Carla issue 24

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clavos y pegamento, Unlikely e inmenso) y dos obras sobre Head sugiere una paleta de papel, todas ellas con campos artista deconstruida, un rostro de color rítmicos y geométricos cubista o una máscara cere­ compuestos por bloques rectanmonial geométrica y barroca gulares de colores vibrantes. teñida con colores que van Las cuadrículas pigmentadas desde el pastel verde menta de Whitney, que varían en tono al rojo sangriento. Con sus desde el aterciopelado hasta encantadoras imperfecciones el intensamente irradiante, (fragmentos de madera contraposeen una naturaleza sinfónica chapada separados se mezclan que deja al descubierto la con superficies ásperas y cadencia gestual de la mano del moteadas), la obra establece artista. Rehuyendo los géneros una conexión entre la utilidad estándar, estas cuadrículas de la materia artística y la desafían la minimización y al utilidad del cuerpo, ambas mismo tiempo adoptan el motivo susceptibles de desgastarse. más identificable del minim­a­ Esta “cabeza” recuerda nuestro lismo. Aunque no suponen propio y extraño estado de ser: necesariamente un alejamiento colectiva y singularmente aislado, drástico de la obra anterior vulnerable y deshilachado en del artista (sus cuadrículas las costuras. improvisadas han sido una Mientras tanto, la estructura compositiva caracexposición de Stanley Whitney terística durante décadas), en la galería Matthew Marks, estas abstracciones señalan How Black is That Blue [Cómo de una confianza en el gesto negro es ese azul], se muestra —una destreza muy practicada como una fuerza perceptiva análoga al dominio fluido de e hipnótica. La muestra se deleita un idioma—. Al igual que en el igualmente en la flexibilidad caso de Tuttle, esta familiaridad de la no representación, pero material nacida de la experiencia lo hace a una escala más monucrea un velo engañoso de mental. La exposición incluye facilidad y simplicidad —una nueve pinturas (oscilando cualidad que también se observa en tamaño entre moderado en la obra tardía de Tiziano, Stanley Whitney, Untitled [Sin título] (2020). Gouache sobre papel, 22 × 30 pulgadas. © Stanley Whitney. Imagen por cortesía del artista y de Matthew Marks Gallery.

descrita por el historiador David Rosand como “la capacidad de su arte para ocultar el arte”³. Dicho esto, aunque la monumental obra de Whitney Twenty twenty [Dos mil veinte] ciertamente personifica estas cualidades, también se presenta como una anormalidad estilística relativamente fuerte: la pintura orientada horizontalmente es, según la galería, uno de los tres únicos lienzos no cuadrados que el artista ha creado en más de 25 años. En este cuadro, los nodos rectangulares de color forman una cuadrícula casi imperceptiblemente inclinada, como si su eje estuviera a punto de resbalar y caer inminentemente. Bandas lineales de negro, ladrillo y azul intentan apuntalar su forma. A lo largo de toda la obra, las manchas y las gotas errantes infringen el espacio intersticial entre los colores, amplificando las percepciones rítmicas del tacto y la colisión. (Estos encuentros recuerdan el panorama de nuestros movimientos vigilantes de la época de Covid, donde el contacto gestual espontáneo se convierte en un acontecimiento de alto riesgo). Mientras que la vitalidad cromática general de Twenty twenty contradice la confusa tristeza del año, la atención de Whitney al espacio y la forma trasciende las ilustraciones didácticas, aludiendo en cambio a algo más complejo desde el punto de vista filosófico. Recordando el uso evocador de Tuttle de las formas antropomórficas, Whitney impregna igualmente sus pinceladas bidimensionales de significado epistemológico. Sus cuadrados, líneas y bordes sugieren esquinas, pasillos y salas; aquí, el artista ofrece una reflexión filosófica sobre la poética del espacio y lo que significa existir en él. La obra reciente de Tuttle y Whitney, boyante e

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