo y al conservatismo era la que sustentaba las expresiones de un Estado endeble. En estas circunstancias, dentro de una sociedad pobre, atrasada y polarizada socialmente, sin mayor institucionalidad de sus incipientes estructuras, la organización del bipartidismo no podía materializarse en ningún organigrama concreto. Tenía que ser, más bien, un


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