RAMÓN
VUELTAS Y
ISIDORO
REVUELTAS
Publicación editada con motivo de la exposición Vueltas y revueltas en la Galería Cornión de Gijón en la primavera de 2022. Los textos son de Jaime Luis Martín, Pablo Texón y Laila Bermúdez. Las fotografías de Marcos Morilla. Los transportes y montaje de Manipulo Arte. El diseño gráfico de Manuel Fernández (MF). La impresión se realizó en Cízero Digital en junio de 2022. La edición está revisada por Bienescrito.es
Gracias a la Galería Cornión por su profesión. A Nacho Vegas y a todo su equipo por su confianza y paciencia. Y muchas gracias a mis faros (sabéis quién me ilumináis). Edición numerada y firmada de 200 ejemplares
D.L.: AS 01739-2022
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VUELTAS Y REVUELTAS DE LO PICTÓRICO Las prácticas pictóricas de Ramón Isidoro se encuentran enredadas desde sus inicios en la abstracción expresionista, que se ha venido agotando en su propia dicción y desde los años ochenta «ha venido estando sometida a permanentes revisiones (…) bajo parámetros conceptuales y formales»1 que, sin duda, han afectado a los planteamientos del artista, desenredando cualquier ensimismamiento y abriendo nuevos territorios, sin rupturas, pero escenificando «un cierto paisaje en calma y que, sin embargo, nos produce cierta desazón a la par que fascinación en su quietud»2. En estas vueltas creativas halló desvíos minimalistas o fue más receptivo a contagiar la pintura con la fotografía y el neón. Pero en estos procesos no encontramos una línea de progreso, sino que hay continuas vueltas atrás, «como una turbulencia o mejor declinación caótica, pero también es la posibilidad para configurar una forma tan elemental como intensa»3. La dificultad para enfrentarse a la pintura de Ramón Isidoro radica en el hecho de que tan pronto se aproxima a lo indecible, al silencio, en atmósferas recogidas sobre sí mismas, vacío y ausencia, de impenetrable significado, como se acerca a un desbordamiento de lo sensitivo, una oxigenación de la pintura que revive en su aura. En el primer caso la poesía se evoca «pero sin perder en ningún momento la especificidad del medio sobre el que trabaja, y que en este caso es la pintura»4, punto de partida y puerto de llegada, «extensión del vacío en las estancias del amanecer»5, otra vez su admirado Valente que hace enmudecer la voz cuando desciende por los ríos «hacia el costado oscuro de la ausencia»6. La música trae hasta la superficie la explosión de los sentidos. Su colaboración con el grupo Manta Ray como iluminador escénico establece conexiones pictóricas, así como su percepción de lo musical a modo de red de nodos armónicos que sustentan sus procesos creativos. En el Fulgor, su muestra en el Museo de Bellas Artes de Asturias, la pintura-construcción, los significantes y significados, las telas doradas, la fuga visual, los reflejos lumínicos, conforman un conjunto que «no es más que una especie de juego de sinestesias reducidas a una mínima expresión con el fin de ahondar en la percepción»7. En sus piezas crea planos diferentes, rompiendo la bidimensionalidad, con fuertes contrastes de color y lumínicos, aproximándose a lo escultórico o directamente fusionando ambas disciplinas, haciendo difícil distinguir sus escenarios pictóricos de sus recorridos en torno a la escultura, situándose en los umbrales, desplegando una gran potencia visual, «un arte que quiere experimentar en los límites, entendidos estos últimos en el sentido de transiciones, antes que de rupturas»8. Con motivo del trabajo de escena que realizó para la gira Mundos inmóviles derrumbándose de Nacho Vegas los motivos circulares se introducen en su obra, una explosión de color, formas geométricas que se desplazan sobre una apariencia plana y aunque no se pueda percibir el movimiento, el ritmo de estas esferas, su dinamismo contagia toda la pintura, evidenciando sus vínculos sinestésicos. Por contraste, en otra serie de esferas se elimina el color y los juegos en blanco y negro desplazan hacia la noche lo sustantivo. Todas estas vueltas y revueltas, idas y venidas pictóricas, se aproximan a la búsqueda de salidas para la pintura, consciente, el artista, de que se puede «concluir que cuando termina el juego de la “pintura moderna” eso no significa necesariamente que el juego de la “pintura” haya llegado a su fin: este arte tiene muchos años por delante. Pero la situación es aún más complicada pues el juego de la “pintura moderna” era el juego del fin de la pintura»9. A Ramón Isidoro todavía le quedan algunas apuestas que realizar con el acrílico o el óleo, incorporando la abstracción, envolviéndose en lo fotográfico, desplazándose hacia el minimalismo, absorbiendo lo poético e imaginando las atmósferas. Todavía le quedan imágenes construidas con ausencias, con nostalgias, con una pintura que va camino de alcanzar el fulgurante silencio. Jaime Luis Martín
1. Javier Hernando Carrasco, “Atmosferas Fulgurosas”, catálogo de la exposición Hypersonyc Paintings, Museo Barjola, Gijón, 2016 2. José Gómez Isla, “Ramón sin norma” en Ramón Isidoro. Mirando musarañas, Galería El Gayo Arte, Madrid, 1998, p. 5 3. Fernando Castro Flórez, “GELASSENHEIT. Una nota sobre la pintura de Ramón Isidoro”, tríptico de la exposición Obstinación. Sala 1 del Antiguo Instituto (Fundación de Cultura de Gijón)
4. Javier Hernando Carrasco, Op. Cit. 5. José Ángel Valente, El fulgor. Antología poética 1953-1966, Galaxia Gutenberg, Barcelona 1998, p.273 6. Ibid. 7. Inma Prieto, “El principio de la fuga”, Fulgor, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, 2013
8. Alfonso Palacio, “Deber de toda luz”, Fulgor, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, 2013 9. Boys, Yves-Alain, citado en David Barro, Antes de ayer y pasado mañana. O lo que puede ser la pintura hoy, AIE-MACUF, Artedardo, SL, A Coruña, 2002, p. 41. Original: Boys,Yves-Alain, Paintig as Model, The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, 1991
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Entre aquí y allí
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Serie Entre aquí y allí 2022 Mixta sobre tabla
pág.
120 × 160 cm
3–7
120 × 190 cm
8–9
60 × 85 cm
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60 × 85 cm
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TENÍA QUE SER Tenía que ser. En algún momento tenía que llegar la eclosión de las esferas a este cultivar hercúleo que persigue la armonía sobre el implacable tejido de la pintura. La conjunción vino de la mano de la música –ubicua siempre en el trabajo de Ramón Isidoro y con estirpe física en su creación de escenografías míticas para los conciertos de las giras de Manta Ray, además de colaboraciones con otros grupos y músicos como Mus, Nosotrash, Luis Dadá, Nacho Álvarez o Süma–. No podía ser de otra manera: la armonía que la tradición pitagórica hace emanar de las esferas celestes y de su danza impecable, se sustenta en una relación musical, matemática, divina (o sublime) y seguramente poética. Aquí, los “Mundos inmóviles derrumbándose”, el reciente álbum y gira de Nacho Vegas –para la que Ramón ha realizado el diseño de iluminación y escenografía–, con el universo lírico de sus letras y su dinámica musical, es el germen que da origen a una serie de piezas en las que la luz y la flotación esférica activan la implosión del color de una forma extraordinaria. Laila Bermúdez
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Mundos inmóviles derrumbándose
Serie Mundos inmóviles derrumbándose 2022
Pablo Texón
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MUNDOS INMÓVILES
pág.
(en rojo, amarillo, azul y ocre) Mixta sobre tabla 60 × 85 cm
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Fotografía y acrílico sobre papel Canson 310 gr. 75 × 101 cm
20–21
Serie Negroros 2020 Mixta papel Gvarro 240 gr. 32,5 x 46 cm c. u.
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(A partir de letras de canciones Nacho Vegas y pinturas de Ramón Isidoro)
derrumbándose • esfera • uno • gravitación • dos • burdeos segunda piel • volutas de porcelana •° no falta luz 15
falta un cielo •° helicoidal • tres • atmósfera • cuatro • lunares lunares • only $29.99 •° ¿se acabará el mundo? •° 16
rotación • cinco • voluble • seis • helio helado • la séptima • un océano en un ojo •° veo cosas que estos ojos no 17
han visto jamás •° silueta • abrigo • globo inconstante • la imperfección se revela en puntos • oval victoria oval 18
epifanía oval • telón abierto ojos cerrados • la sintaxis del óxido •° para ver el cielo hay que hundirse en la tierra 19
•° distorsión • contraste • superposición cenital • los monstruos no existen • tú existes •° quedó una foguera 20
encesa •° aire • suspensión • blanco negro • el color busca una vía de escape • un mundo dentro de un mundo 21
dentro de un mundo •° caminé cinco lunas más •° inminencia • inserción • silueta verde • la contraposición 22
CARNIVAL SONG Una serie de piezas solares, ardientes, sonoras. Piezas para días de desierto…, o para días de esperanza. El color actúa en ellas como un verdadero código; se comporta como un medio, un lenguaje en estado de gracia donde la impactante monocromía es solo el pretexto para una intensa actividad pictórica. El sutil subrayado de la ventana perimetral actúa de marco y contrapunto, generando decenas de tonos y semitonos; la profundidad la aportan los lavados de color, los ocasionales goteos y el amplio catálogo de texturas, sumando calidades a unas composiciones aéreas, autosostenidas en su levedad. Meditación en capas, parpadeo, ritmo, densidad y ligereza, expansión. Laila Bermúdez
de iguales genera confusión • un pequeño paso un gran paso • la humanidad •° en la arena y frente al viento 23
Song
pág.
Song 2010-2021 Mixta sobre tabla 120 × 120 cm
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Carnival Song 2021 Mixta sobre tela 117 × 82 cm
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Serie Song 2020-2021 Mixta sobre papel y PVC 73,5 × 72 cm
27–28–29–30
•° anfibio • claroscuro • orwelliana indefensión • este es un mundo como otro cualquiera • la cuadratura del 24
círculo vicioso • bola de azulete •° otro de duro felguera una radial •° difuminado • intersecciones • pleno vacío • 25
la bola de cristal que predice el pasado • ora la espada ora la bruma • esqueleto de alambres •° en paz contigo 26
en el cielo •° células • ocular • silueta naranja • la luz mira hacia arriba • la redondez de la arena • un índice sabio 27
•° igual que estrella en diez mil cielos •° inocular • mar • microbiótica visión • la suerte cae desde la esfera • las 28
pecas del mundo •° el mundo entero gira en torno a ti •° córnea • granítico • arena mágica • inmutus mundis 29
concidit • el fluir dispar •° siempre hay luz tras tanta oscuridad •° pupila • ebullición • sombra difuminada • la cara 30
RAMÓN LO HA VUELTO A HACER Nos vuelve a impactar y a llevar a su terreno: a la afirmación —obstinada— de la necesidad de la pintura como escenario poético y mental; un espacio para ejercitarnos en la apreciación de la belleza en estado puro, como concepto. Frecuentar el trabajo de Ramón es un ejercicio que me faculta para la comprensión de la pintura en general, incluso del arte en general, por la enorme carga de elegancia, de armonía en los extremos, de composiciones al límite, de las vibraciones infinitas en el color y en la luz. Es un ejercicio paralelo al de frecuentar la música o la poesía: es necesario exponerse repetidamente en toda su pureza y sus formas más límites para despertar nuestras aptitudes y para ser capaces de reconocer y disfrutar lo que podemos llamar “su belleza’’. En ese sentido, creo que las propuestas de Ramón son siempre obras que nos hacen “crecer”. Ramón le da muchas vueltas –y revueltas– a la pureza de la pintura, como paradoja y como práctica, y por eso la lleva hasta lugares que podrían ser límite. Por ejemplo, en cuanto al color: esas piezas aparentemente monocromas, y que tienen una infinita densidad, capas y capas de gradaciones —¿el tiempo, los sucesos?—, algunos azares y pequeñas sutilezas: un goteo, un gesto… Como las piezas de la serie “Song”. Fijáos en ese oro, en el nácar…, ¿es realmente un color? ¿Es una vibración? Las dos piezas de volumen y retroiluminación son transgresión del soporte habitual de la pintura, que además incluyen la idea del eco, de la integración del exterior, del espectador, en la propia obra… O la serie “Mundos inmóviles derrumbándose” —que lleva el título del último álbum de Nacho Vegas porque surge en paralelo al diseño escenográfico y de iluminación que hizo Ramón para su gira actual—; piezas que parten de tomas fotográficas luego intervenidas con pintura, con un resultado de una elegancia soberbia. Laila Bermúdez
oscura brilla • la oportunidad perdida •° dos planetas se estrellarán •° contraluz • descomposición • imperfección 31
Al otro lado del eco está la luz
TODO MAPA COMIENZA EN SU ESCALA La indiscutible primera etapa del camino está en el umbral, en la casilla de salida. Y cuando el viaje es una expedición por los márgenes y los límites de la pintura, por los ámbitos de la luz y la belleza, quizá todo el recorrido esté contenido en la propia puerta. Ahí se concentra la ansiedad por partir, la inquietud, el murmullo, toda la intensidad del reto. Un portal a otra dimensión, un abismo salpicado, un nacimiento. La obra es esa puerta; y también el hito, el crucero: el altar necesario donde dar culto a las preguntas que llenan la mochila del viajero. Como capas de música que se solidifica al contacto con una superficie dada, el artista trata los planos de su tótem como variaciones, como peregrinaciones a otros tantos espacios sagrados, sonoros, abstractos: la luz y el espejo, absorción y expansión en un continuo ensueño; la pintura y la nube, manchas que renuevan el paisaje y los versos, y nuestra propia percepción del camino. De Jaime Siles: Hay un espejo mudo donde puedo encontrarme, si me busco, o perderme dentro de sus cristales. Laila Bermúdez
pág.
Serie Al otro lado del eco está la luz 2021 Instalación Pintura, fotografía retroiluminada y vidrio 140 × 110 × 100 cm
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pegajosa • alea jacta est • la erosión perpetua •° con las nubes negras detrás •° opacidad • eco reflejo desértico • 32
huella dactilar • pero la fragilidad • recurrente recurrente recurrente • difusa voluntad de armonía •° las buenas 33
cosas mueren bajo el sol •° territorio • espectador • silueta amarilla • la mirada de la miríada • el efecto mariposa 34
•° mi copa hacia el cielo •° carcoma • gravedad • implosión selenita • recuerdos del futuro • madera y veta • 35
abstracción lírica total •°¿esto es el final? 36