Alianza Latinoamericana de Medios TIC . nº 2 . 2014

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De documentos de texto, hojas de cálculo, archivos de música, de video, censos de población, transacciones bancarias o comerciales, sistemas de geolocalización como los que utiliza su GPS para evitar que usted se pierda; equipos médicos que registran y almacenan sus pulsaciones, la cantidad de azúcar en su sangre y las variaciones de anticuerpos antinucleares. Recuerde: la palabra clave junto a cantidad es variedad de datos, de manera que al listado que acabo de comenzar se le pueden agregar cientos o miles de tipos de información. Usted escoja. Seguramente, los seres humanos convencionales no procesamos a diario (ni en una semana, un mes o un año) una cantidad y variedad de datos tan grande como a la que se refiere big data; pero tal vez sí sacaremos mucho provecho de los datos (incluso los nuestros) que otros procesan por nosotros. Pero antes de llegar a las grandes ligas del big data, empresas e instituciones que proveen servicios nos harían un gran favor si aprendieran a manejar sus volúmenes actuales de información, que seguramente no pasan de un ‘medium data’. Así nos evitaríamos que cuatro o cinco empleados del mismo banco o del mismo proveedor de televisión por suscripción nos llamaran en sendos días diferentes para ofrecernos el mismo servicio que rechazamos desde la primera vez. O nos evitaríamos tener que llenar exactamente la misma información cada vez que vamos a realizar un trámite en una entidad del Estado, cuyas bases de datos deberían estar cruzadas para facilitarnos la vida a los ciudadanos. No hay que desconocer los avances que se han hecho en Colombia para que cada una de esas entidades avance en materia de uso de la

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Yo confío en las bondades que ofrece big data, pero todavía creo que a muchas empresas e instituciones de nuestro país les falta terminar el curso de ‘small data’, antes de meterse en las grandes ligas.

tecnología, pero todavía falta bastante para que la usen e intercambien entre ellas de manera eficiente. Y en materia de salud… ¿no sería ideal que en lugar de tener que recoger los exámenes de laboratorio y llevárselos a cada uno de los médicos que siguen un caso, simplemente quedaran en una base de datos a la que tuvieran acceso el paciente, el médico tratante y aquellos que pudieran tomar decisiones a partir de los resultados? ¡Ah! Porque ese es el otro elemento clave de big data: esa gran cantidad y variedad de datos (estructurados o no estructurados, dicen los expertos) bien procesados sirven para tomar decisiones. Médicas, en el ejemplo anterior; de mercadeo, para alegría de las empresas que ponen a cuatro o cinco empleados diferentes a llamar al mismo usuario con la misma oferta; y no sé si en el futuro también judiciales, académicas o de qué otros tipos. Big data en el microcosmos Mi colección de música tiene cerca de 50 gigabytes y se tocaría completamente en 17 días de reproducción continua… no está ni cerca de considerarse big data. Pero resulta frustrante que cada vez que voy a importar un CD a la colección, el sistema recurre a una base de datos de un tercero, que no con poca frecuencia tiene información errada y, en la mayoría de los casos, incompleta. Los productores deberían incluir dentro de su esquema de lucha contra la piratería la creación de una gran base

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de datos a la que los usuarios podamos acceder para tener información correcta y completa sobre los títulos de nuestra colección. Creo que el término big data no le quedaría grande a un repositorio que tuviera y permitiera utilizar de manera adecuada toda la información de todas las piezas musicales producidas en el mundo, desde lo más básico del reguetón hasta lo más elaborado de Beethoven, en todas sus versiones. Extrapolemos eso al mundo de las películas o de cualquier otro placer coleccionable. Pero lo siento, soy un usuario común y corriente, de esos que todavía tienen problemas para imaginarse la torre de discos compactos que va hasta la Luna y vuelve, por gráfico que resulte el ejemplo, de manera que no tengo un catálogo de ejemplos concretos sobre cómo los seres humanos convencionales podremos aprovechar las ventajas del big data. IBM, Oracle, Cisco y muchas empresas e instituciones más, todas ellas al alcance de Google, son más creativas en eso. Yo confío en las bondades que ofrece big data, pero todavía creo que a muchas empresas e instituciones de nuestro país les falta terminar el curso de ‘small data’, antes de meterse en las grandes ligas. Confío, eso sí, en que las decisiones que tomen las personas e instituciones que logren sacar máximo provecho del concepto me beneficien, y no solo les sirvan para encontrar la manera de venderme cosas que no necesito; eso ya lo hacen los comerciantes de San Andresito, sin mucho más que una calculadora y un poco de empatía.

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