conVersos nº17

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Revista de poesía Nº 17 # Año VI

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Poeta invitada Julieta Valero


Índice

Carnet de identidad

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Territorios Diversos

por Carmen Crespo

37 New York City por Pepe Alcamí

Poeta a la carta

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Mirador

John Ashbery por Juan Hospital

42 “Nidos”

por Raquel G. Figueiras & Esther Lucio Marino

Fondo de armario

Notas de Raquel G. Figueiras Alicia Naya

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Antonia Roig

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Eva Yárnoz

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Fran García

27

Marga Mayordomo

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Miguel Cuerdo

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Pepe Carranque

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Retrato en auto

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57 Julieta Valero

Obras públicas

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Relación de publicaciones de los poetas conVersos

Ficha Técnica

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Carnet de identidad # Carmen Crespo Por Carmen Crespo

Y he aquí que llegamos al número 17, casi estrenando mes, con trazas aún de lluvia en su envés. Junio, del latín Iunius mes de Juno, diosa madre, diosa de la juventud, dama de los nacimientos y parterías. Y he aquí que llega Junio/Juno - con dolores porque el dolor también pero con la alegría de los premios bien merecidos para nuestros compañeros conVersos: Eva Yárnoz ganadora del XIX premio de poesía Flor de Jara que le ha sido concedido por su libro Filiación, Javier Lerena ganador del XXXII Certamen Literario Manuel Vázquez Montalbán y Marisol Huerta accésit del I premio de poesía Gabriel y Galán.

poemas de Marga Mayordomo se asoman por vez primera tras “unas gafas rosas” - por estas lindes. Este 17 criatura nueva recorre sus primeros pasos igualmente por la gran manzana de Pepe Alcamí hasta refugiarse, como en un viaje inverso, en los nidos, pequeñas cunas o ar tefactos diminutos que desde la mano de Raquel G. Figueiras nos llegan a través de la mirada de Esther Lucio para, finalmente encontrarnos con la lámpara díscola pero no tanto de nuestra querida poeta invitada, Julieta Valero. Y aquí estamos, al final de este carnet de identidad, recordándoos que en nuestro próximo “Autorretrato de poeta” tendremos a Julieta Valero y que será, como siempre, en Enclave de Libros el próximo 23 de septiembre. Feliz lectura y feliz mes de la diosa. Sí…para todos un pouco/de’aire, de luz, de calor… (Rosalía de Castro).

Este nuevo número, desde su sección poeta a la car ta, comienza con el regalo de ese espacio meditativo y de felicidad que es la palabra de Ashbery vista a través del ojo minucioso de Juan Hospital. Junio/Juno esta diosa conVersa ya nos recorre a través de las personas de Alicia Naya, la carne arqueada de Antonia Roig, los naufragios de Eva Yárnoz, ese mar silenciado entre los Alpes que restaura Fran García, la palabra que respira número de Miguel Cuerdo, la memoria como un trampantojo de Pepe Carranque. Del mismo modo que Junio recién comienza a ver la luz, los

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John Ashbery: una lectura errante “la porosidad radical o la impermeabilidad máxima” Por Juan Hospital.

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Poeta a la carta # John Ashbery

Por Juan Hospital John Ashbery: una lectura errante En una entrevista realizada a John Ashbery en octubre de 2014, y publicada en el cultural del periódico El Mundo, aparece una anécdota que el periodista refiere con estas palabras: A Ashber y le gusta presumir de ser ajeno a la filosofía. Una vez, en una lectura en Iowa City le preguntaron cuán profunda había sido la influencia de Derrida en su poesía. “No he leído una línea suya”, respondió. Pero al día siguiente, en un coloquio con estudiantes, citó: “Como decía Derrida”... Y claro, no faltó quien le dijera: “Pero ¡si ayer dijo que nunca había leído a Derrida!”. A lo que Ashbery respondió: “Y es verdad. Eso que he citado, lo habré oído en algún cocktail”. Me gustaría en esta lectura errante, informar acerca de determinados aspectos que pueden servir de aproximación a la propuesta poética de John Ashbery (para ello me basaré, fundamentalmente, en el estudio que aparece en el prólogo de Julián Jiménez Heffernan a la edición española del libro de poemas en prosa Three poems, publicado en el año 1972), así como, rastrear posibles paralelismos entre la escritura del poeta neoyorquino y el pensamiento del filósofo francés

Jacques Derrida. Todo ello con el debido reparo y disculpa respecto a las palabras suplementarias, que revisten siempre de intención la desnudez del texto original. Además me propongo mostrar, a modo de injer tos textuales (utilizando la terminología derridiana), algunos fragmentos de la poesía de Ashbery, extraídos del libro anteriormente citado y de Autorretrato en espejo convexo, libro publicado en 1975. Empezaré con el inicio de “El nuevo espíritu”, primero de los tres largos poemas en prosa que componen “Three poems”: Pensé que, si podía ponerlo todo por escrito, ésa sería una forma. Y luego se me ocurrió que dejarlo todo fuera sería otra forma, aún más verdadera. recién lavado mar Las flores estaban. Estos son ejemplos de exclusión. Aunque, por mucho que queramos olvidar, algo acude pronto a ocupar su sitio. Quizás no la verdad, sino tú mismo. Fuiste tú quien hizo esto, luego eres verdadero. Pero la verdad se ha transferido para dividirlo todo. “El nuevo espíritu”(fragmento). Tres poemas. John Ashbery.

¿Ponerlo todo por escrito o dejarlo todo fuera?, ¿”la porosidad radical o la impermeabilidad máxima”?, ¿incluir o

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Poeta a la carta # John Ashbery excluir?. “El nuevo espíritu” comienza con esta disyuntiva que mueve a la elección. Ashbery elige, en esta ocasión, la suma de discursos (la sustracción ya había sido practicada como principio constructivo en “The tennis court oath”, texto del año 1962), tal y como anuncia un poco más adelante:

…yo habré de incluirlo todo: el mobiliario de esta habitación, expresiones coloquiales, así como mis pensamientos y sueños más extraños, para que tú nunca puedas dar te cuenta de su naturaleza esparcida… “El nuevo espíritu”(fragmento). Tres poemas. John Ashbery

Ashbery se propone incluirlo todo, y darle a ese todo la apariencia de unidad que otorga el libro, el texto clausurado, lo contenido dentro del límite de una portada y una contraportada que acotan una enunciación completa, o dentro de la unidad de un poema. La unidad, la plena designación, que oculta al interlocutor/lector su auténtica naturaleza esparcida, la diseminación de los objetospensamientos-expresiones-sueños que proliferarán, página tras página (en el caso de Tres poemas, sin aparente control, en un nomadismo errático y heterogéneo. No hay unidad. La aparente unidad de lo que se presenta bajo el signo escrito es sólo eso: apariencia. No hay presencia originaria a la que desvelar, no hay sentido previo que

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dilucidar, no hay conciencia que confirme lo dicho, no hay un querer decir originario. ¿Qué quiere decir lo que está escrito? (conviene traer aquí las declaraciones del propio Ashbery, cuando afirma que “mi poesía habla sobre algo, pero no tengo ni idea de sobre qué”, o cuando confiesa que “sinceramente, no entiendo eso de entender la poesía” y que le basta el goce estético o el sentimiento cuando afronta un poema por primera vez, o cuando asegura que “las aseveraciones de mis poemas son sólo eso, nunca el poeta expresando su propio pensamiento”).

Algunas cosas que hacemos llevan mucho más tiempo Y son consideradas provechosas y normales. Me dispongo a desviar mi rumbo y dirigirme hacia una plantación de maíz. A mi izquierda, gaviotas, en vacaciones de interior. Parece que les impor ta el [modo en que escribo. O por poner otro ejemplo: el mes pasado me prometí escribir más. ¿Qué es escribir? Bueno, en mi caso, consiste en poner sobre el papel No tanto pensamientos como ideas, quizá: ideas sobre pensamientos. Pensamientos es un término [demasiado grandilocuente. Ideas es mejor, aunque no exactamente lo que quiero decir. Algún día lo explicaré. Pero no hoy.


Poeta a la carta # John Ashbery Me siento como si alguien me hubiese hecho un chaleco que yo llevase puesto al aire libre en el campo debido a mi lealtad a esa persona, aunque nadie hay ahí para verlo, sólo yo con la visión interna de mi apariencia. Llevarlo puesto es tanto un deber como un placer porque me absorbe, me absorbe demasiado. Un caballo se destaca de forma irregular en la distancia. ¿Y estoy yo recibiendo esta visión? ¿Es mía, o se la debo ya a otras visiones, no sentidas o no registradas en la gran curva relajada del tiempo, todos los manantiales olvidados, las piedras arrojadas, las canciones de repente oídas y luego oscurecidas por el olvido cotidiano? Él se aleja lentamente, levanta la cabeza y le formula al cielo una pregunta persistente. También a él cabe sacrificarlo en aras del progreso final, porque debemos continuar. “Oda a Bill”. Autorretrato en espejo convexo. John Ashbery

¿Qué es escribir?. ¿Qué es leer?. La idea de lectura como desciframiento del sentido es puesta en cuestión por Derrida. El filósofo descarta que haya un sentido escondido detrás de los signos, y afirma que lo que se lee es más bien una cierta ilegibilidad. Ashbery por su parte, en la lectura que hace Heffernan de su poesía (y que apunta en la misma dirección de lo expuesto por Derrida), renuncia a la ver ticalidad de las poéticas heideggerianas de la desocultación, y propone una

horizontalidad epidérmica entregada a la pluralidad residual y azarosa del afuera.

Al principio no es fácil. Hay oscuras vacuidades que la luz de la luna llena no logra atenuar. ¿Has pensado alguna vez en la luna, lo bien que encaja en lo que quiere iluminar? Y esos borrones lacados y esos ríos de luz natural, sacudidos, lanzados desde una lata, tan inmanejables, tan indigeribles…¿No es esa la cuestión?. No, pero llega un momento en el que lo que está a punto de ser revelado se oculta de hecho al arrojar la máscara de su identidad, en el que la identidad misma se revela como otra máscara, una máscara menor, previa a la que habíamos llegado a conocer y aceptar. Piensas en leyendas limpias, en este desper tar como si perforase un bloque sólido de día. Pero el día está ahí para asegurar te que las cosas no pueden ser de otro modo, cómo sí podrían las películas y sombras de la noche, para decir te que tu mutua semi-aceptación jovial no es, en cualquier caso, el modo errado de empezar, que toda respiración ha de ser respiración recíproca, dentro del otro, e imperfecta, como todas las cosas aprehendidas. “El nuevo espíritu” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

El poeta declara en una entrevista: “Creo que la significación no puede existir sin la aleatoriedad…”

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Poeta a la carta # John Ashbery

Cabría preguntarse ¿en qué consiste la significación?: probar, decir un nombre, repetirlo, repetirlo, repetirlo, aprobarlo, incorporarlo,…, ¿cantar?:

Pero a medida que los días y los años se deslizaban rápidamente se hizo manifiesto que nombrar todas las cosas nuevas que entonces poseíamos se había conver tido en nuestra mayor ocupación, que quedaba muy poco tiempo disponible para meramente degustarlas o poseerlas, y que incluso estas experiencias simples, tangibles, eran susceptibles de ser descritas o enumeradas, a riesgo de volverse fugaces y transitorias como el canto de un pájaro que sólo se emite una vez, antes de desaparecer en la reserva de los recuerdos vagos, donde se convier te en una suer te de flor seca, aplastada, una parodia nostálgica de sí mismo. Entretanto, todas nuestras energías están siendo absorbidas por la tarea de intentar reavivar esos recuerdos, de volverlos reales, como si vivir de nuevo fuese la única realidad. Y la variedad abrumadora de situaciones que tenemos que afrontar comienza a ahogar nuestros esfuerzos. Queda claro que no podemos interpretarlo todo, tenemos que ser selectivos, y de este modo la historia que estamos contando comienza poco a poco a abandonar la realidad. No se trata ya tanto de la descripción del modo en que las cosas nos ocurren como de nuestra canción privada, cantada en el desierto, y tampoco podemos renunciar a cantar, pues

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ello supondría retroceder a la muer te de la infancia, a la mera aceptación y gris vivencia de todo lo que nos imponen, en una palabra a una muer te en vida. Debemos registrar nuestra valoración del mundo en movimiento que nos rodea, pero ahora nos guía nuestro canto hacia el interior cada vez más remoto del desier to, lejos de las formas, veladas aunque familiares, que fueron su primera inspiración. De camino, imparables, hacia la acechante oscuridad, ¿no tiene esto remedio? Es como si un día que había comenzado brillantemente en el resplandor de un nuevo amanecer se hubiera paralizado, del mismo modo que cier to cambio sutil de la luz puede desper tar un escalofrío en tu corazón, o que la contemplación de un jirón fino y distante de cirro moviéndose a la deriva en el espacio puede alterar todo lo que has estado sintiendo, haciéndote retroceder muchos años hacia otro mundo en el que su frágil recordatorio de cambio inexorable también era la ley, como lo es hoy aquí. Ahora conoces el dolor de hacer continuamente algo que no puedes nombrar, de producir, con el automatismo con que un manzano produce manzanas, esta cosa para la que no hay nombre. Y no dejas de tararear a medida que avanzas, pero tu corazón está latiendo. “El recital” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

“Esta cosa para la que no hay nombre”, pudiera ser ¿la différance?, la generación sin origen del incesante diferir que fractura el valor del concepto, la cuña que desestabiliza el arquitrabe analítico que establece lo que es propio como opuesto a lo que declara impropio (ecos de Ashbery en


Poeta a la carta # John Ashbery Derrida, o de Derrida en Ashbery, en una lectura de trazas que resuenan, en esta lectura probablemente errada y seguramente errante). La deconstrucción no reconoce una posición estable de los términos, impide las tesis universalistas, promueve la dispersión de lo propio (la mismidad, el centro) en regiones diversas (la alteridad, el margen, los suburbios, el campo); como instancia inestable disloca la veta primaria, la homogeneidad del concepto. El edificio logocéntrico se tambalea.

cier ta picardía nos sentamos, en realidad, para afrontar la tarea de controlar las numerosas pausas y los acrecimientos abruptos, incisivos, del ser habitual en la esfera coagulada de las actividades cotidianas. Como si éste fuese uno más de aquellos días. No hay ya necesidad de par tir, anunciando tu destino. Todos los hechos están aquí y sólo resta usarlos en las combinaciones correctas, pero este edificio tendrá el tamaño de este día, con cuar tos habitables conectados entre sí en una secuencia duradera, eterna, extraordinariamente opor tuna. “El sistema” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

El sistema se estaba colapsando. Quien había vagado solo, dejando atrás tantos sucesos y acontecimientos, comenzó a sentir, retrocediendo a lo largo de la veta primaria que conducía a su centro, el comienzo de un hipo que, de abandonarse a su inercia, haría estallar el centro hacia las extremidades de la vida, los suburbios a través de los cuales nos abrimos paso hacia donde está el campo. A estas alturas de la vida, el ser que exista, sea cual sea, está muy entregado a la escucha, como atento a la sensación de un viento a punto de arrancar, y se resbala por esta anticipación de sí mismo, ya completamente desplegado, una existencia centelleante que se ha incorporado a la nuestra. Los árboles y las calles están ahí tan solo para dividirla, para impedir que se supere totalmente, que retroceda hacia sí en lugar de desarrastrarse lógicamente hacia esta mañana que tenía que ser, la del día de la tentación. No sin

Un hipo, un balbuceo, un decir no articulado sigue a la dislocación. Escribir es injertar, dice Derrida (en sentido literal: implantar una porción de tejido procedente de una planta en otra ya asentada, de modo que el conjunto crezca como un solo organismo). Pero el injerto, la implantación de nuevo texto, no se produce sobre un supuesto “tallo” original, universal, eterno y anterior a todo injerto; ni sobre un sentido unívoco, originario y trascendente que habría que desvelar como si fuera una presencia esencial y oculta. El injerto se realiza sobre el espesor de un texto dado, con el que el nuevo texto establece novedosas relaciones de proliferación de sentido. Los muchos percibidos por uno:

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Poeta a la carta # John Ashbery ese uno percibido, confundiéndose con los muchos sin embargo se comprende a sí mismo como un [individuo viajando entre dos puntos fijos. La mirada que se atreve a lanzar para inmovilizarte en tu guarida vesper tina es sólo un [reflejo, un discurso en la función íntegramente hecha de [indicaciones escénicas pues resultó que allí había un agujero disponible. ……. “De imagine mundi” (fragmento). Autorretrato en espejo convexo

El injerto (“pues resultó que allí había un agujero disponible”), irradia hacia el lugar de la extracción y transforma el nuevo terreno, en un juego de ecos y reminiscencias, de movimientos de dislocación y recolocación, en los que ambos (texto donde se realiza el injerto y texto injertado) se transforman. Es en el injerto textual, en la diseminación de discursos y relaciones que se establecen en el interior de la escritura, donde tiene lugar la proliferación de brotes, la inseminación de un sentido siempre múltiple, inestable, inacabado, nunca esencial. Escribir, injer tar, diseminar discursos heterogéneos, sin que el querer decir importe en un primer momento; movido por el deseo de explorar el límite de lo que la “autoridad logocéntrica” valida como genuinamente “poético”, y eventualmente traspasarlo; sin renunciar a inscribir la

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heterogeneidad de un discurso inesperado en la propia estructura de “lo poético”; desestabilizándola, abriéndola a puntos de fuga indecidibles. Esa parece ser la estrategia, el dispositivo (“…de semillas pesadas sujetas mediante un interruptor…”) que Ashbery maquina. Nathan el Sabio es un buen título es un restablecimiento de semillas pesadas sujetas mediante un interruptor [binario a largos bucles que conducen desde la literatura y la vida hacia el caos [mundano en el cual dos almas sin trabajo pugnamos pues es largo el camino [de vuelta a la suma total entretanto la habitamos “acostumbrándonos gradualmente” a todo y esto invalida la vida y se [superpone a ella como cuando un chacal herido está atado a un [abrevadero el león se acerca … “Grupo de danza lituana” (fragmento). Autorretrato en espejo convexo.

En una entrevista concedida a Eduardo Lago en Abril de 2004, y en relación a Tres poemas, libro que Ashbery considera su favorito, el poeta declara: Me interesaba explorar las posibilidades de la prosa poética, cargando las tintas en lo prosaico, despojándola del peso normalmente excesivo del componente poético, integrar distintos


Poeta a la carta # John Ashbery tipos de registros, de lo banal, a lo inflado o retórico... Me intrigaba saber qué ocurriría si mezclaba giros coloquiales con muestras de lenguaje periodístico, filosófico, publicitario... pero claro, hay que escribir acerca de algo, cosa que se me había olvidado por completo, aunque ya llevaba bastante escrito… La literatura como derecho a escribirlo todo (incluidos “giros coloquiales, muestras de lenguaje periodístico, filosófico, publicitario”), o la filosofía como derecho a pensarlo todo, contribuyen, según Derrida, a poner en marcha unas fuerzas que facilitan la creación de un espacio donde tiene cabida cualquier lenguaje, o toda cuestión; un espacio más democrático y abierto a la hospitalidad incondicional hacia lo radicalmente distinto; abierto al acontecimiento de lo imposible inesperado. “La democracia está por venir”, asegura Derrida. La democracia futura, a la que se refiere el filósofo francés, es incondicional; relativiza los acuerdos condicionados a los que estamos habituados en las sociedades autodenominadas democráticas; implica la apertura absoluta (sin cálculo, regla, programa, invitación) a la venida del otro, a la visita de lo inesperado, de lo imposible, del acontecimiento (que sólo será tal cuando la prevención hacia el otro se convierta en invención del otro). Más allá del ámbito de la política o la ética, cabría pensar en una democracia del lenguaje. Esa parece ser precisamente la idea cuando Ashbery declara: "Uso frases hechas para hacer

más democrática mi poesía". La frase hecha (no sólo ella, también “la proposición filosófica, la sátira periodística, el pronóstico astrológico, la proclama política, la aseveración escéptica o la confesión de almohada”, en la enumeración de registros variados presentes en la poesía de Ashbery que detecta J.J. Heffernan), visita de improviso la convención poética, explora el territorio de un saber instituido por instancias poético-literarias de validación, promueve la reinvención de la poesía, la pervierte, la traiciona. ¿Qué desplazamiento experimenta la poesía, cuando el lenguaje cotidiano (por ejemplo, la lista de lo que hoy “para comer tenemos:”), abandona el margen de la vida y se reinscribe en un lugar central del espacio poético?. (“Trasladar la nota al pie de página al centro del discurso nos puede ayudar en el asedio a la oposición entre lo central y lo marginal”, dirá Derrida).

Todas las cosas parecen menciones de sí mismas y los nombres que brotan de ellas se ramifican en otros [referentes. Inmensamente, la primavera vuelve a existir. La [madreselva espolvorea en el aire batido por el fuego. Y los cubos de basura se [amontonan junto a la reja mientras los tulipanes bostezan, se abren, [se desgarran.

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Poeta a la carta # John Ashbery Y hoy es lunes. Para comer tenemos: tor tilla española, [ensalada de tomate y lechuga, gelatina, leche y galletas. Mañana: perrito caliente, maíz gratinado, tomates guisados, leche y arroz con leche. Los nombres que robamos no nos suprimen: nos hemos adelantado un poco a ellos y ha llegado el momento de esperar. La espera, simplemente la espera: ¿qué llena el tiempo [entre tanto? Otra clase de espera, esperar a que concluya la espera. Nada ocupa su justa porción de tiempo, la espera está incorporada en las cosas que empiezan a [ser lo que son. Nada es parcialmente incompleto, pero la espera lo inviste todo con un clima. ¿Qué hora es? ¿Hay algo que importe? … “Grand Galop” (fragmento). Autorretrato en espejo convexo”

“Hacerse cargo de una herencia es serle infiel”, señala Derrida. Sólo hay herencia cuando el legado es lo suficientemente complejo y contradictorio, como para que asumamos el riesgo de interpretar, seleccionar y alterar esa herencia, es decir, cuando seamos capaces de reinventar lo que heredamos. Compleja y contradictoria es la mezcla de lenguajes heterogéneos que Ashbery hereda y enlaza en su prosa

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poética, y lo hará con la ayuda de una sintaxis unificadora que obvia los rigores semánticos de la linealidad lógica. Lo que está en juego en Tres poemas, esos tres largos poemas en prosa carentes de temática evidente, es una necesidad de liberación técnica y de exploración de la escritura poética, abierta al contagio de otros lenguajes, de otras jergas. Mi poesía no tiene temas. Se trata de una radicalización de la receptividad: yo los absorbo e ingresan en el horizonte epidérmico de mi escritura (y eso es duro empirismo antiracionalista); y todo lo que incluyo vale lo mismo. Y su valor no se cifra necesariamente en lo poético. El poeta no tiene reparos en traer el lenguaje elevado, la “proposición filosófica”, al texto literario. Es ésta una estrategia de apropiación y reubicación que rebaja la soberbia de los “lenguajes de la esperanza”, que sirve para poner en escena la instancia formal de la que inevitablemente debe revestirse todo filosofema, por mucho que pretenda liberarse de cualquier residuo, de toda escritura que contamine la pureza del sentido unívoco que quiere transmitir. La filosofía juega a desaparecer, pero no puede sustraerse a dejar huella, a dejar rastro en el papel o en la voz, ha de ser dicha o escrita, y es en la voz, o en el gesto de la mano, donde es posible explorar trazas de juegos textuales que desbaratan la voluntad de control de un saber filosófico al que sólo le interesa mostrar la verdad. Ashbery rastrea el gesto del filósofo, la huella que deja en el lenguaje filosófico la pretendida “verdad”.


Poeta a la carta # John Ashbery

Todos los testimonios que narran el modo en que hemos llegado aquí han sido borrados, por lo que no hay posibilidad de regresar hacia un nivel humano más primitivo: la dicotomía espiritual existe una vez y para siempre, como la mente de la creación, que no tiene comienzo ni fin. Y la prueba es que no podemos ni siquiera imaginar otra forma de ser. Estamos aquí atascados eternamente y ni siquiera somos conscientes de que estamos atascados, de tan natural e incluso normal que parece nuestro dilema. También a Prometeo debió de parecerle así su situación, amarrado al peñasco durante eras interminables y diariamente visitado por un águila. Nos sorprendimos en una ocasión, hace mucho tiempo. Y ahora ya nada puede sorprendernos de nuevo. “El recital” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

Derrida pone en cuestión la oposición filosofía/ literatura. Oposición emparentada con otras oposiciones históricamente instituidas entre: habla y escritura, sentido literal y sentido figurado, realidad y ficción, espíritu y cuerpo, esencial y contingente, o un largo etcétera. El logocentrismo, propio de la tradición occidental, otorga centralidad al logos, establece éstas y otras oposiciones que privilegian un término en detrimento de otro. Para el caso de la oposición filosofía/literatura, la estrategia logocéntrica relega el discurso literario a la marginalidad de lo disperso, respecto al centrado discurso unívoco de la verdad filosófica. Pero (habla Derrida / escribe Ashbery), ni la propia filosofía,

a pesar de su propósito de alisar la escritura y eliminar toda figura, escapa a la rugosidad de lo heterogéneo, a la deriva retórica, al resto que desvía la atención de lo que sin duda se quiere decir. El saber, instituido en la academia, tratará de cicatrizar cualquier atisbo de herida que amenace la integridad de lo que se quiere decir, o de lo que se debe leer. Y este sesgo que nos sitúa en el saber de antemano, antes incluso de leer, de qué se trata en cada caso, es también aplicable a la literatura. ¿Qué leemos en Ashbery?. ¿Leemos bien? Leamos: …Seguro al aire libre dispuesto a comenzar de nuevo, sólo que en esta ocasión hacia ninguna meta especial, habiéndose generalizado su sentido en el entorno, de modo que ya eres un poco par te de él, al tiempo que te preparas para intentar sondear sus sutilezas carentes de urdimbre o trama. Pero resulta duro, este no saber qué dirección tomar, sabiendo sólo que te estás moviendo en alguna, no ya porque te fuera decretada la falta de reposo sino porque la fuerza que te disparó hasta aquí se mantiene a través de la inercia, e incluso mientras contemplas el globo de contradicciones aparentes que brotan de tu posición actual, has comenzado a evolucionar en esa otra dirección no incluida por el arquero, un tiempo presente replegado hacia atrás sobre el pasado, sin censurar ya los apetitos, con la plena esperanza de la creencia propicia aunque, con idéntica cer teza, amenazado por la negativa de la madurez

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Poeta a la carta # John Ashbery prematura que ronda, de manera inquietante, el salvaje páramo gozoso como la sombra de una tumba. “El nuevo espíritu” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

La lectura “correcta”, la que se sigue de la oposición entre una buena y una mala lectura, es aquella lectura que se limita a ver en el texto lo que el restringido campo de un saber, que seguramente se sienta amenazado en su integridad, considera oportuno. Pero también hay modos impropios de leer lo que se quiere propio. La lectura de un texto filosófico se abre, desde esta perspectiva más amplia, a la posibilidad de detectar atrapados en la madeja argumental: juegos retóricos, figuras metafóricas, sintaxis que exceden la articulación de los significados y otros recursos convencionalmente más propios del texto literario, pero no ajenos al texto filosófico. Esta labor de apropiación del texto filosófico, y de exploración de sus virtualidades literarias, es la que lleva a cabo Ashbery. La escritura entendida como esceno-grafía, y la lectura entendida como dramatización de los conflictos en las relaciones entre términos, abre la vía a la comprensión del texto como un discurso múltiple y heterogéneo. El texto filosófico no es un mero informe de verdad. El texto literario no es un mero gesto. Todo texto (escrito, leído, hablado, real) pone en escena las huellas, da a leer las trazas, la diseminación del sentido sin origen, en una

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cadena de proliferación sin clausura, abierta a puntos de fuga indecidibles (aquéllos que no entran dentro de los cálculos, aquéllos que no realizan una potencialidad previa, aquéllos sobre los que no hay decisión prevista posible). El invierno transcurre, no obstante, y la muer te sucede a la muer te. Lo he intentado, y sé cómo el sentimiento reductor choca con el sentimiento de una vida acercándose a un momento, no a un clímax, sino a un momento. En ese momento uno debe, cier tamente, ser selectivo, pero no selectivo en las elecciones personales, no sé si me explico. No elegir esto o aquello porque agrada, sino meramente asumir la idea de la elección, para que algunas cosas puedan quedar atrás. No impor ta cuáles. Podría hablar te de algunas de las cosas que he descar tado pero eso no te ayudaría porque tú debes elegir las tuyas, o más bien, no tanto elegirlas como permitir que te sean infligidas de manera intermitente. Éste es el momento del proceso reductor. Y gradualmente, a medida que el aire se adelgaza mientras asciendes una montaña, estas cosas sobresaldrán con un relieve propio: el aspecto de la per tenencia. Es una tarea maravillosa, digna de ejecución, y basta con aproximarse. Las cosas harán el resto. Sólo entonces se hará visible el momento de no perderlo todo, y te deslumbrará de manera tan rápida y terrible que te preguntarás cómo has vivido antes, como si un valle de cientos de millas de longitud y lleno de huer tos y de todo tipo de benevolentes irregularidades del paisaje fuese a abrirse de pronto ante tus pies, justo cuando te decías a ti


Poeta a la carta # John Ashbery mismo que ya no podías escalar un paso más. Este nuevo entorno, casual, mal entrevisto (aunque ¡con qué agrado eres consciente, esta vez, de la visión imperfecta!) habrá de ser tu nueva forma de arbitrariedad, una que protege y estimula sin dejar nunca esas lesiones, infligidas por el tiempo, propias de lo antiguo, por las que luchaste tan duro sin saberlo. Han desaparecido con las anomalías dentadas del tiempo, y un abierto, húmedo, inexpugnable orden del día –amable, generoso y protector- te rodea como rodean a una niña hermosa sus gestos ingenuos, con una nobleza que quizás nunca sea detectada, la fuente de la vida personal. Y uno no debe nunca querer verla, pues su verdad no impor ta, y es inimaginable. “El nuevo espíritu” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

“Tu nueva forma de arbitrariedad” dice Ashbery / y Derrida propone una operación de fractura, insertar una cuña en “el arquitrabe” / “la arbitrariedad” que define lo que es propio y lo que es impropio de un discurso que se quiere homogéneo (sea filosófico, sea literario), siempre desde una voluntad de control institucional que se arroga el poder de legalizar y de ilegalizar. Propone un movimiento que desestabilice los cimientos y los muros de lo que se valida interesadamente como fundamento o límite; propone un injerto, una hibridación, una expropiación: la dispersión de lo propio en regiones diversas. Una estrategia que no es ajena al mestizaje discursivo del que participa la escritura de Ashbery. El poeta, afirma Heffernan, “absorbe jergas

externas con el fin de denunciar su atavismo inductor de ideología, o con el propósito de repristinar su potencial poético”. El poema se concibe como acumulación aleatoria de residuos diversos: Con frecuencia comienzo escribiendo un poema con una colección de anotaciones extrañas que proceden de conversaciones, sueños, comentarios escuchados en la calle, y éstos suponen una definición ulterior de un área que estoy tratando de capturar. Frecuentemente tiro esas notas iniciales…pero son recursos que me permiten llegar a un sitio que todavía no conozco. Ashbery, en opinión de Julián Jiménez Heffernan, no pretende volver más prosaica la poesía, sino demostrar que ciertas prosas, “enfermas de soberbia argumentativa”, contienen un alto potencial lírico. El poeta neoyorquino, de este modo, nos propondría una reconciliación entre la escritura poética y el flujo de una conciencia recorrida por lenguajes elevados. El prosaísmo que practica Ashbery nada tiene que ver con lo real, natural o cotidiano, nos dice Heffernan, por mucho que manifieste buscar un discurso reconciliador con “la realidad tal como es”. ¿Quién ha visto el viento? Aunque era precisamente esto lo que estas personas jóvenes, emprendedoras pero engañadas, se estaban preguntando. Tenían razón al asumir que toda la cuestión sobre el compor tamiento en la vida ha de ser reconsiderada a cada momento, que no cabe tomar aliento ni dar un paso sin verse obligado de algún

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Poeta a la carta # John Ashbery modo a examinar de nuevo el sempiterno problema de qué nos corresponde hacer aquí y cómo hemos llegado aquí, tomando en consideración nuestras relaciones con los que nos rodean y con nosotros mismos, y la cuestión siempre presente de nuestra salvación eterna, que se vuelve cada vez más imperiosa- incluso cuando la olvidamos parece que crece como el contorno de una montaña a medida que nos aproximamos a ella. Ser consciente siempre de estas múltiples facetas supone encarnar un organismo sin dimensiones como el del viento, una preocupación viva que no conoce, por definición, descanso: es la inquietud. “El sistema” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

Keith Cohen califica la poesía de Ashbery de “culebrón metafísico”. El propósito del poeta en “El sistema”, no sería otro que el de analizar el efecto que ciertos discursos ideológicos, producen en nuestras mentes tras una invasión prolongada. El libertinaje retórico de Ashbery, por su parte, expresaría el gesto moral de quién comprende que toda fijación figural es susceptible de confiscación ideológica: “cuando empezamos a entender una metáfora, malo, pues podrá fácilmente ser saqueada por algún discurso del poder (político, metafísico, religioso), quedando así prostituida a las jergas de la esperanza”. ¿A dónde nos conduce la esperanza?, ¿es éste el camino correcto?, ¿vamos?

Así es. Durante muchas semanas has estado explorando lo

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que parecía una forma provechosa de actuar. Descubriste que había una bifurcación en el camino, por lo que en principio seguiste el ramal que parecía menos prometedor de los dos, o en cualquier caso el menos obvio, hasta que creíste tener la intuición correcta del lugar al que conducía. Luego retrocediste para investigar la vía más enmarañada, y durante un rato su intrincada trama pareció prometer un objetivo más complejo y por lo tanto más práctico para ti, uno que cabía retomar de maneras diversas de forma que todas sus caras y aplicaciones pudiesen ser examinadas de manera exhaustiva. Y al hacerlo comenzaste a dar te cuenta de que los dos ramales se unían de nuevo más adelante; de que este punto de unión era el final, y de que era el lugar exacto desde el que par tiste, cuya mezcla intolerable de realidad y fantasía te arrojó al camino que ahora vuelve al punto de par tida. Ha sido un rompecabezas absorbente, pero al final todas las piezas encajan como un cuento de fantasmas para el que hay, a la postre, una solución perfectamente racional. Sólo resta comenzar a vivir con este hallazgo, esto es, sin la esperanza antes mencionada. “El sistema” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

En una entrevista concedida al poeta y ensayista norteamericano Charles Olson (autor del ensayo “Projective Verse”, publicado en el año 1959), y en respuesta a la posible influencia de las técnicas del verso proyectivo en su poesía afirma Ashbery:


Poeta a la carta # John Ashbery No veo demasiada relación entre mi poesía y lo que se conoce como verso proyectivo, aunque me parece que de hecho eso es lo que estoy haciendo. A Ashbery le interesa el verso largo, un dispositivo poemático que le permite dar continuidad ininterrumpida a una escritura deliberadamente suelta. Uso un verso muy largo que me parece que proporciona un medio expandido de enunciación…un derrame de significado… una especie de prolongación del tiempo y una improvisación sobre el tiempo…similar a la música…aunque eso no es algo consciente que yo persiga cuando escribo. Mario Jurado Bonilla describe la proversión, o avance de la prosa, en términos de auto-comentario, de auto-alusión, de autismo sistemático de unos textos completamente plegados sobre sí, como si se tratara de una inmanencia cerrada. Cada frase es un trampolín que propicia la siguiente. La aleatoriedad sólo se ve frenada por la necesidad constante de cohesión sintáctico-gramatical, en un “extra-vagare figural de un discurso férreamente auto-alusivo”: y, tal vez, ansioso.

la idea de que, en cier to modo, habría también de reflejar la paz que todos aguardaban de forma tan impaciente: no podía avanzar a menos que la forma generalizada de este estado similar al nirvana pudiese imponer su forma sobre los átomos continuamente activos del avance, pues ese era el precio que exigía: de ahí el dilema para cualquiera salvo para los hedonistas impenitentes o, por el contrario, para quienes deciden permanecer todo el día en el estercolero, arrancándose los cabellos, rasgándose las ropas, golpeándose el pecho, hablando de arpilleras y cenizas: este grupo, sin duda el más ruidoso, causaba, como suele ocurrir, escasa impresión, pero el hecho mismo de que ellos existieran apuntaba a lo que parecía ser un defecto trágico en la estructura del sistema. “El sistema” (fragmento). Tres poemas. John Ashbery

Tras el anuncio “anónimo” (ya que no está la conciencia del poeta respaldando el poema), de un “defecto trágico en la estructura del sistema”, me gustaría retomar la cuestión de las oposiciones que consolidan “la estructura”: central/ marginal, correcto/incorrecto, esencial/contingente. ¿En qué orilla injertar el texto filosófico?, ¿en cuál la poesía? ¿Para vivir es preferible el campo o la ciudad? Dejemos que el halcón y la corriente del río decidan esta vez.

: es la inquietud . Pero esta condición de vigilancia eterna fue aceptada con

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Poeta a la carta # John Ashbery Se cree demasiado bueno para estas generalizaciones y ellas lo hacen avanzar. El lado opuesto está sumido en sombra, éste en auto-estima. Pero el centro no cesa de hundirse y de rehacerse. La pareja en la mesa de picnic (pero no es tiempo todavía para picnics) es recorrida por el conocimiento inconsciente que el río tiene de su propio obrar para evitar el tedio posible y la mancha de una excesiva intuición toda la escena ocurre tras una pared de cristal. “No es tiempo todavía”, dice ella, “para picnics”. Pasa un halcón volando. “Haced que todo el mundo regrese a la ciudad”. “Río”. Autorretrato en espejo convexo. John Ashbery

Juan Hospital Madrid, Abril de 2016

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Bibliog rafía ASHBERY, John. Tres poemas. Barcelona: DVD Ediciones, 2004. (Traducción y prólogo: Julián Jiménez Heffernan) ASHBERY, John. Autorretrato en espejo convexo. Barcelona: DVD Ediciones, 2006. (Traducción y prólogo: Julián Jiménez Heffernan) DERRIDA, Jacques. Papel máquina. La cinta de máquina de escribir y otras respuestas. Madrid: Editorial Trotta, 2003. (Traducción: Cristina de Peretti y Paco Vidarte) FERRO, Roberto. Escritura y deconstrucción. Lectura (h) errada con Jacques Derrida. Buenos Aires: Editorial Biblos, 1992. PERETTI, Cristina de. Jacques Derrida (1930-2004), en 12 Pensadores (y uno más) para el siglo XXI. Madrid: Editorial Dykinson, 2014.


En esta ocasión nos acompañarán Alicia Naya Antonia Roig Eva Yárnoz Fran García Marga Mayordomo Miguel Cuerdo Pepe Carranque 19


Fondo de armario # Alicia Naya

Dentro de cada uno de nosotros hay tres personas; la pública, la íntima y la secreta. (1) La pública; Mira si soy trianero que estando siempre en la calle me considero extranjero. (2)

Alicia Naya

La íntima; El cardo siempre gritando y la flor siempre callá. (2) ¡Y a estas alturas del poema, aún sin escribir un solo verso de mi propia cosecha!

El avión desciende nos sumergimos en un mar de nubes la tecnología nos guía. El mar aparece iluminado por un sol de invierno como un metal antiguo.

La secreta; Llegados a este punto, solo me queda hacer una triple pirueta. ¿Lo secreto, que queréis que os diga de lo secreto? ¡Pues que es secreto! ¡Qué ganas de volver al líquido amniótico de agosto!

(1) (2)

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García Márquez Lole y Manuel


Fondo de armario # Alicia Naya

¿Es necesaria la noche? Es necesaria la noche. ¿Y para que sirve la noche? Servir… no sirve para nada es el reverso del día es como la sombra.

Esta semana junto al mar a su ritmo que con una infinita paciencia bate y abate todo muro toda resistencia.

¿Y qué es la sombra? Eso es ya otra historia: -Véase en Rosalía.

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Fondo de armario # Antonia Roig macerada por los años que tiembla que tiembla de soledad y hambre. (Di, cuerpo, ¿desde cuándo

Antonia Roig

I

Lo que queda es la llaga en forma de sonrisa, el hueco entre los hombros, la sombra de los senos, el gesto de dejarse caer sobre la silla, un pedazo de carne

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eres esta masa palpitante?)


Fondo de armario # Antonia Roig

II

(Desde aquella terraza temblorosa, el torpe recorrido hasta la cama, el aguijón del frío confundido con sus dientes mordiendo ligeramente mis pezones.)

Podría (aún podría) nombrar uno a uno los músculos del cuerpo, el ángulo del muslo, el cuello desmayado, el vientre expectante. También la calma de la espalda al arquearse (como el lomo del ciervo cuando bebe del arroyo: sin miedo a la corriente).

III Era un aleteo de latidos, o voces que decían “dame tu pensamiento, tu pauta cerebral”. Era la ceremonia de la desnudez, del intercambio de órganos, cabello, la piel suave de los pliegues. Era la calma animal, el bocado frío, fin y comienzo de la espera.

El túnel del tiempo vibra y se cierra.

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Fondo de armario # Antonia Roig

IV

hombro, cuello, pubis, ciervo que en el páramo espera

Era, no era, la visión del mundo,

la flecha tan ansiada.

la común atalaya,

Las digo,

nave imperfecta que hace aguas

resto de onda que se extingue.

o siempre se escora sin dejar la orilla, siempre sin dejar la orilla, inclinación dispar de la mirada hacia las aguas o el arco de luz que parte el agua. Era, no era, el común lenguaje (latigazo de un eco de una onda doble, la vibración de dos voces a la vez), digo piedra y recibo un guijarro en la cuenca de mi pecho, digo casa y escucho una puerta que se cierra. Digo todas las palabras que me acosan: amor, pliegues desplegados,

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Fondo de armario # Eva Yárnoz

Eva Yárnoz

canoas

territorios de agua sin piel, maderas rotas que flotan. en los naufragios del agua la mano sola se aferra a las piedras hundidas. en las aguas de las aguas, donde las maderas, hay hijos de los muertos en lo oculto, y la piel sola se distribuye en células que germinan. en los territorios del agua el ojo es un interrogante, y la piel sola se desnuda: el agua sola dispone las lágrimas.

colige

hay un liquen muerto entre los dedos. como una canción indisoluble en los ritmos del suelo. vibra en ondas de música la mente que colige. o yace sola en la memoria que es un almacén vacío. colige ahora que sabes. y después yace en la nube sola del cielo. anda a solas por el páramo donde los nombres son piedras incontables. yace solo bajo las piedras con los reptiles indisolubles. comprende ahora que páramos sin nombres o especies animales. donde esperas la luz única de los hombres que saben. comprende ahora la edad del aire medio en medio del hombre. sin tiento habita en los laberintos del suelo. o las cavernas donde se acelera el cuerpo y luego duerme. sin rumbo anda por la tierra y abre nuevos canales. comprende ahora la nube sola que yace en medio del vacío de nombres. o la mente que nada entre los sabios que todo habitan. comprende ahora sin nombre en un folio. blanco perecer ahora entre los objetos. comprende ahora un ritmo circular donde puedes frenar. en el centro donde los manicomios abrasan la cabeza en amarillos. comprende ahora si abrasa el médico que sabe con sus nombres. enfermos de muerte en los hospitales.

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Fondo de armario # Eva Yárnoz

sostenida dulce

es el graznido de todas las aves juntas que llama a la transparencia. está sola la pupila en el ojo que se cierra. comprendes el paso lento a ciegas en tu luz por el mundo. tú en él quieta y eterna como cielo. es una gasa sin tejido que no traspasa otras luces que no sean tú sin tu cuerpo solo.

me pongo en tus manos solas. comprendes el sonido de los dedos que palpan las invisibles costuras tuyas sin cuerpo. el sol mi padre sobre todos los objetos sin contorno, yo en la disolución. mueves tu pincel para diluir, tus dedos sobre el teclado para diluir, a ciegas sin cincel.

un breve piar, una piedra. fragmento absurdo de tu voz y de tu mano. en el mundo hostil donde no ves, hermanos, padre, sol, roca. buscas la comunión de los peces en el agua donde se nada y no hay océano. la mano en el aire. sostenida dulce.

comprendes la mano vuela y es como una taquigrafía del destino. queda sin entidad en el aire.

como un goteo las notas en el silencio del suelo, como un pulsar como un latir la tierra que es potencia.

como una trompeta anuncias la decadencia. como una trompeta abres las puertas siempre abiertas, en el laberinto donde no hay sino piedras y rocas y costuras y fragmentos y muchos nombres extraños para la piel intacta.

intactas las manos y el cuerpo queda obsoleto sobre las sábanas. eternamente en sí está el aire. como presencia.

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Fondo de armario # Fran García Ignoras que a este lado del horizonte la lluvia también habita al silencio. Cada vacío que alcances no incluirá el mar ni tu memoria.

Fran García Oí la lluvia la noche la marea.

Ahora que llega la noche preparas tu huida recoges las pieles como si en ellas hallaras un rastro perdido de tu conciencia. No quieres excusas. Te das a la humedad y esperas cerrar la herida.

Alquitrán y cenizas cubren tus ojos el barro la sangre turbia del río el grito yermo de las raíces. Un niño calla y es un túnel de algas y fiebre y el tiempo asido. Que no se detenga el ruido del mar. Tal vez quede esperanza: ayer nació una espina.

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Fondo de armario # Fran García

Dicen que llegaron al mar al pozo seco de la memoria. Nadie recuerda las llagas sus ojos la piel hirviendo. Divisaron al fin otro infinito modo de ser esclavos. Dicen que era fría la noche. Dicen que ardieron.

Todo lo que tenéis es opio. Todo se desvanece en un instante se transforma o muere. No vive en ti sino una imagen corrupta equívoca que crees que es que eres.

Todo lo que creéis no existe. Estar ser este ahora ya ha muerto.

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Fondo de armario # Marga Mayordomo

Gafas rosas

Mientras vivías jugué: a soñar que todos se equivocaban, a no pensar en exceso, a pintarme las gafas de rosa. Y con la música fuerte te hice bailar con las manos en alto, y disfrutar del abrazo de todos, de todas, del mío, y olvidar a puñetazos.

Marga Mayordomo

Marga Mayordomo nace y vive en la Villa de Madrid. Se licencia en la especialidad de Antropología Americana, aunque su vida laboral transcurre fundamentalmente en la Sanidad Pública Madrileña. Ha publicado la plaquette Con los huesos al aire y varios de sus poemas se han incluido en medios digitales, revistas y antologías como Manos a la obra (2010 y 2011), Libertad tras las rejas (2012) y Depaso (2013). Dedos de Mar tini-Dry (ganador del premio Joaquín Benito de Lucas 2013) es el primer poemario extenso publicado.

Juegos en la calle

Pan con aceite y azúcar, con olores rojizos que me envuelven; sabores de crepúsculo azulado y un griterío de adultos, anudando los juegos de pelota.

Sombras en el parque del barrio

Se ha quedado largo rato mirando al trasluz de los vidrios. ¡Hay tantas cosas bullendo en el parque!

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Fondo de armario # Marga Mayordomo

Hay dos formas que incendian el amor en el seto, una luna alcahueta, un perro que orina en la tapia. También hay un hombre en silencio, con un gesto que azuza; cuatro colmillos gruñen, acorralan los gritos, se oyen jadeos oscuros.

Evitando cuidadosamente a los intrusos he parado los relojes y he transitado lugares donde no cabe la secuoya.

En la ventana nadie se mueve. solo son sombras…

Al otro lado, la pólvora, el fuego, el maquillaje, la gente, la femme risueña. También las cañas, la broma, el pitillo, la marcha, hoy es fiesta.

Ahora el tiempo ha expirado. Hasta para rendirse hay que presentarse en el campo de batalla.

La máscara

Hoy he desayunado el primer café con la primera flor del ciclamen

Con dedos entumecidos de sueño hoy he girado el dial de la radio. Evitando cuidadosamente las noticias he buscado algún bluesman que me arrastre muy lento hacia el Delta. Con dedos entumecidos de sueño he acariciado el rojo que se estampa en los cristales.

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Lentamente me abrocho la ropa y después de mirarme al espejo cierro la puerta.


Fondo de armario # Miguel Cuerdo tanto como los hombres prudentes: Alejándose del poderoso y siguiendo su paso, sin perderle de vista] Dejarás muchas cosechas clavadas en la tierra oscura que algún día dirán cómo te han ido las cosas. Perfeccionarás tu laberinto retorciéndote. Tu fortaleza amenazará más y más al descreído. [Mientras tanto añadirás más hojas a tus hojas y te darán por viejo.]

Miguel Cuerdo

Entonces, con la placidez de los que han sabido esperar sin remordimientos ni frustración, me contarás los secretos que te ha ido diciendo el viento. Sin prisas. II

In dubio pro reo I

Cuando vuelva muy probablemente seguirás aquí [Habrás crecido y tu sombra será segura y leal. Al menos

Alrededor de la jarra sobrevuelan las palabras que adelantan al viento y se hacen memoria. Todavía no sabemos qué será de aquellas otras atrapadas en esa agua. Perversa sed de color impronunciable.

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Fondo de armario # Miguel Cuerdo III Alumbras el instante desperdiciado entre el antes y el después, con calma. Llamas a tus amantes de un modo que yo las quiero para mí. Miras azul a un mundo de letargos y lo gobiernas aboliendo la modorra de tanta chimenea feliz. Así, de modo sencillo, sutil, cierto.

ceras exigía más sitio en un cuerpo más y más oblondo] Es tarde para aspirar a nada que no sea respirar profundo. Me consuelo porque todo está proporcionado: también la perfección a la violencia. Reposo el caféconleche y la rosquilla. Escucho la voz trastabillada de los poetas inseguros. Me recreo en las miradas limpias de jardines de azahar. Me doy tiempo.

041208

Me miro de otro modo. Sé bien que es tarde cuando los demás no saben llamarme: el tiempo de los nombres ha pasado y sólo queda el de las miradas. Es tarde ya cuando los muertos tienen peso propio y lo extienden sin tiento en la cuartilla. Sabe Dios que me levanto temprano por cobardía para que la noche nunca me pille fuera de casa. [Con los años he ido sintiendo cómo cada una de mis vís-

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Tres mundos I

Mi sueño es memoria inconsecuente. Vivido en un mundo reversible ¿En qué lugar dejo las yemas para atrapar un mundo sin sonidos ni regustos? ¿Cómo vuelvo exactamente allí?


Fondo de armario # Pepe Carranque II Libero el lápiz de mi voluntad y escribe “restos” ¡No! Escribe “despojos” ¡No! “desechos”: Nos construimos sobre material de desecho. Un poema como material de desecho: Encapsulo el Pepsamar, saco del contenedor el escanciador roto por el cuello, extraigo el vómito de la taza del váter, recupero la cabeza de la gamba y el cuerpo podado de Rintintín. III Vuelve el vino de tu copa a la botella, mientras las gambas aún escapan del vientre de Moby Dick y las patas sostienen de nuevo al perro guardián del fuerte. Sólo el hilván de las palabras nos hace sitio en otros mundos.

Pepe Carranque

No es un lugar de libertad, de dejar ser, la infancia. Existe entre el colegio y la calle un espacio vacío de uno mismo que alguien ocupa, un tiempo de canicas y de normas donde una miserable red se extiende. El hombre se hace hombre con el púber, en él se aloja y no al revés como a menudo piensa.

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Fondo de armario # Pepe Carranque

Cómo cala el orballo gota a gota todo el mar lentamente encima empapándote de sentido. ¿Qué resistencia dulce nos impulsa en este vuelo, ya de retirada? Hacia ti me dirijo tal como eres y no como pretexto de amante del amor; dos diferentes y una identidad. En esta vida que se rompe un gran caudal renace en nuestra casa y cada corazón es una fuente. Qué alegre es esta entrega ahora sin desbordar. ¿Qué nos mueve? ¿Qué es esta reinvención sobrevenida?

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Es verdad que compartimos una voz y su memoria. Es cierto que me protege la empalizada de tus engaños que mis sueños pueden jugar seguros que podemos presentar la ficción como resumen de las cosas. Pero hoy me avergüenza celebrar la mentira. Debemos rescindir nuestro contrato. A mí ya no me gusta que ocultes cuanto ocupas y he advertido últimamente que la tristeza tiene también tu nombre. No será doloroso sólo estás en la superficie. Si yo muriese ahora tú no me pensarías y cuando yo me pienso te deshaces.


Fondo de armario # Pepe Carranque

Una nieta de Eduardo del palacio se acerca a la nostalgia de la memoria anterior a la escritura, tras leer el Fedro. Hay un surco que viene del pasado y que va del oído a la mirada, una huella o un eco que no calla y nos trae al presente lo acabado. El tiempo sin memoria ha terminado con la verdad no escrita que se engarza en un saber antiguo con el habla. Ahora es –verosímil– lo fijado, y aquí termina el mito de lo cierto. Son de loto las letras responsables de mostrar las palabras de los muertos.

Hay un surco que viene del pasado y que va del oído a la mirada, una huella o un eco que no calla y nos trae al presente lo acabado. El tiempo sin memoria ha terminado con la verdad no escrita que se engarza en un saber antiguo con el habla. Ahora es –verosímil– lo fijado, y aquí termina el mito de lo cierto. Son de loto las letras responsables de mostrar las palabras de los muertos. Difunto puede ser tu compañero más próximo, un otro impermeable. Ayer que se hace hoy y es venidero.

Difunto puede ser tu compañero más próximo, un otro impermeable. Ayer que se hace hoy y es venidero.

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New York City

Un relato de Pepe AlcamĂ­

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Territorios diVersos # New York City

Por Pepe Alcamí New York City

Amo esa ciudad que no conoces, New York. Es el crisol del mundo moderno porque en sus calles se amasan materias y sueños y cristalizan todas las contradicciones. No hace falta recorrer el mundo. Basta situarse en un extremo de la isla, en la punta sur del down-town, en el embarcadero de Battery Park, dar la espalda a la estatua de La Libertad con su llama vengadora para recuperar humildemente tu propia soledad y recorrer la isla entera por sus avenidas ensombrecidas de rascacielos para contemplar casi todo lo que este primate enloquecido ha hecho del planeta. Pero, al igual que en un viaje en que recorrieras selvas y desiertos y océanos y glaciares, es difícil llegar vivo al final del recorrido. En esa recta de 30 km que va desde el sur al norte de la isla encontrarás todas las riquezas del mundo y casi todas sus miserias.

Una vez des la espalda a esa estatua con corona de espinas flamígeras, enfila Wall Street y contempla frente a la

espiritualidad triste de Trinity Church y su cementerio los auténticos templos de la ciudad, la bolsa de Wall Street y la reserva federal en la calle de la libertad. En esos santuarios se producen los antiguos milagros y castigos divinos porque el traspiés de un broker con una hemorroide mal colocada puede hacer quebrar varios países en barbecho globalizador y enriquecer a unos pocos seres bien informados. Dicen que esas paredes almacenan la mitad de la riqueza del mundo, pero es mucho más que eso, porque es una riqueza que no puede contarse. Palpándote la cartera desvíate hacia el oeste por Cortland Street y detente en la zona cero, y entenderás que esa riqueza indecente no es eterna aunque los que la poseen se crean inmortales, porque aquel 11 de septiembre cayeron torres infinitas de cristal y acero, torres que había pisado, por las que me había paseado. Torres que a pesar de ser el símbolo del poder y la riqueza y de su prepotencia eran a su manera hermosas, admirables, y yo, hasta cierto punto las amaba. Piensa en todas las torres que un día se derrumbaron dentro de ti y te inundará esa tristeza que no es sino el reflejo de una derrota sin consuelo.

Regresa por la calle Broadway hasta alcanzar la plaza del ayuntamiento y trepando sobre su espalda alcanza el puente de Brooklyn donde todo el mundo corre, no lo hagas tú también, ni eres un coche ni necesitas estar en forma, alcanza su pilar central y deléitate contemplando el skyline de la ciudad a través de los cables de acero que encierran

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Territorios diVersos # New York City como una jaula la jungla de edificios que te espera. Si puedes trepa por uno de esos hilos férreos y dile a tu chica que la quieres, como si fuera aquella maravillosa Meryl Streep en su maldición de Sophie.

Pero sacúdete la nostalgia, retoma el puente de regreso y una vez en la tierra de Manhattan rumbo norte te espera todo el espectáculo, la jungla y el desierto de hombres y soledades que New York contiene desde siempre. Retoma St. James y Bowery y piérdete por las calles de Chinatown y sus comercios, atraviesa Little Italy, donde nació la mafia y deléitate con el recuerdo de Vito Corleone imaginando qué oferta te hubiera hecho el padrino que no habrías podido rechazar. Vira al este por Broome Street y alcanza el Soho y Greenwich Village y sus artistas “cuatroeneagramáticos” en lofts de lujo hasta llegar a Washington Square y la universidad de New York. Habrás recorrido una pequeña parte del trayecto pero sólo entonces empezarás a entrar en el corazón de la gran manzana.

A partir de este punto tu hilo de Ariadna se llama Quinta Avenida, y te guiará en el laberinto de carne y sueños en que deberás mantener los ojos muy abiertos para inundar tu mente y también para poder sobrevivir a esta ciudad que

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es el arquetipo de nuestro tiempo. Porque en ese cañón de rascacielos y ríos humanos encontrarás todas las riquezas del mundo, los edificios más emblemáticos y hermosos, las tiendas más lujosas de ropa, de joyas, de juguetes donde podrías en esta navidad alimentar a todos los niños del mundo. Contempla los restaurantes cuyo interior te está vedado y donde las abuelitas de Manhattan alrededor de una taza de té –un día te contaré la historia de las abuelitas de Manhattan– deciden el destino de millones de seres. Recorre ese circo lineal y no dejes de observar ninguna de sus pistas porque te cruzarás con todas las variedades de la maravillosa fauna que un día abandonó el pedernal para alcanzar tras una evolución depurada el bono basura. Encontrarás en tu camino telepredicadores, ateos convencidos y pasotas militantes, mujeres con trajes de chaqueta de Dior y zapatillas de deporte, ejecutivos con mandíbula tipo Robert Redford, trajes de Armani y Rolex de oro con churretes de kéHolatchup en los labios tomándose una hamburguesa, negritos –perdón afroamericanos– 4x4 paseándose en patines, modelos como gacelas envueltas/ devoradas por abrigos de leopardo, hispanos con mantas en la calle vendiendo contrabando, los cachas más cachas del mundo, los gordos más gordos del mundo comiendo por la calle una pizza tamaño king size plegada en tres como un pañuelo de seda. Millones de seres de todas las religiones y todas las razas que pasean sus sueños y sus esqueletos por las calles, por los ascensores, por los taxis limoneros de la gran manzana. En New York me entierro en mi historia porque contemplo con una mirada a la vez huidiza y de dulzura esa humanidad tan terrible, enferma,


Territorios diVersos # New York City tierna y entrañable a la que pertenecemos. Los seres que miras y te miran también eres tú y soy yo y somos nosotros, somos todos.

En el cruce con Broadway, junto a la estación de autobuses de la calle 42 se cotiza la carne humana de distintas calidades en locales lujosos o infectos, pero en todos el sexo se subasta con la misma unidad de medida moderna que es el tiempo. Junto a rascacielos elegantes verás desentumecerse casas en ruinas como enanitos arrugados. Al llegar a Central Park, ya por la calle 60 verás la luz que los buildings te han ocultado y descubrirás los míticos edificios del Plaza, y el cielo sobre ese parque hermoso y terrible donde belleza y violencia se alternan cada día y cada noche como el ciclo infinito del bien y del mal. Si sigues caminando verás las casas de lujo con alfombras sobre las aceras, los porteros de botones dorados con sombrero de copa y librea, los perros de lujo, los cachorros humanos, todos rubitos y preciosos con un cierto aire de superioridad que sólo da el esqueleto muy bien colocado o ingentes cantidades de dinero. Son los hijos de esos amos del universo que Tom Wolfe tan bien describió. Pasarás frente a los museos más hermosos que albergan joyas traídas de la vieja Europa: el clasicismo del Metropolitan, la exquisitez de la Frick collection, la revolución del Guggenheim, las enloquecidas galerías de snobs y genios y fracasados…Pero si te despistas atravesarás la calle 110 y entonces de pronto te darás cuenta

de que algo no está bien…la basura volcada por las calles, edificios abandonados, la gente huidiza o chulapona según el territorio y la banda imperante en la zona te despertarán de un sueño de gloria y lujo… estarás en Harlem y ya puedes poner cara de chicano o cubrirte de betún o mejor darte la vuelta (1). Refúgiate en el metro y alcanza muy al norte, lejos del territorio comanche, los claustros románicos y góticos que Rockefeller hizo desmontar piedra a piedra y trasladarlos a una colina de Manhattan tras comprarlos en la vieja Europa. Es hermoso terminar en ese paraje anacrónico porque son una última piedra de espiritualidad al borde del Hudson en esa ciudad que no conoce el espíritu y que sin embargo encierra todo el espíritu de nuestro tiempo.

Yo amo esa ciudad en que eres un ser anónimo para lo mejor y lo peor y en que, si te invitan a cenar, ten por seguro que el postre eres tú. En sus calles selváticas puedes toparte con una modelo con andares de puma a la que le hagas gracia y se te lleve al catre en una suite que ni te imaginas o, por el contrario, en cualquier esquina puedes tropezarte con

(1) Harlem ahora es otra cosa, pero en la época en que escribí este texto no era un sitio donde mirar fijamente a los pobladores fuera recomendable.

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Territorios diVersos # New York City un navajazo en el hipocondrio derecho dado con esmero por un negrito –perdón afroamericano- vestido de rosa y lentejuelas con la proporción justa de heroína y matarratas en las venas. No hay transición entre ambos escenarios porque en esta ciudad no hay negociación posible entre posibilidades extremas. Aunque te suene raro New York es la ciudad de hoy. París, a la que también amo es la ciudad de siempre, será siempre la ciudad, pero eso te lo contaré otro día. Hoy estamos en Nueva York, crisol de nuestro tiempo de luces y sombras, con su fauna y sus sueños, esa ciudad descarnada, maravillosamente culta, brutalmente salvaje, rica hasta la náusea, pobre hasta los tuétanos en la que todo el mundo pasa de todo el mundo pero cuyo espíritu de asfalto puede ser el bálsamo que desde hace tanto vas buscando.

Foto Pepe Alcamí.

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Nidos

Esther Lucio Marino y sus textos nos introducen en la arquitectura de los “arte-factos� de Raquel G. Figueiras.

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Mirador # Nidos

Por Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

Serie

Serie

Nidos

Nidos

Nidos

Raquel González Figueiras & Esther Lucio Marino Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

ral

Arquitectura natural

era

z.

Resbalé en la escalera llegué hasta la raíz. Encontré agua minerales alimento

otra luz.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Campo de atracción

(Cajón A)

Imantar el amor es incubar la protección en un seno cálido y seguro que perpetúe la supervivencia.

Clandestina

(Cajón B)

La caricia esconde

caído en tu vuelo.

Detalle

el leve gramaje

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Palabras prisioneras

(Cajones C y D)

AĂşn queda espacio entre estas dos calamidades, aire con que romper la voz y la esperanza de ser lo suficientemente diminuto e invisible para vivir.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Porosidad

(Cajón E)

Hallar el cobijo en la dureza esponjosa. Anidar en la concavidad.

Colonización

(Cajón F)

Resistir la multiplicidad

Reconocerte en lo extraño y no reflejar lo propio.

Detalle

o la escisión reproductora.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Alumbramiento

Desciendo sobre los brazos de un Ăştero. Me rozan sus brasas relucientes. Me adentro hasta alcanzar la temperatura umbilical.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

CrĂ­a

Salta al mundo explora el cosmos. Eres un canto por estrenar una celda nueva.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Prole Nacimos en serie

para algunos.

-Son ajenos a nuestra mirada al pecho malherido a los brazos tendidos

tras la urna-.

Nacimos desnudos en la frĂ­a vitrina de la orfandad desprotegidos del fieltro vetados tras un cerrojo que oxida mientras llama insistente nuestra mano en el fino cristal. Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Vuelos

Pero el tiempo de la luz ciega acosa gravitatoriamente a la integridad.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Engranaje

No hace falta recordar el pasado, nada vuelve aunque sabemos que construyรณ este instante lentamente, con embestidas, siempre creciendo.

Mira la rodadura, el calzado gastado nuestras manos agrietadas de modelar.

Nidos. Raquel G. Figueiras y Esther Lucio Marino

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Mirador # Nidos

Notas de Raquel G. Figueiras (1962)

De formación psicopedagoga, de un modo u otro, he estado próxima al hecho creativo desde el principio (a saber lo que es el principio…)

Pienso, a menudo, en aquellos inviernos remotos, (metáfora de la eternidad, sucursales del frío), en los que escribía y también dibujaba, sobre el vaho de los cristales, y, más aún, sobre los cautivadores fractales que las grandes heladas dejaban en ellos.

En una especie de “intervención” (o atrevimiento humano sobre aquello, no superable, que la naturaleza siembra para goce de nuestros sentidos) mi dedo, recorría aquella geografía muda, aquel paisaje del silencio, para sacarle una “otra cosa”. 52

En ese minúsculo acto del dedo sobre el cristal, pongo mi excusa, para hablar de un origen, de una semilla.

Poesía, pintura, objetos intervenidos…y otros “arte-factos” creo que coexisten en mí a modo de siembra. Siembras mínimas sobre una misma tierra, temblorosos o decididos dedos, sobre un mismo ventanal, un único poema que se reescribe ad infinitum, que se replica bajo las cualidades de un fractal.

A veces, incluso pienso que se trata de la misma siembra, del mismo recorrido, el mismo viaje… y que en última instancia, lo que verdaderamente soy, es sembradora. No en vano, es fácil oírme decir que entre mi formación académica y ésto, soy más ésto que lo otro.

“Ser más ésto que lo otro”: Formación en talleres y escuelas de pintura (Creare, Madrid) de escultura


Mirador # Nidos (Estudio de arte Krom, Madrid), de moldes (Escuela Cerámica La Bisbal, Girona, impartidos por el escultor Samuel Salcedo).

Exposiciones

Actualidad: Taller de escultura cerámica (Madrid) con el escultor Ernesto Amadeo Schlieper.

2015: Exposición individual. Casa da Cultura de Chantada, Lugo.

“Ser más ésto que lo otro”: Poesía en el límite y Taller de Proyectos impartidos por Esther Ramón (Fuentetaja, Madrid); taller de poesía de Ada Salas (Centro de Poesía José Hierro, Getafe, Madrid)

Actualidad: Taller de poesía coordinado Giusseppe Domínguez, (Clave 53, Madrid).

por

Por minúscula que sea, todos tenemos una historia que contar, una siembra por hacer, un viaje homérico por concluir…(y por volver a iniciar).

2015: Exposición colectiva. Escuela de Ar te Krom Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, Madrid. 2015: Exposición individual. Espacio cultural Librería Menosdiez, Madrid. 2012: Muestra de puer tas abier tas en Los Ar tistas del Barrio. Lavapiés-Latina. Madrid. 2011: Vinoteca Bitácora. Ferrol. A Coruña. Colección Máscaras 2008: Casa da Cultura de Chantada. Lugo. Colección Cuerdas 2007: Casa da Cultura de Chantada. Lugo. Colección Miradas 2006: Café la Luna. Madrid. Colección Mujeres 2005: Centro cultural Santa Petronila. Madrid. Colección Miscelánea 2005: Centro Cultural Los Rosales. Madrid. Colección Miscelánea 53


Mirador # Nidos Publicaciones

Títulos por orden de aparición

• 21 poetas sin ánimo de título. Antología de poetas del gr upo Clave 53, coordinado por Giusseppe Domínguez. Madrid, 2015.

Éstos no son pájaros mirando al infinito.

• Caperucita Roja paseando al perro. (relato) Revista de ar te y literatura del colectivo “Tres en suma”. Madrid, 2015 • Haré confeti de mis versos. Antología de poetas del gr upo Clave 53, coordinado por Giusseppe Domínguez. Madrid, 2014. • Memoria frutero, videopoema. Imagen Johanna Speidel, texto y voz Raquel G. Figueiras. Madrid, 2011. • Viento de pétalos, videopoema,. Imagen Keina Espiñeira, música Raúl espiñeira, texto y voz Raquel G. Figueiras. Madrid 2010

Medidas variables ……………

Nidos. Técnica mixta 40X10X8 ………………….

• Sin cancion desesperada, 2008. Atlantis ediciones.

S/T (“Arquitectura Natural”).

• Cuerdas, 2008. Autoedición.

Técnica: resina, yeso, alambre, orgánicos

• Demoliciones, 2005. Concejalía de cultura de Murcia.

Medidas: 50X27X20

• Libro de las pertenencias, 2005. Andromina. Voces nuevas IX selección de poetisas, 1992. Editorial Torremozas.

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Técnica: resina, hierro, pigmentos

60X23X16 ……………………….


Mirador # Nidos Nido de palabras.

El tiempo era esto.

Técnica: madera, papel, sedal.

Técnica mixta

Medidas: 36X8X10

Medidas: 16X16X7

……………………….

………………………

Saliendo del nido. Técnica: Madera, textiles, porcelana Medidas: 38X14X14 …………………..

Ilumíname. Técnica mixta Medidas: 23X18X15 ………………………

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Julieta Valero

“El sueño de una lámpara díscola”. Nuestra poeta invitada.

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Retrato en auto # Julieta Valero viniera nadie; me empeñé tanto en la gente que pasé los primeros treinta y tantos buscando amor, ruido y el lugar de la escritura. De todo he recibido tanto que la llegada de mi hija Lara (2013) me sigue pareciendo el sueño de quien frota una lámpara díscola que concede más deseos de los previstos por la empresa.

Trabajo, literalmente, en la casa de la poesía, la Fundación Centro de Poesía José Hierro desde 2008, rodeada de gente fundamentalmente buena y talentosa.

Nací en Madrid y en julio (1971), dos circunstancias que me permito destacar pelín confesionalmente. La primera porque en esta ciudad he vivido desde entonces, salvo un año pasado peligrosamente en Caracas, y ese arraigo afectivo de baobab es un tesoro, pero también factura: ganas de mundo y de perderse, que derivaron en todos los viajes posibles. Y la segunda porque mi memoria está jalonada de cumpleaños tórridos a los que temía que no

Libros de poesía publicados: Altar de los días parados (Madrid, Bartleby, 2003), Los Heridos Graves (Barcelona, DVD, 2005, IV Premio De Poesía Radio Joven de RNE-R3; edición digital: Musa a las 9, 2014), Autoría (Barcelona, DVD, 2010, XXII Premio de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad y Premio Ausiás March 2010) y Que concierne (Vaso Roto, 2015), elegido como uno de los tres mejores poemarios del año por El Cultural y ABC.es.

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Retrato en auto # Julieta Valero (De Autoría, 2010) Domingo. Resaca. El libre albedrío Asumirse como océano donde pueden acontecer grandes olas y bancos de peces en realidad muy solitarios.

El verde más sobrenatural lo perderá todo porque en definitiva el Sol es quien manda.

El ejercicio de la libertad no existe pero habrá que disimular —un hallazgo que a menudo sucede en la compra, en el baño—.

Lo posible es entonces manejar el volumen o tiempo que convienen la exposición, el esponjado, la séptima dermis.

La resaca, por ejemplo, desviste la conciencia

y acontecen cosas así:

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Retrato en auto # Julieta Valero

Desde mi ventana el vuelo del primer polen permite anticipar abril y germino en la falda o infelicidad de esa mujer que carga niña, periódico, domingo. Luego subo al tren que toda calle propone hacia el pasado y concluyo que la desgracia fue siempre el descrédito del amor tras lo cual queda el paso a la ternura, el resfriado, la finitud con su ausencia de liguero Si no se aguanta la intensidad tres recados aseguran la poda de una vida.

Mucho más estimulante que el cuero, la cópula visible o anidar en la secretaria es saberse mortal y pretender compañía

Por mi parte prefiero negociar con la luz y recomiendo la elegancia como férula y techo. Pero hay mil maneras de ponerle la letra a este crimen. En algunas latitudes se limitan a bailar.

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Retrato en auto # Julieta Valero Siddharta en Google

La historia del joven príncipe que sale de palacio y descubre de pronto la enfermedad y la muerte, la estafa. Todo ha sucedido tan rápido... La frustración, encantadora, como el sexo.Y necesaria. Debemos tomar mucha fruta y comprender el islam y que el día también desearía tener veinticuatro horas para nosotros. Pero hay, no sé, un error de estructura; afuera y adentro, quizá. El más grave de todos la mirada. La piel el más delicado.

Y hay una forma de aburrimiento saludable, la ausencia de drogas.

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Retrato en auto # Julieta Valero

Aquí premian el final de la juventud con un ático. Hoy he visto una cigüeña anidar en la punta de una grúa desmesurada y he visto la diagonal de la necesidad trazada por un galgo. Nunca sabré de qué huía el jurado no tendrá en cuenta mi conmoción pero sí el modo en que explico la afición a atar gente.

Con tiempo y una habitación más o menos vacía muchos de nosotros no decepcionan.

Los que tienen hijos acceden a formas netas de desesperación.

Los del hemisferio Sur no tienen problemas con lo abstracto. Sí desconfían de los huracanes.

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Retrato en auto # Julieta Valero Bebé

Qué tensión luminosa en la piel qué inminencia de todo porque va a ser.

Milagro, pero sencillo, de la fruta como punta de rama. Quién dijera de la rama tales poderes: otorgar color, movimiento, inauguración perpetua.

Inversión del hastío y los lunes, todo es símbolo de gozo: la baba sin idiota, la pena que termina donde la lágrima pierde caudal. El hambre no remite a balanza ninguna, a desafortunados continentes. Todo cuanto duele llega para crecer.

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Retrato en auto # Julieta Valero

Revelación también del parecido y la miniatura. Belleza de lo que pervertirá la mugre vida o de piececito a ajado sostén.

Qué decirte; has nacido. Resta el calendario. En el brote se posó la eternidad.

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Retrato en auto # Julieta Valero (De Que concierne, 2015)

Previo al Sol

#spanishevolution

Desnudas de cintura para abajo, las jóvenes parejas aguardan en el patio a que el último se decida a salir. Quieren hablar del lugar de la vergüenza, sin duda la inmovilidad. Pero es que tras acotarla, madre, tras tirotear sus paredes, escribir una ópera a su costa, llegaron correos casi niños sobre caballos reventados: en sus manitas, ciertas razones comunales parecían cascabelear.

Qué del movimiento ahora, ese de nuestros saltos a piscinas bajo pérgolas amarillo juventud, amarillo indetectable desgracia: en

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Retrato en auto # Julieta Valero tus narices doctoradas se produce un saqueo temporal y tú ni te enteras o bebes para tropezar delgadamente a la salida de tugurios en madrugada.

Trémulos de cintura para abajo, funcionarios de la fecundidad, vemos por el canal permanente a todos esos chicos del Sur. Han descubierto que una multitud tiene su centro en cada una de las partes. Colibrí inmune a las técnicas de interrogación.

Con plural de frío, vamos haciendo pan y vamos haciendo crítica: récord de paz sin enmiendas pero demasiados años de lactancia, demasiada oralidad. Hemos santificado la siesta, sí, pero ahora nuestros deseos se adelantan veinte décadas a la moral de quienes venían a arroparnos.

Sácate la escaramuza de la boca y piensa en formas del sonido que trasciendan la representación. Más arriba, digamos que en los fiordos del Mediterráneo, miles de hombres se afeitan sin apenas luz y añoran el mar. Andan demostrándose, demostrándonos, fabriles de sí.

La ministra de Trabajo llora al anunciar las nuevas medidas; en otro costado de la fontana barroca, el rostro del presidente

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Retrato en auto # Julieta Valero se pone extrajudicial y legendario “Sí, lo hemos ejecutado; quien piense que no lo merecía es que tiene un problema mental”.

En red las instrucciones; también la posibilidad de errar. Unas monedas por tu espalda. Un FIN.

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Retrato en auto # Julieta Valero Que concierne

Como si yo pudiera penetrar con la punta de algo que de verdad me duele, atañe, así ponte tú en el sitio enfurecido de otro, su abismo dulzón, su falta de plata, perdón, papeles.

Llevamos siglos considerando si un bebé, tú y yo y contra todo pronóstico pactar con el futuro, tener peso, partir las últimas. Calificaciones primaverales.

¿Aceptaríamos desbiografiarnos con ese peine duro? Todo el encofrado de estos años preludio antes de ella, de él...

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Retrato en auto # Julieta Valero

Mientras, por las calles y en los pasillos de la casa políticos mostrencos entran y salen de nuestros días, distorsionan la temperatura. No levantan la voz. Nos obligan a congelar los restos de la confianza.

Bajo las señales de antiaéreos, su terror publicitado, su graznido de ciudad costera sin mar, los amantes corren a refugiarse en la casa, ponen el árbol de diciembre, se conmueven en su tresillo con los males de la inmigración. Se quedan muy a salvo, sin paradoja, sin analogía, sin lectores.

Los niños vienen de aquí; no de la ilusión del crecimiento infinito; nunca del desprecio por el público sector.

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Retrato en auto # Julieta Valero Anunciación

Cuando nos hayamos diluido, y el último rastro de humedad y de afecto sobre nuestros retratos

cuando entonces

cuando esto

cuando los objetos no tengan a nadie que los reconozca o tú y yo seamos un libro y una caja china que ha inventado el silencio

el silencio como perfección del más doloroso de los gritos

cuando el olvido siga constituyendo al mundo como es su deber, su compost, su premura

seguirás de pie en nuestra cocina, escuchando a las cebollas, la frente perlada de generosidad y de viajes al centro de la Tierra. La mujer que le lee sus derechos a la belleza. Nuestro hijo ahí.

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Retrato en auto # Julieta Valero Niño soñado

Baviera, noviembre de 2012

María, hay nieve por todas partes.

Los árboles se visten de caída, detienen la breve desgracia.

Para que sepan los copos, les leo: que nos convertimos en nosotros mismos cuando algo nos es concedido o nos es arrebatado.

Sangre qué dura la que se espera.

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Retrato en auto # Julieta Valero In vitro

Difícil de creer pero el cielo estará ahí las próximas tres horas y entre sí se multiplican las mujeres.

Para ser localizables: el júbilo de los laboratorios ronda las siete mil elipsis en 2013. Yoesotro resulta ser el propio cuerpo, ora tan sano que ni lo veías, ora y labora hoy bajo expectativas de naipe.Y después toca esperar.

No hay red social como Natura firmamentando la Internacional de los pocos, de los raros, en cuya mesa ikea de patronatos se hacen pequeños los bragueros y de todo dos cachorros que nadie desea regañar.

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Retrato en auto # Julieta Valero Perineo y embargo está triste, mucho, triste, perdió la hacienda no perdió lo que no tenía hacienda alguna había Hacienda le quitó iba a marchar de vacaciones y qué tinte amargo nada en el banco el banco es la pantalla al final del invierno entero trabajando como mula atada y ¿por qué? el niño importa que venga bien es lo que importa y que me quieras amén amén de madrugada llorando por eso ¿por eso? prioriza y vámonos a berlín, ginebra, a joder -nos en otro idioma admito mi desconfianza una mujer que así despierta en este país todo son desierto ahora ser mamá tractor pediatra tractor fin de mes declarar quiero está brindándonos las peores versiones de sí no necesariamente las más baratas ordinaria diría la abuela burda contando sus compras planes billetes en un funeral hay mujeres talón de elefante uñas de porcelana profusión de oro y polígono ehpaña o esssspaña células madre que defraudan cohechan gritan no! gritan gol! pagan la última aspiran la hache en un baño la anegan de colegio de pago y relaciones

vámonos

¿adónde? siempre junto y con tilde no hay a dóndes sí hay de nuevo reglando me voy a pasar al menos la unidad del saludable perineo1 por el idioma

1 La hamaca de músculos que sustentan el útero, los intestinos, la vejiga, el recto; durante la gestación el suelo pélvico se relaja; es la base del canal del parto.

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Retrato en auto # Julieta Valero

Embrión En vez de estrellas, los altos cielos estaban llenos de pequeños y encogidos oídos sordos Charles Simic

A menudo el techo del deseo es una bolsa. Se adhiere al pensamiento, a la verosimilitud de la sonrisa, al útero. Genética y talla vienen con la motivación. Nada que ver pluma, colorido, por mucha ducha de gen que. Poema del reposo absoluto. Primera lección de micromagnificencia. Compartimos la mitad con los perros, un tercio con los narcisos; resto con los diosecillos del algodón, pormenorizado azar

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Traemos a esta sección la relación de libros publicados hasta la fecha por los poetas conVersos. Para cualquier información ponerse en contacto a través de nuestra página de facebook. https://www.facebook.com/conVersos-revista-de-poes%C3%ADa-161109994005261/

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I Premio de Poesía Manuel del Cabral Editorial Huerga & Fierro, 2015

Eva Yárnoz

Universalia Ante Rem Editorial Neopàtria, 2015

XXVI Premio de Poesía Cáceres 2015 Editorial Amargord, 2015

Carmen Crespo Cuerpo o el corazón del mundo todavía Editorial sol y sombra, 2015

Premio Joaquín Benito de Lucas, 2013 Editorial Melibea, 2014

Dedos de martini-dry

Editorial Polibea, 2015

De música y otras pieles

Carmen Crespo

El silencio en su hueco

Poemas en directo

Marga Mayordomo

Javier Lerena

Marisol Huerta Niembro

Obras públicas

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76 Editor Manuel Ayllon, 2014

Alacena Roja, 2013

Esther Lucio Marino

Cómo trabajar una duna Editorial Devenir, 2014

Álgebra de la memoria Ediciones Vitruvio, 2012

Editorial Devenir, 2014

II Premio de Poesía Bal Hotel, 2013

Tal vez huésped

Miguel Cuerdo Mir

Ediciones Vitruvio, 2012

Nueve piezas de fuga y tres divertimentos

Carmen Crespo

Poemario breve - Puro Hueco

Pavana y aria para un adiós

Antonia Roig

Carmen Crespo

Antonia Roig

Obras públicas


Editorial Renacimiento, 2010

Puedo empezar así

Marisol Huerta

Amargord ediciones, 2011

Los más queridos nombres

Tirsa Caja

XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía 2010 Soria, Excma. Diputación de Soria, 2011

Grandes éxitos

Nieves Pulido

Editorial Verbum, 2012

(Poemas y teatrillos de Navidad)

A Belén por la autopista

Marisol Perales

Amargord ediciones, 2012

Dalton Peabody

(1949-2012)

Miguel de Francisco

Amargord, 2012

Gris: una teoría

Juan Hospital

Obras públicas

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78 Premio Blas de Otero de poesía, 2006 Universidad Complutense de Madrid, 2007

Alimento del aire

Carmen Díaz-Maroto

If ediciones, 2009

Todo sigue así (poesía completa)

(1970-2009)

Julio César Navarro

Kukudrulu, 2009

Sueños azules

Marisol Perales

Obras públicas


Ficha técnica

Grupo de los poetas conVersos:

Correctoras de estilo:

Alicia Naya, Antonia Roig, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Elisa Fernández de Castro, Esther Lucio Marino, Eva Yárnoz, Fran García, Javier Lerena, José Pérez Carranque, Juana Arriaga, Juan Carlos Fernández Sanz, Juan Hospital, Manuela Sola Castro, Marga Mayordomo, Marisol Huerta Niembro, Marisol Perales, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí, Tirsa Caja.

Esther Lucio Marino, Nieves Pulido.

Comité de redacción: Antonia Roig, Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido, Tirsa Caja.

Obras públicas: Cualquier volumen disponible a través de nuestra página de facebook.

La revista fue ideada en: Café Ajenjo, Madrid, año 2010 (cafeajenjo.com)

Número 17, editado digitalmente: En Madrid, a 9 de junio de 2016.

En la portada: Ilustración sobre fotografía de Claudio Carrillo Aranda.

Diseño y maquetación: Claudio Carrillo Aranda, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido.

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