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Ciudad

Ciudad Guayana domingo 6 de abril de 2014

Correo del Caroní

Bolivarenses resisten en colas

n María Ramírez Cabello

mramirez@correodelcaroni.com

S

on las 10:00 de la mañana y un grupo de mujeres bordea un Mercal ubicado en el sector Core 8, al oeste de Ciudad Guayana. Jessica Salazar mueve el coche de su bebé de apenas unos meses de nacido, mientras aguarda bajo un árbol la llegada de un camión con comida, junto a no menos de 10 mujeres más. Nadie entra al establecimiento de la red estatal, pues en su interior desierto no hay ni un producto que las atraiga, más que enlatados y bebidas lácteas, difíciles de preparar por el suministro irregular de leche en la ciudad. Esperan pollo y carne, vendidos a precios subsidiados por el Gobierno, ocho veces menor de lo que se consigue en el mercado privado, en donde supera los Bs. 100 el kilogramo. Bajo la sombra de un árbol, echan cuentos. Saben que la espera no será en vano, pues ya les informaron que pronto llegará un camión, que abastece cada dos o tres días el local. Cerca de las 10:30 de la mañana se asoma el vehículo y la revuelta comienza. “Llegó el camión, llegó el camión”, gritan, mientras corren a unos cinco metros de la puerta principal del Mercal a armar cuantas filas broten espontáneamente. El transporte no se ha estacionado para iniciar la descarga y ya hay tres largas hileras de mujeres apretujadas, tratando de ordenar su precario mecanismo de ingreso. La escena se repite cada vez que llega carne, principalmente importada, o cualquier otro rubro como harina de maíz, aceite o leche. ¿Quién pasa primero? ¿Cómo se organizan? “Allí arman hasta 10 colas”, cuenta Jessica, mientras toma en brazos al bebé de otra mujer que corrió a formarse y dejó al niño, al cuido de otro infante. “Pasan tres de una, tres de otra y así”, explica. La voz se sigue corriendo. Pronto, llega una mujer de unos 40 años que cuenta que acaba de llegar de la “cola del gas”. “Me fui a las seis de la mañana, lo bueno es que allí es más rápido”, comenta en estado de conformidad con la dinámica de las colas que últimamente se forman para todo en el país, incluso, para comprar baterías para vehículos. La brega en la cola aún es leve, dicen. “Allí se pelean, se empuja, pero adentro la historia es peor. Ayer se cayeron a golpes adentro. Aquí no falta el puño, el despelote y el jalón de pelo para comprar”, dice. “Las que organizan la cola son las que forman el bochinche”, comentó otra compradora. La historia forma parte del manual de supervivencia de quienes desean comprar en Mercal, uno de los entes adscritos a la red estatal de alimentos dependiente del Ministerio de Alimentación y que en los últimos meses varió al alza los precios, en un escenario de pronunciada escasez e inflación en

Algunos comercios han impuesto restricciones a las ventas

n Carolina Maffia

FOTO WILLIAM URDANETA

Mercal es una de las empresas adscritas al Ministerio de Alimentación, a la par de Pdval, Abastos Bicentenario y Venezuela

“Abastecimiento seguro” de Mercal viene con colas, golpes y empujones En los establecimientos de la red estatal de alimentos el sistema se bloquea por 72 horas al adquirir rubros como carne o pollo, entre otros. Las mujeres que a diario acuden a los negocios estatales no rechazan los aumentos de precios de los alimentos, pero piden mejor suministro, pues surten de productos de primera necesidad con intervalos de dos a tres días.

el país. Pero los asiduos compradores no se quejan de los precios pues, admiten, son bajísimos. “Aquí hay que guerrear para comprar, hacer cola y llevar sol”, dijo una compradora, que prefirió no identificarse. “Está bien que los aumenten porque siguen siendo solidarios, pero ojalá los surtieran más”, agregó otra. “Traen pollo de 15 a 15 días, antes comprábamos sin cola”, señaló María Hernández.

72 horas de bloqueo

Además de los empujones, la compra es restringida. Desde hace tres semanas aproximadamente, el control en la venta de alimentos llegó a Mercal a través del bloqueo del sistema por 72 horas para adquirir el mismo producto en días consecutivos. El sistema también se bloquea cuando llega una gandola al local. Si usted desea comprar una lata de jurel no puede, porque el mecanismo de facturación funciona desde ese momento sólo para vender los rubros que llegaron. Pasadas las 11:00 de la mañana, eso ocurre en el Mercal, ubicado en Las Amazonas. “Si usted quiere pase, pero no va a poder comprar porque el sistema está bloqueado”, dice el portero, al tiempo que

una trabajadora de la red intenta explicar el mecanismo.

Dispuestas a marcarse

A las afueras del Mercal de Las Amazonas una decena de mujeres desnudan su antebrazo apuradas para que les estampen un número con un marcador, como licencia segura para entrar al establecimiento y en una situación que para ellas se ha vuelto totalmente normal. Sólo 100 pueden comprar víveres y 50 más reciben tickets para comprar pollo y carne. Una vecina del sector organiza y marca los brazos de las mujeres y admite que surten de dos a tres veces a la semana. - ¿Ustedes quieren comprar carne? Pues no parece porque tienen un desastre, dice una mujer a las personas de la tercera edad que aguardan para comprar a un lado del local. Si dejó su cédula laminada ni intente entrar. En la puerta del Mercal un cartel le recuerda que si no trae su cédula “no se moleste en comprar”. La representante del Ministerio de Alimentación en Bolívar, Leyda González, aseguró esta semana durante el inicio del registro biométrico del Sistema Superior de Abastecimiento Seguro que el Gobierno garantiza la distribución

de alimentos que la “derecha fascista” no quiere producir. “Queremos que la soberanía alimentaria llegue a todos los venezolanos”, expresó Entretanto, a las afueras del local, Nubia Jiménez cuestiona que se hable de “abastecimiento seguro”, cuando ella lleva más de tres horas en cola; y de “soberanía alimentaria”, pues sabe que la carne que obtendrá proviene de tierras brasileras.

8.587

bolívares cuesta la canasta alimentaria de Puerto Ordaz; es decir, una familia debe obtener casi tres salarios mínimos para cubrir la cesta de alimentos en su totalidad.

43%

es el índice de escasez en Ciudad Guayana, de acuerdo con el más reciente informe del Centro de Investigación para la Educación, la Productividad y la Vida de la UCAB (Ciepv, UCAB Guayana).

Vecinos de Villa Colombia piden atención para desbordamiento de aguas negras Denuncian que la politización del problema demora su solución. Fotos Aníbal Barreto

n Jhoalys Siverio El olor cada vez se hace más insoportable por la podredumbre que se desprenden de un brote de aguas negras que desde hace un año aquejan a los residentes de la calle Bogotá y avenida Monseñor Zabaleta en Villa Colombia. Pedro Prado es uno de los vecinos más afectados, pues las aguas contaminadas recorren el frente de su vivienda, lo cual le ha obligado a suspender reuniones familiares por el foco de infección en la zona. En la calle Bogotá, donde circulan autobuses, taxis y carros por puestos, funciona una parada donde esperan al transporte público y justo allí hay una cloaca tapada; agua empozada, hedor y la basura que arrastra el torrente es lo que soportan los residentes que allí viven. “Esto tiene un año consecutivo sin atención alguna… la junta comunal habló con Hidrobolívar y le dijeron que el problema le competía al alcalde… luego nos dijeron que no nos daban soluciones porque somos escuálidos”, dijo Parado, denunciando la politización a este problema vecinal. “Aquí los consejos comunales no hacen nada”, agregó Dagoberto Blades, otro de los vecinos, quien ante el colapso de las aguas servidas y la falta de atención al problema, intentó dar solución tratando de destapar una de las cañerías. “Luché para destaparla y no pude con eso, estuve dándole pero eso ya colapsó”.

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Desde hace un año los habitantes del sector tienen que vivir con el olor y el derrame de aguas servidas en el lugar, sin que hasta ahora haya alguna atención por parte de consejos comunales o de las instituciones gubernamentales, según testificaron los vecinos.

Problema por invasión

Vecinos explicaron que el problema surge a raíz de una invasión en el sector, la cual habilitó una tubería conectada a las que ya disponía Villa Colombia, lo cual trajo el colapso de esas aguas negras. “A esas casas les empezaron a salir las aguas negras dentro de sus propias viviendas, y sacaron una tubería para descargar”, la cual desemboca en la avenida Monseñor Zabaleta, acotó Prado. Consideran que es necesario y urgente el mantenimiento al sistema de aguas servidas, por lo que hacen un llamado a la Alcaldía e Hidrobolívar para atender este flagelo, pues insisten en que el consejo comunal se ha hecho de la vista gorda ante el caso.

El desborde de aguas negras recorre la avenida Monseñor Zabaleta

Protesta por solución Villa Colombia ha optado por el apoyo de los medios de comunicación como una forma de exponer a la opinión pública sus quejas y llamar la atención de los entes gubernamentales que están en el deber de brindarles atención y cumplir con el mantenimiento y limpieza de cloacas, por lo que de no obtener respuestas y soluciones efectivas, amenazan con trancar las calles para ejercer medidas de presión.

Vecinos aseguran que el problema radica a raíz de invasiones en el sector, ocasionando el colapso en el sistema de aguas servidas

Ciudad Bolívar.- “Sólo dos por persona de cualquier producto de primera necesidad”, se leía en los grandes avisos pegados en las cajas registradoras de una conocida tienda de víveres y cosméticos en la capital bolivarense. No sólo los alimentos de la canasta básica presentan restricciones en su venta, sino además, artículos personales e higiene del hogar, como crema dental, detergente, suavizante de ropa y jabón de baño. Los comercios, entre ellos los asiáticos, han impuesto limitaciones para la venta como una manera de enfrentar la escasez agudizada en los últimos días. Un aviso de “dos cremas dental por personas” es una clara advertencia a los consumidores. Sobre esto Yuneika Avilés afirmó que “estamos bien mal en el país”. Durante las últimas semanas la llegada de productos de primera necesidad, como la leche, harina precocida, azúcar, café, aceite vegetal, arroz, pasta o espagueti, margarina, mayonesa, además de artículos sanitarios como papel, jabón de baño, suavizante, lavaplatos, genera desesperación en mucha gente, permitiendo que apenas la mercancía pueda “reposar” en los anaqueles. “Uno se tiene que mentalizar primero antes de meterse en la cola, porque seguro vas a pasar todo un día, y es posible que ni compres lo que están vendiendo”, comenta una mujer que hacía una cola este sábado en la parte posterior de Abastos Bicentenario. Las colas se han convertido en una suerte de carrera a resistir sobre quién puede durar más, sin cansarse, hasta lograr alcanzar aquel producto escaso a la venta ese día. “Así estamos hoy en día los venezolanos”, comentó otra mujer con tono de resignación. Otros añaden broma a la situación señalando que lo importante es “que tenemos Patria”, y “viene más”.

Instalarán oficinas en municipios para regular los precios Caracas.- La Superintendente de Precios Justos, Andreína Tarazón manifestó este sábado que el Gobierno trabaja para municipalizar la Superintendencia. A través de su cuenta en Tiwtter @AndreinaTarazon, informó que “pronto tendremos más de 244 oficinas municipales”. Como parte de las acciones para ordenar la dinámica productiva del país el pasado lunes 31 de marzo se implementó el Registro Único de Personas que desarrollan actividades económicas (Rupdae), para que todo aquel que ejerza alguna actividad económica debe inscribirse. Tarazón indicó durante la puesta en marcha del Rupdae, realizado desde la sede de Petróleos de Venezuela, en La Campiña, Caracas que “la obligatoriedad del requisito está previsto en el artículo 22 de la Ley Orgánica de Precios Justos, el cual establece que “(...) los sujetos de aplicación de esta Ley deberán inscribirse y mantener sus datos actualizados en el Registro Único de Personas que desarrollan actividades económicas. La inscripción es requisito indispensable, a los fines de poder realizar actividades económicas y comerciales en el país (...)”. El registro -indicó Tarazón- tiene cuatro módulos: “de información general, donde deben ratificar los datos que reposan en el Seniat; un módulo de la descripción de los establecimientos de las empresas a nivel nacional, también sobre los proveedores y los clientes de las empresas, en aras de tener la información de la cadena productiva; el módulo referido a la representación legal de la empresa; y el módulo de seguridad”. (Fuente AVN)


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