Dos novelas andinas Lance Selfa Óscar Vela, La dimensión de las sombras, Quito: Paradiso Editores, 2004. Edmundo Paz Soldán, El delirio de Turing, Alfaguara, 2003.
En la década pasada, los círculos literarios latinoamericanos se interesaron en la creación de una literatura que reflejara la realidad contemporánea de sus respectivos países. Y un sector de esa nueva generación comenzó a abogar por una literatura que rompiera con las convenciones del “realismo mágico”, estilo que prevaleció en la era del boom literario latinoamericano. Uno de los más prominentes escritores de esa generación, el boliviano Edmundo Paz Soldán, ha publicado recientemente El delirio de Turing, una novela espléndida que, junto con La dimensión de las sombras, del ecuatoriano Óscar Vela, es testamento de la vitalidad de esta nueva literatura. Paz Soldán nos muestra la realidad del mundo “globalizado” al describirnos a Kandinsky, un programador de computadoras que tiene que mandarle dinero a su familia, pues el padre ha sido despedido de la mina y ahora trabaja en la economía informal: “Kandinsky se compra un Nokia último modelo, los números plateados sobre un reluciente fondo negro. Una tarde se acerca a casa de sus papás y los observa desde la acera del frente. Su papá está en el patio, reparando una bicicleta; tiene la espalda encorvada, ha envejecido. “Se le aproxima con pasos decididos, y antes de que se pueda dar cuenta de lo ocurrido le entrega un sobre con dinero y desaparece.” El delirio de Turing, obra ganadora del Premio Nacional de Novela, no es de ningún modo un homenaje al mundo globalizado. Al contrario, el mundo de los hackers de computadoras y de las referencias culturales norteamericanas, sirve para dar forma a una novela que en el fondo nos habla de la protesta social. Pues la novela trata de la confrontación que se da entre la Coalición, que es más que nada una red de fuerzas populares, y la multinacional Globalux, que por medio de un contrato tiene la autoridad de operar el sistema eléctrico boliviano. La confrontación claramente nos recuerda la “Guerra del Agua”, que tomó lugar en Cochabamba en 2000, cuando una movilización masiva le impidió a la empresa norteamericana Bechtel que tomara control del sis-
tema hidrológico en esa ciudad. En los días tensos que narra la novela, un agente de alto rango se da cuenta de que su correo electrónico, y por extensión el del sistema de seguridad de la Cámara Negra —equivalente de la Agencia de Seguridad Nacional—, ha sido violado. Paz Soldán nos presenta a los personajes en tres grupos. Por un lado, vemos las fuerzas de seguridad organizados en la Cámara Negra. El más importante es el maestro descifrador Miguel Sáenz, apodado “Turing”, que por cierto es el nombre del descifrador inglés que “abrió” el código secreto nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, vemos a las fuerzas de la Resistencia, un grupo de hackers que se especializa en invadir y desorganizar los sistemas de computación del gobierno neoliberal y de las grandes empresas. Su líder, Kandinsky, cree que “...lo cierto es que en lo concreto marchan lado a lado los hackers adolescentes que sólo pueden enfrentarse a la realidad a través de una pantalla, y los curtidos sindicalistas con dinamitas en la mano a la hora de las protestas callejeras”. El tercero grupo se sitúa entre los dos lados anteriores. Encontramos a la esposa de Turing, Ruth Sáenz, también descifradora, que organiza un complot con el juez Cardona para revelar los secretos de la Cámara Negra, secretos que tienen que ver con las violaciones a los derechos humanos bajo la dictadura de los setenta. La hija de Sáenz, de 16 años, una hacker en sí misma, viaja por el mundo cibernético, pero en realidad trabaja para la Cámara Negra con el fin de identificar y arrestar a los hackers; es espía. En el fondo de todos los personajes El universo de la guerilla aparece en La dimensión de las sombras. seguimos los delirios de Albert, fundador de la Cámara Negra, que habla mientras do, provocando una batalla con las fuerzas armadas. Una se halla en estado de coma. ¿Ofrece así las llaves de su paunidad secreta del ejército nacional manda a sus agentes al sado sombrío? ¿Verifica así los rumores de que era nazi y mundo bajo de Quito para infiltrar a la guerrilla. A la par de reclutado por la CIA para fundar los servicios secretos boliesta trama se colocan tanto las pesadillas de Zoilo como sus vianos y combatir el comunismo durante la Guerra Fría? memorias de una niñez traumática, en que su madre trabajaba Escrito en el estilo de la novela policiaca o thriller, El como prostituta. Las escenas retrospectivas nos ayudan a endelirio de Turing se mueve rápido y de manera entretenida. tender el fondo que explica cómo se van encajando los otros Pero en un mayor acercamiento a la novela descubrimos que no sólo pretende exhibir los conflictos sociales de la América fragmentos de la narrativa. Al fin de la novela, todas las tramas se entretejen, con consecuencias trágicas. Latina moderna, sino que nos invita a confrontarnos con el Una y otra vez, Zoilo se vuelve para mirar a través de la pasado sudamericano. Por este motivo, los personajes más ventana de su apartamento, donde observa las calles debajo trágicos son los que, como Ruth y Cardona, están tratando de él y “la crueldad de la que son capaces” los hombres de la de encarar su responsabilidad moral por haber colaborado calle. La imagen de Zoilo observando el mundo que le rodea con la dictadura. Turing, que había evitado las consideraotorga una metáfora para entender toda la novela. Zoilo cree ciones morales de su trabajo por estar absorto en la calidad que la ventana le protege, “como el vientre de la madre al abstracta de las matemáticas y los códigos, se da por fin recién nacido,” pero nadie puede esconderse detrás del cuenta de que la mayoría de su vida ha sido una mentira. vidrio. “Todos deliramos. Sólo que el delirio de algunos es menos Óscar Vela nos muestra la fealdad de una sociedad en criinofensivo que el de otros,” dice. sis: la corrupción, la brutalidad y el cinismo de las fuerzas de En contraste con la novela de Paz Soldán, que emplaza orden. Si su novela termina en tragedia es porque Vela no ve sus personajes en un panorama social extenso, el autor ecuala posibilidad de que el mundo que describe pueda ser mejor. toriano Óscar Vela parece mantener su campo de acción en En contraste, la novela de Paz Soldán nos deja con la victoria un terreno más reducido. La dimensión de las sombras se side la Coalición y el espíritu de la resistencia que continúa túa en el Ecuador de los ochenta, una época de descomposibajo el eslogan de “Kandinsky Vive”. Entre los dos polos ción social y de represión gubernamental. Los protagonistas —uno de resistencia y uno de represión— vive la América son similares a los de Paz Soldán: las fuerzas represivas del Latina contemporánea; estas dos novelas captan bien esa Estado, el bajo mundo (el de las guerrillas en vez del de los realidad. hackers) y personas que pertenecen a ambos bandos. Pero La dimensión de las sombras es más sombría y casi paranoica. La novela de Vela se centra en la relación de Zoilo, un Lance Selfa es columnista de Socialist Worker/Obrero Socialista y miembro del consejo editorial de International Socialist Review. joven solitario y raro, y Teresa, una pintora e hija de un profesor universitario. Otras historias giran alrededor de la pareja. Una banda de guerrilleros secuestra a un banquero conoci-
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