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Ser o no ser

consciente-mente sostenible?

Descub ri r qué hacer y cómo hacerlo para hacer conciencia en las personas, y al mismo tiempo colaborar en nuestro presente con acciones especí cas e individuales; como consumidores que contamos con información tan completa como sea posible; a la construcción de un futuro de sostenibilidad (sustentabilidad entendida como garantizar la satisfacción de las necesidades fundamentales de la población y elevar su calidad de vida, mediante un manejo racional de recursos naturales, propiciando su conservación, recuperación, mejora y uso adecuado con procesos participativos y de esfuerzos locales y regionales) y subsistencia equilibrada para los mexicanos con el entorno que representa la biodiversidad, sí es un reto. Y entender que, en ecosistemas como el Bajío, a diferencia de otros territorios nacionales, es vital que cada habitante conscientemente realice en su día a día acciones para mantener este equilibrio tan natural como necesario.

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Mi interés por profundizar en el ser humano y no en las empresas, obedece a que, en un capitalismo neoliberal, es casi imposible transformar sin nes de lucro en donde los consumidores no despertamos aún ante el poder de transformación que tenemos. Aunque no es un camino que a corto plazo ofrezca resultados tangibles, estoy segura de que en el 2030 sí coexistiremos nuevas generaciones de consumidores conscientes.

Para lograr esta ambiciosa tarea entender cómo surge la consciencia en el cerebro desde el enfoque de la neurociencia (Sigman, M. 2017 “La vida secreta de la mente”) las funciones, los sueños, la conscien- cia, las decisiones, el aprendizaje y las emociones, con la aportación de Sigmund Freud: Las neuronas phi encargadas de las sensaciones son las que activan las neuronas psi de la memoria, que a su vez activan las neuronas omega o de la conciencia; con la premisa de que la conciencia se origina en los circuitos inconscientes del cerebro, no en los conscientes. Pero abordar desde una perspectiva determinista no es su ciente si se trata de individuos en sus entornos sociales y su cultura, por ello se considera la de nición que ofrece Roger Bartra de consciencia como “una serie de actos humanos individuales en el contexto de un foro social y que implican una relación de reconocimiento y apropiación de hechos e ideas de las cuales el YO es responsable” dando existencia al concepto de exocerebro (Antropología del cerebro,2014).

Una persona no encuentra su razón de ser con ella misma, por lo que de acuerdo con la Teoría General de la Sociedad (https://www.mxfractal.org/F28luhmann.html) de Niklas Luhmann de ne a la sociedad como sistema constituido por comunicaciones atribuidas en forma de acciones, para que conecten con otras y estás con otras; y se mantenga así el sistema de la sociedad.

Con lo anterior, busco mostrar al lector una dinámica entre estos sistemas en la que la conciencia juega un papel protagónico. Cabe destacar que el fundamento económico del ser humano consciente como consumidor, según el pensamiento económico conductual, con la teoría del “nudge” de Cass R. Sustein y Richard H. Thaler, describe cómo contribuir, mediante la investigación cientí ca en las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales para una mejor comprensión de la toma de decisiones económicas de los humanos. Decidir si consumimos lo que necesitamos para nuestro desarrollo humano, que además mantenga este equilibrio entre consumo presente y futuro, y cómo lo necesitamos, es fundamental NO postergar. Para hoy, algunos ejemplos de acciones simples y conscientes: Desconectar los aparatos electrónicos cuando no se ocupan, utilizar luminarias e cientes, revisar las llantas del automóvil cada semana, insertar botellas con agua en las cajas de los excusados, revisar semanalmente consumos en productos perecederos y comprar sólo aquellos que comuniquen los insumos con los que fueron producidos, no sólo quedarnos con la consciencia tranquila al leer “ empaques reciclados”, no, eso ya no es su ciente.

El impacto de estos sencillos pasos en el día a día contribuirán a reducir la producción de emisiones de dióxido de carbono, una de las metas rmadas por

México ante la Organización de las Naciones Unidas para el 2030, con el n de alcanzar un aumento máximo en la temperatura global de hasta 1.5°C y no de 2°C, como se había pronosticado en los acuerdos de París. Se trata de reducir el comportamiento de la siguiente serie, puesto que hoy apenas buscamos frenar su crecimiento. Mayor información

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