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MARINA ABRAMOVIĆ

Marina Abramovic es una artista serbia dedicada al arte del performance por más de cuatro décadas, siendo una de las pioneras en los años setenta. Su forma de trabajo para mostrar el dolor, el tiempo, la percepción del individuo frente a la sociedad… es delicada y fría a la vez, afilada y fascinante como el cuchillo de un ritual. En cada uno de sus trabajos nos muestra distintas percepciones sobre diferentes situaciones y vivencias.

70s. Rhythm 0 (1974, Rhythm serie)

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En una mesa se dejan 72 utensilios con diversas finalidades mientras que Marina permanece inmovil durante 6 horas. Con el mensaje “En la mesa hay 72 utensilios que pueden usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto” surge una de las obras más perturbadoras y explosivas de Marina. Durante las seis horas que duró la obra se puede ver como de una cordialidad y timidez que se observa en las tres primeras horas se pasa a una violencia y crueldad que nos daría una gran lección sobre el poder y la maldad humana. “Lo que aprendí fue que, si dejas que el público decida, te pueden matar. Me sentí verdaderamente atacada: me cortaron la ropa, me clavaron las espinas de las rosas en el estómago, una persona me apuntó a la cabeza con la pistola y otra se la quitó”, explicó Abramović. “Después de exactamente seis horas, según el plan, empecé a moverme, porque estaba ahí como una marioneta para ellos. Y en ese momento, todos escaparon, evitando un enfrentamiento real”. Es realmente terrorífico y abrumador ser consciente de cómo el poder tiene para el ser humano más peso que la propia conciencia. De poco sirve confiar si sabes que si tuviesen una pistola en la mano te apuntarían con ella sin dudarlo. Es aterrador, además, ver que tras darle la libertad a alguien de hacer lo que quiera, una de las cosas que decida hacer, quizá por naturaleza. o por la lo corrompido que está el ser humano, sea hacer daño o incluso plantearse matar a una persona.

80s. Rest energy (1980)

En esta performance, Marina y Ulay se encuentran sujetando un arco, Marina por la parte de madera y Ulay por la cuerda y la flecha. A la vez que sostienen este objeto cada uno va inclinando su cuerpo hacia atrás. De esta manera, la flecha queda lista para ser lanzada, en este caso apuntando directamente al pecho de Marina. Con esta performance se muestra un ejercicio de confianza mutua que refleja la vulnerabilidad extrema entre cuerpos y personas. Es así como se manifiesta la tensión entre la distancia y la proximidad que toda relación humana necesita y busca. Entre los espectadores, los sentimientos que resuenan en esta obra son la tensión, la fascinación y el horror.

90s. Dragon Head (1990)

“Cuando le preguntamos a las mujeres qué aspecto tenía, para ellas, la ira femenina, era siempre Medusa, el monstruo con cabellos de serpiente del mito, lo que les venía a la mente…” Mary Valentis y Anne Devane, Female Rage. Con serpientes en la cabeza, Marina nos muestra una imagen semejante a lo que Medusa sería en la vida real. En estas performances, Abramovic dejaba que un grupo de serpientes se movieran libres encima de ella siguiendo su calor corporal. Para poder trabajar con las serpientes no sólo debió entrenar con la compañía de un experto en estos animales, sino que se vio obligada a perfeccionar el grado de control que ejerce ella misma sobre su cuerpo y su ser entero: dominar tanto los miedos como su respiración y su pulso ya que lo primero podría agitar a los reptiles y lo segundo sería capaz de despertar su instinto de caza: el pulso acelerado le la serpiente que el animal en torno al que está enroscada sigue vivo.

00s. Nude with skeleton (2005)

En esta pieza se puede observar cómo el cuerpo desnudo de la artista, tendido sobre el suelo, sostiene apoyado sobre ella un esqueleto. La respiración de Marina Abramovic anima al esqueleto, con lo que, de alguna manera, la vida y la muerte son simultáneamente visibles. Abramovic quiere representar de manera metafórica lo que asegura que es siempre el último espejo en el que se refleja el humano: el esqueleto. Dándonos otra lección sobre la vida y la muerte, Marina nos hace reflexionar sobre cómo todo está conectado y presente aunque no se aprecia de forma directa.

10s. The artist is present (2010)

Marina permaneció durante 736 horas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En él, recibía visitas constantes de centenares de personas. El único objetivo era sentarse en silencio con la artista, mientras ella mantenía contacto visual constante, en silencio. “Nadie podía imaginar que alguien se tomaría el tiempo de sentarse y simplemente engancharse en una mirada mutua conmigo […] Fue una completa sorpresa… Esta enorme necesidad de los humanos para realmente tener contacto” Algo tan simple como es una mirada puede llegar a conectar con el ser humano. Una vez más Marina nos demostró su gran talento y nos enseñó una nueva faceta de los humanos. Esta performance fue muy conocida y dio mucho de lo que hablar debido a que una de las personas que se acercó a participar en ella fue su previa pareja durante varios años, que llevaba mucho tiempo sin ver, por lo que se trató de un momento emotivo y emocionante.

Erika Gómez Cocho

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