Ejemplo de ello se encuentra en las mismas palabras de Gadamer en su obra Verdad y Método I al enunciar que “La conceptualidad en la que se desarrolla el filosofar nos posee siempre en la misma medida en que nos determina el lenguaje en el que vivimos”, lo cual se trata “(...)de una nueva conciencia crítica” que debe acompañar a todo filosofar y “(...)que coloca a los hábitos de lenguaje y pensamiento, que cristalizan en el individuo a través de su comunicación con el entorno, ante el foro de la tradición histórica a la que todos pertenecemos comunitariamente.” (Gadamer, 2003: 27). Dentro de la obra de Gadamer, El inicio de la filosofía occidental, pueden observarse los dos ejes sobre los cuales se construyó la misma: el filosófico, centrado en el mundo presocrático, y el de la interpretación de los textos.
HORIZONTES UNIVERSITARIOS18
La idea que preside el texto de Gadamer es que la comprensión del inicio puede hacerse únicamente desde los primeros textos auténticos de Platón y Aristóteles, ya que las posibilidades de comprensión que ofrece un texto auténtico e íntegro de estos filósofos no se pueden encontrar en las interpretaciones que de ellos hicieron los presocráticos. Uno de los conceptos básicos de Gadamer es que no hay comprensión fuera de la tradición, considerando a ésta última no como “el pasado”, sino como efecto, algo en lo que todos estamos inmersos y avanza con nosotros. Acertado estuvo Gadamer al aseverar que la tradición no es estática, ni queda afianzada de una vez para siempre. Para Gadamer la tradición histórico-representativa de la filosofía occidental está determinada en su desarrollo, principalmente, por dos interpretaciones, la aristotélica y la hegeliana. Referente a ello, Joaquín María Aguirre en su artículo publicado en Internet afirma que las dos interpretaciones “(...)están tan arraigadas en nosotros que sería ilusorio pensar que podemos librarnos de ellas por completo”, concluyendo que “(...)toda investigación histórica sobre la filosofía griega se desarrolla en el marco de la disolución de la metafísica idealista, hegeliana y que esta idea de disolución está presente, de forma más o menos explícita, en todos los historiadores del siglo XIX.” Dentro del sistema de Gadamer, la tradición juega un papel principal, lo cual significa estar conscientes de las fuerzas determinantes de la tradición lo que implica una renovación interpretativa. Por otro lado, critica la creencia de un conocimiento separado de su objeto. La separación de sujeto y objeto es un tabú al amparo de un tercer elemento que se encuentra presente: el método. Claro ejemplo de ello lo podemos observar en la ciencia moderna la cual siempre quiere dominar su objeto mediante un método, excluyendo la relación objeto-sujeto; esta relación