Los problemas de conducta en la escuela, manual para el doce

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71 muestran buen comportamiento, discusiones entre los mismos alumnos en los que se opine sobre las consecuencias sociales de la violencia y de la convivencia pacífica. La tendencia generalmente, incluso entre jóvenes, es la de preferir y valorar esta última y no la violencia, por lo que es también una forma de reforzar la conducta contraria a la del estudiante agresivo. Meditación y análisis de la conducta Los niños son seres pensantes que aunque no puedan hacer juicios tan complejos y profundos como los adultos, con excepción de algunos adolescentes muy maduros intelectualmente, son capaces de llevar a cabo análisis de situaciones y obtener conclusiones. Es por eso que el tratar de corregirlos mediante imposiciones, castigos o regaños no tiene la misma utilidad que hacerlos meditar sobre alternativas a sus conductas inadecuadas y sobre las consecuencias de estas. Un desarrollo lingüístico que permita comprender relaciones de causa y efecto, aunado al logro de los conceptos de bueno y malo, constituyen los requisitos mínimos para que un niño haga cambios en su comportamiento como producto de un análisis sencillo de las consecuencias de las mismas. No obstante, es un método que da más resultados en niños mayores y adolescentes en los que se da una mayor capacidad de prever consecuencias a más largo plazo. La madurez mental, independientemente de la edad cronológica, es también un factor importante. Tomando en consideración la edad y capacidad mental se intenta que el niño o joven agresivos, en un ambiente tranquilo y acompañado sólo por el adulto, medite sobre sus conductas violentas. Podemos llevarlo a hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que hace que yo pegue a otros? ¿Qué siento cuando ataco a un compañero? ¿Cómo me sentiría yo si alguien me pega a mí sin razón? Pegar a los demás niños, ¿me ayuda a hacer amigos? ¿Cómo se sienten los papás de los niños a los que yo ataco? ¿Qué cosas pueden pasar después que le pego a otro niño? Las consecuencias de pegarle a otros niños o niñas ¿me convienen? ¿Cómo prefiero llevarme con mis compañeros de escuela: bien o mal? No es necesario que el estudiante se plantee y responsa a estas preguntas de una vez ni en la misma sesión, pero se debe procurar realizar estos encuentros cada día por unos minutos hasta llegar a un punto en el que se empiece a ver un cambio de actitud y de forma de pensar en él o ella. Posteriormente se pueden llevar a cabo encuentros de reforzamiento cada dos


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