Contratiempo 143 • Invierno 2019

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Algunos apuntes en torno a Roma CHICAGO, ILLINOIS, INVIERNO 2019

NÚMERO 143

Julio Rangel

Escenarios del éxodo venezolano hacia Colombia María Ximena


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INVIERNO 2019 • NÚMERO 143

E

stimado lector, enero terminó con temperaturas bajo cero, reflejo quizás, del ambiente político nacional que se respira. En enero también concluyó el cierre parcial de gobierno más largo en la historia del país, 35 días, y como saldo se especula un pérdida de más de 11 billones de dólares debido a la falta de consumo y demanda de los 800,000 empleados del gobierno que durante estos días de cierre, laboraron sin recibir sueldo, o simplemente no laboraron. La causa del cierre ha sido la negativa de fundar el muro de Trump, un muro medieval que en ocasiones es una barrera de concreto, en otras una cerca de metal y en otras más sólo una metáfora; lo que sí es, es una fantasía y un capricho de un presidente que se tambalea sobre una base de seguidores que se quiebra y un partido republicano que se aleja de él en miras a las elecciones del 2020 que están ya, a la vuelta de la esquina. En nuestro presente número, nuestro colaborador Jorge Mújica Murias ahonda un poco más en el tema del muro. Febronio y Leopoldo nos dan dos puntos de vistas, dos colores distintos sobre el controversial presidente izquierdista mexicano. Hablamos de

Roma de Cuarón y Rafael Franco embellece nuestra contraportada y nos regala una entrevista con Robi Draco Rosa; Antonio Zavala nos presenta una entrevista con Erika L. Sánchez, la autora de la novela I Am Not Your Perfect Mexican Daughter. Otra entrevista de nuestra querida Stephanie Manríquez a Eric J. García sobre su libro Drawing on Anger. En Mirada Cómplice, Andrea Ojeda nos envuelve en el mundo fotográfico de Laura Aguilar. En nuestro dossier nos invade la elegancia, la pluma de Carlos Arango nos narra los peligros y las carencias de los hondureños en la reciente caravana hacia los Estados Unidos y Ximena nos vuelve a Venezuela desde Colombia; Fernando Olszanski nos cierra el dossier con un resumen sobre el exilio voluntario, del escritor boliviano Claudio Ferrufiño-Coqueugniot. Esta ocasión conduce el tren poético nuestra querida compañera Oriette D’Angelo que cursa su maestría en la Universidad de Iowa y nos cierra la revista un cuento de León Leiva. Marcopolo Soto Director Editorial de contratiempo

Yvette Mayorga es artista y educadora interdisciplinaria. Usa materiales de confección industrial y componentes del juego de mesa americano llamado Candy Land, para mostrar la yuxtaposición de las tierras colindantes a la frontera de los Estados Unidos y México. Sus trabajos que incluyen a Candy Land relacionan la visión utópica del sueño americano. Los olores, la decoración y las fotografías personales en su trabajo son una crítica del exceso de violencia en la frontera. Mayorga ha presentado su trabajo en el museo de arte Vincent Price, La escuela de arte del Instituto de Chicago, EXPO Chicago, LACMA`s Pacific Standard Time, El Centro Cultural de Chicago, el Museo Nacional de Artes Mexicanas de la Universidad de Indianapolis y otros espacios más. www.yvettemayorga.com

Índice 3 Contrafoto Rafael Franco 4 bi/MENTAL: una erupción transformadora arraigada en la disfunción Sandra Treviño 7 callAs:y:fuMABA om ulloa 8 La vida del músico es una vida melancólica Rafael Franco 9 Midwinter Festival: Pitchfork Marco Escalante 10 Algunos apuntes en torno a Roma Julio Rangel

11 También tuvimos nuestra Cleo: Una reseña que no es reseña Andrea Ojeda 12 La Ruta, de Isaac Gómez Victor Maraña 13 La visibilidad de Erika L. Sánchez, la autora de I Am Not Your Perfect Mexican Daughter Antonio Zavala 15 Drawing on anger: Entrevista a Eric J. García Stephanie Manríquez 18 Machete Illustrated Eric J. García 19 México del Norte: Mentiras y millones Jorge Mújica Murias

20 López Obrador: Un presidente a la medida Febronio Zatarain 22 Los “yo las puedo” de AMLO Leopoldo González 24 Muéstrame cómo eres Andrea Ojeda 26 Éxodo Marcopolo Soto 28 Las caravanas centroamericanas Carlos Arango 30 Escenarios del éxodo venezolano hacia Colombia María Ximena

32 Yo también hablo de los migrantes Carlos Azar Manzur 34 El exilio voluntario o el éxodo interno, un viaje sicológico sin fin Fernando Olszanski 36 Sayra Hernández Bernabe, 19 Sheerly Avni Nadia Baram 38 Sincronías CHema Skandal! 40 Escribir poesía en Iowa City Oriette D’Angelo 48 Welcome to Bexar County León Leiva Gallardo


CONTRAFOTO

“El cáncer me da serenidad, paz, gratitud. Me ha hecho una mejor persona - más allá de la música. Lo tóxico ya se quedó atrás. Ahora quiero vivir el momento, quiero irme de gira, quiero enfocar en el café y el cannabis medicinal”.

Robi Draco Rosa

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bi/MENTAL: una erupción transformadora arraigada en la disfunción Sandra Treviño Una conversación franca con Teresa Suárez Cosío sobre el pandemonio dio lugar en bi/ MENTAL, una colección de canciones de Le Butcherettes presentado inicialmente como el solo spider/WAVES. Se dice repetidamente como un mito que el trabajo más memorable de un artista nace de la angustia: de momentos de dolor profundo, confusión y desesperación. Parece que estas catástrofes emocionales conducen a una revelación catártica que inevitablemente se transforma en el más inusual de los conjuros. En bi/MENTAL (puesto en circulación el 1ro de febrero por Rise Records), Teri y Le Butcherettes han tejido un caos mágico de música. Cada canción eleva los sentidos hasta sentir pequeños ataques de furia que se deslizan veloces por un profundo mar de calma, sólo para ponernos de cabeza nuevamente atrapados en la intensidad de la música, mientras que Teri de todo corazón solloza, susurra y nos guía por un momento singular en el tiempo. Cuando hablé por última vez con Teri acababa de comenzar la gira de su banda acompañando a The Flaming Lips. A pesar de que sólo había podido escuchar esas pocas pistas, eran más que suficiente para que la intensidad despertara una profunda curiosidad. En esa conversación, quería saber más sobre su estado de ánimo antes de que comenzaran la grabación.

entonces sus amenazas, con un cuchillo, ugh, la agresión en la familia. Teri: Mi mamá sigue siendo mi pilar aún ahora y es simplemente una locura ver cómo con los años, y con la edad, la gente comienza a transformarse en algo que no... ¿pensabas que los conocías? No sé, tal vez sea todo una ilusión. No sé. Contratiempo: Suenas muy decepcionada... Teri: sí, supongo, de mí misma más que nada porque sabes que todos vemos el mundo desde nuestra perspectiva única. Solo que... ojalá tuviera más paciencia. Pero luego he sufrido una especie de engaño porque pensé que este ambiente era normal para ser hasta que la música me sacó de ese entorno y empecé a ver otros tipos de cultura, donde, ya sabes, supongo ofrecen una crianza diferente donde el respeto es lo clave dentro de la familia. Teri: Y eso es algo de lo que me di cuenta, de que no era algo que nos hubieran inculcado dentro de nuestro núcleo, entre mi madre y mi padre, que yo creía que era normal, pero... sh*t (se ríe), supongo que no existe tal cosa, lo normal. Contratiempo: (entre risas) ¡No existe lo normal!

Teri continúa explicando que su madre, que estaba viviendo con ellos (su equipo trabaja desde su casa), de repente comenzó a amenazarlos.

El que no hubiera nada de ‘normal’ en esta experiencia, el que fuera traumático como lo fue, al final, queda la idea bastante normal de que todos somos muy capaces de superarlo. Hoy, a pesar del continuo tabú que rodea los temas relacionados con la salud mental, hay mucho más acceso a la información y a oportunidades de aprender nuevas formas de manejar situaciones angustiantes para en efecto cortar el círculo vicioso que es una plaga en tantas familias.

Teri: Básicamente, ya sabes, ella se descontroló y comenzó a amenazar a la gente con un arma y de repente estaba yo en casa cerrando todas las puertas y ventanas con seguro y orando porque me dejara tranquila, que se fuera simplemente porque... No quería llamar a la policía, sabes, y

Teri explicó más tarde en un comunicado de prensa que “Este disco fue inspirado por la muerte de una madre en vida, pero ya nada de eso importa. La desconexión en sí misma es tan devastadora, tan confusa, que te deja una sensación incompleta... ¿Hay esperanza? ¿Hay luz? Tal vez

“Oh, yo estaba descontrolada. ¡Completamente perdida! Pensé que me estaba volviendo loca “.

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todo no es tan blanco y negro. Al final hay una dualidad en todos. La vida es un ciclo, la luna, el sol, las ondas oceánicas que trascienden en la arena. Todo va a terminar bien”, concluye. En última instancia, ese es el punto, que las cosas van a terminar bien. Desde hacer música, hasta practicar ejercicios respiratorios, o aprender sobre la terapia cognitivo-conductual, o incluso sobre algo tan simple como la aromaterapia. No hay duda de que esforzarse por tener un estado de ánimo más sano está convirtiéndose en el nuevo estado ‘normal ‘. Si sientes ansiedad, sumérgete profundamente en bi/MENTAL como forma de terapia auditiva. Recomiendo comenzar con la canción strong/ENOUGH, porque en algún momento de nuestras vidas, todos necesitamos recordar que “Somos fuertes/suficiente.”

Sandra Treviño es periodista independiente y reside en el área de Chicago. Presenta información de música, arte y cultura por medio de Enchúfate.com y en la radio con The Ponderers a través de Lumpen Radio, 105.5FM Chicago

Si necesitas más ayuda, comunícate con cualquiera de las líneas de acceso a continuación: •

Línea nacional de prevención del suicidio: 1-800-273-8255 Si estás pensando en suicidarte, llama a este número inmediatamente. Kristin Brooks Hope Center Hopeline: 1-800784-2433 Esta línea directa te puede ayudar a lidiar con una variedad de sentimientos depresivos. Línea de Crisis para Veteranos: 1-800-273-8255 (oprime el 1) Los que atienden se especializan en las experiencias únicas de los veteranos. Línea de ayuda de United Way: 1-800-233-4357 pueden ayudarle a encontrar a un terapeuta, atención médica o necesidades básicas, como vivienda y comida, identificando los servicios locales.

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CULTURA

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callAs:y:fuMABA om ulloa

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o tenía un tío bruto que adoraba a Pedro Vargas. todos los días venía a mi casa matancera por las tardes, a recoger la cantina de comida que mi madre le mandaba a mis abuelos, y a oír un programa de música mexicana que se cogía por onda corta... pon la chorgüev, llegaba diciendo a mi hermano, experto en agarrar las ondas de la voz del as américas y estaciones de rock mayamenses. en la penumbra del atardecer de la tensión creciente de aquellos mis años 60 cubanos —NosVamosVámoNosPeroCuándo— mi tío bruto se tiraba en el piso a escuchar la radio con cara de ángel, con callos en las manos y los ojos cerrados. Y yo lo miraba desde detrás de la areca del patio y dejaba de matar hormigas para oír música mexicana con él. Toña la Negra. Infante. Elvira Ríos. Negrete. Vargas... todo aquel Mágico Susurro del Drama. violines galopantes. aquellos guitarrones del acabose en amoríos por desastrosa vereda tropical… dicen, en los documentales de su vida-tragedia-griega que a la diva Callas le gustaba también esa música maravillosa… Ah Le Mexique... tan exotique. que la Diva cantaba rancheras en bata de casa y sin maquillaje operático. Y tal vez con el totogriego a la vista, mullido me lo imagino yo, tupido de arias al por mayor apresadas... profundo y negro como mi suerte... voy, por la vereda tropical... lo que quiero es que vuelva... la que se fue... divinamente normal la Divina, merodeando por su casa. huyéndole a la peste de la tragedie... abol(l)erada... cerca de mi casa matancera, un amigo de mi padre tenía una vieja máquina de escribir que a mí me fascinaba. Smith-Corona decía... no, lo gritaba aquel rótulo de metal. era un señor culto que pronunciaba bien las erres en medio de aquella infantil matanzas lujuriosa de eles sueltas por doquier, libidinosas, laterales ululadas por eulelios pLanchando sus eulogías al laberinto lulú... de una niña de seis años como yo, que ya se escondía detrás de la areca a matar hormigas mientras arrastraba las letras con lengüita turbia de interminables palabrerías narradas a sotto-voce... por eso, ver una Smith-Corona bri-

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llante, radiante y grafiletradas sus teclas en medio de un escritorio asfixiado por papeles y rodeada la máquina de sobres de cartas parAvion —que ya el éxodo llevaba años en marcha, y Guerrero había ya escrito miles de cartas en nombre de todos, que estampadas con sellos cubanos flotaban en limbos varios meses hacia destinos inciertos a apenas 90 millas. Y a cambio, a veces, nos llegaban raquíticas unas pocas, desviadas por terceros y cuartos países, siempre olorosas a chicle, peligrosas con cuchillitas de afeitar dentro... todas aromáticas de otro tipo de realidad, su papel de china del más fino —para que ni pesaran— y esas cosas inolvidables para mis ojos huecos, que para los demás humo, neblina, escape. sí, fue un precipitado orgasmo visual entre teclas y ojitos bizcos ver la Smith-Corona, desearla sin entender por qué, como otras veces después, casi mujer... el deseo oscuro de una mentira clara, transpa-

rente... there: a feeling... dijo Celan... Y el día que la Callas entró a mis oídos fue como un resoplido de chicharras en vías de extin-

There: a feeling, blown across by the ice wind… —Paul Celan

ción, apresurado, extraño, la aguja arañando el desgastado disco. vinilo, le dicen hoy. entonces grooveINgrooveOUT. de la enorme mano de mi padre crucé el patio —después de entrar por el portón de la casa de Guerrero, su viejo amigo y escribidor de cartas ajenas. un patio húmedo que olía a tierra. Y de pronto la voz, de lejos. las chicharras de la memoria, siempre. al vernos Guerrero bajó el volumen. no quitó el disco, y agradecida le estoy. mientras él y mi padre se saludaban dándose esas repetidas palmadas en la espalda que se dan los “hombres”, Guerrero me miró sonriendo y me dio permiso para poner una hoja en blanco en la Smith-Corona... pero ten cuidado, dijo, que ya casi no se encuentran cintas... aahhh, el deseo, el temblor, la ansiedad, las ganas... Y de fondo, la voz, el chicharreo, cantando lo que muchos años después reconocería como O mio babbino caro... aquella cacofonía incierta entre agudos griticos y la tristeza devastadora para toda la vida mia. no entendía nada pero qué triste, aquella voz, y mis ojos bizcos con espejuelitos se aguaron... se encharcaron con lagrimitas de cocodrilo infantil revolcado en su fango tropical, a punto de despegar en desacertado vuelo para no volver, no regresar, jamás. Y empecé a teclear con mucho cuidado, temblequeando... tr i st tri stona triste cita mlania est á triste porque é ella canta triste... hasta casi llenar la hoja, Guerrero mirándome nervioso... Y con cada tecleo un placer indescifrable cada vez que la voz se alzaba y surgía entre las matas de mango y aguacate del patio, yo sentada en el escritorio del hombre culto, el escribidor de todas nuestras penas a punto de esfumarnos de una vida para entrar en otra, aspirando la humedad de aquel patio, los sobres parAvion por doquier, la ausencia que quiere decir olvido, jamás… cuando ya nos íbamos le pregunté a Guerrero, con vocecita bitonga, que quién era la señora, la cantante. Ah, dijo y se quitó los espejuelos y alzó los brazos y le vi los pelos del sobaco, sudados, porque andaba en camiseta, porque como siempre era una cuba húmeda y ya se decapitaban los botones de las camisas, sin repuesto... y había que cuidarlas, las guayabeINVIERNO 2019


CINE

ras, la ropa, las medias... mirándome, dijo... Esa es la Divina... La única... La diva de todas las divas... ¡María Callas! Y al decirlo su exclamación flotó en el aire, se me acercó al rostro y rebotó. Y se enderezó jadeante. le dio otra palmada de despedida a la amplia espalda de mi padre cuando cruzamos el portón y salimos de nuevo a cuba, matanzas bajo el sol (su majestad, el sol)... que la persigue y el viento que la rechaza... el sol que nos rompió la crisma, en grietas... y en cada surco, la Callas quedó semilla que germina, que germina... pocos años después, todos los jueves por la tarde yo y mis once-pa’doce-añitos, corríamos al kiosco de revistas, novelitas y chocolatinas en la esquina de condeDEpeñalver y ayala a comprar revistas con el escaso dinerito semanal. ya el viejo verde me veía llegar, y me saludaba con aquello que me sonaba tan raro de hala, mirad a la iberoamericana, con sus “ojicos” tiesos en mis recientes tetas adolescentes. me había cansado de corregirle que yo era cubana, porque hasta tal vez ya se me quería olvidar, eso, tal vez. me daba mis revistas, o mi chocolatina, o mi novelita de vaqueros o diminutos poemarios de bécquer... y el tipejo me despedía con hala, a leer... que te va’ quedar ciega... lo soportaba porque el viejo me daba crédito cuando no me alcanzaban las pesetas, y pesado se sonreía... a ve si no te va pa’cuba sin pagarme, maja... y llegando al cuarto piso de ayala 77-madrid 7, abría yo mi Lecturas, Semana, Mundo Joven... cualquiera de aquellos folletines, y un día... sin recordarla ya, La Callas Divina me saltó de la foto en medio de su gran

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escándalo romántico. leí su nombre y olí la tierra húmeda del patio y vi los pelos del sobaco de Guerrero, y la oí, tan triste... en medio del estupor del chicharreo del disco casi rayado. era Esta, entonces, me dije mirándola, inmersa en sus ojazos, su triste sonrisa, su abrigo de pieles, ella tan triste... Callas. Y rocé su rostro con mis dedos y leí todos los pies de fotos, el artículo y me enteré de todo el imbroglio... y de que había nacido un día antes que yo, apenas gemelas... o casta diva, novelera tú, que ni habanera yo... Y así, casi todas las semanas después, la Callas Divina, yo viviendo su tragedia griega en las revistas de chismes... yo bebiéndomela en sus poses de playa, de yates, de escenarios, de paparazzi, la diva entre mis dedos temblorosos y ansiosos de fuertes emociones... there: a feeling... dijo Celan... Y entonces... años después, de una cabina de audio de Rose Records, aquella magnífica tienda de discos de la Wabash, caminando entre los pasillos de jazz y clásicas, flotaba... algo. Y la oí de nuevo, con apenas unos 17 años... en aquellas escapadas a la gran ciudad a comprar discos, a oler suciedad urbana, a ver negros, a ver arte, a ver, a ver, a ver... chicago la fría, la única, la gran diva urbe de la mia vita... Y allí retumbaba la misma Callas Divina, lontano, lontano y me quedé mirando a la mujer sentada en la cabina, audífonos puestos, con los ojos cerrados y el rostro ido, ido fugit. cuando salió, con el disco en la mano, miré la foto y se lo pedí para escucharlo yo. me lo dio sonriendo, orgullosa de compartir cultura. me senté en la

cabina, la ansiedad comiéndome, y la puse, temblándome la mano, la aguja arañando el disco, aquel sonido impactante que me trajo de nuevo el patio de Guerrero, la humedad, mi padre tan joven, su mano enorme tan segura, la Smith-Corona, aquella niñata gordita y triste, los sobres de cartas parAvion... Y me senté a escuchar Ebben! Ne andro lontana... Y empecé a llorar. triste. triste... mlania está triste... a moco tendido lloré esos lagrimones calientes y salados de los adolescentes que duelen ya por todo lo que va a venir, pero aún no lo saben. y no les importa, porque es un placer particular, grandioso, espectacular... ese tierno doler joven sin saber del dolor mayor que nos espera. que nos acosa. que nos llega y nos destroza. saber del dolor y no importarnos por el placer, el goce. de la carne. del arte. el goce por el amor al arte del placer. la Callas lo sabía. lo supo siempre. Y por eso, encima de ser divina, fumaba. om ulloa. Nació en Matanzas, Cuba. Es autora de glotOnerías y olfateos (de florEs en cUbículos) New Mexico: Ediciones La Mirada, 2017 y palabrerías aNalfabéticas, Chicago: El Beisman Press, 2016. Ha publicado cuentos y “prosemas” en diversas antologías (En el ojo del viento: Ficción latina del Heartland, Roosevelt University, 2004; Transfondos: Narrativa en español del medio oeste norteamericano, Ars Communis Cuatro cuentistas de Chicago, Ed. Vocesueltas, 2007), blogs y revistas (Contratiempo; Mandorla; generaciónMeX; VocesCubanas; AfterHours; TriQuarterly, Northwestern University, entre otros). Se desempeña como escritora, traductora y correctora.

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La vida del músico es una vida melancólica Rafael Franco

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esde que el cantautor boricua Draco Rosa era muy pequeño, tuvo conciencia del racismo que abunda en los Estados Unidos. Nacido en Nueva York, donde pasó sus primeros años en el Bronx, terminó viviendo en Ponce y Peñuelas, Puerto Rico. En vez de encontrarse completamente a gusto, en la isla, su conciencia del Otro evolucionó. “El racismo siempre estuvo ahí, desde mucho antes de Menudo, desde [el Bronx], donde comenzó el drama del racismo”, dijo Draco en entrevista con Contratiempo, previo a su concierto en Thalia Hall, Pilsen, el 4 de diciembre. “Pero en Puerto Rico me convertí en Nuyorican, así que seguí siendo outsider”. Esa contradicción, podríamos decir, siempre ha estado presente en su música como solista. A través de la música descubrió quién era de verdad. Su pasión por la composición comenzó de chiquito, cuando interpretó el papel del niño Oliver en el famoso musical Oliver Twist, basada en la novela de Charles Dickens. “Ahí es que empiezo a prestarle a atención a la composición”, aseguró Draco, quien ha recibido un premio Grammy y tres premios Latin Grammy por sus composiciones. De Oliver a Puerto Rico, donde de adolescente perteneció al grupo Menudo. Sin embargo, el camino no fue fácil. Cuando Draco audición, lo hizo junto a otros 300 niños y llegó a ser uno de los 9 finalistas. Sin embargo, no lo escogieron a él. Pero a la semana, nos relata, lo llamaron para grabar segundas voces en los estudios de Orlando. Cuando RCA firmó al grupo, necesitaban alguien que cantara en inglés y él era el único que dominaba el inglés, gracias a su niñez en el Bronx. Pero Menudo, a pesar de convertirse en un lugar seguro para el joven, también representaba una especie de encajonamiento, donde no podía expresarse como de verdad él quería hacerlo. Durante los varios años que estuvo con Menudo, trabajó junto a los compositores del grupo, Carlos Villa y Alejandro Monroig. Aún así, era una vida de doble filo: “Todos teníamos que viajar y eso era un problema bien grande. Nosotros viajábamos con todo y maestros. Era como una tribu, un circo”. Sin embargo, fue durante su estadía con Menudo que fundó amistad con Ricky Martin, otro de los integrantes, y con el cual colaboraría con mucho éxito una década más tarde. Draco compuso las canciones más populares de Ricky Martin, incluyendo Living la vida loca y La copa de la vida. Esta última fue seleccionada como la canción oficial del evento deportivo

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más grande del mundo: la Copa Mundial de la FIFA, celebrada en 1998 en Francia. El camino hacia el éxito como solista no fue nada fácil. No fue hasta muchos años luego de Menudo que logró obtener una total independencia artística. El resultado fue el disco de Vagabundo, producido por el renombrado guitarrista de la legendaria banda Roxy Music, Phil Manzanera. Con los números populares de Penélope, Vagabundo, Madre Tierra, Llanto subterráneo y Blanca mujer, el disco fue nombrado uno de los mejores 10 discos en la historia del rock latino por Spin, el magazín estadounidense de música de mucha influencia. Para finales de los 1990s, Draco había fundado Phantom Vox, una compañía de producción multimedia, produciendo discos para Ricky Martin y Ednita Nazario. El nuevo milenio, por otro lado, llegó repleto de nuevos retos. En particular, su batalla con el cáncer tuvo un gran poder influyente en toda su producción artística. Hoy día, Draco no es sólo compositor y músico, sino que también es un hombre de negocios hecho y derecho, invirtiendo en la industria del café de la isla y escribiendo un libro de nutrición en tiempos modernos. Monte Sagrado, su nuevo disco, es un retorno al estilo y la intensidad de las grabaciones que hizo en los 1990s. Como motivo de su gira, tocó en Chicago el 4 de diciembre en Pilsen, en el histórico teatro de Thalia Hall. El espectáculo estuvo lejos de llenar la sala, lo cual demuestra que tal vez en Chicago su música no sea tan bien conocida como en Puerto Rico y el resto de latinoamérica, donde es muy común que toque frente a multitudes de docenas de miles de personas. Tal vez nadie mejor que Draco para describir los subibajas de la vida del músico que sobrevive más allá de los 30 años de edad. “Ponerse viejo es puro cuesta abajo. Por eso yo soy fanático del transhumanismo y de la extensión de la vida a través de la inteligencia artificial”. “La vida del músico es una vida melancólica”, concluye Draco mientras planifica sus proyectos sin la oscura sombra del cáncer. Posdata: Cuando Draco habla sobre su experiencia luchando contra el cáncer, asume un tono algo filosófico. “El cáncer me da serenidad, paz, gratitud. Me ha hecho una mejor persona - más allá de la música. Lo tóxico ya se quedó atrás”, dijo pensativo. “Ahora quiero vivir el momento, quiero irme de gira, quiero enfocar en el café y el cannabis medicinal”. Cuando uno busca información de Draco en el Internet, uno encuentra a los poetas malditos (Rimbaud, Baudelaire, etc.) listado entre sus influencias musicales como Sly Stone, Jim Morrison y Camarón de la Isla. “Esos eran dioses de la voz cuando yo era niño. Eran unos locos empedernidos, pero también podía hablar bajito, susurrar. Como los poetas malditos.” Rafael Franco nació en Puerto Rico. Es autor, periodista, fotógrafo, traductor. Colaboró en The New York Times Magazine, El Nuevo Día, Newsday y The San Juan Star. Su libro Alaska (2007) recibió el Primer Premio Anual de Cuento del Instituto de Cultura de Puerto Rico en 2006; y más tarde, en 2009, el segundo lugar en el Premio Nacional de Cuento del PEN Club. También es autor de la novela El peor de mis amigos (Ediciones Callejón, 2007). Es colaborador asiduo de contratiempo.

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MÚSICA

Midwinter Festival: Pitchfork Marco Escalante

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o usual es que el espacio solemne de un museo de arte requiera, para la contemplación, del silencio. O en caso de que el acompañamiento musical sea necesario --como ocurre en los documentales sobre museos-- se elige por lo general música clásica, para no quebrar la convención que exige combinaciones solo y exclusivamente al interior de la “alta cultura”. El museo de arte es, por ello, una institución susceptible al anquilosamiento, que sólo puede ser evadido con la renovación periódica de sus ritos. Crítico de cine, al fin, no de música, traigo, para ilustrar la periódica desacralización del museo, algunos ejemplos fílmicos. En Band Apart (Jean Luc Godard, 1969), hay una escena memorable en que los tres personajes del filme cruzan corriendo los pasadizos del Louvre, quebrando con su alocada carrera el ritmo lento, y también la gravedad, que caracteriza a los espectadores comunes de ese solemne recinto. Brian de Palma, en Dressed to Kill (1981), convierte el museo de arte en un espacio de contacto erótico, llevando todavía más lejos la incursión de la cultura popular en un lugar sagrado, iniciado y saturado por Hitchcock en Blackmail (1929) y Torn Curtain (1966). El museo de arte, concebido por el cine casi como un arquetipo de la simetría y el orden, clínico en esencia y apariencia, ha sabido flexibilizar sus puntos de acceso para mantener cierta vigencia: sus salas, hoy en día, igual pueden albergar tesoros del mundo clásico, como muestras mucho más modernas cuyo lugar en un canon es aún discutible –instalaciones audiovisuales, fotografías callejeras, productos procedentes de la moda, etc. La idea de llevar a cabo un festival de rock en el Art Institute de Chicago se inscribe en este contexto: se trata de revitalizar un espacio, de juntar experiencias aparentemente disímiles, de crear una relación simbiótica que amplíe la posibilidad existencial del museo y mude las presentaciones en vivo de su contexto normal. La idea es sencilla, pero más que interesante: mientras uno pasea por alguna de las numerosas salas del museo, por ejemplo la de los maestros flamencos, se ve sorprendido por la aparición de un cantante o un grupo que inicia en el acto un concierto. Avanzas hacia otra sala y ocurre lo mismo, durante tres días consecutivos. Eso, por supuesto, no es todo: hay conciertos que no son sorpresas y que tienen auditorio y hora fijos, estaciones móviles de comida gourmet, bares improvisados con vino y cerveza, transmisiones radiales espontáneas y, por supuesto y sobre todo, la colección admirable del Art Institute, sometida por primera vez, creo yo, a esa mescolanza vital de ruido y caos propios de la feria y la bohemia.

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www.tinymixtapes.com Que esta sea una oportunidad para recomendar paraderos obligatorios de viaje: White Crucifixion, de Marc Chagall; The Door, el mejor cuadro de Ivan Albright, sin duda; Girl with Cat, del gran Balthus; y la sala entera de un pintor que venero por razones personales: Robert Hubert –llena de cuadros que de monumentales ya tocan el suelo y el techo, todos igualmente maravillosos, adecuados para aquellos que adolecen de una sensibilidad anacrónica y aun disfrutan imaginando ruinas y jardines infinitos y perfectos. En cuanto a música: un secreto todavía bien guardado. Hace un par de semanas, en un lugarcito medio peligroso de Chicago, en los intestinos de la calle Elston, sobre la misma Wabansia, vi y escuché a Haley Fhor, el cerebro tras Circuit Des Yeux, banda extraordinaria que merece, como pocas, el adjetivo mindblowing. No exagero si declaro que fue uno de mis mejores conciertos –y en mi medio siglo de existencia, he ido a muchos, de veras. Como ignoro todo lo concerniente a las descripciones genéricas, me cuesta creer que algunos taxonomistas coloquen los experimentos sonoros de Fohr dentro del género Folk. Todo lo que puedo acometer, en esta breve página, es una opinión impresionista: cuando la escucho, pienso en las posibilidades insólitas de la voz, en la voz como instrumento, al margen de todo significado idiomático. En dos palabras: su voz petrifica, pone en estado de trance, cante lo que cante. El concierto del Hideout fue tan redondo, tan complejo y memorable, que debiera repetirse en el Art Institute durante el festival que se viene.

Marco Escalante es escritor y radica en Chicago. Es el autor de Malabarismos del Tedio, publicado por la editorial Sietevientos. contratiempo

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TIEMPO EXTRA

Algunos apuntes en torno a Roma Julio Rangel

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Cómo escribir sobre Roma sin sumarse a la cacofonía de opiniones? Imposible aislarla del ruido extracinematográfico que ha generado porque en ese ruido, que abarca tanto argumentaciones sólidas como opiniones epidérmicas está el pulso de la cultura actual, la necesidad de debatir asuntos como el racismo, la brecha de clases, el machismo, la represión política y el complejo entrecruzamiento de estos elementos en la vida cotidiana. “Roma es, simultáneamente, la mejor y la peor película del universo para tuiter” decía en su cuenta el escritor Antonio Ortuño, a propósito de los superlativos arrobados o furiosos que proliferaron por las redes sociales. La trama es a estas alturas conocida y algunos de los puntos de debate también ya muy conocidos: desde la acusación de que promueve una reaccionaria conciliación de clases hasta la ponderación de la película como una crítica a la sociedad clasista mexicana, o que el personaje de Cleo idealiza tanto al mundo indígena como a la situación de la servidumbre en México, o que por el contrario al individualizar al personaje el director hace un homenaje personal a la resiliencia y que constituye de hecho una autocrítica al mundo de clase media en que creció éste. En fin, la proliferación de lecturas ideológicas encontradas fue asombrosa. En Roma, los dos polos del sistema de castas, patrona y sirvienta son “hermanadas” como víctimas de una sociedad patriarcal (en varios momentos de la película vemos la soledad de los personajes femeninos, el acoso sexual, el deslinde del varón de las responsabilidades familiares) pero esa hermandad se rompe cuando se topan las diferencias de clase: una vuelve a su rol en la servidumbre, la otra a su papel de patrona. En una misma escena se cuenta con admiración y gratitud la hazaña de Cleo al salvar la vida de los niños en el mar y se le ordena que vaya al refrigerador en la planta baja y traiga golosinas. Veo en Roma ciertos rasgos en común con Y tu mamá también, la anterior película que Cuarón rodó en México. En ambas hay un entramado social y político que aparece como al sesgo, de manera oblicua. Pero si bien en Y tu mamá también los apuntes sobre retenes policiacos y desigualdad social se resisten a ser mero escenario de fondo, nunca colisionan con el mundo despreocupado de los personajes que

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interpretan Diego Luna y Gael García Bernal, dueto cuyo contrapeso dramático recae en el personaje femenino, interpretado por Maribel Verdú, que encarna la visión adulta y la complejidad emocional. Ya Slavoj Zizek, en su comentario a esta película, vio en esos dos personajes que transitan por la terrible realidad social de su país en una especie de adolescencia permanente y juguetona una alegoría de México en sí mismo. En Roma, la realidad social y la crispación política de principios de los setenta salta de los márgenes, estalla e invade la burbuja de estabilidad clasemediera de los personajes por medio de una escena magistral que recrea la matanza del Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971. Es esa irrupción de manifestantes y halcones en la mueblería a la que la abuela de la casa y Cleo han ido a comprar la cuna para el bebé de ésta, es esa pistola con que el halcón Fermín les apunta, el punzón que rompe la burbuja: la realidad política ha invadido el reino de la estabilidad pequeñoburguesa como un río incontenible. Esa imagen del halcón que apunta a su expareja con un arma resuena de manera peculiar en un país donde la violencia de género y el feminicidio son pan de cada día. Me da gusto que, entre otras cosas, la película haya traído a la arena pública en México la discusión sobre la precariedad laboral de las trabajadoras domésticas y el hecho mismo de la existencia de servidumbre en un país de férreo clasismo. No me da gusto, en cambio, el hecho de que ver la película se haya convertido en una especie de deber nacional y que la suministren en todas partes como medicina, aparte de que si llega a ganar algún Oscar habrá que soportar la previsible oleada de patrioterismo cursilón. Pero es una película poderosa, construida con la destreza de un narrador maduro, que enlaza lo político y lo poético en un mecanismo dramático de varias capas.

Julio Rangel, escritor mexicano. Su ensayo “Red Line Blues” aparece en Palabras migrantes. 10 Ensayistas mexican@s de Chicago, publicado por El Beisman en 2018. INVIERNO 2019


LIBROS

También tuvimos nuestra Cleo: Una reseña que no es reseña Andrea Ojeda

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oma es un viaje a la infancia, nuestra infancia, la de los chilangos clasemedieros en la década de los setentas. Autobiográfica o no, se distingue de la nuestra tan solo en detalles: número de hijos, situación laboral y marital de los padres, colonia en la que vivían, coches que manejaban, cine de preferencia. Lo que no la distingue son los recuerdos que presenta. Si el cine transmitiera olores, esta película estaría plagada de ellos: el patio, la calle, el cenicero del coche, el mar, la cocina, la lluvia, el jabón Zote, el Ajax bicloro, el shampú de Cleo… Roma es en blanco y negro, porque las memorias no tienen color. De cualquier forma, la cinematografía es lo que le da ese tono de remembranza, y esa calidez también. Los colores se desvanecen con el tiempo, igual que los recuerdos. La casa es una figura central aquí, pero los únicos lugares que existen son por los que atraviesa Cleo. Nada tiene relevancia a menos que ella esté ahí. De la misma manera, no hay adultos a los que podamos verles las caras por mucho tiempo, tanto como para acordarnos después de cómo se ven; ni al papá que se va, ni a los doctores del IMSS, ni a los parientes con quienes pasan navidad. En esta historia, pareciera que solo las mujeres en ella parecen tener un lugar predominante, y aún así, jamás vemos de cerca ni a la abuela, ni a la madre, ni a Adela -la otra empleada de la casa-, y solo brevemente a Fermín, el objeto del deseo de Cleo. A quien vemos siempre, como un sueño recurrente, es a Cleo, su caminar rápido y ligero, su incesante trabajar, su canto susurrado; Cleo y los niños, Cleo y el agua, Cleo y el sol, Cleo y el viento, Cleo temerosa, Cleo sola, Cleo constante. Mi Cleo se llama Maria Susana, pero mientras fue mía (y uso este posesivo deliberadamente) se llamaba tan solo Maria, o Mari. Es del mismo pueblo de donde Yalitza Aparicio, la actriz que interpreta a Cleo, lo es también: Tlaxiaco. Dice mi mamá que cuando llegó a trabajar con nosotros, tenía solo 12 años, no traía zapatos y apenas hablaba español. De mi madre aprendió las labores domesticas y de su instinto lo demás. Apenas había estudiado pero era inteligentísima y trabajadora. Entramos al mismo tiempo a la escuela, yo en la mañana y ella en la tarde. La subieron dos grados de inmediato y así, sin faltar un día, sin dejar de hacerse cargo de nosotros y sin dejar de hacer sus tareas y trabajos, terminó la primaria, la secundaria y la prepa. Nos dejó cuando Coyoacán y mi casa le quedamos chiquitos y el prospecto de hacer una carrera era su meta a alcanzar. María era un bulldozer, fuerte, determinada, optimista, y nunca miró atrás. Pienso en ella constantemente y la he extrañado desde que tengo quince años. A la fecha si tengo que describirla, no sé cómo hacerlo. No fue nuestra “muchacha”, término por demás desdeñoso y clasista y que

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nunca me gustó, mucho menos nuestra “criada” (mi madre se ocupaba de obligarnos a hacer nuestro parte del trabajo doméstico también y nos jalaba las orejas si le pedíamos a María que hiciera cosas que nosotros podíamos hacer solos), que eso de sentirnos “señores” superiores era algo que no formaba parte de la hechura de mis padres. ¿Fue nuestra nana, tal vez?, quien nos cuidaba cuando mis papás salían, pues sí, pero era tan joven que la veíamos como compañera de juegos. María fue ejemplo, una hermana mayor a quien me encantaba molestar y hacerle bromas, meterme a su cuarto a esculcar sus cosas y hojear sus revistas, observarla cuando se arreglaba, canturreando canciones de su ídolo, Roberto Carlos, mientras lo hacía. La observaba yo siempre, admirada, sus rasgos peculiares de la cara y su color acanelado (que años después aprendí en la escuela es a lo que llaman rasgos indígenas -incluyo aquí emoji girando los ojos-), su musculatura, sobre todo en sus brazos, las manos fuertes y ásperas al tacto por tantos callos, su pelo largo, negro y absolutamente brillante, que nunca llevaba suelto más que para salir los domingos. Era enorme, aunque sólo medía como un metro y medio. Me envolvía en mis cobijas como un taco por las mañanas cuando no quería salir de la cama y me decía “¡chusma, chusmita, ya levántate!”, o me atacaba a cosquillas hasta que me hacía llorar. Mi María era mi consciente y mi inconsciente, mi lupa y mi espejo, su brillante luz mi guía constante. Cuando se fue no sabía que no la volvería a ver, pero lo intuía. Ella todavía está por ahí, parte del mundo, dueña de su destino, feliz y realizada, espero con toda el alma. Pero cuando se fue, se me apagó algo para siempre, también. Se ha dicho mucho sobre Roma, la película. Se ha criticado su romantización del servilismo, su apología de la dominación de clases. Vaya, que hasta les ha parecido pretencioso que sea en blanco y negro. Otros en cambio la ensalzan como la mejor película del siglo, que porque qué bien nos recuerda el pasado etc. Lo que creo que se pierde en este debate, es que Roma no pretende ser ni una cosa ni la otra; esta película es un encuentro personal con tu álbum de la niñez y algo que es notable, es que Alfonso Cuarón logra poner en imágenes movibles recuerdos que de otra manera son intangibles pero no por ello carentes de un peso emocional enorme. Nuestro corazón se forma en el útero de la madre, pero aprendemos a usarlo en la niñez. ¿De quién lo aprendemos?, esa es la historia de cada quién. Andrea Ojeda es miembro del consejo editorial de contratiempo, mujer indignada que desde niña, odió siempre el color rosa y la separación de los roles y los juguetes, los piropos no invitados y la falta de representación de las mujeres en todos lados.

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TIEMPO EXTRA

La Ruta, de Isaac Gómez Victor Maraña

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ace un par de semanas tuve el privilegio de platicar con algunos de los artistas escénicos más importantes de nuestra ciudad: Isaac Gómez, Sandra Márquez y Karen Rodríguez,autor, directora y actriz, respectivamente de la obra La Ruta, que se presenta en el icónico teatro Steppenwolf. La obra se centra en las desapariciones y feminicidios de Ciudad Juárez. Isaac conceptualiza magistralmente esta catástrofe al mostrar todos los ángulos del problema a través de personajes femeninos que si bien no tienen relaciones cercanas, recuerdan cada una de ellas a miembros de una familia disfuncional. Y es que las mujeres de Juárez se han dividido en diferentes grupos desde que las desapariciones empezaron. Isaac muestra a las víctimas, a las partícipes (víctimas también) en los feminicidios, a las que luchan por un cambio, a las que se dan por vencidas, a las que lloran, a las que ya no están. Es esta gran paleta de personajes lo que hace de La Ruta una obra tan cercana y tan universal como una Antígona. El montaje, lleno de música en vivo interpretada por la gran artista Laura Crotte, envuelto en una escenografía onírica (alejada del realismo característico de Steppenwolf) creada por Regina García, dirigido con una sutileza poderosa llena de imágenes conmovedoras e inolvidables por Sandra Márquez y actuado por un elenco entregado en cuerpo y alma con Karen Rodríguez al frente, hace honor a la memoria de todas las mujeres que ya no están. Al entrevistar a Sandra, Isaac y Karen sobre cómo abordaron esta obra, fue claro el compromiso, más personal que artístico, que todos ellos tenían hacia su trabajo. Con lágrimas en los ojos, Isaac hablaba sobre sus viajes y entrevistas a mujeres de Juárez. De lo afortunado que se sentía de haber podido escuchar de viva voz historias de mujeres que le pedían, también con lágrimas en los ojos,

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que contara su historia. Pues lo peor que le puede suceder a una sociedad es ignorar y olvidar la catástrofe que la nubla. Para Karen Rodríguez, quien nació también en una ciudad fronteriza, abordar al personaje de Ivonne fue convertirse en vehículo de todas esas voces perdidas en La Ruta. Usar los miedos que vivió en su infancia y los que llegaron después, fue parte fundamental de su interpretación, pues su trabajo logra transmitir los más oscuros sentires de alguien que apoya involuntariamente la terrible maquinaria de la trata de personas. Durante la entrevista, enfatizó en varias ocasiones que no hubiese podido lograr esas profundidades sin la guía de Sandra Marquez, su directora. Y es que dirigir esta obra requiere una visión que pueda encapsular un universo en una hora y en diez metros cuadrados. Sandra, por su parte, comentaba que para lograr este universo fue necesario un equipo creativo que pudiera entender su visión y trabajar hacia ese mismo objetivo. En sus palabras, ella sólo tuvo que poner a todos en la misma mesa para que la obra cobrara vida. Sin embargo, su trabajo consistió en muchísimo más que eso. Así como el trabajo de cualquier buen director de orquesta, el trabajo de Sandra es invisible y se concentra en dejar al otro brillar por medio de la coordinación de todos los demás elementos. Ésta es una de las mejores características de la obra, pues Sandra logra crear un verdadero ensamble que trabaja en armonía y que logra un balance perfecto entre intensidad y delicadeza. Otro gran acierto del montaje, responsabilidad también de la dirección de Sandra, fue la creación de escenas por medio de imágenes sumamente estéticas, comprimidas y emotivas que se quedan en la memoria del espectador mucho más que las palabras mismas. Solo con ocho mujeres, Sandra logra mostrarnos una sociedad entera, una comunidad femeni-

na que ríe, llora, se da la espalda, se apoya incondicionalmente, y que sobre todas las adversidades se mantiene unida. Al final del montaje, una mujer que pierde a su hija se encuentra devastada al lado de las cruces rosas. Detrás de ella, las demás cantan, le cantan para darle fortaleza, se acercan a ella para que se levante y siga adelante. No importa si decidirá caminar hacia la resignación o la lucha, lo importante es que se levante y siga caminando.

Víctor Maraña es actor y miembro del consejo editorial de contratiempo.

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LIBROS

La visibilidad de Erika L. Sánchez, la autora de I Am Not Your Perfect Mexican Daughter Antonio Zavala

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rika L. Sánchez es una nueva voz en el mundo de las letras hispanas en Estados Unidos. Sus dos libros “Lessons on Expulsión” (Graywolf Press), un poemario, y su novela “I Am Not Your Perfect Mexican Daughter” (Alfred K. Knopf Publishers) han sido recibidos muy bien en el país. La novela fue una finalista en los National Book Awards 2017 y trata de una joven de 15 años que investiga a su hermana, considerada la hija perfecta por sus padres, después que ella muere. Sus poemas han aparecido en varias revistas nacionales incluyendo Rolling Stone Magazine y The Paris Review. Sanchez creció en Cicero, Illinois, y reside en Chicago. Este semestre ella está enseñando poesía y ficción en Princeton University, en Nueva Jersey. Ella piensa regresar a Chicago en junio, pero por ahora hace de menos la comida mexicana, especialmente los tacos de Pilsen. ¿Parece que estas en un momento de éxito después de la publicación de tus dos libros? ¿Te ha sorprendido tu éxito? Ha sido increíble de muchas maneras. Me siento muy afortunada de que mis libros hayan recibido tanta atención. Cuando escribimos, esperamos lo mejor, pero nunca podemos anticipar completamente cómo reacciona la gente a nuestro trabajo. Estoy muy contenta de que mi éxito me haya dado una plataforma para hablar sobre cosas que me parecen importantes, como la salud mental, la misoginia y el racismo.

¿Algunas tradiciones mexicanas son opresivas para ti como mujer? Me gustaría aclarar que no creo que ninguna cultura tenga el monopolio de la misoginia. La cultura estadounidense también es muy opresiva para las mujeres, en mi opinión. Sin embargo, hay algunas tradiciones mexicanas que me parecen asfixiantes. Al crecer, vi que se esperaba que las mujeres sirvieran a sus familias y se quedaran cerca INVIERNO 2019

de casa. Era yo una viajera y quería explorar el mundo, por lo que eso creó mucha fricción dentro de mi familia. ¿A qué edad descubriste que el lenguaje tenía poder para inspirar, influir y sanar a las personas? Comencé a escribir poesía cuando tenía 12 años y descubrí la poesía de Edgar Allan Poe en la escuela y pensé que era realmente hermosa. Resonó conmigo. El lenguaje era realmente embriagador para ser honesto y decidí que iba a ser escritora porque me encantaba. Desde entonces me he dedicado a esta práctica. No entendí la magnitud de mi trabajo hasta hace poco, cuando se publicaron mis dos libros y todas las reacciones que recibí como resultado. Creo que es muy curativo para mucha gente y eso me hace sentir que estoy haciendo algo bien en este mundo. Estoy muy agradecido de que haya recibido la atención que tiene. Siento que para mí la poesía es transformadora y espero que la poesía haga lo mismo para los demás. ¿Es la razón por la que escribiste poesía el hecho de que vinieras de una comunidad minoritaria que la sociedad a menudo ignora? Crecí sintiéndome muy invisible, sabes, y era pobre y de color café. Personas como yo no eran vistas en la televisión. Escribí para afirmar mi identidad, para sentirme validada, como si importara yo en el mundo. Creo que está cambiando. Ahora la industria editorial finalmente se está dando cuenta de que escribimos historias, leemos historias y compramos cosas. Sí, definitivamente esa es una de las razones por las que comencé a escribir. ¿Fue difícil crecer mexicana-americana en Cicero, Illinois? ¿Fue un momento difícil? contratiempo

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Sánchez: Sí, fue un tiempo bastante difícil. Como mencioné, éramos muy pobres, tuvimos momentos muy difíciles. Muchas veces, no encajaba en mi cultura. Estaba muy americanizada y mis padres eran muy tradicionales, por lo que cause muchos conflictos. Sí, me sentía muy diferente en donde sea que estaba. Nunca me sentí aceptada o comprendida. Una vez más, esa es una de las razones por las que recurrí a la poesía, a la escritura en general y a la lectura, por supuesto

Supongo que no puedo hablar por todos. Ser un escritor significa articular lo que a menudo es difícil de poner en palabras y una forma de crear comunidades para que podamos conectarnos. Para mí también, es una práctica muy espiritual, por lo que creo que escribir significa muchas cosas diferentes para muchas personas diferentes, pero para mí significa estar al servicio de la belleza, conectar cosas no relacionadas y mostrar el mundo de una manera más compleja y hermosa. ¿Tienes una rutina fija cuando escribes? ¿Escribes por la mañana o por la tarde? Escribo todo el tiempo. No tengo una rutina En este momento, tengo mucha suerte de enseñar en la Universidad de Princeton y tengo un horario muy flexible. Enseño una clase este semestre y tengo mucho tiempo. También viajo mucho y sabes que hago lecturas y charlas y voy a la escuela. Para mí, escribir está en el centro de mi vida, aunque no tengo una rutina. No me levanto a las 5 a.m. y escribo durante nueve horas. Escribir es parte de todo lo que hago. Lo pienso todo el tiempo. Es lo más importante en mi vida. No está separado de todo lo demás. Pienso en eso cuando estoy tomando una ducha o en la tienda de comestibles o lo que sea. Además, como artista es muy importante para mí comprometerme con otras formas de arte. Para mí, escribir no es solo el acto de escribir, sino que, ir a ver una película o una obra de teatro o ver un espectáculo de danza o escuchar música. Cosas así son muy críticas para mí como persona creativa.

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¿Qué es lo que deseas que los lectores obtengan de tu novela I’m Not Your Perfect Mexican Daughter? Primero, que hay esperanza para la posibilidad de tener una vida mejor y existe la posibilidad de sanar y transformarse. ¿Que hay en el futuro para ti? Entiendo que estas escribiendo otro libro. Actualmente estoy trabajando en un libro de ensayos personales titulado “Crying in the Bathroom”. ¿Por qué aventurarse a escribir un libro de ensayos ahora que tienes una novela tan popular? ¿Por qué no escribir otra novela? Soy la clase de persona a la que me gusta retarme. Quiero escribir en tantos géneros como pueda. Para mí los ensayos son trabajo. Me están llamando en este momento. Eso es lo que siento que debo hacer y siento que tengo suficiente experiencia como escritora que puede ser útil para muchas mujeres jóvenes. Esa es parte de la razón por la que comencé a escribir ensayos. Ni siquiera fue una elección. Se acaba de presentar. Este es el trabajo que tengo que hacer ahora. Es sobre mí. Escribo sobre la identidad en muchas formas. Escribo sobre ser mexicoamericana, ser mujer, ser feminista, ser budista, ser un ser espiritual, escribir sobre relaciones que tengo.

Antonio Zavala es un escritor y periodista de Chicago. Escribe para el Servicio de Noticias EFE de España, y para La Raza. Zavala, graduado de la Universidad de Iowa, tiene dos libros publicados: Pale Yellow Moon, una colección de cuentos en inglés, y Memorias de Pilsen, una crónica del icónico barrio del mismo nombre. INVIERNO 2019


LIBROS

Drawing on anger: Entrevista a Eric J. García Stephanie Manríquez

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ara Eric J. García la caricatura política es la manera perfecta de difundir información en masa; una ilustración concisa, que se pueda visualizar y leer fácilmente para que produzca un impacto, reacción en el espectador – enseñanza, enfado, conciencia – y por última instancia la practicidad en su distribución por medio de los nuevos medios y redes sociales. Por 14 años, este caricaturista ha cumplido semana a semana juntado más de 700 ilustraciones, digiriendo problemáticas actuales y de interés global, político, religioso, financiero, sociológico, ambiental, y aligerándolas con un poco de crudeza y humorismo. Recientemente, ha publicado un libro mostrándonos un guiño histórico en la vida de Estados Unidos del 2004 al 2017. Contratiempo se dió a la tarea de platicar con él vía electrónica, ya que nuestro ilustre colaborador está partiendo en estos momentos hacia una nueva etapa de su carrera en aires de las ciudades gemelas. ¡Suerte! Me gustaría abrir con la pregunta basada en la entrevista a Diego Rivera realizada por su propia hija en 1958. En tu opinión, ¿cuál es el papel de las artes en nuestra sociedad? ¿Y dónde colocas la obra de Eric García? Siento que hay dos tipos de arte, cada uno con una función distinta: Una, reflejar la sociedad y reaccionar ante ella, y la otra, alejarnos del mundo, servir de alivio. Cada cual tiene su

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propósito, y a veces se traslapan. El primer tipo de arte puede educar, colocar un espejo ante la sociedad, o destruir ese espejo. Este espejo hace visible lo hasta entonces invisible y nos transporta a lugares hasta entonces desconocidos. La mayoría de mi trabajo pertenece a esa primera categoría: el mundo que nos rodea le sirve de influencia y motivo de reflexión. La función de mi arte es influir; tiene como misión provocar cuestionamientos y pensamiento crítico sobre nuestra sociedad, nuestro gobierno y nuestra historia. Tu obra a veces evoca formas anteriores de distribuir información en masa al estilo de los grabados de José Guadalupe Posada o del Taller de Gráfica Popular, ya que critica fuertemente el estatus quo y es accesible a todos (por Twitter, Instagram y más recientemente a través de contratiempo). ¿Por qué te importan estas cosas? Llevar historias y mensajes al mundo ha sido mi objetivo desde el principio; que más ojos vean mi arte y se conozcan más historias es el desafío. Empecé pintando, pero me di cuenta de que tenía un impacto limitado. Pasé entonces al grabado, y de ahí inevitablemente a los cartones políticos. El grabado y el múltiple tienen una larga tradición como herramienta o arma en la comunidad revolucionaria y activista. Es una de las formas artísticas más democráticas, que rompe con la idea del objeto de arte único y valioso, y en su lugar crea más objetos para que lleguen a manos de más gente. Los artistas activistas como Posada

y el TGP entendieron que la imprenta podría difundir más imágenes, mensajes e ideas revolucionarias que una pintura estática o una escultura, a un público más amplio. El grabado se convirtió en el mejor medio de comunicación para los movimientos políticos, puesto que es más barato de crear y comprar, y más fácil de transportar. Cuando estudié grabado en mi licenciatura llegué a esta conclusión y de ahí se dio la evolución natural a la producción masiva. Cuando conseguí empleo en el periódico estudiantil Daily Lobo, supe que era el próximo nivel: en lugar de hacer veinte impresiones a mano, la imprenta moderna reproducía miles de mis imágenes y las ponía en un periódico que los distribuía a un público aún mayor. Al mismo tiempo, el Internet hizo posible subir imágenes y enviarlas al instante a todo el mundo. No importa que se de en forma de póster, periódico o publicaciones en redes sociales, lo importante es que salga al público e influya en algo: Mis caricaturas no funcionan a menos que alguien las vea, y cuantas más personas, mejor. El Machete fue una famosa publicación política y cultural radical de la década del 1920. La recreaste pero en versión ilustrada en 2004, ¿Con qué tipo de bullsh* * intentabas acabar en ese entonces? ¿Y ahora? Me robé el nombre El Machete de un periódico político de autoría anónima que se distribuía en New Mexico Highlands University en contratiempo

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LIBROS

Las Vegas, Nuevo México. Mi hermano que fue quien me habló de este periódico y quise hacer la versión ilustrada. Más tarde vine a descubrir que El Machete de Highland había tomado su nombre de un periódico comunista creado por los famosos muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siquieiros en la Ciudad de México. Desafortunadamente, la mierda con la que estaba tratando de acabar en 2004 es la misma mierda con la que estoy lidiando en el 2019. Las cosas no han cambiado mucho. Una guerra tras otra, sistemas educativos deficientes, hacinamiento en las prisiones, terribles condiciones de atención a la salud, políticos estúpidos… podría seguir. Lo que dibujaba hace una década sigue teniendo sentido hoy.

pocresía e injusticia en el mundo y sólo creo una caricatura a la semana, así que nunca doy abasto; siempre quedan ideas pendientes. La inspiración me llega escuchando constantemente las noticias en la radio; siempre tengo sintonizado NPR o Democracy Now, y tomo notas o hago bocetos en miniatura mientras escucho hablar de los distintos problemas. Al final de la semana escojo un tema que no hayan cubiertos los medios de comunicación, o tomo algún titular y le doy un giro distinto. Me gusta observar un tema y crear caricaturas desde un ángulo único que no se esté escuchando. Creo que esto es lo que me distingue de otros caricaturistas políticos: mi obsesión por hablar de temas antiguos o impopulares que creo que son relevantes, y mi singular perspectiva chicana en las caricaturas políticas.

Eric J. Garcia vive como caricaturista político en el universo de El Machete Ilustrado. ¿Quiénes

¿Alguna vez sientes alivio después de terminar

son los personajes principales y/o villanos en ese

un dibujo?

universo? He desarrollado un elenco recurrente en la serie de Machete. Fatcat, el personaje vestido de esmoquin y sombrero de copa, representa a los oligarcas que poseen todo el dinero y el poder. La personificación del antiguo símbolo griego de justicia como mujer ciega lleva las escalas de la justicia y la espada del castigo. Esos dos personajes principales los utilizo como símbolos de las polaridades de la conciencia de los Estados Unidos: El Tío Sam y la Estatua de la Libertad. La Estatua es un personaje cuya liberalidad se ve amenazada con frecuencia por su compañero de Derecha, el Tío Sam. Los veo como una pareja doméstica que siempre están reñidos. Pero en los últimos años Lady Liberty ha cambiado a la par de las políticas y creencias estadounidenses sobre la inmigración. Lo que una vez fue un símbolo de bienvenida a los inmigrantes, es ahora una figura al estilo de La Llorona, un espectro que ronda el Río Bravo cazando niños inmigrantes.

Siento una sensación de alivio al completar la caricatura, pero es sólo momentáneo. El ligero alivio al terminar un trabajo termina pronto porque paso de inmediato a pensar ¿cuál será el próximo tema que debo abordar?

Cuentas con un amplio abanico de temas sociales, políticos y culturales locales, nacionales y a veces internacionales de dónde escoger para la caricatura semanal. ¿Cómo decides qué o a quién dibujar? Desafortunadamente lo que más sobra es hiINVIERNO 2019

talento para tratar de crear una diferencia.

Durante este lapso de tiempo, han estado al mando de los Estados Unidos tres presidentes. ¿Cuál de ellos ha causado los dibujos más dolorosos? El Machete los corta a todos por igual. No importa que se trate de un republicano o un demócrata, si dicen una cosa pero hacen otra, les cae El Machete. Desafortunadamente para nosotros, ningún presidente estadounidense está salvo de hipocresía. Y eso va para la mayoría de los políticos. ¿Alguna vez has imaginado un final feliz? Ahora que lo pienso, tengo un dibujo con un final feliz. Uno de mis más recientes fue la estatua de la Dama de la Justicia que soplaba el peluquín de Trump para revelar la verdad. Considero que es una caricatura esperanzadora, que muestra a la Justicia eventualmente revelando la verdad sobre las fechorías y las mentiras. Eres de Albuquerque, te mudaste a Chicago en 2007, y estás a punto de mudarte a MinneapolisSaint Paul. ¿Qué vamos a ver de Eric J. García en el próximo año? ¿Harías un libro sobre la política local

¿En qué consiste Drawing on Anger? Drawing on Anger: U.S. Portraits of Hypocrisy (La expresión en inglés tiene doble significado: Dibujos en Ira y A partir de la Ira) es una colección de algunos de mis mejores dibujos del 2004 a 2017, publicado por la Ohio State Press.

Tu libro recoge doce años (2004-2017) de tragedias vívidas, conspiraciones políticas contra nuestra sociedad y muestra situaciones oscuras

de estos tres lugares? Se estaba flotando la idea de hacer un libro con las caricaturas de la política local, pero ya que Drawing on Anger fue diseñado para un público amplio, dejé fuera todos los dibujos hiperlocales. Tal vez si tengo tiempo, podría hacer un pequeño zine con las caricaturas de Chicago o las de Burque, for example. Algo más que quieras añadir. ¡Gracias por la entrevista!

en Estados Unidos o que ha causado el país, y que pasamos por alto en la cotidianidad. Parecería que nuestras situaciones sociopolíticas y culturales no están mejorando, y por tanto seguirás dibujando. ¿Te motiva el sentido de justicia? Me motiva la injusticia y la hipocresía. Estos son los dos grandes provocadores que me enojan lo suficiente como para crear. Mientras haya injusticia e hipocresía El Machete seguirá cortando para hacer camino. Estoy consciente de que es una tarea interminable, pero siento un deber u obligación de usar mi

Stephanie Manríquez, escritora mexicana, periodista y productora de medios auditivos, reside en el área de Chicago. Dirige y coordina el programa de audioradio y periodismo dirigido a jóvenes en Yollocalli Arts Reach. Es becaria de Northwestern University, Medill School of Journalism, dentro de su programa Social Justice News Nexus. Es parte del consejo editorial de contratiempo. contratiempo

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EL MACHETE ILLUSTRATED

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OPINIÓN

México del Norte: Mentiras y millones Jorge Mújica Murias

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inco mil millones de dólares tienen paralizado al gobierno federal de Estados unidos por más de dos semanas. Cinco mil millones parece mucho, es mucho para nosotros, simples mortales que no podríamos llegar a ver ni un solo millón de dólares en toda nuestra vida con nuestros méndigos salarios, pero para un gobierno, el que se supone que es el más poderoso de la tierra, es una bicoca. Por ejemplo, el presupuesto del ejército de este país en 2018 fue de 639 mil millones de dólares; cinco mil millones se les va en papel del baño y ni lo notan. Entonces, ¿por qué míseros 5 mil millones tienen paralizado el trabajo de 800 mil trabajadores públicos y cientos de miles más que le dan servicios a los edificios e instalaciones federales? Pues por un capricho y una bola de mentiras. Hace unos días Donald El Trompas Trump declaró a la nación que prácticamente hay una emergencia nacional y que Estados Unidos está en peligro, y que por eso se necesita construir una barda en la frontera con México, de mar a mar. Y para no dejar su costumbre, repitió media docena de sus acostumbradas mentiras sobre su tema favorito, la inmigración. Dice el residente de la Casa Blanca que hay una “crisis en la frontera”: FALSO. Los arrestos por cruce ilegal de la frontera están en uno de sus puntos más bajos en medio siglo. Por ejemplo, en el 2000 hubo 1.3 millones de arrestos, y en cambio solo 400 mil en 2018 y 310 mil en 2017, menos de una tercera parte. Dice también que hay “inseguridad en la frontera”: FALSO. Hay 23 condados que dan a la frontera, y excepto dos, todos están por debajo del promedio nacional en los índices de criminalidad. Está demostrado hasta el gorro que mientras más inmigrantes hay en un lugar, hay menos crimen. Luego se avienta conque “la barda se necesita para evitar la inmigración sin papeles”. También FALSO: Desde hace años, la mayoría de nuevos indocumentados (dos de cada tres), llegaron a Estados Unidos con visas y se quedaron, según estudio del Centro de Estudios Migratorios. Es decir, que entran con boleto de avión y por aeropuertos. Le sigue con una de sus mentiras más grandes, que “Cuatro mil terroristas fueron arrestados tratando de cruzar la frontera”: Eso es más falso que un billete de ocho dólares. Hasta el Departamento de Estado admitió que esto es incorrecto. Se trata del número de “personas sospechosas de ser un peligro para Estados Unidos”, arrestadas alrededor del

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mundo desde 2001, y que en su mayoría se les impidió viajar a Estados Unidos ¡en avión!

Millones de mentiras La pretendida “invasión a Estados Unidos” por las caravanas de gente que pide asilo es por supuesto otra mentira. Aunque algunos se han brincado la barda, la mayoría de los caravanistas están registrados con la Migra y recibieron un número para presentar su caso de petición de asilo en varias ciudades de la frontera. ¿Y a quién se le puede ocurrir que 4 mil o 20 mil personas pueden “invadir” un país de 320 millones de personas? En lo de que “Se necesita el muro para impedir la entrada de drogas a Estados Unidos” también se va de largo. Según la DEA, el 90 por ciento de la heroína cruza la frontera sur, pero en cargamentos escondidos en automóviles o camiones que pasan legalmente. La absoluta mayoría de todas las otras drogas llegan en avión o barco. Y lo de que “Los estadounidenses quieren un muro”, pues igual de falso. Una encuesta en diciembre reveló que un 54% de la gente no quiere muro, y también la mayoría no cree que sea prioridad política. Entonces, si no es problema de dinero ni de inmigración, ¿por qué está paralizado el gobierno? Fácil: El Trompas quiere un muro porque lo prometió para ganar las elecciones y no lo ha podido hacer. En dos años no se ha construido una sola pulgada nueva ni de concreto ni de acero ni de paja. Lo que se ha hecho es reforzar parte de las 645 millas que ya tienen muro. Pero sin muro, sin cumplir su promesa electorera, no hay reelección, y ahí está el detalle: Donald El Trompas Trump se hizo su propio muro de promesas y mentiras, que ahora le impide la reelección. Cómo dice mi hermana Adriana Mújica, mejor que le pegue una llamada a los narcos para averiguar cómo hacer túneles y pasar al otro lado…

Jorge Mújica es un reportero y activista del movi­miento migratorio y sindical; ha colaborado en radio, televisión y prensa escrita en México y Estados Unidos, y es un activo participante del movimiento por los derechos de los trabajadores, tanto inmigrantes como nacidos en Estados Unidos.

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López Obrador: Un presidente a la medida Febronio Zatarain

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l pasado 1 de julio en México se dio un cambio axial. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su tercera ocasión como candidato a la Presidencia de la República logró un triunfo arrasador con más del 53 por ciento de los votos, convirtiéndose así en el Presidente con mayor legitimidad del siglo XX y de lo que va del XXI. Su pasado político es algo variado; a principios de los 70 ingresó a las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y a mediados de los 80 lo abandonó siguiendo los pasos de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez para fundar el Frente Democrático Nacional y postular un candidato en contra de Carlos Salinas de Gortari (CSG), el candidato del PRI. En el mes de julio de 1988 se generó un torbellino en la política mexicana: el PRI, como partido oficial, llevó a cabo un fraude e impuso a su candidato, CSG; Cuauhtémoc Cárdenas, quien había ganado la elección exigió que se reconociera su triunfo; y Manuel Clouthier, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), luchó porque se anularan las elecciones. Por desgracia, Cárdenas y Clouthier no se pusieron de acuerdo, y tres meses más tarde, mientras Clouthier preparaba una marcha que iniciaría en Yucatán y terminaría en el Distrito Federal, murió de manera muy sospechosa en un accidente

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automovilístico que curiosamente sus compañeros de partido, comandados por Diego Fernández de Cevallos, nunca pidieron que se aclarara, pues ya habían empezado a pactar con CSG. El papel del intelectual más importante de esa época, Octavio Paz, fue deplorable: en dos artículos publicados en el diario La Jornada, regañó a los dos candidatos de oposición y les exigió que aceptaran el fraude, dando a entender que de los males ése era el menor. Me he remontado tres décadas en este artículo porque AMLO también lo hizo en su discurso de toma de posesión; señaló que México se había estancado a lo largo de 30 años por culpa de la política económica neoliberal; incluso semanas antes, ya como Presidente electo, señalo que Salinas era el padre de la pobreza moderna. Durante estos 30 años, CSG tuvo dos grandes apoyos para conformar lo que el propio AMLO bautizó con el nombre de la Mafia en el Poder: el del PAN, liderado por Fernández de Cevallos; y el de un amplio sector de los intelectuales, liderado por Octavio Paz (en la actualidad, en este grupo de intelectuales, las cabezas más visibles son la de Enrique Krauze y la de Héctor Aguilar Camín). Desde la perspectiva de AMLO, en estos dos grupos se mueven los enemigos de la Cuarta Transformación: los militantes del “PRIAN” y los “periodistas fifí”.

Tal vez se deba a esta actitud frontal contra la “Mafia en el Poder” que lo más claro en el plan de trabajo de AMLO para el año 2019 sean sus programas sociales que incluyen, entre otras cosas, una mensualidad para las personas de bajos recursos tanto de la tercera edad como para los jóvenes que estudian o que están fuera de la escuela con la intención de integrarlos al mundo laboral. Mientras escribía este artículo, el Presidente viajó a Tlapa, Guerrero, uno de los pueblos más pobres de México, para inaugurar el programa de ayuda a las personas discapacitadas. Por otro lado, lo más frágil en su Plan de Trabajo es su proyecto para el desarrollo de la infraestructura: canceló la construcción del Aeropuerto Internacional de Texcoco del cual ya se había avanzado más de la tercera parte, y en su lugar se ampliarán los aeropuertos internacionales de Ciudad de México y de Toluca así como el de la base militar Santa Lucía; todo esto sin haberse llevado a cabo los estudios aeronáuticos previos. Hay que agregar también el Tren Maya que atravesaría todo el Istmo de Tehuantepec desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífico, otra vez sin haberse llevado a cabo los estudios socioeconómicos para determinar su viabilidad. Acaso su amor al patriotismo representado por la Expropiación Petrolera de 1938, lo ha llevado a implementar la reconstrucción de INVIERNO 2019


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cuatro refinerías y la construcción de dos nuevas sin hacer los estudios de mercado a nivel internacional en el futuro mediato, sobre todo porque en los países del primer mundo ya se han introducido al mercado automóviles eléctricos. Estos proyectos infraestructurales representan un costo muy alto y se han aprobado muy a la ligera, y en vez de impulsar el desarrollo se podrían volver una gran pérdida económica para el país. Es sabida por casi todos los mexicanos la gran ambición de AMLO, pues la noche de su triunfo electoral la dio a conocer: pasar a la Historia como el Presidente que llevó a cabo la Cuarta Transformación que requiere el país y así su nombre esté a la misma altura que los de Madero, Juárez, Hidalgo… Esta obsesión ha estado en las entrañas de AMLO por lo menos dos décadas. Recuerdo que en una entrevista a fines de los 90 cuando era presidente del Partido de la Revolución Democrática, algún periodista le preguntó sobre el Subcomandante Marcos, y le respondió con esa envidia de la buena llena de admiración: Él no tiene de que preocuparse; ya tiene sus páginas en la Historia. ¿Se acordará de esta declaración el Subcomandante? Creo que no y por eso la comandanta y el comandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional despotricaron contra AMLO y la Cuarta Transformación. Y el Subcomandante con su actitud desde atrás INVIERNO 2019

de la tramoya ¿habrá quemado sus páginas en la Historia…? AMLO no debe escucharse a sí mismo y debe preocuparse por mantener su lugar en la Historia hasta que la Muerte lo libre de esa carga. Esta obsesión ha determinado la vida de AMLO. Renunció a la posesión de bienes materiales y ha luchado por acumular el suficiente Poder para llevar a cabo con sus propias manos los cambios que el país necesita. La Historia lo espera en el transporte colectivo que lo llevará al aeropuerto, en la torta de pierna que ha comprado para almorzar en el avión, en los selfies con sus admiradores en la sala de espera y ya dentro del avión… Qué más dicha que la de cenar en algún pueblo del Sureste con una decena de señoras que le han preparado sopes, enchiladas, taquitos dorados… Pero sin Poder no se escribe ni siquiera un párrafo en los libros de texto gratuito a menos que se adelante la bendita Muerte. Por eso es necesario el control de las Cámaras de Diputados y Senadores, por eso hay que buscar la manera de meter en cintura al Poder Judicial, por eso es necesario que los superdelegados y los futuros jefes de zona de la Guardia Nacional, con sus equipos de carácter cívico militar, controlen los pasos de alcaldes y gobernadores, y así mantenerlos lejos de la corrupción y del crimen organizado. Por eso

las consultas ciudadanas, que hasta ahora han sido más demagógicas que democráticas, para que el pueblo se sienta escuchado y entregue toda su fe al líder. Quién duda, luego del golpe certero al tráfico del huachicol, de que AMLO ha venido a parar la corrupción y a desintegrar cárteles y pandillas del crimen organizado. Nadie duda de la honestidad de este hombre que nunca ha sacado una tarjeta de crédito, que en su cartera trae un billete de dos dólares como amuleto de la buena suerte y un billete de 200 pesos para lo que se ofrezca. AMLO, un hombre que se alimentó de las ideas progresistas del PRI, que ha externado sus simpatías por la socialdemocracia, un hombre que sus sentencias y sus sombras en el estrado lo han vuelto un caudillo… AMLO, el líder que México requería y que sus electores lo han hecho Presidente.

Febronio Zatarain nació en 1958 en Sinaloa, México. Llegó a Chicago en 1989, y desde entonces se ha vinculado al trabajo cultural y literario en la comunidad hispana. Su libro más reciente es Febrónimos de urgencia publicado por Editorial Mantra. contratiempo

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Los “yo las puedo” de AMLO Leopoldo González

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astaron unos cuantos días y unas cuantas decisiones del nuevo gobierno, encabezado por el presidente Andrés López, para saber si sabe o no, y para darnos cuenta de lo que es y de lo que no es capaz de hacer. Si se lo juzga por el despegue accidentado, contradictorio y desastroso de su gobierno, lo mismo en materia económica y energética que en asuntos de política exterior, lo cierto es que es un fiasco: encabeza el peor inicio de una administración federal que se recuerde en la historia de nuestro país. Y todo esto ocurre, y tal vez siga ocurriendo, sencillamente porque a AMLO, como en el mexicanísimo corrido de Juan Martha, se le ha metido la idea en la cabeza de que “él las puede”. Faltaba más. Fuera del hecho de haber tirado la magna obra del NAIM, lo cual supone que los mexicanos pagaremos casi dos veces por una obra que no tendremos, las primeras señales que ha enviado en otros temas no son para nada tranquilizadoras: sigue generando problemas, conflictos e incertidumbre, cuando lo que se espera de un gobierno son soluciones. Y todo esto, nada más porque “él las puede”.

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El combate al huachicol, que llegó a representar una industria paralela en PEMEX, tipificada como la segunda actividad económica importante de la delincuencia organizada y por la cual -según datos oficiales- se registraban pérdidas anuales de hasta 60 mil millones de pesos, es una medida acertada y que merece medio aplauso. Me explico: el diagnóstico que condujo a declarar la guerra al huachicol y a sus probables responsables fue una decisión urgente y necesaria, por la que no cabe regatear mérito alguno al inquilino de palacio. Lo irresponsable y perverso radica en que pretenda embarrar de “huachicol” a todos los expresidentes, de Salinas para acá, sin tener evidencia sólida ni elementos para acusar, sino sólo un pretexto para presentarse como “puro” y “justiciero” ante su base electoral. Sigo explicándome: en el corazón de la verdad que detonó el combate al huachicol se produjeron varias tretas con sabor de engaño, diversas mentiras que una información sólida desmiente y un malestar social que sólo la ignorancia adocenada y la propaganda oficial pueden acallar.

Declarar la guerra al huachicol requería, no que le “colmaran el plato” al presidente -según declaró en un arranque de bilis en Tlapa, la sierra de Guerrero-, sino un buen diagnóstico unido a un entendimiento certero del problema, funcionarios avezados en el tema de la energía, cabeza fría para poner en ruta el combate al “huachicoleo” sin afectar por desabasto a la sociedad, planeación prospectiva para aterrizar el operativo en cada centímetro del territorio nacional y una estrategia integral. Nada de esto tenía y nada de esto hizo, porque lo suyo no es el despliegue de una racionalidad estratégica de Estado, sino tomar decisiones según la pulsación del momento -sin ton ni son, como dice el pueblonada más porque “él las puede”. La treta consiste en hacer creer al pueblo de México que los “huachicoleros”, con sus afanes malignos y demoníacos, fueron quienes crearon el desabasto de combustible de diciembre a enero, cuando la verdad es que el gobierno no previó ni preparó, ante el cierre forzoso de los ductos de PEMEX, una estrategia alterna de distribución para evitar el desabasto de combustible en diez entidades del país.

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Preocupa la gran facilidad para mentir o distorsionar la verdad, instalada en el primer círculo del poder presidencial. Un ejemplo de esta propensión a mentir lo ofrece el hecho de que, según la versión presidencial, “desgraciadamente se está importando más gasolina de EEUU que antes”, cuando lo cierto es que la balanza de importaciones de México, en el último mes del año y primero de la administración de López Obrador, aparece en cero. Esto lo confirma, además, el periodista investigador Robbie Whelan, del Wall Street Journal, quien hace unos días publicó en ese diario que la importación de gasolina y de crudo ligero para hacer gasolina, disminuyó entre un 25 y un 28 por ciento en el último tramo de 2018. Si además se tiene en cuenta que México importaba de Estados Unidos el 80% de la gasolina magna y el 95% de la gasolina premium, se comprenderá por qué ha habido escasez de gasolina y por qué la escasez se tradujo en desabasto de combustibles en los primeros días del nuevo gobierno. En este contexto, la especie de que se fragua un cambio de proveedor de combustibles para México, procediendo a cancelar contratos firmados con petro-

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leras estadounidenses para formalizarlos ahora con Venezuela, no sólo cobra verosimilitud real, sino que eso implicaría el ingreso de nuestro país a la cartografía de las aventuras populistas que recorren el mundo, de la que ningún país que las haya padecido ha salido indemne. Las sociedades populistas se caracterizan por ser sociedades que gravitan sobre la escasez, el desabasto, la incertidumbre y el conflicto. No entenderlo y no advertirlo a tiempo, de cara a los ejemplos que ofrece el mundo contemporáneo, significa renunciar al ejercicio de la más elemental racionalidad. Y el que se tenga un gobierno que toma decisiones “a tontas y a locas”, solamente porque “las puede”, como en el corrido, es una de las primeras señales preocupantes en ese sentido. Por lo demás, el tema de la escasez y el desabasto de combustibles en el país debiera tomarse como un anticipo del tipo de gobierno unipersonal bajo el cual viviremos los próximos años, como una evidencia de que México será fatal y gradualmente alineado con la órbita populista latinoamericana y como una plataforma útil para la creación de con-

ciencia entre nosotros, porque el experimento ideológico-político de instaurar en México una izquierda con espejo retrovisor, ya comenzó y no se detendrá a menos que sepamos enfrentarlo con información, talante crítico y disposición al debate racional. Pisapapeles Hay políticas y decisiones de gobierno que deben leerse e interpretarse desde el punto de vista histórico o político; otras que sólo pueden leerse y entenderse desde la lógica de la economía y las finanzas públicas. Pero hay políticas y decisiones de gobierno que no podrían leerse, interpretarse o entenderse sin tomar en cuenta la filiación psicológica individual del gobernante.

Leopoldo González Quintero es politólogo, ensayista y poeta. Maestro de Ciencia Política Comparada en el Instituto de Administración Pública del Estado de Michoacán (IAPMI). Autor de varios libros de ensayo y poesía. Director de la revista literaria Letra Franca. leglezquin@yahoo.com

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Muéstrame cómo eres Andrea Ojeda

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ace poco más de un año el Vincent Price Art Museum de Los Angeles, California, le dedicó una exposición especial a la fotógrafa Laura Aguilar, titulada Show and Tell. La exposición duró hasta febrero del 2018, teniendo ya apartadas fechas para su traslado y presentación tanto en Miami como en Chicago. Tendremos el privilegio de apreciar esta obra a partir de marzo del 2019 en el National Museum of Mexican Art de Pilsen, pero lamentablemente, a su autora no podremos verla en persona. Laura Aguilar murió por complicaciones de diabetes, en abril del año 2018, a los tan solo 58 años de edad. Laura fue hija de padre mexicano-americano y madre mexicano-irlandesa. Como sus padres eran de una generación que fomentaba la asimilación ante todo, creció como cualquier joven americana, hablando inglés y asistiendo a escuelas americanas; pero siempre tuvo curiosidad por conocer más sobre la gente que, ella veía, era más como ella: sus rasgos, su color. Se sintió siempre atraída hacia la cultura mexicana y su iconografía, pero fue finalmente en la universidad (en el East LA College) donde gracias a la tutoría de maestros como Sibyl Venegas pudo entregarse por completo a su estudio y a la consecuente búsqueda y encuentro de su identidad perdida. La fotografía fue el medio que eligió y uno que resultó idóneo para finalmente poder comunicar todo lo que tenía dentro; años de sentirse inadecuada y diferente, años de no poder expresarse con soltura gracias a sufrir desde niña de dislexia auditiva. Descubrió en el cuarto oscuro un vehículo de completo control creativo donde los únicos límites eran los que ella decidía no fotografiar. Dando rienda suelta a sus inquietudes, descubrió el mundo LGBT de East LA y su propia sexualidad. Sabiéndose lesbiana, comenzó a fotografiar otras mujeres que frecuentaban el Plush Pony, un bar gay de gente de clase trabajadora. Ahí empezó también a rodearse de otros artistas chicanos, artistas que habrían basado su trabajo en la exploración de toda una simbología indigenista donde el

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chicanismo es sinónimo de Aztlán, y donde los cánones de belleza son otros. Comenzó a retratar el cuerpo femenino; no cualquiera, sino el suyo. El de una mujer gorda (large, dirían en este país), morena, de rasgos no caucásicos, lo contrario a cómo solemos ver representada a la mujer. Comenzó a viajar y a retratarse en la naturaleza. En compañía de su amiga y artista Delilah Montoya, viajaron sobre todo por los paisajes desérticos de California y por donde ella pudiera encontrar un lienzo adecuado para colocar su cuerpo, volviéndose ella misma parte del entorno: piedra, cuerpo, monte, tierra. Era la década de los 80s. Tendría tan solo veintipocos años. Para cuando comenzaron los 90s, Laura ya había encontrado una voz propia y su nombre empezó a escucharse por los círculos artistas. De esta época es Three Eagles, una imponente imagen donde su cuerpo desnudo se ve rodeado de dos banderas, la americana y la mexicana, el escudo con el águila devorando una serpiente cubriéndole la cara, las franjas y estrellas abrazando su cintura y piernas, y una soga atándole el cuello y las muñecas. Poco después la invitarían a participar en la bienal de Venecia y a partir de entonces formaría parte de varias exposiciones. Es esta, sin embargo, su primera retrospectiva donde se incluyen no solo muestras fotográficas sino también cartas y videos personales. Laura Aguilar fue una mujer prolífica y sumamente instruida, aunque primordialmente autodidacta. Su obra no solo fue capaz de sacarla de su gran caparazón, sino que ha dado a muchos jóvenes, mujeres, minorías, LGBT, y un sinnúmero de inadecuados, una vitrina donde, apreciarnos abiertamente en toda nuestra corporalidad, es no solo positivo sino imperativo. Andrea Ojeda es miembro del consejo editorial de contratiempo, mujer indignada que desde niña, odió siempre el color rosa y la separación de los roles y los juguetes, los piropos no invitados y la falta de representación de las mujeres en todos lados. INVIERNO 2019


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1. Laura Aguilar, Three Eagles Flying, 1990, tres impresiones Gelatina de plata de 24 x 20 pulgadas cada una. | 2. Laura Aguilar, Plush Pony #15, 1992, Gelatina de plata, de 14 x 11 pulgadas. | 3. Laura Aguilar, 12 Lauras, 1993, doce impresiones Gelatina de plata de 24 x 17 pulgadas cada una. | 4. Laura Aguilar, Nature Self-Portrait #2, 1996, Impresión Gelatina de plata de 16 x 20 pulgadas | 5. Laura Aguilar, Nature Self-Portrait #11, 1996, Impresión Gelatina de plata de 16 x 20 pulgadas. Todas la imágenes son cortesía de Laura Aguilar y la UCLA Chicano Studies Research Center. © Laura Aguilar.

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Yvette Mayorga

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Éxodo Marcopolo Soto

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l éxodo es el huir sin destino, es alejarse porque no se puede estar. El temor es el motor para ser. El ya no estar es lo que motiva; el sentirse a salvo es lo único valioso. No hay fiestas de despedidas ni abrazos de buenaventuras, lo que hay es lo poco que se lleva al hombro, y quizás un poco de fé. Cuando se huye, se hace sin sentido. El temor a ser golpeado, a ser secuestrado, o a ser extorsionado, es razón suficiente para alterar nuestra psique y comenzar una cuesta entre la imaginación y la realidad, y así el temor se condesa en los espacios más comunes de nuestra rutina, y los rostros que antes eran desapercibidos se convierten en atacantes, en observadores, en espías, entes que contribuyen a nuestra inquietud reforzándola con miedo de seguir estando donde se está. La memoria y el pensar ocupan su tiempo en culpar a inocentes y en modificar cada una de nuestras acciones para protegernos de nuestro imaginar. El temor a estar en casa es palpable. Vivir comienza a ser una especie de incapacidad y es en este lapso que se piensa en huir.

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Querido lector el tema principal de nuestro dossier es el Éxodo, la partida y en el escriben: Carlos Arango que nos explica a detalle, sobre el recién éxodo y inmigración masiva latinoamericana, hacia los Estados Unidos, además de la muestra Xenófoba de Donald Trump con su insistencia a la construcción del muro. Nuestra colaboradora María Ximena, nos habla sobre el éxodo venezolano, y sus protagonistas y la deshumanización de unos cuantos así como la bondad de otros más en la frontera de Colombia. Fernando Olszanski nos habla de la novela del boliviano Claudio Ferrufiño-Coqueugnio, El Exilio voluntario y la alteración psicológica que cada inmigrante vive al estar alejado de su lugar de origen; Nadia Baram nos regala una foto de Sayra Hernández, michoacana que reside en Michigan y qué desconocía su status de indocumentada hasta diez años después de su llegada. El dossier es ilustrado por Ivette Mayorga. contratiempo

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Las caravanas centroamericanas Carlos Arango

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l siglo XXI es de las migraciones y éxodos masivos en el mundo, cargado de xenofobia y discriminación. Los derechos humanos se han visto vulnerados con los migrantes en Estados Unidos, la administración de Donald Trump ha continuado la política de separación de familias, encarcelado a niños en jaula como animales, incluso marcándolos con números, semejante a la Alemania Nazi o a los campos de concentración estadounidenses establecidos entre 1942-48, albergando a 120,000 japoneses, que subsecuentemente fueron deportados, aunque muchos eran ciudadanos estadounidenses. Los niños detenidos actualmente son centroamericanos y mexicanos. El tejido social de los países del triángulo norte, El Salvador, Guatemala y Honduras está deteriorado; la violencia y la miseria ha generado esta ola migratoria, niños no acompañados, obligados a buscar refugio fuera de sus países, viajando a Estados Unidos al encuentro de sus padres que emigraron con anterioridad, y que ante la ausencia de una reforma migratoria, viven y trabajan, sin contar con documentos migratorios.

SE INICIA EL ÉXODO MASIVO El Día de La Raza, 12 de Octubre del 2018 se inició la primera caravana masiva de hondureños que caminarían hacia Estados Unidos en busca de asilo, huyendo de la violencia y miseria en Honduras, considerada como uno de los países más violentos del mundo. La caravana camino por Guatemala rumbo al Tapachula en Chiapas, México. En el camino, la caravana que se inició con 160 personas, aumentó a tres mil personas entre hombres, mujeres - muchas de ellas embarazadas - y niños. Llegando a Tapachula, el Secretario de Relaciones Exteriores de México anunció que no se admitiría el paso a los que no tuvieran una visa expedida en Honduras, lo que provocó que la caravana buscará internarse por la fuerza en territorio mexicano y causando escaramuzas con la policía mexicana. El asunto finalmente se resolvió proporcionándoles un documento para transitar el país, hacia Estados Unidos. Motivado por acuerdos con la administración Trump, en donde México fuese el tercer país seguro, Enrique Peña Nieto pretendía que las personas se mantuvieran en la zona sur de país, ofreciéndoles asistencia; mientras que por su parte Trump emitió amenazas de quitar recursos a los países expulsores si no detenían este éxodo masivo de centroamericanos, ocupando las páginas de todos los periódicos, los medios electrónicos y las redes sociales.

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La caravana pasó por Oaxaca. En Veracruz, el gobernador ofreció transporte a la ciudad de México en camiones, promesa que no cumplió, así los grupos se fueron separando, y en grupos más pequeños continuaron su travesía hasta Tijuana. Un grupo llegó a la Ciudad de México, ahí la Comisión de Derechos Humanos informó que la caravana incluía hondureños, guatemaltecos y salvadoreños. Otro grupo mayor llegó a Guadalajara, en donde rápidamente los trasladaron a Nayarit, posteriormente llegaron a Sinaloa y de ahí a Tijuana arribando el 16 de Noviembre. La segunda caravana que partió de Esquipulas, el 21 de Octubre estaba compuesta por mil hondureños intentó entrar por la fuerza a México y fueron repelidos por la policía mexicana que lanzó balas de goma y gases lacrimógenos, obligándolos a formarse para obtener su permiso. En el incidente hubo un muerto y varios heridos. El Instituto Nacional de Inmigración contabilizó 1,895 centroamericanos. Las tres consiguientes salieron del San Salvador; en la del 28 de Octubre, 250 salvadoreños ingresaron de forma ordenada a México y caminaron hacia el norte en busca de asilo. Mientras que en la otra, 300 integrantes partieron el 31 de Octubre llegando a México el 2 de Noviembre, 81 personas fueron detenidos y deportados. La quinta caravana de 250 salvadoreños partió el 5 de Noviembre, cruzando la frontera a través de las Chinamas a Guatemala.

LA XENOFOBIA SE PEGA Según el Consejo Noruego para Refugiados, a los numerosos obstáculos en el viaje, el cansancio y la frustración de las comunidades de paso, se suma también una creciente xenofobia tanto en Estados Unidos como en México y un endurecimiento en las reglas de la frontera. Durante la primera caravana se pudo observar la solidaridad de las comunidades mexicanas, que se fue desvaneciendo con los ataques que sufrieron los migrantes en Tijuana; en donde algunos bajacalifornianos se organizaron para repudiarlos en un claro acto de xenofobia y nacionalismo extremo. Pareciera que Trump hubiera ocupado el cerebro de los mexicanos, por medio de las redes sociales se expresaron negativamente de los hondureños e incluso criticaron al gobierno de Peña Nieto por ofrecer ayuda a la caravana, diciendo que “primero los mexicanos”. No ayudó el rechazo de algunos miembros de la caravana hacia la comida que les ofrecía la comunidad, enfatizando que no querían friINVIERNO 2019


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joles, si no hot dogs. Esto se hizo viral, ocupando la discusión en redes y así la simpatía se fue desvaneciendo hasta convertirse en burla.

EN HONDURAS NOS MATAN El 15 Enero del 2019, una nueva caravana ha salido de San Pedro de Sula, Honduras, con el lema “En Honduras nos matan”, integrada por 500 migrantes, que desafían los dichos y amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump. Las causa de este éxodo masivo se incrementa cada día con las políticas absurdas y proteccionistas de Estados Unidos, teniendo Honduras el 68% de la población viviendo en pobreza, con un promedio de 11 homicidios diarios, convirtiéndose así en uno de los países más peligrosos, amén de carecer de empleos, educación y servicios médicos. Honduras tiene una historia de luchas intestinas e intervención norteamericana para establecer las compañías bananeras y saquear los recursos del país. Durante la colonia, Honduras era rico en oro y plata, que obviamente fueron saqueados por los colonizadores. Es un país que tiene una bella naturaleza con montañas y paisajes hermosos, pero para su infortunio ha estado inmerso en conflictos con el Salvador y Nicaragua; además de la devastación provocada por Mitch de 1998, en que murieron 19,000 personas y 2.7 millones de damnificados. Ricardo Maduro, un neoliberal, fue el primer Presidente electo del siglo XXI en Noviembre del 2001, se caracterizó por combatir a los grupo criminales y las pandillas juveniles, su política económica redujo la deuda externa y favoreció a los mercados, pero dejó vigente la pobreza en la mayoría de la población. En el 2006, Maduro terminó su proyecto y fue electo el progresista, Manuel Zelaya, liberal, contrario al neoliberalismo, que intentó democratizar el país alejándose de la política de Washington, acercándose a Hugo Chávez de Venezuela y a la Revolución Bolivariana, y haciendo tratos sobre el petróleo. Buscó hacer un constituyente similar a los de Venezuela y Ecuador, para establecer un nuevo sistema democrático en que la prioridad fueran los pobres y no la oligarquía hondureña. El proyecto de Zelaya contó con el apoyo popular, lo que provocó una operación quirúrgica desde Washington durante el gobierno de Obama para respaldar a grandes empresarios, intelectuales, la iglesia católica y organizaciones de la sociedad civil, seguramente fundada por fundaciones gringas, que con el apoyo del ejército, ilegalmente destituyeron a Zelaya el INVIERNO 2019

28 de Junio del 2009. Un golpe de estado en que los militares depusieron a Zelaya y el mismo día el congreso títere eligió al liberal de derecha, Roberto Micheletti. Este golpe de estado dividió al país y ganó la condena de la comunidad internacional. Según el reporte de Human Rights Watch, Honduras es el país con más alto nivel de criminalidad, la violencia del estado está dirigida a los periodistas, organizadores en favor del medio ambiente, mujeres, y la comunidad LGBT. El aborto se considera un delito y las libertades civiles prácticamente están suspendidas. Se podría decir que se vive una dictadura que ha reprimido a la población aun en sus hogares, tal como lo observamos en las redes sociales el año pasado. En estas condiciones estamos enfrente de un estado fallido, que expulsa a sus ciudadanos a una aventura incierta, ya que el gobierno estadounidense no quiere respetar sus propias leyes y utiliza a México como tercer país seguro, para que los migrantes esperen a ser llamados en Tijuana.

TRUMP INSISTE EN EL MURO Por su parte, Trump mantiene al gobierno de Estados Unidos parcialmente cerrado para presionar para la ampliación del muro fronterizo promesa de campaña y que argumenta urgente para la seguridad nacional debido al éxodo centroamericano. Mientras que el gobierno del Presidente López Obrador, ha declarado un plan de ayuda a los centroamericanos de la caravana en el que ofrecerá visas de tránsito por México y si lo desean podrán incorporarse a la vida económica del país. Pero aún y así El Triángulo Norte seguirá enfrenta serios problemas, son producto de las intervenciones estadounidenses y en la vida interna de esos países se vive la pobreza, la inseguridad y la corrupción. Algo habrá que hacer para cambiar el destino de estas naciones, quizás la propuesta de invertir en estas naciones de López Obrador podría aliviar en algo esta situación, aunque desde luego Estados Unidos debería indemnizar a esos países. Al Tiempo.

Carlos Arango es director de Casa Aztlán, organizador de movimientos migrantes, fundador del Movimiento Mexicano 2018 y coordinador de la Alianza por los Derechos de los Inmigrantes. Es egresado de la Universidad Autónoma de México y coautor del libro Voces Migrantes: Movimiento 10 de Marzo. contratiempo

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Escenarios del éxodo venezolano hacia Colombia María Ximena

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armen tiene 28 años y tuvo que salir de su país hace casi cinco, dejando atrás su casa, su familia, sus amigos, su corazón. Se fue de Venezuela en busca de un lugar donde comer, un lugar donde la tranquilidad no fuera un lujo o una misión imposible. Carmen nació en Venezuela, pero sus padres son colombianos, de manera que para ella fue fácil migrar hacia el vecino país en busca de la dignidad y la esperanza que había perdido bajo el oscuro régimen dictatorial de Maduro. Hace cinco años, cuando Carmen llegó a Colombia, las migraciones no eran tan masivas como lo son ahora. Al llegar, se empleó rápidamente como empleada doméstica y sacó un apartamento con una prima que ya había emigrado hacía un año a Colombia. Y Carmen solamente soñaba con volver a visitar a sus papás y a sus amigos, llevarles comida y los artículos básicos de la canasta familiar que son un lujo para los venezolanos; así que llenó su morral y se alistó a cruzar la frontera, con tan mala suerte de que el único paso para cruzar a su país desde Cúcuta, Colombia, estaba bloqueado. Muchos de sus compatriotas que intentaban lo mismo tuvieron que devolverse, pero Carmen, su prima y un joven colombiano decidieron irse por una trocha. Al cabo de una hora larga de camino con equipaje al hombro, la guardia venezolana los detuvo; el colombiano se fue corriendo, dejándolas a Carmen y a su hermana solas. Los hombres armados, con sus intimidantes uniformes las amenazaron, las intimidaron. Carmen pensó que la iban a violar, las mujeres lloraron para que no las arrestaran y, como un milagro, la prima de Carmen reconoció a uno de sus verdugos; era un joven que había crecido con ella, en su mismo pueblo, se habían conocido en una fiesta y hasta habían bailado. Fue ese tipo el que las dejó ir mientras los demás se reían cruelmente viéndolas llorar, cargando sus pesadas maletas y corriendo por sus vidas.

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Es que, en Venezuela, desde el gobierno de Maduro e, incluso, desde el mismo régimen de Hugo Chávez, no hay comida. Los venezolanos se arriesgan a llegar a la frontera de Colombia para comer. Un perro caliente en Venezuela cuesta lo que se gana un ciudadano en un mes de trabajo. No hay medicamentos ni artículos de primera necesidad suficientes para suplir al pueblo, así que la gente enferma, con hambre y en condiciones de extrema necesidad económica camina hacia la frontera sea como sea. Los éxodos de la historia de la humanidad siempre han sido peregrinaciones por la sobrevivencia. La inmigración, por lo general, es un acto de vida o muerte. Los inmigrantes, contrario a lo que los gobiernos populistas de derecha actualmente proclaman, no son criminales que premeditadamente se cuelan en otros países para violar, matar o robar. Los inmigrantes son gente que, con mucho miedo o dolor y, muchas veces a la fuerza, deben abandonar sus países; como Carmen, en busca no de una mejor vida sino en busca de la supervivencia misma. En la frontera también sucede que existen colombianos de muy buen corazón que reciben a familias enteras de venezolanos de manera gratuita en sus casas, les dan posada y los ayudan a buscar la manera de ganarse la vida. Muchos de estos buenos samaritanos sienten que están devolviendo una deuda histórica que tienen con la hermana república de Venezuela que, gracias al auge del petróleo, durante la década de los 70 y 80 acogió a miles de colombianos que buscaban mejores oportunidades. Hay personas como Carmen, cuyos papás son colombianos, así que gozan de doble nacionalidad. Hay otros inmigrantes de paso, que entran por Colombia y buscan seguir su camino hacia Chile, Ecuador, Uruguay, Argentina. Las cifras varían; a finales del 2018 la canciller colombiana María Eugenia Holguín

hablaba de 180 mil venezolanos que habrían entrado legalmente. Por su parte, el director de ACNUR, Juan Camilo Murillo, habló de más de un millón de venezolanos en Colombia. Es lógico que ese millón incluya la migración “ilegal”, que es probablemente mayor que la considerada formal y, por supuesto, la más problemática para el gobierno colombiano. En 2015, la canciller alemana Ángela Merkel ganó reconocimiento mundial al abrir sus fronteras y recibir a inmigrantes de Oriente que venían por los Balcanes hacia Europa, pero es que una cosa es Alemania y otra bien diferente es Colombia. Colombia también ha abierto sus puertas a los venezolanos que hoy migran por toda la frontera buscando mejor calidad de vida, pero el momento económico que vive Colombia es frágil y dramático. La oleada de migración venezolana de los últimos cinco años es de una clase baja y pobre que apenas logra subsistir en territorio colombiano. Muchos de estos venezolanos no reportan su permanencia en Colombia y se vuelven parte de la población informal que no reporta contribuciones a la salud, no forma parte del censo, no paga impuestos, termina siendo explotada como mano de obra barata y dejando sin empleo a muchos colombianos. Mientras esto ocurre, suben los índices de delincuencia en las calles, ya no se trata solamente de los pobres colombianos luchando por no morirse de hambre en la supervivencia cruel del atraco, sino que se suman los inmigrantes venezolanos, lo que genera un poco más de pánico y paranoia entre los ciudadanos que sufren en carne propia esta situación de inseguridad. El gobierno colombiano ha hecho bien al abrir sus fronteras y acoger humanitariamente a los venezolanos; el hecho de que aquellos venezolanos cuyo permiso de estadía se haya vencido no sean tratados como ilegales y se les dé la posibilidad de renovarlo, demuestra

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Yvette Mayorga una aproximación ética y humanitaria a este gran problema que crece día a día. Lo que hay que pensar es cómo afrontar ese millón o más de venezolanos que han entrado al país, bien sean formalizados o no, entren en el censo o no, pues Colombia enfrenta una de las crisis económicas más grandes de la historia reciente. Con el presupuesto nacional comprometido —por las próximas seis administraciones por lo menos— para lograr la implementación exitosa del acuerdo de paz firmado en La Habana entre la guerrilla y el Estado colombiano y con la crisis financiera que enfrenta el grupo económico más importante del país debido a sus vínculos con el escándalo de corrupción Odebrecht; es difícil pensar que exista un presupuesto real para esta crisis migratoria INVIERNO 2019

que avanza como un Tsunami. Así las cosas, la respuesta a esta crisis no puede venir solamente del gobierno colombiano, debe haber una estrategia regional que logre sustentar el diseño de una política pública para manejar el éxodo que dejó Chávez. Francisco de Vitoria afirmaba la existencia del derecho de toda persona a circular libremente y a establecerse pacíficamente en territorios ajenos a su propio Estado. Este derecho, considerado como un Ius Humanitatis, es una idea del siglo XVI que hoy parece agonizar con el resurgimiento de una derecha xenófoba y racista en el mundo entero. Ojalá América Latina logre organizarse como bloque en torno a este problema de todos, y que esta crisis no siga quedando solamen-

te en manos de unos cuantos ciudadanos caritativos que ayudan a su prójimo venezolano aleatoriamente y en la medida de sus posibilidades. Aunque esto último, hay que reconocer, es reconfortante pues es un índice de humanidad en medio de este apocalipsis. Una pequeña luz en la caverna que es Latinoamérica.

María Ximena es escritora y periodista nacida en Bogotá, Colombia. Escribió dos telenovelas y actualmente trabaja como periodista freelance. Escribió una columna semanal para la revista Cartel Urbano y ha escrito para medios colombianos como El Espectador, El Tiempo y revista Soho. Actualmente vive en Chicago. contratiempo

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Yo también hablo de los migrantes Carlos Azar Manzur

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Me llamo Carlos porque mis dos abuelos se llamaron Carlos. “Todo será posible menos llamarse Carlos”, sentenció el poeta admirado. En realidad, ninguno se llamaba Carlos, así los bautizaron los guardias migratorios de Veracruz cuando llegaron como migrantes al puerto. Católicos maronitas, salieron expulsados del Líbano perseguidos por los turcos. No se quedaron en Francia como muchos otros y, ante el impedimento judicial de entrar a Nueva York, escogieron Veracruz. Otros eligieron puertos de Sudamérica. Me llamo Carlos porque así bautizaron a mis abuelos cuando llegaron a México. La puerta abierta que representaba México en el Porfiriato significó la llegada de mi familia. Ahora, la comunidad libanesa aporta 8% del PIB en México (aunque 7% depende de una sola persona). Treinta años después, los republicanos españoles llegaron al país gracias a la ayuda de Gilberto Bosques, cónsul general de México en París en el gobierno de Lázaro Cárdenas. A pesar de cierta resistencia de algunos periodistas que los acusaban de venir como espías de Stalin, los españoles llegaron y encontraron en el país una posible casa. Ahora, el Colegio Madrid, el Instituto Luis Vives, el Colegio de México, la obra de Félix Candela, de José Gaos, las esculturas de Julián Martínez o las películas de Luis Buñuel combaten con sencillez la discusión ociosa acerca de la aportación migrante al país. Como bien dicen Ricardo Cayuela y Juan Villoro, ser migrante español es otra forma de ser mexicano.

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Así es, lo mismo ha pasado con la migración armenia, la francesa de Barcelonette y la sudamericana de los setenta. México fue una puerta abierta para pueblos que sufrían y haber entendido que somos consecuencia de migraciones constantes fue un punto de desarrollo y de riqueza cultural. Aunque varias voces de entonces, como las de ahora, se lamentaban de recibir a la gente que llegaba de fuera, no nos atrevíamos a poner en duda los derechos de los migrantes a migrar. Además, los gobiernos mexicanos, más allá de opiniones de cada uno, tenían una postura definida al respecto. En consecuencia, la historia nos terminó por demostrar que la convivencia con el otro —con el diferente, con el similar—, es un paso enriquecedor. Pero es necesario decir que lo que no estaba puesto en duda era el elemento humano y, por lo tanto, el legal de los que llegaban. Ese sí es un aspecto nuevo que aporta la discusión actual. Lo advierte muy bien Hannah Arendt en Los orígenes del Totalitarismo, al decir que los gobiernos totalitarios cumplen con su objetivo a partir de varios pasos, pero el primero es matar a la persona jurídica. Si algunos seres se encuentran fuera del resguardo de la ley, las sociedades no totalitarias se ven obligadas a aceptar la ilegalidad. Si la persona jurídica queda destruida, se asesina a la persona moral y se procede a terminar con la individualidad. “Nadie abandona su hogar a menos que / el hogar sea la boca de un tiburón / sólo corres hacia la frontera /cuando ves a toda la ciudad corriendo también”, escribió la poeta

somalí Warsan Shire en su poema “Hogar”. No debemos perder de vista las situaciones que provocan que alguien decida salir de su casa ni soslayar el vía crucis que implica cruzar México y llegar a la Jaula de oro estadounidense. Nadie deja de lado las implicaciones económicas, políticas y sociales que acarrean las migraciones, pero la discusión tiene que partir de otro lugar. Los derechos humanos no se discuten ni se vota su validación. Cuando lo legal rompe su relación con lo ético muchas veces genera dolor. En esa conferencia TED que ya se ha vuelto mítica, Chimamanda Ngozi Adichie pone el dedo en la herida al pedirnos que dejemos de creer en la historia única de los demás. En “El peligro de la historia única” nos pregunta qué pasaría si estuviéramos dispuestos a oír la historia desde la voz del otro, “y los otros somos todos”, dijo Jean Paul Sartre. Arcadi Espada pidió hace unos años que tuviéramos la voluntad de nombrar a todos los muertos de la guerra contra el narco. Si tuvieran nombre y quisiéramos oír la voz de su historia, tal vez no caeríamos en la trampa de la legalidad, tal vez.

Como escritor, maestro, editor, Carlos Azar Manzur siempre ha sido un gran defensa central. Fanático de la memoria, ama el cine, la música y la cocina de Puebla, el último reducto español en manos de los árabes.

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Yvette Mayorga

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El exilio voluntario o el éxodo interno, un viaje sicológico sin fin Fernando Olszanski

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ay en cada movimiento literario una suerte de obras que lideran por su contenido, por su fuerza narrativa, por los temas que tratan. Normalmente, cuando ese movimiento se refiere a un fenómeno migratorio entre dos culturas dispares, los temas de estos libros detallan una mutación del hombre, y por ende describen una literatura que trasciende los límites fronterizos. El hombre en sí, un ser mutable que se adapta a cada ambiente sin importar la hostilidad reinante. Pero también es cierto que debe pagar un precio muy alto para poder convivir con el tiempo que le ha tocado lidiar. Ese precio no es económico ni físico, es totalmente sicológico, y se define como el éxodo de uno mismo hasta ese ser diferente en que se transforma el ser inmigrante. Un ser transnacional. La novela El exilio voluntario, del escritor boliviano Claudio Ferrufiño-Coqueugniot, nos habla precisamente de eso, de cómo el ser migrante cambia drásticamente en el contexto de un ambiente que consume a sus personajes a través de la alienación, la distancia y el desarraigo. Carlos, el protagonista de esta novela, nos narra en primera persona la etapa histórica que le toca vivir de manera cronológica, con una visión muy particular de lo que sucede a su alrededor, no exenta de un análisis crudo y punzante. Con lujo de detalles, Carlos va

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describiendo sus pérdidas y sus ganancias casi sin darse cuenta de que están ocurriendo, y el lector no puede menos que identificarse con las situaciones extremas que le tocan vivir. Carlos es un joven que se ve obligado a emigrar por razones no tan claras, quizás tan solo por azar, pero debe escaparse de sí mismo y el prospecto de ir a Estados Unidos por unos años parece una opción clara y consistente. Carlos es un joven instruido, con mucha lectura encima y sensible al arte. Al llegar a Estados Unidos encuentra cierta estabilidad trabajando en una distribuidora de vegetales que le impone largas jornadas de trabajo, pero al mismo tiempo le permite ver un aspecto de Washington con todo su juego social, al que no todos pueden tener acceso. Ferrufiño usa el punto de vista de Carlos para darnos una descarnada visión de la vida de los inmigrantes y las clases pobres americanas, una visión enmascarada en alcohol, marihuana y otros tipos de drogas. Eso no impide a Carlos retener su sensibilidad, y cada vez que puede, recuerda que ha leído a Henry Miller, a Bukowski, a Borges. Esta novela de Ferrufiño fue galardonada en 2009 con el prestigioso Premio de Novela Casa de las Américas y por consiguiente fue publicada en Cuba al año posterior. Gracias a un convenio de autorización, la novela se publica después de algunos años en el país natal de Ferrufiño, Bolivia y también en España. Lamen-

tablemente, el libro no llega a Estados Unidos, a pesar de ser una novela norteamericana en español, y de representar de manera fidedigna las vicisitudes del ser latino en estas tierras. El lenguaje que usa Carlos empieza con un típico acento andino sudamericano, pero lentamente va incorporando elementos del inglés, con atisbos de otras latitudes hispanas: mexicanas, caribeñas, hasta llegar a un incipiente espanglish sin tonada reconocida. El éxodo se muestra en la lengua, usando como base la propia, pero incorporando todo el repertorio que afecta irremediablemente al protagonista, que, si bien nunca renuncia a sus raíces, acepta su cambio de manera mansa y tranquila, logrando una suerte de adaptación sin transgresiones externas, pero manteniendo esa rebeldía interior que identifica a cualquier migrante que se encuentra en ese espacio en el medio, entre dos culturas, entre dos lenguas, entre dos mundos. Uno de los logros de El exilio voluntario es que la narrativa hace del entorno parte fundamental de la novela, en especial los paisajes sensoriales, que involucran lo auditivo, lo visual, pero también lo olfativo. La música que los protagonistas, en especial Carlos, escuchan y comparten con el lector, hacen de alguna manera una conexión natural con el momento. El protagonista menciona a Bob Dylan, Pink Floyd, Tom Waits, Steppenwolf, John Lennon, pero también nos regala ritmos que llegan en INVIERNO 2019


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Yvette Mayorga la memoria, canciones que forjaron sus recuerdos más profundos, con armonías tradicionales como tangos, boleros, cumbias y ritmos caribeños. Las calles se llenan de aromas de asados, de cocinas con especias de todo el continente, de todas las latitudes latinoamericanas y del mundo. Esto devuelve a Carlos con cuentagotas a su origen, y le ofrece un reposo a su atribulada sensación de olvido. El exilio voluntario es una novela notable que encaja perfectamente en el concepto de la Literatura del Desarraigo. Es una novela que describe, de manera dolorosa y ácida a veces, pero también con un lenguaje que conmueve, la esencia misma del inmigrante en todo su sentido: las transformaciones, las dolencias, las pequeñas victorias, porque también las hay, el racismo, el desarraigo y también el crecimiento INVIERNO 2019

del hombre a través del esfuerzo y perseverancia de años. Es también necesario decir que ésta es una novela que lastima porque nos hace hurgar en nuestras fibras íntimas, en nuestras miserias y en los vahos etílicos de la derrota. Pero también nos enaltece en la dignidad de perdurar ante la adversidad, ante el desprecio y la hostilidad innecesaria de los anfitriones. Sin duda el éxodo interno de Carlos nunca finaliza, porque nunca se adaptará definitivamente a su nuevo ambiente, pero tampoco puede volver a ese lugar maternal que añora porque ya no existe. El éxodo continuará en ese exilio que ha decidido realizar, sin medir las consecuencias de la realidad. El éxodo se verá en la lengua, en sus costumbres, en sus delirios alcohólicos. Pero también habrá espacios para la solidaridad entre seres que están en la misma situación. Y entre

ellos construirán una red de apoyo necesaria para poder sobrevivir. El hombre, el inmigrante deja un poco de sí cada vez que dice adiós, ese éxodo se convierte en un rompecabezas de muchas partes, algunas borrosas, algunas nítidas, otras luminosas y muchas oscuras. El exilio voluntario nos ayuda a entender nuestros propios dilemas, nuestros propios éxodos, para que, a partir de ese desamparo, podamos construir a un nuevo ser en un lugar lejano del origen, pero con la certera sensación de que el viaje no ha terminado.

Fernando Olszanski es escritor y editor, su último libro se titula El orden natural de las cosas y otros cuentos. Reside en Chicago. contratiempo

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Sayra Hernández Bernabe, 19 En México desde 2016 Sayra Hernández Bernabé llegó a Michigan a sus seis meses de edad, ella y sus padres venían de México. Sayra desconocía que era indocumentada, descubriéndolo hasta que su padre fue deportado diez años después. Para mantener a la familia unida, su mamá la llevó de regreso a Michoacán, su estado natal. Después de varios años de luchar contra amenazas de muerte e intentos de extorsión, madre e hija volvieron a los Estados Unidos, esta vez por medio de una solicitud formal de asilo diseñada para ayudar a mujeres que huyen de la violencia. Volvieron a Ann Arbor y contrataron a un abogado para defender su caso.

Este es un fragmento de un artículo publicado originalmente en el número de la Ciudad de México de la revista Strangers Guide. https://strangersguide.com Sheerly Avni, es una escritora que reside en la Ciudad de México. Nadia Baram es fotógrafa y co-fundadora de fuegolab.mx Nadia Baram, 2018 INVIERNO 2019

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TEATRO VISTA PRESENTS THE WORLD PREMIERE OF THE POWERFUL SEQUEL TO "THE MADRES"

THE ABUELAS by STEPHANIE ALISON WALKER directed by RICARDO GUTIERREZ

FEBRUARY 9 - MARCH 17 VICTORY GARDENS 2433 N LINCOLN ST • CHICAGO, IL 60614 BOX OFFICE: (773) 871-3000 TEATROVISTA.ORG

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Escribir poesía en Iowa City Oriette D’Angelo

Quien lee y escribe trabaja contra el mundo. Ernesto Carrión

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e gusta pensar en Iowa City como un lugar de paso, como el lugar que alojó temporalmente a Tennessee Williams, Raymond Carver, Sandra Cisneros y Kurt Vonnegut. Es el lugar donde, al caminar a lo largo de la Clinton Street, puedes ver la ventana del cuarto donde Williams gestó parte de sus maravillosos poemas, o donde puedes encontrarte en el piso placas repletas de frases de escritores, o donde al subir la mirada siempre verás la inmensidad del Old Capitol Building Escribir en español en Iowa City es saber también que se escribe desde el tránsito. El MFA en Escritura Creativa en Español de la Universidad de Iowa se fundó en el año 2012 de la mano de la escritora y académica española Ana Merino, quien estuvo al mando de la dirección del programa hasta finales de 2018. Actualmente, la dirección está en manos de Luis Muñoz, quien además imparte el taller de poesía. Sus clases son labor de artesanía: escribimos, leemos, podamos. En ellas, muchos hemos encontrado el motivo de nuestros poemas, la razón de ser de nuestra escritura. Luis Muñoz nos ha enseñado a mirar. Hasta la fecha, Iowa City ha sido un refugio para la creación. Los que

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tenemos la fortuna de ser parte de las aulas del MFA entendemos que, si nos rendimos a los pies de la ciudad, es con el propósito de encontrar y expresar nuestra voz. Para esta muestra de poemas, quise reunir textos de mis compañeros de la maestría, compañeros que han escrito sobre sus propios procesos migratorios, sobre el viaje y sobre su paso por la ciudad. Muchos de los poemas se han gestado y trabajado en las aulas de la Universidad de Iowa y en ellos se asoma una poética bastante marcada del espacio, de la migración y del viaje. Iowa City se transforma así en un epicentro de lo temporal. Todos los que aquí escribimos llevan a cuestas un país y una identidad que los define y que, gracias a esta maestría, podemos contar en español, en ese idioma al que siempre volvemos y que nos arropa. A muchos les costó llegar, otros fueron deportados al momento de pisar esta tierra. Al final, todos pudimos llegar a Iowa City y, desde aquí, escribir. Oriette D’Angelo (Caracas, 1990). Autora del poemario Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2016; Premio para Obras de Autores Inéditos, 2014). Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa.

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Carlos Reinoso (Chile) es artista visual, músico y recopilador de música popular Chilena y Sudamericana. Ha desarrollado su trabajo desde la óptica de la independencia a través de su sello de ediciones limitadas llamado Horrible Registros y colaborando en distintos medios como ilustrador o músico. INVIERNO 2019

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Itinerancia vegetal Las plantas no gustan del viaje, desconfían de los galanteos de la novedad. Su única aventura es vertical: se estiran y se hunden. Intuyen la mentira de desplazarse hacia un horizonte. Este sedentarismo es rebeldía en días como estos, cuando el otoño calcina las hojas y los amigos migran en bandada.

Gabriel Villarroel (Bogotá). Hijo de imigrantes bolivianos. PhD. en literatura hispánica por Georgetown University. Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa. Ha trabajado como periodista y programador radial.

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Blablacar. Bilbao-Madrid Dos pares de ojos idénticos en el retrovisor una termina la frase que empieza la otra algunas palabras en inglés perfecta dicción el mismo tono de voz el asiento confortable cálido estar en casa el consumo es poder el coche híbrido comprar verduras y frutas orgánicas sin bolsas fantasean con moverse en bicicleta por el centro de Nueva York sus piernas de setenta y dos años sus piernas delgadas arrugadas fuertes por la Quinta Avenida profesoras de arte en la Universidad de Columbia como sus maridos viven en Madrid en Nueva York en Bilbao pero nunca unas raíces como las que crecieron en Oaxaca se guiñan el ojo y desde el asiento de atrás veo brotar la ayahuasca la libertad las ganas allá por los años setenta me preguntan qué quiero quiero irme a Iowa City a escribir un libro pero es imposible una siempre tiene que hacer lo que le dé la gana nosotras jamás usamos esa palabra no nunca

Elisa Ferrer (L’Alcúdia de Crespins, 1983). Guionista y escritora. Co-autora de la monografía Wes Anderson (V.V.A.A., Plan Secreto, 2014) sobre el director de cine norteamericano y de la antología de relatos Historias de clase. RiElatos Vol.1 (V.V.A.A., RiE, 2014). Actualmente estudia el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa donde está trabajando en su primera novela.

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una terraza a medio acabar daba a la calle ciega donde parqueaban los carros del barrio me extendía en una terraza infinito con las perras que ladraban a los carros del barrio a los perros vecinos que compraban el pan y roscones o liberales y yo paletas de chocolate marca cremelado y mi abuela conmigo mis banderas sábanas limpias que me metía a la boca después de recién lavadas sabor a fab pero suavecito todo me pertenecía amplia abierta no había fronteras excepto quizá la puerta de metal del primer piso pero dejaban sin llave la puertecita que dejaba destrancar la puerta de metal del primer piso y nos pasábamos papeles con mi amiga Zulma y jugábamos a las cartas sin saber jugar a las cartas hasta que un día crecí la terraza desde arriba a cuántos pies de altura qué son pies cómo se miden porque mi pie es más pequeño que otros pero pisa duro y la huella sí me dijeron que iba a dejar huella pero no dijeron de qué manera y yo quedé detenida frente a una pared invisible obligada a hablar de mi raza que no terminaba de entender y no cabía en las casillas del formulario que me dieron no cabía en las palabras del hombre y su grito reclamaba saber mi procedencia mis apellidos los motivos de mi viaje tan angosto todo el cuarto apretado de miedo estaba obligada a esperar acatar ustedes están acá porque son todos criminales sí señor somos y porque todos ustedes merecen este trato sí señor por favor but let me explain please Why do you speak English so well? no debería pero quieta donde no cabía el aire y mi nombre ajeno en ese momento eco contra las paredes contra las paredes y contra mí no hay nada que podamos hacer me dice todo está en su contra y mi jefe dice regrésela y qué música le pongo mejor no llore que este país no era para usted no woman no cry ¿le gusta Bob Marley? esto es de rigor

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y hombre blanco hombre negro hombre de origen latino que no habla español acusándome Why do you speak English so well? You come to work illegally you come to let me see your papers Where is the money let me see your face you don’t look como una persona con una terraza a medio acabar puedo por favor usar mi llamada reglamentaria sí pero primero póngase en cuclillas para comprobar que nada en mi cuerpo quedará oculto minucia quirúrgica esculca en interior su pasado ¿cuántos lunares tiene? ¿cuántas marcas de nacimiento? no llore I will play some music for you Do you like Bob Marley? pero la llamada primero pidiendo misericordia por una violación desconocida el sello rojo en mayúsculas y la azafata que me deja dormir en tres de las silla del frente clase económica plus sobre el atlántico sola lejos diminuta tenga su pasaporte venía en una bolsa notificándome el cierre de las fronteras pared inamovible condena para quedarme en una terraza a medio acabar viendo los aviones desde mi reino qué más me da si me detienen me dicen quédate allá no vuelvas porque no tienes a dónde volver de aquí no eres pero de ahí todos saben la niña la nieta de la señora Lina me compraba paletas de chocolate marca dummy porque las otras ya no las traen pero estas son buenas ojo se mancha el vestido y las perras tiradas al sol ahí estará ella siempre mi casa

Laura Andrea Garzón (Bogotá, 1992). Literata y maestra en arte por la Universidad de Los Andes. Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universida de Iowa. Dibuja a escondidas y come con cuchara los domingos. INVIERNO 2019


CUENTO

Hegemonía del español

Secuencia histórica en cuatro partes

Tu español es de sangre azul vienes de la narrativa del colonizador español puro español blanco. Tengo que seguir tus esquemas, tu RAE. Tu posicionamiento, reconocido en países con fronteras de marcador permanente, el español de Estados Unidos no lo reconoce la RAE, tampoco sus hermanos latinoamericanos. Mi español se machaca, mis anglicismos se ven comprometidos mi nuevo español no es tu español, no es el español. Llegan hispanohablantes profesionales, buscan defenderse buscan (nuestra) voz. Se oprime el mestizaje de la lengua, entre el inglés y el español las historias forjadas entre identidades sin nombre sin padres. Mi mestizaje de lengua, nunca será autentico real. Si no limpio mi sangre y me purgo de esta tierra.

1 Entre tanto yo esperaba con mi pava pelo de lluvia y un oído en la ventana, esos repiques de pelota que sólo una vez llegaron a mi memoria. Aún espero decirle, que los repiques y aquel día que me permitió no ir al colegio, fue lo mejor entre él y yo. 2 Legislaciones equívocas y una guerra, nos deformaron. 3 Entre él y mi madre la recuerdo a ella, su saliva acumulada en la esquina de la boca mientras me dormía en sus brazos, el “¡come mierda!” a Daniel cuando salía en la tele, y la paloma que enterramos en el patio trasero, por la cual siempre he tenido asco a las aves. 4 Los silencios en familia se vuelven adultos, luego ancianos, ni siquiera un par de pláticas con buenos amigos los llenan.

Angela Pico (Bogotá, 1994). Ha vivido en Estados Unidos desde los ocho años. Se graduó de Pomona College dónde obtuvo el premio a mejor tesis por su trabajo bilingüe en español y francés. Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universida de Iowa, donde recibió la beca Iowa Arts Fellowship y el Stanley Award. INVIERNO 2019

Natalia Hernández (Managua, 1982). Escritora y productora audiovisual. Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universida de Iowa.

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Shuffling

Si nevara en mi pueblo

(1) Hay días propicios para bucear, cuando la visibilidad es buena, la corriente amable y las ballenas visitan el arrecife. Pero algunos de los mejores serán los de lluvia, cuando la superficie se llena de gotas que caen sobre su mismo elemento. Quizá la visibilidad no sea gentil, los peces carezcan de sombra, el sol no abrigue al finalizar el buceo. Pero algo luego de pasar una hora bajo el agua, algo al emerger y encontrarse con más agua, algo al no saber si se está abajo en lo profundo o en el mundo externo. Como si el agua perdiera sus limites, como si no se supiera dónde empieza la tormenta y dónde el océano.

Se morirían los palos de papaya, de guayaba y de mango. Se caerían los techos de las casas de bareque. Se congelarían, de verdad, las obras públicas.

(2) En un solo día la luz cambia la intensidad, la potencia. Como anunciando que el verano se ha ido, que vendrá la nieve. Lo mismo ha pasado en mayo, cuando en solo un día la luz se hizo más diáfana, cobró más fuerza. Y entonces las señales, las señales que están en todos lados, en los ruidos, en la piel, en las olas del océano. Quizá sea sólo cuestión de escucharlas, de estar más atentos. (3) Octubres de cansancio. Una lámpara dormida, un país olvidado. Alguien que cierra la puerta y sacude la casa. Algo del tiempo que va demasiado rápido. Pequeñas notas en mi habitación como si pudieran cambiar el tiempo, como si quisieran invitarte.

Los huevos revueltos no llevarían sal: la echarían en la calle, donde, los viejos ya no jugarían dominó ni los niños fútbol. Las fritangas y fruterías cerrarían junto con el mercado público. Los que venden aguacate, yuca y plátano, dejarían sus carretas acumulando nieve junto a los carritos de los que venden helado. No se escucharían los mofles de los mototaxis yendo de aquí para allá, por miedo a resbalarse. Ni tampoco la melodía de vallenatos viejos que viajan de un barrio a otro, porque nadie sacaría los parlantes al patio. Si nevara en mi pueblo, tal vez sus calles se parecieran más a estas, las que ahora camino: sin desorden, sin ruido, sin gente.

Mariana Mazer (Argentina). Sus relatos han aparecido en antologías y revistas tanto argentinas como del exterior. Su cuento Aquaman fue publicado en la revista Hispamérica (Ediciones Hispamérica, Maryland, 2018). Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universida de Iowa.

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Javier Hernández Feris (Sincelejo, Colombia, 1996). Economista por la Universidad del Norte (Barranquilla). Cursa el MFA en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Iowa. Trabajó como periodista en el periódico El Universal de Cartagena, publicando diversas crónicas.

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Welcome to Bexar County León Leiva Gallardo

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nadie le cuento lo que me sucedió en McAllen y mucho menos lo que me sucedió en Carson. Nadie me lo creería. Cuando me preguntan algo les contesto lo mismo que he aprendido a decir desde que llegué a este pueblo. Me vine a Bexar County a buscar trabajo. A ver qué me pasa en este pueblo fantasma. La mayoría de la gente se me queda viendo raro, pero no me hacen ningún comentario. Seguramente mi frente se arruga bien feo porque en el mismo momento en que les contesto dejan de hablar conmigo. Esa es la única plática que me sale. Al que le toque hablar conmigo pronto se aburre. De todos modos, aunque quisiera, yo no hablo mucho inglés y aquí nadie habla español, ni los más mexicanotes hablan cristiano. Pero me tiene sin cuidado. La verdad es que no vine a buscar amistades. Me vine a Bexar a buscar trabajo. Aquí en Bexar tuve el tino de encontrar el edificio donde me estoy quedando. No hay otra manera de decirlo, y no quiero explicarlo. En ese edificio simplemente me estoy quedando. El edificio no tiene ni dirección y todos los que vivimos ahí parece que fuimos escogidos por una agencia de buscar personas que no hablan ni piensan. Nadie le habla a nadie y estoy seguro que tampoco nadie piensa. Lo comprobé la otra noche cuando oí clarito que alguien del tercer piso soltó un quejido de esos que no se repiten. Fue un quejido que le salió del buche a alguien, mezclado con un soplo de aire. Luego oí que arrastraban algo, un bulto, después que abrieron hasta el tope una ventana, que forcejearon, y por último un golpe como de panza llena y dura que pegó contra la acera. Al día siguiente, iba saliendo cuando por casualidad me encontré con el vecino del departamento de enfrente. Nos quedamos viendo un tantito nada más y luego pronto los dos desviamos la mirada. Fue cuando comprobé que en este edificio nadie piensa. Por más que me hurgaba la curiosidad no me atreví a ir atrás, al callejoncito donde se tira la basura. ¿Para qué?, pensé. Me convencí de que si seguía viviendo aquí por más tiempo iba a terminar sin pensamiento como mi vecino del primer piso, o laminado como el Panzas que creo ultimaron. Pero aquí estoy todavía. Ese mismo día me había levantado más temprano para irme a la agencia de trabajo. Para llegar a las oficinas de jornaleros tenía que tomar tres camiones. Así es en Bexar County, un pueblo sin trenes y sin taxis, para ir a cualquier parte uno tiene que tomar tres camiones a la fuerza. Lo único bueno que puedo decir de esos tres camiones es que no van tan

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llenos como los de otras ciudades. Hubo varias ocasiones en que el único pasajero era yo. Eso fue lo que me sucedió esa mañana. Me senté en un asiento de en- frente para ir viendo las intersecciones, para reconocer las calles ya que todavía me perdía. Como íbamos los dos solamente creí que el conductor me iba a hacer conversación, pero no. Parece que cuando me senté cerca, él más bien fijó la mirada en el carril por el que conducía. Lo mismo me pasó en el segundo camión. En el tercero, me senté en la parte de atrás. Ahora mi mirada se perdía viendo el sinfín de llanteras de Bexar County. Nunca en mi vida había visto tantas llanteras, pintadas todas con colores chillones y marcadas con inmensos rótulos de letra de molde negra. Había dos colores que dominaban: el amarillo y el naranja. Ese día creí haber aprendido algo muy importante. Los colores oficiales de los talleres de mecánica automotriz son el amarillo y el naranja. Cinco minutos antes de llegar a la agencia de empleo, el camión dio vuelta hacia la izquierda y entró en una calle con una ringlera de puestos de comida. En esos días no desayunaba. Para qué, mejor me guardaba el hambre hasta el almuerzo. Ya cuando el almuerzo se acercaba, también empezaba a ponerle mentirillas al asunto y me convencía de que era mejor esperar la cena. Mi pobre estómago pasaba resentido. Pero cuando se enojaba más era cuando iba al Burguer King, bien sabía que sólo café le iba a zampar. En los días en que no conseguía trabajo me iba al Burger King o al White Castle. Pero algo cambió la rutina esa mañana. Esperé dos horas en la agencia de empleos y nada. Ahí conocí a dos hondureños que andaban en las mismas, pero para ellos era más difícil porque no tenían papeles. Los primeros latinos que hablaban español. —Ah, usted sí que va a conseguir jale rápido —me dijo el más hablantín de los dos—. Con esa mica uno se salva. Yo no le respondí nada. —¿De dónde es usted, compa? —me preguntó el mayor y el menos insolente. —Soy de San Marcos —le dije con el mismo temor que siempre me daba al hablar de mi pueblo—, de San Marcos de… —Ah, usted es hondureño —dijo el hablantín como si hubiera descubierto un tesoro. —Sí, nacido y criado allá —les mentí. Adiviné que ellos pensaron en otro San Marcos. No me dieron tiempo de decirles que yo era de San Marcos, pero del estado de Yucatán. INVIERNO 2019


CUENTO

A partir de ese momento los dos comenzaron a acosarme con pasadas de cuates, casi a gritos, sin dejarme responderles, sin dejarme explicarles que no era de su país, hasta que minutos después se cansaron y terminaron reprochándome. —Usted no parece hondureño —se atrevió a decirme el más hablantín—. Los hondureños somos bien campechanos. —Ya déjalo, déjalo… —le aconsejó el mayor. Se aburrieron conmigo y salieron de la oficina. Como dos mapachines metidos en una casa, habían dejado todo en desorden. La muchacha encargada de la oficina abrió la ventanilla y creo que me dijo que tenía que aguantarlos todos los días. Eso fue lo poco que le entendí. En los días que no hallaba trabajo sentía que mi inglés iba empeorando. Cada día entendía menos. Estaba por irme cuando vi que los hondureños pasaron frente a la agencia de nuevo, como mapachines que no hallaban qué otro lugar invadir. Esperé a que despejaran la acera. La secretaria de la agencia se puso a reír y salió de su casilla para ir a curiosear. Era una chicana espigada con ojos de gata. La juventud le ayudaba a ser atractiva y el aburrimiento de la oficina le daba pretexto para ser simpática, por lo menos conmigo. Una vez pasadas las horas de ajetreo, entre las siete y ocho de la mañana, el lugar permanecía quieto como uno de esos sitios donde solamente se venden timbres y papel sellado. —Bueno, muchas gracias por todo —le dije en español. Siempre le insistía en español. —Un día de estos se va a decidir a hablar en español —le dije como regañándola moviendo el dedo índice. Ella muy simpática alzó la mano y también con el índice me dijo: —No, no, no… ¿Por qué le insistía? Ella era oriunda de estas partes, vaya a saber por cuántas generaciones, no tenía por qué hablar español. Yo en cambio, llevaba casi cinco años en un país de habla inglesa y no hablaba bien el inglés. Decidí no volver a molestarla con eso. Que cada quien se comunicara como mejor pudiera. La rutina de la agencia laboral por las mañanas se estaba prolongando. El sólo pensar en regresar a casa me decepcionaba. No había de otra. A tomar los tres camiones de vuelta. El trayecto de regreso es mejor solamente por una razón: a una cuadra de la última parada está El Monkey. Abre a las diez de la mañana. En ese sector de la ciudad, si se le puede llamar ciuINVIERNO 2019

dad a esto, muy distanciado del centro, solamente se distinguen dos cosas muy urbanas: El Monkey, la cantina más muerta del mundo, y un enorme y altísimo tanque de agua en forma de hongo, pintado de blanco, con letras negras y grandes que rezan “Welcome to Bexar County”. Al fondo de esa postal del Southwest no hay nada, ni una sola lomita, ni una sola nube, solamente el cielo de un color celeste gastado por el sol y el vapor de la tierra. El calor es tal que no se tiene de otra más que buscar refugio en el primer enjambre con sombra que uno halle. Eso es El Monkey, un enjambre oscuro, sin reina, donde los machos tomamos cerveza tibia que sabe a jarabe de hemoglobina. Decía que la rutina de la agencia a la casa se estaba prolongando, y nada. En un par de ocasiones me contrataron unos teja- nos de adeveras, de esos que tienen el cuello colorado. Eran dueños de una compañía de construcción. Me negrearon hasta darse gusto. Les arreglé baños y cocinas. También les empedré un patio, eso fue fácil. Nadie como yo para enlosar pisos e instalar azulejos de baños. Pero también nadie como yo para ser torcido. Los teja- nos de la constructora se fueron a Dallas a hacer todo un complejo de condominios. El mismo día que fueron a buscar jornaleros para llevarnos a Dallas —nos iban a pagar un lugar donde quedarnos y todo— fue que perdí el camión de las cinco. Hay algo aquí en Bexar. Si uno pierde un camión, ya no hay de otra, se queda uno varado por lo menos una hora hasta que pase otro. Ese día llegué una hora tarde. La chicanita estaba hasta con lágrimas en los ojos porque supo la lipidia en que yo me encontraba. Me quiso dar unos dólares para que me rebuscara por una semana, pero no se los acepté. Me dio mucha vergüenza que una muchachita de veinte años me tuviera que dar dinero a mí, que ya iba a cumplir los treinta y cinco. Lo que sí le acepté fue que me llevara a una feria que estaban celebrando en Culebra. Así son los nombres en Bexar County. Según ella, en esa feria podía conseguir trabajo. Llegamos y nos acomodamos cerca de un puesto de comida y cerveza. Pasé casi todo el día con ella. De verdad que la estaba pasando muy bien, pero como ya es de esperarse, siempre tiene que suceder algo para estropearlo. Como andaba ya con un par de cervezas encima, traté de besarla y ella se enojó. Se fue y me quedé sin ride y con tres dólares en el bolsillo. No era para tanto, pensé yo. Sólo quise darle un beso. Pero bueno, así sucedió. Esa misma tarde, esa misma noche, mis días iban a cambiar por comcontratiempo

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DESHORAS

pleto. Caminé por el parque, que era muy grande, y me perdí ya cuando oscureció. Casi todo mundo se había ido. Solamente quedaban unas cuantas camionetas en el estacionamiento. Fui hacia unos árboles tupidos para orinar las cervezas, y de lo oscuro salió un tipo inmenso con un sombrero vaquero. Se dio cuenta de que me había asustado y se puso a reír. —No se me asuste, compadre —me dijo con la sonrisa de oreja a oreja—, mire que se puede hacer en los pantalones. No tuve tiempo de hacerle ningún comentario. Me metí entre los arbustos y me deshice de todas las cervezas. Terminé lo más pronto que pude porque se me ocurrió que él podía llevarme de regreso a Bexar, que quedaba a más de una hora de distancia. Salí corriendo y me dirigí al estacionamiento. Por suerte el tipo estaba ahí todavía, acabándose lo que le quedaba de una botella de tequila. Arrojó el envase vacío al césped y me sonrió de nuevo. —¿Quiúbole, compadre? ¿Lo dejaron? Era obvio, ya todo mundo se marchaba y yo me le quedaba viendo como can perdido. —¿Me puede llevar a Bexar? —le pregunté sin rodeos. —Mire —me dijo con mucha parsimonia—, yo lo puedo llevar pero si me promete que me va a ayudar con alguito. —Usted sólo diga —le respondí para seguirle el ánimo—. ¿En qué puedo ayudarlo? —Mire, llevo dos días de andar pistiando y me da miedo manejar de noche porque los policías de por aquí son bien perros. Si maneja usted, lo llevo a donde sea y luego nos arreglamos. —Hecho —le dije, y me trepé. Tenía la camioneta más grande que había visto en mi vida, para subir casi se necesitaba una escalerilla. La cabina trasera de pasajeros era muy cómoda y tenía el aspecto de no ser usada mucho. Obviamente no era una camioneta de trabajo. Manejé a poca velocidad. El tipo cerraba los ojos pero no iba durmiendo, de reojo se fijaba en las calles. —Mire —me dijo—, usted sólo maneje y cuando vea el tanque que dice Welcome to Bexar County, doble a la derecha. Ahí mismito vivo. Entonces me empezó a dar miedo. Era demasiada coincidencia. Cuando llegamos al edificio me dio a pasar. Me dijo: —Pase que usted es mi invitado esta noche. Estuve a punto de decirle que yo también vivía ahí, pero me calló con la mirada. Al entrar al departamento sentí un tufo y un escalofrío que me

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hicieron sudar. El tipo tiró el sombrero a un rincón, sacó otra botella de tequila de abajo del cojín de un sofá, la destapó y se la metió en la boca y, de un solo salto, se echó al sillón. El tufo iba empeorando. De un cuarto al fondo se oían ruidos. Luego me dio más miedo cuando vi que quien salía del cuarto era la chicanita de la agencia de viajes. Se había bañado y cambiado de ropa. El tipo obviamente notó que yo estaba confundido y me dijo: —¿Sabe qué compa?, usted solamente vaya al baño y me limpia la tina. Y a ese chancho que está ahí, lo tira por la ventana. No diga nada, que dos pinches paisanos lo están esperando abajo. En la tina estaba un viejo desnucado. No me dio tiempo ni de pensarlo y ni de dudarlo, ya era muy tarde, seguí las instrucciones. —Está bien pesado —dije, y como pude arrastré al viejo hasta la ventana. No quise ver cuando cayera al concreto. Sólo oí como si un chancho hubiera caído de panza. —Welcome to Bexar County —me dijo el tipo. Me pasó la botella de tequila y se puso reír. —De ahora en adelante usted trabaja para mí. Abajo me esperaban los dos hondureños y la muchacha. —Apúrese compa —me dijo el más hablantín—, que nosotros no tenemos licencia. La chicanita se puso a reír. De la paila de la troca se venía el tufo y los dos hondureños no dejaban de hablar en la cabina trasera. La chicana sacó algo de su bolso y se me acercó con cariño. Me tomó de la cara y me dio un beso en la boca. Luego me puso mentol en la nariz. —Aquí vienen a saldar las cuentas los deudores —me susurró al oído, en perfecto español.

León Leiva Gallardo Narrador y poeta hondureño, autor de Guadalajara de noche (2006) y La casa del cementerio (2008), novelas publicadas por Tusquets Editores; El pordiosero y el dios (MediaIsla Editores, 2017), que reúne una selección de su narrativa breve. Como poeta ha publicado Tríptico: tres lustros de poesía (MediaIsla Editores, 2015) y Breviario (Ediciones Estampa, 2015), la cual forma parte de la Colección Americana de la prestigiosa Galería Estampa de Madrid. En la actualidad colabora con las revistas El Beisman, contratiempo, de Chicago, y MediaIsla de Houston, Texas.

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POESIA EN ABRIL 2019

Ondas ABRIL 18 – 27

Contratiempo y DePaul University presentan MAYA ISLAS y DAVID HUERTA, homenajeados Artistas invitados: Diana Solís, Ricardo Mondragón, Ondrej Kovza Participan: Lina Ximena Aguirre, Yosie Crespo, Roxana Crisólogo, Victoria Cuacuas, Esther Geislerová, Wingston González, Katherine Hedeen, Ignacio Infante, Olivia Lott, María Paz Moreno, Sergio Humberto Ramírez, Vincent Velázquez, y de Chicago, Rey Andújar, Oriette D´Angelo, Silvia Goldman, Juana Goergen, Álvaro Hernando, Miguel Marzana, Harris Feinsod, Fermina Ponce, Lucina Schell, y más…


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