La India es un país de artesanos y comerciantes con una conocida tradición textil centenaria. Aunque a ojos occidentales, las condiciones de horarios y salario en las que se ven obligados a trabajar resultan impensables, los tejedores de seda de Varanasi agradecen resignados el poder desarrollar esta tarea. Miles de personas dedican su vida a este negocio desde el que importa los capullos en Bihar hasta el vendedor que exporta las prendas al extranjero, pasando por quienes tejen, tiñen o doblan y desdoblan. En estas pequeñas factorías familiares, la excepcional entrega de los productores aporta a cada prenda de seda encanto, magia, delicadeza, pasión.